1. Geografía. E. aparece nombrado en la Biblia con el nombre de Misrayim.
Este nombre se le da por haber sido poblado por Misrayim, hijo de Cam (v.)
y sus descendientes (Gen 10,6.13). Misrayim aparece en forma dual, lo que
se explica por la distinción existente entre el Bajo y Alto Egiptq; esta
denominación, que figura como término etnográfico en algunos libros de la
S. E., tiene en las demás lenguas semíticas réplicas muy semejantes. Es
posible que algunas referencias hagan relación a otros estados de Asia
Menor (2 Reg 7,6; 2 Par 1,16-17). El término moderno de E. según parece es
de origen griego, derivado del nombre sagrado de Menfis (v.). Generalmente
era llamado Kimet por sus habitantes.
También aparecen en la Biblia las enfermedades de este país (Dt
7,15; 28,27.35.60). Plinio llamaba a E. la madre de las enfermedades
contagiosas. Era un país muy fértil debido a las inundaciones del Nilo
(v.), con numerosos canales de irrigación (Gen 13,10; Dt 11,10). Se
cultivaba un gran número de cereales (Ez 17,7; Gen 41,2), la vid y toda
clase de hortalizas. Los judíos en el desierto recuerdan los melones,
cebollas, puerros, ajos y cohombros que comían en E. (Num. 11,5). Sobre
animales domésticos da noticia la Biblia de asnos, camellos, ovejas,
bueyes y caballos (Gen 12,16; 41,2-3; Ex 9,3; 1 Reg 10,28-29).
a. El Nilo. La significación, y el valor, que para E. ha tenido el
Nilo fue ya comprendida por el A. T. En la Biblia hebrea aparece designado
con el nombre de sihor (Is 23,3; ler 2,18) y por yé'or (Gen 41,1; Ex 1,22;
2,3; Ier 46,7-8; Am 8,8 ... ), siendo esta última la más empleada. Los
Setenta tradujeron al griego por río y en la Vulgata al latín flumen,
aunque figura una vez el término Nilus (Is 23,3). Este aparece unido a
sucesos importantes de la vida de los judíos en E., como la historia de
José, de Moisés, sueños del faraón, disputas de éste con Moisés,etc. (Gen
41,1-3.17-19.40-43; Ex 4,9; 15-25). En los libros proféticos tiene
frecuentemente el valor simbólico de E. (ls 7,18; Ez 37,25). Los profetas
hablan de las crecidas y descensos del río (Am 8,8; Ier 46,7) y de la
ruina que su sequía lleva al país (Is 19,6-11; Ez 30,12). Las inundaciones
del Nilo se presentan como imágenes de la bendición del Señor (Eccli
39,27) que lo cubre todo como las aguas desbordadas, y de los temblores de
la tierra ante el juicio de Yahwéh (Am 8,8; 9,5).
b. Ciudades y regiones. Son numerosas las que aparecen en la Biblia.
'Amôn, sobre la que Jeremías (46,25) y Ezequiel (30, 14-16)
predicaron su ruina y destrucción; Nahúm (3,8), al predicar la ruina de
Nínive, la compara con esta ciudad. En los Setenta es llamada la ciudad
del dios y en la Vulgata, aunque con evidente equivocación, Alejandría. Es
la Tebas (v.) que alcanzó su apogeo con la XVIII y XIX dinastías, situada
a unos 670 Km. al sur de El Cairo.
Menfis. Aparece mencionada solamente en el A. T. Del nombre griego
de esta ciudad parece que derivará después el nombre de E. y a partir de
éste el latino. La explicación que atribuye el nombre del país derivado
del de una de sus ciudades, se debe, sin duda, a que esa ciudad llegó a
tener tanta importancia que su nombre se empleó como sinónimo de todo el
territorio.
Sin. Ezequiel profetiza contra ella (30,15-16) que será objeto de la
cólera de Dios. Equivocadamente los Setenta llaman a esta ciudad Sais y
Syene, que corresponde a Séweneh, la actual Asuán. Era una importante
población fortificada en la frontera del Antiguo Egipto, cuyo nombre
preserva el texto hebreo masorético, y se identifica con Tell Farama,
situada en la extremidad norte del Delta. La Vulgata acierta en su
versión, ya que Tell Faramá es la Pelusium clásica.
