O
Obediencia. El Nuevo Testamento proclama como impulso íntimo de la vida de —>
Jesús su obediencia: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y
llevar a cabo su obra» (Jn 4,34). Lo mismo dicen los Evangelios sinópticos:
Jesús tiene que sufrir (—> Necesidad), según la voluntad del Padre. Los relatos
de la actividad de Jesús están encuadrados en escenas que muestran el rango y la
peculiaridad de esta obediencia: Jesús no se presenta, según la esperanza judía,
como el —> Mesías real o sacerdotal, sino que, de acuerdo con la voluntad del
Padre, recorre el camino de la solidaridad con los hombres pecadores hasta la
--> cruz (cf. —> Bautismo de Jesús, --> Tentaciones de Jesús, —> Historia de la
pasión). La respuesta del Padre a esta obediencia hasta el abatimiento es la
exaltación de Jesús a la —> gloria. Y así, el Evangelio de Juan dice que la hora
en que Jesús ha llevado a cumplimiento en la cruz su obediencia es la hora de su
glorificación por el Padre (Jn 17,1), lo mismo dice un antiguo himno prepaulino
(Flp 2,6-11), en el que la obediencia de Jesús hasta la muerte en cruz es la
razón de su dominio glorioso sobre el mundo. Por él ha cambiado radicalmente la
situación de perdición de la humanidad que, a partir de —> «Adán», consistía
esencialmente en su desobediencia. «Así como por la desobediencia de un solo
hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de
uno
solo todos serán constituidos justos• (Bonn 5,19). Para Pablo, la cuestión de la
obediencia no es una más entre otras, sino que básicamente es la única que
decide la relación del hombre con Dios y, por tanto, su vida. Piénsese en el -->
decálogo y se advertirá que la obediencia no se refiere al cuarto mandamiento,
sino al primero. Y como la desobediencia es el pecado decisivo, en el que radica
la perdición del hombre, por lo mismo, la obediencia de Jesús es el fundamento
de nuestra --> justificación, el fundamento de la —> nueva creación; a través de
la obediencia de Jesús, reconquista el mundo su sentido original.
Y justamente por eso es también Jesús, por su obediencia, Señor del mundo. De
aquí que sólo pertenezca a Jesucristo y al señorío de Dios aquel que hace la
voluntad del Padre: «No todo el que me diga: "Señor, Señor", entrará en el reino
de los cielos, sino sólo aquel que haga la voluntad de mi Padre celestial» (Mt
7,21). En el cumplimiento de esta voluntad reconoce Jesús a los suyos; sólo la
obediencia une con Jesús, pero lo hace siempre (Mc 2,35; incluso-en el caso de
que, dentro de una existencia obediente, no se tenga conciencia de esta
pertenencia a Jesús, cf. Mt 25,31-46).
Si se pregunta con mayor detalle a la Escritura sobre la forma de esta
obediencia, se recibe una respuesta inesperada: la obediencia reclama al
hombre entero y debe superar la justicia de los --> escribas y -> fariseos (Mt
5,20; la misma variedad de las interpretaciones de esta respuesta permite
comprobar que la obediencia verdadera constituye para el cristianismo un
auténtico problema). En todo caso, ya el antiguo Israel era consciente de que su
obediencia o su desobediencia a Yahveh decidían la bendición y la maldición, la
vida y la muerte del pueblo (cf. Dt 30,15-19).
En la época de Jesús, los escribas y fariseos habían llegado a convertir el
cumplimiento literal de la ley de Dios en el contenido (mico de su vida. Por el
contrario, el cumplimiento literal de la ley no es exigido ni por Jesús ni por
la predicación neotestamentaria (Mt 5,18s debe ser interpretado desde la
historia de la transmisión y teniendo bien en cuenta el contexto). Esta
predicación se distingue de las exigencias de la religiosidad de aquel tiempo
(p. ej., en la comunidad de -> Qumrán) precisamente por el hecho de que apenas
conoce prescripciones concretas. Según las llamadas antítesis del --> sermón de
la montaña (Mt 5,21-48), que explayan la exigencia de una mayor justicia, el
problema de la obediencia no se resuelve por un hacer exterior, sino por los
sentimientos del corazón (que, por lo demás, exigen la acción). Esto es así
porque el cumplimiento de la ley puede darse sin obediencia interior y también
(lo que agudiza el problema) porque puede darse una contradicción frente a la
ley precisamente por amor a la obediencia. Esta contradicción se da en la
predicación de Jesús y no sólo en el sermón de la montaña. Jesús se pronuncia
también en contra de una observancia del sábado derivada de un falso concepto de
Dios (Mc 2,27), en contra de la ley del libelo de repudio (Mc 10,2-9), del voto
del -> Corbán (Mt 15,1-7). Procede así basándose en el conocimiento de la
originaria y amorosa voluntad del creador y Padre, es decir,
que vive la obediencia de modo personal, y no bajo la ley. De esta manera, y tal
como lo muestran las antítesis del sermón de la montaña, la obediencia se
sustrae básicamente a toda posibilidad de control.
La obediencia neotestamentaria así entendida no se opone radicalmente a la del
Antiguo Testamento. También la obediencia de --> Abraham es personal (Gn 12,1-5,
esto es, •camino» y no cumplimiento de preceptos concretos). Los -> profetas
exhortan a una obediencia personal y, por lo mismo, total, contrapuesta a una
legalidad religiosa que, en la vida concreta, pudiera darse sin amor (Is
58,1-8). Una obediencia así es posible incluso frente a la ley, siempre que, por
encima de los preceptos, se siga conociendo al Dios vivo (Sal 119).
La obediencia bíblica no contradice el orden exterior; al contrario,
generalmente se reflejará en dicho orden. Tampoco es mero asunto privado de cada
corazón; por el contrario, el cristiano debe contar con que no puede actuar por
propio impulso dentro de la Iglesia, sino cuando la necesidad lo requiera. Y,
sin embargo, ni la comunidad de la Iglesia ni la ley pueden ocupar el lugar del
Padre, a quien conocemos por Jesús (Jn 14) y acerca del cual el creyente no
necesita que nadie le enseñe (1Jn 2,27). Se trata, en efecto, de la -> nueva
alianza, no de la -> letra, sino del -> espíritu. «El Señor es el Espíritu, y
donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad» (2 Cor 3,17).
No existe en toda la historia de la Iglesia problema mayor que el de la
realización de esta -> libertad. Quien considere esta libertad como
desobediencia y pretenda sujetarla, sigue retenido en la antigua alianza,
entendida legalmente. Quien, en el extremo opuesto, vive esta libertad como
capricho, pierde la --> salvación lograda por la obediencia de Cristo.
