CARMELITAS. HAGIOGRAFIA.


Los primeros catálogos de santos c. que se conservan pertenecen a los s. XIV y XV. Uno, datado, que pertenece a la Bibl. Bodleiana de Oxford, es de 1426. Hasta nosotros han llegado seis en dos redacciones distintas, una larga y otra breve. Las dos fueron editadas. La breve en Venecia, en 1507, en Speculum carmelitarum. El texto, largo, en la edición de la misma obra de Venecia de 1580. No se puede fijar la interdependencia de cada uno de estos catálogos y de las dos redacciones. Únicamente se puede establecer la de los dos textos editados. Pese a las diversas variantes, algunas de las cuales afectan al número de santos catalogados, hay una concordancia sustancial de fondo. No es posible tampoco determinar el origen de estos escritos. Se trata, según nuestro parecer, de un específico género literario, del que han perdurado estas copias, que sin duda, no fueron las únicas. Su existencia se debe a diversas preocupaciones, de edificación espiritual, de prestigio, etc. Muy pocos son los santos recogidos en estos catálogos que han pasado al calendario universal de la Iglesia, obteniendo la canonización oficial. El culto que desde tiempo inmAmorial se les ha tributado en la Orden ha sido posteriormente reconocido por la Iglesia. Los datos que aportan estos catálogos son ciertamente sumarios, pero son la base de cuanto se ha escrito posteriormente. Tampoco es posible fijar el valor de las noticias que nos dan estas fuentes, que están exigiendo una revisión y un ariálisis no fáciles de realizar. Seguimos el texto de los catálogos según la edición del P. Xiberta, De visione S. Simonis Stock, Roma 1950, 281-313. Aparte una serie de santos, incluidos por la preocupación de sostener la descendencia directa de la Orden de los antiguos profetas, los más importantes son los que a continuación indicamos, apuntando apenas alguna noticia de los mismos.
      S. Bertoldo de Malafaida. Cruzado de origen francés y primer prior general de la Orden. Reunió en torno suyo a los solitarios que vivían dispersos en el monte Carmelo, cercó las celdas y el monasterio con un muro, y edificó un pequeño convento o santuario. Es desconocida su cronología, que con toda probabilidad debemos situar en la segunda mitad del s. XII. Venerado como santo en la Orden, su culto fue permitido por la antigua Congregación de Ritos en 1584 y su fiesta fijada el 29 de marzo (cfr. B. Zimmerman, Monumenta historica carmelitana, I, Lerins 1907, 269-276). S. Brocardo. Sucesor de Bertoldo como prior de los ermitaños del Carmelo, solicitó del patriarca de Jerusalén, S. Alberto de Vercelli (v.), una norma de vida para los solitarios, habiéndola obtenido en los primeros años del s. XIII. Es la regla del Carmen, en vigor hasta nuestros días. El culto que inmemorialmente se le tributaba en la Orden fue sancionado por la Congr. de Ritos en 1628. La fiesta se celebra el 2 de septiembre (cfr. B. Zimmerman, o. c., 276-279). S. Cirilo. Tercer general de la Orden. Los catálogos se extienden narrando sus visiones. De su vida no indican nada más que su origen griego. En la Orden se le ha venerado siempre como santo, celebrándose su fiesta el 6 de marzo. Aprobó el culto el papa Eugenio IV, aunque no hemos podido encontrar el documento correspondiente. S. Ángel de Sicilia. Fue uno de los primeros eremjtas del Carmelo que llegó a Occidente, siendo martirizado en Licata (Sicilia) mientras predicaba. Su sepulcro ha sido escenario de innumerables milagros (cfr. L. Saggi, S. Angelo di Sicilia, Studio sulla vita, devozione, folklore, Roma 1962). S. Simón Stock (v.). General de la Orden. Tuvo una visión en la que Nuestra Señora prometió la salvación a los que usaran y murieran con el escapulario. S. Avertano. También llamado Avertano, se distinguió por un amor especial a los Lugares Santos de la cristiandad, recorriendo cuantos pudo. M. en Luca. Sus restos, juntamente con los del b. Romeo, compañero de su último viaje, reposan en la sacristía de la catedral. El culto