Testigos de Jehová
 
Al principio se llamaron escudriñadores (v.), 
investigadores o estudiantes de la Biblia. Bajo el impulso de su segundo 
presidente, 1. F. Rutherford, decidieron en 1931, en el Congreso de Columbus, en 
Ohio, tomar este otro nombre.
Historia. El nombre de su fundador es Charles-Taze Russell (1852-1916). N. en 
Pittsburg (Pennsylvania, USA) de una familia de presbiterianos (v.). Frecuentó 
durante algún tiempo a los adventistas (v.), y de su manera de leer la Biblia 
tomó el gusto por los cálculos relativos al fin del mundo y a la vuelta de 
Cristo a la tierra, considerados ambos como próximos. En 1878 se separó de los 
adventistas y desde entonces se hizo llamar «pastor». Fundó un periódico: «La 
atalaya de Sión», y una sociedad: la «Sociedad de la Atalaya y de los 
manifiestos» (Watch Tower), que continúa siendo hoy día la razón o título social 
de la Asociación. Escribió mucho, en especial una obra en siete volúmenes, 
«Estudios de las Escrituras». Viajó no sólo por los Estados Unidos, sino por 
Canadá, Europa, Asia Menor, Rusia y Extremo Oriente, pronunciando alrededor de 
30.000 discursos y fundando mil doscientos grupos de estudiantes de la Biblia. 
Racionalizó la propaganda con un sentido muy agudo de la publicidad. Fue él 
quien inventó el sistema de propaganda de «puerta en puerta», que continúa 
siendo en nuestros días el instrumento más eficaz de su trabajo de expansión. En 
1911 anunció que el año 1914 vería el fin del «tiempo de los Gentiles» y eI 
principio del «millenium». En 1913 dio a sus 25.000 adeptos el nombre de 
«Asociación internacional de los estudiantes de la Biblia».
Russell había fundado en Brooklyn, suburbio de Nueva York, una imprenta y una 
editorial. El director de la imprenta, loseph Franklin Rutherford (1868-1942), 
fue quien se puso al frente del movimiento en 1917, después de la muerte de 
Russell. Bajo su enérgico impulso, los t. conocieron un gran desarrollo. En 1919 
creó un periódico bimensual que terminará siendo el «Despertaos». Para difundir 
sus ideas utilizó mucho la radio y después el disco. Escribió una veintena de 
libros y unos ochenta folletos, en los que trata, modificándolas, de las 
predicciones de Russell sobre la próxima venida de Cristo. Dirigió con violencia 
diversas campañas contra las confesiones cristianas, sobre todo contra la 
católica, englobadas todas bajo el nombre, despectivo en su intención, de 
«cristiandad». Es él sobre todo el que ha dado a la secta el carácter combativo 
que tiene por todas partes. También ha sido él el que ha hecho de ella, según su 
expresión, una «teocracia»; es decir, en teoría, una empresa directamente 
dirigida por Dios; y, en la práctica, una organización centralizada en la que la 
elección ha sido reemplazada por el nombramiento a todos los niveles de una 
jerarquía rígidamente estructurada y autoritaria. Su carácter despótico ha 
ocasionado buen número de escisiones -aproximadamente una decena-, en particular 
la del dirigente de los t. de Ginebra, A. Freytag, que en 1920 se separó de 
Rutherford para fundar su propia agrupación, «Los amigos del hombre», menos 
doctrinarios y que quieren ser más persuasivos que discutidores. En 1920, 
Rutherford había anunciado para 1925 la vuelta de los patriarcas Abraham, Isaac 
y Jacob, y les hizo construir en San Diego (California) una bella morada, «La 
Casa de los Príncipes». Allí pasó sus últimos años y m. en 1942.
Su sucesor es el actual presidente de los t., NathanOmer Knorr (n. en 1905). En 
los métodos de propaganda ha introducido más cortesía y menos agresividad. Ha 
mantenido y reforzado la centralización y la organización. Bajo su dirección han 
sido publicados los libros más difundidos actualmente por la secta: La verdad os 
hará libres (1943), El reino se ha acercado (1944), Que Dios sea reconocido como 
verdadero (1946), Equipado para todas las buenas obras (1951), etc., y una 
multitud de folletos y de hojas. Pero no ha firmado nada con su nombre; más aún, 
ha decretado que, en lo sucesivo, todas las publicaciones fueran anónimas. Bajo 
su gobierno, los t. han editado su propia traducción (inglesa) de la Biblia: Las 
Santas Escrituras: traducción del mundo nuevo (1950-61). Ha impulsado las 
reuniones bíblicas a domicilio, las reuniones nacionales e internacionales; esto 
hace que los adeptos estén constantemente alertas para preparar la reunión o el 
congreso de. mañana o de pasado mañana. Ha dado mucha importancia a la formación 
de los propagandistas con el fin de que estén bien instruidos en las doctrinas 
de la secta y no corran el riesgo de entregarse a la inspiración personal en su 
propaganda.