Sim (Desierto). Séptima estación del itinerario israelita (Ex 16,1)
desde E. a Canaán (v. ÉXODO, LIBRO DEL). Patrós. Región mencionada varias
veces en los libros proféticos, se refiere al Alto Egipto (Is 11,11; ler
44,1,15; Ez 29,14; 30,14). Patrós representa la región del Alto Egipto,
con capital en Tebas, mientras que Misrayim indicará el Bajo Egipto. De
acuerdo con la historia egipcia encontramos algunos pasajes en la Biblia
en los que dice que Patrós fue la cuna de la nación egipcia (Ez 29,14).
Séweneh o Syene. Ciudad situada en la extremidad meridional del
país. Aparece mencionada en Ezequiel (29, 10; 30,6) como límite sur de
este país. Se identifica en la actualidad con la población de Asuán (v.).
Los papiros arameos, descubiertos en Elefantina (v.), proporcionan la
información más importante sobre Syene; gracias al rollo de Isaías puede
aventurarse que los sinitas fueron los habitantes de esta ciudad.
Pitom. La edificaron los hebreos durante su estancia en E. en
trabajos forzados, para ciudad almacén (Ex 1,11). La Biblia no da el lugar
exacto de su situación, pero se la emplaza en la zona fronteriza
meridional fuera del territorio del antiguo E.
'Élam. Después de salir de Sukkot (Ex 13,20; Num 33, 8), junto al
desierto de Súr (Ex 15,22), llegaron a 'Élam (v. ÉXODO, LIBRO DEL). La
Biblia dice que no tomaron el camino del país de los filisteos, sino el
camino del desierto al mar Rojo (Ex 14,2).
Sukkot. En la Vulgata Socoth. Situada entre Ráméses y 'Llam, es la
primera estación del Éxodo. Se la sitúa, gracias a las últimas
investigaciones arqueológicas, hacia la desembocadura del wadi Tumilát.
Migddal. En la Vulgata Magdalum. Topónimo que aparece en la Biblia,
refiriéndose por el contexto a dos localidades distintas. Una de ellas se
refiere a una de las estaciones del Éxodo, cerca de Pi Hahirot, Ba´al
Séfon y el mar (Ex 14,2; Num 33,7-8). La otra localidad es la ciudad
contra la cual lanza Ezequiel un oráculo anunciando la destrucción de E.,
poniéndola como límite meridional juntamente con Séweneh (Ez 29,10; 30,6)
y a la que Jeremías ataca por la idolatría en que habían caído (ler 44,1;
46,12); ciudad en la que se asentaron los judíos huyendo de Nabucodonosor.
La localización de la del Éxodo se supone estaría en la actual Yebel Abú
Hasa o alrededores. La de los profetas sería en la región oriental del
Delta, Tell al-Hayr, a unos 12 Km. al sur de Pelusium o en Tell al-Sumut,
a unos 5 Km. al SO del anterior.
Pi Hahirot. La Biblia la sitúa entre Migddal y el mar Rojo frente a
Ba'al Séfon (Ex 14,1-2). A ella llegaron los israelitas cuando Yahwéh les
hizo cambiar de rumbo. Como todos estos topónimos no se han identificado,
no se puede saber con exactitud su localización, pero se la supone en Wadi
Tumilát.
Ba'al Séfon. Localidad en la que acamparon al salir de E., antes de
atravesar el mar Rojo obedeciendo el mandato de Yahwéh (Ex 14,1-2). Es
también citada en otro pasaje (Num 33,7) en el que se indica que partiendo
de `Élam se volvieron a Pi Hahirot ciudad situada frente a Ba'al Séfon.
'On. Topónimo egipcio que aparece frecuentemente en la S. E. La
identificación con Heliópolis (v.) aparece explícitamente en los Setenta
(Ex 1,11). En la actualidad se llama `Ayn Sams.
Bubastis. Ciudad situada en el Delta que adquirió gran importancia
durante la XXII dinastía; figura en el A. T. con el nombre de Pi-Beset (Ez
30,17).
Ráméses. Es un topónimo que aparece citado varias veces en la
Biblia. Es la región donde el faraón asentó a los hijos de Jacob (Gen
47,11), también llamada tierra de Gósen. Esta ciudad y la de Pitom fueron
construidas por los israelitas en la época de persecución por el faraón.
