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Dagón. Dios de la fecundidad del Asia menor, con funciones parecidas a las del --> Baal cananeo. Su culto se ex-tendió de Babilonia a Palestina. Dagón era un semidiós para los -> filisteos (1Sam 5). El tronco de la estatua de Da-gón, sin cabeza ni manos, sirve de ocasión para demostrar la superioridad de Yahveh sobre el Dios filisteo. we


Damasco. Antigua ciudad siria, sita en una fértil llanura. En el Antiguo Testa-mento se la menciona por primera vez en la historia de Abraham. En tiempos de David fue una poderosa ciudad, y alcanzó su máximo esplendor bajo los persas. El año 64 a.C. fue conquistada por los romanos. Numerosos judíos y cristianos habitaron en ella. Pablo se convirtió en el camino hacia Damasco. zi


Dan (hebr. «juez»).
1. Hijo de Jacob y de Bilhá (Gén 30,3-6).
2. Tribu de Israel procedente de Dan. Al principio se estableció en la región occidental de Jerusalén (Jos 19, 40-48) pero, bajo la presión amorrea, retrocedió hacia el norte (Jue 1,34), asentándose en la fosa superior del Jordán (Jue 18).
2. También se llamó Dan a la ciudad de Lais, después de haber sido conquistada por los danistas. Estaba situada en la frontera norte de Palestina (Jue 18,27-29; 20,1) y contaba con un importante santuario (1Re 12,28-30; Am 8,14). we


Daniel (hebr. «Dios es mi juez»). Personaje principal del libro de Daniel, joven judío que en tiempos del rey Nabucodonosor fue deportado a -> Babilonia. No es seguro que haya existido un Daniel histórico, ya que no aparece citado en ningún otro texto. Con todo, lo más probable es que haya existido en realidad, ya que la literatura apocalíptica mostró una fuerte tendencia a colocar sus obras bajo la protección de una personalidad histórica. --> Daniel (libro de), --> Apocalíptico (género literario), --> Apocalipsis. stu


Daniel (libro de). Además de la sección principal hebrea, el libro de Daniel contiene una sección arannea (2,4b-7,28) y griega conservada únicamente en los LXX. Abarca secciones narrativas (1-6; 13s) y visiones proféticas (7-12). Durante las persecuciones de la época de los -> Macabeos, un autor desconocido reunió las diferentes partes, ya por entonces parcialmente agrupadas en pequeñas colecciones, guiado por la idea, consoladora para sus contemporáneos, de la absoluta superioridad de Dios frente a todos los enemigos. Siguiendo el estilo de la --> haggada, presentó a los judíos perseguidos el ejemplo de -> Daniel en la corte babilónica. De acuerdo con la costumbre de su época, procuró dar a las profecías una importancia especial atribuyéndoselas a Daniel, personaje del pasado muy conocido en aquel tiempo.
Aparte algunas secciones aisladas de los antiguos libros de profetas (p. ej., Is 24-27), esta parte del libro de Daniel es el único escrito -> apocalíptico del Antiguo Testamento. Este género literario del judaísmo tardío se caracteriza por una exactitud histórica desconocida en la profecía. En las cuatro visiones se expone, a través de los símbolos de los animales y de otros elementos figurados, bajo cuyo anonimato el lector contemporáneo podía adivinar la realidad, la conducta y el destino de los grandes imperios dominadores del oriente. Por primera vez se interpreta en este escrito toda la historia universal corno preparación del reino de Dios, idea que el género apocalíptico neotestamentario llevará a su cumbre tomando como base el libro de Daniel. oh


Danza. El Antiguo Testamento habla frecuentemente de la danza como expresión de alegría (Ecl 3,4); después de una victoria, p. ej., las muchachas danzan en corro (1Sam 18,6). Por otra parte, se menciona también el batir de palmas y el golpear con los pies (indudablemente una danza a ritmo lento) como expresión de tristeza (Ez 6,11). Desde la perspectiva bíblica, que considera al hombre como unidad de alma y cuerpo, parece natural el deseo de sensibilizar en la danza las tristezas y alegrías. En Éx 15,20 se muestra que también las oraciones (salmos) podían hacerse con acompañamiento de danza. Aquí se hace fluctuante el tránsito hacia la danza genuinamente cultual. De una danza así se trataba en la «danza en torno al becerro de oro» (Éx 32). David no se avergonzaba, a pesar de su dignidad regia, de danzar ante el arca santa (2Sam 6,14), lo que debe interpretarse como expresión de una efusión religiosa. ur


Darío. Nombre de varios reyes persas: 1. Darío I el Grande (522-486), el más poderoso de los reyes aqueménidas. Organizó el imperio, que se extendía por el este hasta la India; fue derrotado en Maratón por los griegos (490 a.C.).
2. «Darío el persa» (Neh 12,22) es probablemente Darío II Notos.
3. Darío III, el último aqueménida, derrotado por Alejandro el 330 a.C. zi


David. Fuera de la Escritura, ninguna fuente histórica nos informa sobre David, el segundo rey de Israel (hacia 1000-960). La Biblia (1Sam y 2Sam; 1Re; 1Cró) informa: Fue el hijo menor de Jesé, de --> Belén de Judá, ungido en secreto por --> Samuel como rey. Llegó a la corte de Saúl, según una tradición porque sabía tocar el arpa, y según otra porque venció a --> Goliat. Como jefe de las tropas, David se conquistó el favor del pueblo. Perseguido por Saúl, tuvo que huir, se puso al frente de una banda de proscritos y posteriormente pasó a servicio de los --> filisteos. Después de la muerte de Saúl, David es proclamado en --> Hebrón rey de -> Judá y posteriormente de todas las tribus del norte. Conquista con sus tropas --> Jerusalén y la convierte en capital del reino. En política interior, busca la unión de las tribus; en política exterior, intenta someter a sus enemigos y acrecentar su reino. Hace trasladar a Jerusalén el -> arca de la alianza, proyecta la construcción del --> templo y es considerado como el fundador del culto a Yahveh en Jerusalén. Es padre del linaje de los davídidas que participan, muerto David, de la --> promesa de -* Natán. be


