Fecundo escritor eclesiástico, célebre sobre todo por su gran aportación a
la historia de la Iglesia.
Vida. N. probablemente en Cesarea de Palestina hacia el a. 263 y m.
el 330 ó 340, poco después que Constantino el Grande. Debe su formación
científica básica al presbítero Pánfilo, del que se cree había sido
esclavo; en atención a su maestro se impuso a sí mismo el sobrenombre de
Pánfilo y escribió además una biografía sobre él. De Pánfilo heredó
asimismo una especial veneración hacia el alejandrino Orígenes (v.), quien
exiliado en Cesarea había fundado una escuela catequética con una
biblioteca que se hiciera famosa. Durante la persecución de Diocleciano
fueron encarcelados maestro y discípulo (a. 307) y en la prisión
escribieron la apología de Orígenes. Pánfilo m. mártir el 6 feb. 309. E.
huyó primero a Tiro y después a la Tebaida, en Egipto, donde fue
descubierto y encarcelado de nuevo. Al terminar la persecución fue
nombrado obispo de Cesarea (a. 313). Intervino como tal en la controversia
arriana, proponiendo soluciones irenistas, pero que mutilaban la fe
ortodoxa. En este sentido escribe varias cartas defendiendo a Arrio (v.) e
intervino decisivamente en un sínodo de Cesarea que lo declaró ortodoxo.
E. adoptó una postura intermedia entre Arrio, que negaba la divinidad de
Jesucristo y S. Atanasio (v.), que defendía la doctrina homoousiana
(consubstancialidad del Hijo con el Padre), reconociendo la divinidad de
Cristo pero en términos algo ambiguos (cfr. M. Weiss, Die Stellung des
Eusebius von Caesarea im arianischen Streit, Tréveris 1920).
El a. 325 fue excomulgado en el sínodo de Antioquía por rehusar
suscribir la confesión de fe contra Arrio. Sin embargo, en el Concilio de
Nicea (v.) celebrado el mismo año terminó por firmar el símbolo allí
redactado, aunque «resistió hasta el último instante, porque le
disgustaban esas declaraciones que diferían de las suyas» (Carta al pueblo
de Cesarea, cfr. J. N. D. Kelly, Early Christian Creeds, Londres 1959,
213-230). En realidad su conformidad fue sólo externa, quizá por complacer
al Emperador, como demostró su posterior conducta al aliarse con Eusebio
de Nicomedia e intervenir en el sínodo de Tiro del a. 335, que excomulgó a
S. Atanasio, e influir probablemente en las medidas adoptadas por
Constantino contra los obispos ortodoxos.
Su erudición es sorprendente y su obra, después de la de Orígenes,
es la más abundante de los padres griegos. Focio (v.) afirma de él: «Su
estilo no es agradable ni brillante, pero él es un hombre de grandes
conocimientos». Versado en todos los ramos del saber de su tiempo, tanto
en el campo profano como en el sagrado, destaca sobre todo por sus méritos
como historiador. Se le ha llamado con razón el «Heródoto cristiano» y el
«Padre de la Historia Eclesiástica». Sus escritos son auténticos arsenales
de citas de obras cristianas y paganas, muchas de ellas hoy perdidas. Sólo
el valor intrínseco de sus trabajos justifica su pervivencia, a pesar de
sus tendencias arrianas.
Obras históricas. 1) Vida de Pánfilo. En tres libros, desaparecida.
2) La Crónica. Fue escrita hacia el 303 y contiene dos partes: la
cronografía o historias resumidas de los caldeos, asirios, hebreos,
egipcios, griegos y romanos, y una segunda parte a base de cuadros
sincrónicos en columnas sinópticas paralelas con glosas indicadoras de los
principales sucesos de la historia. Esta parte fue traducida al latín y
completada por S. jerónimo en Constantinopla continuándola desde el 325 al
379. Este procedimiento sincrónico había sido ya utilizado a principios
del s. III por Julio Africano en su Cronograf ía, obra en la que se apoya
indudablemente E. Pero la de E. es más completa en cuanto a materiales y
fuentes usadas y más crítica en el empleo de las mismas. La obra se ha
conservado en una versión armenia del s. vi y sólo fragmentariamente en el
original griego, pero ha influido poderosamente en la historiografía
posterior, especialmente durante la Edad Media.