del primero fue autorizado por Clemente X en 1672. Gregorio XVI autorizó el culto del segundo el 16 abr. 1842. Sus festividades se celebran en el calendario de la Orden el 25 de febrero y el 4 de marzo respectiva-mente. S. Alberto. N. ca. 1250 en Trápani (Sicilia). Su vida es un tejido de milagros y prodigios que se han continuado sobre su sepulcro después de su muerte. Se atribuyen muchos prodigios al agua que se bendecía con sus reliquias. Fue canonizado por Calixto 111 en 1457, aunque la bula correspondiente, «Coelestis aulae» fue publicada por Sixto V el 31 mayo 1476. S. Franco. Se conoce con este nombre al que los catálogos denominan Francisco carmelita, natural de una aldea próxima a Siena. Durante su juventud llevó una vida desgarrada hasta que se convirtió debido a un ejemplar castigo. Su vicio mayor era el juego, llegando hasta jugarse la vista, que efectivamente perdió, quedando ciego. Transformado interiormente, peregrinó a Santiago de Compostela, y llevó en adelante una vida penitente, entrando finalmente en el convento de los carmelitas de Siena, donde actualmente se conservan sus reliquias y varios instrumentos de penitencia. Su vida inspiró a Moreto (v.) una de sus obras más interesantes: Francisco de Siena o el lego del Carmen. Autorizado su culto por el papa Clemente X en 1672, su fiesta se celebra el 11 de diciembre. S. Pedro Tomás. Natural de una aldea cerca de Aquitania, fue representante de la Orden en la curia papal de Avignon, posteriormente obispo de Patti y en 1364 patriarca de Constantinopla. M. en 1366. Se distinguió por su caridad y por el celo en la predicación. Se celebra su fiesta el 28 de enero (cfr. J. Smet, The life of saint Peter Thomas by Philippe de Méziéres, Roma 1954). S. Andrés Corsini (v.). Pertenecía a una noble familia florentina. Estudió y se doctoró en París. En la Orden ocupó diversas prelacías hasta ser nombrado obispo de Fiésole, sede que rigió durante 24 años. Fue canonizado en 1629.
      S. Andrés Corsini es el último santo incluido en los catálogos oficiales. Aparte de éstos, se venera la memoria de otros muchos. El b. Nicolás Gálico, sucesor.de S. Simón Stock en el generalato en 1265 hasta que renunció a su cargo en 1271. Fue amante de la soledad y del éremitismo, del que hace una encendida defensa en su libro Ignea Sagitta (A. Staring, Nicolai P. G. O. Carmelitarum «ignea sagitta», «Carmelus» 9, 1962, 237-307). Su nombre se encuentra en los libros litúrgicos de la Orden a partir de 1448, fijando su fiesta el 2 de abril. Hacia fines del siglo XIII y primeros del XIV debemos situar la vida de la b. Juana de Tolosa, penitente reclusa que vivió cerca del convento de los carmelitas de Tolosa. Su culto fue autorizado por León XIII el 11 feb. 1895, celebrándose su fiesta el 31 de marzo. B. Arcángela Girlani, carmelita en Parma, superiora del beaterio de c. de S. María del Paraíso de Mantua, famosa por sus éxtasis y milagros. Su culto fue autorizado por Pío IX el 1 oct. 1864. La fiesta se celebra el 13 de febrero. B. Jacobino de Canepacis. N. en 1438 cerca de Vercelli, durante 54 años se dedicó al ministerio de la postulación. Ejerció este apostolado con sencillez, guardando siempre recogimiento y silencio. Gregorio XVI reconoció su culto y título de beato el 5 mar. 1845. Su fiesta se celebra el 3 de marzo. Nuño Álvarez Pereira, (v.), conde de Oumrem, Arrayolos y Barcelos, mayordomo del rey y condestable de Portugal, aparte de ser el héroe de la independencia portuguesa, es un santo carmelita en cuya Orden profesó como hermano. N. el 24 jul. 1360. El 14 ag. 1385 alcanzó su máxima gloria militar en Aljubarrota. En recuerdo de esta victoria hizo levantar el monasterio e iglesia de Batalha en Lisboa, donde en 1423 abrazó la vida carmelitana. M. el 31 oct. 1431. Fue beatificado el 23 en. 1918 por Benedicto XV. Su fiesta se celebra el 6 de noviembre. (Cfr. E. Battaglia, Vida del héroe nacional portugués b. Nuño Álvarez Pereira, MonachilGranada 1920). En un momento delicado de