Como clausura del Año de la Fe (1967-68), Paulo VI recitó en la basílica
de S. Pedro el 30 jun. 1968 con especial solemnidad un credo compuesto
para el caso, conocido también como Credo del Pueblo de Dios (cfr. AAS 60,
1968, 433-445). Es una fórmula que repite lo que han dicho los antiguos
Símbolos aquí estudiados y añade lo que los sucesivos Concilios han
definido o enseñado y todo lo que está en el depósito de la fe, según el
actual Magisterio de la Iglesia. En la introducción dice Paulo VI que
cumple con el encargo dado a Pedro de confirmar a la Iglesia en la fe
recibida de Cristo. «Para utilidad espiritual y progreso de la Iglesia, en
nombre de todos los sagrados Pastores y fieles cristianos, y en plena
comunión con vosotros, hermanos e hijos queridísimos» hace el Papa ante la
Iglesia y en nombre de ella su profesión de fe. El Símbolo es muy
completo. Incluye todas las definiciones dogmáticas hasta ahora
promulgadas y representa lo que hay obligación de creer. Al repetir unas
veinte veces el «creemos» quiere decir que todos los obispos y fieles
abrazan aquellas verdades con verdadera fe. El Credo ha extractado del
Conc. Vaticano 11 (v.) muchos de sus artículos, sobre todo lo que se
refiere a la Iglesia. Contiene además algunos puntos que habían sido
objeto de disputas entre católicos y que así deberían quedar
definitivamente zanjados, como la perpetua virginidad de María y la
naturaleza del pecado original derivado a los hombres por la misma
naturaleza humana que padeció las consecuencias del pecado de Adán.
BIBL.: C. Pozo, El Credo del
Pueblo de Dios, Madrid 1968; J. A. DE ALDAMA, La Profesión de Fe de Pablo
VI, «Estudios Eclesiásticos» 43 (1968) 479-505.
J.ORTIZ DE URBINA.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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