La forma cristiana de la obediencia se hace visible y palpable en Jesucristo, revelación del Padre al que
sirve en su anonadamiento. • sm
Obediencia de fe. Es una actitud de la vida, una postura del hombre que
determina su vida entera. En la perspectiva bíblica no se trata nunca, en la
obediencia de fe, de un mero intelectual «tener por verdadero» unas sentencias,
ideas o expresiones. La obediencia de la fe es más bien una ejecutoria vital,
total y unitaria (-> Práctica, -> Amor). Incluye en sí una disposición
fundamental a •oír y hacer» (Dt 5,31-33; Mt 7,24-27). Y así, la actitud y
postura de la obediencia de fe se convierte cabalmente en una magnitud que hace
posible, por parte del hombre, la --> fe. En la obediencia de fe, el creyente se
somete a la voluntad salvífica de Dios, a la que reconoce como --> revelación (Rom
16, 26). Aquí radica la «seguridad» de la obediencia de fe, que se encuentra en
aguda oposición a la antigua seguridad fundamentada en el cumplimiento de la -->
ley (-> Gloriarse). La obediencia de fe crea aquella postura en que el hombre se
deja obsequiar, con una confianza sin límites en la acción salvadora de Dios en
Cristo, con la --> justicia de Dios (Rom 3,21ss). Por eso Pablo puede decir que
el sentido del ministerio apostólico (-> Apóstol) es crear obediencia de fe (Rom
1,5).
El modelo de obediencia de fe ofrecido por Jesús a sus -> discípulos se refleja
en Juan, cuando presenta toda la actuación de Jesús como un •oír y hacer». Lo
que Jesús •ha oído» al Padre, eso •hace» (5,17-47).
Una vez más, y bajo nueva forma, presenta la carta a los hebreos la magnitud del
modelo de obediencia de fe ofrecido por Jesús y su eficacia. Según Heb 5-7, a la
misión de Jesús podría dársele el título de obediencia de fe. La obediencia de
fe de Jesús lleva a la obediencia de fe del hombre, constituyéndose así en
«autor de la salvación eterna» (5,8s). ka
Obispo. Expresión derivada del griego episkopos (= supervisor, vigilante); recibe su especial significación (para la que no existe ningún paralelo) en el Nuevo Testamento (por primera vez en FIp 1,1) y en la época posapostólica. Según Act 20,17-36, el ministerio episcopal empezó a ejercitar — unos cinco decenios después de la muerte de Jesús—, junto con algunas otras actividades, la inspección y supervisión pastoral sobre determinadas comunidades, para aconsejar, exhortar, enseñar, reprender y corregir. En este aspecto, se ha recogido la imagen veterotestamentaria de Dios como --> pastor de Israel (Sal 22,1) y el modelo de Jesús como •buen pastor» (Jn 10,1ss), para configurar la idea de los inistros de la Iglesia (-> Cartas pastorales). Hacia finales del siglo I, se dan ya los Indicios del posterior episcopado monárquico (obispos de diócesis) y una más clara articulación del ministerio eclesiástico. -+ Ministerio.hi
Oblación. El escrito sacerdotal en
tiende con esta palabra un -> sacrificio que no consistía en el ofrecimiento de
animales, sino de aceite e incienso con flor de harina (Lev 2). La voz hebrea
minha utilizada para la oblación designaba originariamente la «dádiva» profana (Gén
32,14) y, en general, cualquier sacrificio, cruento o incruento (Gén 4,3ss). En
el -> culto judío se establecieron más tarde diversas ocasiones para la
oblación. En general, era ofrecida como elemento adicional de un sacrificio
cruento (--> Holocausto, --> Sacrificio de acción de gracias); se distinguía
cuidadosamente si la oblación debía estar o no cocida. La porción que se quemaba
en el --> altar — pues el resto pertenecía a los sacerdotes — estaba destinada a
que Dios •recordara» al oferente.
Como oblación independiente, la encontramos en el sacrificio diario del -+ sumo
sacerdote (Lev 6), en el --> sacrificio por el pecado de los pobres
(Lev 5,11) y como sacrificio por los
celos. pa
Oblación por los celos. Esta -> oblación de flor de harina (sin aceite ni incienso) acompañaba al rito mágico del sacerdote acerca de una mujer de la que su marido sospechaba ser adúltera y a la que acusaba de ello (Núm 5,11-31). La decisión condenatoria o absolutoria tenía el valor de juicio decisorio de Dios. pa
Óbolo. Traducción castellana del leptón griego. Del leptón, como moneda acuñada,
no se han hallado restos, por lo que se la considera solamente como moneda
pequeña de bronce, similar al cuadrante (--> Dinero). do
Obra histórica del cronista. Los libros de las --> Crónicas, de --> Esdras y de
-> Nehemías forman una unidad literaria: la obra histórica del cronista. Su
autor escribió en el siglo IV a.C. El escrito tiene carácter edificante. Quiere
mostrar que desde la creación del mundo, pasando por la elección de Israel, la
época de David y Salomón, hasta llegar al exilio, la nueva orientación del
pueblo de Dios postexílico y la reforma de Esdras, hay un plan de Dios que
gobierna toda la historia. La meta es la gloria de Dios en el ámbito de Israel,
aunque el cronista, llevado de su hostilidad hacia los dm-píos» samaritanos del
norte, limita Israel a Judá y a Jerusalén, tal como eran en su época. Sólo Judá
e Israel son los portadores y la herencia de aquella dinastía davídica que, para
él, son la síntesis y el ideal del dominio y del reino de Dios. Ellos son la
realización de la promesa, hecha a David, de que su dinastía permanecerá para
siempre. El mismo David es descrito de una manera idealizada. David es el
verdadero iniciador de la construcción del templo y el fundador del culto en el
tempo. Aquí (y no en la salida de Egipto) se ha llevado a cabo la acción
liberadora de Dios en favor de
1099 Israel. La existencia del pueblo depende de su liturgia. Si algún día
enmudeciera en Jerusalén la alabanza divina, Dios pondría fin a su historia con
este pueblo. Por eso, la obra histórica del cronista vuelve una y otra vez sobre
los temas del -> templo y de la liturgia, de la -> ley, el sacerdocio y la
dinastía davídica. En el fondo, late la fe en un solo Dios, que perdona en su
fidelidad (cf. especialmente 2Cró 28,9). pa
Obras. Ya en el Antiguo Testamento, las obras son el reflejo y la consecuencia
del sentimiento interior del hombre, mucho más importante, en el plano ético,
que las obras exteriores (Is 1,10ss). Se sale así al paso de una concepción
mágica y cosificada que había llevado en épocas precedentes a trágicas y
erróneas interpretaciones (1Sam 13,8ss), y que volvió a constituir el tono
dominante en el fariseísmo del judaísmo tardío (-> Justificación ->
Justificación por las obras).
En el Nuevo Testamento se atribuye un valor positivo a las obras cuando se las
entiende y se las realiza como fruto de una actitud propia de la criatura (Lc
6,43ss). El sentimiento interior básico de un cristiano ha de ser la -> fe; las
obras que nacen de la fe deben ser ejecutadas día a día (Jn 6,28s); las obras
que brotan de la obediencia a la --> ley mosaica (Gál 2,16) y que son realizadas
según cálculo religioso (Mt 6,1ss), son ineficaces para la salvación y, en razón
de la idea de justificación por las obras que les sirve de base, son -> pecado.
Las buenas obras del creyente son efecto del -> Espíritu, de las que, por
consiguiente, no puede gloriarse (Gál 6,3) pero que, con todo, llevan aparejada
la promesa de la -+ recompensa eterna (Col 3,24). hi
Obras de la ley -> Obras.
