BRAHMANISMO

Religión No Cristiana


1. Concepto. En primer lugar, es necesario precisar la definición de esta forma religiosa hindú; es un término empleado generalmente para caracterizar el conjunto de creencias religiosas que sucedieron al vedismo, religión de los Vedas (v.), forma primera y antigua de la religión de los hindúes, y que corresponde a la que introdujeron los arios cuando invadieron poco a poco el territorio del norte de la India, unos 2000 años a. C. Este vedismo evolucionó lentamente entre los a. 1500 y 500 a. C. bajo la influencia de numerosos factores externos e internos y se transformó en b. A las especulaciones y prácticas arias se superpusieron las concepciones autóctonas de los pueblos no arios de la India, los cultos y los dioses locales; el b. traducía el esfuerzo hecho por los brahmanes para absorber estos cultos dentro de la ortodoxia. Algunos indólogos, como p. ej. Gonda, distinguen el b. del hinduismo moderno (v.) llamándole hinduismo antiguo, ya que el primero es la prolongación del b. Con el prof. Renou, hay que admitir que es difícil establecer una separación estricta entre b. e hinduismo moderno, ya que se trata de la misma forma religiosa, muy compleja, y que ha evolucionado lentamente pero de una manera continua.
      Lo que permite establecer una barrera entre el vedismo y el b. no es el contenido, sino la estructura; las dos formas poseen una literatura distinta, y las Upanishads, como se ve en el estudio de los Vedas (v.), indican el 'importante momento de este cambio de orientación religiosa hacia el teísmo, hacia un cierto ideal de santidad, hacia una nueva y grandiosa concepción del mundo. Con relación al vedismo, el b. fue un movimiento de vida espiritual, surgida de lo más profundo de la experiencia mística y que marcó de una manera indeleble el alma de la India.
      Naturalmente, los textos sagrados sobre los que se funda el b. son los Vedas; las Upanishads posvédicas; el enorme conjunto de la gran epopeya que constituyen el MaWbhárata (v.), el Rámáyana (v.) y los Purána (v.); y, por último, la considerable masa, poco estudiada todavía, de los Tantra. Debemos añadir los textos sobre las instituciones y las prescripciones jurídicoreligiosas conocidas con el nombre general de dharmashástras; el conjunto de esta literatura brahmánica forma la smriti, la tradición, opuesta a la shruti, la revelación védica. La smriti continúa de hecho las especulaciones védicos, pero puede discutirse, interpretarse, modificarse, mientras que la revelación, la shruti, es inmutable e intangible, por no ser obra humana según la tradición ortodoxa brahmánica. Vamos a estudiar sucesivamente las creencias religiosas, las especulaciones filosóficoreligiosas, los ritos y las formas cultuales cuyo conjunto dio origen al b.
      2. De los dioses védicos a los dioses brahmánicos. La evolución del vedismo al b. se hizo de una manera insensible; los principales dioses védicos pasaron a un plano secundario, surgieron nuevos mitos, tomaron una mayor importancia algunos dioses védicos inferiores. Los dioses siguieron alcanzando un número considerable; la cifra tradicional es de 33 dioses, pero dicha cifra se multiplicó al dividirse cada una de las fuerzas naturales. La Brihad Áranyaka Upanishad cita 3.303 dioses, y el Mahábhárata adelanta el número de 33.330; no olvidemos que se trata de números simbólicos. En la mitología tradicional, Indra es jefe y señor de los dioses; los Puránas (v.) indican ocho grandes dioses: Súrya, Candra (Soma), Váyu, Agni, Yama, Varna, Indra y Kubera. Pero, en el b. ulterior aparecieron tres dioses: Brahmá, Visnú y Shiva; los dos últimos dominaron y dominan todavía a todo el hinduismo. En el b. no aparecen las parejas divinas que caracterizan al vedismo, p. ej., los ashvin; se introdujo la noción de la energía femenina, la shakti, y se creó el importante movimiento del shaktismo; se observa una creciente importancia del concepto del dios niño en el culto visnuista a Krishna. Los dioses del b. tienen un comportamiento humano; el naturalismo de los Vedas tiende a desaparecer y los dioses se separan de los elementos naturales, aunque persisten los antiguos mitos sobre la fecundidad. Cada uno posee sus propias características iconográficas, seguidas con gran fidelidad por el arte clásico: sede, peinado, postura, gesto, atributos con valores simbólicos, etc. A menudo tienen partes del cuerpo adicionales (cuatro u ocho brazos, varias cabezas), lo que simboliza un dinamismo divino y un poder sobrehumano. Los dioses brahmánicos se asemejan a los hombres, y, por otra parte, su poder es limitado, aunque sea muy superior al de los humanos; desaparecerán después de la disolución del mundo. Residen en el cielo o en la cumbre de una montaña inaccesible, e intervienen poco en los problemas humanos. Cada hindú tiene un dios escogido y reverenciado especialmente por él, indicado por su jefe espiritual; hay divinidades ciudadanas que pertenecen a un antiguo culto local preario ligado a la vegetación y en el que predominan las figuras femeninas. Estas diosas rudimentarias fueron absorbidas en la teología shivaíta con el nombre de mátriká, o sea, madrecitas: Shitalá, que vela por la salud de los niños; Manasá, que cuida de las mordeduras de serpiente, etc.
