V
Vaciedad. De acuerdo con las convicciones del hombre piadoso veterotestamentario, la vida del impío es vana y vacía; se marchita como la hierba en el campo, sin dejar vestigios tras de sí. La vida de los temerosos de Dios, por el contrario, es permanente y duradera cabe Dios. El judaísmo apocalíptico considera la entera creación actual como nada e insta a los hombres piadosos a huir de este mundo. La predicación neotestamentaria considera igualmente como vaciedad a los hombres y al mundo en que se encuentran, porque se han alejado de su Creador y origen. Con todo, no es el vacío y la insensatez el destino final de este mundo. La creación está sometida a la vaciedad (Rom 8,20) sólo en cuanto el hombre y el mundo se han alienado de su origen. En esta perspectiva, los gentiles sienten y viven vanamente (Ef 4,17). Pero esto no ha de ser así. —> Cristo ha quebrantado la vaciedad de la creación, ha abierto á los hombres la --> vida llena de contenido (--> Amor) y está a la obra para lograr la —> •nueva creación». gr
Valle del llorón. Traducción dada al valle mencionado en Sal 84,7. Otros manuscritos dicen: valle de las lágrimas. Dado que el pasaje se expresa a través de una serie de imágenes, acaso no se trate de un lugar concreto y localizable. Algunos autores lo sitúan al norte del valle de Ben-Hinnom. he
Vanidad --> Vaciedad, --> Vacío.
Vano. La palabra castellana «vano», «vanidad», ha sido utilizada, en sus diversos significados (cosas sin contenido, nada, imaginaciones sin base real), por buenos traductores, para traducir algunas expresiones bíblicas. Algunas veces se significa con esta palabra la falta de valor y de sentido de una vida y una actividad alejada de Dios. Así, p. ej.: •Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana» (1Cor 15,17). Otras veces, sobre todo cuando se incluye el matiz de cosa imaginada, sin base real, dice alusión a la —> humildad, en cuanto contrapuesta a la altivez humana, tras la que no hay contenido que la pueda sustentar (cf. p. ej., Ef 4,17: •No viváis como viven los gentiles, según la vanidad [las vanas imaginaciones] de su mente»). hi
Variantes. Incluso dentro del mismo —> canon se encuentran diversas formulaciones de una misma realidad, p. ej., en las diferentes fuentes del Pentateuco o en los Evangelios sinópticos. También la transmisión de los textos canónicos ofrece en los —> manuscritos una muchedumbre de variantes, a través de las cuales la —> crítica textual (-4 Ciencia bíblica) intenta reconstruir el --> texto bíblico primitivo. tr
Varón. De acuerdo con la estructura
de la sociedad patriarcal de Israel,
puede advertirse en la Biblia una clara preeminencia del varón sobre la ->
mujer. Con todo, esta preeminencia no se expresa temáticamente en ningún lugar,
es decir, que se trata de expresiones que sirven únicamente para las
circunstancias sociológicas de entonces, y no incluyen valores permanentes e
invariables de la predicación.
1. Significación del varón en el Antiguo Testamento: El -> yahvista muestra,
frente al --> escrito sacerdotal, una diferencia, en cuanto establece una
prioridad temporal en la creación del varón (Gén 2,7), la dependencia y
subordinación de la mujer (Gén 2,1823), así como su carácter de seductora en el
pecado original (Gén 3,6), y el papel de señor del varón como castigo de esta
seducción (Gén 3,16). La historia de Israel es una historia hecha por hombres
(Abraham, los patriarcas, Moisés, los jueces, los reyes, los sacerdotes). Cierto
que, a pesar de todo, las mujeres desempeñan con frecuencia papeles de
importancia (Sara, Rebeca, Débora... María). En síntesis puede afirmarse que, de
acuerdo con el medio ambiente del antiguo oriente, dominan los varones, pero
que, precisamente por ello, cabe destacar más el gran aprecio bíblico por la
mujer.
2. Significación del varón en el Nuevo Testamento: Desde una perspectiva
sociológica, no puede establecerse una diferencia decisiva entre la época del
Antiguo y del Nuevo Testamento. También en el Nuevo Testamento predominan los
varones (Jesús, los doce, los discípulos, los portadores de cargos y ministerio
de la primitiva Iglesia...), aunque las mujeres no desempeñan en modo alguno una
función de mera subordinación (-> María, las mujeres que acompañaban a Jesús,
las colaboradoras en las comunidades).
3. Significación del varón en el curso de la evolución: La -> emancipación de la
mujer significa una realización de
la igualdad fundamental de varón y
mujer establecida en el Antiguo Testamento (p. ej., Gén 1,27) y en el
Nuevo (p. ej., Gál 2,28), aunque manteniendo bien claras las diferencias
de sexo a todos los niveles de la
personalidad humana. El hecho de que
la emancipación haya tardado tan largo tiempo en imponerse, en vez de
haber prevalecido la perspectiva de
la igualdad fundamentada en la Biblia, permite deducir el gran influjo
que los presupuestos antropológicos
condicionados por el tiempo (costumbres, convencionalismos, ideas) ejercen sobre las concepciones cristianas. En nuestros mismos días, es
preciso precaverse ante la tentación
de considerar como fundadas y hasta
como exigidas por la Biblia algunas
determinaciones tomadas por la Iglesia a lo largo de su proceso organizativo (p. ej., que sólo los hombres, y
no las mujeres, pueden ostentar cargos ministeriales). En la inmensa mayoría de los casos, se trata meramente de un subfondo sociológico que
no es objeto del --> kerygma, sino
accidente condicionado por el tiempo
al que, en determinadas circunstancias, es preciso desenmascarar como
contrario a las conveniencias actuales.hi
Vaso de arcilla. La imagen profética del alfarero y su vaso de arcilla (Is 29,16; Jer 18,6) quiere expresar el absoluto derecho de Dios a disponer de los hombres como criaturas suyas (Sab 15,7; Eclo 33,13s). Pablo utiliza esta imagen en Rom 9,21 para explicar como Israel ha sido rechazado (--> Desechar) por un tiempo. ur
Vaticinium ex eventu. Expresión latina con la que se indica una -> profecía hecha basándose en cosas ya acontecidas; así, Dan 11,2-39 donde se anuncia como por venir la historia ya sucedida en la época de la redacción (hacia 165 a.C.): la historia de los Seléucidas y los Ptolomeos. En los Evangelios, son vaticinia ex eventu las profecías de la destrucción de Jerusalén (Lc 19,42-44) y las -> profecías de la pasión (Mt 20,17-19). mo
Velo. Paño pequeño, con el que se cubría el rostro y el cuello para protegerse
del calor y el polvo. Las mujeres, y especialmente las prometidas en matrimonio,
se cubrían el rostro con un velo ante el esposo en señal de respeto (Gén 24,65;
Cant 4,1.3; 2Cor 11,6); quitarse el velo indicaba deshonra (Is 47,2).
Cuando Moisés vio a Yahveh, su rostro resplandecía y tuvo que cubrirse con un
velo (Éx 34,29-35). En Pablo, el velo es imagen del endurecimiento de los judíos
(2Cor 3,7-18). he
Velo (de la cabeza). En las épocas más antiguas de Israel se usaban, para cubrir
la cabeza, cintas, casquetes o paños de tres picos. Más tarde, ;tanto hombres
como mujeres llevaban una especie de mantilla (Ez 24,17) o una pieza grande de
tela arrollada a modo de turbante (Is 3,23; 63,3) o una gorra en pico. En Jdt
103, se habla también de la mitra griega de las mujeres.
Los sacerdotes y los reyes llevaban una especie de turbante (Éx 28,4; Ez 21,31;
-> Diadema).
En señal de dolor y tristeza se solía velar la barba (Ez 24,17.23; Miq 3,7) o
bien toda la cabeza (2Sam 15,30).
En presencia de Dios cubría el israelita su cabeza con un velo o con el -+ manto
(Éx 3,6; 1Re 19,13); todavía actualmente los judíos oran con la cabeza cubierta.