En 1974 tenían aproximadamente millón y medio de adeptos.
Organización. Todo verdadero t. va de puerta en puerta o a la calle a vender las 
publicaciones de la secta y a recitar un sermón que ha aprendido y que debe 
durar de tres a ocho minutos. Hay dos categorías de propagandistas: los 
pioneros, que deben consagrar a este trabajo por lo menos cien horas al mes 
(algunos emplean ciento cincuenta horas), y son modestamente retribuidos; los 
proclamadores, que emplean de diez a quince horas al mes. No reciben ninguna 
retribución, pero, igual que los pioneros, pueden obtener alguna ganancia según 
las publicaciones que vendan; otras las dan gratuitamente. Pioneros y 
proclamadores toman nota minuciosamente de sus actividades: personas visitadas, 
publicaciones vendidas. Cada uno informa de su trabajo al escalón superior y 
esto se transforma en estadísticas, cuadros y gráficos: presentados a los 
propagandistas, estos resultados deben actuar como estimulantes de la emulación 
entre los individuos y entre los grupos.
La unidad de base del movimiento se llama el grupo, constituido por los t. de 
una misma localidad. Tienen cinco reuniones por semana. La del domingo está 
abierta a los simpatizantes y consiste habitualmente en un discurso. Las otras 
son reuniones de estudios en torno a un libro o a un periódico de la secta. En 
un nivel superior, está el circuito, que engloba de diez a veinte grupos 
locales; después el distrito, que corresponde a una vasta región y 
frecuentemente a un país entero; luego la sucursal, y, finalmente, en el escalón 
supremo está la Sociedad con su oficina de dirección; un directotio de siete 
miembros y el presidente. El centro mundial está en Nueva York.
Formación. La formación de los propagandistas superiores se hace en Nueva York, 
en una casa llamada Béthel y en otra llamada Galaad, en donde residen los 
misioneros destinados a los países extranjeros y los pioneros de todos los 
países cuyo valor se ha reconocido, y a quienes se paga viajes y permanencia: 
cada año hay dos sesiones de cinco meses durante las cuales se enseñan las 
técnicas de difusión, la palabra pública, una lengua extranjera y la manera 
jehovista de leer la Biblia. En el resto del mundo, los candidatos responsables 
tienen a su disposición las «escuelas del ministerio teocrático», en donde 
siguen cursos semanales.
Propaganda. Su objetivo es reclutar adeptos y llevarlos a que se comprometan 
cada vez más en el movimiento. Para esto se hace una primera visita a domicilio 
y se presentan algunos impresos. Se hace una segunda visita «complementaria» 
para invitar a proseguir el estudio de la publicación. Tercera etapa: invitación 
a participar en un estudio bíblico a domicilio. Cuarta etapa: el simpatizante 
toma parte en algunas reuniones y se convence de la doctrina esencial: el mundo 
actual se acerca a su fin, la batalla decisiva es inminente; hay que salvarse de 
la cólera de Dios adhiriéndose a la Sociedad del Mundo Nuevo. El adepto 
convencido se compromete con los propagandistas. Finalmente expresa públicamente 
su vinculación con la secta recibiendo un bautismo por inmersión.
Doctrina. Los t. sólo tienen en común con los otros cristianos la fe en el Dios 
único. Niegan la Trinidad, doctrina -dicen. inventada por Satán. Jesucristo, 
según ellos, no es ;Dios, sino sólo «la primera de las creaturas»; antes de su 
venida a la tierra, era un arcángel, el arcángel San Miguel; se hizo Mesías en 
el momento de su bautismo por Juan; después de su muerte se ha hecho de nuevo 
una creatura espiritual y ha tomado un cuerpo aparente para aparecerse a sus 
discípulos. El alma humana, dicen, no es ni espiritual ni inmortal; no es 
diferente de la de los animales y morirá con el cuerpo.