      El b. se caracteriza por sus grandes divinidades que siguen dominando el panteón del hinduismo (v.), siendo las principales: Súrya, que es el Sol y cuyo cochero es Aruna, la aurora; su culto fue importante sobre todo en la era cristiana, y principalmente entre los indoescitas de Cachemira. Candra, la Luna, identificada con el soma, la ambrosía del sacrificio, pero que no parece haber tenido culto autónomo; sirve de refugio a las almas errantes.
      Los planetas y las estrellas están divinizadas, y dan origen a creencias y mitos utilizados ampliamente por la astrología hindú. Indra, señor de los dioses, tiene un papel de mago y de dios de las lluvias, destructor de los demonios, los asura. Agni es el dios del fuego en todos sus aspectos: terrestre, celeste, funerario, ritual, digestivo; devora las ofrendas de los sacrificios. Váyu es el dios del viento. Varuna es el señor de las aguas. Yama es el soberano de los infiernos, rodeado de demonios. Kubera es el dios de las riquezas y su imagen está presente en casi todos los hogares hindúes. Káma es el dios del amor y su culto sigue vivo. Skanda, el que cabalga sobre el pavo real, es el dios de la guerra y también el de los ladrones; se le adora de manera particular en el país tamil bajo el nombre de Subrahmanya. Ganesha o Ganapati es el dios de cabeza de elefante, hijo de Shiva, que hace superar los obstáculos y da el éxito; es el patrón de estudiantes y escritores y su culto es popular. El dios Brahmá no es muy notable en el b., ya que es un producto de la especulación sobre el brahmán védico; teóricamente se encuentra en un plano de igualdad con Visnú y Shiva, como dios creador, pero su culto no es popular y tiene un solo santuario en la India, sito en Pushkara, en el Rájpútáná.
      3. Dioses brahmánicos: representación y culto. Estos dio. ses tienen sus representaciones y se les invoca según el ritual brahmánico, pero de esta multitud de divinidades surgieron dos dioses que se convirtieron en los más grandes del b.: Visnú y Shiva. Visnú absorbió las funciones de Indra, de Brahmá como demiurgo; es el conservador del cosmos, el dios benefactor, el salvador del mundo, considerado a veces por los visnuistas como el dios supremo. Lleva la concha, el disco, la maza y el. loto, y a veces el arco y la espada; cabalga sobre el águila divina, Garuda, enemiga de las serpientes, y su culto es muy popular en el sur de la India y en el sudeste asiático. Entre dos creaciones, Visnú reposa sobre la serpiente de mil cabezas, símbolo de lo infinito. Cuando en el universo hay males o cuando se viola la ley divina, Visnú realiza descensos periódicos los avatarás a la Tierra, que tradicionalmente alcanzan el número de diez; los primeros tuvieron lugar bajo forma de animales: pez, tortuga, jabalí; y los otros bajo formas humanas. De estos últimos, los realizados como Ráma y Krishna tienen una importancia capital para el b. A Ráma, adorado popularmente, se le canta en el Rámáyana (v.) junto con su esposa Sitá, su hermano Lakshmana y su fiel compañero Hanumant, el rey de los monos. El dios favorito de los visnuistas es Krishna: de niño fue salvado de las amenazas del cruel Kamsa; ya adolescente fue educado entre los pastores y pastoras que danzaban al son de su flauta; tenía una favorita: Rádhá. Se convirtió en guerrero modelo y maestro de la Bhagavadgitá (v.). Los gestos de Krishna son simbólicos y representan las relaciones de Dios con las almas humanas. Su culto es muy popular y sigue vivo en las sectas visnuistas.