David (últimas palabras de). Pequeño canto, puesto en labios del anciano rey --> David (2Sam 23, 1-7). En forma de sentencia profética, se le garantiza a David y a su casa de la -> alianza permanente que Yahveh ha concluido con él. El pasaje pertenece a las más antiguas capas de la promesa de alianza. El rey es descrito como un vidente lleno del espíritu de Yahveh, como la imagen ideal del soberano que teme a Dios. Su cargo consiste en vigilar sobre la justicia y el derecho. Los v. 3-4 parecen referirse al Señor divino del futuro; de este modo, el canto es un testimonio de la más antigua esperanza salvífica en Israel. ba


De entre los muertos. Una de las más duras experiencias que pueden sufrir los hombres es la de la imposibilidad de evitar la muerte, que amenaza la vida en todo momento. Por eso, precisamente, la -> muerte es uno de los temas fundamentales de toda -> religión. Frente a las ideas sin esperanza sobre el hades y el sheol de los griegos y del antiguo oriente, frente a las fantásticas teorías sobre la reencarnación y transmigración de las almas de las religiones del extremo oriente, la perspectiva neotestamentaria de la muerte y de la --> resurrección de entre los muertos significa un paso decisivo hacia adelante. Para la interpretación actual de los pasajes correspondientes, debe tenerse siempre en cuenta que, en el fondo de estas ideas, se encuentra la teoría apocalíptica de los eones (-> Eón, -> apocalíptico [género literario]), cuya metafísica hoy no podemos compartir. El más allá de la muerte no se puede imaginar con los mismos conceptos que la existencia terrena. Por eso se habla siempre en cifras, que es preciso traducir primero.
En este caso se encuentra la idea de que los muertos penetran en el sheol (cf. en el credo apostólico: •descendió a los infiernos»), donde esperan durante milenios la redención, que consiste en ser trasladados desde el mundo subterráneo (localizado, de acuerdo con la visión del mundo del antiguo oriente, debajo de la tierra) al cielo (sobre la tierra), para llegar así a la meta final (unión con la divinidad). En este esquema precristiano de la redención, a --> Cristo --> Jesús se le reconoce como aquel por quien acontece la resurrección de entre los muertos. El significado actual de la resurrección debe situarse en un vivir en la fe de la realidad de la prometida superación de la muerte. Las ideas objetivadas sobre el más allá son desplazadas por la --> esperanza en la permanencia de la existencia humana sensible más allá de la muerte. hi


De una vez para siempre. Este giro, con el que se intenta traducir la palabra griega ephapax, no aparece en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento sólo se lee en Pablo y en Heb. El texto de 1Cor 15,6 puede dejarse de lado, a este respecto, debido a que no tiene un significado específico. En cambio, la expresión tiene un marcado y consciente carácter cristológico en Rom 6,10 y Heb 7,27; 9,12 y 10,10. Así como y porque la muerte de Jesús fue definitiva e irrevocable, también es irrevocable y definitiva su vida como resucitado •de una vez para siempre» y, consiguientemente, la -> justificación que se nos ha concedido con promesa eficaz derivada exclusivamente de la -> misericordia divina (Rom 6,3-11). Heb 7,26-28 enseña que la muerte de Cristo, entendida como sacrificio expiatorio, tiene un carácter definitivo e insuperable. -> Cristo entró, como el -› sumo sacerdote — y de muy distinto modo que los sacerdotes veterotestamentarios — en la presencia increada de Dios (Hebr 9,11s), y llevó a cabo •de una vez para siempre• la santificación de los suyos (Heb 10,10, --> Mesías c). Tanto en Pablo como en Heb la expresión es polémica: frente a los -> cultos mistéricos y la piedad cultual veterotestamentaria, afirman la singularidad, la plena eficacia, la validez definitiva y la suficiencia de la acción salvífica de Cristo, que excluye todas las demás obras. Encomiendan así a toda cristología fundamentada en la Biblia la tarea de poner en claro esta exclusividad de la actuación salvífica de Cristo, que hace imposible cualquier •teología del merecimiento.. Pero la teología debe precaverse de objetivar e identificar esta exclusividad con la exclusividad de la Iglesia y de sus sacramentos, con lo que se volvería a caer en la piedad cultual. sch


Deber. La piedad legal judía considera la -> alianza como un contrato que obliga a las dos partes: el creyente tiene obligaciones frente a Dios y, a la inversa, Dios tiene obligaciones frente al creyente. Pero Pablo rechaza esta perspectiva. Si alguien considera que, con sus buenas obras, obliga a Dios, ocurre entonces que Dios da la --> recompensa de acuerdo con las obras, no de acuerdo con su gracia (Rom 4,4), de tal suerte que aquel tal sigue sin redemir (-> Justificación). En consecuencia, sólo puede hablarse de deberes en el ámbito interhumano, en el que se dan deberes para regular las relaciones de la convivencia entre los hombres. do


Debilidad. La expresión puede referirse a la debilidad corporal o, en un sentido más universal, a la incapacidad. El Antiguo Testamento sabe que el hombre es débil y depende del poder creador de Dios. De esta debilidad humana habla el Nuevo Testamento (p. ej., Mc 14,38). Pablo puede en alguna ocasión equiparar al débil con el impío (Rom 5,6.8; cf. también Heb 4,15) y designar a los hombres sin Cristo como débiles. Con todo, también el cristiano vive en este mundo todavía en debilidad y angustia (Rom 14), vive sometido a tentación y depende, en su debilidad, del Espíritu de Dios (Rom 8,26). Pero, por otra parte, la debilidad es precisamente la característica del cristiano: Dios ha elegido lo débil, es poderoso en lo débil. De ahí que Pablo puede -> gloriarse de su debilidad (2Cor 11,30). ma


Débora (hebr. •abeja•). Profetisa del antiguo Israel que, apoyada en un oráculo de Yahveh, exhortó a luchar contra los cananeos (Jue 4, 4ss). El canto de Débora, que celebra la victoria israelita (Jue 5,2-31), constituye uno de los textos poéticos más antiguos del Antiguo Testamento. Este cántico de victoria ofrece un testimonio importante para conocer la lengua, la historia y la religión de Israel en los siglos XII-X1 a.C. he