Obrero (parábola). En la -> parábola
de los obreros de la viña, se habla de
la escala de -> recompensas que Dios
dará en su reino (Mt 201ss). El escándalo de la parábola está en que a todos
los obreros se les dará el mismo salario (un denario, es decir, el salario
normal de un día de trabajo), siendo
así que trabajaron diferente tiempo.
La murmuración de los jornaleros que
trabajaron durante todo el día no tiene
base, dado que su contrato de trabajo
era por un denario; su irritación estaba dictada por envidia hacia los que
habían trabajado menos. El sentido de
la parábola es la --> bondad de Dios,
que recompensa, más allá de todo
merecimiento, con la aceptación en su
reino. A !os murmuradores se les equiere indirectamente a manifestar
esta misma bondad respecto de aquellos que tienen menos merecimientos.
do
Observancia de la ley. -÷ Mandamientos, -> Ley, --> Mishna, -> Tora, -> Judaísmo tardío.
Océano primordial (tehom). Es el gran mar cósmico que, según los antiguos mitos
orientales de la creación y el relato bíblico, cubría toda la «tierra» antes de
la obra planificadora del Dios creador (Gén 1,2; Sal 104,6). El segundo día de
la creación, dividió Dios el océano primordial en un mar celeste y un mar
terrestre (Gén 1,6-8); a los dos se aplica igualmente el nombre de caos por su
carácter mortífero y hostil. Del celeste, encerrado en su enorme depósito,
brotan las corrientes de bendición (Gén 49,25) y el agua del juicio (Gén 7,11;
-> Diluvio). El océano primordial situado en torno y bajo la tierra alimenta las
fuentes y los ríos y hace posible la vida y la fertilidad en la tierra (Dt 8,7;
33,13); como «gran agua•, el océano tiene características caóticas y demoníacas
(Éx 15,5-8; Jon 2,6); por eso puede equivaler a --> sheol y reino de los muertos
(Ez 26,19s).
La correspondencia griega del océano primordial subterráneo, abyssos (= abismo, profundidad), designa en el Nuevo Testamento el lugar provisional
de castigo del diablo (Lc 8,31). El océano primordial es en el Antiguo
Testamento un elemento frecuente en las descripciones de teofanías (cf. Sal
77,17; 93,3s). Poéticamente personificado, este océano aparece como criatura que
alaba a Yahveh y le responde Sal 148,7; Job 28,14). --> Mundo (imagen del). he
Ocultamiento. La Biblia proclama que Dios se revela, se manifiesta. Se aparece
bajo señales poderosas a Israel en el Sinaí (-> Teofanía), pero no es Yahveh
mismo quien se hace visible; sólo se le puede experimentar en el terremoto, en
la tormenta, en el trueno, en su palabra (Éx 19). Lo mismo dice el Nuevo
Testamento: aun cuando el Resucitado mantiene largos coloquios con sus
discípulos, permanece desconocido y sólo por el signo del partir el pan sale de
su ocultamiento (Lc 24,16ss). La obra y la persona de Jesús son el punto
culminante de la autocomunicación de Dios pero, al mismo tiempo, su esencia
genuina permanece oculta incluso para los más íntimos (Jn 14,9). Para
caracterizar esta situación, los evangelistas recurren a la imagen, ya aportada
por la tradición, del -> Hijo del hombre oculto. Está ya en medio de los
hombres, pero éstos no le conocen (Jn 1,26).
Esta conexión íntima entre proximidad inmediata y ocultamiento se aplica también
a la obra de Dios. Los judíos que construyeron el segundo templo, quedaron
desilusionados ante su pobreza, comparada con las esperanzas suscitadas por los
profetas sobre la irrupción del reino de Dios. Sin embargo, en este lamentable
comienzo se abre paso el -> reino universal de Dios (Ag 2,3ss). Mientras que el
género --> apocalíptico espera la nueva configuración de la tierra desde el
cielo, donde la nueva Jerusalén está oculta en Dios (Ap 21,2), la espera
escatológica de los profetas reconoce
en los acontecimientos históricos los comienzos ocultos de la --> gloria del
tiempo final.
Uno de los elementos de la actual conciencia de fe es, casi siempre, el
escepticismo respecto de la posibilidad de poder experimentar inmediatamente a
Dios y sus intervenciones. Esta postura puede tener su justificación y al mismo
tiempo sus límites en esta paradoja bíblica: Dios y su obra están a un mismo
tiempo cercanos y ocultos a los hombres. oh
Odio. En el uso idiomático del Antiguo Testamento, «odiar» equivale algunas
veces simplemente a .no amar, poner en segundo término» (p. ej., una de entre
dos mujeres, Dt 21,15. Cf. Lc 16,13: los dos señores). En este sentido debe
entenderse la sentencia de Jesús según la cual hay que odiar a los parientes
(padre, madre, hermanos, hermanas...), como condición para seguirle (Lc 14,26;
cf. Mt 10,37).
El odio, en su sentido auténtico, se dirige naturalmente, entre los apasionados
semitas, contra los -> enemigos (en los salmos frecuentemente
•odiosos»). En lenguaje antropomórfico, este odio se atribuye también a Dios.
Yahveh odia a los malhechores (Sal 5,7; con mucha frecuencia deja de perfilarse
la distinción entre la acción y el que la ejecuta; cf., sin embargo, Sab 11,24);
odia la --> idolatría (Dt 12,31: abominación ante Dios) y también el culto
exterior y vacío de su pueblo (Is 1,14). El hombre -> piadoso
veterotestamentario se asocia al odio de su Dios (Sal 139,21).
En la prohibición radical del odio, se manifiesta el elemento nuevo del ->
sermón de la montaña: Jesús extiende hasta los enemigos el mandamiento del amor
(Mt 5,43ss)• --> Prójimo. ur
Odre. Entre los nómadas, el odre era
un utensilio de la vida diaria, que
servía sobre todo para conservar el
agua y transportarla (cf. Sal 32,7).
