BARUC


1. Personalidad del autor. El fiel secretario de Jeremías, llamado Barük en hebreo («Bendito»), debió pertenecer a la alta sociedad de Jerusalén, pues su hermano Serayas tenía un alto cargo en la corte del rey Sedecías (cfr. Ier 51, 59). Estrechamente vinculado al profeta de Anatot, le sirve de amanuense (cfr. Ier 36, 36) y como tal redacta los oráculos amenazadores de su maestro espiritual (cfr. Ier 46, 4), y aparece con él interviniendo en la compra del campo de Anatot (cfr. Ier 32, 12). Después de la caída de Jerusalén (586 a. C.), fue conducido con su maestro Jeremías a Egipto (cfr. Ier 43, 6 s.) por los insurrectos nacionalistas judíos. Hacia el 582 aparece con un mensaje de esperanza a los exiliados en Mesopotamia, sin duda enviado por el propio Jeremías. (Según FI. Josefo, Nabucodonosor llevó a Jeremías y a B. a Babilonia, después de conquistar Egipto; cfr. Antiq. 10, 9.7). En el 581 trae a Jerusalén parte de los vasos sagrados que habían sido llevados a Babilonia, y al mismo tiempo es portador de una colecta de dinero para los judíos que habían quedado en Palestina. Al llegar les leyó su libro con motivo de la fiesta de los Tabernáculos (Bar 1, 14). En Ier 43, 3, B. aparece a los ojos de sus contemporáneos como el hombre fuerte que incita a Jeremías para que predique la rendición a los caldeos. En otro lugar, el profeta, en cambio, la presenta como consternado ante tanta aflicción: «¡Ay mísero de mí, que Yahwéh no hace añadir dolor a mi dolor! ¡Me canso de gemir y no hallo reposo!»; la catástrofe nacional es tan grande que no sabe consolarse, a lo que le replica Jeremías de parte de Dios que debe sentirse feliz por haber salvado su vida.
      2. Contenido y estructura del libro. En la versión de la Vulgata el libro de B. (Bar) incluye dos secciones: los cc. 1-5, atribuidos al propio profeta B., y el c. 6 que contiene una Epístola de Jeremías sobre la vanidad de los ídolos. Ambas partes aparecen claramente separadas en la versión griega de los Setenta.
      El libro de B. propiamente dicho puede dividirse en cuatro secciones:
      a. Introducción histórica (I, 3-14): Lectura del libro ante los exiliados. Colecta de dinero y transmisión de ésta a los habitantes de Jerusalén.
      b. Confesión y plegaria de los judíos exiliados (I, 15-3, 8).
      c. Panegírico de la «sabiduría» (3, 8-4, 4).
      d. Triple exhortación (4,5-5, 9): A la fidelidad a la Ley, a la paciencia ya la esperanza.
      Es difícil mantener a la vista de este esquema la unidad temática del libro. Como fondo unificador está la tragedia de la nación destruida después del paso de los ejércitos de Nabucodonosor.
      3. Lengua y lugar en el Canon. El libro de B. es deuterocanónico porque sólo se conserva en griego. El texto de la Vulgata actual es el mismo de la Vetus latina, ya que S. Jerónimo no hizo traducción especial al no encontrar un original hebreo, y las versiones peshitta, siriaca, y la hexaplar están hechas sobre el texto griego. Pero los críticos en su mayoría se inclinan por la existencia de un primitivo texto hebraico que se ha perdido (así p. ej., Konig, Condamin, Charles, Eissfelt). De hecho Orígenes en el texto de B. pone asteriscos y obelos; y en la versión siro-hexaplar se dice a propósito de I, 17 y 2, 3: «Esto no está en el hebreo», y se colocan las variantes de la versión de Teodoción, el cual sólo tradujo libros del hebreo o arameo. El libro de B., por estar en griego, no figura en el Canon judaico, pero al traducirlo Teodoción, se da a entender que gozaba de autoridad al menos en vastas zonas del judaísmo. Además, en las antiguas listas judaicas de libros aparece: «Jeremías con Baruc. Lamentaciones y la Epístola» (Swet, Introd., 203-210; citado por P. Syadon en Verbum Dei, II, p. 548). La tradición cristiana lo incluye en el Canon (cfr. Orígenes, PG 12, 342; S. Atanasio, PG 26, 1177), pero la oposición de S. Jerónimo planteó dudas en algunas partes, pero fueron pronto superadas. Su inspiración y canonicidad fueron definidas en el Conc. de Trento.
      4. Autenticidad y composición. Si el nombre de B. falta en algunos primeros catálogos canónicos, se debe a que iba como apéndice al libro de Jeremías, juntamente con su Epístola y las Lamentaciones.
      Dadas algunas dificultades del prólogo, ciertos críticos no admiten la paternidad literaria del secretario de Jeremías respecto a este opúsculo que lleva el nombre de B. En primer lugar, dicen, no es fácil que un contemporáneo de Nabucodonosor llame a Baltasar «hijo» de éste, cuando no era ni nieto, pues era hijo de Nabónides, y provenía de otra línea genealógica que la de Nabucodonosor, y no es muy fácil que leyera su libro al rey Jeconías, y que pudiera trasladar los vasos sagrados que habían llevado los conquistadores babilonios. Además, no parece fácil que encomendara a las oraciones de sus hermanos judíos al propio tirano Nabucodonosor, destructor de la ciudad santa (Bar I, 3-8). Por otra parte, dice que el sumo sacerdote de Jerusalén se llamaba Joaquim, cuando por I Par 6, 15 sabemos que era Josedec, que residía entonces en Babilonia. Por todas estas razones es bastante común entre algunos críticos suponer que la compilación de los diversos fragmentos de este libro atribuido a B. es de fines de la época persa, hacia el s. IV a. C. Algún autor extremista ha supuesto que es posterior a la destrucción de Jerusalén por los ejércitos de Vespasiano y Tito en el 70 d. C.; Pero, por múltiples razones, no es admisible una fecha tan tardía. Sin embargo, otros muchos autores convienen en atribuir el libro de B. al secretario de Jeremías, afirmando que las dificultades alegadas en contra de su autenticidad no son tan apodícticas.
      5. Mensaje doctrinal. Se exaltan los atributos divinos, como la unicidad (Bar 3, 36), la omnipotencia (3, 4), la eternidad (4, 22-24), la santidad y sabiduría divinas (3, 12; 4, 22; 5, 5), que eligió libremente a Israel (3, 37). Se destaca el concepto de pecado, cuya gravedad se pone de manifiesto en la bellísima oración penitencial (2, 11-35). La acción divina punitiva alcanza incluso a los gentiles (4, 25.31 s.).
     

BIBL. : a. Católicos: E. KALT, Das Buch Baruch, Bonn 1932; L. DENNEFELD, Le livre de Baruch, en PIROT-CLAMER, La Sainte Bible, 1947, VII; P. SAYDON, Verbum Dei, II, Barcelona 1956, 546 55. ; M. GARCÍA CORDERO, Biblia Comentada m, 2 ed. Madrid 1967, 753-778. b. Acatólicos: W. ROTHSTEIN, Das Buch und Jeremiasbrief, en la colección de E. KAUTZSCH, Apokriphen I, Tubinga 1921, 213- 225; O.-C. WHITEHOUSE, The book of Baruch or I Baruch, en E.-H. CHARLES, The Apocripha and Pseudoepigrapha of the Old Testament, Oxford 1913, I, 569-595; W. O. R. OESTERLEY, An lntroduction to the Books of the Apocrypha, Londres 1935, 256-271.

 

 

M. GARCÍA CORDERO.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991