Decálogo (gr. «diez palabras»; los diez mandamientos). En el Antiguo Testamento hay una doble tradición sobre el decálogo. Según Éx 20,1-17 y Dt 5,621 fue escrito por -> Moisés, siguiendo las instrucciones de -> Yahveh (Éx 20) o por el mismo Yahveh (Dt 4,13) en dos tablas. En Lev 19 y Éx 34,14-26 (-+ Dodecálogo) la tradición presenta otra forma.
a) Hacia el siglo XIII a.C., Dios concluyó en el -+ Sinaí una --> alianza con las tribus de Israel y las hizo su pueblo. La institución de la alianza puede muy bien remontarse hasta Moisés como mediador, pero no podemos reconstruir lo sucedido en el Sinaí. Ciertamente sería falso imaginar que la Biblia narra una experiencia mística, de la que habrían participado todos los reunidos y en la que Dios habría proclamado con toda exactitud y a oídos de todos el texto del decálogo que ha llegado hasta nosotros. Las narraciones de la Biblia llevan el sello de una utilización cultual prolongada durante siglos y esto es válido también respecto del decálogo, que nació indudablemente en la época de los jueces. En las épocas posteriores, el decálogo se convirtió en uno de los textos más conocidos del Antiguo Testamento.
b) El decálogo ofrece una síntesis de la ley moral natural (.derecho natural.). Sus raíces (prescindiendo del primer mandamiento) se hallan en las costumbres en vigor en otros pueblos y también entre las tribus patriarcales seminómadas. A partir de estos elementos se formó y más tarde se formuló, con carácter general obligatorio para todo Israel, el texto del decálogo, con el objeto de señalar lo que era malo y destructivo y arrojarlo de la comunidad. El «tú debes» se dirige a todo el pueblo.
c) El decálogo es un compendio catequético, que establece los límites extremos del orden de la alianza y exige siempre nuevas acomodaciones e instrucciones, de acuerdo con la diversidad de las situaciones concretas de la vida. Las prohibiciones, que inicialmente sólo afectaban al acto externo, se amplían a los actos internos (sentimiento e intencionalidad). Los preceptos de la primera tabla marcan los límites entre Dios y los dioses, entre Israel y las religiones de los demás pueblos. Israel es llamado a dar testimonio de Dios. Los preceptos de la segunda tabla contienen el orden fundamental de la sociedad humana. Protegen el derecho del prójimo a la vida (no matar), a su propia mujer (adulterio), a la libertad (no raptar = no hurtar), a su propia honra (no acusar en falso, no dar falsos testimonios), a su propiedad. Se cita aquí a juicio a la prepotencia y el despotismo humano de todos los tiempos.
d) El decálogo es el texto fundamental de la alianza con Dios: es leído en el culto en sustitución de un documento de la alianza más antiguo. En el decurso del tiempo se insertan nuevos textos en las ceremonias litúrgicas, que se ordenan sobre todo a explanar e interpretar el Precepto fundamental (p. ej., Dt 1,11). Esta tendencia marca su huella también en el Nuevo Testamento. be
 

Decapitación. Ejecución de la —> pena capital, usada especialmente durante la época de la monarquía por crímenes de lesa majestad y alta traición. La decapitación se haCía a espada (p. ej., 1Re 2,25). sc


Decápolis (gr. «diez ciudades»). Grupo de ciudades helenísticas, situadas en la región oriental del Jordán, unidas entre sí por una alianza y que formaban parte de la provincia romana de Siria (Mt 5,20). we


Decisión. La decisión presupone que la existencia humana se encuentra en proceso evolutivo de formación (--> Evolución) (Kierkegaard) y que el hombre está siempre en marcha desde sí mismo hacia sí mismo. Por la decisión se acepta una situación, se la convierte en certeza subjetiva. La situación decisiva es para el hombre una situación coaccionante; propiamente no puede desviarse de ella o dar rodeo. ya que si rehúsa tomar una decisión, cae en una nueva situación y se enfrenta con una nueva decisión. La necesidad de decidir brota o bien de una exigencia de otro hombre o bien de una exigencia planteada por una determinada situación vital.
En el lenguaje de la Biblia, el honnbre se decide en primer término frente a su Creador, a favor o en contra. O bien entabla un --> diálogo viviente con su Creador, o bien lo interrumpe y se cierra así a su origen. La historia de Dios con los hombres es una historia de decisiones. Dios se decide o a favor de su pueblo (—> Alianza), como salvador, o en contra de él como juez vengador. Israel tiene siempre decisión libre a favor o en contra de su liberador, pero demostró no ser capaz de mantenerse fiel a sus decisiones en favor de Yahveh. Ahora Dios se ha decidido definitivamente en --> Cristo --> Jesús; y se ha decidido por igual manera en favor de cada hombre. Ahora es ya tarea del hombre responder con sus hechos a esta decisión divina.
La decisión humana se confirma en la --> práctica. La decisión de respuesta en favor de Dios y la decisión de responsabilidad ante los hombres corresponden al quehacer del Evangelio. A partir de Cristo, el hombre alcanza la posibilidad de decisiones libres (—> Libertad de opinión). Todo aquel que acepta a Cristo debe poder decidir con libertad sobre lo que es concretamente para él voluntad de Dios, o más exactamente, lo que es justo para su vida (cf. Rom 12,2 y Flp 1,9-10). Pero también, a partir de Cristo, el hombre está gravado con la carga de su decisión libre; nadie puede rehuirla. En efecto, si Dios se ha decidido en Cristo en favor nuestro, entonces recae sobre nosotros la tarea de responder con nuestra vida a esta decisión. Ser cristiano significa expresar en palabras a los hombres la decisión definitiva de Dios en Cristo, comunicarla y hacerla llegar a todos. gr


Decisión sobre el sacrificio. La mentalidad judía consideraba la práctica del culto como un medio de «hacerse grato» a Dios en virtud del —> sacrificio (Lev 1,3s). De ahí que el sacerdote tuviera el encargo de proclamar en voz alta si un sacrificio era aceptado por Dios (--> Ritual de los sacrificios). También los profetas (cf. Is 1,16s; Am 5,21ss) recurrieron al estilo de las decisiones sacerdotales sobre el sacrificio, para encarecer su mensaje de juicio y condenación: cuando el comportamiento del pueblo es contrario a la alianza, el —> culto es inútil y ofensivo ante Dios. pa


Decreto apostólico. Probablemente con ocasión del llamado —> concilio apostólico (Act 15,22-32), pero acaso también unos años más tarde (Act 21,25; cf. Gál 2,6, donde no se menciona este decreto), los apóstoles reunidos en Jerusalén enviaron un mensaje a las comunidades cristianas de Siria, en que se les pedía a los -> helenocris-tianos abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza (uniones irregulares) en el sentido de Ley 17 y 18. Declararon innecesaria para la salvación la ley judía en el caso de los cristianos procedentes del helenismo, y abrieron así decididamente el camino hacia la universalidad del cristianismo. hi