El destino de la humanidad es el objeto esencial de la predicación de los 
testigos. En este destino, asignan a Satán un papel primordial: es él el que ha 
creado «la religión», empresa, a su juicio, idolátrica; quien dirige e inspira a 
todos los Estados, a la ONU, a todos los grupos religiosos y civiles. Entre 1914 
y 1918 fue expulsado de los cielos y precipitado sobre la tierra. Pero desde 
1914, «Cristo Jesús fue investido del poder real y comenzó a reinar». Jehovah se 
ha suscitado «testigos» para ganar a todos los hombres y reunirlos en un reino 
destinado a reemplazar a los gobiernos terrestres actuales, que pronto serán 
destruidos en una batalla decisiva o batalla de Harmaguedon. La función de los 
t. no es la de convertir al mundo al cristianismo, empresa que juzgan imposible, 
sino la de «denunciar sin miramientos los falsos principios blasfemos de todas 
las religiones» y la de anunciar a los hombres de buena voluntad la venida del 
Reino. No todos esperan ir al cielo: sólo un número restringido de fieles tendrá 
esta gloria, 144.000 exactamente (algunos personajes del A. T., los Apóstoles y 
un cierto número de testigos). Los demás justos vivirán eternamente aquí abajo, 
en una tierra renovada. En cuanto a los que no se hayan adherido al Reino 
teocrático, serán aniquilados.
La Biblia. Los t. creen encontrar en la Biblia «tomada al pie de la letra» todas 
estas doctrinas, así como sus ideas sobre la fecha de la creación (46.028 años 
a. C.), la fecha del fin del «tiempo de las naciones» y del «restablecimiento de 
la teocracia de Jehovah» por medio de la vuelta invisible de Cristo a la tierra 
(1914), la proximidad de los «mil años» del reinado glorioso de Cristo sobre el 
mundo después de la batalla de Harmaguedon, etc. Para presentar así las cosas, 
se basan en algunos textos de los libros proféticos y apocalípticos, y 
relacionándolos arbitrariamente e interpretándolos a su manera. Así, p. ej., 
para negar la divinidad de Jesús, falsifican la traducción de algunos textos (p. 
ej., lo 1,1 lo traducen como «En el principio la Palabra existía y la Palabra 
estaba con Dios, y la Palabra era un dios»; y Col 2,9 lo vierten así: «En él -en 
Cristo- habita toda la plenitud de la cualidad divina para el cuerpo», en vez de 
«En él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad»). Deforman el 
sentido de otros textos sacándolos de su contexto. Interpretan algunos pasajes 
despreciando el sentido obvio (p. ej., Mt 16,16-18 lo traducen: «Tú eres Pedro y 
sobre esta piedra (que soy yo mismo) construiré mi congregación»). Su método 
consiste en afirmar una tesis que les es propia y en interpretar los textos en 
función de esta ideología. Se sirven de la Biblia como de un arsenal de donde 
sacan las armas contra las confesiones cristianas: esta empresa de denigración 
ocupa la mayor parte de sus libros y folletos. La energía de su afirmación, 
unida a la ignorancia bíblica de muchos cristianos, explica el éxito que 
obtienen entre personas culturalmente poco desarrolladas.
La Sociedad. Los t. son objetores de conciencia y se niegan no sólo al servicio 
militar, sino también al servicio civil, pues todos los gobiernos, dicen, son 
satánicos y no se puede servir a Satán. Por esta razón se niegan a saludar a la 
bandera, emblema de Satán; se abstienen de participar en las elecciones y se 
mantienen al margen de toda actividad política o social, etc. No celebran las 
fiestas civiles ni las cristianas, porque todas, dicen, son de origen pagano y 
satánico. Sólo conmemoran la muerte de Jesús, el 14 de nisán, después de la 
puesta del sol.
HENRI-CHARLES CHÉRY. 
 
BIBL.: K. ALGERMISSEN, Iglesia católica y 
confesiones cristianas, Madrid 1964, 1242-1258; M. BENOIT LAVAUD, Sectes 
modernes et lo¡ catholique, París 1954, 194 ss.; G. HEBERT, Les Témoins de 
Jehovah. Essai critique d'histoire et de doctrine, Montreal 1960; L. RUMBLE, The 
Incredible Creed ol Jehova's Witnesses, Saint Paul (Minnesota) s. a.; H. VERRIER, 
L'Église devant les Témoins de Jehovah, Raismes 1957; P. SIWEK, Herejías y 
supersticiones de hoy, Barcelona 1965, 141-184.
 
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991