ARMENIA
Historia de la Iglesia
Época patrística. Después de las
primeras predicaciones, atribuidas a diversos Apóstoles, como S. Andrés
(v.) o S. Bartolomé (v.) el cristianismo llegó a A., a través de Edesa,
de la región de Vaspuragan y de la provincia de Taron. Ya en el s. II el
cristianismo estaba difundido en A.; tanto es así que Tertuliano, en su
obra Adversus Iudaeos, recuerda los países en los que ya vivían
numerosos fieles, en el siguiente orden: Mesopotamia, Frigia y
Capadocia. Se sabe, sin embargo, que el paganismo existía aún a fines
del s. iv. La conversión total e históricamente cierta tuvo lugar en el
313. El autor de la conversión total de A. y organizador de la Iglesia
fue S. Gregorio, llamado el Iluminador (260328). Desde entonces la
Iglesia de A. se designa a veces como Iglesia Gregoriana. S. Gregorio
era hijo de Anac, príncipe persa, que asesinó al rey armenio Cosroes, y
que fue a su vez ajusticiado y toda su familia asesinada, excepto S.
Gregorio, salvado por su nodriza cristiana, que huyó a Cesarea. Allí S.
Gregorio recibió educación cris. tiana y, una vez casado, tuvo dos
hijos, Aristakes y Vartán, ambos honrados como santos. Después de mucho
tiempo, volvió a A. acompañando al rey armenio Tirítades III. Éste,
después de haberse opuesto al cristianismo, cedió bajo el influjo de S.
Gregorio, al que nombró su pastor espiritual y envió a Cesarea, donde
fue recibido por el obispo Leoncio, el cual, habiendo convocado a sus 20
obispos ayudantes, eligió y después consagró a S. Gregorio
obispopatriarca de los armenios, llamado katholikos, y lo envió a A.
acompañado por el obispo de Sebaste. En Ardasciad, ciudad importante de
A., S. Gregorio tomó posesión canónicamente como patriarca de toda A.
Mantuvo' su cargo patriarcal durante 25 años. Organizó la Iglesia
armenia, consagró nuevos obispos y dividió A. en 15 diócesis. Gracias a
él cesaron las persecuciones.
A S. Gregorio sucedió su hijo S. Aristakes, que participó en el
conc. de Nicea (v.) (325). Su sucesor fue su hermano S. Vartán, y el de
éste su hijo S. Hussig, asesinado poco después por orden del rey Tiran.
A S. Hussig sucedieron por un breve tiempo Daniel y Faren, que, sin
embargo, no eran de la estirpe Pahlav de S. Gregorio. En el 354 subió al
trono patriarcal un sobrino de S. Gregorio, S. Narsés (330-373),
consagrado obispo por el metropolitano de Cesarea. S. Narsés convocó en
el 365 el sínodo de Ardasciad, primer sínodo armenio de que tenemos
noticia histórica. En este sínodo, por medio de una carta pastoral, se
dieron reglas para los monjes armenios, exhortaciones a los seglares y
sanciones a los li' bertinos. S. Narsés hizo construir numerosos
hospitales, leproserías, escuelas, orfelinatos y organizó también la
vida monástica. Además del cuidado de las almas, como cabeza de la
Iglesia armenia, S. Narsés tenía résponsabilidades civiles y cargos políticos, y le correspondía la
administración de justicia. En el 354, trasladado a Bizancio, formalizó
un pacto con el emperador Constancio II y en el 372 hizo otro viaje a
Bizancio, estableciendo pactos de amistad con Valente I. Allí participó
en el sínodo regional de Cesarea (372). En el 373 murió envenenado por
orden del rey Pap.
En el 387 fue elegido el hijo de S. Narsés, S. Isaac (350439),
pronto llamado el Grande. En su tiempo se realizó la desastrosa división
de A. entre Bizancio y Persia (v. III), que después había de tener
también funestas consecuencias religiosas. S. Isaac, elegido patriarca
por el rey Cosroes III, estaba dotado de un extraordinario carácter y de
profunda religiosidad, y creó para la Iglesia armenia una época de
esplendor que influyó en toda la historia del país. Junto a S. Mesrop,
su colaborador, organizó, dirigió y animó la gran obra de la invención
del alfabeto armenio (compuesto de 36 letras) en los a. 403405, con lo
que empezó un nuevo ciclo literario para A. Fue traducida la Biblia por
los más ilustres Padres de las Iglesias griega y asiria. También
comenzaron en esta época las celebraciones litúrgicas en armenio. Este
despertar literario ayudó a mantener la unidad religiosa y civil de la
dividida A. A fin de mejorar el estado eclesiástico, introdujo S. Isaac
el celibato obligatorio para los obispos. Fue depuesto por el rey de
Persia en el 426 y posteriormente confirmado de nuevo en el 430. M. el 9
sept. 439.