Decurla. Sección del ejército, que consta de diez hombres. Éx 18,21 y Dt 1,15 hace remontar estas secciones a la época del desierto. Ismael, asesino de Godolías, era jefe de uno de estos grupos (Jer 41,1). we


Dedo de Dios. Símbolo del poder de Dios (Sal 8,4). Las tablas de la ley fueron escritas por el dedo de Dios (Éx 31,18). Jesús expulsa a los demonios con el dedo de Dios (Lc 11,20). Dedo de Dios es aquí expresión de una intervención inmediata y concreta de la divinidad. sc


Defecto. En Lev 21,17ss se enumeran los doce defectos qué no deben tener los sacerdotes; en Lev 22,20ss se mencionan otros doce que no debe tener ningún animal ofrecido en sacrificio. Para la época de la salvación se promete la desaparición de todos estos defectos (Is 29,18). Cuando Jesús cura con sus --> milagros los defectos, indica que se ha iniciado ya el —> fin de los tiempos (Mt 11,5). -> Lepra, --> Ceguera, —> Cojo, --> Enfermedad. zi


Definición de Dios. Cuando Dios se revela, comienza sus palabras en primera persona, para hacer ver patentemente que reclama para sí todas las cosas (Gén 15,7; Éx 20,2ss; Dt 32,39ss). En los predicados «Yo soy tu escudo» (Gén 15,1), «Yo soy el que soy» (Éx 3,14ss), «Yo soy un Dios celoso» (Éx 20,5), «Yo soy piadoso» (Jer 3,12) y otros semejantes, Dios quiere manifestar su esencia, Dios se define de estemodo para poner bien en claro la exclusividad de su poder que, en la exposición de sí mismo que hace a Israel, debe desembocar en el reconocimiento de Dios por parte del pueblo. go
 

Degollar. Modo especial de sacrificar los animales en el culto. Se cortaba el cuello al animal por debajo de la laringe para que muriera desangrado (Dt 12,15s.21; cf. Gén 9,4). we


Democratización. Se indica con esta palabra el proceso de transformación social en el que el poder y la responsabilidad sociales pasan de manos de unos pocos privilegiados a las de todos los ciudadanos. La Biblia no proporciona ninguna contribución directa para el proceso de democratización de la sociedad. Ella misma ha nacido en una forma social jerárquica y monocrática. Y así, el apóstol Pablo puede incluso aconsejar a los cristianos la sumisión a la autoridad monocrática (Rom 13,1) y decir a los esclavos que no anhelen la manumisión. Con todo, el Evangelio, tomado en su conjunto, proporciona una ayuda esencial al proceso democrático de la sociedad. Y aunque la --> Iglesia no ha caminado directamente por ese camino, los contenidos de la predicación cristiana han contribuido a introducir y preparar ese proceso. –> Jesús llama a todos sus –> discípulos •hermanos»; nadie puede presentarse entre ellos como mayor o más poderoso, nadie debe llamarse -maestro» o «padre (Mt 23,8-10). Ni siquiera Jesús aparece como portador de títulos honoríficos, como sacerdote o señor: es hombre entre los hombres, --> hermano entre los hermanos (Jn 15,14; Lc 12,4). Y se considera hermano precisamente de los pequeños, de los socialmente insignificantes, se considera justamente enviado a ellos (cf. Mc 2,17). Entre sus discípulos no debe haber grados ni --> clases (cf. Lc 9,46ss). Puesto que es hermano de todos, puesto que murió por todos, no existen ya, entre los que confiesan el nombre de Cristo, diferencias de categoría. No las hay entre --> varón y --> mujer, entre religiosos y no religiosos (Gál 3,28). El contenido revolucionario de estas sentencias sólo puede ser justamente apreciado cuando se considera el trasfondo del orden social de aquellos tiempos. gr


Demonio. En la fe popular griega, los demonios son seres dotados de poderes divinos que amenazan al hombre y de los que éste procura defenderse mediante fórmulas mágicas: "se encuentran por doquier, todo lo penetran, no les detienen puertas ni cerrojos, cubren la tierra como hierba' (fórmula mágica). Los LXX ponen en un mismo nivel a los demonios y a los dioses paganos, que son nada. Los demonios gozan de una relativa independencia. Al crecer, durante el exilio, la influencia persa (cf. –> Tobías [libro de]) los demonios quedan sometidos — en cuanto seres espirituales caídos — al poder de –> Satán (expresado en imágenes en Is 14,12). En el Nuevo Testamento, los demonios sirven para señalar las dimensiones profundas de la obra redentora de Jesús. En los Evangelios, se nos habla de espíritus impuros en conexión con la –> posesión diabólica (–> Expulsión de los demonios).
Es de notar la diferencia entre el contenido de la afirmación y el modo de presentarla. La zona de dominio de los demonios se sitúa allí donde las realidades intramundanas susceptibles de experimentación tienen una dimensión en profundidad sobre la que el hombre ya no puede disponer. Se camuflan perfectamente. Su poder tiene unidad y al mismo tiempo diversidad (Mc 5,9). Vinculan el hombre a la obstinación de una vida anónima y disonante, que se niega conscientemente al resplandor del Creador. Para aquellos mismos que vivían desde Satán, Jesús pasaba por demoníaco (cf. Jn 8, 44ss). Pero, a la inversa, los demonios sabían muy bien que Jesús tenía poder para aniquilarlos (Mc 1,24). En el cuerpo de Jesús que muere en la –> cruz se disuelve y se quebranta todo humano poder propio y toda fuerza satánica extraña en el amor obediente del Hijo (Col 2,15). Doquiera en el hombre que actúa conscientemente el mal supera al bien y lo anula, se endemonia la historia. El discernimiento de los espíritu que seducen y llevan al error y al engaño (1Cor 12,1ss) sólo es posible con la fuerza del Espíritu Santo. El poder del mal, aparentemente invencible, ha quedado radicalmente debilitado, en el Espíritu de Cristo. -> Potestades y principados. wi
 

Deportación -+ Exilio.