Los odres se hacían con pieles de
cabra cuidadosamente curtidas y cosidas y se utilizaban también para guardar el vino y el mosto. El hecho de
que los odres ya usados no sean aptos
para el mosto reciente porque, por
la fuerza del vino en fermentación,
se pueden romper con mayor facilidad
que los odres nuevos, por naturaleza
más elásticos, ofrece una transparente
indicación (Mt 9,17) de la necesidad
en que se encuentra, quien emprende
el --> seguimiento de Jesús, de transformar radicalmente su propia vida y
sus sentimientos (--> Viejo, --> Nuevo).hi
Oeste. Punto cardinal por donde se pone el sol (llamado también, por lo mismo, ocaso y occidente; Gén 12,8; Mt 8,11). Del este — es decir, del mar — vienen las lluvias deseadas (1Re 18,41ss; Lc 12,54). he
Oeste del Jordán. Región situada al oeste del -> Jordán, cruzada por una cadena montañosa que corre en dirección norte sur y que, en la parte norte, se divide en el -> Carmelo y las montañas de Galilea. La vertiente oriental, que se desploma verticalmente hacia el Jordán y el mar Muerto es, en gran parte, desértica, debido a estar situada tras una cortina montañosa que detiene las lluvias y a no estar surcada por ríos importantes. Al sur de Bersabee incluye la región de colinas del Négueb y pasa, casi imperceptiblemente, a los montes sinaíticos. Ante las montañas judías y samaritanas se extiende una llanura costera amplia y fértil. La región montañosa fue habitada por los israelitas después de la conquista de Canaán; la región costera estuvo en poder de filisteos y fenicios. he
Oído. El oído capacita al hombre para percibir la -> palabra de Dios (Job 12,9-11). Por eso se santifica con la sangre del sacrificio el lóbulo de la oreja del sacerdote (Éx 29,20). El oído es muchas veces, como órgano importante de la predicación y de la fe, sinónimo de --> corazón, el núcleo y centro personal del hombre, al que Dios se dirige y que se dirige a Dios. El oír es acontecimiento mesiánico de la salvación (Is 33,5; 50,4s; Mt 13,16): Jesús lleva a cumplimiento esta señal salvífica al sanar a los sordos (Mc 7,33-35). Quiere tocar, aquí y ahora, el oído de sus oyentes (Lc 4,18-22). Al tomar conciencia de lo oído, se conoce la irrupción del reino de Dios y se cumple la Escritura. La fórmula de llamada de atención hace que la mirada se dirija hacia los especiales misterios del tiempo de salvación. Quien tenga oídos para oír, oiga (Mt 11,14s; etc.). El fruto de esta percepción auditiva puede ser -> fe o -> endurecimiento, -> salvación o -> condenación. El oír que comprende se demuestra en la fe (Rom 10,17), cuando cada uno abre su corazón y obedece (Act 16,14), es decir, busca al Señor poniendo por obra la palabra (Mc 4,20). Éstos son los justos, a quienes Yahveh presta oído (Sal 17, 3-6), que piensan según los pensamientos de Dios (1Jn 5,14), buscan su paz, acogen su palabra y la siguen (Mc 4,11; Ap 1,3), viven en concordia, fraternal, misericordiosa y humildemente como los -> pobres (Sal 86,1; 1Pe 3,8-12). Pero los que no son. de Dios (Jn 8,43.47) permanecen obstinados e incircuncisos de corazón y de oído (Act 7,51; 28,27; Jer 6,10). -> Oír. ho
Oír. Mientras que las religiones del mundo ambiente de Israel se orientan
fundamentalmente a la «visión» de la divinidad, la Biblia es la religión de la
palabra de Dios oída y encaminada a la audición. Ciertamente, se encuentra
también en el Antiguo Testamento la expresión -> «visión de Dios» (Éx 33,11),
pero esta visión es siempre una esperanza para el -> fin de los tiempos, de modo
que el primer plano está ocupado por un hablar de Dios y un oír del hombre. La sentencia
decisiva de los discursos divinos es: «Oye la palabra del Señor» (Is 1,10) o
bien: «Oíd, cielos, y escucha, tierra, pues habla el Señor• (Is 1,2). El -->
profeta es el portador del oráculo de Yahveh, que exige obediencia y
cumplimiento. Vive de modo agradable a Dios aquel que oye el --> precepto divino
y se esfuerza por realizarlo (Jer 29,13). En el judaísmo rabínico, esta audición
se refiere básicamente a la palabra de Dios expresada en la -> ley.
También la -+ revelación neotestamentaria es --> palabra de Dios, -->proclamación, -> mensaje. Los sinópticos relatan lo que Jesús dijo, es
decir, lo que oyeron decir. Las parábolas de Jesús sobre la semilla son
parábolas que aluden a la correcta
audición de su mensaje (Mt 13,1ss
y Mc 4,26). Oír bien significa poner
por obra el mensaje de Jesús (-> Prác
tica; Mt 7,16.24.26), significa --> fe (Mt
8,10; 9,2; 17,20 y otros). Precisamente
la predicación paulina testifica que la
fe procede del oír y está referida a él
(Rom 10; 14; 17). Para que la fe sea
posible, es necesario antes predicar
a Cristo. Donde la audición se convierte en fe, recibe el nombre de ->obediencia u --> •obediencia de fe».
Cuando Dios habla, exige ser oído y
que el hombre dé una --> respuesta.
En su Hijo --> Cristo -> Jesús ha hablado Dios definitivamente y -> de una
vez para siempre, lo cual significa
que, por el acontecimiento de Cristo,
se le ha abierto al hombre la posibili
dad de la audición definitiva. -> Oído.gr
Ojo. El ojo es expresión de todo el -> cuerpo del hombre. En el ojo aparece el hombre luminoso y claro, cuando es bueno; oscuro y en tinieblas, cuando lo domina el poder del mal (Mt 6,22). Jesús habla de ciertos hombres que tienen ojos, pero no pueden ver, porque su -+ corazón les ciega y endurece (Mc 8,17s). Para que el ojo pueda ver lo que le conviene, necesita un corazón puro; debe ser el ojo de un hombre que se presenta ante Dios con las manos limpias. —> Ceguera. gr
Ojo de la aguja. La expresión puede referirse a una pequeña puerta en la muralla de Jerusalén.. En el discurso contra los ricos (—> Riqueza), sirve para hacer más claro el contraste entre el ojo de la aguja, como minúscula abertura, y el camello, el mayor de los animales de Palestina; como es imposible que el camello entre por el ojo de la cerradura, así lo es que un rico — aferrado a --> Mamón —consiga entrar en el reino de Dios (Mc 10,25). do
Olivo. Árbol de hoja perenne, muy resistente, que puede alcanzar como máximo 10
m de altura. Se da en toda la cuenca del Mediterráneo. En Palestina, cuyo suelo
es muy apto para el olivo, se encuentran numerosas huertas de olivares (Dt
28,40; 33,24). Su fruto es la aceituna, que se cosecha en octubre, sacudiendo
las ramas del árbol o golpeándolas con varas (Is 17,6; 24,13). En la época
bíblica, la aceituna se utilizaba exclusivamente para la obtención de -->
aceite. he
Olor agradable. Según las concepciones de los antiguos, la divinidad se
manifiesta en el sonido, en la imagen y también en el olor. Por lo demás, Israel
sólo conoce el buen olor del —> sacrificio, que puede ser señal de la poderosa
cercanía de Dios (Tob 8,3). Así, Pablo es «buen olor para Dios» (2Cor 1,25): su
existencia de apóstol es un sacrificio en el que actúa y se hace presente el
poder de Dios. sm
Ombligo del mundo. Concepto de la cosmología mítica, con el que designa el centro de la tierra, donde se encuentran los resortes políticos y religiosos. En Palestina pasaban por ser ombligo del mundo --> Garizim (Jue 9,37) y —> Jerusalén (Ez 38,12). he
Onías (hebr. Yahveh se ha compadecido•). Nombre de varios sumos sacerdotes:
Onías I (racia 390 a.C.) intentó concluir una alianza con Esparta (1Mac 12,7s).
