MENDEL, GREGOR JOHANN


Religioso agustino, considerado fundador de la Genética (v.). Su obra representa, probablemente, la base más importante de la actual Biología
      Datos biográficos. N. el 22 jul. 1822 en Heinzendorf (hoy Hyncice), que entonces formaba parte de la Silesia austriaca y hoy de Checoslovaquia. Recibió en el Bautismo el nombre de Johann, tomando el de Gregor al entrar en el monasterio agustino de Brünn. Pertenecía a una familia de labradores de origen suavo que, aunque poseían tierras propias, tenían que trabajar en hacienda extraña. En la escuela local, el benévolo y enérgico maestro T. Makitta animó a sus padres para que le enviasen a la escuela parroquial de Leipnik, y más tarde al Inst. de Troppau, donde estuvo de 1834 a 1840. De allí pasó al Inst. de Filosofía de Olmütz (1840-43), preparatorio para entrar a la universidad; en este periodo tuvo varias afecciones, así como dificultades de tipo económico, que le impidieron seguir de un modo continuo los cursos en Olmütz
      Parecía que las circunstancias iban a impedir que M. diese fin a su instrucción científica; pero uno de sus profesores, Friedrich Franz, que le conocía bien, le orientó hacia la vida religiosa y le recomendó al abad del monasterio agustino de Brünn (actualmente Brno, Checoslovaquia). Ingresó como novicio el 9 oct. 1843. Después de tres años de estudios de Teología, que continuó posteriormente, fue ordenado el 6 ag. 1847. Aunque en un principio intentó desarrollar una labor como párroco de la rectoría de Brünn, su carácter modesto y retraído y su naturaleza enfermiza obligaron al abad Napp a trasladarle al campo de la enseñanza. Primero fue profesor suplente en la Escuela Superior de Znaim (Znojmo), con gran éxito, siendo extraordinariamente apreciado por los estudiantes. Necesitaba, para convertirse en profesor reconocido, obtener un certificado de la Univ. de Viena, previo examen que realizó en 1850. Fue suspendido, incluso en la prueba de Historia Natural, pero su inteligencia no pasó inadvertida y uno de sus examinadores aconsejó que se le diese la oportunidad de realizar un estudio más amplio. Según esto, el abad Napp decidió enviarle a la Univ. de Viena en 1851. De vuelta a Brünn, fue nombrado profesor sustituto en la escuela secundaria superior de esta ciudad. Al examinarse por segunda vez (1856), nuevamente fracasó. A partir de entonces se entregó, cada vez con más ahínco, en un rincón del jardín del monasterio, a los estudios experimentales en guisantes
      Al ser nombrado abad del convento en 1868, a la muerte del P. Napp, creyó que podría disponer de circunstancias más favorables para dedicarse a sus trabajos científicos, pero sucedió todo lo contrario. Fueron, primeramente, los numerosos asuntos de la Iglesia, las sociedades culturales, comisiones, etc., los que absorbieron su tiempo. Por otra parte, en 1872, el Estado promulgó unas disposiciones por las que se proponía aumentar los impuestos al monasterio. M. se opuso terminantemente a ello, luchó aislada y obstinadamente, lo que malgastó su salud y cambió su carácter. M. el 6 en. 1884 de una afección renal y cardiaca, estando presentes sus sobrinos más queridos, Alois y Ferdinand Schindler
      Mendel y la Genética. La ciencia, como los organismos, crece de un modo continuo, sin cambios bruscos; la originalidad completa no es posible ni en el reino de lo orgánico, ni en el mundo de las ideas. Por ello, si bien nadie duda de la importancia capital de la obra de M., se puede encontrar disparidad de criterios respecto a dónde encajar su obra en la historia de la Genética. Para unos, el redescubrimiento del trabajo de M. en 1900 supone el nacimiento de la ciencia de la herencia y estiman que M. es no el precursor, sino el verdadero fundador de la Genética. Para otros, en cambio, si bien es obvio que la Genética mendeliana no es más antigua que el mendelismo, no es totalmente correcto igualar a éste con la Genética, ya que las raíces de esta ciencia se hunden en la historia de la Biología. Pero no cabe duda que antes de M. no había ninguna teoría básica de laherencia que pudiese soportar las pruebas de una experimentación crítica bien planeada. Hasta entonces, los datos verdaderos estaban diluidos con numerosos errores, y teorías válidas se mezclan con nociones fantásticas, de tal modo que son difíciles de separar. Como indicó 1. Huxley (Genetics in the 20th Century, 1951): «el redescubrimiento de las leyes de Mendel ha transformado la Genética de una ciencia de incertidumbres, en una disciplina rigurosa, plena de facetas, que es la única rama de la Biología en la que se han trabado inducción y deducción, teoría y experimentación, observación y comparación, de la misma manera que lo ha sido desde hace muchos años en Física»