Según Pablo, las mujeres, de acuerdo con el uso entonces acostumbrado, debían
cubrir su cabeza en los cultos litúrgicos (1Cor 11,4-15). he
Venganza. Con esta palabra se indica en el Antiguo Testamento la venganza de Dios, que restablece el --> derecho violado. Así, Israel espera que Dios vengará la opresión a que le someten sus enemigos (Is 47,3). Por esta razón rechaza Pablo la venganza personal por injurias recibidas y se remite a la venganza de Dios (Rom 12,19). --> Venganza de la sangre. do
Venganza de la sangre. En mentalidad arcaica, la tribu es responsable de las faltas de sus miembros. Es la tribu la que venga las -> deudas de sangre que le son inferidas o, recíprocamente, la que sufre la venganza de la tribu de la víctima. Al ejecutar la venganza de la sangre, se restablecía el orden divino quebrantado. Esta concepción fue bastante mitigada en el Antiguo Testamento (Éx 21,12ss) y, después del exilio, definitivamente abandonada (Dt 24,16). hi
Ver. Junto al significado normal de
percepción sensible, en la Biblia esta
palabra expresa también la idea del
proceso de visión del futuro. Se les
reconoce esta capacidad a los profetas (Is 1,1; --> Vidente) y a los sacerdotes (en el sentido de emitir oráculos). Esta palabra puede significar asimismo el conocimiento de más profundas conexiones y relaciones esenciales (la referencia a la divinidad) de
cosas y acontecimientos (1Sam 16,17;
Lc 10,18). Contemplar el --> rostro de
Dios significa experimentar su proximidad en el culto. El Nuevo Testamento afirma que sólo -> Jesús ha visto
a Dios (Jn 1,18); a los creyentes "de
puro corazón" se les reserva esta visión como dádiva del fin de los tiempos (Mt 5,8; 1Cor 13,12). -> Ceguera.pa
Verdad. a) El sabio griego mira, más allá del confuso y perturbador tumulto del
mundo, al reino eterno de las ideas •donde todo tiene su orden y se comporta
eternamente de la misma manera, sin hacer injusticia ni padecerla, donde todo es
conforme al bien y según sus propias relaciones.
Este reino sigue el sabio y se asemeja a él cuanto le es posible. ¿O crees que
puede mantenerse contacto con algo maravilloso sin imitarlo?» (Platón,
República, 500c). Así pues, la verdad se contrapone al mundo transitorio y
caduco. Que, al mismo tiempo, la verdad sea «buena» quiere decir que se
participa al mundo, que le da participación (sentido) de sí misma. Su «belleza»
finalmente actúa atrayendo y despierta el anhelo («eros») de ella. De este modo
el mundo se halla en continuo movimiento de tendencia hacia el orden verdadero
(cosmos) y el hombre es el caso supremo de esta vitalidad cósmica. Por medio de
decisiones siempre renovadas contra todo lo caótico y perecedero, se forma el
hombre sabio — siguiendo el camino de lo eterno por el eros— conformando su
entendimiento a la verdad, su acción al bien, su experiencia estética a la
belleza.
b) A esta concepción griega del orden, se opone la —> gnosis helenística con su
—> dualismo cosmológico. El gnosticismo no considera ya la verdad desde su forma
como fuerza ordenadora que determina el cosmos, puesto que los gnósticos
contemplan este cosmos, justamente en su limitación — que excluye todo lo
deforme — como prisión de la persona; y el origen de este cosmos se encuentra
más allá del mismo, en el «padre de la verdad». Según esto, la verdad ya no es
meta de la formación de la razón humana, sino poder salvador y redentor revelado
en la «llamada» del mensajero celeste, que hace volver el yo del gnóstico, caído
en el cosmos, a su patria del más allá. En las Odas de Salomón (38) confiesa el
hombre salvado: «... La verdad me guió y me condujo... me llevó sobre barrancos
y valles... y me puso en los brazos de la vida eterna. Marchó junto a mí y me
llevó al descanso, no permitió que me extraviara, porque ella es la verdad.
c) SI para el griego la certeza de sí mismo se fundamenta en la razón, que le da
participación en la idea, y para el gnóstico en el yo auténtico, cuya patria es
el «cielo», a la que el mensajero del más allá puede devolverle con sólo
recordarle su origen, para el hombre piadoso veterotestamentario es cosa segura
que los hombres sólo tienen consistencia en la palabra graciosa de Dios (—>
Palabra de Dios). «Envió su palabra para salvarnos y arrancar sus vidas de la
fosa» (Sal 107,20). Es decir, esta palabra no es solamente ocasión para volver
la mirada hacia las propias cualidades «pneumáticas», sino que es más bien
alocución divina, indisponible para el hombre; en ella acontece la comunión de
Dios con sus criaturas, que se manifiesta y se manifestará en hechos salvíficos.
«Mi palabra (es decir, de Dios) no tornará a mí de vacío sin que haya realizado
lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié» (Is 55,11). Garantía de
ello es la verdad de Dios, que no es una cualidad quiescente, sino fidelidad
respecto de la palabra empeñada. En cuanto tal, hace posible y garantiza la
comunidad, es «fidelidad a la alianza», «fidelidad a la comunidad» respecto de
Israel (—> Justicia de Dios). El profeta la anuncia a la comunidad orante y
suplicante (Sal 85, 9ss): «Quiero escuchar que dice Dios... Sí, cerca está su
salvación para los que le temen y la gloria morará (de nuevo) en nuestra tierra.
Amor y lealtad (= verdad) se han dado cita; justicia y paz se abrazan...» La
verdad de Dios se manifiesta, pues, definitivamente como poder realmente eficaz
de salvación y bendición. La verdad abre a Israel un espacio de vida comunitaria
en el que dominan la moralidad, la ética, el bienestar, la paz con los pueblos
vecinos. Ante el foro de todo el mundo insiste Yehveh en su fidelidad. Como
aquel ante quien no hay ningún otro Dios ni habrá después de él, ha anunciado y
creado la
salvación de Israel y lo seguirá haciendo en el futuro (Is 43,9ss). Y así,
alcanza una vez más nuevos vuelos la verdad de Dios: es la --> fidelidad
gratuita de Dios a su creación.
d) La criatura sólo puede «permanecer» en el ámbito salvífico de la fidelidad de
Dios si ella misma acepta a su vez esta fidelidad a la palabra de la promesa
divina (Is 7,9). De ahí que el hombre no disponga de su verdad sino en el
sentido de que deja que Dios sea verdadero. Por eso, cumplir los mandamientos de
Dios no es «prestación meritoria» sino, en cuanto confesión de la fidelidad de
Dios creadora de comunidad, «fidelidad de comunidad». Ahora bien, Israel ha
podido experimentar bien lo que significa el quebrantamiento de la alianza a
través de los anuncios de juicio de sus profetas. Jerusalén se ha convertido en
«prostituta» y sólo una intervención enteramente nueva de la acción salvífica
divina puede hacer que sea de nuevo «castillo de justicia» y «villa leal» (Is
1,21s). También la literatura del género apocalíptico conoce esta correlación
entre una creciente intensidad de la verdad (fidelidad) de Dios y su total
ausencia por parte de los hombres. «Dios fiel» dicen los estandartes de la
comunidad de --> Qumrán que, como ejército de Dios, librará el combate de los
tiempos finales con Belial. Pero esta fidelidad del creador del mundo y Dios de
la alianza, que se impone poderosamente, es al mismo tiempo maravillosa gracia
de Dios frente a los pecadores. «... Tú me has dado a conocer el consejo de tu
verdad... que has manifestado tu maravilla... y sin tu compasión sólo hay
aniquilación» (Himnos de alabanza, 11,7ss).
e) El concepto de verdad del Nuevo Testamento está marcado tanto por las ideas
griegas y helenistas como, sobre todo, por las del Antiguo Testamento y la
apocalíptica. Mientras que especialmente los sinópticos emplean la palabra en su
sentido popular (griego), como realidad bien establecida (Mc 5,33), Pablo parece
atenerse más a la tradición israelita. En Bonn 3,3ss pregunta a los judíos:
«Pues ¿qué? Si algunos de ellos fueron infieles ¿frustrará por ventura su
infidelidad la fidelidad de Dios? ¡De ningún modo! Dios tiene que ser veraz y
todo hombre mentiroso...» Más aún, en esta falta de fidelidad frente a la
alianza divina, la fidelidad de Dios a la alianza «queda aún más realzada para
gloria suya». Pero aquí la verdad de Dios no excluye su ira contra los infieles,
sino que más bien esta ira es el reverso de la medalla de la revelación de la
justicia de Dios, que se ha manifestado «sin la ley que condena a los
pecadores. La implacable cólera que condena al hombre por medio de la ley,
entrega al hombre a la totalidad de la gracia que justifica a los impíos.
