Plymouth, Hermanos de
Son una agrupación protestante que se estableció por primera vez en la ciudad de Plymouth en la costa sudoeste de Inglaterra en 1830. Con la excepción de los cuáqueros (v.), son quizá la secta protestante más extrema en su repudio de todos los usos eclesiásticos tradicionales, en supuesta obediencia a un acatamiento literal a las prescripciones de la S. E. En efecto, algunos llevan este acatamiento a tal punto que difícilmente pueden concordar con la vida de sus familiares y vecinos, y constituyen un verdadero problema social.
1. Extensión. Los h. de P. ponen en práctica su devoción literal a las palabras de la Biblia al negarse a suministrar estadística alguna sobre el número de sus adherentes. Esta actitud la basan en el capítulo 24 del Segúndo Libro de Samuel, donde Dios prohíbe al Rey David hacer un censo del pueblo, y castiga su desobediencia como seña de un espíritu de vanagloria y una falta de confianza en su Providencia. No obstante, se estima su número actual en 35.000 en América y 250.000 en Europa, principalmente en Inglaterra, Irlanda, Suiza, Francia e Italia (cifras del World Christian Handbook, Londres 1967). Tienen obras misioneras en la India, África y Sudamérica.
2. Origen. A principios del s. XIX, la vida
espiritual del cristianismo en Inglaterra había llegado a un nivel muy bajo. Es
verdad que el metodismo (v.) trajo una nueva corriente de devoción, con la
predicación fervorosa del Evangelio. En la iglesia anglicana establecida,
también, el Movimiento Evangélico despertaba la piedad rutinaria de muchas
parroquias. Además, el movimiento de Oxford (v.) empezaba a devolver a la
Iglesia de Inglaterra, tanto en la fe como en el culto, gran parte de su
herencia católica que hubo sobrevivido a la separación de Roma efectuada por los
reyes del s. XVI. Pero había algunos a quienes ninguno de estos movimientos
satisficieron, sobre todo por su falta de énfasis apocalíptico, y de predicación
de la segunda venida del Señor.
Entre ellos se encuentra un tal John Nelson Darby (1800-82), abogado, que bajo
un fuerte entusiasmo religioso se hizo pastor en la comunidad anglicana de
Irlanda. Junto con Edward Cronin, un antiguo católico que había abandonado la
comunión con Roma, instituyeron en Dublín pequeñas reuniones dominicales, que se
distinguieron de otros cultos protestantes sobre todo por hacer de la «fracción
del pan» su actividad principal. Al principio, como todos los heresiarcas, no
quiso fundar una secta nueva, sino solamente que sus ideas actuasen de levadura
en las denominaciones ya existentes, pero la lógica de la situación terminó
inevitablemente en el separatismo. Por sus dotes personales, su piedad y su
sabiduría, Darby pronto consiguió mucha influencia y sus escritos propagaron el
movimiento ampliamente en el mundo exterior. En 1827 abandonó el anglicanismo y
se dedicó al evangelismo libre, predicando en inglés, francés y alemán. Hizo
giras misioneras en Suiza, Alemania y Norteamérica. Visitó París, Oxford y
Cambridge, y por fin se estableció en Plymouth, que llegó a ser el centro del
movimiento, y donde sus adeptos recibieron por primera vez el nombre de
hermanos. También se llamaron darbistas, del nombre de su fundador principal,
sobre todo en el continente de Europa.
Quizá el más célebre de sus adherentes fue George Müller (1805-98), filántropo
de origen alemán, que se estableció en el sudoeste de Inglaterra en 1829, y
fundó en Bristol un importante asilo de huérfanos. Otros h. de P. notables por
sus servicios a la humanidad son Samuel Prideaux Tregelles (1813-75) quien,
siendo un obrero (herrero) sin instrucción, aprendió por su cuenta el hebreo, el
griego y el caldeo, e hizo una edición crítica del N. T. en griego; y el
científico Philip Henry Gosse (1810-88) quien, además de ser zoólogo eximio, fue
padre de una familia célebre en las letras inglesas. La autobiografía del hijo
del último, Edmund William Gosse (1849-1928), titulada Father and Son, 1908,
presenta un retrato muy revelador de la vida familiar entre los h. de P., y
demuestra cómo la austeridad de los conceptos religiosos del padre alejó al hijo
del cristianismo.
3. Historia. Al principio del movimiento, los h. de
P. aceptaron a todos los que buscaban una vida cristiana más espiritual, con
miras a la segunda venida del Señor, sin necesidad de abandonar la comunión
religiosa a la que pertenecían. Pronto surgieron controversias sobre la manera
de concebir la humanidad de Cristo, y se separaron en varias ramas, cada una
manteniendo ciertas normas de ortodoxia rigurosas, y negando todo trato con los
otros miembros de la secta cuyas opiniones consideraban heterodoxas. Pero el
punto neurálgico en las controversias entre los h. de P. ha sido siempre, sobre
todo, el problema de las relaciones con el resto de la humanidad, perdida en las
tinieblas del pecado y del error, mientras que -ellos- se consideran como pueblo
elegido de Dios y los únicos seres humanos que quedan fieles a sus leyes
expuestas en la Biblia. Algunos, los Open Brethren (Hermanos Abiertos), aceptan
relaciones con los de fuera en tanto que éstos no se oponen activamente a sus
doctrinas. Pero otros, los Exclusive Brethren (Hermanos Exclusivos), no admiten
trato alguno, fuera de lo estrictamente necesario, con personas ajenas a la
secta, o mejor dicho, a su rama de la secta. Fácil es concebir los graves
problemas sociales que esta regla suscita en la vida familiar y social. No
faltan casos muy trágicos donde aun entre esposos, o entre padres e hijos, no se
permite a un familiar «no creyente» siquiera sentarse a la mesa con los
«elegidos de Dios», y de vez en cuando la prensa inglesa se ocupa del asunto. La
reserva en suministrar estadísticas, a la cual ya nos hemos referido, hace
difícil estimar las proporciones relativas de los «abiertos» y de los
«exclusivos» y hay que tener en cuenta también que estas dos agrupaciones tienen
numerosas subdivisiones. El que escribe conocía una aldea inglesa de unos 1.100
hab. que contaba con cuatro grupos de h. de P., ninguno de los cuales tenía
relaciones con los otros tres.
