Sacerdote, filósofo, teólogo y apologista francés de la segunda mitad del
s. XIX. N. de familia noble en Auteuil el 18 jun. 1834; m. en París,
asesinado por un loco a quien había protegido, el 11 mayo 1895. Estudió en
la Escuela Politécnica, de la que salió (1855) como oficial de marina.
Tras un viaje a Nueva Caledonia en el que tomó contacto con misiones vivas
y después de un intenso apostolado en el ejercicio de su profesión,
ingresó en el Seminario de S. Sulpicio de París (1867) y fue ordenado
sacerdote en 1870. Unos años de fecunda actividad docente en los suburbios
evidenciaron su preparación y sus dotes; Mons. de Hults le encargó de la
cátedra de Apologética en el Inst. Católico de París ( 1879). Sus
enseñanzas, contenidas en múltiples escritos, abarcaban temas filosóficos,
teológicos, bíblicos e históricos, y tenían por finalidad hacer frente a
los ataques desencadenados por entonces contra la Iglesia por parte del
positivismo y del racionalismo.
Su obra Le positivisme et la science expérimentale (2 vol., París
1880-81) puede ser considerada como introducción general a su pensamiento
apologético: empieza por asentar firmemente, frente al agnosticismo
metafísico, la realidad y la posibilidad del conocimiento en el orden
ontológico. Sin embargo, esta confianza en la razón no es la del
racionalismo; uno de sus objetivos fue clarificar las relaciones entre
ciencia y fe. Con un espíritu «abierto, vigoroso y leal» (Largent), no
sólo mantuvo en el terreno de los principios la armonía y autonomía de las
dos esferas de conocimiento sino que afrontó concretamente la pluriforme
acusación de la época: la incompatibilidad entre la razón y la fe. Para
ello tuvo que desbrozar en muchas ocasiones el terreno, fijando
rigurosamente la auténtica posición católica ante problemas de todo orden,
tantas veces mal planteados incluso por autores católicos. Luego, teniendo
presente y partiendo de la triple realidad del mundo externo, del mundo
interno y de la historia, indica una triple ruta para la demostración de
la existencia de Dios y la transcendencia del cristianismo, a la vez que
denuncia la vacuidad e insuficiencia científica del positivismo. Uno de
sus primeros cursos, titulado L 'apologétique chrétienne en présence des
sciences et de l'histoire (París 1880), pudiera constituir la síntesis
programática y el modelo del método adoptado tenazmente por B., para quien
no existe oposición sino admirable continuidad entre lo natural y lo
sobrenatural, aun cuando sean órdenes bien distintos entre sí. La
verdadera ciencia pone en el camino de la transcendencia, tanto si se
arranca de la metafísica como de la psicología humana o de la historia.
Sin esta apertura a lo transcendente la ciencia no es tal. Así, p. ej., su
concienzudo análisis de las diversas religiones y la comparación que hace
de unas con otras le permite llegar a la conclusión del valor absoluto del
cristianismo; el estudio del hombre a la luz de los datos psicológicos,
históricos y bíblicos le proporciona constantemente importantes puntos de
apoyo para la fe cristiana y le invita a adentrarse en el mundo de lo
sobrenatural y a sentar las bases de una moral bien distinta de la llamada
moral científica del positivismo evolucionista.
Parecía inevitable que en un tiempo en que Renán era poco menos que
un mito y cuando las nuevas corrientes bíblicas que venían de Alemania
paralizaban en buena parte a la apologética clásica, B. aplicara su método
apologético al arduo campo de la Biblia. Indudablemente, no es un
especialista en la materia pero está lo suficientemente bien informado
para intuir cuál es el camino eficaz: le preocupa destacar los grandes
temas de la acción salvífica de Dios y apunta el principio, luminoso para
toda apologética realista, del progreso de la Revelación, aunque era
pronto aún para que se decidiera a sacar todas las consecuencias. En
conjunto, B. hizo frente con éxito científico a los más grandes
adversarios del catolicismo en el s. XIX y a él se debe en gran parte el
desmoronamiento del positivismo. Ha sido parangonado con Newman y Gibbons.
BIBL. : La lista completa de sus
obras puede verse en A. LARGENT, L'abbé de Broglie, sa vie et ses oeuvres,
París 1903; ÍD, en DTC 211, col. 1133-1137; C. PIAT, L'apologétique de
l'abbé de Broglie, París 1896; I. DEDIEU, en DHGE X, col. 805-808.
N. LÓPEZ MARTÍNEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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