27 DE JULIO

 

-San Pantaleón, médico, mártir, Nicomedia. 303.

-Santas Bartolomea Capitanio y Vicenta Gerosa († 1833,  1847)

-San Cristóbal, mártir, patrono de los conductores. La leyenda de este santo se resume toda en la etimología de su nombre. Es un joven licencioso, pagano, que recorre el mundo en busca de la felicidad, pero está preocupado de hallar la verdad y acallar su conciencia, que le reprende sus extravíos. Se pone a servir y no halla ningún amo que contente y satisfaga sus aspiraciones. Un día, después de mucho bregar por el mundo, se le hace encontradizo el mismo Jesucristo en figura de tierno niño que quiere pasar un río. Le toma en brazos el gigante y, al llegar a la orilla, Jesús se le descubre y le convierte; Cristóbal se bautiza y halla la felicidad que andaba buscando. La historia le hace soldado del ejército del emperador Cordiano. Se convierte en el reinado del emperador Felipe y muere asaeteado en la persecución de Decio, Licia, s. III. Según el rito mozárabe, con él padecieron diez mil cristianos.

-Santos Hermolao, Hermipo y Hermócrates, mártires, Nicomedia, s. IV. 

-Santos Félix, Julia y Jocunda.

-Santos Mauro, obispo de Bisceglia; Pantaleemón y Sergio, mártires, Italia. Martirizados en el siglo II.

-La memoria de muchos mártires en Arabia.

-Santos Jorge. Félix, Aurelio, Natalia y Liliosa, mártires. Nació San Aurelio en Córdoba, de padre musulmán y de madre cristiana, ambos ricos y principales. En la niñez quedó huérfano y le educó una tía suya. Casó con una virtuosa cristiana: Natalia, Amigos de este matrimonio era otro, muy fervoroso, Félix y Liliosa, después que tuvieron la fragilidad de negar su fe ante el cadí. Un día Aurelio fue testigo de un martirio, fuese a casa y avisó a su esposa de que era menester estar preparados para el martirio, pues no se haría esperar el tirano, que buscaba el exterminio de los cristianos en Córdoba. Félix y Liliosa oyeron con gozo esta noticia y también ellos se aprestaron al martirio con ayunos, oraciones y vigilias. Una visión celestial les vino a anunciar que morirían presto por la fe, pero que se les uniría un monje. Este fue San Félix. Abderramán II les mandó degollar en 852.

-San Teodomiro, monje y mártir; fue natural de Carmona. Deseoso de la perfección, vistió el hábito en uno de los monasterios de Córdoba. En 851 fue decapitado por los soldados del emir.

-Los Siete Hermanos Durmientes: Maximiano, Malco, Martiniano, Dionisio, Juan, Serapión y Constantino. Fueron unos nobles y ricos caballeros de Efeso, que acostumbraban tener largas horas de oración en las iglesias. Como tantos otros cristianos de aquellos días de persecución, distribuyeron ellos sus cuantiosos bienes entre los pobres, y reservando lo necesario para vivir, se ocultaron en el monte Oclón, esperando mejores tiempos. Decio pasó por Efeso en el año 250, sembrando el exterminio; le informaron de la vida de unos cristianos a quienes él había ya atormentado meses antes en la misma ciudad por negarse a sacrificar a Diana, y mandó en su busca. Los siete hermanos se echaron cierto día a dormir, después de haber pasado largas horas en oración, bien confiados de que no habían sido descubiertos por los soldados del tirano; pero los verdugos dieron con el escondite y cerraron la cueva a cal y canto, dejándoles morir allí de asfixia. Un criado que les servía tuvo cuidado de grabar sus nombres en la roca, y en el reinado de Teodosio, 408, fueron hallados y descubiertos sus sagrados cuerpos.

-San Eterio, obispo de Auxerre (Francia), hacia 570.

-Santa Antusa, virgen y mártir, Constantinopla, hija del emperador Constantino Coprónimo. Azotada y desterrada en la persecución que suscitó su padre contra los adoradores de las sagradas imágenes, volvió a Constantinopla después de muerto su padre, 775,