Se estima que el 40% pertenece a los hermanos exclusivos. Con todo lo dicho, no
es sorprendente que los h. de P. no tomen parte en el movimiento ecuménico, ni
sean miembros del Consejo Mundial de las Iglesias.
4. Doctrina. Como todos los protestantes, los h. de
P. creen que la Santa Biblia, sin los libros deutero-canónicos, es la única
fuente y regla de la fe y práctica cristiana. La interpretación de las
escrituras la hace privadamente cada creyente, bajo la luz del Espíritu Santo.
Según los hermanos, la apostasía del judaísmo, que no reconoció en Jesús de
Nazaret el Mesías prometido, tiene un paralelo en el cristianismo, que ha
apostatado de la pureza original del N. T. Por eso, todo el cristianismo actual
queda bajo el desfavor de Dios. Tanto la Iglesia católica, como el luteranismo,
anglicanismo y todas las sectas protestantes ya existentes, están para ellos
igualmente corrompidas. Un punto cardinal en los errores del cristianismo
histórico sería, según los hermanos, la existencia de oficios ministeriales,
sean sacerdotes o pastores, que según los hermanos, impiden el acceso directo
del creyente a Dios. Por eso, entre ellos los ministros no son oficiales: son
creyentes que dicen haber recibido de Dios dones carismáticos que tienen que
ejercer según el Espíritu Santo disponga. Estos carismas no tienen ninguna
relación necesaria con oficio eclesiástico alguno, p. ej., con el oficio de
obispo o sacerdote, aunque se reconoce que el que desempeña un oficio
eclesiástico puede, accidentalmente, al mismo tiempo, ser recipiente del carisma
de Dios, como en el caso bíblico del diácono Esteban. Pero ningún hombre
-afirman-, ni cuerpo de hombres, desde los tiempos de los Apóstoles, ha tenido
el derecho de asignar tales oficios; y las iglesias donde tales pretensiones
existen están gravemente corrompidas. Frente a tal situación, la actitud del
cristiano sincero -concluyendebe ser la de abandonar la comunidad a la que
pertenezca. «Salid de en medio de ellos y separaos, dice el Señor» (1 Cor 6,17)
es el lema de los h. de P.
Su concepto de la Iglesia es el de una asociación libre de los «verdaderos
creyentes» con el fin de «partir el pan» y orar (Act 2,42). Teóricamente,
cualquier creyente tiene derecho a predicar o «partir el pan», pero en la
práctica no se observa universalmente esta libertad, y según el precepto de S.
Pablo, no se permite a las mujeres hablar en la iglesia. A pesar de su rechazo
del ministerio eclesiástico profesional, reconocen los dones que el Espíritu
Santo otorga a determinados individuos para desempeñar las tareas de pastor, y
los que se dedican exclusivamente a tales tareas tienen el derecho al
sostenimiento por las ofrendas libres y no solicitadas de los fieles.
Normalmente bautizan solamente a adultos creyentes, aunque se conoce, con el
precedente bíblico de la mujer de Tiatira, Lidia, que «fue bautizada con toda su
familia» (Act 16,15), el bautismo de familias enteras, incluso niños.
Celebran la «fracción del pan» cada primer día de la semana. No tienen liturgia
fija, y aun el empleo de las palabras de la institución de la Eucaristía por
Nuestro Señor no es obligatorio. El culto es extremadamente sencillo, y consiste
solamente en la lectura de la Biblia, la oración espontánea y la predicación.
Los asistentes permanecen sentados durante todo el rato.
En cuanto a la economía de la salvación su doctrina es estrictamente calvinista
(V. CALVINO Y CALVINISMO), y sostienen marcadamente el milenarismo (v.) en su
forma más literal. Su vida y costumbres siguen el modelo puritano de los
calvinistas. La secta ejerce un control riguroso sobre la conducta de sus
miembros y exige la «separación» no solamente de los pecados de los demás, sino
también de lo que consideran sus errores teológicos y aun, entre los más
extremos, de todo contacto en la vida diaria en cuanto que sea posible. Creen en
el reino de Cristo terrestre milenario que precederá el fin del mundo y los
hermanos serán los únicos entre los habitantes de la Tierra que reinarán con
Cristo.
RONALD BARON.
BIBL.: K. ALGERMISSEN, Iglesia católica y
confesiones cristianas, Madrid 1964, 1147-1150 (con bibl.); E. MOLLAND,
Christendom, Londres 1959; F. L. CROss, The Oxford Dictionary of the Christian
Church, Londres 1957; W. B. NEWBY, A History of the Plymouth Brethren, Londres
1902; E. GOSSE, Father and Son, Londres 1907; E. E. KELLETT, A Short History of
Religions, Londres 1933; J. S. TEULON, History and Teaching of the Plymouth
Brethren, Londres 1883.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991