Durante la actividad de sus sucesores, en todo el s.vno fue
alterada la línea trazada por él en la vida civil ni en la eclesiástica.
Cuando se reunió el conc. ecuménico de Calcedonia (v.) (451), contra el
monofisismo (v.), A. no estuvo representada porque el pueblo armenio
estaba en armas para defender su fe y su libertad religiosa contra el
mazdeísmo (v.) de los dominadores persas, lucha que duró hasta el 484.
En el 506 el emperador Anastasio I, concluida victoriosamente la campaña
contra el rey sasánida Qawad, envió al katholikos Bapken (490514) el
Henotikon (v.). Convocado en la sede patriarcal de Dwin un concilio
(506507), el katholikos anatematizó a Nestorio y al nestorianismo y
aceptó el Henotikon. El katholikos Juan Il Gabelán aceptó el conc. de
Calcedonia, cuando hubo de refugiarse en Constantinopla, después de una
rebelión contra los persas. Pero su sucesor Moisés II Elivardetzi
(574604) lo rechazó. Fue nuevamente rechazado en el sínodo armenosirio
celebrado en los a. 614616 en Ctesi f opte, bajo la autoridad del rey
persa Cosroes Parwes, y aceptado en el de Karin (hoy Erzurum), tras la
victoria de Heraclio entre los persas. Entre los katholikoi que se
sucedieron hasta la mitad del s. xi, los hay favorables y contrarios al
conc. de Calcédonia; oposición a menudo determinada por el antagonismo
político entre armenios y griegos.
Época medíeval. En 1080, Rubén, un magnate de Sasún pariente de
Gaghik, último rey Bagratí, emigró a Anatolia y fundó sobre las montañas
del Taurus un pequeño pero fuerte reino, que después fue llamado reino
de Cilicia (v.) o reino de los Rubeníes. Poco tiempo después, también la
sede del poder espiritual se trasladó allí, bajo la tutela del pequeño
reino, para salvarse de los enemigos invasores. De este modo, tanto el
poder político como el espiritual se trasladaron de Oriente hacia
Occidente. En consecuencia, también sus relaciones se volvieron hacia
Occidente. Hasta el s. xi los armenios esperaban su salvación política y
religiosa de los griegos, y el 'clero sólo podía ponerse en contacto con
las otras Iglesias a través de la Iglesia griega. A partir de este
momento, la Iglesia armenia entró en contacto directo con la romana,
continuando, mientras tanto, durante un siglo las tentativas de unión
con la Iglesia griega. Los griegos, por su parte, sólo mostraron
superioridad y odio, tratando de someter a los armenios política y
religiosamente. Después de la muerte del katholikos Khatchic II, los
griegos impidieron una nueva elección. Los armenios, con muchas
dificultades y por intercesión del rey Gaghik, pudieron finalmente
elegir al nuevo katholikos Gregorio II Martirófilo (Vgayasser), una
persona culta y con fama de santidad. Él hizo otra tentativa de unión
con los griegos, trasladándose a Constantinopla, a la corte del
emperador Alejo Commeno, pero hubo de volver sin ningún resultado. Sus
sucesores, Gregorio III (111366) y el hermano de éste S. Narsés (V.