Derecha e izquierda. 1. Con esta expresión se distiguen los dos lados: mano derecha e izquierda, ir por la derecha o por la izquierda (Gén 13,9). La derecha indica también la protección divina (Is 63,12). Consiguientemente, la derecha significa felicidad y la izquierda desdicha (cf. 25,33).
2. Derecha e Izquierda significan los puntos cardinales: si se mira hacia el este, se encuentra a la derecha (al sur) la Arabia feliz y a la izquierda (al norte) un imperio hostil, al norte de Siria (cf. Is 54,3). sc


Derecho. Debe distinguirse entre derecho, costumbre, usos y ética. El derecho se formula en sentencias preceptivas y se refiere a los hechos externos, que pueden ser impuestos o prohibidos por un poder externo (-> Castigo). Mientras que en el antiguo oriente, el derecho fue coleccionado en códigos por diversos pueblos (cf. el código de -> Hammurabi, la antigua ley asiria, la ley hittita) dentro de un estilo unitario, en el Antiguo Testamento no existe un derecho formulado con unidad intrínseca. Por el contrario, las prescripciones jurídicas se encuentran diseminadas un poco por doquier, bien como colecciones relativamente completas — como el -> libro de la ley — o en sentencias aisladas, o también muchas veces (implícitamente) en las secciones narrativas. Las prescripciones expresadas en fórmulas jurídicas se dividen en tres géneros: la forma apodíctica, casuística y participial; la tercera es una mezcla de las dos primeras.
Las sentencias jurídicas apodícticas exponen en una sentencia breve e Incondicional una prohibición o un mandato que reclama validez universal (por ejemplo, Ex 23,7). De esta forma está promulgado el -> decálogo.
Las sentencias jurídicas casuísticas se refieren a casos concretos bien determinados, con eventuales infracciones y castigos especificados.
En las formulaciones participiales, el hecho de la infracción se inicia con un participio (p. ej., Ex 21,12).
La «situación vital (Sitz im Leben) del derecho apodíctico y del casuístico es diferente. El derecho apodíctico, que frecuentemente se presenta en series o listas (decálogo), fue considerado durante mucho tiempo como el «genuinamente israelita, frente al derecho casuístico, que habría sido tomado de los cananeos. Con todo, últimamente se han descubierto también fuera del ámbito de Israel sentencias jurídicas en estilo apodíctico. En todo caso, es indudable que la mayor parte de los preceptos y prohibiciones referentes al --> culto fueron formulados en Israel en estilo apodíctico. Como origen de este derecho apodíctico se acepta actualmente la ordenación propia de la familia y de la tribu.
Como derecho en sentido profano sólo puede considerarse el derecho casuístico, vinculado, con sus determinaciones sobre el castigo, a una violación concreta, mientras que el derecho apodíctico plantea exigencias de principio, que obligan también en el futuro. --> Precepto, -+ Ley, -> Instrucción. schü


Derecho profano. Una vez efectuado el tránsito de la forma de vida seminómada de las tribus israelitas a la vida sedentaria de Canean, ya no bastó en Israel el derecho divino para regular las formas cada vez más complicadas de la vida social. Fue preciso hallar ordenaciones jurídicas adicionales acordes con las situaciones sociológicas modificadas. El llamado libro de la alianza (Ex 21-23) contiene en su primera parte (21,1-22,16) derecho civil y penal. Hay aquí, entre otras, disposiciones jurídicas sobre las deudas y préstamos, sobre los delitos y derechos de sangre y asilo, compensación de daños y responsabilidad civil, es decir, materia legal profana, tomada en gran parte del derecho ciudadano cananeo en conexión consiguientemente con la tradición jurídica general del oriente. Pero como para Israel todo derecho tiene su origen en Dios, también estos préstamos legales adquieren carácter sacro y fueron unidos al derecho divino apodíctico. --> Ley. ba


Desacralización. La actual situación del mundo exige a los cristianos una especial clarividencia para entender bien el alcance y la naturaleza de su herencia sagrada, •porque hay un solo --> mediador entre Dios y los hombres, –> Cristo --> Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como –> rescate por todos• (1Tim 2,5-6). La Iglesia apostólica se distanció de todos los cultos paganos y no aceptó tampoco el –> culto de Israel, querido en otro tiempo por Dios. No desarrolló ningún culto propio, ni formas sacras propias. No alzó ningún templo como espacio •sagrado• y aparte. No apareció en el Estado romano como una comunidad oficial de culto, como p. ej. la Academia de Platón ante las puertas de Atenas.
La Iglesia se entendía a sí misma como una hermandad, en la que todos los •santos» tenían acceso directo al –> Padre. No conocía ninguna acción sacrificial y cultual propia de ella. Son cristianos los que •sirven a Dios en el Espíritu Santo. (Flp 3,3). Su vida es, concretamente, el •culto espiritual., como dice Pablo utilizando un motivo de la ilustración helenística (Rom 12,1). La primitiva Iglesia no conocía personas consagradas. Para designar los servicios eclesiales no se toman palabras de la esfera sacra, sino que se recurre al lenguaje profano pagano o judío empleado para los funcionarios: apóstol, evangelista, maestro, obispo (= vigilante), presbítero, presidente. En ninguna parte se de signa a estos presidentes como personas sacras o consagradas, sino que se les presenta como •ordenados• por la –> imposición de manos. Jesús en cambio es portador del Espíritu, donador del Espíritu, es decir, absolutamente espiritual. En cuanto •santo de Dios», tiene rasgos sacerdotales, es •sumo sacerdote• y liturgo. El culto espiritual sólo se concibe «por él•.
En el gesto solemne de la --> cena (–> Eucaristía) abandona Jesús, con la bendición de la copa, la forma cotidiana de la comida judía. Contrariamente a la costumbre establecida, junto con el pan reparte también su copa entre los comensales: tomad y repartid entre vosotros. Y todos bebieron de ella. Se añaden unas palabras explicativas: esta copa es la –> nueva alianza en mi –> sangre (--> Eucaristía [relatos de la institución]). A partir de entonces posee la Iglesia apostólica una acción simbólica (sacramental) que no puede deducirse simplemente de un acontecimiento intramundano y que, por consiguiente, no puede allanarse a la profanidad de un «mundo mundano•. Esta acción simbólica del vino y del pan se cruza incómodamente en el camino de todas las comidas y bebidas normales de los hombres. En última instancia, la muerte de Jesús en la cruz y su resurrección contradicen toda la historia mundana. La Iglesia tiene la tarea de presentar la cruz enhiesta como signo de salvación. Por lo mismo, debe portar ella misma este signo de la cruz en su propio cuerpo. Y en esto consiste toda su •sacralidad•. Todo lo recibe prestado de Cristo. Y Cristo es el fin de lo sacro. Profanidad, –) Culto a Dios por la existencia mundana. wi