Las mejores ed. son las de PG 19,99-598 y A. Schoene, 2 vol. Berlín
1866-1875.
3) Historia Eclesiástica, que en su actual forma consta de 10 libros
y abarca desde los orígenes de la Iglesia hasta la derrota de Licinio el
a. 324. Es la obra más importante de E. Su mérito no estriba en la hábil
narración de acontecimientos, sino en la inapreciable acumulación de
datos, de hechos, documentos y extractos. La intención de la obra es
apologética procurando demostrar que Dios es el fundador de la Iglesia y
su defensor ante los poderes adversos. E. nos ofrece las listas de obispos
de las sedes más importantes, los autores cristianos, los escritos
heréticos, el castigo del pueblo judío, las persecuciones y martirios de
los cristianos y el triunfo final de la Iglesia. E. sometió esta obra a
varias revisiones y puestas a punto. Los siete primeros libros se
publicaron antes de la persecución de Diocleciano (a. 303). La difusión de
la obra se atestigua por sus numerosas versiones. Se conserva una siriaca
(la mejor) del s. iv, que sirvió de base a otra armenia muy literal.
Rufino hizo la traducción latina en 403, pero no es muy fiel al original,
aunque tiene la ventaja de que completa el relato hasta la muerte de
Teodosio el Grande (a. 395). Editada en griego en PG 20,45-906 y en
Griechische christliche Schriftsteller (GCS), por E. Schwartz y T. Mommsen
en 3 vol., Leipzig-Berlín 1903, 1908, 1909. Traducida al italiano por G.
del Ton (Eusebio, Storia ecclesiastica, Siena 1931, Florencia 1943), el P.
A. Velasco prepara una versión castellana que editará la Biblioteca de
Autores Cristianos (BAC).
4) Sobre los mártires de Palestina. Según promete en su Hist. Ecl.
(8,13,7), E. dio a conocer los combates y hazañas de los mártires cuya
vida «había presenciado personalmente». La obra abarca toda la persecución
de Diocleciano (303-311) y se conserva en dos recensiones; la larga ha
llegado a nosotros completa sólo en una versión siriaca y
fragmentariamente en griego; la más corta se conserva como apéndice del
libro octavo en cuatro manuscritos griegos de la Historia Eclesiástica.
Ediciones en PG 20,1457-1520; E. Schwartz, en GCS 9, 2, 1908, 907-950; G.
Bardy, en Sources chrétiennes, 55, 1958, 121-174 (con traducción
francesa).
Obras apologéticas. Al procedimiento ya habitual en los apologistas
griegos E. incorpora en defensa de la religión cristiana una nueva
argumentación según un plan grandioso (probablemente la aportación
apologética más importante de la Edad Antigua) que muestra las religiones
del pasado, incluida la israelita, como una preparación para el
cristianismo. Se han perdido algunos de estos escritos y se conservan los
siguientes:
1) Introducción general básica al Evangelio. En principio constaba
de 10 libros, pero sólo han llegado completos hasta nuestros días los
libros 6-9. La obra ofrece una recopilación y explicación sucinta de las
profecías mesiánicas veterotestamentarias. Ediciones en PG 22, 1021-1262 y
T. Gaisford, Eclogae propheticae, Oxford 1842 (cfr. J. R. Laurin,
Orientations maitresses des apologistes chrétiens de 270 á 361, Roma 1954,
124-130).