NARSÉS IV DE KLAT) hicieron aún un último intento de unión con la
Iglesia griega; ambos prelados mostraron una amplia visión, insólita en
aquellos tiempos, así como un gran espíritu conciliador. Según ellos, la
unión es obra divina, por eso es preciso implorarla al Señor con
fervorosas plegarias; por su parte, el hombre debe tratar de eliminar el
principal y más fuerte obstáculo: el guardar rencor, causa de la
separación. La unión llegará con humildad y amor y no se impondrá con
autoridad. Por ello es preciso tenerse lealtad y respeto recíprocos,
porque las discusiones pueden progresar sólo sobre un terreno de
igualdad y no de superioridad o de prepotencia. Las discusiones no deben
degenerar en litigios, sino que deben estar basadas en auténticos
documentos como son la S. E. y las obras de los Santos Padres. En
conclusión, es preciso buscar la unidad de la fe, respetando las
diversidades disciplinares y rituales. No obstante, la unión no se llevó
a cabo. Después de este fracaso, los katholikoi de Cilicia volvieron sus
miradas hacia Roma, y comenzaron a tener relaciones más directas,
frecuentes e íntimas con la Iglesia romana. Por fortuna, también las
condiciones del momento fueron propicias. En aquella época los cruzados
llegaron a Oriente. Los Rubénidas reinantes entablaron amistad con los
príncipes latinos, ayudándolos en todo. Por otra parte, los previsores
katholikoi trataron de mantener a la Iglesia armenia en comunión de fe y
de amor con la romana, escribiendo a los Papas cartas de obediencia y
enviando delegados patriarcales. Gregorio II Martirófilo escribió al
papa Gregorio VII expresando su deseo de unión con la Iglesia romana y
poco después, en 1074, se trasladó a Roma y presentó un texto de la
confesión de fe de los armenios. El katholikos Gregorio VI escribió una
carta de obediencia al papa Lucio III. Gregorio VI estaba en continua
relación con el papa Inocencio 111, del cual recibió después el palio y
el anillo episcopal; y León, rey de A., recibió del mismo papa las
enseñas de la orden de S. Pedro. El katholikos Jacobo fue invitado por
el papa Gregorio X a participar en el conc. de Lyon (v.).
En 1330 Juan de Krni, un prelado armenio que fue discípulo del
dominico b. Bartolomé de Bolonia, enviado de Roma para predicar la fe
católica en Oriente, fundó la Congregación de los Fratres Unitores, una
rama de los Fratres Peregrinantes de los dominicos (v.). Comenzaron
bien, pero los alumnos y los sucesores armenios del b. Bartolomé se
desviaron y acabaron en la latinización del rito y de las tradiciones de
la Iglesia armenia (v. UNIATAS).
En 1375 se extinguió el reino de Cilicia y, como consecuencia,
disminuyó notablemente también la actividad del patriarcado armenio. Sin
embargo, las relaciones con Roma persistieron aún, tanto que el
katholikos Constantino V aceptó la invitación del papa Eugenio IV a
participar en el conc. de Florencia (1439; v.). Los delegados armenios
llegaron tarde, pero el papa convocó sesión privada en la cual los
armenios aceptaron las decisiones del concilio. Pero antes de que los
delegados volvieran murió Constantino, por lo cual la sede de Sis quedó
en poder de los pretendientes y fue objeto de litigios. Los armenios
orientales, impacientados, aprovecharon la ocasión para transferir de
nuevo la sede de Sis a A. Mayor, a su antiguo centro de Vagharsciapat de
Echmiayin. Entre tanto, ya en 1113, el obispo de Echmiayin se había
separado de la sede de Sis y a continuación fue sometido a la sede de
Echmiayin. Mientras que, en 1311, el arzobispo armenio de Jerusalén, que
residía en el convento de S. Jacobo, se había declarado patriarca.
Época moderna. En 1453, Constantinópla fue conquistada por los
turcos y el sultán Mahmñd II creó en 1461 el Patriarcado armenio de
Constantinopla, con el encargo de responsabilizarse de los armenios
residentes en el territorio del Imperio otomano, pero quedó sometido a
la jerarquía eclesiástica de Echmiayin. En 1651, los katholikoi de Sis y
de Echmiayin convocaron un sínodo en Jerusalén y firmaron un pacto; el
título de supremacía estaría reservado a Echmiayin, mientras que la
jurisdicción pertenecería al katholikos de Sis.
Las relaciones con Roma continuaron, tanto por parte de Sis y de
Echmiayin como de los otros patriarcas armenios, bien personalmente,
bien por medio de los jesuitas, carmelitas y capuchinos. Así, después de
100 años del conc. de Florencia, Esteban V, katholikos de Echmiayin
(154850) fue a Roma en una peregrinación durante la cual presentó el
acto de obediencia de los obispos armenios al papa Paulo III; por
desgracia, durante su vuelta murió en Polonia, y su obra quedó
incumplida. Miguel de Sebaste envió cartas, por medio de sus delegados
Abgar y Alejandro, al papa Pío IV. El Santo Padre, informado de las
dificultades religiosas y políticas de los armenios, los recibió con
particular afecto. Este mismo papa concedió a los armenios residentes en
Roma una iglesia, mientras Gregorio XIII proyectó construir para ellos
un colegio en Roma. El katholikos Melquisedec (15931627) quiso demostrar
solemnemente su obediencia a Roma, enviando a su célebre predicador
Zacarías al papa Paulo V; su sucesor, Moisés de Siun (163033), continuó
las relaciones con Urbano VIII, y el katholikos Jacobo IV (165680)
escribió a los papas Alejandro VII e Inocencio XI y envió varias veces a
Roma a su delegado Arakel, obispo de Erzinca. El katholikos Nahabet
(16911704), buen amigo de los jesuitas, estuvo en comunicación con el
papa Inocencio XII.
