FIORE, JOAQUÍN DE


Abad calabrés del s. XII, de personalidad compleja, discutida y polifacética: místico, reformador, profeta, teólogo, filósofo y exegeta; venerado por algunos como santo y considerado por otros como impostor.
      Vida y obras. N. en Celico (Cosenza) en 1130. Poco o nada se sabe de su infancia y juventud. Algunos lo colocan como paje en la corte normanda de Roger II, aunque este dato es discutible. Parece que en sus años mozos realizó una peregrinación a los Santos Lugares. Más seguro es que en 1155 entró en el monasterio cisterciense de la Sambucina, cerca de Luzzi, donde desempeñó el oficio de portero y donde comenzó a predicar. De la Sambucina pasó al cenobio de Corazzo recibiendo allí la ordenación sacerdotal de manos del obispo de Catanzaro. En 1177 fue elegido abad de Corazzo, desempeñando el oficio durante cinco años. En 1182-83 se estableció en el cenobio de Casamari, donde comenzó a escribir. Parece que realizó un viaje a Veroli a pedir al papa Lucio III autorización para escribir sus ideas sobre la interpretación de la S. E. Por entonces dictó a Lucas (su secretario y futuro biógrafo) la Concordia y parte del Salterio. En 1186 se entrevistó en Verona con Urbano III, quien, según parece, le animó a escribir la Expositio in Apocalypsim. Dos años más tarde es Clemente III quien le dirige un Admonitorium para exhortarlo a concluir sus obras y someterlas al juicio de la Iglesia.
      En 1191 tiene lugar su separación de los cistercienses (v.) y consiguiente fundación de la Congregación florense llamada así por el nombre de Fiore con el que el abad Joaquín bautizó su primer cenobio, situado en la meseta de la Sila. La escisión quedó sancionada el 25 abr. 1196 por bula de Celestino 111 aprobando la nueva Congregación. Seis años después m. Joaquín en Canale (Cosenza) el 30 mar. 1202. Sus restos fueron transportados a S. Juan in Fiore donde recibieron culto público que la Iglesia nunca reconoció oficialmente.
      Las obras fundamentales son: Concordia Veteris et Novi Testamenti (Venecia 1519); Expositio super Apocalypsim (ib. 1527; reed. Nueva York 1964); Tractatus super quattuor Evangelia (ed. E. Buonaiuti, en Fonti per la storia d'Italia, 67, Roma 1930; reed. Turín 1960); Psalterium decem chordarum (Venecia 1527; reed. Nueva Yord 1965). Las tres primeras reciben conjuntamente la denominación de «Evangelio eterno», denominación adoptada por los «espirituales» franciscanos, acérrimos partidarios de las doctrinas de J. de F. Entre otros escritos menores se cuentan un libellus contra Pedro Lombardo, De unitate seu essentia Trinitatis, que se ha perdido y que fue condenado en el Conc. IV de Letrán (cfr. Denz.Sch. 803 ss.), así como el Testamento espiritual (de autenticidad dudosa), De articulis f idei (ed. E. Buonaiuti, o, c. 78, Roma 1936), Adversus Iudaeos (ed. A. Frugoni, ib. 95, Roma 1957), Liber figurarum (ed. L. Tondelli, M. Reeves, B. Hirsch-Reich, 2 vol. Turín 1940; reed. ib. 1953) y De vita Sancti Benedicti et de of ficio .divino secundum eius doctrinam (ed. C. Baraut, «Analecta sacra Tarraconensia» 24, 1951, 33-122). También se le atribuyen los poemas De patria coelesti y De gloria paradisi, de clara influencia sobre la Divina Comedia de Dante.
      Doctrina e influjo. Las ideas de J. de F. «tienen su origen en la profunda convicción de poseer una llamada personal a la misión profética. Se siente el Bautista y el Elías de los nuevos tiempos. Este profundo convencimiento se acrecienta en la meditación de la S. E., que interpreta llevando el método alegórico a las mayores y arbitrarias exageraciones» (E. Bettoni). En la S. E. todo es símbolo. El A. T. es símbolo del N. T. y éste no puede ser otra cosa que símbolo de una tercera edad que realizará plenamente la verdad misteriosamente prefigurada en él. La tercera edad (del Espíritu Santo; del amor) sucederá así a las del Padre (del temor) y del Hijo (de la gracia). Según Denifle no se debe interpretar esto como que 1. de F. defendiera una nueva revelación del Espíritu Santo, sino una «inteligencia espiritual» de la revelación cristiana. Los «espirituales» franciscanos llevaron estas ideas a mayor exageración considerando ya realizada una nueva revelación (el Evangelio eterno), contenida precisamente en las obras de J. de F. (así, p. ej., Gerardo de Borgo).
      En teología trinitaria, tras acusar a Pedro Lombardo (v.) de admitir en Dios una «quaternidad», defendía una unidad «similitudinaria» que destruía la unidad de esencia (v. TRINIDAD, SANTÍSIMA). En eclesiología profesa plena sumisión a la Iglesia porque, actualmente, es la depositaria de los medios de salvación y porque de su seno surgirá la renovación de la nueva edad; pero, al mismo tiempo, afirma claramente su provisional ¡dad, sobre todo con respecto a la estructura jerárquica, ya que, según él, la tercera edad será la del Espíritu con sus caracteres: edad perfecta y conclusiva, triunfo del amor que destruirá el temor servil y toda interferencia de autoridad entre Dios y sus hijos; será la edad de los perfectos. Craso error por cuanto el valor de la Iglesia no radica en una función temporal o meramente histórica, sino en estar en posesión plena y segura del depósito de la Revelación (v. IGLESIA III, 3; ECLESIOLOGíA).
      La influencia de J. de F, sobre la posteridad, intensa y constante a través del tiempo, ha sido objeto de numerosos estudios. El más completo es el de Bloomfield (v. bibl.). Dante, en el canto XII del Paraíso, coloca a ¡.de F. entre S. Tomás y S. Buenaventura. Algunos señalan influjos joaquinitas sobre S. Francisco aunque la mayoría de los autores se pronuncia en sentido contrario. Más probada es la influencia sobre bastantes. franciscanos (S. Buenaventura, S. Bernardino de Siena, etc.), especialmente sobre los ya mencionados «espirituales»: en Italia, Gerardo de Borgo, Juan de Parma, Salimbene de Adán, Ubertino de Casale, etc.; en Francia, Hugo de Digne y Pedro Juan Olivi; en España, Arnaldo de Vilanova; y otros menores en Alemania e Inglaterra. La influencia sobre los movimientos populares de flagelantes, fraticelos (v.), begardos y beguinas (v.), etc., ha constituido un profundo y documentado estudio de J. M. Pou y Martí (v. bibl.).
      Su influjo se dejó sentir poderosamente sobre el Renacimiento en toda Europa: profetismo de Savonarola (v.); filosofía de la historia de Juan Bautista Vico (v.); ideas políticas de Cola de Rienzo; Nicolás de Cusa (v.); y otros. En Inglaterra se nota su influencia en Wiclef (v.), que usó en su Trialogus la obra pseudo-joaquinita De Semine Scripturarum. En épocas posteriores G. Manacorda señala influencias en Mazzini y en Ibsen; y K. Lówith las encuentra en Lessing (y en los socialistas saint-simon¡anos), en los idealistas alemanes (especialmente en Schelling) y en algunos pensadores rusos (p. ej., Krasiusky, Tercer reino del Espíritu Santo, y Merezhkousky, Cristianismo del Tercer Testamento).
     
