MARTIN DE PORRES, SAN


N. en Lima (Perú) el 9 dic. 1579, fruto de los amores del burgalés D. Juan de Porres, caballero de Alcántara, y Ana Velázquez, una criada negra de Panamá. Bautizado por D. Antonio Polanco, párroco de San Sebastián, como hijo de padre desconocido, D. Juan de Porres volvió sobre sus pasos y reconoció a su hijo mulato y a su hermana menor Juana; los llevó consigo a Guayaquil (Ecuador), preocupándose de su educación; nombrado Gobernador de Panamá, fue a Lima a recibir los despachos de manos del Virrey; llevó a Martín, y, después que S. Toribio Alonso de Mogrovejo (v.), arzobispo de Lima, administró el Sacramento de la Confirmación al niño, fue confiado a su madre, mientras el padre partía para el desempeño de su cargo. M., de nuevo en Lima, trabajó en la tienda de Mateo Pastor, negociante de especias y de hierbas medicinales; y estuvo al servicio de Marcelo Rivero, barbero-sangrador. Pronto sintió la vocación religiosa; ingresó en los dominicos, en calidad de lego, e hizo la profesión el 2 jun. 1603. Se cuenta que D. Juan de Porres, en uno de sus frecuentes viajes a Lima, se presentó en el convento del Rosario y, encarándose con el Prior, exclamó: « ¡Mi hijo ha nacido para arzobispo de Lima, no para la baja condición de lego! ». La humildad de fray M., vestido con su tosco sayal, venció, sin embargo, el orgullo de la nobleza herida. En realidad, vivía feliz en el convento, no abrigaba más aspiración que servir fielmente a Dios y al prójimo; su vida fue un conjunto de continuos servicios a los demás y de prodigios que el Señor obró por su mediación. El oficio que le asignan es siempre humilde y adecuado a su carácter: enfermero, limosnero... Una riada de mendigos le espera siempre en la portería. A los religiosos les cura las más malignas enfermedades. A todos sirve con amor inmenso. La caridad es su divisa: una caridad ardiente, inflamada, taumatúrgica.
      En Lima, capital del Virreinato, donde florece una constelación de santos (S. Rosa, S. Toribio, el beato Juan Macías, etc.), crece la fama de fray M., que predica con obras la verdad de la caridad. Su celda -declaró fray Cipriano de Medina en el proceso de beatificación- era la oficina de la caridad; y fray Juan de la Torre dice que se llamaba fray M. de P., pero lo que le cuadraba era fray Martín de la Caridad.
      M. el 3 nov. 1639. Todas las autoridades, civiles y religiosas, acudieron al entierro, llevando el féretro a hombros el Virrey y el Arzobispo, en medio de las plegarias rituales de la Comunidad y del llanto de la multitud. Porque, en verdad, fray M. era santo de multitudes, tanto vivo como después de muerto.
      Iniciado el proceso diocesano, Clemente IX firmó, el 10 dic. 1668, el Decreto de introducción del proceso apostólico; Clemente XIII, el 27 feb. 1763, declara heroicas sus virtudes; Gregorio XVI lo beatificó solemnemente el 29 oct. 1837; y Juan XXIII, el 6 mayo 1962, lo canonizó. Se celebra su fiesta el 3 de noviembre. M. es hoy uno de los santos más populares de la Iglesia, porque es símbolo de los valores que unen, por encima de todo, a la humanidad entera en el amor mutuo de los hijos de Dios.
     
      V. t.: DOMINICOS II
     
     

BIBL.: J. MELÉNDEZ, Tesoros verdaderos de las Indias, III, Roma 1682, 201-346; J. M. VALDÉS, Vida admirable del Bdo. Martín de P., natural de Lima y Donado Profeso del Convento del Rosario, Lima 1863; 26 ed. Lima 1945; J. C. KEARNS, The Life oj Bl. Martín de P., saintly American Negro and Patron of Social fustice, Nueva York 1937; J. TORNERO, El b. fr. Martín de P., apóstol de la fusucia Social, Caracas 1938; R. VARGAS UGARTE, El b. Martín de P., Palencia 1955; V. GALDULF, El primer santo negro, Martín de P., Barcelona 1961; J. M. SÁNCHEZ-SILVA, S. Martín de P., Palencia 1962; G. CAVALLINI, Vita di S. Martino de P., 2 ed. Roma 1964; S. M. BERTUCCI, Martino de Porres, en Bibl. Sanct. 8,1240-1245

 

A. HUERGA TERUELO

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991