      Shiva es el segundo dios importante del b. En los Vedas es un adjetivo que significa propicio y que se aplica a Rudra, dios terrible de la tormenta y del rayo, de la muerte y de la fecundidad. Shiva ha tomado su carácter como destructor del mundo, entregado a la danza de la vida cósmica, señor de ascetas y yoguis, dios de la fecundidad. Está acompañado por los antiguos dioses locales o genios cuyo jefe es el toro blanca Nandin, representado siempre ante sus santuarios. Shiva recogió un importante número de mitos autóctonos, de dioses locales, de ritos mágicos primitivos; se convirtió en el dios supremo de las sectas shivaístas.
      El aspecto del poderío, de la energía de Visnú y Shiva se divinizó bajo la forma de las shakti, conceptos ya existentes en los Vedas, esta importante noción del b. ha amalgamado las antiguas imágenes de las divinidades femeninas, los cultos populares de la Gran Diosa, de la Madre, muy extendidos por toda la India, sobre todo en el sur. La shakti de Visnú es Lakshmi o Shri, la belleza, el esplendor benéfico del dios; la de Shiva tiene varias formas: Durgá, la inaccesible, diosa de la guerra, destructora de los demonios, de los asura que devastaban el universo; Káli, la negra, señora del tiempo; Párvati, la hija de la montaña, y Kumári, la virgen. Esta diosa con nombres diversos refleja los distintos aspectos de Shiva, y su culto es muy popular.
      El b. admite que el mundo está poblado por seres sobrenaturales, poderosos, benévolos y maléficos: los asuras, titanes enemigos de los dioses, los nága, seres humanos y serpientes a la vez, genios de las aguas, de los árboles y de las grutas cuyo culto sigue vivo en las esferas populares de la India, los gandharva, los músicos celestes, las apsaras, sus esposas y toda una serie de demonios y diablesas, de almas en pena, los bhútas, de genios, de seres humanos divinizados, tales como los rishis, los sabios visionarios de los Vedas (v.), los héroes célebres, los magos, los siddhas, que flotan entre el cielo y la tierra. A los animales, a las plantas, a los parajes naturales se les da a menudo un carácter sagrado. Desde el punta de vista hindú no hay una diferencia radical entre el hombre y el animal; uno y otro son envoltorios físicos de un alma en migración perpetua, y se considera que los animales tienen ciertos poderes mágicos porque participan de lo sagrado; la vaca siempre fue considerada como sagrada desde los tiempos védicos, y los mitos relativos a Krishna boyero vinieron a reformar las creencias populares, pero es de advertir que la vaca no es objeto de ningún culto directo. El culto al árbol está muy extendido por las clases inferiores, se le considera albergue de genios y refleja antiguas creencias autóctonas. Las piedras preciosas, la perla, los fósiles, los metales son a veces objeto de un cierto culto. Las aguas son sagradas como instrumentos purificadores; los ríos, como p. ej. el Ganges (v.), son objeto de particular veneración; los lagos, los estanques artificiales cercanos a los templos, los tirthas, son centros de peregrinación y devoción; por otra parte, el término de tirtha engloba las ciudades santas, los lugares donde se realiza el culto y los parajes que sirven de centros de peregrinación.