Descenso a los infiernos. Sobre una predicación de Cristo en el –> sheol o mundo subterráneo, nos informa únicamente 1Pe 3,19. El pasaje está emparentado con un --> mito judío: -+ Henoc habría anunciado a los ángeles que desobedecieron en el –> diluvio (Gén 6) su condenación definitiva. Pero en –> Cristo es de otra manera: predica a los hombres (entonces desobedientes) la –> redención (cf. 1Pe 4,6). Esta redención alcanza también a los que ya han muerto, y se describe el sheol —que posiblemente se sitúa en las alturas (cf. Ef 6,12)— como poder que cierra el camino que lleva al –> cielo. La bajada de Cristo a los infiernos significa, pues, ya, a pesar de la muerte y de la culpa, que está abierto el camino hacia Dios. Cf. también Rom 7; Ef 4,8 Mt 12,40. --> Mundo (imagen del), --> Infierno.


Desde el principio. Expresión usada en el Nuevo Testamento con varios sentidos; el significado concreto debe deducirse, en cada ocasión, del contexto correspondiente.
En primer lugar, significa un principio anterior a todo tiempo. Así, 1Jn 1,1 anuncia •lo que fue desde el principio», es decir, a Cristo. También 1Jn 2,13s describe a Cristo como aquel que •era desde el principio•, expresión con la que, como en la sentencia --> •al principio» de Jn 1,1, se afirma su preexistencia. En Jn 17,5, Cristo habla de sí en este mismo sentido: ruega que Dios le dé la --> gloria que ya tenía junto a él «antes de que existiera el mundo•.
El segundo significado de la frase designa un punto temporal que está al principio del tiempo: en Mt 19,4.8 se habla del principio o primer instante de la creación. Dios creó al hombre desde el principio como varón y mujer y, según la voluntad de Dios, no existe el divorcio desde el principio. Aquellas cosas, pues, que no sólo comenzaron a existir una vez iniciada ya la historia, sino que se apartan además del primitivo plan de Dios, no fueron desde el principio.
Jn 16,4 se refiere al inicio de la actividad pública de Jesús: los discípulos estuvieron con él desde el principio. 1Jn 2,24 designa el principio de la existencia cristiana o de la predicación del Evangelio. Si los cristianos conservan la palabra de la primera predicación, se mantienen unidos con Dios. El hecho de que el comienzo de la actividad de Jesús, la predicación de la fe por los apóstoles y la aceptación de la fe por los creyentes se designen con la expresión •desde el principio•, hace que los tres acontecimientos se sinteticen y sean concebidos globalmente como acontecimiento salvífico para aquellos que, por este camino, permiten que se inserte en sus vidas un nuevo comienzo. tho


Desechar. Concepto bíblico de carácter juridicorreligioso, que en el Antiguo Testamento está en correspondencia con el tema de la --> elección y, en cuanto tal, sirve para la proclamación y explicación de las relaciones de alianza entre Dios y el hombre. En el Nuevo Testamento, el concepto tiene su peculiaridad por su concentración en Jesús, desechado por los suyos, y en la situación dialéctica de la existencia cristiana, distendida entre la –> salvación recibida y el –> juicio próximo, situación en la que el creyente debe dar prueba de sí.
El sujeto que rechaza es, por un lado, el hombre que rechaza a Dios, su palabra, al Hijo del hombre, etc. (Núm 11,20s; Is 30,12; Mt 8,31; 1Pe 2,44). Pero, por otro lado, y como consecuencia de esta definitiva toma de posición del hombre, también se produce el no de Dios a los hombres. kl
 

Deseos. En el Antiguo Testamento no existe una palabra expresa para significar este concepto. El --> decálogo prohíbe no sólo obrar mal, sino también desearlo (Éx 20,17). Después de la época veterotestamentarla, brota en el judaísmo la idea de que los impulsos al –> mal, los deseos, se encuentran en todos los hombres y son la causa de todos los --> pecados; por eso la lucha contra los pecados pide, sobre todo, ejercicio de renuncia y también continencia sexual. Pablo acepta esta concepción judía del poder de los deseos (Gál 5,16s). Con todo, no son los ejercicios ascéticos los que liberan al hombre de sus deseos malos, sino el don de la —> vida nueva de Cristo, que debe realizarse en una conducta nueva (Gál 5,25). La Biblia no quiere hacer afirmaciones sobre la naturaleza de los deseos humanos, principalmente los sexuales. Habla de los deseos sin reflexionar sobre su origen y sin concederles un lugar fijo en su visión del hombre. —> Antropología. oh