Fue construida para ciudad almacén (Ex 1,11), de víveres y pertrechos de
guerra. De ella partió el Éxodo (Num 33,3). Su emplazamiento en la
actualidad se discute entre Tanis y al-Qantír.
Gôsen. Región en la que se asentaron los de Jacob cuando bajaron a
E. (Gen 45,10; 46,28-34; 47,1; 50,8). Era, según el faraón, lo mejor del
país, donde tenía sus rebaños cuidados por los judíos (Gen 47,6-11).
Tanis. En hebreo So'an. Según la S. E. fue construida siete años
después que Hebrón (Num 13,23), ciudad de la que también se ignora la
fecha fundacional. Parece ser que la «construcción» a que se refiere la
Biblia sería más bien una reconstrucción, pues Tanis (v.) parece que fue
una de las más antiguas del Delta. La tesis de que Tanis sea Avaris,
capital de los hicsos, no es aceptada por todos los egiptólogos. En época
de Isaías era una ciudad importante, y un siglo después en tiempo de
Ezequiel lo era aún más, apareciendo en sus oráculos contra E., juntamente
con Patrós, Menfis, Tebas, etc. En esta región debió ayudar Yahwéh a los
israelitas oprimidos por el faraón (Ps 78,12,43). En la actualidad se
identifica prácticamente con Sán al-Hayar.
Tahpanhes. En la Vulgata Taplzne. A esta ciudad fue llevado Jeremías
cuando la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor (Ier 43,7). En Ez
30,18 aparece este topónimo, pero con vocalización distinta, debido sin
duda a ser un nombre extranjero. Jeremías la nombra varias veces (2,16;
43,7-9; 44,1; 46,14); del contexto parece indicarse que se encontraba
situada en el Bajo Egipto.
2. Historia. El origen del pueblo egipcio está en los des
cendientes de Misrayim: Lûdim, `Ánamîm, Léhabim, Patrusîm, Kasluhîm,
Nafttuhîm, Kafttorîm (Gen 10,13). A poco de llegar Abraham (v.) a la
Tierra Prometida, un periodo de hambre le obligó a ir a E. (Gen 12,10).
Cuando, más tarde, hubo otra época de hambre prohibió Dios a Isaac (v.) ir
a este país (Gen 26,2), pero fueron sus nietos y su hijo Jacob (v.) los
que se establecieron en E.
José, hijo predilecto de Jacob, fue vendido por sus hermanos,
envidiosos, a unos mercaderes madianitas que lo llevaron a E. (Gen
37,25-29). Allí fue vendido de nuevo, esta vez a un alto funcionario de la
corte del faraón, llamado Putifar, y jefe de la guardia egipcia (Gen
39,1). Éste le confió la administración de su casa, haciéndole mayordomo
de su hacienda. José rechazó varias veces a la mujer de Putifar, por lo
que se vio envuelto en sus mentiras y fue llevado a la cárcel (Gen 39,9).
Allí supo interpretar el sueño del copero y del repostero del faraón que
también estaban encarcelados (Gen 40,1-23). Cuando años más tarde nadie
supo interpretar los sueños del faraón, el copero, acordándose de José,
habló de él al faraón, el cual le mandó llamar. José predijo la llegada a
E. de siete años de abundancia seguidos de otros siete de hambre. El
faraón le nombró su primer ministro (Gen 41,38-43) con plenos poderes para
abastecer al país de trigo en previsión de la futura escasez, y le dio por
esposa a 'Asénat hija del sacerdote de 'On. 'Asénat tuvo dos hijos,
Manasés (Ménassen) y Efraim ('Efrayim), que fueron adoptados más tarde por
Jacob como hijos (Gen 48,5).
Durante el periodo de hambre, Jacob mandó a sus hijos a E. a comprar
trigo. José reconoce a sus hermanos sin ser reconocido por ellos (Gen
42,7-9). Simeón quedó como rehén en el primer viaje, ya que se les acusaba
de ser espías (Gen 42,9-24), en espera de la vuelta de sus hermanos con
Benjamín, que había quedado con su padre. Cuando regresaron con el hermano
menor, José se dio a conocer (Gen 45,1-5) y enterado el faraón, mandó
buscar a su padre y a toda su familia y los estableció en Gósen (Gen
45,5-7). Aquí creció bajo la dominación de los hicsos (v.), el pueblo
judío. La vida de José se narra en el Génesis cap. 37-50. En su actual
forma literaria no es una obra homogénea, sino que, según la opinión de
muchos críticos, proviene de tres fuentes distintas: la yahwista, la
elohísta y la sacerdotal (v. PENTATEUCO). También se da como posible que
fuera el desarrollo orgánico de la primera narración mosaica con adiciones
posteriores.