Onías II, nieto del anterior (hacia 240 a.C.), se negó a pagar tributo a Egipto.
Onías III, nieto de Onías II, se opuso al saqueo del tesoro del templo; más
tarde fue depuesto y asesinado (hacia 170 a.C.; 2Mac 3-4; Dan 9,26).
Onías IV, hijo de Onías III, tuvo que huir a Egipto y construyó en Leontópolis
un templo judío. we
Onomastikon. Reseña alfabética de los —> topónimos de Palestina mencionados en la Biblia. Compuesta por Eusebio (t 339), sigue teniendo hoy día mucho valor para la topografía palestina. mo
Oportunidad. A partir de —+ Cristo, todos los hombres tienen la misma oportunidad ante Dios. Antes de esto, nadie tenía un camino, ni cercano ni lejano, hacia Dios y hacia sí mismo. Si en las concepciones religiosas del judaísmo se daban grupos privilegiados que creían tener ciertas preferencias y privilegios respecto a la recompensa divina, y si había asimismo grupos descalificados, que no tenían ninguna oportunidad ante Dios, como p.ej., los —> pobres, —> los sin ley, los lisiados y los pecadores, bajo tales ideas Jesús ha trazado una vigorosa raya final y cuenta nueva. Para Jesús, todos los hombres son iguales, a todos llama a la —> conversión, porque, desde sí mismo, nadie tiene oportunidades ante Dios (cf. Mc 1,15ss). Jesús se dirige expresamente a los grupos religiosamente descalificados, o a los pecadores, prostitutas y —> publicanos (Mc 2,16s), para anunciarles que ellos tienen una oportunidad ante Dios. Tienen, incluso, mejor oportunidad, por cuanto, dadas sus circunstancias, comprenden con mayor facilidad que, de sí mismos, nada tienen. Desde —> Adán, todos los hombres son pecadores, es decir, alienados de Dios y de sí mismos. Por eso nadie puede estar en pie ante Dios (Rom 5,12s). Pero ahora, en Cristo, Dios se ha vuelto hacia todos los hombres en la misma medida. Se ha reconciliado con ellos y a ninguno excluye de esta --> reconciliación. Puesto que Cristo es el —> Hijo de Dios, a todos se les ha posibilitado la filiación divina. En el ámbito de Cristo todos pueden hacerse hijos e hijas de Dios. Para todos la oportunidad es Cristo, su palabra, su existencia, su muerte en cruz y su nueva vida. Desde aquí tiene todo hombre, en todo tiempo y en todo lugar, una oportunidad ante Dios. Incluso cuando ya no existe oportunidad ninguna ante los hombres. Cristo es la oportunidad de Dios ante los hombres e igualmente la oportunidad del hombre ante Dios. --> Kairos. gr
Oposición. Toda la Biblia conoce la oposición allá donde se trata del —> derecho
de Dios o de los hombres. Cuando --> David comete adulterio, se le opone el —>
profeta —> Natán y le anuncia el castigo de Dios (2Sam 12,1-15). Natán debe
oponerse, por encargo de Dios, a la autoridad religiosa y civil, al —> rey
puesto por Dios. Los profetas viven con frecuencia en actitud de oposición a los
jefes civiles y religiosos y se pronuncian contra el --> culto. --> Juan
Bautista sé opone al rey —> Herodes cuando éste tomó por esposa a la mujer de su
hermano. Con esto puso en riesgo su vida, al igual que otros muchos profetas.
También Jesús vivió en oposición a las —> leyes religiosas inhumanas (Mc 2,27),
se declaró superior a la ley de Moisés (Mt 5,58ss) y vivió de acuerdo con la
tradición profética; se opuso a los --> escribas y —> fariseos
y propugnó que éstos no cargaran sobre los hombres las cargas que ellos mismos
no podían soportar (Mt 23; especialmente v. 4); luchó en pro de la liberación
humana y ello le costó la vida. Sufrió la muerte de un rebelde, la muerte en -->
cruz de los criminales.
La oposición es una exigencia de la vida y el mensaje de Jesús. Quien quiere
seguir a Jesús debe estar dispuesto a arriesgar su vida y alinearse en la
oposición donde quiera está el hombre amenazado (--> Seguimiento). Dentro de la
comunidad cristiana, dentro de la Iglesia, se da una oposición legítima y
necesaria. Pablo se opuso al apóstol Pedro «abiertamente• (Gál 2,11), porque
manifestó temor ante los judeocristianos. Cuando se batalla por el mensaje de
Jesús, son inevitables las oposiciones y contraposiciones. La oposición de los
cristianos a la autoridad es también necesaria y legítima cuando ésta esclaviza
la libertad de conciencia del individuo o cuando prescribe cosas inhumanas
(derecho a la oposición). Los cristianos niegan el mensaje de Jesús doquiera
hablan de obediencia ciega y niegan al individuo el derecho a la oposición,
doquiera temen oponerse a lo inhumano. gr
Oración. a) En el Antiguo Testamento: No existe, en principio, una palabra
específica para designar la oración, sino que se recurre a diferentes vocablos,
usados también en la vida cotidiana, tales como «llamar», «recurrir», «alabar»,
«llorar» y otros semejantes, para designar los diversos modos de la oración.
Junto a la oración, aparecen además determinadas aptitudes orantes, como los -->
votos, la —> confesión de los pecados, los --> cantos de peregrinación y los —>
himnos. La oración se dirige a Yahveh, Dios de la —> alianza. Se ora en el
santuario, preferentemente junto al altar, y en los lugares especialmente
venerados, tanto en los tiempos de oración (-->Oración [tiempos de]) como en cualquiera otra circunstancia, tanto
individualmente como en la comunidad del culto o de la vida.
El israelita pide en la oración, sobre todo, la --> vida en el pleno sentido de
la palabra, y da gracias al recordar las acciones salvíficas de Yahveh en la
historia (—> Éxodo). A la oración se añade con frecuencia el —> sacrificio. En
la época primitiva de Israel, había —> mediadores carismáticos, cuyas súplicas
tenían eficacia ante Dios (Éx 32,30; 1Re 17,20). Algo parecido se dice de Amós,
Jeremías, Ezequiel y asimismo del —> siervo de Yahveh Os 53). El hecho de que
Dios rechace estas —> súplicas indica una —> ira extremada de la divinidad (Am
7, Ez 9,8ss). En la época postexílica, esta función mediadora corría a cargo del
—> sumo sacerdote o de su —> ángel celestial (Zac 3); el sumo sacerdote cumple
el rito del --> día de la reconciliación.
