—La dedicación de las basílicas de San Pedro del Vaticano y de San Pablo extramuros de Roma. La primera, habiendo sido ampliada y decorada por los mejores artistas del Renacimiento, fue consagrada por Urbano VIII en 1626; la segunda, reducida a cenizas por un violento incendio en 1823, fue reconstruida por los pontífices de la primera mitad del s. XIX y consagrada por Pío IX en 1854.

—San Román, que viendo al emperador Galerio que se preparaba a destruir una iglesia de Antioquía, aconsejó a los cristianos la resistencia, por la cual fué horriblemente martirizado, 303.

—San Hesiquio, soldado y m., que, oyendo un pregón por el cual se ordenaba que el que no ofreciese incienso a los ídolos dejase el cíngulo militar, tiró el suyo y fue arrojado al Orontes, Antioquía, 304.

—San Oriculo y otros cristianos martirizados en Ardennes (Francia) por los vándalos a principios del s. V.

—San Odón, ab. de Cluny y fundador de la Orden cluniacense, 942.

—Santo Tomás, monje, Antioquía, 782.

—San Múmolo, abad, diócesis de Meaux, s. VII.

—Beatos Leonardo Kimura, japonés, coadjutor de la Compañía; Andrés Tocuán, japonés; Cosme Tokea, coreano; Juan Xoum, japonés; Domingo Georgi, portugués, martirizados en el Japón, 1619.

—Beato Lorenzo Méndez, dominico portugués, 1280.