2) Preparación al Evangelio. Obra en 15 libros que afortunadamente
se conserva en el original griego, y que según se deduce de algunas
alusiones (135 c) fue compuesta después del 314, fecha en que Licinio
impuso peculiares castigos a los cristianos antioquenos. La escribió para
demostrar la superioridad del judaísmo como preparación al Cristianismo
frente a las religiones paganas. Es original su método de refutación del
paganismo a base de textos de los mismos autores paganos. Editada por K.
Mras, Praeparatio Evangelica, en GCS 43,1-2, 2 vol. 1954-1956 (cfr. J. R.
Laurin, o. c. 344-367).
3) Prueba del Evangelio. Defiende la religión cristiana frente al
judaísmo en una obra que comprende 20 libros, de los que se han conservado
los 10 primeros y parte del 15. E. acentúa que el cristianismo enlaza con
la religión universal de los Patriarcas, de la que la Ley de Moisés sólo
representa una transición. Editada por I. A. Heikel, Die Demonstratio
Evangelica, en GCS 23, 1913 (cfr. J. R. Laurin, o. c. 369-380). Estas tres
primeras obras apologéticas de E. son anteriores al Conc. de Nicea (a.
325).
4) La manifestación divina. Obra en 5 libros, conservada en una
versión siriaca muy antigua y literal editada por H. Gressmann, Die
Theophanie, GCS 11,2,1904. 5) Contra Hierocles, libro escrito para refutar
al gobernador de Bitinia, y cuyo texto se ha conservado íntegro; publicado
por T. Gaisford, Contra Hieroclem, Oxford 1852.
Se han perdido otras dos obras apologéticas: Refutación y defensa y
Contra Porfirio.
Obras dogmáticas. 1) Contra Marcelo (Obispo de Ancira). Escrito el
336 tal vez para justificar la deposición del obispo por obra del sínodo
arriano de Constantinopla. Editada por E. Klostermann en GCS 14,1909,1-58.
2) Teología eclesiástica. Ampliación de la obra anterior con
tendencias origenistas (GCS 14,1909,59-182). 3) Epistolario. Se conservan
de él completas sólo tres cartas: la dirigida a Flaccilo, dedicándole su
Teología eclesiástica, la que envió a Carpiano como presentación de sus
Cánones evangélicos y la que escribió a su comunidad de Cesarea explicando
su postura sobre el homoousios y defendiendo su actuación en Nicea.
También ha llegado hasta nosotros una nota a Constancia, esposa de
Licinio, en la que muestra tendencias iconoclastas. Ediciones: H. von
Soden, Die Schriften des Neuen Testamentes 1, Berlín 1902, 388 y ss.
(Carta a Carpiano); H. G. Opitz, Athanasius Werke 11, 1, Berlín 1935,
28-31 (Carta a Cesarea); PG 20,1545-1549 (Carta a Constancia).
Escritos bíblicos. Siguen en general el sistema alegórico de
Orígenes, pero gran parte de ellos se han perdido. Se conservan:
1) Comentario a los Salmos. De gran erudición y muy apreciado entre
los antiguos escritores cristianos. Aunque no ha llegado completo a
nuestros días, los fragmentos son tan extensos que sirven para formarse
una idea de la complejidad y ambición de la obra (cfr. PG 23 y 24,9-76).
2) Comentario a Isaías. Descubierto por A. Móhle al margen de un
manuscrito florentino. Falta aún una ecjición crítica de esta obra (cfr.
A. Móhle, Der f esaiakommentar des Eusebios von Kaisareia vollstándig
wieder aufgefunden, «Zeitschrift für neutestamentliche Wissenschaft» 33,
1934, 87-89).
3) Geografía bíblica. De la que sólo se conserva el Onomásticon o
lista alfabética con explicación de los diversos nombres de la S. E.,
fuente importantísima para la topografía palestinense. Existe el original
griego y una versión latina de S. Jerónimo que hizo algunas correcciones.
Publicada por E. Klostermann, Das Onomastikon der biblischen Ortsnamen, en
GCS 2,1,1904 (texto griego y versión latina de Jerónimo).