Desesperación. a) No es un concepto bíblico. Los vocablos correspondientes son •tormento» (Sal 73-16), •hiel y dolor• (Lam 3,5), •desaliento• (Ap 21,8), •amargura», etc. Más instructivas son, para el pensamiento bíblico sobre la desesperación, dos narraciones aleccionadoras: la desesperación de Caín (Gén 4,13ss) y las últimas palabras de Jesús (Mc 15,34). Al fratricida Caín le alcanza la maldición divina: el campo que ha bebido la sangre del hermano asesinado no dará al campesino Caín ni frutos ni hogar permanente. Caín comprende que su crimen le ha arrebatado toda perspectiva y posibilidad en la vida; todo se le ha convertido en nada. Como el asesinato es ya un hecho inamovible, como no le parece ya posible ningún comenzar de nuevo en virtud de un perdón divino, Caín piensa que ya nada bueno puede apostarle el futuro. Se encuentra en un final sin salida, piensa incluso que ni siquiera está en camino. Pero la sentencia de Dios niega precisamente todo esto (Gén 4,15); abre un camino y pone a Caín, para garantizarle seguridad, bajo la expresa protección divina, visible en una señal. La desesperación es pues, por una parte, el estadio final del pecado, el «llegar al fin» del hombre (cf. Sal 32,3s); pero, por otra, Dios es superior a toda desesperación, la transforma en su juicio permanente que también tiene en cuenta al hombre y su salvación.
Como el hecho mismo de la muerte de Jesús, también sus última palabras en la —> cruz — «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?» (Mc 15,34) — manifiestan su participación en la finitud de la vida humana: al morir tiene Jesús la sensación de que sus proyectos han sido desbaratados y su obra ha sido inútil; con todo, permanece en Jesús, por cuanto él mismo está por encima de su situación actual, la orientación a Dios. La desesperación por su obra mesiánica no procedía de pecados propios, sino de la resistencia de su mundo ambiente; pero más claramente aún que en Caín, hay aquí una situación de «llegar al fin•, de la nada sin salida, que no queda amenguada ni por el heroísmo ni por la certeza de la resurrección y la victoria. De ahí que la respuesta de Dios — la fe del centurión pagano (Mc 15,39) y la resurrección de Jesús — aparece como algo absolutamente nuevo, como comienzo incondicionado que muestra a Dios como vencedor también de la desesperación.
b) En la pastoral. El hombre actual siente cada vez más su situación como desgarro y desesperación. Los jóvenes de especial inteligencia, los ancianos solitarios y los enfermos, viven su soledad y desesperación como •enfermedad para la muerte• (Kierkegaard). El sufrimiento, que hace al hombre consciente de su debilidad y de su nada, es para el creyente llamada, impulso incluso, a renunciar a sus propias capacidades; pero para el no creyente, es la experiencia de una impotencia y un sinsentido carentes de toda perspectiva. Aquella especie de •desesperación consolada• de 2Cor 4,8s y la desesperación carente de toda esperanza, son ciertamente posturas contrapuestas, pero muy vecinas. La desesperación auténticamente existencial, no la resignada y cansada sonrisa, está llena de significación salvífica, tanto a nivel individual como general. En efecto, en la veracidad y seriedad últimas de la desesperación, siente el hombre con frecuencia a Dios como el último, el incondicionado y también ciertamente como el que juzga. No tenemos aquí razón alguna para afirmar que — contrariamente a lo que sucede en el juicio sobre el pecador — esta acción juzgadora divina sobre los desesperados no incluya en sí ya la salvación como don gratuito. --> Paciencia, —> Pasión, —> Palabras de Jesús en la cruz. sch


Desideologización. En el vocabulario de los sistemas ideológicos, económicos, filosóficos y religiosos de todas las tendencias, se encuentran siempre ciertos conceptos sumamente prometedores, tales como paz y justicia. Y, con todo, la paz no acaba de aparecer y a los oprimidos se les sigue negando su derecho. Ante esta inflación de grandilocuentes palabras, la teología debe sentirse afectada en su propia médula, porque se trata de sus propios conceptos, utilizados de diversas maneras por distintas partes interesadas, o usadas a mero título de ornamentación. ¿Cómo se comporta la teología frente a este confusionismo lingüístico? Si quiere estar a la altura de su tarea profética, no puede renunciar al contenido de estos conceptos; también ella debe y puede emplear estos vocablos ya casi vacíos, pero no siempre puede hacerlo con conciencia tranquila. Es evidente que sólo puede introducir en la cambiante realidad social aquello que los conceptos de paz y justicia prometen, si pone bien al descubierto la tendencia consciente de los que tienen siempre en la boca tales conceptos, si descubre el funcionamiento social total que motiva la utilización de tales vocablos, pero que no pone en práctica las posibilidades que llevan a la paz y a la justicia efectivas. Y sólo podrá desempeñar esta tarea si se sirve de una crítica ideológica de orientación sociológica que sea capaz de descubrir los determinantes de la conciencia falsa. Si se acepta con Marx que la conciencia falsa es la apariencia socialmente necesaria, entonces la aceptación de la teoría social resulta imprescindible para el pensamiento teológico. Sólo desde el trasfondo de una estructura social resquebrajada, dentro de la cual debe desenvolverse la vida, puede desenmascararse la apariencia socialmente necesaria por ejemplo, la objetivación de los conceptos y su funcionalidad trastornada — y empujar hacia adelante el proceso de humanización (-4 Crítica social). Y entonces la teoría crítica de la sociedad no sería ya tan sólo un medio auxiliar de la teología, sino su otro estado de agregación, a cuyos contenidos sólo ella puede dar una nueva fuerza.
Es evidente que no se entiende la teología cuando sólo se entiende teología: toda reconquista presupone una pérdida anterior. Por eso, cuando la teología se consagra a la crítica de aquellos conceptos que reconoce como suyos propios, se consagra también a la crítica contra sí misma, si quiere escapar al riesgo de que sean conceptos inoperantes para ella. Mediante un proceso de autorreflexión debe poner en claro por qué ha encasillado sus conceptos frente a la realidad social y ha incurrido, por consiguiente, en la sospecha de ideología. Si aquellos vocablos quieren superar su posible vacía atemporaiidad y volver a la historia, deben reconquistar su perdida esencia social, lo que sólo puede ocurrir a lo largo de una penosa reconstrucción del proceso de mediación entre teología y sociedad. Sólo si entra dentro de la dinámica histórica de la totalidad social, en el proceso de la producción de vida en mutación constante al que ella debe su historia, puede la teología contribuir al rescate de aquellos intereses humanos fundamentales que ella garantizó y conservó a lo largo de la historia. Ciertamente, sólo se volverá a reconocer la realidad anhelada haciéndose solidaria de los desdichados y ultrajados, de los vejados y oprimidos, a los que no sólo se ha de consolar, sino también emancipar. A través de estos intereses prácticos la teología se precave, al mismo tiempo, de convertirse en un sistema de valores ideológicos estables, en un mundo más bello que ha perdido el mundo y cuyo carácter de sucedáneo no haría sino afirmar la injusticia existente. Pues, en efecto, los meros conceptos teológicos y las confesiones de fe son ampliamente tolerados por nuestra sociedad como asunto privado inofensivo. ar