      El hecho de que M. llegase antes que nadie a unos resultados de tal importancia se debe en parte a que supo, en vez de trabajar el azar, centrar su interés en una sola planta y dedicar su atención a la conducta de uno, dos o tres pares de caracteres, estudiando sus resultados de un modo cuidadoso. Había sabido escoger el material de experimentación que presentaba caracteres constantes y bien definidos. En M. se aunaba, junto a un gran espíritu de observación y meticulosidad, una formación amplia de las materias que constituían entonces la Historia Natural y conocimientos matemáticos no corrientes en los naturalistas de la época. Sin embargo, su trabajo, que fue presentado a la Soc. Para El Estudio De Las Ciencias Naturales de Brünn el 8 feb. y el 8 mar. 1865 y publicado en las actas de la misma Sociedad el año siguiente con el nombre de Investigaciones sobre híbridos vegetales, pasó inadvertido durante 35 años, hasta que en 1900 fue redescubierto, al mismo tiempo, por tres investigadores: el holandés Hugo de Vries (v.), el alemán C. Correns y el austriaco E. Tschermak
      El olvido del trabajo de M. puede estribar en diferentes causas. Los científicos de aquel tiempo no estaban preparados para captar la importancia de tales ideas. Empleo de las Matemáticas en la experimentación botánica representó una barrera infranqueable para los botánicos de entonces. Cuando M. dio a conocer los resultados de sus experiencias, la figura de Darwin (v.) dominaba no sólo en el panorama de la Biología, sino en el de todas las ciencias, pudiendo llegar a ocultar lo que pareció modesta obra de M. Puede alegarse también que M. tuvo poca suerte al consultar sus resultados, sus problemas y experiencias con el prof. Nageli, quien en vez de apreciar el valor de aquel trabajo lo criticó desdeñosamente y trató a M. como a un simple aficionado, de tal forma que, cuando en 1884 Nageli publicó un libro sobre la herencia, ni siquiera mencionó el nombre de M
      La obra de Mendel. M. presentó sus resultados en un pequeño trabajo, ejemplo de metodología científica. Primeramente, hace una revisión bibliográfica que demuestra conocer la literatura científica respecto a la hibridación. Luego expone los motivos por los que decidió escoger distintas especies del género Pisum (guisante) como material de experimentación y el modo de clasificar y disponer los ensayos. Los caracteres que tuvo en cuenta fueron: 1) forma de las semillas maduras (lisas o rugosas); 2) color de los cotiledones de las semillas (amarillos o verdes); 3) color del tegumento seminal (blancos o grises); 4) forma de las vainas maduras (simplemente abovedadas o estranguladas); 5) color de las vainas inmaduras (verdes o amarillas); 6) posición de las flores (axilares o terminales); y 7) longitud del tallo (largos o cortos). En los resultados obtenidos, observa los siguientes hechos:1) En la mayor parte de los casos el híbrido (v.), obtenido al cruzar lo que él llamaba razas puras, es decir,individuos que al autofecundarlos originaban una descendencia toda igual e igual a los progenitores, no es intermedio, sino que se parece a uno de los padres. M. introdujo los términos dominantes y recesivos para describir este fenómeno. El carácter que aparece en el híbrido le denomina dominante y el del otro padre dice que es recesivo (principio de la dominancia)
      2) La descendencia obtenida por autofecundación de los híbridos no es uniforme, sino que en ella aparecen individuos que presentan el carácter dominante, e individuos que poseen el recesivo, en la proporción de tres de los primeros por cada uno de los segundos (principio de segregación)
