ASIDEOS
Nombre y origen. Los a.,
llamados también en castellano jasideos o hasideos (hebreo, háslidom,
griego, asidáioi), son los piadosos, es decir, los celadores y
conservadores de la religión y costumbres tradicionales en el momento de
la helenización de Palestina por Antíoco IV Epífanes (1 Mach 2, 42).
Apoyaron la lucha de los Macabeos (v.), mantuvieron una independencia
ideológica y de acción, y tuvieron una gran influencia en la historia
del judaísmo (1 Mach 7, 13; 2 Mach 14, 6).
El origen remoto de los a. está en la situación y mentalidad de la
comunidad judaica de la restauración en la época persa. Con la
desaparición de Zorobabel (v.), depositario de todas las esperanzas (Ag
2, 20 ss.; Zach 6, 1012), los judíos viven una época de crisis desde el
515 al 445 a. C.; situación reflejada en los cap. 5666 de Isaías. Las
reformas de Nehemías (v.) desde el 445 a. C., y de Esdras (v.) en el 398
a. C. (Esdr 7, 7) consolidan la vida de los judíos en sus puntos
fundamentales de una comunidad sacral que vive alrededor del Templo, del
Libro y de la esperanza escatológica; se robustece entonces la idea de
la raza santa (Esdr 9, 2) que vive entre paganos. La observancia de la
Ley se vuelve un absoluto; así la observancia del Sábado y de las
prácticas y prohibiciones alimenticias. Después de las campañas de
Alejandro Magno (v.), desde el 333 a. C., existe un ideal de piedad y de
pobreza en Jerusalén (Zach 9, 912). Las deportaciones ordenadas por
Ptolomeo l Soter (323285 antes de Cristo) por el año 312 a. C. ocasionan
grandes sufrimientos a los judíos, surgiendo la esperanza de la
manifestación del Reino y de sus Santos (Zach 13, 79; 14, 5). Una de las
llamadas a la conversión, lanzada al mundo pagano, se hace con la
perspectiva de aceptación de las prácticas alimenticias: si las naciones
no se convierten, serán destruidas como Tiro; si se convierten,
aceptando incluso las prácticas alimenticias, serán salvadas (Zach 9,
3.7; 14, 21). Después del 270 a. C. se presenta la ciudad de Jerusalén
como la fortaleza de los justos frente al mundo pagano (cfr. Is 2427);
Jerusalén transformada en el nuevo Sinaí, lugar de la manifestación de
la gloria y del banquete de la Alianza (cfr. Ex 19; 24; Is 24,23), es el
lugar de la comunidad de los justos (cfr. Is 26, 710.1114). Los justos y
los piadosos comienzan entonces a agruparse y a vivir una auténtica
comunidad de culto y de esperanza (Ps 24, 3 ss.; 30, 5; 132, 9).
Así. desde el exilio babilónico, se insiste en el principio de la
responsabilidad individual, a la par que los judíos que volvían a
Jerusalén se aliaban a los justos fervorosos en su actitud separatista
frente al mundo pagano y a los impíos en el interior mismo de la
comunidad de la restauración (Mal 3, 13 ss.). Los justos piadosos vivían
en la observancia de la ley, en la práctica de los sacrificios y de la
moral tradicional, sufriendo los ataques y las burlas de los impíos.
lista es la situación, según las constantes alusiones a los enemigos en
los salmistas y en el libro de la Sabiduría. Poco a poco fueron
apareciendo las tendencias principales que después dieron origen a la
espiritualidad de los a., durante la revuelta de los Macabeos: piedad
individual, esperanza apocalíptica y valor expiatorio del sufrimiento y
del martirio, moral de tendencia separatista, observancia del Sábado y
de los alimentos puros.
Historia. La helenización (1 Mach 2, 42). Desde las campañas de
Alejandro Magno (v.) se dejó sentir la influencia helenizadora en
Palestina, ya en las estructuras de las ciudades, ya por la imposición
de las costumbres griegas. Palestina (v.), que, después de la muerte de
Alejandro, quedó bajo la influencia de los Lágidas de Egipto y que había
sufrido las guerras siriacas, pasó desde el 198 hasta el 142 a. C. a ser
dominio de los Seléucidas (v.) de Siria.
Antíoco III (v.) sancionó el estatuto teocrático de la nación
judía (2 Mach 4, 11). Pero a partir de su muerte en el 187 a. C., cuando
saqueaba el templo de Bel en Elymaida (cfr. Dan 11, 19), la comunidad
judía de Jerusalén experimentó transformaciones políticas y religiosas.