La colección de los salmos contiene oraciones poéticas de las más diversas
clases, fuertemente vinculadas entre sí, sobre todo por su forma lingüística y
su estructura; los —> salmos son también el libro de oración de las Iglesias
cristianas. Algunas oraciones que hoy nos resultan sumamente extrañas, como p.
ej. los deseos de venganza (2Sam 3,39; Jer 18,18ss) o las maldiciones (Sal
93,10ss) por un lado y, por otro, las alabanzas personales, como las del salmo
86,2 y el salmo 1, deben ser entendidas, unas veces, desde la vinculación de
estas oraciones al culto (Sal 15) y, alguna que otra vez, desde la conciencia de
la -+ alianza de Yahveh, que no aparta su —> misericordia.
b) En Jesús: Tenemos testimonios extraordinariamente abundantes de la oración de
Jesús, que, sin duda, ha influido profundamente en sus discípulos y en la
primitiva Iglesia. Mt 6,5; Mc 14,34 y otros han transmitido las enseñanzas de
Jesús sobre la oración. En Mt 7,9-11; Mc 11,23, promete que la oración será
oída; en Lc 18,1ss, se llega incluso a una atrevida comparación. La parábola de
Lc 18,9ss contrapone la oración falsa y jactanciosa a la verdadera y
justificadora. Finalmente, de Jesús procede la oración dirigida a Dios como -->
Padre, singularmente en el —> padrenuestro.
c) En la primitiva Iglesia: La Iglesia primitiva ha entendido su oración como
algo nuevo e inaudito. Apoyada en la --> fe de haber escapado al poder de las
tinieblas y haber sido trasladada al reino del amor del Hijo» (Col 1,13), se
sintió poderosa para orar •en el nombre del Señor• (1Cor 1,10) o •por Cristo».
Todas las promesas de Dios han sido confirmadas y cumplidas en y por Jesús; al
pronunciar los creyentes el —> •amén• tributan gloria a Dios, reconociendo que
es fiel, pues lo pronuncian con la seguridad de que también ellos experimentarán
idéntico cumplimiento de las promesas (2Cor 1,20).
Así, sólo puede orar aquel a quien Dios se ha manifestado por Jesús como el Dios
fiel y salvador; aquel que permanece firme en esta relación con Dios (Jn 15,16).
Creer significa, por consiguiente, poder orar y tener certeza del cumplimiento (Jn
15,7; 16, 23ss). De aquí que la oración cristiana esté motivada por la acción
salvadora definitiva de Dios y esté igualmente orientada a esta acción última de
Dios; es una oración escatológica. En la exclamación litúrgica marana tha, la
comunidad pide la venida definitiva de su Señor. En la oración experimenta el
cristiano su distanciamiento del mundo y, sobre todo, de sus propios y más
arbitrarios deseos; sabe que su oración, al igual que su vida entera, está
determinada por aquel
•no poseyendo nada y como si lo poseyéramos todo» (2Cor 6,10). Esta oración
acontece en el Espíritu Santo
•pues nosotros no sabemos pedir como conviene; mas el Espíritu mismo intercede
por nosotros con gemidos inefables» (Rom 8,26). Cabalmente en
esta oración nos hallamos en la línea de los •gemidos de la creación» (Rom
8,22). Y así, esta oración, que separa del mundo, es al mismo tiempo la más
profunda solidaridad con el mundo. schü
Oración (bandas de). Según las prescripciones rabínicas, todo judío, en la --> oración, ha de llevar unas cápsulas o cajitas con trozos de pergamino en los que estén escritos los textos siguientes: Éx 13,1-10; 11-16; Dt 6,4-9; 11,13-21. Se las sujetaba con tiras o bandas de oración en las sienes y en la parte interna superior del brazo izquierdo, frente al corazón. be
Oración (lugares de). Son los santuarios, el —> templo y el —+ altar y, más tarde, las --> sinagogas. La oración a Dios, que está junto a su pueblo, no se vincula a un lugar determinado. Muchas veces se ora con la mirada dirigida a Jerusalén. be
Oración (tiempos de). Fueron primeramente los días de fiesta, es decir, el sábado y las grandes —> fiestas del año y además, naturalmente, determinadas circunstancias, tales como una necesidad, una enfermedad o también una alegría inesperada. No parece que hubiera tiempos fijos para la oración diaria, pero con todo se nos han transmitido las oraciones de la mañana y de la tarde (Sal 4; 5). --> Oración. schü
Oración sacerdotal. Designación clásica de Jn 17, sección completa y dotada de
unidad en sí, caracterizada por su peculiaridad literaria, redacción en forma de
himno y la densidad y profundidad de sus pensamientos, perfectamente comparable
al prólogo del Evangelio de Juan. La oración se pone en labios de Jesús con
ocasión de la despedida de sus —> apóstoles que, en esta separación, aparecen
como representantes de la —> Iglesia. El tema es la relación entre Cristo como
revelador y la Iglesia, de la que Jesús se despide y que ha de creer en cosas
invisibles para ella. La oración tiene tres partes:
1. Versículos 1-15: petición de glorificación. La —> gloria del Hijo consiste en
su poder de actuar, es decir, de llevar por su —> revelación al --> conocimiento
y al —> amor de Dios. Por eso su gloria es a la par la gloria del Padre (v. 4),
o mejor dicho, la gloria del —> Padre es igualmente la gloria del Hijo (v. 3).
2. Versículos 6-19: petición por la Iglesia. La Iglesia ha sido fundada por la
palabra reveladora; los que aceptan esta palabra son los •suyos•. Están
separados del mundo, porque al creer, dan al revelador, y por ende al Padre, la
gloria que el —> •mundo» niega,
•odiando», a su —> Creador. Y como la —> pasión de Jesús es el cumplimiento de
su misión reveladora, el •ir al Padre» es para la Iglesia un motivo de —>
alegría (v. 13). La Iglesia permanece en el mundo, pues debe seguir dando
testimonio de la revelación de Jesús (v. 18). Jesús pide que pueda desempeñar
esta función y que la Iglesia permanezca en pie, a despecho del mal que el mundo
ha de hacerle, como se lo hizo a él.
3. Versículos 20-26: oración por la unidad y la perfección de la Iglesia. La
Iglesia, que son todos aquellos que han de llegar a la —> fe (v. 20), está
amenazada de división, encuentra su unidad sólo en el acontecimiento de la
revelación, es decir, en el conocimiento por la fe de la unidad del Padre y de
su revelador (v. 22). La plenitud de esta unidad, el •estar junto a él» y •ver»
(--> Visión) se encuentra sólo en el futuro; de aquí que la acentuada súplica
(•yo quiero») del v. 24 tenga un sentido de futuro: la unidad se le ha concedido
a la Iglesia como --> promesa. El Padre y su revelador son uno desde el
principio, ya que el Padre no es una esencia existente para sí, sino que es uno
con el Verbo, por medio del cual es el Creador que
se revela a sí mismo (Jn 1,1); sólo
los que creen conocen este --> «nombre» de Dios (v. 25). La unidad del Padre y del revelador es la unidad del
amor; por eso la Iglesia crece camino
de su unidad testimoniando el amor;
sólo en este amor puede testificar
ante el mundo de una manera digna
de crédito la gloria de Dios (v. 22s).