la historia de la Orden llega a ella una de sus figuras más brillantes, el b. Juan Soreth (1394-1471). Trabajó sin desmayo para reformar la Orden, organizando la vida regular, estudios, etc. Juan Soreth es el fundador del Carmelo femenino y de la Tercera Orden. M. en Angers el 25 jul. 1471. Su culto fue autorizado por Pío IX el 1 sept. 1866. Su fiesta se celebra el 30 de julio. Juan Bautista Spagnoli, el Mantuano. N. en Mantua el 17, abr. 1448. En 1464 entró en el Carmelo en la reciente Cong. de Observancia de su ciudad natal. Se distinguió por su actividad en tres distintos órdenes: el gobierno de su propia Congregación y de toda la Orden, de la que fue general en 1513, en la predicación, y sobre todo, en el cultivo-de las letras. Fue un gran humanista. Los contemporáneos le llamaron el «Virgilio cristiano». Escribió en latín clásico unos 55.000 versos. Su culto fue aprobado por León XIII el 17 dic. 1885. Su fiesta es el 20 de noviembre. (cfr. W. Zabughin, Un beato poeta, Roma 1918). El 11 de mayo se celebra la fiesta del b. Luis Rabatá, m. en 1443 a consecuencia de un flechazo en la cabeza, mientras se dedicaba a la postulación en favor de los necesitados. Su culto fue autorizado por Gregorio XVI el 11 sept. 1841 (cfr. P. Simonelli, Il Beato Luigi Rabatá, Roma 1968). Con el título de beatas se veneran en la Orden dos mujeres contemporáneas: Juana Scopelli (1428-91) de Reggio Emilia y Francisca Amboise (m. 1484) duquesa de Bretaña, la primera mujer que abrazó la regla carmelitana por sugerencia del b. Juan Soreth. Sus fiestas se celebran el 9 de julio y el 4 de noviembre respectivamente. Clemente XIV autorizó el culto de la primera el 17 ag. 1771 y Pío IX el de la segunda el 16 jul. 1863. A la Cong. de Mantua pertenecieron los beatos Agustín Mazzinghi (1373-1438), iniciador de esta reforma en el convento de Las Selvas y Bartolomé Fanti (144395), florentino como el anterior y maestro de novicios del b. mantuano. Sus fiestas se celebran el 17 de agosto y el 7 de diciembre respectivamente. Reconocieron su culto, Clemente XIII ('7 mar. 1761) y Pío X (18 mar. 1909). Gregorio XVI aprobó el culto que se daba en la Orden con el título de beato al converso y penitente caballero boloñés Luis Morbioli (m. 1477), el 24 sept. 1842 (cfr. L. Saggi, Appunti sulla vita del Beato Ludovico Morbioli, «Carmelus» 4, 1957, 85-115). A finales del s. XVI y primeros del XVII vivió en Florencia la santa italiana más ilustre de la Orden, Marla Magdalena de Pazzi (v.).
      La Revolución francesa fue una dura prueba para la Orden. Durante ella perdió 130 conventos en Francia distribuidos en ocho provincias. Fueron perseguidos y murieron por la fe 18 carmelitas, entre los que descuella el P. Pannetier (1718-94), cuyo proceso de canonización se ha incoado (cfr. M. Amand de Saint Joseph, Carmes et carmélitas Martyrs de la Révolution, París 1925; G. Vessels, «Analecta O. Carm.» 2, 1911-13, 504, 531, 562, 602). Durante la guerra civil de España fueron martirizados 55 carmelitas calzados, cuyo proceso se intenta (cfr. S. M. Besalduch, Nuestros mártires, Barcelona 1940).
      Varios son los siervos de Dios, de los que se ha comenzado su proceso. Pueden citarse entre otros, los siguientes: Angelo Páoli; jerónimo Terzo (cfr. P. Caioli, Ven. Girolamo Terzo, carmelitano, Roma 1941); Carmen de Sojo, terciaria carmelita; Domingo Luches¡; Stefano Pelosio; Rosa María Serio; Angelo María Virgili; Librada Ferrarons, terciaria de la Orden (cfr. M. Mantel¡, La tessitrice di Olot Liberata Ferrarons, Milán 1963); Tito Brasdma, rector de la Univ. Católica de Nimega, periodista y escritor, que denunció con valentía el racismo de los nazis y murió perseguido por ellos en el campo de concentración de Dachau el 26 jul. 1942 (cfr. J. Alzin, Ese frailecito peligroso, Madrid 1956; F. Vallainc, Un giornalista mgrtire. Padre Tito Brasdma, Milán 1963). Otros innumerables siervos de Dios pueden encontrarse en las colecciones generales o flos sanctorum de la Orden (v. bibl.).