Por este camino se agudiza aún más la antigua concepción judía de la verdad de
Dios. La fidelidad de Dios a su —> alianza y más aún a su creación, proclamada
por Pablo, se manifiesta en la resurrección de entre los muertos de aquel que
«nos ha rescatado de la maldición de la ley». Y así la palabra de la verdad es
creadora como palabra de aquel «que da vida a los muertos y llama a la
existencia a lo que no es». La realización de esta palabra en la creación se ha
iniciado ya; quien está en el reino del poder de Cristo es ya —y esto no lo
podría decir ningún apocalíptico, que lo espera todo del futuro — una «nueva
criatura» (2Cor 5,17) y se encuentra situado en una espectativa de la revelación
definitiva de Dios habituada a una obediencia, si no exclusivamente, sí siempre
humana.
f) SI en Pablo la verdad explica la esencia de la justicia de Dios, esta verdad
es en Juan síntesis misma de la --> revelación; a esta verdad no se accede por
las «obras» (Jn 6,28), sino que sólo «el que es de la verdad» oye la voz de
Jesús. De este modo
acentúa Juan su proclamación, totalmente antignóstica, del inconmensurable amor
de Dios a la creación de sus complacencias y de la alegría humana en Dios. win
Vergüenza. El pudor, condicionado por el sexo, de los hombres en su mutua
convivencia es señal de la separación de los hombres entre sí, a consecuencia
del pecado (Gén 3,7). La vergüenza es además la reacción elemental del hombre
culpable ante Dios (Esd 9,6; Jer 3,25; Dan 9,7) y ante el hombre (Lc 14,9), así
como ante la gracia renovadora de Dios que perdona los pecados pasados (Ez
16,61; Rom 6,21). No avergonzarse de su culpa es señal de ceguera y
endurecimiento (Jer 3,3; 6,15). Vergüenza e ignorancia caerán sobre aquellos
que, en el día del juicio, tendrán que quedar al descubierto y vivir la
experiencia de su fracaso total (Sal 35,4; 71,13; 97,7).
No se han de avergonzar los cristianos que sufren persecución por amor a Jesús y
al Evangelio (1Pe 4,16); pero si alguien se avergüenza de Jesús y de sus
palabras, de éste se avergonzará Cristo en el juicio (Mc 8,38). he
Vestíbulo. Después de pasar las dos columnas de bronce de 18 codos de altura, se penetraba en el interior, repartido en tres secciones, del --> templo de Jerusalén y del palacio real, a través de un atrio de entrada (Ulam) techado. En la época de Herodes, este vestíbulo fue transformado en un pórtico de columnas al estilo helenístico (1Re 7,6). pa
Vestido. Entre las piezas del atuendo masculino se encuentran una especie de
delantal corto interior hecho de bandas o tiras de tela, la --> túnica y el -->
manto. El vestido femenino era similar, pero debía distinguirse claramente del
masculino (Dt 22,5), sobre todo por ser más largo, tener más variado colorido y
tejido de mayor calidad. En las reproducciones de figuras femeninas las mujeres aparecen con
frecuencia vestidas de blanco y con un velo sobre la cabeza (--> Velo de la
cabeza).
Las vestiduras sacerdotales se distinguían de las profanas (Ex 28; 39,131).
Sobre los calzones cortos «para cubrir su desnudez» (Ex 28,42), hechos de lino,
llevaban los sacerdotes un vestido, también de lino, y una especie de turbante
en torno a la cabeza.
Las vestiduras del sumo sacerdote eran suntuosas; llevaba un vestido de púrpura
con efod y pectoral y, como turbante, una diadema. Los vestidos de fiesta eran
de mejor tejido (Gén 27,15; Mt 22,11s), generalmente blancos (Ap 3,4), pero
también purpurinos o rojo escarlata (Prov 31,22; Jer 4,30).
Para exteriorizar la tristeza se vestía el «saco• y se desgarraba los vestidos (Gén
37,34; Mt 26,65).
En la mentalidad bíblica, el vestido es expresión del sentimiento del pudor y
vergüenza despertado por el pecado (Gén 3,7.21). De ahí que la desnudez fuera
una cosa vergonzosa (Gén 9,22s), con que se castigaba a los prisioneros,
condenados y fugitivos (Is 20,4; Am 2,16). we
Vetus Latina. Se llama así, de manera global, la diversidad de antiguas traducciones latinas de la Biblia precedentes o contemporáneas de la Vulgata. La Vetus Latina, que se apoya en el texto griego de los LXX, ha llegado hasta nosotros en una forma africana antigua (siglo II) y en otra europea más reciente (siglo III). Su transmisión escrita es defectuosa, debido a la posición preeminente de la Vulgata en épocas posteriores. we
Victoria. Indica, con múltiples matices, la superioridad, en sentido físico,
forense o trasladado, que aparece a los ojos de todo el mundo. En el proceso
evolutivo de la teología veterotestamentaria hacia la espiritualización, se
emplea tan escasamente el
vocablo en su sentido militar que el grupo de palabras hebreas •declarar justo•,
«anhelar», •brillar, sobresalir• puede traducirse en los LXX por la palabra
griega •vencer», pero de tal suerte que al hacerlo así se produce una fuerte
desviación del significado respecto del original hebreo. Cierto que
ocasionalmente habla el Antiguo Testamento también de victoria después de un
duelo; pero sabe asimismo de victorias que no pueden conseguirse por la
muchedumbre de combatientes, sino que sólo Dios conoce; sabe también que el
hombre creyente puede permanecer victorioso incluso en la aparente derrota de
una muerte injustamente padecida (--> Mártir).
De este modo ha entendido la primitiva teología cristiana la obra de Cristo como
superación del fuerte por otro más fuerte (cf. Lc 11,22) y como victoria sobre
el mundo (cf. Jn 16,33), a la vez que procura evitar el grupo de palabras
derivado de «vencer• en sentido intramundano. Una excepción de este proceso
parece introducir el Apocalipsis, que puede hablar de la victoria entendida como
victoria contra la comunidad. Por aquí se ve claro que el cordero inmolado es
justamente el vencedor definitivo y que Cristo — precisamente en cuanto
crucificado — se manifestará en su --> nueva venida como Señor ante todo el
mundo y que los que fueron vencidos en su lucha con el mundo dominarán, como
vencedores, junto al Señor. Y así, toda la terminología de victoria se convierte
en expresión de la esperanza escatológica de los creyentes en la participación
en la --> cruz y –> resurrección de Cristo como acontecimiento decisivo de toda
historia humana. tr
Victoria (señal de). Dado que Israel no puede considerar la --> victoria como
producto de su esfuerzo, sino sólo como resultado de la fidelidad de Dios a su
pueblo en la --> guerra santa, falta en el Antiguo Testamento el pre
1613 supuesto básico de las señales de victoria al estilo arrogante del antiguo
oriente (–> Masseba); la victoria se celebra adecuadamente sólo con himnos de
acción de gracias.
También el Nuevo Testamento mantiene una actitud de reserva, hasta el punto de
desconocer una señal de victoria; sin embargo, bajo la imagen de las
competiciones deportivas, presenta a los ojos de los cristianos la corona de la
victoria como requerimiento al pleno compromiso personal y acepta esta corona
como descripción general de la salvación por conseguir. Es, sin embargo,
significativo, que se aplique esta corona de victoria a Jesús coronado de
espinas (Mc 15,17) y, junto con Jesús, también a los –> mártires, de tal modo
que apenas si puede hablarse de una señal de victoria en sentido marcial y
profano. tr
Vid. El tronco de la vid se extendía generalmente por el suelo, mientras que a
los sarmientos cargados de fruto se les sujetaba con apoyos. A veces se hacía
trepar la cepa por el tronco de las higueras, para apoyar el peso de los
racimos; así nace la imagen escatológica del pacífico recostarse bajo la viña y
la higuera (1Re 5,5; Zac 3,10, etc.). El rendimiento de la vid depende de los
cuidados que se le prodigan (Is 5,6; 18,5; Jn 15, 2); la vendimia dura desde
septiembre a mediados de octubre. Los trabajos de los viñadores se convierten en
el Antiguo Testamento en término de comparación de la actuación de Dios con su
pueblo (Sal 80,9-14; Is 5,2; cf. Mc 12,1-9).
La parábola de la vid y los sarmientos (Jn 15,1-8): En el Antiguo Testamento la
imagen de la vid designaba al pueblo de Israel, pero en esta parábola se nos ha
transmitido como designación que Cristo se da a sí mismo. Cristo es el origen de
la vida de todos sus discípulos. Esta perícopa presupone la celebración de la
--> eucaristía. be
Vida. En las escritos bíblicos, no se trata de la vida de una forma «neutra»,
algo así como si fuera «la fuerza fundamental de la evolución cósmica», aunque
indudablemente se pueden descubrir también en el pensamiento bíblico (p. ej., en
la literatura sapiencial) ciertos puntos de partida para este género de
consideraciones. La vida se presenta como un bien supremo, una situación, una
posesión. Para el hombre tiene fundamentalmente el carácter de un regalo.