sch
Oráculo. Sentencia de la divinidad en la que anuncia su voluntad y sus intenciones. Reciben también este nombre los lugares en que acontece esta manifestación. La voluntad divina se averiguaba mediante unas prácticas determinadas (por suertes, por inspección de las vísceras de los animales, etcétera), o bien era proclamada por un médium inspirado. Los oráculos estaban muy difundidos en las religiones paganas; la —> ley veterotestamentaria prohibía, por el contrario, todas las prácticas mágicas (Lev 19,26, etc.). De ahí que en el Antiguo Testamento encontremos muy raramente oráculos técnicos, con excepción de las suertes, que eran una costumbre legítima (p. ej., Jonás 1,7ss; también Act 1,26). Una especial clase de oráculos de suertes fueron los —> urim y tummim en manos de los sacerdotes; con todo, hoy no se sabe cómo se utilizaban y, al parecer, ya en la época de la monarquía habían caído en desuso. El anuncio de la voluntad divina no se conseguía en Israel por medios mágicos, sino por libre comunicación de Dios en la revelación. ba
Oráculo de tribu. Son oráculos o sentencias referidas a cada una de las tribus, que, tomando pie del nombre de la tribu, caracterizan a éstas (cf. Gén 49: —> Jacob (bendición de); Dt 33: —> Moisés (bendición de). ba
Oráculo divino. Por medio de --> oráculos de múltiples formas (2Sam 5,22ss,
oráculo de árboles; Gén 15,11ss, observación de las aves; Ez 21,26, prác
1115 ticas babilónicas de oráculos; Jonás 1,7ss, suertes), se intenta conocer la
--> voluntad de Dios y sus intenciones. La respuesta se llama oráculo o
sentencia de Dios.
En el Sal 60,8-10 se encuentra un oráculo de Dios como respuesta a la petición
de la comunidad que suplica ser oída. Esto mismo se presupone en otros salmos,
en los que la petición es oída y la oración se transforma en acción de gracias
(Sal 20,7; 6,9-11). Se supone que el sacerdote o el profeta del culto transmite
a los suplicantes el --> «oráculo salvífico».
Los profetas hablan muchas veces con el «yo» de quien les da el encargo, es
decir, de Yahveh, en forma de —> sentencias de mensajeros (—> Narraciones en
primera persona). Expresan su proclamación mediante la —> fórmula: «así habla
Yahveh» o bien «oráculo de Yahveh».
De este modo exponen sus palabras como oráculo de Dios y subrayan la conciencia
de ser intermediarios de la voluntad divina y de proclamar el juicio y la
salvación. go
Oráculo mágico. Oráculos que tenían por objeto poner a disposición del hombre a los dioses o a los --> demonios. Además del material y del rito, tenía influencia decisiva para producir el efecto deseado el conocimiento de los --> nombres y de las fórmulas exactas (en lengua extraña o informe) (cf. Act 8,20-23). sm
Oráculo profético. Los libros proféticos se componen en su mayor parte de oráculos o sentencias de los profetas, es decir, de palabras que pronunciaron, como mensaje de Dios, en una determinada situación histórica. Quienes las pronunciaban, los profetas, se consideraban a sí mismos como mensajeros de Dios, encargados (-÷ Vocación) y dotados de autoridad para transmitir y dirigir una llamada de Dios, capaz de salvar o de perder. De ahí que los oráculos proféticos tengan las mismas estructuras que las —> sentencias de mensajeros: el encargo dado al mensajero con indicación de los destinatarios, la fórmula de las sentencias del mensajero («así habla Yahveh») y la sentencia misma (Gén 32,4ss). --> Discurso profético. pa
Oráculo salvífico. Se dan oráculos salvíficos en los salmos que de una oración suplicante pasan instantáneamente a himnos de acción de gracias. En la oración, suplica el orante a Yahveh que se vuelva para concederle la salvación que le ha sido prometida en un oráculo salvífico (Sal 20,7; 28,6s) en el lugar santo. El oráculo salvífico es una promesa de haber sido escuchado, expresada probablemente por el sacerdote. --> Salvación, —> Salmo. go
Oráculos de los pueblos. Los profetas de los siglos VIII-VI a.C. respondían a la constante amenaza de los pueblos vecinos con —> oráculos (palabras pronunciadas en nombre de Dios) contra los pueblos extranjeros. Al final de su serie de oráculos contra los pueblos, Am 2,4ss inserta también sentencias de amenaza contra Israel y Judá, pecadores, pues dado que el pueblo elegido ha sido solidario con los demás pueblos en el pecado, lo será también en la calamidad. En algunos libros proféticos, p. ej., Isaías y Ezequiel, las colecciones de sentencias proféticas colocan los oráculos de los pueblos como unidad independiente entre la colección de discursos de —> amenaza contra Israel y la colección de promesas; así la perdición de los pueblos aparece como condición previa de la salvación de Israel. oh
Ordalía. Juicio de Dios, modo de conducta en que se deja a Dios la decisión de un caso jurídico (p. ej., en el caso de Elías y los sacerdotes de Baal) o la comprobación de la culpabilidad o inocencia de un acusado mediante las suertes o el juramento de pureza.ba
Orden sacerdotal. En el templo postexilico el clero estaba jerárquicamente ordenado (--> Sacerdote, --> Levita). Al frente estaban el —> sumo sacerdote, el segundo sacerdote (--> Jefe de la guardia del templo), los guardianes de las puertas, los ancianos entre los sacerdotes (familias sacerdotales; —> Clase sacerdotal). Zacarías pertenecía a la octava clase (Lc 1,5.8). pa
Organización. La —> práctica del Evangelio no es asunto individual; esta
práctica sólo es posible en —> equipo y dentro de la --> comunidad, si ha de
tener eficacia comunitaria. Para esto es necesaria la organización, que consiste
en un trabajo en común que planifica las actividades de los individuos o de los
grupos en orden a un fin determinado. La organización queda marcada por este fin
y por la situación concreta en que ha de alcanzarse el fin. La organización ha
de ser flexible; los nuevos problemas y posibilidades le proporcionan nuevos
centros de gravedad y formas nuevas. De ahí que la organización se oriente hacia
el futuro.
La Biblia conoce organizaciones cultuales y religiosas, que fueron criticadas
por los --> profetas y por —> Jesús (—> Crítica al culto). Jesús no quiere,
pues, órdenes fijos y prescripciones inhumanas, sino hombres libres y
personalmente decididos (—> Sermón de la montaña). Para la realización de su
mensaje quiere la comunión de sus —> discípulos. Jesús no funda ninguna
organización; manda a sus discípulos de dos en dos y elige un restringido
discipulado (—> Doce).
La joven --> Iglesia se vio, desde el principio, en la precisión de organizarse
para poder llevar adelante el mensaje de Jesús; establece, pues, -->
ministerios, p. ej., el de los --> apóstoles, los --> profetas y los —> maestros
(1Cor 12,28-31). La organización de esta primitiva Iglesia se orienta según los
--> dones del Espíritu y de la gracia, es decir, de acuerdo con las especiales
inclinaciones y disposiciones de los
hombres (Rom 12,6ss). Cada cual se compromete según su propio don y capacidad (Rom
12, 7-9).
Como ejemplo de la organización de la Iglesia toma el apóstol la imagen del
cuerpo humano, cuyos miembros tienen diversas funciones (Rom 12,4).