En esta época, y a continuación todavía más, los katholikoi de
Echmiayin habían quedado en un estado miserable. Bajo el dominio de los
persas y de los señores infieles se veían continuamente oprimidos por
los saqueádores, constreñidos a vivir errantes, tratando de ayudar al
pueblo armenio al menos espiritualmente. En el s. XVIII, cuando A. fue
dividida entre los persas y los turcos, el katholikos tuvo una
supremacía nominal sobre los otros dos patriarcas.
Durante el tiempo de los katholikoi Lázaro II Ciahuc (173751) y
Simón de Jerevan (176380) comenzaron las hostilidades hacia la Iglesia
romana, mientras en Constantinopla tenía origen la lucha por la Sede
patriarcal. Coincidiendo con estas luchas, en Constantinopla había ya un
pequeño núcleo de armenios católicos que aumentaban en número e
influencia. Las relaciones con Roma se fortalecían continuamente por
obra de los sacerdotes cultos y de santa fama, entre los cuales podemos
mencionar a Abraham Ardzivian (futuro katholikos de Cilicia), Mechitar
de Sebaste (fundador de la Congregación de los mequitaristas, v.),
Khatchiatur Arakelian y los religiosos latinos. Todo ello hacía esperar
una inminente unión. Desgraciadamente, un nuevo hecho vino a trastornar
la obra y la situación de los católicos: su persecución por parte de los
patriarcas de Constantinopla. El primero en comenzar las persecuciones
contra los católicos fue el patriarca Efrén el 15 jul. 1701. Durante
esta persecución, muchos armenios católicos fueron exiliados y
condenados a galeras. Algunos años después el patriarca Juan, en 1707,
las reanudó con más ferocidad. Durante esta persecución fue martirizado
el sacerdote Comitas (5 nov. 1707). beatificado por Pío XI en 1929. El
patriarca Juan IX (171541) demostró una conducta conciliadora hacia los
católicos. En 1727 se convocó un sínodo en Constantinopla del que
resultó elegido katholikos de Echmiayin el obispo Garabet. En el mismo
sínodo se revocó también el anatema contra S. León y contra el conc. de
Calcedonia para atraerse de nuevo a los católicos. En este tiempo se
empezó a pensar en la organización de una comunidad católica de los
armenios. Superando muchas dificultades, se llegó a un acuerdo. El
patriarca Juan IX murió cuando se preparaba, en 1741, para unirse con el
papa. Su sucesor, Jacobo II Nalián, trató de dar mayor libertad a los
católicos, los cuales tenían ya diversas iglesias.
La separación de los católicos comenzó en 1740, cuando Abraham
Ardzivian fue elegido katholicos de Sis, trasladándose a Roma, donde
recibió del papa Benedicto XIV el decreto de confirmación y el palio
episcopal, y fue nombrado Patriarca de los armenios de Cilicia. Pero
mientras él estaba en Roma, un grupo de obispos se reunió en Cilicia
eligiendo a Miguel, el hermano del difunto katholikos Lucas; Ardzivian
se vio obligado a retirarse al Líbano y a transferir su sede, habitando
en el convento de los Padres antonianos. M. el 1 oct. 1749, y le
sucedieron siete katholikoi, los tres primeros elegidos por los Padres
antonianos.
En 1866, antes de proceder a la elección de un nuevo katholikos,
se decidió unir las dos comunidades armenocatólicas, esto es, la del
patriarcado de Cilicia y la de Constantinopla. A la muerte de Gregorio
Pedro VIII, los obispos del patriarcado de Cilicia se reunieron en el
Bzumar bajo la presidencia del vicenuncio apostólico Giuseppe Valerga y
eligieron katholikos al arzobispo Antonio Hassun (14 sept. 1866).
