HIJAS DE MARIA, ASOCIACIÓN DE


Originaria y fundamentalmente reciben este nombre las agrupaciones de jóvenes (llamadas también congregaciones marianas) que se proponen un triple fin: honrar a la Santísima Virgen con peculiares ejercicios piadosos; la santificación propia mediante la imitación de María y la promoción del apostolado en el ambiente familiar y social, de acuerdo con los estatutos generales o locales. En efecto las H. de M., si bien han tenido hasta ahora un denominador común expresado en los fines apuntados, no forman en una estructura universal. Los institutos religiosos femeninos, las diócesis, las parroquias, los colegios, etc., pueden organizar su propia asociación de H. de M.
     
      Los orígenes de esta obra una y varia es muy difusa, pues son diversas las órdenes religiosas y los santuarios marianos que se precisan de haber constituido hermandades de muchachas consagradas al culto especial de la Santísima Virgen. Así se refiere del beato Pedro de Honestis, llamado el Pecador, que la instituyó en la iglesia ravenense de Santa María de Porto en el s. xll, pero que luego abarcó distintas edades, e incluso personas casadas de forma que en el s. xIII contaba cien mil miembros. En el s. xvil, S. Pedro Fourier (v.), después de haber fundado el Instituto de Canonesas Regulares dedicadas a la enseñanza, erigió en 1620 una congregación seglar femenina constituida en principio por las antiguas alumnas, fórmula que ha prosperado tanto que hoy pocos colegios religiosos femeninos carecen de la Asociación de H. de M., inscritas mientras son alumnas y que siguen en la asociación al salir del colegio y aun después de casadas.
     
      Sin embargo, el punto de referencia más importante y que ha tenido mayor difusión es la Congregación Mariana (v.) creada por el P. Juan León Flamingue, S. J., en el Colegio Romano (aprobada por Gregorio XIII en 1584) y que, si bien en un principio era solamente para los alumnos y fue distinguida con el título de Prima primaria, sirvió de modelo para las múltiples agrupaciones de H. de M. autónomas instituidas en colegios y parroquias y que al recibir el diploma de afiliación disfrutan de determinados privilegios concedidos por diferentes papas. En los ejercicios colectivos las H. de M. usan velo blanco y en muchas partes se revisten de una túnica blanca con ceñidor. El distintivo general es la medalla con la efigie de María Inmaculada, que se comprometen a llevar en todo momento como aviso de los compromisos contraídos ante la Madre de Dios.
     
      Situación actual. Las Congregaciones Marianas (v.) o Hijas de María influidas por la Compañía de Jesús, se llaman ahora (desde 1968) Comunidades de Vida cristiana en las que el ideal mariano, sin ser descartado -«veneramos a la Madre de Dios de un modo especial y confiamos en su intercesión para el cumplimiento de nuestra vocación»-, deja preponderancia a la tarea de «formar hombres y mujeres adultos y jóvenes comprometidos al servicio de la Iglesia y del mundo en cualquier campo de la vida...». Esto supone un cierto compromiso personal y requiere por lo menos un año de prueba antes de ser admitido en el grupo. Los grupos forman una federación mundial con sede en Roma y unos Estatutos aprobados en 1968 por la Secretaría de Estado, la cual reconoce que se han introducido «modificaciones fundamentales» en lo que fueron Congregaciones marianas.
     
      Otra agrupación importante por su difusión mundial y su disciplina común es la promovida por las Hijas de la Caridad (v.) de San Vicente de Paúl. Cuando en 1830 la Santísima Virgen se apareció a S. Catalina Labouréle manifestó su deseo de que se fundase una Asociación de Hijas de María. Estas H. de M. se mantienen fieles al espíritu fundacional inscrito en sus estatutos: «honrar a María Inmaculada por la imitación de sus virtudes, particularmente su pureza, humildad, obediencia y caridad»; usan como insignia la «medalla milagrosa»; pueden constituirse no sólo en las casas de las Hijas de la Caridad sino en las parroquias; comprenden distintas secciones según edades y circunstancias: Mensajeras de la Virgen, Aspirantes, H. de M. propiamente dichas, las Amistades Marianas y las H. de M. casadas (v. CATALINA LABOURÉ, SANTA).
     
      V. t.: CONGREGACIONES MARIANAS.
     
     

BIBL.: P. HOUFFLAIN, Manual de las Hijas de María Inmaculada, Madrid 1966; 1. DELGADO, Hijos e hijas de María, Madrid 1966; Principios generales y estatutos de las comunidades de vida cristiana, Madrid 1968.

 

MANUEL RODRÍGUEZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991