Las organizaciones de la actividad cristiana han de ser flexibles, abiertas a
los problemas y a las nuevas posibilidades de su tiempo y su situación. Las
exigencias del Evangelio deben darse a conocer bajo renovadas formas. Las
organizaciones de la práctica cristiana de la fe deben posibilitar la decisión
libre de cada cristiano; deben, al mismo tiempo, tener capacidad de diálogo
continuado y de colaboración constructiva con los demás, incluidas las
organizaciones no cristianas. gr
Oro. En el Antiguo Testamento y en el Nuevo, símbolo de riqueza, valor, autoridad e imagen de las virtudes de los hombres y de los dones que Dios les hace, p. ej., de la fe y la sabiduría. La purificación del oro en el crisol es una imagen de la vida del hombre que sale de todas sus tribulaciones acrisolado como el oro. Jesús y la primitiva Iglesia no tenían en estima la posesión de oro; así, el oro puede pasar a convertirse en símbolo de lo terreno y caduco. br
Osamenta. El conjunto de huesos que sostiene y da consistencia al cuerpo humano. En los duros sufrimientos, particularmente cuando se experimenta la tiniebla de Dios, los huesos parecen quebrantarse (Is 38,13; Sal 22,15) y se alegran en cambio cuando Dios envía de nuevo la alegría (Sal 51,10). La fórmula «hueso y carne• indica un estrecho parentesco sanguíneo (Jue 9,2; 2Sam 5,1). Con cierta frecuencia, los parientes trasladan consigo los huesos de sus muertos (Gén 50,25). —> Ezequiel ve el resurgimiento del pueblo como una vuelta a la vida de los huesos resecos (37,1-14). El Señor resucitado testifica su corporeidad aludiendo a sus huesos (Lc 24,39). he
Oseas. (hebr. «Yahveh ha salvados). Nombre personal masculino en el Antiguo
Testamento.
1. Primer nombre de Josué (Núm 13,8).
2. Profeta, hijo de Beeri, —> que ejerció su actividad hacia el 750-725 a.C. en
una época de confusión política y decadencia religiosa y moral en el —> reino
del norte, del que era oriundo; conoce bien el país (Os 5,8s; 6,8s), los —>
lugares del culto (9,15; 12,12), las circunstancias políticas (8,4ss; 13, 3ss) y
las tradiciones religiosas de Israel (2,17; 12,4ss; 13,4s). Ciertamente, no
vivía ya cuando se produjo el derrumbamiento de Samaría. Sobre su actividad
informa el libro de Oseas (—> Oseas [libro de]).
3. Último --> rey de --> Israel (731723); primero estuvo aliado con Asiria, pero
después se pasó al campo egipcio. A su defección respondió Salmanassar V con una
expedición contra --> Samaría a la que puso cerco y conquistó, el año 722,
después de hacer prisionero a Oseas. Así desapareció el reino del norte del
escenario de la historia. he
Oseas (libro de). El primero de los escritos del libro de los —> doce profetas,
que narra sentencias y obras del profeta —> Oseas; estas narraciones fueron
coleccionadas por sus contemporáneos en el —> reino del norte y más tarde
completadas, actualizándolas, por una mano judía (1,7; 4,15; 5,5).
El libro se divide claramente en dos partes, unidas posteriormente:
1. Los capítulos 1-3 constituyen un relato en tercera persona (c. 1) y otro en
primera (c. 3). Narran la experiencia — con toda seguridad histórica — vivida
por Oseas en su matrimonio. Esta experiencia es al mismo tiempo una imagen de la
infidelidad de Israel frente a --> Yahveh, expresada en el discurso del mismo
Yahveh (c. 2). En Oseas — al igual que en --> Jeremías —la experiencia personal
tiene una conexión íntima con su predicación.
2. Los capítulos 4-14 contienen sobre todo palabras de reprensión y –> amenaza
(–> Amenaza [discursos de]) contra la --> caída de –> Israel en el culto de la
--> fecundidad de –> Baal, que Israel había aceptado junto con la cultura
cananea (2,7-15; 4,12ss; 7,14; 11, 7); las sentencias se dirigen también contra
los reyes de Israel y su política de alianzas (5,13; 7,1-11; 8,8-10; 10,4;
12,2), que entrañaba una renuncia a Yahveh. Esta infidelidad de Israel la ve
Oseas prefigurada en el comportamiento engañoso del patriarca Jacob (12,3-7.10).
El rasgo más característico del concepto de Dios en Oseas es su inextinguible
--> amor (2,21s; 3,1; 11,1ss; 14, 5ss), que ama a Israel como un –> padre o un
esposo. Dado que Oseas describe la relación de Yahveh con Israel bajo la imagen
del matrimonio, llama a la caída de Israel en el culto a Baal, y también a los
cultos yahvísticos baalizados (8,5; 10,1s.5; 13,2) –> adulterio e –>
incontinencia (3,1; 5,3s; 6,10; 9,1). El –> juicio de Dios (5,8-15; 13,7s) es
expresión de su amor desengañado; pero no se deja arrastrar, como un hombre, por
su Ira (–> Ira de Dios), sino que, lleno de amor y –> compasión, busca una y
otra vez atraer a sí a Israel (2,16-25; 11,7ss).
Aunque Dios actúa inicialmente de acuerdo con la infidelidad humana, no puede
renunciar al amor recíproco, a la entrega íntima del hombre a él y a la
actuación correspondiente (4,1; 5,15; 6,6; 12,7). he
Osiris - !sis.
Oso. Fiera apocalíptica simbólica en la visión de Daniel (Dan 7,5). Las cuatro fieras aquí mencionadas son, en la perspectiva religiosa de la historia, que parte de su propia situación, los símbolos de los cuatro imperios del mundo. El oso representa al imperio medo. El número cuatro quiere expresar el mundo en su conjunto. La visión abarca toda la historia, desde el principio hasta la venida del reino de Dios. –> Daniel (libro de). zi
Ostraka. Reciben este nombre los cascos, pedazos o fragmentos de cerámica, utilizados como material de escritura (no las partes de vasijas con inscripciones). Las inscripciones podían ser grabadas o escritas con tinta. En Palestina, especialmente en Esión-Gaber, Lakis, Petra y Samaria, se han descubierto numerosos ostraka, con diferentes escrituras y en las más variadas lenguas. he
Oveja. Animal doméstico, del que se obtenía
alimento y vestido; un gran rebaño de ovejas era señal de riqueza. Las ovejas se
ofrecían en el Antiguo Testamento como sacrificio.
En sentido simbólico, la oveja es signo de falta de valor, de necesidad de
protección y mansedumbre. Así, el --> cordero inocente fue símbolo de los
padecimientos vicarios de Cristo (cf. Is 53,7).
En el Nuevo Testamento, el rebaño de ovejas es imagen del –> pueblo de Dios (p.
ej., Mt 10,6), necesitado de --> pastor. Los que creen en Cristo son •de su
redil»; el impulso de la oveja al pastor indica la confianza del hombre en Dios
(Jn 10,3); el amor del pastor es imagen del amor de Dios a cada uno de los
hombres (Jn 10,11-16), especialmente a aquellos que se encuentran necesitados.
El rebaño sin pastor es imagen del hombre o del pueblo desorientado (Mt 9,36).
zi