Bíblicamente, la vida es entendida siempre como una magnitud «desde Dios», «ante
Dios», «hacia Dios». Y desde aquí adquiere sentido: a) que en los dilatados
espacios del pensamiento bíblico no se encuentre únicamente la temática de la
vida física (del hombre, del cuerpo, del alma); b) que como valores contrarios a
la vida no se dé sólo la --> muerte física (y sus causas), aunque la muerte
aparece muy de lo opuesto a la vida (física), de modo que presta «forma» también
a la concepción bíblica global de la vida; c) que el decisivo valor contrario a
la vida es el –> pecado, que aparece como «muerte ante Dios». Una subsiguiente
interpretación atribuye al pecado también la muerte física; en perspectiva
bíblica, esta interpretación es tardía y en modo alguno general. La vida, como
valor auténtico y querido por Dios, se da allí donde y en la medida en que es
cumplimiento de la --> voluntad de Dios. Lo cual significa también ordenación
dentro del curso del acontecer cósmico, que se encuentra, con sus leyes, bajo la
voluntad de Dios. El anhelo de una vida duradera que persista más allá Incluso
de la muerte física aparece en el horizonte del pensamiento bíblico como -->
esperanza que se inserta confiadamente en la insondable sabiduría y amor de
Dios, que a su vez descansan exclusivamente en su poder sin límites. La
esperanza bíblica de la vida no se materializa, pues, nunca en la idea de la
propia «inmortalidad».
1. La vida en el Antiguo Testamento. Yahveh «posee• la vida (Sal 102,28; llama
todo a la vida (Gén). Pone un límite a la vida del hombre (Sal 39,6). Acerca de
una vida después de la muerte se dan varias perspectivas. Contestan
negativamente Sal 88; Job 16,22. Se abren esperanzas en Sab 4,4; Dan 12,2; los
martirios de la época macabaica desempeñan un importante papel (2Mac 7,36).
Aparece un pesimismo vital en Job 3; Ecl 1. ¡También el Antiguo Testamento sabe
de estas cosas! Gana terreno la perspectiva característica de Dt 8,3 según la
cual la auténtica vida consiste en la -+ instrucción de Yahveh y en su
«cercanía» (Sal 73,23-28; 84,11). La vida meramente física pasa a segundo
término, tiene menos importancia.
2. La vida en el Nuevo Testamento. La vida es un contenido nuclear en la
predicación de la fe de Juan. Ya la misma expresión lingüística distingue en
Juan entre «la vida» (zoe = vida eterna) y la vida física (bios, psykhe) y sus
manifestaciones. Dios es la vida en su total plenitud. a) Por eso Dios es hondo
abismo de que toda vida procede (1,1-4). Como el Padre, también el Hijo tiene la
vida «en sí mismo» (5,26). b) De los hombres puede decirse que tiene «la vida»
porque por amor a ellos tuvo lugar la misión del Hijo (10,10). Sólo en el Hijo
adquiere el hombre participación en la vida, que procede de Dios (14,6) y que
Dios, como Padre, quiere regalar por su Hijo (3,16). El acceso a la vida se abre
por la -+ fe en el Hijo (3,36); la --> incredulidad excluye de la vida (por
donde se ve que no se trata aquí de la vida física). El creyente «tiene» la vida
eterna (6,47). El «conocimiento» — concebido en la fe —de la realización de la
voluntad salvífica de Dios en el acontecimiento de Cristo «es» la vida eterna
(17,3). La palabra del Hijo es «espíritu y vida» (6,63). La situación del hombre
se transparenta en la respuesta de fe y confesión de Pedro: sólo «el Señor»
tiene palabras «de vida eterna» (6,68). Cristo es el pan de vida (6,35); gustar
su carne y sangre da la vida (6, 53s). El --> amor es la expresión de la vida
(15,9-13). c) Dios es el señor de la vida y de la muerte. Su poder, manifestado
en Cristo, no es limitado ni siquiera por la muerte física. Esta convicción de
fe se refleja en las afirmaciones de la --> resurrección en el último día
(6,40.44.54). ka
Vida de Adán y Eva. Narración poética parteneciente al ciclo de las leyendas patriarcales judías; reelaborada más tarde en sentido cristiano, se ha conservado en traducción latina. Describe la vida de los primeros hombres después de la caída original. Fue compuesta entre el 20 a.C. y el 70 d.C.ba
Vida de Jesús (investigación de la). Ni en la antigüedad cristiana ni en la Edad
Media hubo lugar para una investigación científica de la vida de Jesús, pues no
existía la menor duda acerca de la coincidencia entre el --> Jesús histórico y
el --> Cristo de la predicación. Esta investigación tuvo sus inicios con la
ilustración y la implantación de la crítica bíblica racionalista. El primero en
afirmar que el Jesús de los Evangelios no es el Jesús de la historia fue el
orientalista Reimarus (1778), que negó la divinidad de Cristo y explicó a Jesús
«naturalmente», como un –> mesías político. A partir de entonces, la
investigación de la vida de Jesús se convirtió en uno de los programas de la
teología protestante liberal. El impulso decisivo provino del teólogo de Tubinga
D.F. Strauss, con su libro Das Leben Jesu kritisch bearbeitet. Comenzaron a
estudiarse las fuentes de Ios Evangelios (–> Dos fuentes [teoría de las]) y se
intentó reconstruir una vida de Jesús sobre la base del Evangelio de Marcos (-->
Marcos [evangelio de]). Se produjo una avalancha de biografía que pretendía explicar psicológicamente la personalidad de Jesús y prestarlo cómo modelo de la
humanidad y maestro de una doctrina ética. Frente a pareja imagen moderna de
Jesús, que tenía por base una determinada filosofía y una concepción antibíblica
de la «esencia del cristianismo», la escuela historicorreligiosa (orientación,
dentro de la teología protestante, que intentaba comprender la «religión• de la
Biblia en él contexto de la religión de su medio ambiente) explicó a Jesús desde
los conceptos mesionicoescatológicos de su tiempo. Junto a esto, la
investigación de las fuentes, ayudada por el método de la historia de las
formas, comprendió con creciente claridad que los Evangelios no son relatos
históricos, sino testimonio de la fe de la comunidad de después de pascua. De
ahí que todos los intentos por bosquejar una biografía o una imagen completa de
Jesús a partir de los Evangelios estén condenados al fracaso. Los Evangelios no
describen al Jesús histórico, sino que proclaman el Cristo de la fe. La
tendencia de la actual investigación neotestamentaria es preguntarse
retrospectivamente, a partir de estos conocimientos, por la relación entre el
mensaje de Cristo de después de pascua y el Jesús histórico.
Frente a la crítica bíblica del protestantismo liberal, la investigación
católica de la vida de Jesús se ha mantenido inamovible, aferrada a la divinidad
de Cristo. Su idea de Jesús está impregnada del testimonio neo-testamentario de
fe y de las afirmaciones dogmáticas de la cristología. No obstante, los
resultados de la --> crítica literaria y de la –> historia de las formas,
despojados de sus prejuicios filosóficos, han pasado a ser fondo común de la
ciencia bíblica católica moderna. ba
Vidente. Ya en el antiguo Israel se
conocían hombres dotados del don divino de la «visión», aunque no se sabía dar una definición clara del concepto. Con frecuencia se utilizaban las
palabras --> «profeta• y «vidente» como términos sinónimos y paralelos; así
ocurre, p. ej., en el caso de los hombres de Dios Gad (1Sam 22,5; 2Sam 24,11),
Amós (Am 7,12), Mijueas y otros. La figura por excelencia del vidente fue -->
Samuel (1Sam 9,9ss).
Al vidente se le llamaba hombre dotado de visión, a quien se recurría para
obtener información sobre las realidades divinas que aparecían tras las cosas o
los acontecimientos, y también para descubrir las posibilidades futuras que
todavía estaban ocultas en Dios (cf. Is 30,10). —> Ver, —> Oráculo. pa
Viejo (lo). El uso neotestamentario de esta palabra no tiene correspondencia en
el Antiguo Testamento. En este último, lo viejo equivale a lo bueno, a lo
tradicional. Los hombres viejos deben ser honrados y respetados por su
sabiduría. Dios mismo puede ser llamado «el viejo» (Dan 7,9). En el uso
lingüístico griego (y en los LXX) la palabra «viejo» tiene un matiz peyorativo,
en el sentido de «envejecido», «anticuado», «pasado de moda» y lleva consigo la
pérdida de valor originada por el uso constante a lo largo del tiempo.
