HOMBRE DE DIOS

 


ANTROPOLOGIA BIBLICA
      La expresión «hombre de Dios» (is ha-'Élohim) aparece con frecuencia en la S. E.:
     
      En tiempo de los Jueces. En primer lugar se aplica al Ángel de Yahwéh en la narración del anuncio del nacimiento de Sansón (ldc 13,6.8; según Lagrange, la tradición corresponde al relato yahwista); el empleo de este título nos pone en la pista de su sentido y origen primitivo: un ser extraordinario en inmediata comunicación con Yahwéh, y con un poder milagroso. En 1 Sam 2,27-36 «un hombre de Dios», cuyo nombre no se da, dirige el reproche a Helí por los pecados de sus hijos (el texto, según Dhorme, es de la tradición sacerdotal); las palabras que pronuncia este h. de Dios son «oráculo del Señor» (vers. 30) y contienen la condenación del sacerdocio de la casa de Helí y la promesa de un sacerdocio según el corazón de Dios.
     
      Samuel (v.), el profeta acreditado en todo Israel (1 Sam 3,20), a quien Dios se revelaba (vers. 21), es llamado h. de Dios en la narración yahwista de Saúl buscando las asnas de su padre (1 Sam 9,6.8.10). Curiosamente la expresión se intercambia con la de «vidente» (vers. 11.18. 19) y además el narrador tiene el cuidado de dejarnos la siguiente preciosa advertencia lexicográfica: vidente es igual al que posteriormente se llama profeta (vers. llb); «ir al vidente» es «ir a consultar a Dios». El h. de Dios es un hombre muy famoso; lo que él dice se realiza siempre (vers. 6). Además se presenta en relación con el sacrificio del pueblo en la altura (vers. 13). Este h. de Dios, vidente (profeta), es Samuel. De él se puede oír la «palabra del Señor» (vers. 27). Recuérdese (1 Sam 7,15) que Samuel fue juez durante toda sú vida.
     
      En tiempo de la Monarquía. La expresión se encuentra aplicada a Semeyas, que se dirige a Roboam (1 Reg 12, 22-24). La fórmula «recibió palabras de Yahwéh» (vers. 22) y la conclusión «obedecieron la palabra de Yahwéh» (vers. 24) parecen tener el cuño deuteronomista. Otro varón de Dios, esta vez anónimo, va de Judá a Betel en tiempos de Jeroboam I y grita contra el altar sobre el que el rey está quemando incienso (1 Reg 13,1-10; la terminología y situación vital es deuteronomista); el h. de Dios se nos describe hablando en nombre de Yahwéh (vers. 2.5), intercediendo ante Yahwéh para hacer un milagro (vers. 6); no acepta regalos (vers. 7), sino que va aprisa para cumplir la orden de Yahwéh (vers. 10). Los incidentes de su posterior desobediencia pueden verse en 1 Reg 13,11 ss.
     
      En la historia primitiva de Elías (1 Reg 17-19; v.). La resurrección del hijo de la viuda de Sarepta probará que Elías es varón de Dios (1 Reg 17,18.24; cfr. 2 Reg 1,9-13). Eliseo, a quien ha pasado una doble porción del espíritu de Yahwéh que hay en Elías (2 Reg 2,9-16), es llamado también con la expresión h. de Dios en 2 Reg 4,9.21.22. 25.27.40.42 y santo (2 Reg 4,9). Finalmente, el cronista nos relata la intervención de otro h. de Dios que se dirige a Amasías conminándole a poner su confianza sólo en Dios (2 Par 25,7).
     
      Aplicada a Moisés y David. Sobre el primero, en Dt 33,1 (prólogo de sus bendiciones) se pretende destacar su iluminación profética. La expresión h. de Dios referida a Moisés aparece en los 14,6; 1 Par 23,14; 2 Par 30,16; Esd 3,2; y acerca de David en 2 Par 8,14, Neh 12,24.
     
      En el Nuevo Testamento. Se aplica al ministerio apostólico en 1 Tim 6,11; «Pero tú, ¡hombre de Dios!, huye de estas cosas» (la avaricia, etc.), «y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre»; en 2 Tim 3,16-17 se encuentra la misma fórmula en relación con la S. E. que es presentada como el equipo del h. de Dios. El contexto paulino sugiere que el ministerio del h. de Dios es el combate de la palabra; especialmente en los tiempos adversos, lo cual parece poner en conexión esta vocación con la misión del «hombre de Dios» tal y como se encuentra en Elías y Eliseo.
     
      V. t.: PROFECÍA Y PROFETAS I.
     
     

BIBL.: M. GARCIA CORDERO, Profetismo, en Enc. Bibl. V,12791282; A. GONZÁLEZ, Profetas, Sacerdotes y Reyes en el antiguo Israel, Madrid 1962.

 

D. MuÑoz LEóN.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991