      V. t.: HISTORIA VI (Teología de la historia).
     
     

BIBL.: Acta Sanct. Mayo VII,87-141; F. RUsso, Bibliografía gioachimita, 2 ed. Florencia 1954; A. MÁRQUEz, Estado actual de los estudios joaquinitas, «La Ciudad de Dios» 183 (1970) 525-535; E. JORDÁN, Joachim de Flore, en DTC VIII,1426-1458; E. BETTONi, Gioacchino da Fiore, en Enc. Fil. 3,157-159; C. FABRO, en Grande Antología filosofica, V, Milán 1954, 354-361; E. BUONAIUTI, Gioacchino da Fiore: 1 tempi, la cita, il messaggio, Roma 1931; F. ROBERTI, Gioacchino da Fiore e il gioachimismo antico e moderno, Padua 1942; M. W. D. BLOOMFIELD, Joachim of Flora. A Critical Survey of His Canon, Teachings, Sources, Biography and Influence, «Traditio» 13 (1957) 249-311; M. REEVES, Joachim of Fiore, en The Encyclopedia of Philosophy, Nueva York 1967; G. LA PLANA, Joachim ol Flora: Critical Survey, «Speculum» 7 (1932) 257-282; J. C. HUCK, Joachim con Floris und joachitiste Literatur, Friburgo Br. 1938; H. GRUNDMANN, Neue Forschungen über Joachim con Fiore, Marburgo 1950; P. FOURNIER, Études sur Joachim de Flore et ses doctrines, 2 ed. Nueva York 1963; G. BONDATTI, Gioachimismo e francescanesimo nel'200, Asís 1924; J. M. POU Y MARTÍ, Visionarios, beguinos y fraticelos catalanes de los siglos XIII y XIV, Vich 1930; H. DENIFLE, Das Evangelium aeternum und die Kommision con Anagni, 2 ed. Graz 1957; C. BARAUT, Las antiguas biografía de Joaquín de Fiore y sus fuentes, «Analecta sacra Tarraconensia» 26 (1953) 195-232; J. BIGNAMI-ODIER, Travaux récents sur Joachin de Flore, «Le moyen áge» 58 (1952) 145-161.

 

JOSEMARÍA REVUELTA.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991