La valoración del Nuevo Testamento es incomparablemente más briosa y radical:
«El que está en Cristo en una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo»
(2Cor 5,17). Para Pablo, con --> Jesús ha llegado a su fin una época del mundo
discutible y desdichada. Con él se ha producido una realidad completamente,
nueva, que establece normas radicalmente nuevas. Esta contraposición entre
«viejo» y «nuevo» es tan acusada en Pablo debido a que se involucran en ella
valoraciones éticas (1Cor 5,6-8). A Pablo no le interesa contraponer el tiempo
anterior a Cristo y el tiempo posterior para demostrar que el primero ha
caducado y ha sido superado.
A sus ojos, todo lo anterior fue un tiempo de --> culpa, de negación, de maldad
y de fracaso. En este sentido debe entenderse a Pablo cuando afirma que «nuestro
hombre viejo ha sido crucificado» (Rom 6,6) o cuando contrapone la «libertad en
el espíritu• a la «esclavitud» bajo el «antiguo régimen de la —> letra• (Rom
7,6), o bien cuando llama a la —> alianza entre Yahveh y el pueblo de Israel del
pasado «viejo testamento» (2Cor 3,14).
La imagen paulina del hombre viejo y el nuevo se entiende como imperativo ético,
cuando se exige «despojarse» (Ef 4,22) o «desnudarse del hombre viejo» (Col 3,9
(--> Despojarse-Revestirse).
El problema del origen de esta concepción paulina de lo «viejo» nos lleva a la
tradición sinóptica que, de manera similar, expone como tema fundamental de la
predicación de Jesús la incompatibilidad de lo nuevo con lo viejo. En la
antítesis del —> sermón de la montaña (p. ej., Mt 5,21), las afirmaciones de
Jesús se oponen a la tradición veterotestamentaria. La idea está claramente
expuesta en la imagen del vino nuevo, que no se puede echar en odres viejos (Mc
2,21s). Ciertamente, aquí aparece con más claridad que en Pablo la continuidad
de lo viejo y lo nuevo (lo nuevo es cumplimiento y perfección de lo viejo: Mt
5,17). La raíz auténtica de esta concepción se encuentra en la doctrina de los
eones del judaísmo tardío. —> Apocalíptico (género literario).
A través de estas expresiones de reminiscencias casi dualísticas (—> Dualismo),
intenta el Nuevo Testamento exponer la singularidad única de Jesucristo, su
importancia y significado para la comprensión del mundo y del hombre. Éste
experimenta en el encuentro con Cristo la forma plena de la existencia humana.
--> Nuevo hi
Viento. La palabra hebrea ruah (viento, hálito) puede significar, como el
griego pneuma y el latín spiritus, tanto el aliento como el espíritu (de Dios o
del hombre). Jn 3,8 la utiliza en este doble sentido, como Ez 37,9. Por eso, la
ráfaga de viento impetuoso el día de pentecostés (Act 2,2) es un símbolo del
Espíritu de Dios que llega con poder (v. 4). --> Espíritu. ur
Viento del este. Viento sofocante, procedente del desierto oriental, que todo lo
abrasa (Jer 4,11). En él se manifiesta el —> juicio de Dios (Éx 10,13; 14,21) y
es imagen de Assur (Os 12,2) y de las invasiones guerreras escatológicas (Jer
18,17; Ez 17,10). he
Vientre. En el Antiguo Testamento: cavidad abdominal, bajo vientre, entrañas.
También se indican con esta palabra los órganos sexuales. En sentido trasladado,
el Antiguo Testamento designa con esta palabra el interior oculto del hombre, el
lugar y sede de los pensamientos y sentimientos (p. ej., Is 1,11).
En el Nuevo Testamento se recogen todos los significados veterotestamentarios.
Mc 7,14ss designa con este vocablo la esfera inferior y subordinada de la vida
corporal, cuya tarea es la digestión y la evacuación. Pero no del vientre salen
los --> pecados, sino del --> corazón malo. Tampoco en 1Cor 6,13 es el vientre
la sede de los pecados; si perece, es simplemente porque forma parte del mundo
creado perecedero. Rom 16,18 y FIp 3,19 son exageraciones polémicas dirigidas
contra la excesiva observancia de las leyes judías de la comida, en las cuales
Dios se convierte en vientre. Llevando más adelante el profundo significado
veterotestamentario, Jn 7,38 alude a lo más íntimo del hombre. sc
Vigía. Los vigías utilizaban en tiempos de guerra un cuerno de señales para poner sobre aviso ante el enemigo. También en épocas de paz había vigías para vigilar las ciudades y los bienes y protegerlos contra incendios-y ladrones. En sentido trasladado, se dice también de Yahveh que es vigía de su pueblo. Los guías del pueblo y los —> profetas reciben muchas veces este mismo título en idéntico sentido. la
Vigilantes del templo. Se reclutaban de entre los --> sacerdotes y —> levitas. Bajo el mando del --> jefe de la guardia del templo, les incumbía la obligación de vigilar el recinto del santuario. En el Nuevo Testamento se narran alguna de sus acciones policiales (Act 4,1ss). pa
Vinagre. Vino agriado, diluido en agua. El vinagre es una bebida del pueblo, poco apreciada a causa de su acidez. En la crucifixión se le ofreció a Jesús esta bebida. zi
Vino. En Palestina se cosechaba vino casi siempre tinto (cf. Gén 49,11; Dt 8,8);
las vides se plantaban en las colinas, en espacios cerrados por cercas o setos,
para defenderlos de los animales (Is 5,1-7). La vendimia, en el otoño, era un
tiempo de alegría Is 16, 9s; Jer 48,33). Una vez recogida la uva, se la pisaba
en el lagar y se colocaba el mosto en cántaros (Jer 13,12) y odres (Mt 9,17). El
vino era uno de los artículos de consumo más importantes (Eclo 39,26) y
constituía un elemento indispensable en la celebración de banquetes festivos
(1Sam 25, 36; Jn 2,1-11). Se le utilizaba también como remedio medicinal (Lc
10,34; 1Tim 5,23) y, mezclado con mirra, hacía las veces de narcótico (Mc
15,23).
En el --> culto, el vino no constituía una oblación sacrificial independiente,
sino sólo adicional, como libación para el sacrificio (Éx 29,40s). En el
banquete sacrificial, y sobre todo en la cena de pascua, se bebía vino (Dt
14,26; Mc 14,25).
El vino alegra el corazón de los hombres (Jue 9,13; Ecl 9,7); es don de Yahveh,
no de Baal (Os 2,10.17);
la abundancia de vino es signo de la bendición divina (Gén 27,28; Joel 2, 23s) y
de la época mesiánica de la salvación (Am 9,13; Joel 3,18). Con todo, los
profetas condenan los excesos de la bebida del vino (Is 5,11ss; Ef 5,18).
Abstenerse de vino fue a menudo una protesta contra la vida en las tierras de
cultivo (Jer 35); a los nazireos les estaba prohibido el vino por voto (Núm
6,3s) y al sacerdote sólo antes del desempeño de su oficio (Lev 10,8ss).
Bajo la imagen de la viña y del viñador se representa simbólicamente a Israel y
a la acción justiciera de Dios (cf. Sal 80,9ss; Is 5,1ss). Jesús emplea con
frecuencia esta imagen en sus parábolas (Mt 20,1-16; 21,2346; Jn 15,1-8). we
Viña (parábola de la). Los viñedos se plantaban en Palestina tanto en la llanura
(Jericó) como en las laderas de las colinas (Is 5,1ss, etc.) y se les protegía
con una cerca, seto o muro, provisto de una torre de vigilancia y de un lagar.
En lenguaje figurado, la viña representa al pueblo de --> Israel. La viña sirve
en las —> parábolas de Jesús como imagen plástica y transparente (Mt 20,1-16).
La llamada parábola de los obreros de la viña (Mt 20, 1-16) ilustra sobre la
libre disposición de Dios, que no se mide por el rasero de los juicios humanos.
La parábola del dueño de la viña de Mc 12,1-9; Mt 21,33-41, que pide cuentas a
los arrendatarios de su propiedad y finalmente envía a su hijo, refleja la
misión y el destino de Jesús y contiene una afirmación indirecta sobre su
plenitud de poder (cf. Is 5, 1-7; Lc 13,6-9). be
Viñadores homicidas. Esta parábola, transmitida por los tres —+ sinópticos (Mc
12,1-12: Mt 21,33-46; Lc 20,9-19) hace alusión a Is 5,1-7. En su forma actual es
indudablemente una composición de la —> comunidad primitiva.
1. Su lenguaje en imágenes está fuertemente marcado por rasgos alegóricos (--> Alegoría). La atención debe dirigirse
inmediatamente a la realidad intentada: los arrendatarios deben identificarse
con —> Israel, los siervos con los --> profetas y el hijo amado con --> Jesús.
