21 DE JULIO

 

-Santa Práxedes, virgen, hermana de Santa Pudenciana, Roma, 164.

-San Daniel, profeta, Babilonia, hacia 626 a. de J. C.

-San Lorenzo de Brindis, predicador y doctor de la Iglesia, 1619

-San Víctor, con tres compañeros mártires: Alejandro, Feliciano y Longinos. Marsella, 290.
Víctor era guardia del emperador Maximiano en el siglo III. Cuando el emperador descubrió que su guardia romano favorito era cristiano, lo sometió a diversas torturas. Un día, cuando Víctor estaba siendo torturado en el potro por negarse a adorar a los dioses paganos, se le apareció Jesucristo. Esa noche, Dios envió a sus ángeles a su celda y esto hizo que se convirtieran tres guardias de la prisión. Al día siguiente, el emperador Maximiano ordenó que se decapitara a los recién conversos. Víctor fue llevado nuevamente ante el emperador. Maximiano le ordenó al apaleado hombre que ofreciera incienso a Júpiter. Víctor pateó la estatua y esto enfureció al emperador. Entonces, ordenó que le cortaran un pie con un hacha, antes de destrozarlo en la prensa. La piedra de amolar se rompió a la mitad de la ejecución, sin embrago, Víctor, parcialmente pulverizado, seguía con vida. Uno de sus verdugos sacó una espada y lo decapitó. Es patrono de las víctimas de tortura e invocado contra los problemas de los pies.

-Santa Julia, virgen y mártir, Troyes (Francia), 275.

-Santos Claudio, Justo, Jocundo y cinco compañeros mártires, Troyes, 275.

-San Zótico, obispo y mártir, Comana del Ponto, 204.

-San Arbogasto, obispo de Estrasburgo (Francia), 678.

-San Juan, mártir, Edesa (Asia Menor), s. VI, amigo y compañero de San Simeón Estilita.

-Santa Severa de Aquitania, virgen. Nacida de una ilustre familia, pero todavía más ilustre por sus virtudes, pues sus padres tuvieron otros dos hijos santos: San Modoaldo, arzobispo de Tréveris; Ita, esposa de Pipino el antiguo, y dos nietas, Gertrudis y Begga. Su hermano Madoaldo le vistió el velo de las vírgenes y le puso al frente de la abadía de San Sinforiano, que acababa de fundar junto al Mosela. En 621 Santa Severa fundó otro monasterio en Ville-Neuve, cerca de Tréveris, donde descansó en paz la bienaventurada virgen, 660.