LAMENTACIONES, LIBRO DE LAS


Título y lugar en la Biblia. En el texto hebreo maso. rético (TM) del A. T. las llamadas Lamentaciones van incluidas entre los Megillot (Ruth, Cant, Eccle, Est) con el nombre de 'ékah («¿Cómo...?»), mientras que en el Talmud son llamadas Qjnot o «elegías», que es el equivalente al Trenos de la versión griega de los Setenta, traducidas al latín en la Vulgata como Lamentationes Jeremiae prophetae. Flavio Josefo (Contra Apión 1,40) las considera como formando parte de los escritos de jeremías, igual que los Setenta; la versión siriaca y la Vulgata las colocan a continuación de los oráculos proféticos de jeremías. Se las recitaba en conmemoración de la destrucción de Jerusalén en el 9 de 'Ab (julio-agosto). Ésta es la razón de que en el TM hayan pasado a formar parte de los Megillot.
      Contenido. Un poeta anónimo ante la tragedia de la destrucción de la ciudad santa después de la conquista por los babilonios (586 a. C.) entona una serie de elegías buscando la razón de tamaña desgracia nacional. Todo ha ocurrido por las infidelidades del pueblo de Judá a la Ley divina (v. ALIANZA [Religión] II). Pero pasada la hora de la prueba, llegará la de la restauración; por eso se entreveran constantemente efusiones elegiacas, expresiones de penitencia, y súplicas a la misericordia de Yahwéh para la pronta rehabilitación del pueblo elegido. En un estilo límpido, vivaz, entrecortado y agónico se suceden los desahogos sentimentales, las imprecaciones contra los invasores y las reflexiones teológicas.
      El conjunto literario actual está formado por cinco cánticos conforme al esquema siguiente: a. Dolor por la desolación de la ciudad destruida (1,1-22). b. Dios es el autor de la catástrofe para castigar las infidelidades de su pueblo (2,1-22). c. Se describen las tribulaciones de los justos (3,1-66). d. Situación trágica de las diversas categorías sociales (4,1-22). e. Descripción patética de la toma de la ciudad; súplica de misericordia para una pronta restauración (5,1-22).
      Forma literaria. Se emplea el metro ginah o elegiaco, caracterizado por el uso de versos divididos en dos esticos, el segundo más breve. Este metro aparece ya en los textos poéticos más antiguos de la Biblia, como el canto de Debora (Id 5,2 ss.) y la elegía de David sobre Saúl y Jonatán (2 Sam 1,19 ss.). Por otra parte, las cuatro primeras Lamentaciones siguen el sistema acróstico, según las letras del alfabeto (alefato) hebreo. El quinto cántico no es acróstico, pero tiene 22 versos, como el número de letras del alefato. El estilo literario es confidencial: Dios es interpelado e invocado en íntimo coloquio por el poeta afligido y la comunidad dolorida, con gran viveza y dramatismo, sin que falten desahogos radicales e imprecaciones contra los causantes de la catástrofe.
      Autor. La tradición judeo-cristiana (cfr. F. Josefo, Antiquitates Jud. X,5.1; Targum, Baba Bathra 15a) ha atribuido estas composiciones al profeta jeremías (v.). Los críticos, sin embargo, ponen graves reparos a esta paternidad jeremiana, basándose en ciertos indicios no despreciables del texto. Así, en Lam 4,17 se refleja la amarga decepción ante la ausencia de la ayuda egipcia para liberar a Jerusalén, cosa que no parece verosímil en labios de Jeremías, quien siempre se opuso a las alianzas con Egipto, predicando la sumisión a Babilonia como mal menor (cfr. ler 37,5-10). Asimismo, en Lam 4,20 se llama al rey Sedecías «nuestro aliento y el ungido de Yahwéh», frase poco comprensible en boca de jeremías, que más bien despreció la política oportunista del último rey de Judá (cfr. Ier 24,8-10). Con todo, los críticos sorprenden ciertas frases netamente jeremianas, como la «virgen hija de Sion» (Lam 1,15; 2,13; Ier 8,21 ss.; 14,17), «las lágrimas en las mejillas» (Lam 1,12; 2,11.18; 3,48; Ier 9,1.18; 13,17; 14,17), así como reiteradas quejas contra los sacerdotes (Lam 2,14; 4,13 ss.; ler 2,8; 5,31). Sin embargo, los lexicólogos encuentran también semejanzas de estilo con Ezequiel y otros escritos bíblicos (Lam 1,1 e Is 47,8 ss.; 54,4; Lam 3,20 e Is 53,6; Lam 2,4 y Ez 24,16), y hay no pocas dificultades para atribuir los cinco cánticos al mismo autor. Comúnmente se cree que los cánticos 1 y 5 son de época posterior a jeremías.
      Mensaje doctrinal. A través de los distintos fragmentos es fácil sorprender el esquema general teológico de la predicación profética: Yahwéh es el verdadero autor de la catástrofe, pues ha desencadenado su ira represada contra el pueblo infiel de Judá (Lam 1,5.14.18; 3,42; 5,16). Los invasores son los instrumentos de la justicia divina (Lam 1,12-15; 2,1-8; 3,2-16). Pero Yahwéh es misericordioso, por ello ha de llegar la rehabilitación de Israel, así como el castigo de sus opresores (Lam 1,21; 3,64-66; 4,21). El dolor es un medio de purificar espiritualmente a los individuos y a la nación (Lam 3,26.28-30).
     
     

BIBL.: G. RICCIOTTZ, Le Lamentazioni di Geremia, Turín 1924; TH. PAFFRATH, Die Klagelieder, Bonn 1932; F. NÓTSCHER, Die Kagelieder, Wurzburgo 1947; A. PENNA, Geremia, en La Sacra Bibbia, dir. S. GAROFALO, Turín 1952, 371-421; V. ERMONI, Lamentations, en DB (Suppl.) IV,44 ss.; M. GARCÍA CORDERO, Lamentaciones, en PROFESORES DE SALAMANCA, Biblia comentada, 111, 2 ed. Madrid 1967, 714-752; F. ASENSIO, en La Sagrada Escritura, texto y comentario, V, Madrid 1967, 643-675.

 

M. GARCÍA CORDERO.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991