N. en Roma en 1384, de padres nobles. Desde la más tierna edad empezó a
sentir una gran inclinación por los ejercicios piadosos. A los 11 años, su
vida era una oración continua acompañada de gracias extraordinarias.
Aunque inclinada al estado religioso, se casó algo después, por obedecer a
su padre, con un caballero influyente de Roma llamado Lorenzo Ponziani,
que la consintió seguir con sus prácticas piadosas y sus ejercicios de
penitencia. Fue un matrimonio feliz y ella un modelo de esposa y madre.
Tenía 14 años cuando dio a luz su primer hijo. La ocupación de Roma por
las tropas de Ladislao Durazzo (1406-10) estuvo a punto de deshacer aquel
hogar. Ponziani fue herido gravemente. Durante semanas enteras F. veló a
su cabecera y pudo arrancarle de la muerte; un dolor más grande para ella
fue tener que entregar en rehenes a su primogénito para salvar a otros
miembros de la familia, cautivos del tirano.
Entretanto, seguía dando ejemplos heroicos de vida cristiana. Se la
veía sirviendo a los enfermos en los hospitales, y después de haber dado a
los pobres cuanto tenía, iba de casa en casa implorando para ellos la
caridad de las gentes. Dios recompensaba este anhelo de perfección con
toda suerte de prodigios. Uno de ellos era la presencia visible de su
ángel de la guarda, que la amonestaba o desaparecía a su vista siempre que
hacía alguna cosa menos perfecta. Desde 1425, F. empieza a formar una
asociación secular con otras señoras romanas, que compartían sus
sentimientos y la acompañaban en sus obras, en torno a la iglesia de S.
Maria Nuova de los benedictinos olivetanos. Siete años más tarde, a fines
de 1432, la asociación se convirtió en una comunidad que se estableció en
Tor de Spechi, cerca de S. Maria Nuova. Así nació la Congregación de las
Oblatas de S. Benito, existente todavía. F. redactó las reglas aconsejada
sobrenaturalmente en sus visiones continuas, y cuando murió su marido
(1437), dejó su palacio para encerrarse en Tor de Spechi. Allí m. el 9
mar. 1440. Su obra fue aprobada por Eugenio IV en 1444, y su canonización,
iniciada poco después de su muerte, no fue proclamada hasta 1608. Para
evocar la presencia continua de su ángel custodio se la representa con él
en la iconografía.
BIBL.: Acta Sanct. 9 de marzo
(contiene la vida que escribió en latín el confesor de la santa, G.
MATTIOTTI); BERTHEM BONTOUSE, Vie de Sainte Franj:oise Romaine, París
1933; F. FULLERTON, The lile of St. Frances of Rome, Londres 1855; J.
PÉREZ DE URBEL, Semblanzas benedictinas, Madrid 1928; Año Cristiano,
Madrid 1959, I, 349 ss.; E. VACCARO-M. L. CASANOVA, Francesca Romana, en
Bibl. Sanct. 5,1011-1028.
J. PÉREZ DE URBEL.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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