2. La parábola se dirige a Israel (es decir, a sus jefes). Israel es responsable
de la muerte de Jesús, tiene ante sí un duro juicio (así Mc y Lc).
3. En Mateo, la parábola recibe una decisiva interpretación ulterior (versículo
final en Mt 21,44). Ahora ya se trata nada menos que de la herencia del —> reino
de Dios. Con sus persecuciones a los profetas y la muerte de Jesús, Israel ha
evidenciado su
•esterilidad•. En castigo se le quitará el reino de Dios. Y de este modo deja de
ser Israel. Israel es ahora un nuevo pueblo, los discípulos de Jesús (la
Iglesia), porque aceptan abiertamente el reino de Dios que ha llegado y está
presente en Jesús. wu
Violación de la alianza. Se entiende bajo esta expresión la falta de fidelidad de uno de los socios pactantes respecto de las cláusulas obligatorias del pacto. En el caso de la —> alianza de Yahveh con Israel, el pueblo sabía muy bien lo que le esperaba, si abandonaba lo pactado. Esto es lo que indicaban las maldiciones y bendiciones invocadas en el acto de la conclusión del pacto. Si Israel no hace frente a los compromisos de su alianza, vendrán sobre él, provocadas por la —> ira de Dios, las maldiciones invocadas. Entonces, como consecuencia de su pecado, de su violación de la alianza, Israel entra en el círculo fatídico, del que sólo puede salir, para volver a la antigua relación de alianza y, por tanto, a una situación de paz, mediante una celebración litúrgica (--> Liturgia penitencial). pa
Violencia. Jesús rechaza en principio
toda forma de violencia. No puede replicarse a la violencia con violencia.
Con Jesús ha desaparecido la antigua sentencia jurídica judía: «Ojo por ojo,
diente por diente.» Desde ahora prevalece más bien el principio de devolver -->
bien por mal, para atajarlo y hacerlo inofensivo. Esto significa arrojar el —>
mal del mundo. •Si alguien te golpea la mejilla derecha, ofrécele la izquierda.
Si alguien te lleva a juicio y quiere quitarte el manto, dale también la túnica.
(Mt 5,39-40 par).
No se puede arrojar el mal del mundo devolviendo mal por mal, sino que solamente
por la —> práctica del bien se le puede quebrantar, a fuerza de --> humanidad y
--> convivencia humana. Ahora bien, la exigencia de Jesús a renunciar a toda
violencia no significa en modo alguno pasividad. Por el contrario, lo que su
exigencia pretende es poner en acción todas las fuerzas del hombre y de la
sociedad para hacer imposible toda violencia.
Para desechar la violencia hay que hacer primero una prueba de no violencia, se
deben experimentar de antemano la humanidad y la libertad. Precisamente la
experimentación del —› amor, del amor al prójimo y al enemigo, significa el
derrocamiento de la existencia humana y social tal como se ha dado hasta ahora.
La no violencia no se implanta por sí misma. El mensaje de Jesús versa sobre la
acción común y creadora de la paz, de la justicia y del amor. La violencia debe
ser reemplazada por lo humano. Así, el Evangelio exige --> oposición a la
violencia, resistencia ideológica contra ideologías de violencia, —> huelga y
distanciamiento contra la violencia organizada, estructuración y experimentación
de nuevas formas de convivencia humana. Resistencia a la violencia puede
significar para los cristianos cruz y fracaso, porque su extremo último es el
martirio en el -+ seguimiento de Jesús. gr
Virginidad. En el Antiguo Testamento: 1. La integridad de la joven no desposada tenía en la sensibilidad ética de Israel un alto valor. Era condición
esencial para la conclusión del matrimonio y estaba amparada por la --> ley. La
seducción de una muchacha todavía no prometida y la infidelidad de la prometida
se castigaba, esta última en algunos casos, incluso con la muerte (Dt
22,14-19.28s). El --> sumo sacerdote sólo podía casarse con una virgen, no con
una viuda o divorciada. Con todo, y no obstante el sumo aprecio a la virginidad
prematrimonial, la virginidad como estado permanente estaba muy alejada de la
mentalidad de Israel. El --> matrimonio y la descendencia eran tan altamente
apreciadas que la soltería y la esterilidad se consideraban una vergüenza. Por
eso, la muerte de una virgen se tenía por una gran desgracia (Jue 11,37).
2. El simbolismo de los desposorios y del matrimonio que expone el amor de
Yahveh a su pueblo, incluye la comparación, en imágenes, de Israel con una
virgen y expresa el derecho exclusivo de Yahveh a la «virgen Israel» (Jer 31,4 y
otros).
3. El oráculo del profeta Isaías (7, 14) acerca de la virgen que dará a luz al
Emmanuel ha sido citado y entendido en el Nuevo Testamento (Mt 1,22s) y en la
tradición cristiana como profecía referida a Cristo (--> Madre del Mesías).
En el Nuevo Testamento: En la época neotestamentaria (ya en el círculo de los
esenios) gana terreno el ideal piadoso de una virginidad prematrimonial o
también permanente. Cierto que en Lc 1,34 las palabras de María no ofrecen
suficiente argumento para concluir un voto de virginidad, pero, con todo, puede
decirse que la palabra virgen se aplica a María casi en el sentido de un título
(Lc 1,27; Mt 1,23). En los Hechos se mencionan cuatro hijas del evangelista
Felipe, vírgenes y dotadas del carisma profético. Parece aludirse en este pasaje
a un estado dentro de la comunidad y a una posible vinculación entre la
virginidad y el carisma de profecía. Bajo la impresión de la esperanza de la
parusía, insiste Pablo en que sería mejor vivir virginalmente, porque esto
posibilita una entrega indivisa al Señor. Con todo, la virginidad no es un
precepto, sino un --> carisma, una llamada personal de Dios (1Cor 7,7; 25,36).
Como en el Antiguo Testamento Israel, también ahora la Iglesia es la virgen que
aguarda la venida de su —> esposo (Mt 25,1-13). Pablo quiere presentar la
comunidad de Corinto como virgen pura a su esposo Cristo (2Cor 11,2). La
sentencia de Cristo sobre los •eunucos por el reino de los cielos» (Mt 19,12) da
a la virginidad su dimensión escatológica y la convierte en señal de la
esperanza en el fin de los tiempos de la Iglesia en este mundo. —> Esposa. ba
Visión. La relación de Israel con Dios se instala en la categoría del —> oír. La
visión de Dios es sólo una promesa escatológica. Así, pues, lo que los profetas
proclaman es la palabra, los oráculos de Yahveh, que contienen sus instrucciones
y exigen fe. Ahora bien, los profetas mismos reciben muchas veces la palabra en
visiones. Muchos oráculos proféticos comienzan con un »vi un rostro», «él vio
una palabra», »Yahveh me hizo ver». Incluso en la época primitiva, a los
profetas se les llamaba simplemente •videntes» (1Sann 9,9). Muchas veces
transmiten un mensaje oral Os 1,1ss); algunas veces se trata de acciones
simbólicas (Am 7,7) o de objetos (Jer 1,11). Entra en este apartado la visión de
Pedro de Act 10,11ss.
La Escritura distingue claramente entre las visiones que el mismo Yahveh concede
y las fantasías engañosas del propio corazón (Jer 23,16). En algunos casos, son
otros sentidos (Jer 1,9), o todo el hombre, los que quedan incluidos en el
acontecimiento de la visión (Is 1,6s; Ez 3,3).
Las visiones, como vivencias interiores, deben distinguirse de las —>
apariciones de Dios, p. ej., la del Sinaí, que podían ser percibidas, al menos
cuanto a los fenómenos de que se acompañaban, por todo el pueblo presente en
aquel momento y lugar. Mientras que en los profetas las visiones están al
servicio del •oráculo de Yahveh», en el género --> apocalíptico desempeñan cada
vez más una función de primer plano; pero en este segundo caso pasan a ser en
buena medida una simple forma literaria, un mero ropaje. ur
Visión nocturna. Es uno de los modos de recibir la revelación; la expresión se aplica especialmente a las ocho visiones del profeta Zacarías (1,7-6,1ss).ba
Visita de Dios. Dios «visita» a su pueblo o a un hombre concreto cuando
interviene de un modo extraordinario en su vida, para elegirle o salvarle y
también para rechazarle o aniquilarle, aun cuando incluso en estos últimos casos
la meta final es siempre la salvación. Las visitas, que se suceden y renuevan en
la historia de —> Israel, son prueba de la fidelidad de Yahveh a sus promesas.
