Santiago el Mayor, Apóstol

Su nombre deriva por síncopa de Sancti Iacob: Sant Yacob, Santiago. La etimología de lacob parece ser doble: una real: «Él (Dios) protege o guarda» (árabe y etíope `amaba, guardar); otra popular, el suplantador (v. IACOB).

1. Datos bíblicos. Hijo de Zebedeo (Mt 4,21; 10,2; Me 1,19; 3,17) y por Mt 27,56, comparado con Me 15,40; 16,1 y lo 19,25, podemos colegir que su madre se llamaba Salomé, hermana (en sentido lato, pariente) de la madre de Jesús, con lo que resulta lícito deducir que era de la familia de Jesús y descendiente de David. Hermano del apóstol San Juan (Mt 17,1; Me 3,17; 5,37; Act 12,2) y al parecer mayor, pues, nombrado juntamente con él: a) le precede ordinariamente (Mt 4,21; 10,2; 17,1; Me 1,19.29; 3,17; 5,37; 9,2; 10,35.41; 13,3; 14,33; Le 5,10; 6,14; 9,54), y b) a Juan se le llama en los Evangelios «el hermano de Santiago» (Mt 4,21; 10,2; 17,1; Me 1,19; 3,17; 5,37).
Era pescador en el mar de Galilea en sociedad con Pedro y Andrés (Mt 4,18-21; Le 5,10). Su posición familiar era desahogada, tenían jornaleros (Me 1,20) y si «el otro discípulo» «al que amaba Jesús» ha de ser identificado con su hermano Juan, tenían una casa en Jerusalén (lo 19,27) y eran conocidos en la capital (lo 18,16). Su formación debió de ser esmerada, la misma que su hermano, y, como éste, es natural que fuese discípulo de Juan el Bautista (lo 1,35-40) antes de ser llamado por Jesús (lo 1,40-41) juntamente con su hermano, mientras estaban dedicados al trabajo de la pesca con su padre (única vez que aparece en los Evangelios) y que no se opuso a su vocación (Mt 4,21; Me 1,19). Durante la vida pública del Maestro, fue uno de los predilectos: testigo: «de la Pasión y participante de su Gloria» (1 Pet 5,1), de la Transfiguración (Mt 17,1; Me 9,2; Le 9,28), de la resurrécción de la hija de Jairo (Me 5,37; Le 8,51) y de la agonía en el huerto (Mt 26,37; Me 14,14). Uno de los cuatro que oyeron de labios del Maestro la historia profética del Reino de Dios (Me 13,3).
Por su espíritu ardoroso, Jesús le puso junto con su hermano el sobrenombre de «Boanerges» o «hijos del trueno», los fogosos, los impetuosos (Me 3,17) y lo merecieron por su modo violento de reaccionar ante la oposición: Así cuando en una aldea de samaritanos no quisieron recibir al Maestro, S. y Juan dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?» (Le 9,51 ss.). En otra ocasión se presentaron a Jesús pidiendo los dos primeros puestos en el Reino, suscitando la indignación de los demás discípulos y una lección del Maestro sobre el espíritu del Hijo del hombre (Mi 20,20-28; Me 10,35-45).
El Señor le hizo su Apóstol y le envió a predicar en compañía de su hermano (Le 10,1; Mi 10,2 ss.) durante su ministerio público, dándole potestad para curar enfermedades y arrojar demonios (Me 3,13-17; Le 6,1314; Mt 10,1-4).
Después de la Resurrección le encontramos entre los Apóstoles en Galilea (lo 21,2) y en Jerusalén (Act 1,13); pero los papeles se han trastocado: pasa a un tercer lugar (Act 1,13, Le 8,51; 9,28), a ser «Santiago el hermano de Juan» (Act 12,2), debido a la preponderancia de Juan en la Iglesia primitiva y a su muerte prematura. S. Juan lo cita dos veces en su Evangelio pero nunca menciona su nombre (lo 1,40 s.; 21,2).
Nada nos dicen los Hechos explícitamente de su predicación, contentándose con narrar su muerte a espada por orden de Herodes Agripa I (Act 12,2). La decapitación hace suponer que se adujeron para su muerte motivos políticos: predicación contra los fundamentos del Estado con perturbación de la paz pública e incitación a la rebelión, más bien que religiosos, cuya pena hubiese sido la lapidación.
Fue el protomártir de los Apóstoles, único cuyo martirio se narra en la S. E. y que debió de acontecer el a. 44 (Act 12,1-3; 12,19-23).

2. Datos extrabíblicos. Los Hechos apócrifos aportan una narración legendaria sobre su predicación acerca de la mesianidad de Jesús «conforme a las Escrituras» (1 Cor 15,3-4) y de su poder sobre los demonios y enfermedades (Mt 10,1). Nos dicen que un escriba llamado tosías fue quien le llevó a Herodes, que le condenó a ser decapitado. Que el acusador se arrepintió, le pidió perdón que S. le otorgó con un beso de paz, que le bautizó y que ambos fueron decapitados juntos (Histor. Abdías, 1,4). Lo del perdón otorgado al denunciante, que demuestra que S. había asimilado «el espíritu del Hijo del hombre» (Le 9,55 ss.), lo cuenta ya Clemente de Alejandría y lo repite Eusebio (Hist. Eccl., 11,9,1-3).
La liturgia romana celebra su fiesta el 25 de julio.


J. A. OÑATE OJEDA.
 

BIBL.: V. ERMONI, en F. VIGOUROUX, la Bible; J. CONZÁLEZ-ECHEGARAY, Santiago el Mayor, en Enc. Bibl. VI,473-476; H. LECLERCQ y F. CABROL, en DACL VI1,2089-2109 y V,412-414; J. FERNÁNDEz ALONSO, en Bibl. Santt. VI,364-388; A. LóPEz FERREIRO, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago de Compostela, Santiago 1898; Z. GARCÍA VILLADA, Historia eclesiástica de España, Madrid 1929-36; 1. PÉREZ DE URBEL, orígenes del culto de Santiago en España, «Hispania Sacra» 5 (1952) 1-31; J. GUERRA CAMPOS, Roma y Santiago, Santiago 1954; T. D. KENDRICIC, St. James in Spain, Londres 1960.
 

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991