AUSTRALIA. RELIGIONES NO CRISTIANAS.

 

El australiano aborigen dedica gran parte de su vida a las obligaciones religiosas en relación con las fases vitales del individuo y con las actividades económicas y sociales inmersas en la noción de totemismo (v.). A la palabra amerindia tótem corresponde la expresión australiana kobong. Entre las tribus el tótem es normalmente un antepasado mítico del periodo de la creación del mundo cuya forma o imagen es la de algún animal actual. El parentesco totémico se establece por la participación en las fuerzas mágicaso del tótem de grupo a través del cual se enlazan con las fuerzas de la Naturaleza. El clan totémico determina la unidad social y religiosa a la que se adscribe el individuo, que particularmente se considera alma totémica encarnada, uniéndose de esta forma el presente con el pasado. La morada de los espíritus de los antepasados está 'en los churingas, objetos sagrados de piedra o madera, de forma redonda u ovalada, decorados con dibujos o pinturas simbólicas del tótem, que representa el vínculo entre los individuos y los antepasados míticos y donde reside la fuerza de la propia paternidad totémica; incluso, según algunos investigadores, determinados grupos como la tribu arunta del centro de A. desconocen el papel de la paternidad fisiológica. El churinga se entrega al individuo después que ha pasado las ceremonias de iniciación, durante las que se instruye con el conocimiento de la historia de los antepasados totémicos. Social y religiosamente, la paternidad se atribuye siempre a los antepasados.
      Papel importante en las creencias de todos los grupos australianos desempeña la magia (v.). En A. Central, la mayoría de los tótem son animales y plantas comestibles que deben multiplicarse mediante ceremonias. Frecuentemente, se imitan los efectos de lo que se quiere producir, mediante danzas o representaciones de los mismos o pintando y grabando sobre el suelo el tótem que recibe adoración por el hecho de servir de sustento a los grupos. También en esta región semidesértica son importantes las prácticas mágicas encaminadas a provocar la lluvia. Dichas ceremonias las efectúan o las dirigen los jefes de los grupos que están investidos de sacralidad y poseen conocimientos mágicos. Ellos son los custodios de los escondrijos donde se depositan los churingas. La creencia en espíritus de distinta clase y naturaleza, a veces identificados con los míticos antepasados y seres del periodo de la creación del mundo, está arraigada en la mayoría de las tribus australianas. Las enfermedades son causadas por espíritus maléficos a los que es necesario expulsar y alejar de los campamentos, con prácticas y ceremonias. En las zonas desérticas, suponen que las columnas de arena roja levantadas por los torbellinos de aire son espíritus de distinta naturaleza.
      En las regiones del Sur y Sudeste, existe la creencia en un dios supremo, a menudo representado como un hombre venerable que habita en el cielo, creador del mundo, fundador de los ritos y ceremonias de la tribu. Con frecuencia se le califica de Padre. El nombre varía según ,is tribus; los más conocidos son: Bayamé, Bundjil y Daramulun. Existen otras divinidades. Bayamé tiene un hijo que vigila las acciones humanas. A veces se distinguen dos hermanos, el Bayamé bueno, que habita una isla del Este y es el creador; y un hermano maléfico, que habita al Oeste. Existen también salvadores, como Tarrotarro, el lagarto, que separa los sexos; Ternda, que enseña a los hombres el arte del tatuaje; etc. Las estrellas son una antigua humanidad que desapareció después de una gran inundación y fue transferida al cielo. En el Norte y Noroeste, la creencia en un dios supremo es más difusa. En las montañas Kimberley, uno de los seres míticos (wandjina) del periodo de la creación del mundo designado Walaganda adquiere en cierto modo carácter y atributos de ser supremo. Esta época de los wandjinas es llamada «época del sueño» porque se revive en los sueños y las visiones. El culto reproduce este mito, que tiene carácter vivificante y regenerador, porque establece la relación con la época del sueño, fuente de la vida. El elemento que hace renacer este periodo entre los hombres sé llama Yayari.
     

 

J. P. GARRIDO ROIZ.

 

BIBL.: W. SCHMIDT, Manual de Historia comparada de las religiones, Madrid 1947; F KONIG, Cristo y las religiones de la tierra, I, Madrid 1960; J. G. FRAZER, Totemism and Exogamy, Londres 1910; C. Lt viSTRAuss, Le totémisme aujoura'hui, 10 ed. París 1965; H. RINGGREN y A. V. STROM, Les religions du monde, París 1960; E. LEACH, The structural study of Myth and Totemism, Edimburgo 1967.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991