Previamente Hassun había creado obispados, completando la separación
entre los católicos y no católicos y parecía en un primer momento que
todo se desarrollaba normalmente. Por desgracia, no fue así. La
comunidad armenocatólica cayó en otro error al separarse de la
totalidad: la latinización, ya empezada con los Fratres Unitores.
Las consecuencias fueron funestas, ya que se crearon vivas
disensiones no sólo entre católicos y no católicos. sino también entre
los católicos mismos. Tanto es así que el papa León XIII, para poner fin
a esto, promovió en 1880 al katholikos Antonio Hassun al honor
cardenalicio, poniendo en su puesto como katholicos a Esteban Azarian
(188199). El card. Hassun murió en Roma en 1884.
Esteban Azarian fue un hombre muy prudente y consiguió salvar a
muchos fieles de las matanzas de 1896, de Abdul Hamid. Azarian, con el
propósito de organizar la Iglesia armenocatólica, convocó en 1890 un
sínodo en Calcedonia (hoy Kadikoy), donde fue redactado un código
canónico armenio. Roma tomó en examen el código, pero no lo confirmó.
Más tarde, durante el patriarcado de Pablo Emmanuelian (18991904) v
Pablo Sabbagh (190409), fue puesto en uso después de diversas
revisiones; sin embargo, Roma no se pronunció.
Situación actual. En 1910, fue elegido katholikos Terzian, que
convocó un nuevo sínodo en Roma. Un grupo de burgueses protestó contra
su elección y, apelando a la corte suprema turca, hicieron deponer al
Patriarca. Estas protestas pronto se silenciaron para siempre, porque
los turcos organizaron la destrucción total de los armenios desde
191518. Durante estas matanzas fueron asesinados cinco obispos y otros
tres murieron deportados. De las 18 diócesis quedaron sólo tres; de los
250 sacerdotes armenios, 129 fueron asesinados.
El conc. de los Obispos armenocatólicos (1918) decidió transferir
la sede patriarcal de Cilicia a Beirut, en el Líbano. El 30 nov. 1937
fue elegido katholikospatriarca de los armenios católicos de Cilicia
Gregorio Agagianian, que permaneció en el cargo durante 25 años (193762)
lleno de celo apostólico y de patriotismo, persona generosa y activa, un
verdadero buen pastor. En 1946. fue elevado al honor cardenalicio que
hizo de él un eclesiástico de fama internacional. Cuando fue nombrado
viceprefecto (1958) y en seguida prefecto (1960) de la Congr. de la
Propaganda de la Fe, su obra y su amor paterno tomaron un ámbito
mundial. Al mismo tiempo no se olvidó de su nación; continuó ocupándose
de sus problemas, hizo construir iglesias, escuelas y seminarios. El 20
ag. 1962 el card. Agagianian notificó a las jerarquías de la Iglesia
armenia su dimisión del cargo de katholikospatriarca. En el mismo año,
el 2 de septiembre, fue elegido patriarca, por nueve obispos, el
arzobispo Luis Batanian, que tomó el nombre de Ignacio Pedro XVI. El
comienzo de su patriarcado coincidió con el del conc. Vaticano II, que
es asimismo el principio de la esperanza de unión de las Iglesias
cristianas. Entre los católicos y no católicos armenios se ha emprendido
un diálogo fraterno, tratando de preparar los corazones y las almas para
la unión en el seno de la Madre Iglesia Universal, dejando intactos sus
ritos y sus pluriseculares tradiciones nacionales.
JULIÁN YEGHISHE.
BIBL.: K. ALGER:TISSEN,
La Iglesia de los armenios, en Iglesia católica y confesiones
cristianas, Madrid 1964, 548561; ARSHAG TERMIKELIAN, Die armenische
Kirche in ¡tiren Bez¡ehungen zur byzantinischen rom IV bis zum XIII,
Leipzig 1892; F. ToURNEBIZE, Histoire politique et religieuse de
l'Armenie, París 1900; A. ALESSANDRIAN, Compendio storico dei dodici
patriarchi di Cilicia, Venecia 1906; V. HATZUNI, Questioni importanti
della storia della chiesa armena, Venecia 1927; A. BALGY, Historia
doctrinae catholicae inter Armenos unionisque eorum in concilio
Florentino, Viena 1878; C. TONDINI DE QUARENGHI, Étude sur le calendrier
liturgique de la nation arménienne, Roma 1906; G. AVEDICHIAN, Sulle
correzioni dei libri ecclesiastici armen¡, Venecia 1868.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991