ISABEL DE HUNGRÍA, SANTA


Reina de Turingia (s. x111), patrona principal de la Orden Tercera franciscana y de las obras caritativas católicas.
      Su vida está tan llena de circunstancias extraordinarias que pueden parecer resultado de una imaginación exaltada o de un excesivo fervor. Sin embargo, nadie ha puesto en duda su autenticidad histórica, pues los más mínimos detalles sobre sus milagros fueron registrados por historiadores dignos de fe a raíz de su muerte.
      Vida. N. en Pressburgo en 1207, hija de Andrés 11, rey de Hungría, y Gertrudis de Merania. Sobrina de S. Eduvigis (v.). Apenas con 4 años fue prometida a Luis (futuro Luis IV), hijo del landgrave de Turingia (v.), Hermán I. La boda tardaría en celebrarse, pero siendo costumbre la de educarse juntos los futuros esposos, partió hacia Turingia, viviendo en el castillo de Wartburg, donde comenzó a distinguirse por su humildad, caridad y mortificación. El matrimonio se celebró en 1221, y de él nacieron cuatro hijos.
      Durante esos años no dejó su vida de mortificación ni olvidó aquella especie de parentesco que la unía a los pobres, utilizando su dote completa para ayudarles. Pero sus predilectos eran los leprosos, a los que incluso lavaba con sus propias manos: «Nada hay que más me holgara que verme tratada como una leprosa». Cuando la Tercera Orden (v.) franciscana se difundió por Alemania fue muy bien acogida en Turingia, siendo I. la primera terciaria de Alemania y luego su patrona. Muerto su primer confesor, fray Rodingher, fue sustituido por Conrado de Marburgo, predicador de fama universal, que sometió a I. a una rígida disciplina espiritual. De él poseemos un epistolario y relatos de primer orden para el conocimiento de la vida de la santa.
      En 1227 queda viuda, al morir su esposo Luis camino de la cruzada de Federico II. Enrique, hermano de Luis, que había jurado proteger a los hijos y esposa de éste, se inclinó del lado de una conjura palaciega que desechó la sucesión legítima del primogénito de I., y consintió la expulsión de la corte de la reina viuda con sus hijos. 1. hubo entonces de vivir errante y con gran penuria. Después de depender durante algún tiempo de la caridad de su tía, la abadesa de Kitzingen, por consejo de Conrado, marchó a Marburgo. Allí comenzó la construcción de un hospital para enfermos pobres y una miserable casucha de arcilla donde comenzó a proyectar su renuncia total al mundo (cfr. Anales de 1229 de la Orden franciscana). Sus oraciones se fueron convirtiendo en éxtasis, revelaciones, coloquios sobrenaturales. Testigo excepcional de ellos sería su criada Isentrudis. Su muerte acaeció el 16 nov. 1231 contando apenas 24 años; fue enterrada en la catedral de Marburgo. Desde la reforma litúrgica de 1969, se celebra su fiesta el 17 noviembre.
      Culto. Como los milagros eran requisito necesario para la proclamación de su santidad, Conrado anotó los centenares de hechos extraordinarios que tuvieron lugar ante sus restos y los puso en conocimiento de Gregorio IX. El proceso de canonización, iniciado en octubre de 1234 y realizado por el arzobispo de Hildesheim y los abades Herman de Georgenthal y Raimundo de Herford, duró varios meses. El esmero del proceso lo sitúa como modelo en su género. El 1 jun. 1236 se publicó la Bula de canonización, y se fija su celebración el 19 de noviembre. Su culto alcanzó enormes proporciones. Inocencio IV concedió indulgencias a los visitantes de su sepulcro en Marburgo. La Liturgia compuso en su honor prosas, himnos y antífonas recibidos en el uso general de la Orden Terciaria. Tomaron su nombre comunidades- religiosas como las Hermanas Grises de S. Isabel; las Franciscanas de S. Isabel; las Elisabethinas, y las Hermanas de S. Isabel de Breda de enorme difusión en Alemania.
     
      V. t.: HUNGRíA III.
     
     

BIBL.: Fuentes: TEODORICO DE TURINGIA, Libri acto de Sancta Elisabeth, Turingia 1930-40; L. WADDING, Annales Minorum (Anales 1228-31 de la Orden Terciaria), Quaracchi 1931 ss.; D. HENNIGES, «Archivum Franciscanum historicum» 2 (1909) 243-249; A. HUYSKENs, Der sog. Libellus de dictis quatuor ancillarum, Munich 1911.-Estudios: C. DE HEISTERBACH, Vita de S. Elisabeth, Colonia 1236-37; P. F. FORT, Isabel de Hungría, Barcelona 1912; CONDE DE MONTALEMBERT, Vida de S. Isabel, Madrid 1930; W. CANTÓN, Story ol Sannt Elisabeth o/ Hungary, Londres 1930; M. DE POBLADURA, Relationes operum quae occasione VII centenar¡¡..., «Collectanea Franciscana» 4 (1934) 651-675; A. BLASUCCI y F. NEGRI, Elisabetta di Turingia, en Bibl. Sanct. 4,1110-1123.

 

J. RODRÍGUEZ MÁRQUEZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991