8 DE NOVIEMBRE



-Santos Claudio, Nicostrato. Sinforiano, Castorio y Simplicio, mártires, Roma. 302.

-La fiesta de los cuatro mártires Coronados, Severo, Severiano, Carpóforo y Victorino, hermanos. Sus nombren fueron conocidos más tarde por revelación divina, y por eso se les llamó al principio los Cuatro Coronados, Roma, 304.

-Beata María Crocifissa Satellico (1706-1745)

-San Deusdedit o Diosdado, papa, cuyo mérito fue tan grande que curó a un leproso con un beso, 618. Gobernó durante tres años, consagrado a reparar los daños causados por un terremoto.

-San Willehaldo, primer obispo de Brema, 789. Nacido en el Nortumberland, siguió a los misioneros anglosajones, que obtenían tantos éxitos en Germania. Comenzó sus predicaciones en 782 y en el lugar mismo de Dockune, donde poca antes había sido martirizado San Bonifacio. Recorrió el norte de Europa fundando iglesias y poniendo una y otra vez en peligro su vida. Una vez los paganos jugaron a los dados si debían matarle, y la suerte le favoreció; otra vez se salvó porque el hacha vino a dar en el cofre de reliquias que llevaba. Después de la conquista de Sajonia por los francos, Carlomagno se sirvió de él como pacificador de la tierra. Este glorioso misionero murió en 789.

-San Godofredo de Molincourt, obispo de Amiéns, Soissons, 1115.

- Beato Juan Duns Scot (1266-1308). Nació cerca de Melrose, Escocia, de noble familia. Es un célebre doctor en filosofía (Escolástica) y enseñó en Cambridge, Oxford, París y finalmente en Colonia, donde murió. Se le conoce por ser el principal responsable de la creencia de la Inmaculada Concepción. Sobre la obra monumental de este maestro, Pablo VI se declaró persuadido de que “este tesoro intelectual encierra las armas adecuadas para combatir eficazmente el ateísmo contemporáneo”.

- Beata Isabel de la Trinidad (1880-1906)

-San Mauro, obispo, Verdún, s. II.

-San Claro, monje, discípulo de San Martín, biografiado por Sulpicio Severo y cantado por San Paulino de Nola.

-San Gregorio, abad, Einsiedeln (Suiza), 996. Vástago de una familia real de Inglaterra, dejó a su esposa antes de consumar el matrimonio, marchó a Roma, tomó allí el hábito benedictino, y peregrinando luego hacia el Norte, llegó al monasterio de Einsiedeln, donde estableció un riguroso tenor de vida, que hizo de su comunidad un foco de reforma monástica en las regiones del Rin. Otón I, que era pariente suyo, le favoreció y le dió el título de príncipe del Imperio, 226.