JUAN XXII, PAPA


El más importante de los Papas de Aviñón. A la muerte de Clemente V el sacro colegio estaba tan dividido que los cardenales tardaron 27 meses en ponerse de acuerdo. Por fin dieron sus votos el 7 ag. 1316 a un viejo de mal aspecto, de 72 años de edad, llamado Jacques Duése, que adoptó el nombre de J. XXII; pero si esperaban que este viejo setentón muriese pronto, se equivocaron, pues vivió todavía 18 años. Natural de Cahors (n. ca. 1245), se había doctorado en Derecho Canónico y Civil en Orleáns y había sido obispo de Fréjus (1300), canciller del rey de Nápoles (1308), obispo de Aviñón (1310) y cardenal (1312). Pequeño de estatura, endeble, pálido, conservaba una energía indomable y una capacidad de trabajo increíble. Era un genio de la administración y un estadista sin par, aunque demasiado doctrinario.
      Reorganizó la corte pontificia, desterrando de ella el lujo. Trabajó por la reforma de la Iglesia, exhortando al episcopado castellano y alemán a la enmienda de la vida, prohibiendo la acumulación de beneficios y corrigiendo diversos abusos, pero practicó el nepotismo (v.). Movido por consideraciones de orden pastoral, dividió una serie de provincias y obispados en el sur de Francia; en España creó la provincia eclesiástica de Zaragoza, a expensas de la de Tarragona.
      Canonizó a S. Tomás de Aquino y para ello leyó y anotó personalmente la Summa. Con sus intervenciones tajantes, salvó la existencia de las órdenes de S. Francisco de Asís, Grandmont y Hospital, que atravesaban profundas crisis. Con los bienes de los templarios creó la orden de Montesa, en Aragón, y la de Cristo, en Portugal (v. ÓRDENES MILITARES). Apoyó los esfuerzos de la Reconquista española, mostrándose cauto en la concesión de gracias. Celoso de la pureza de la fe, condenó la doctrina de Juan de Pouilly, que tenía por nula la absolución sacramental impartida por los religiosos; reprobó 60 proposiciones de Pedro Juan Olivi y censuró 28 proposiciones del maestro Eckart (v.). Pero él mismo prestó el flanco a las críticas al enseñar, a título privado, que las almas de los justos no ven a Dios hasta el día del juicio final, ni los condenados van al infierno hasta el fin del mundo. Estas afirmaciones levantaron una tempestad de protestas y refutaciones. El papa sometió su opinión al juicio de la Iglesia y se retractó la víspera de su muerte, ocurrida el 4 dic. 1334.
      J. XXII activó la evangelización de Asia con su ayuda material, reclutando y enviando misioneros, coordinando los esfuerzos y organizando nuevas iglesias (A. Fliche, L'action missionnaire du pape lean XXII, «Le Bulletin des Missions», XXII, 1948, 1-7). Publicó una colección de decretales, titulada las Extravagantes. Dio un paso decisivo en pro de la centralización de la Iglesia, reservándose sistemáticamente la provisión de los obispados, con lo que asestó un rudo golpe al régimen electivo. Organizó de una manera genial las finanzas pontificias, gravando con impuestos los beneficios eclesiásticos; pero este fiscalismo, a la larga, resultó funesto.
      Con motivo de la doble elección imperial de 1314 se enzarzó en un conflicto de excepcional gravedad con Luis de Baviera, que le absorbió gran parte de su pontificado (v. CONCILIARISMO). Es la última lucha entre el sacerdocio y el imperio. Ambas partes recurrieron a las medidas extremas, como la deposición mutua. En el campo ideológico los polemistas pontificios (Gil de Viterbo, Alvaro Pelayo) se mantuvieron dentro del marco de las ideas teocráticas, exagerando la omnipotencia del papa. Sus adversarios, Guillermo de Ockam (v.) y, sobre todo, Marsilio de Padua (v.), propusieron teorías radicales, capaces de destruir la constitución divina de la Iglesia. La lucha tuvo consecuencias fatales en Alemania.
     
      V. t.: OLIVER, BERNARDO.
     
     

BIBL.: Jean XXII, Lettres communes, ed. G. MOLLAT, 16 vol., París 1900-46; Lettres secrétes et curiales relatives á la France, ed. A. COULON, París 1899-1920; N. VALOIS, Jacques Duése, pape sous le nom de lean XXII, en Histoire littéraire de la France, XXXIV, París 1914, 391-680; J. GoÑI GAZTAMBIDE, Juan XXII g la provisión de los obispados españoles, « Archivum Historiae pontificiae» 4 (1966) 25-58; A. FOLGADO, La controversia sobre la pobreza franciscana bajo el pontificado de Juan XXII, «La Ciudad de Dios» 172 (1959) 73-133.

 

J. GOÑI GAZTAMBIDE.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991