El sumo sacerdote Simón II, hijo de Onías II, dirigía la comunidad de
Jerusalén, al mismo tiempo que emprendía grandes construcciones (Eccl
50); le sucedió su hijo Onías III (v.). En esta época, Seleuco IV
Filopátor (187173 a. C.) envió a su ministro Heliodoro a Jerusalén para
que se apoderara de los tesoros del Templo (2 Mach 3; Dan 11, 20); Onías
III estuvo en misión diplomática en Antioquía (2 Mach 4, 5), pero luego
fue asesinado por sus adversarios, partidarios de la política
helenizadora (2 Mach 4, 3435). La situación de Jerusalén había tomado un
giro más sombrío con la gestión de Antíoco IV Epífanes (175163 a. C.),
figura curiosa y extraña (cfr. Dan 11, 21). En su tiempo, Jasón, hermano
de Onías, con el apoyo del rey introdujo el helenismo en Jerusalén; la
comunidad se había dividido en dos partidos: uno helenizante, y otro
conservador de la religión de sus padres; y Menelao, sumo sacerdote del
172 al 162 a. C., mandó matar a Onías III (2 Mach 4, 30 ss.; Dan 9, 25
ss.; 11, 22). En el 170 a. C. Antíoco IV Epífanes hizo su primera
campaña contra Egipto y saqueó, a su vuelta, el Templo (1 Mach 1, 16 ss.;
2 Mach 5, 15 ss.; Dan 11, 2428). Realizó su segunda campaña contra
Egipto en el 168 a. C. (2 Mach 5, 1), pero tuvo que retirarse por orden
de Popilio Lenas (Dan 11, 29 ss.). Entonces inició la gran persecución
contra los judíos (167164); hubo matanzas en Jerusalén en el año 167 (1
Mach 12, 9 ss.; 2 Mach 5, 24 ss.; Dan 11, 30) y se construyó la Accra
siria en aquella ciudad. El rey prohibió las prácticas judías y decretó
la instauración del culto a Júpiter Olímpico en el Templo de Jerusalén
(1 Mach 1, 44 ss.; 2 Mach 6, 1 ss.; Dan 11, 31); efectuándose el primer
sacrificio pagano sobre el nuevo altar en el día 25 de Kisleu del 167 a.
C. (2 Mach 10, 5).
La reacción ante la persecución comenzó por una actitud de no
violencia y resistencia pasiva, . motivada por los ideales de fidelidad
y de conservación de las costumbres. Los a. representaban la tradición
religiosa con los ideales heredados de la comunidad de la restauración
persa. Un grupo de a. se dejó inmolar en un sábado para no violarlo (1
Mach 2, 36). La observancia de los alimentos puros y la no contaminación
de las costumbres paganas se convirtieron en un ideal expresado ya de
modo magistral por el cap. 1 de Daniel: Daniel (v.) y sus compañeros
vivían en medio de la civilización pagana, sin dejarse influenciar por
ella, fieles a la Ley, absteniéndose de los alimentos impuros: la
sangre, la grasa (Gen 9, 4; Lev 3, 17; 17, 6), los animales impuros (Lev
11, 2025; Dt 14, 321). En la resistencia pasiva, el martirio era
afrontado como una posibilidad de expiación y con la esperanza en la
resurrección de los justos (2 Mach 67; Dan 12, 23).
Pero, después de la resistencia pasiva, la actitud se transformó
en lucha abierta, dirigida por los Macabeos (v.), recibiendo el apoyo de
los a., que se constituyeron en una comunidad de escribas y de leales
miembros del sacerdocio (1 Mach 7, 1117).
Influencia de los asideos (1 Mach 7, 13). Reinando Demetrio 1
Soter (162150 a. C.) después de los primeros años de la revuelta de los
Macabeos (164162 a. C.; 2 Mach 14, 110), Báquides, gobernador de Siria,
manda matar 60 a., y Alcimo llega a ser el sumo sacerdote (2 Mach 14,
69). A pesar de sus tendencias helenizantes, Alcimo, a causa de su
cualidad de aarónida, legitima su nombramiento y se gana la confianza de
los a. (1 Mach 7, 13 ss.). En estas circunstancias es cuando el
movimiento asideo se robustece y pone las raíces de futuros movimientos
del judaísmo (v.), después de repudiar la política de los asmoneos (v.).
Los fariseos (v.) resultan descendientes de los escribas legos y
de la política y actitud religiosa de los a. Los saduceos (v.) se
originan de un grupo de sacerdotes partidarios del helenismo. Y el grupo
sacerdotal de los esenios (v.), incluyendo los elementos de la historia
de Qumrán (v.), tiene sus raíces en el grupo disidente del Templo desde
Onías III; muchos exegetas identifican al Maestro de justicia y fundador
de Qumrán con el mártir Onías III, cuya muerte se hizo célebre; se
recuerda en Dan 9, 11.25 y 1 Henoc 90, 8. En 2 Mach 15, Onías es
presentado, juntamente con jeremías, como uno de los principales
maestros de la piedad asidea, como un héroe celeste e intercesor del
pueblo justo.
El movimiento asideo tuvo todavía gran influencia en el judaísmo
en la época del Talmud (v.). Después, también influyó en el movimiento
místico; éste tuvo su máximo representante en Judá haHassid.
En el judaísmo moderno se entiende por hasidismo una corriente
pietista, nacida a comienzos del s. XVIII e inspirada por Israel ben
Eliézer. El hasidismo o jasidismo es también un movimiento del judaísmo
que sigue las doctrinas de Baal Chem Tov: con tendencia a una religión
personal, interior, que reacciona contra el anquilosamiento de una
religión puramente legalista. Como estudioso y compenetrado con el
hasidismo hay que citar al filósofo judío moderno Martín Buber (v.).
V. t.: MACAEEOS; ASMONEO$; FARISEOS; ONÍAS.
LUIS B. GORGULHO.
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Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991