      4. Doctrinas brahmánieas. El b. muestra una tendencia unitaria, después del politeísmo difuso de los Vedas, hacia la instauración de un principio supremo, de un dios trascendente, noción que se alcanza a través del concepto de un dios inmanente. Esta divinidad total engloba todas las actividades religiosas y sociales de la India; este progreso hacia un dios personal ha tomado forma gracias a la doctrina del amor divino, que se ha superpuesto a la doctrina del conocimiento. El hinduismo (v.) va a completar y a afirmar esta condensación de la idea divina. La noción de la creación del universo se basa en la filosofía Sámkhya: el mundo no nace de la nada, sino de un sustrato eterno que lleva en sí tres elementos cuya mezcla constituye el mundo fenomenológico, tanto en el plano psíquico como en el físico. La razón de la creación se presenta a menudo como un juego divino; se desarrolla en forma de nacimientos o desarrollos sucesivos; el universo se presenta en forma de huevos cósmicos, en número ilimitado, que representan cada uno un universo con siete grados celestes y siete subterráneos. Esta creación dura un día de Brahmá, un kalpa, después del cual viene la disolución del universo; ese día dura 4.320.000 años humanos. Cada kalpa se divide en cuatro yugas o edades, y nuestro universo se halla en el cuarto yuga. Brahmá no es eterno; su vida dura 100 años brahmánicos, después de los cuales el Ser supremo crea otro Brahmá.
      En el b., el hombre es solamente un elemento entre los seres creados, pero él es el único que tiene la posibilidad de elevarse por encima de los dioses por sus virtudes ascéticas, y más aún cuando se convierte en liberado por el conocimiento místico e íntimo de su identidad con el Ser supremo, el Brahmán. Esta búsqueda de lo espiritual a través del yoga (v.) se realiza fuera de las castas (v.), cuyas divisiones tenían en el b. un sentido más religioso que social. El yogui, el sádhu, el santo, todos son hombres en busca de lo divino que siguen las enseñanzas de un jefe espiritual, guru, cerca del cual suelen vivir.
      El ser humano se compone en el b. de un cuerpo material y de un alma, purusha, sin principio, mónadas sin fin, ya que durante la disolución del universo reposan y son absorbidas por Brahmá. Todas estas almas individuales son esencialmente idénticas y eternas, ya que, según las Upanisliads, están en el Ser como el viento en el espacio. Pero como la materia está considerada como una sustancia en estado de vibración, por lo que existen diversos planos sutiles y materiales, el alma tiene una serie de envolturas sutiles que la siguen después de la muerte; hay una jerarquía de funciones físicopsíquicas que comportan todos los grados y que llegan hasta la más pura espiritualidad. Cuando llega la muerte, el alma permanece en los planos sutiles con esos envoltorios sutiles; Yama la juzga y va a los paraísos donde reinan los dioses y se convierte en un antepasado, o va a los infiernos; pero estas estancias son temporales, ya que las almas están destinadas a renacer según la ley de la metempsícosis (v.). El Karman (v.) es uno de los dogmas centrales del b., ya que define una ética y su doctrina ha sido determinante para establecer la noción del alma y la de la responsabilidad de los actos, con su corolario sobre la metempsícosis de las almas y la existencia humana según la ley divina que rige el comportamiento y las tendencias más profundas de cada ser humano.
      Estos conceptos tan distintos del vedismo corresponden a una evolución profunda en los tiempos de las Upanishads; la teoría védica del sacrificio fue reemplazada por la teoría del conocimiento personal, considerado como un sacrificio superior; la gnosis en vez del ritual público. Toda la vida religiosa del hindú, en la evolución del vedismo al b., se hace interior, personal, individualista. Pero no debe considerarse a los brahmanes como una jerarquía de sacerdotes dentro de una iglesia establecida. Los brahmanes son en el b. los que nacen en la primera casta (v.). Antiguamente fueron los que guardaban los Vedas (v.), los que actuaban en virtud de ciertos derechos y por el nacimiento en el ritual védico; ahora les incumbe conservar la dirección del culto, de los ritos solemnes, de la enseñanza de los textos sagrados. Todo brahmán puede actuar como sacerdote, pero actualmente hay una clase especial de brahmanes consagrados exclusivamente a los ritos y que se hallan siempre en los templos. Pero no existe entre ellos una jerarquía establecida con unas cabezas religiosas como ocurre en otras religiones.