      3) Cuando M. autofecunda esta última generación aprecia que los recesivos dan exclusivamente individuos recesivos, mientras que entre los dominantes, 1/3 no produce nada más que dominante y los otros 2/3 originan dominantes y recesivos en la proporción de 3: 1. Mendel, sin que entonces se conociese ni la existencia de cromosomas (v.), ni el mecanismo de formación de los gametos o células sexuales, intentó explicar los resultados que obtuvo considerando que los caracteres están determinados por unidades hereditarias -que más tarde se llamarían genes (v. GENÉTICA i)- que se trasmiten, sin ser modificadas, por los gametos, de generación en generación. M. simbolizó las unidades hereditarias por letras: mayúsculas para el factor dominante, minúsculas para el recesivo. Cada factor está en doble dosis en un individuo, pero los gametos producidos por él tienen una sola dosis. Un individuo puro tiene los dos factores iguales; y el híbrido, desiguales. Cuando un híbrido Aa se autofecunda da dos tipos diferentes de células sexuales con la misma probabilidad; unas llevan el factor A y otras el a. Un óvulo con A puede ser fecundado por un polen de tipo A, o por otro a; cada tipo de fecundación tiene la misma probabilidad. Lo mismo le puede ocurrir para el óvulo de la clase a
      4) Posteriormente, cruzó dos variedades que diferían en dos caracteres: forma de la semilla y color de los cotiledones. La descendencia apareció uniforme, e igual a la primera variedad (semilla lisa, y cotiledón amarillo). En los gametos producidos por los híbridos tiene que ir un representante de cada pareja de factores que determinan un carácter, por lo que resultan cuatro tipos de gametos, con igual probabilidad cada uno: AB, Ab, aB ab. La descendencia que resulte de la unión de estos gametos, en todas las combinaciones posibles, presentó los siguientes caracteres: semilla lisa y cotiledón amarillo, con una probabilidad de 9/16; semilla lisa y cotiledón verde, con una probabilidad de 3/16; semilla rugosa y cotiledón amarillo, con una probabilidad de 3/16; semilla rugosa y cotiledón verde, con una probabilidad de 1/16. Lo que confirma que los factores, que determinan cada carácter se trasmiten de generación en generación, de modo completamente independientes (principio de la recombinación). Realizó también cruces entre variedades que diferían en tres caracteres con resultados que confirmaban su hipótesis
      No es éste el único trabajo de M.; en 1869 presentó otra comunicación a la Soc. de Ciencias Naturales de Brünn con el nombre de Sobre los híbridos Hieracium obtenidos por fecundación artificial. Este género de planta no es un material apropiado para este tipo de experiencias; porque frecuentemente es partenogenético (v. PARTENOGÉNESIS) y los resultados no fueron los apetecidos. En la obra de M. se apoya toda la Genética actual, que es decir casi toda la Biología. Por ello, se hace figurar su nombre junto a los de Kepler, Copérnico, Newton, Darwin y otros que, como él, provocaron una trasformación radical en las ciencias de la Naturaleza. Se aunaban en M., al lado de este gran valor científico, las más altas cualidades humanas, que le hicieron amigo especialmente del pueblo. En su vida religiosa, quizá no predicó el cristianismo, pero indudablemente lo practicó
     
     

BIBL.: F. A. E. CREv, Fundamentos genéticos, Madrid 1968; G. MENDEL, H. DE VRIEs, E. CORRENS y E. TSCHERMAK, Cuatro estudios sobre Genética, Buenos Aires 1934; L. C. DUNN, Genetics in the 20th Century, Nueva York 1951; E. O. D0DSON, Mendel and the rediscocery of his ivork, «Sciences Monthly», 81 (1955) 187-95; C. STERN (ed.), The birth of genetics, «Genetics», 35 (1950) 1-47; G. RATTRAY TAYLOR, La ciencia de la vida. Historia gráfica de la Biología, Barcelona 1964; A. DE GARAY, La Genética Inendeliana, México 1968; R. TALICE, Mendel, Buenos Aires 1969; F. GONZÁLEZ, Gregor Johann Mendel, en Forjadores del mundo contemporáneo (dir. F. PÉREZ EMBID), 11, 3 ed. Barcelona 1965, 452-465

 

A.RODERO FRANGANILLO.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991