Cuando los hicsos fueron expulsados de E., los progresos de
expansión y poderío de los judíos inquietaron a la nueva dinastía de los
faraones indígenas, que los dedicaron a duros trabajos. De este estado de
opresión fueron liberados por Moisés (v.), que consiguió la salida del
pueblo hebreo gracias a las plagas (v.) y mediante el paso del mar Rojo
(v.). Estos grandes acontecimientos aparecen en casi todos los libros del
A. T. (los 2,10; 24,4; Ex 7,14-12,32; 13,17-14,31; Num 33,1-50; Is 10,26;
ler 32,21; etc.) y en numerosos del N. T. (Act 7; Heb 3, 16; 8,9; 11,27).
Desde el Éxodo hasta el reinado de Salomón (v.) no existen
relaciones directas con E., siendo su boda con una hija del faraón (1 Reg
3,1) el motivo de la reanudación de las relaciones. Recibió como dote la
ciudad de Gezer (1 Reg 9,16); y activó el intercambio comercial con este
país al que compró caballos y carros (1 Reg 10, 28-29; 2 Par 1,16; 9,28).
En E., en la corte del faraón Sesonq (Sisaq) se refugió huyendo de Salomón
Jeroboam, rey de Israel, cuando el profeta Ajias le predijo que Yahwéh le
daría 10 tribus (1 Reg 11,28-40; 2 Par 10,2). Sisaq, fundador de la XXII
dinastía, es el primer faraón que aparece nombrado por su nombre en la
Biblia (1 Reg 11,40; 14,25-26). Cuando la profecía se cumplió en época de
Roboam, hijo de Salomón, parece que Jeroboam pidió ayuda a Sisaq. Este
faraón organizó una expedición contra Palestina, tomó las ciudades fuertes
de Judá, llegó hasta Jerusalén, y se apoderó de las riquezas del Templo y
de la casa del rey (1 Reg 14,25-26).
Durante el reinado de 'Asa', rey de Judá, el etíope Zerah dirigió
una campaña contra él, pero fue vencido en Maresah y aniquilado después de
perseguirle en Gérar (2 Par 14,8-14). En época de Joram, rey de Israel, se
hace alusión a una alianza con los egipcios (2 Reg 7,6) durante las luchas
con Siria. El faraón Só' fue llamado por Oseas (v.) último rey de Israel,
ante el peligro del rey de Asiria, Salmanasar (2 Reg 17,4). Pero su ayuda
no fue eficaz. El nombre de este faraón no se encuentra entre los de la
XXIV dinastía, que es la que cronológicamente corresponde al reinado de
Oseas. Se ha propuesto transformar el nombre de Só' en Sewe', corrigiendo
el texto masorético, ya que los anales de Sargón II (v. SARGÓNCDA,
DINASTÍA) permiten reconocer en él al militar y administrativo egipcio
llamado Sib'e o Sib'u, al cual venció Sargón cuando la toma de Samaria.
Taharqa, faraón de Etiopía y E., de la XXV dinastía, se enfrentó, a
causa del dominio de Palestina, con los asirios. Ayudó a la rebelión de
Ezequías contra Senaquerib. Pero según la S. E. no fue su ayuda la que
salvó al reino de Judá (v.) sino la Providencia divina (2 Reg 19,9; Is
37,8-10). Los profetas se oponían a esta alianza con E., y motiva todos
los oráculos lanzados contra el país (Os 7, 11,16; Is 18; 19; 20; 30.2-3;
ler 2,16,18,36; Ez 17,15; 29-32; Nah 3,8-10; Lam 5,6). A pesar de sus
protestas, no sólo siguieron pidiendo ayuda los judíos de Judá a E., sino
que se refugiaron en este país cuando la toma de Jerusalén por
Nabucodonosor (v.), llevándose con ellos a Jeremías (v.) (Ier 41,17;
43,7-8; 44-1; 2 Reg 25,26). tosías fue el único rey de Judá que se declaró
contra los egipcios, durante el reinado del faraón Necao, quien .viendo el
creciente poderío de Babilonia, marchó contra el rey de Asiria. tosías le
salió al paso impidiéndole seguir (2 Reg 23,29). Intentó persuadirle Necao
para que no se interpusiera, ya que no iba contra él, pero tosías no
cambió de parecer y fue mortalmente herido en la llanura de Megiddo (2 Par
35,20). Le sucedió en el trono su hijo Joacaz, que fue llevado prisionero
a E. por Necao, poniendo en el trono a otro hijo de Josías, 'Elyagim,
cambiándole el nombre por el de loaquím (2 Reg 23,3336). Necao fue vencido
por Nabucodonosor en Karkémis (Ier 46), y ya no volvió a salir de su país
(2 Reg 24,7).