La visita liberadora se convierte en —> bendición. Dios visita la tierra, la
riega y la colma de riquezas (Sal 65,10). Visitará su pueblo y lo llevará a la
tierra que ha jurado dar a los padres; los hará regresar del --> exilio, para
cumplir sus promesas.
Pero el pueblo que quebranta la alianza experimenta la —> ira de Dios y la
visita se convierte en —> juicio. Así entienden los profetas preexílicos la
catástrofe que se desploma sobre Israel. «Solamente a vosotros conocí de todas
las familias de la tierra; por eso yo os visitaré por todas vuestras culpas» (Am
3,2).
También los otros pueblos que se oponen al plan salvífico divino experimentan la
ira de Dios. Las visitas son, al mismo tiempo, anuncio de la visita definitiva
de Dios para juzgar
a Israel y a los pueblos en el --> •día de Yahveh». Esta visita divina, esperada
con creciente anhelo por Israel después del exilio, se realiza en la venida de
Jesús y en la época salvífica por él iniciada (--> Salvación, --> Historia de la
salvación), en favor de todos los pueblos. ba
Viuda. Tras la muerte del marido, la suerte de la mujer en el antiguo oriente estaba expuesta a la inseguridad; de ahí que el Antiguo Testamento mencione a las viudas, junto con los huérfanos, como necesitados de una especial protección legal (Éx 22,22ss; Dt 24,19ss) y la opresión de las mismas como especialmente castigada por Dios (Mal 3,5). Yahveh mismo crea y defiende el derecho de las viudas (Dt 10,18; Sal 68,6). Los profetas (Jer 7,6; Ez 22,7; Zac 7,10), el judaísmo (2Mac 8,28; Eclo 35,17s) y Jesús (Mc 12,4; Lc 7,11ss) denuncian en su predicación las injusticias cometidas contra las viudas. La primitiva comunidad cristiana desplegó un servicio especial en favor de estas mujeres (Act 6,1ss; Sant 1,27). Según 1Tinn 5,9-16, se dio un estado de viudas, que se dedicaban especialmente a actividades caritativas. we
Vivificador. Dios es el creador de la --> vida y puede llamar a nueva vida lo que estaba muerto (Rom 4,17); él es —> Señor de vivos y muertos. En —> Cristo —> Jesús, en su muerte y —> resurrección, se hizo patente el poder vivificador de Dios; así, todos deben llegar en Cristo a nueva vida (1Cor 15,22). Este poder vivificador divino se llama en el lenguaje de la Biblia --> espíritu; este espíritu hace vivir (Gál 3,6). En su resurrección, Cristo ha entrado en el poder vivificador de Dios; como «último Adán» se ha convertido en Espíritu vivificante (1Cor 15,45). Crea nueva vida definitiva en cuanto introduce a los hombres en su dimensión, al abrir el camino creado hacia el Creador. gr
Vocación. Según el uso lingüístico de la Sagrada Escritura, la vocación es algo
que cae completamente fuera del ámbito usual de la experiencia religiosa humana.
Es una llamada que Dios dirige a un hombre de manera inmediata, inesperada y sin
preparación previa: excepcional e irrepetible. La vocación reclama al hombre
entero y total. Le coloca en una nueva relación con Dios y con los demás
hombres. La vocación es esencialmente un cargo, en modo alguno un privilegio,
para el que la recibe, ya que se ordena siempre a los otros, al servicio de los
demás. Pero la sociedad en favor de la cual es llamado un hombre muestra casi
siempre, según el testimonio de la Biblia, idéntica reacción. Considera la
conducta, los discursos y las acciones del llamado como una exigencia
provocadora y exige, en consecuencia, una legitimación. Ésta es justamente la
razón de que en la Biblia se nos describan determinadas experiencias de hombres
llamados. Estos hombres narraron su excepcional experiencia divina para
legitimar su --> mensaje y la seriedad de la situación decisiva creada o
provocada por su —> palabra y también para legitimar la orientación dada a su
propia vida personal. De acuerdo con la idea que se desprende de estos relatos
de vocaciones (—> Vocaciones [relatos de]), el fenómeno de la vocación tuvo en
todos los afectados ciertos rasgos comunes.
La vocación, al igual que la —> elección, tiene su raíz en el —> amor de Dios,
libre, indebido e inmerecido. Pero la elección, que se produce antes de todo
tiempo y que se concreta en un individuo determinado en la vocación, tiene el
elemento de la preferencia, que falta en la vocación. La distinción de estos dos
conceptos aparece más claramente cuando se comparan las imágenes empleadas para
ambos casos. Para la elección, se acomoda mejor la imagen del amigo; para la
vocación, la del siervo. En la
vocación un hombre es tomado por Dios para servir. Pero no porque este hombre
tuviera especiales disposiciones o una determinada inclinación para ello. La
vocación de —> Isaías es un ejemplo típico de cómo los llamados se sentían
indignos y pecadores. La llamada de Dios afecta a lo más íntimo del hombre, que
la experimenta incluso como una imposición. Vive la experiencia de que Dios
irrumpe en su vida y se cruza en ella de una vez por siempre. --> Moisés y -->
Jeremías se resisten; se sienten soprendidos por Dios. Otros hablan de que Dios
les ha «atado», y •seducido». --> Profeta.
El así llamado por Dios sabe ahora por experiencia que es inútil resistir a la
llamada. Cuando Dios llama, el hombre r.o puede sino responder y pronunciar un
sí incondicional e irrevocable, pues en caso contrario quedaría destruido. La
angustia de no salir airoso, de no poder en el futuro vivir responsablemente el
sí, queda superada por el hecho de que se inclina obedientemente al impulso del
mandato divino y acata su sí en el servicio que le corresponde. La Sagrada
Escritura nos narra que los llamados sabían muy bien lo que aceptaban con su sí.
Pronuncian un sí que determinará toda su vida posterior y la mantendrá en
tensión constante. Saben que la vocación les ha sacado fuera de las anteriores
condiciones de la vida. El llamado es separado y aislado por Dios. Vocación
significa entregarse a un futuro incierto. Decir sí significa vincularse a -->
Yahveh y estar expuesto, por tanto, a la inseguridad social y económica;
renunciar a las seguridades sociales de su vida y su destino en favor de la
promesa, hecha por el mismo Dios que llama, de que estará cerca para ayudarle,
pero que, a través de él, también estará cerca de los hombres que le rodean, aun
cuando éstos vean aquí más bien arrogancia y alienación.
La vocación no es, por tanto, algo
a lo que uno se atreve, o se siente impulsado, o en lo que se adentra como en la
elección de oficio. Ser altavoz de Dios, boca de Dios, poner ante el mundo su
impiedad e insistir vanamente para que se convierta, de todo esto no se encarga
un hombre por sí mismo; para esto debe ser tomado por Dios y ponerse
obedientemente a su servicio. Jeremías ha sintetizado la magnitud y la dureza de
esta vida en una lamentación: •No me senté en peña de gente alegre y me holgué;
por obra tuya solitario me senté, porque de rabia me llenaste» (Jer 15,17). Los
mismos llamados nos cuentan la experiencia viva de su proceso vocacional. De las
poderosas imágenes externas con que describen su encuentro con Dios, se
desprende que ha debido tratarse de una especie de experiencia mística. Algunos
hablan claramente de una —> visión. En esta visión se daba siempre un -->
diálogo entre Dios y el llamado. La mayoría de las veces esta vivencia incluye
determinadas señales, destinadas a hacer creíble la vocación (Jer 1,9; Éx 3,12;
Jue 6,17s; Act 9, 6ss.18).
El Antiguo Testamento considera la vocación de Abraham como la base de partida
de toda la historia salvífica de Israel. El —> Deuteroisaías, que es el primero
en utilizar para el proceso de la llamada divina el término técnico ciara, dice
que Dios ha llamado y sacado a Abraham •desde el último confín», le ha separado
y le ha enviado a la inseguridad de tierras extrañas. Del mismo modo, interpreta
el --> éxodo de Egipto y la conclusión de la --> alianza, así como la vuelta del
--> exilio babilónico, como proceso de la vocación de Israel. Utiliza este mismo
concepto para el —> siervo de Yahveh y para presentar a Ciro. Este último ha
sido llamado por Dios para liberar a Israel del exilio, aunque no veneraba a
Yahveh.
El Deuteroisaías da al concepto de vocación su colorido propio, al ponerlo en
conexión con la idea de creación. En la vocación lleva Dios adelante su llamada
creadora. El llamado se convierte en nueva criatura, en propiedad personal de
Dios.
Normalmente, la Biblia sólo habla de casos en los que Dios llama inmediatamente
y por sí mismo. Una excepción se registra en la vocación de Eliseo por Elías
(1Re 19,19s). También --> Jesús ha llamado por sí mismo a sus --> discípulos
para que le sigan. Sólo Mt 9,23 denomina expresamente vocación a esta llamada.
