Bethencourt -o Betancur, como él escribe y firma en su testamento
conservado en el Archivo Municipal de Guatemala- fue un emigrante canario
que realizó en Santiago de Guatemala -La Antigua- una portentosa obra de
beneficencia y promovió la Orden o Regular Instituto de Belén, actualmente
extinguido, pero prolongado en su rama femenina, la Congregación de
Religiosas Betlemitas.
N. en Chasna y Vilaflor, isla de Tenerife, el 21 mar. 1626. En su
niñez y mocedad fue pastor, hasta que el 18 sept. 1649, por consejos de
una devota familia y sin saber a punto cierto para qué, embarcó rumbo a
Guatemala, adonde llegó, después de meses de espera en La Habana, el 18
feb. 1651. En el mismo momento de llegar a la ciudad se sintieron tres
fuertes terremotos que provocaron el hundimiento de gran parte de los
edificios. De momento, se hospedó en el Hospital Real de Santiago, hasta
que, por mediación del franciscano Fernando Espino, obtuvo trabajo, desde
1651 hasta 1653, en la fábrica de paños del alférez Pedro de Armengol. A
poco, ya entrado en años, se matriculó en el Colegio de la Compañía de
Jesús con ánimo de prepararse mejor al servicio de Dios en el sacerdocio o
en la vida misionera. Cerrado y negado para las letras, muy a pesar de su
laboriosa dedicación, pensó en evadirse y un día de 1654 salió de la
Antigua sin rumbo fijo pensando en hacerse ermitaño, catequista de indios
o ayudante de misioneros. Orando todavía indeciso ante la Virgen en la
ermita dominicana de Petapa comprendió que debía regresar a La Antigua y
esperar la hora de su definitiva vocación. El 14 en. 1655 recibió el
hábito franciscano de la Orden tercera, de cuya ermita del Calvario fue
voluntario albañil y posteriormente custodio. Fracasado en los estudios,
pasaba las horas visitando para su oración las numerosas iglesias de La
Antigua y practicando ocultas obras de caridad. La intervención
providencial de un negro, de un tullido y de una anciana moribunda, María
de Esquivel orientaron a B. hacia la práctica de la caridad a domicilio y
algo más tarde en local construido a propósito. Con dinero prestado, B.
compró la choza y el solar que pertenecieran a María de Esquivel y «puso
escuela de niños que fuesen enseñados e industriados en la doctrina
cristiana» y posteriormente una hospedería gratuita y una enfermería para
convalecientes, a quien se arrojaba demasiado pronto de los demás
hospitales. «Se han admitido y servido dice en su testamento muchas
personas pobres, así españoles como mestizos, indios, mulatos y negros...
alimentados y socorridos con todo regalo». Fue también hospedaje gratuito
de sacerdotes ancianos, tan enfermos o transeúntes. Para erigir este
«Hospital de convalecientes con título de Belén» hubo de solicitar permiso
de Felipe II. En diciembre de 1663 comenzó a planear la construcción y a
pedir limosnas para realizarla. Poco a poco, para ayudarle en sus tareas
de caridad, se le fueron agregando algunos hermanos de la Orden tercera a
quienes Pedro de San José - como entonces empezó a firmarse- impuso un
horario y régimen de vida que más parecía de religiosos observantes que de
seglares. Entre los franciscanos, la naciente fundación de B. tuvo
impulsores y contradictores, hasta el punto de que por consejo del obispo
Payo de Rivera hubo de adoptar un hábito distinto.
La vida de B. anduvo ligada a toda espiritual manifestación en La
Antigua: hermandades, conversiones, fiestas religiosas, procesiones de
Corpus, Semana Santa, Navidad. Fue hombre de oración altísima y de
mortificaciones asombrosas. Sus relaciones con la fauna tienen la ternura
de las leyendas franciscanas. M. el 25 abr. 1667. Clemente XIV lo declaró
Venerable el 25 jul. 1771. Su nombre ha pasado a las leyendas populares y
su tumba es visitada por peregrinos de toda Centroamérica.
BIBL. : D. VELA, El Hermano Pedro
en la vida y en las letras, Guatemala 1935: C. E. MESA, Pedro de Betancur,
el hombre que fue caridad, Madrid 1964; I. GARCÍA DE LA CONCEPCIÓN,
Historia Betlemítica, 2 ed. Guatemala 1956; F. VAZQUEZ DE HERRERA, Vida y
virtudes del V. Hermano Pedro de San José de Betancur, Guatemala 1962.
CARLOS E. MESA.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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