Hofra', cuarto faraón de la XXVI dinastía intentó seguir la
tradición faraónica de restablecer el poderío egipcio en Asia Menor.
Invadió Palestina y Fenicia; al enterarse de la llegada del faraón, los
caldeos que asediaban Jerusalén se retiraron de allí (Ier 37,5). Pero más
tarde fue conquistada por Nabucodonosor, y después de este hecho Hofra`
renunció definitivamente a la posesión de Palestina (2 Reg 24,7).
Numerosos judíos se refugiaron en E., en la ciudad de Tahpanhes (Ier
43,7). El profeta, indignado de tal situación, profetizó amenazas contra
sus compatriotas (Ier 43,4-44,30), contra los egipcios (46, 25) y contra
Hofra` (44,30) vaticinándole que moriría a manos de sus enemigos. En la
historia es llamado Apries. Hofra` es el último faraón que aparece
mencionado en la Biblia. Durante esta época, o algo anterior, debió ser el
establecimiento de una colonia judía en Elefantina (v.), isla situada en
la primera catarata dei Nilo. En 1903 y 1904 se han descubierto en la isla
papiros que dan noticia sobre dicha comunidad.
Tras la caída del imperio caldeo, E. pasó a poder de los persas, y
después a Alejandro (v.) y sus sucesores, siendo los judíos sometidos a
los nuevos señores. Los Lágidas, sobrenombre con que se denomina a la
dinastía macedonia de los Ptolomeos (v.), que reinaron en E. desde la
muerte de Alejandro, y los Seléucidas (v.), lucharon por Siria y
Palestina. luchas que ya el profeta Daniel había predicho (Dan 11) en
época de Darío y que también se encuentran referidas en los libros de los
Macabeos (1 Mach 1,17-21; 10,51-57; 11,1-13; 2 Mach 4,21; 5,1-21). En la
época de los Ptolomeos se establecieron gran número de judíos en E., sobre
todo en Alejandría (2 Mach 1,10; Act 2,10; 6,9; V. ALEJANDRÍA V).
En E. se refugia la Sagrada Familia (v.) huyendo de Herodes, con
Jesús (Mi 2,13-22), aunque no se sabe el tiempo y el lugar exactos de
dicha estancia.
3. Influencias entre Egipto y el pueblo hebreo. Es indudable que
tantos años de permanencia en E., entre 400 según el Génesis (15,13-16), y
430 según el Éxodo, influyeron en el pueblo hebreo, siendo dicha estancia
uno de los recuerdos que más hondamente ha conservado. La Biblia habla con
gran conocimiento de las costumbres y forma de ser del pueblo egipcio. La
palabra faraón aparece varias veces en la S. E.; en los libros más
antiguos (Gen, Ex, Di 1 y 2 Sam) se encuentra aplicada sin añadir el
nombre del faraón, equivaliendo a un mero título (Ex 6,11). Pocas veces
aparece con el nombre propio, sólo cuando se refiere al faraón Necao (2
Reg 23,29-35; Ier 46,2), al faraón Hofra` y al faraón Sesonq. También se
hace referencia a la hija del faraón (Ex 2,5-9; 1 Reg 3,1: 1 Par 4,18;
etc.). El faraón del Génesis se presenta como un señor paternal, al que le
preocupan los sueños; que acepta e incluso solicita consejo, y cuyas
audiencias no tienen nada de solemnes. Los sueños del faraón son
típicamente egipcios, ya que las siete vacas v las siete espigas
pertenecen a la mitología egipcia, siendo las siete espigas el símbolo de
Osiris. La forma de prestar juramento en E. (Gen 42,15-16) y las reglas de
etiqueta palaciega son bien conocidas por el autor del Génesis. También
aparece en la Biblia el trabajo en el campo (Ex 1,14) del pueblo hebreo y
en la fabricación de ladrillos (Ex 5,14-16).