4) Cánones evangélicos (PG 22,1275-1292). Especie de sinopsis
concordada de los Evangelios, inspirada en la Armonía de Ammonio de
Alejandría.
5) Sobre la Pascua. Obra perdida en su conjunto, pero conservada en
un extenso fragmento dentro de la Catena sobre Lucas compuesta por Nicetas
de Heraclea (PG 24,693-706).
Se han perdido una obra sobre La poligamia y las familias de los
Patriarcas y otra sobre Preguntas y respuestas sobre los Evangelios de la
que quedan algunos extractos que nos sugieren la contribución crítica del
contenido original de la obra (PG 22,879-1006).
Obras en honor de Constantino. Se muestra en estos escritos como un
panegirista que todo lo subordina al servicio del Emperador, al que
consideraba como un enviado de Dios para liberar a la Iglesia de las
persecuciones. Su devoción a Constantino ha sido lo que más críticas ha
provocado por parte de los autores, sobre todo la primera de las obras a
continuación reseñadas:
1) Vida de Constantino, compuesta en 4 libros siguiendo el modelo
literario de los encomion. Este particular conviene tenerlo en cuenta a la
hora de emitir un juicio sobre el valor histórico de este panegírico, algo
que se insinúa no en el título latino por el que se conoce este escrito,
sino en el griego, cuya traducción podría ser «Reflexiones sobre la vida
del Emperador Constantino». De especial interés son las 16 órdenes
imperiales adosadas por E. a la obra, cuya autenticidad se ha visto
confirmada por el descubrimiento de algún papiro que transcribe
parcialmente órdenes de Constantino que coinciden literalmente con E. La
genuinidad misma de toda la obra, puesta en duda por algunos críticos
modernos, se puede mantener, aunque es admisible y probable que se hayan
hecho interpolaciones posteriores (cfr. F. W. Winke1mann, Die Vita
Constantini des Eusebius. Ihre Authen tizitüt, ihre Textbezeugung, Halle
1959).
2) Discurso a la asamblea de los santos, especie de apología
cristiana atribuida por E. al propio Constantino. Puesta seriamente en
duda su autenticidad en nuestros días, la defienden Harnack y A. Kurfess.
Editada por I. A. Heikel en GCS 7,1902,149-192 (cfr. H. Doerries, Das
Selbstzeugnis Kaisers Konstantins, Gotinga 1954, 129-161).
3) Panegírico con ocasión de sus tricennalia. En sus 10 primeros
capítulos alaba la persona y obras en Constantino y en las ocho restantes
se ofrece una apología del cristianismo o más bien una especie de
introducción a la doctrina cristiana acomodada a un público pagano.
Publicado por I. A. Heikel en GCS 7,1902,193-259.
V. t.: IGLESIA, HISTORIA DE LA II; HAGIOGRAFÍA II; APOLOGÉTICA II,
1; ACTA MARTYRUM.
BIBL.: Además de la incluida en
el texto, cfr. los siguientes estudios de conjunto: B. ALTANER,
Patrología, 5 ed. Madrid 1962, 227-232; H. LECLERCQ, Eusébe de Césarée, en
DACL, V,747-775; D. S. WALLACE-HADRILL, Eusebius ol Caesarea, Londres 1960
(abundante bibl.); C. VERSCHAFFEL, Eusébe, en DTC V,1527-1532; A. PENNA,
Eusebio di Cesarea, en Enciclopedia Cattolica, V, Ciudad del Vaticano
1950, 841-854; E. SCHWARTZ, Eusebius von Caesaraea, en RE, VI,1370-1439
(no católico; resumen muy denso y erudito en el que hay que hacer algunas
salvedades en cuestiones doctrinales y en el modo de enjuiciar la historia
eclesiástica); R. FARINA, L'Impero e l'imperatore cristiano in Eusebio di
Cesarea. La prima teología política del Cristianesimo, Zurich 1966.
F. MENDOZA RUIZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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