      5. Ritual y observancias brahmánicas; evolución hacia el hinduismo. El ritual védico ha desaparecido de hecho y la liturgia del sacrificio ha sido reemplazada por los ritos privados y, sobre todo, por el culto espectacular al ídolo y al templo con sus peregrinaciones. El sacrificio ha quedado relegado a un segundo plano a causa del tantrismo, que se estudia en el hinduismo (v.). Se ha conservado el antiguo mantra (v. VEDAS, ESCRITOS DE LOS) védico, pero con nuevas asociaciones y sistemas de recitado; estos mantras se incluyen dentro de figuras geométricas, sede supuesta de la divinidad; estos recitados van acompañados por gestos de las manos. La imagen del dios o de la diosa se hace habitual, y hay textos iconográficos que precisan las técnicas de fabricación; es la encarnación permanente o temporal de la divinidad. Siguen siendo desconocidos el origen y el desarrollo del culto a las imágenes en el b.; se ha supuesto una influencia autóctona (medio drávida) o una influencia griega. La adoración a la imagen se llama la pújá, el homenaje, y se ejecuta a la vez como rito privado y como rito público. El señor de la casa o el sacerdote doméstico cumplen a diario con la pújá privada dentro del hogar; el rito público tiene lugar en el templo, y son los sacerdotes especializados, pujar¡, los encargados de realizarlo. Los fieles son simples espectadores del rito que honra al dios como señor al que se viste, se alimenta y se venera. De este modo, el templo se convierte para el b. en un centro importante, sobre todo en el sur de la India; se transforma en una verdadera ciudad en la que se emplean miles de servidores.
      En el b. hay numerosas observancias religiosas; éstas son minuciosas, numerosas e importantes, e incluyen la abstinencia, la continencia, el baño, las ofrendas y el recitado de textos. Las donaciones forman uno de los elementos esenciales de estas reglas, cuyas descripciones se leen en los textos epigráficos de la India. Las fiestas son religiosas y profanas a la vez y tienen lugar de acuerdo con las fechas fijas del calendario lunar y según la región.
      En la voz' hinduismo (v.), puede verse cómo han evolucionado estas prescripciones del b. en los siglos pasados, para aparecer a menudo en la vida religiosa moderna de los hindúes. Allí se estudian las influencias que han modificado algunas costumbres religiosas, particularmente las procedentes del tantrismo, y la importancia de la devoción en todo un sector del hinduismo moderno. Se intenta establecer una evolución histórica del b. partiendo del 320 d. C., que permitió al b. afirmarse frente al budismo (v.) que reinaba en numerosas partes de la India. Comenzó entonces a hacerse sentir la popularidad del visnuismo y del shivaísmo en las sectas de los bWgávata y de los pashupata, protegidos oficialmente por algunos monarcas Gupta, Cálukya y del sur de la India. Las invasiones de los hunos (475534 d. C.) destruyeron muchos monasterios búdicos, pero no pudieron tener influencia sobre el b., que no poseía ni jerarquía ni organización monástica propiamente dicha, ya que los ascetas hindúes andaban errantes y sólo se reunían de cuándo en cuando durante las fiestas.
      La exaltación de la devoción hacia el s. vii d. C. en la India central y meridional por la influencia de los grandes devotos tamil, los Alvár y los Náyanár; la fijación del pensamiento vedántico en el s. viii por Shankara (v. HINDUIsmio, 4 y 5) y sus sucesores; la creación de las órdenes religiosas por shivaístas y visnuistas fueron los factores que aceleraron la desaparición del budismo (v. BUDA Y BUDISMO) en la India y que hicieron triunfar el b. A pesar de sus persecuciones y de su poder político, el Islam no impidió el desarrollo y la evolución del b.; la tolerancia habitual de los hindúes hizo posible la convivencia pacífica de grupos y sectas religiosas y su multiplicación. El impacto de la técnica de Occidente y el cristianismo en el s. xix, que modificó el sustrato religioso de la India y provocó la aparición de personalidades religiosas hindúes, prepararon el b. contemporáneo llamado igualmente hinduismo moderno (v.). V. t.: INDIA; VEDAS, ESCRITOS DE LOS; HINDUISMO; YOGA; BENARES; BRAHMAPUTRA; CASTA; GÁNGES; KARMAN.
     
     

 

J. ROGER RIVIÉRE.

 

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Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991