Cuando los judíos salen de E., Moisés les dice que no deben hacer lo
que hacía el pueblo donde habían vivido (Lev 18,3). Sin embargo, cuando la
S. E. reconoce que Moisés poseía toda la sabiduría de los egipcios, nos
hace pensar si la piedad y la moral de los hebreos, no hayan sido
influenciadas por la moral y la piedad del pueblo egipcio, según Heródoto
sumamente religioso; aunque también cabría pensar, y casi con mayor
fundamento, si no fue al contrario. El pueblo hebreo fue siempre
monoteísta y con una moral de gran elevación y exigencia. Parece más
probable, pues, que esas tendencias monoteístas que se dan en los egipcios
(v. VII) fueran causadas por su contacto con el pueblo hebreo.
Parece que las primeras instituciones monárquicas judías se tomaron
de E., si bien los profetas no se cerraron a la ética egipcia; y hay
relaciones entre la literatura sapiencia¡ egipcia y la sabiduría bíblica.
En el libro del Eclesiástico (v.) se aprecian ideas morales egipcias. En
1923 se descubrió el Libro de la Sabiduría de Amenemope, obra que trata de
las relaciones de Dios y de los hombres, y sobre los deberes de éste,
ideas muy semejantes a las que aparecen en el Libro de los Proverbios
(v.). Comprobando estas semejanzas se podrá saber qué es lo que el pueblo
hebreo debe al egipcio y qué le ha enseñado, o si al contrario es el
pueblo egipcio el que debe algo a los hebreos. Algunos autores sostienen
que el Libro de los Proverbios se ha inspirado en el de Amenemope. A su
vez los profetas y la sabiduría del pueblo de Israel influyeron sobre los
egipcios, sobre todo a partir del momento que aquéllos, al huir de los
asirios y babilonios, se instalaron en las ciudades del Delta.
Las influencias son claras en las inscripciones del sacerdote de
Thot, al comienzo de la época ptolemaica. G. Lefebvre ve el paralelismo
entre unas máximas de Petosiris y unos versículos de la Biblia. Aun
partiendo de las mismas premisas no sacan las mismas conclusiones, pues
mientras los judíos esperan de su buen comportamiento recompensas
terrestres (v. RETRIBUCIÓN), los egipcios esperan después de la muerte una
recompensa eterna al lado de los dioses a los que han servido durante su
vida. Una de las ideas constantes de la Biblia, que también encontramos en
E. aunque con ciertos matices, es la explicación de que las desgracias del
pueblo son debidas a la impiedad, y sólo la vuelta al cumplimiento de los
deberes religiosos les salvará. Las amenazas, las lamentaciones, tienen
expresiones comunes, lo que hace pensar que los sabios de un país y otro
tenían conocimiento de los escritos en los que se anunciaban las
desgracias y los remedios en su país y en el país vecino. En el conjunto
de la literatura egipcia se encuentran varios textos que ayudan a la
interpretación bíblica, ya sea por su forma o por su contenido (fábulas,
textos mortuorios, himnos, plegarias, etc.).
V. t.: IV; ALEJANDRÍA V.
BIBL.: L. SPELEERS, Egypte, en DB
(Suppl.) 2,755-919: A. IEREatíAs, Das Alte Testament im Lichte des alten
Orient, Leipzig 1904; D. VOELTE, Die Urgeschite Israels ini Lichte der
aegyptische Mythologie, Leiden 1907; A. M.ALLON, Les Hébreux en Égypte,
Roma 1921; G. LEFEBVRE, Égyptiens et Hébreux, «Rev. Biblique» 31 (1922)
481-488; Z. MAYANI, Les Hyksos et le monde de la Bible, París 1956; P.
MONTET, LTgypte et la Bible, París 1959; M. POZZEST, Las ciudades egipcias
en la Biblia, «Rev. Bíblica), 22, Buenos Aires 1960.
M. M. LILLO ALEMANY.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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