Cuanto a Jesús, nunca alude a una vocación personal, a una llamada que se le
haya hecho. Cierto que el bautismo en el Jordán por Juan Bautista es presentado
de tal modo que Jesús queda consagrado en él como siervo de Yahveh, entra en
contacto con el Padre y recibe la fuerza del Espíritu, una fuerza que le
pertenece en propiedad. La concepción excepcional que tenía Jesús de su misión
recibe una clara expresión en el -> amén confirmativo del Evangelio de Juan:
Jesús habla por sí mismo en el --> nombre de Dios.
En las --> parábolas de Jesús, «llamar» significa invitar al banquete nupcial de
los últimos tiempos. En Juan y en los Hechos, el concepto se sitúa en un
contexto profano. Ya no se distingue exactamente entre «llamar• y «elegir». En
la sentencia independiente de Mt 22,14 se dice: «Muchos son los llamados, pero
pocos los elegidos.» Esta sentencia pretende hacer reflexionar. No todos
responderán a la llamada salvífica, ni la aceptarán con responsabilidad.
En Pablo, el concepto de vocación tiene una gran importancia. Dios llama a la ->
comunión con Cristo y a su -> gracia. Vocación significa ser configurado,
santificado y justificado según la imagen del Hijo. La vocación se produce
también respecto de la --> Iglesia, la comunión de aquellos que han sido
llamados a una misma --> esperanza. Es vocación a
la -> paz de Cristo en un mismo cuerpo y se manifiesta en una misma fe y un
mismo --> bautismo (Ef 4,4ss). En sus llamados, Dios lleva hasta la meta el plan
de su creación respecto de los hombres. pa
Vocaciones (relatos de). Aquel que se presenta con la pretensión de haber sido
llamado por Dios, debe legitimar públicamente su pretensión. A esta razón se
debe que la Biblia haya consignado por escrito algunos relatos de vocaciones.
Estos relatos constituyen un género literario propio. Se caracterizan por el
estilo en primera persona y, además de los que luego se reseñarán, se encuentran
en Am 7-9; Is 40,3 y Zac 1,7-6,13 (cf. también 1Re 19,19ss; 1Sam 3,1ss). Los que
nos hablan de su --> vocación se justifican diciendo que Dios ha irrumpido en su
vida, les ha encargado de una función especial, les ha enviado y animado.
Pero hay un punto en que estos relatos difieren: en el modo de reaccionar a la
llamada de Dios. Los relatos de vocación conocen dos esquemas de comportamiento:
el primer tipo está encarnado por -> Moisés. Se defiende contra la llamada: no
sabe hablar (Éx 4,10; véase el relato elohísta en Éx 3,9-15; 4,10-17). Idéntica
reacción muestra --> Jeremías (Jer 1,6ss), -> Gedeón (Jue 6,12ss), -> Saúl (1Sam
9,14ss), Zacarías (Lc 1, 11ss) y María (Lc 1,28ss). Este primer tipo fundamental
acentúa el -> diálogo entre Dios y el hombre.
El segundo tipo nos habla de una -> visión. Los llamados se inclinan libremente
ante el impulso de la llamada divina. Es típica de este grupo la vocación de
Isaías (Is 6,1ss). De acuerdo con su esquema narrativo, podemos enumerar en este
grupo 1Re 22,19ss; Ez 2,1ss; Act 9,3ss; 22,6ss; 26,12ss. pa
Vocalismo. Inicialmente la escritura hebrea no tenía vocales, sino sólo consonantes. Las vocales no fueron introducidas hasta los siglos VIII-X d.C. (texto masorético). En la traducción griega de los LXX se nos ha conservado el vocalismo de los nombres propios de los siglos III y II a.C.ur
Voluntad de Dios. Puede ser descrita como el consejo o decisión divina que se
manifiesta en la creación y en la historia. Las expresiones griega y hebrea
correspondientes abarcan un campo lingüístico que arroja luz sobre el
significado: deseo, tendencia, intención. La voluntad no se reduce al mero
•querer», sino que en la decisión del querer se incluye ya la realización, la
acción y la manifestación. En el mensaje bíblico no se habla de destino, sino de
voluntad de Dios, que puede indicar Ilamadá, precepto, exigencia. En la palabra
y la acción se manifiesta la voluntad de Dios y puede ser así conocida por el
hombre. Pero en esto se pone también en claro la obligación que tiene el hombre
de someterse a la voluntad de Dios (Rom 9,19s).
La plenitud de la voluntad de Dios la encuentra el israelita en la --> ley
revelada, a la que debe atenerse, así como en la intervención salvífica de Dios
en la historia que, por voluntad divina, se convierte en —> historia de la
salvación. --> Promesa y vocación, —> juicio y —> salvación, manifiestan la
voluntad de Dios. Con soberana independencia (Sab 12,12) y con la —> sabiduría
guía Dios, por amor, la historia del mundo. Su pueblo ha sido elegido para la
salvación, de modo que no es la muerte, sino la vida; no la perdición, sino la
salvación, lo que caracteriza el plan total de Dios como voluntad de salvación.
Pero no siempre el hombre fue consciente de ello. Después de Adán, la voluntad
de Dios fue rechazada por muchos. —> Cristo —> Jesús borró la culpa y cumplió
perfectamente la voluntad de Dios; él es la salvación del mundo. Obedeciendo a su Padre, culmina la entrega en favor de los hombres
con el grito: •No se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22,42). la
Voluntad del hombre. En el Antiguo
Testamento, no se define con claridad
el significado de la voluntad del hombre. La voluntad es el centro, la sede
de los movimientos del hombre, que
pueden padecer influjo (2Cró 15,15).
En el Nuevo Testamento, la voluntad
designa con mayor precisión la conducta del hombre frente a Dios guiada por la razón. En el mundo hostil
a Dios, la voluntad del hombre está
radicalmente cerrada frente a Dios y
sólo --> Jesús puede arrancar a esta
voluntad de las tinieblas y situarla
en el reino de la libertad (Jn 1,13).
Pero quien se cierra a la llamada de
Jesús hace que su voluntad permanezca en la esclavitud del —> pecado.do
Voto. Promesa de dar algo a Dios o al santuario, para que sea escuchada una
petición. Los votos podían ser negativos, p. ej., la obligación de ayunar, o
positivos, en virtud de los cuales se obligaba el votante a una determinada
acción o a la entrega de una ofrenda. Los votos se hacían con ocasión de
situaciones angustiosas, como el destierro, la esterilidad, el cautiverio,
peligros de diversas clases (Gén 20,28ss; 1Sam 1,11 y otros). La materia del
voto eran animales sin defecto, propiedades, los propios hijos, el voto de
nazireato (—> Nazireo). Los --> sacrificios ofrecidos por voto se llevaban al —>
templo.
Los votos eran tenidos en muy alta estima y en general se cumplían
concienzudamente. El cumplimiento literal podía ser sustituido en la época
posterior por el pago de una suma en favor del santuario. En las sentencias
sapienciales se previene en contra de los votos precipitados (como Jue 11,30).
Jesús criticó ásperamente la práctica de los votos de la casuística posterior, que podía llevar a graves conflictos contra los más elementales deberes del amor (Mc 7,9-13).ba
Voz de Dios. Como otros muchos pueblos antiguos, Israel percibe la voz de Dios
en la tormenta (Sal 18, 14; 29). Pero en la Biblia queda descartada toda idea de
una divinización de la naturaleza, ya que Israel está muy sobrecogido por la
impresión de Dios que se revela y es superior a todos los poderes de este mundo.
Cierto que en el Sinaí ha hablado con el poder del trueno (Ex 19,19), pero el
elemento decisivo es que esta voz se sigue percibiendo también y mejor en la -->
ley (Dt 28,1). Oír la voz de Dios es a un tiempo honor y deber de Israel: •Escucha, Israel...» (Dt 6,4).
El Nuevo Testamento menciona tres veces una voz del cielo, que da testimonio de
que Jesús es el Hijo elegido: Mc 1,11 par.; 9,7 par.; Jn 12, 28: «A éste debéis
oír.• Su voz es la voz de la verdad (Jn 18,37), que despierta de la muerte a la
vida (Jn 5,25). —> Teofanía. ur
Vulgata. Nombre aplicado desde el siglo XVI a la traducción latina de la Biblia realizada por san Jerónimo; es una reelaboración de la —> Vetus Latina según el texto griego y, en parte, traducción nueva basada en el texto hebreo. Después de una oposición inicial, fue reconocida en todas partes a partir del siglo VIII. we