      Con respecto al Carmelo Teresiano, además de S. Teresa de Jesús (v.), S. Juan de la Cruz (v.), S. Teresa del Niño Jesús (v.), y la b. Ana de San Bartolomé (v.), otros muchos han alcanzado la gloria de los altares o están en proceso de conseguir la glorificación oficial de la Iglesia. S. Teresa Margarita Red¡ del Sagrado Corazón, n. cerca de Arezzo el 15 jul. 1747. Ingresó en el Carmelo de Florencia el 1 sept. 1764 a los 17 años y en él vivió seis más. M. el 7 mar. 1770. En una vida tan corta y aparentemente simple, alcanzó la perfección de todas las virtudes y la plenitud de la vida mística. Fue beatificada el 9 jun. 1929 y canonizada el 19 mar. 1934 (cfr. Lucinio del SS. Sacramento, Abscondita, Santa Teresa Margarita Red¡, Madrid 1959). La b. María de la Encarnación (15651618) n. en París en el seno de una ilustre familia. Desviada su incipiente vocación religiosa hacia el matrimonio por sus padres, vivió una ejemplar vida de esposa y madre. Tuvo seis hijos, de ellos tres fueron carmelitas descalzas. Muerto el marido entró en el convento de Amiens donde profesó el 7 abr. 1615. Luego se trasladó a Pontoise. M. el 18 abr. 1618. Fue beatificada por Pío VI. Su fiesta se celebra el 18 abril (cfr. M. Auche du Val, La vie admirable de la bienheureuse Soeur Marie de PIncarnation, París 1893). El b. Dionisio de la Natividad (Pedro Berthelot) n. en Honfleur (Normandía) en 1600. Desde muy joven se dedicó a la marina en diversas compañías comerciales. Finalmente, pasó al servicio de los portugueses en Goa, donde vistió el hábito de la Orden el 24 nov. 1635. Fue ordenado sacerdote el 24 ag. 1638, y enviado ese mismo año con una expedición portuguesa al reino de Aquén en Sumatra. Todos los expedicionarios fueron hechos prisioneros, encerrados en la cárcel y finalmente martirizados, entre ellos el P. Dionisio. Compañero suyo en esta expedición fue un hermano converso de origen portugués Redento de la Cruz, que había tomado el hábito en Goa y que alcanzó el martirio en la misma ocasión. Su fiesta se celebra el 29 de noviembre (cfr. Thomas de Jesús, Les bienhereux Denis de la Nativité et Redempt de la Croix, París 1900). La b. María de los Ángeles (1661-1717) n. en Turín de noble familia. Inicialmente deseó abrazar la vida cisterciense, pero al fin entró en el Carmelo, el 19 nov. 1676. Su vida espiritual alcanzó todas las cotas de la mística, soportando las pruebas y regalos que Dios hace a estas almas. M. el 16 die. 1717, siendo beatificada por Pío IX en 1865. Su fiesta se celebra el 16 de diciembre (cfr. Benedetto M. di Santa Teresa, La Beata Maria degli Angel¡, Milán 1935). Un largo calvario soportaron la b. Teresa de San Agustín y sus 15 compañeras del Carmelo de Compiégne desde el 14 sept. 1792 en que fueron forzadas a abandonar su convento hasta el 17 jul. 1794, fecha en que murieron guillotinadas, acusadas de fanatismo. La más joven de la comunidad era la hermana Constanza, de 27 años de edad; la más anciana, María Ana de Jesús, octogenaria. El martirio de las c. de Compiégne es una de las páginas más bellas del martirologio de la Iglesia universal y ha inspirado a Gertrude von Le Fort y a Bernanos (v.), que en su obra Diálogos de carmelitas nos ha dejado una de las mejores de toda su producción. Otros 22 c. teresianos fueron martirizados, sin contar los muchos que padecieron deportación. Casi un centenar de hijos de S. Teresa fueron sacrificados durante la Guerra civil española. Se ha iniciado el proceso de varios grupos, entre ellos los c. de Lérida, Barcelona y Toledo. Aparte de estos religiosos, otros 26 c. teresianos caminan hacia los altares, encontrándose su proceso en diversas etapas. Citamos algunos nombres: Ven. Francisco del Niño Jesús (15441605); Ven. Ana de S. Agustín (1555-1624), compañera y una de las hijas predilectas de S. Teresa; Ven. Ana de Jesús, discípula de S. Juan de la Cruz y como la anterior, preferida de S. Teresa (cfr. A. Manrique Vida de la venerable Madre Ana de Jesús, Bruselas 1632; I. Moriones, Ana de Jesús y la herencia teresiana, Roma 1968); Domingo de Jesús María (1559-1630); Francisco de Jesús María (Palau y Quer), fundador de las c. Misioneras Terciarias Descalzas (cfr. Gregorio de Jesús Crucificado, Brasa entre cenizas, biografía del P. Francisco Palau y Quer, Bilbao 1956); Isabel de la Trinidad (cfr. Obras completas, ed. Isidoro de San José, Madrid 1958); Juan Vicente de Jesús María; Rafael de S. José; Balbino del Carmelo; María Pilar de S. Francisco y compañeras mártires de Guadalajara; etc. La lista de siervos de Dios es casi imposible de realizar.

     
     

BIBL.: Además de la indicada en el texto: SILVERIO DE SANTA TERESA, Historia del Carmen Descalzo en España, Portugal y América, Burgos 1935-1952; JOSÉ DE SANTA TERESA-DÁMASO DE LA PRESENTACIÓN, Flores del Carmelo, Madrid 1948; S. M. BESALDUCH, Flos sanctorum del Carmelo, Barcelona 1951.

 

 

ALBERTO DE LA SAGRADA FAMILIA.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991