INOCENCIO IV, PAPA


Nace Sinibaldo Fieschi en Génova a finales del s. xii. Después de recibir en Parma su educación primera, estudió Derecho romano y canónico en Bolonia, donde tuvo por maestros a Azón y Accursio, para convertirse más tarde en uno de los canonistas más famosos de su tiempo, especialmente conocido por ser el precursor de la elaboración doctrinal del concepto de persona jurídica. Establecido en Roma, fue nombrado cardenal por Gregorio IX (v.). A la muerte de Celestino IV (que tuvo lugar a los quince días . de su elección), tras una vacante de dieciocho meses, que vino originada por la hostilidad del emperador Federico II a la Sede Romana, fue Sinibaldo elegido Papa por unanimidad el 24 jun. 1243. Falleció el 7 dic. 1254, en Nápoles. Durante su gobierno se acentuó el proceso de centralización de la organización eclesiástica y se hizo más aguda la lucha con el Imperio.
     
      Fruto de -su magisterio canónico fue su famosa obra Apparatus in quinque libros Decretalium (Preparación a los cinco libros de las Decretales), que gozó de gran difusión y autoridad. Más tarde, siendo ya Papa, promulgó sus propias decretales y las envió a las universidades de Bolonia y París, para que fueran incorporadas en el lugar correspondiente de la compilación que con anterioridad había promulgado Gregorio IX.
     
      Con la elección de I., creyó en un principio el emperador Federico 11 que sería más fácil llegar a un acuerdo sobre los problemas que le habían enfrentado con Gregorio IX. Pero el nuevo Papa le manifestó enseguida que el único camino para iniciar negociaciones era la inmediata liberación de los obispos, clérigos y laicos que tenía encarcelados. Además, la actitud de 1. se hacía más dura por la convicción de que su misión pontifical le daba un título de intervención directa en los asuntos temporales. Nuevos actos de violencia, cometidos por el Emperador, provocaron la resistencia de varios obispos alemanes, lo cual hizo pensar a Federico II que la intervención diplomática de S. Luis, rey de Francia, era el mejor camino para obtener su rehabilitación ante el Papa. Pero éste pensó que su estancia en Roma implicaba riesgo para su persona, por lo que se trasladó a Venecia, y el 2 dic. 1244 se instaló en Lyon, donde permaneció hasta la muerte del Emperador (13 dic. 1250).
     
      Pocos meses después de la llegada del Papa a Lyon tuvo lugar en esta ciudad un Conc. Ecuménico. I., en el discurso de apertura, comparaba con las cinco llagas de Cristo sus tribulaciones: los pecados de los clérigos, la toma de Jerusalén por los sarracenos, el avance de los griegos cismáticos hasta las puertas de Constantinopla, la matanza de los húngaros por parte de los polacos, y la persecución de la Iglesia promovida por Federico II. Fue el proceso a que fue sometido el Emperador lo que en buena parte ocupó la atención de los padres conciliares. Federico II había encomendado su defensa al jurista Tadeo de Sessa, quien tuvo muchas dificultades para justificar las relaciones que su señor había mantenido con los musulmanes y la acusación de herejía que sobre él pesaba. Federico II fue excomulgado y depuesto. De nada sirvió la apelación de Tadeo de Sessa a otro Concilio, en base a que la asamblea conciliar era poco numerosa, pues I. tenía una respuesta bien fácil: si están ausentes del concilio una buena parte de obispos, el hecho obedece a que el propio Emperador ha impedido su participación en el mismo.
     
      Pero la condenación conciliar no resolvería de inmediato el enfrentamiento con Federico 11, quien en carta dirigida a los príncipes y reyes protestaba contra el derecho del Papa a disponer de los imperios y a castigar a los soberanos con penas temporales. Logró Federico que S. Luis se reuniese con el Papa en Cluny para obtener la reconciliación; pero I. se mostró intransigente. En 1246 Federico intenta una negociación directa enviando al arzobispo de Palermo a Lyon con la promesa imperial de reparar sus crímenes. Como el Papa puso la condición de que el Emperador se presentara solo y sin armas, el conflicto continuó vivo. Federico pensó en caer sobre Lyon con su ejército; conocedor S. Luis del proyecto, impidió su realización poniendo a disposición del Papa todas sus tropas. Pero, a causa de la condenación conciliar y de la predicación de los frailes mendicantes, el prestigio de Federico II había decaído mucho incluso en Alemania. En 1247 Guillermo de Holanda es elegido su sucesor, los clérigos partidarios de Federico 11 son privados de sus beneficios por I., y se conceden los favores de la cruzada a los que luchen contra el Emperador. Éste, retirado a Sicilia, m. el 13 dic. 1250, rechazando la reconciliación con el Papa. Es entonces cuando 1. regresa a Roma. Su victoria significará el final del cesaropapismo imperial en la Edad Media; mientras tanto los canonistas y teólogos de la segunda mitad del s. xiii se expresan en fórmulas exaltadoras del poder sacerdotal y regio del Papa.
      En este pontificado, la preocupación de obtener recursos para la lucha contra el Emperador hizo decrecer el empeño reformador de la Santa Sede. La intervención fiscal del Papa alcanza un nivel desconocido: a las demandas de dinero, se une la colación de beneficios a clérigos italianos en todos los países de la cristiandad, así como el pago de las liberalidades consecuentes a la visita y estancia de los clérigos en Roma. Haciendo uso del derecho de dispensa, el Papa se considera distribuidor sin límites de los beneficios eclesiásticos. El mismo criterio centralista manifiesta 1. en las elecciones episcopales. Con la pretensión de excluir del episcopado a los partidarios de Federico 11, a partir de 1245 el Papá designa en Alemania a los obispos sin tener en cuenta la praxis anterior de elección por los cabildos. Dos años después una circular establecía de nuevo la libertad en las elecciones episcopales, pero el régimen centralista anterior influirá en la evolución de las normas canónicas en este punto de la disciplina eclesiástica.
     
      Fue también durante este pontificado cuando S. Luis dirigió su cruzada a Chipre y Egipto, y las órdenes mendicantes comenzaron a transformar el empeño de cruzada en espíritu de misión, que impulsado por l., se orientó a la evangelización de los tártaros, los mongoles, y de forma incipiente, de los rusos.
     
     

BIBL.: MATEO PARIS, Chronicon, en MGH, Scriptores, 28, 107389; E. BERGER. St. Louis et lnnocent IV, París 1887; íD, Les registres d'Lnnocent IV, 4 vol., París 1894; A. FOLZ, Kaiser Friedrich 11 und Papst lnnocenz IV, Estrasburgo 1905; A. FLICHE, La chrétienté romaine, en Fliche-Martin, X,238 ss.

 

E. TEJERO TEJERO.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991