Desierto. En el Antiguo Testamento, el desierto se considera en general como un lugar terrorífico (Dt 19,1), que nadie puede atravesar (Jer 2,6), lleno de peligros (Lam 5,9), de tribulación y angustia (la 30,6), lugar de los demonios Os 13,21) y de la ira de Yahveh (Jer 4,26s). Especial significación reviste el desierto como época y lugar entre el --> éxodo de Israel de Egipto y la conquista de --> Canaán:
1. El itinerario seguido en el desierto durante la marcha del grupo de Moisés desde Egipto a Canaán es casi imposible de reconstruir a base de las indicaciones de Éx 15-19; Núm 10-14; 20-22; Dt 1-3, ya que los textos ofrecen «geografía histórica», y, por ello los nombres de los lugares no siempre proceden de tradiciones que se refieren al hecho, sino que han sido tomados de otras tradiciones (por ejemplo, la indicación de las estaciones de un viaje de peregrinación desde Canaán al Sinaí en Núm 33), o bien son valores simbólicos, o incluso invenciones que se introdujeron en las tradiciones históricas. La doble ruta de la marcha por el desierto que hoy se admite comúnmente, una corta más antigua (que marcha directamente a Cades a lo largo de la costa mediterránea) y otra más larga y reciente (por la punta sur de la actual península sinaítica), no puede tomarse como punto de partida de una reconstrucción histórica, sobre todo porque ni siquiera puede ponerse en claro la localización exacta del –> Sinaí/Horeb. El dato — reciente desde la perspectiva historicotradicional — de los 40 años de marcha por el desierto tiene mayor interés teológico que cronológico (delimitación y eliminación de la generación rebelde que partió de Egipto y a la que no se permite la entrada en la tierra prometida). Del mismo modo, tampoco quiere ofrecer un número exacto el dato frecuente de una marcha de tres días.
El Tetrateuco (los libros de Gén a Núm) ve la marcha por el desierto como tiempo de los milagros (dei agua, del maná, de las codornices), de los castigos (serpientes, aniquilación de Datán, Abiram y de los coraítas, lepra de María, denegación de la entrada en Canaán a toda la generación del éxodo, con excepción de Josué y Caleb) y sobre todo del encuentro con Dios (Sinaí).
2. Los profetas, en especial, explican la época del desierto como tiempo de -+ salvación y de --> castigo. Oseas y Jeremías la consideran como el --> principio (ideal) de los tiempos y la etapa de la inalterada armonía entre Dios y su pueblo que, con amor de recién desposada y con fidelidad de juventud, marchaba tras Yahveh (Jer 2,2). El encuentro con Dios en el Sinaí se convierte, sin mencionar los nombres de Sinaí/Horeb, en principio de interpretación de toda la época del desierto. Oseas y Jeremías no hablan de --> teofanías sino — teocéntricamente — del ver, hallar y conocer a Yahveh que pasa por el desierto, que elige a --> Israel como –> esposa o --> hijo. Esta época del -desierto del
•primer amor» es el espejo en que el pueblo rebelde de su época ha de mirarse siempre; al mismo tiempo, estos profetas prometen una nueva época del desierto de la –> conversión (Os 2,16ss).
Muy de otra manera, Ezequiel y la escuela deuteronómica (Dt 1-3; Sal 78; 106) interpretan el desierto como tiempo del continuado apartamiento de Yahveh y del gran juicio de castigo. También Ezequiel promete un nuevo éxodo en el desierto (Ez 20), cuya cota culminante será, como en el Sinaí, el diálogo •cara a cara» de Dios con Israel, con palabras justicieras que separan estrictamente a los justos de los desobedientes. De parecida manera considera Dt 8 a Dios como educador de su pueblo, en cuanto en el desierto le coloca en situaciones críticas. En el Deuteroisaías el prototipo de la marcha por el desierto se convierte en mensaje de liberación a los exiliados en Babilonia. El nuevo camino del desierto desde Babilonia a Palestina es ahora un magnífico recorrido procesional Os 40,1-11), que transcurre a través de un desierto transformado en paraíso, con miríficos manjares y corrientes de agua fresca. En este camino del desierto Israel ve de nuevo a Yahveh; más aún, su gloria se revelará a toda carne (Is 40,5).
El Nuevo Testamento acentúa los dos aspectos del desierto. Heb 3,8s.17 pone delante, como ejemplo amonestador, la muerte de la generación rebelde del desierto, mientras que en el discurso de Esteban, la marcha es, con mirada historicosaivífica retrospectiva:' tiempo de gracia especial de Israel (Act 7,36ss).
La soledad del desierto es, sobre todo, lugar de la cercanía de Dios. --> Juan Bautista y Jesús se retiran al desierto (Mc 1 par.) para estar a solas con Dios. En los círculos judíos se acentúa el carácter salvífico del desierto hasta tal grado que se convierte en el lugar esencial de la salvación, del que vendrá también el –> Mesías (cf. Mt 24,26). También la
365 mujer», es decir, la Iglesia, se retira al desierto, según Ap 12,6.14 y estará allí oculta a los asaltos de –> Satán, hasta salir al encuentro de la nueva venida de Cristo. De parecida manera, la comunidad de Oumrán espera la salvación escatológica en el desierto de Judá. ze


Desierto (situación de). La marcha de --> Israel por el --> desierto es una imagen de la fe. Las experiencias vividas allí por Israel son ejemplo y amonestación para los bautizados (1Cor 10,6s). También es modelo de la fe la marcha por el desierto de --> Abraham: •salió sin saber dónde iba» (Heb 11,8). Obedeció incondicionalmente la llamada de Dios. De idéntico modo, --> Jesús y los profetas del Antiguo Testamento se preparan en el desierto para el cumplimiento de su misión (--» Tentaciones de Jesús). De parecida manera se retira Pablo, después de su conversión, al desierto de Arabia. El desierto es el lugar de máximo riesgo e inseguridad para el hombre. En este riesgo, en este estar expuesto, debe acreditarse la fe cristiana. No tiene aquí ninguna seguridad, ninguna garantía; cuenta tan sólo con la --) promesa de Dios. La fe no tiene lugar fijo y permanente; deja tras de sí el pasado y se prepara para lo que está por venir. El creyente está en –» camino. Debe avanzar a través de la oscuridad y el distanciamiento divino, a través de los desiertos y sequedades de la vida. Sólo conoce la dirección: el mensaje de Jesucristo. gr


Desmitizaclón. La Biblia no es un --> mito, ni tomada en su conjunto ni en cada uno de sus escritos. El mito, en efecto, es ahistórico, así como explicación del.–> hombre en su mundo. Los Evangelios, p. ej., hablan de acontecimientos cuyo lugar y tiempo se pueden determinar (la existencia y la muerte en cruz de Jesús, para mencionar únicamente lo Indiscutible). Los mismos escritos bíblicos se entlenden, frente a su mundo ambiente religioso, como desmitización: Yahveh se distingue de las divinidades míticas de la naturaleza de Canaán en cuanto él está aquí, presente, en favor de su pueblo e interviene en la historia. Cuanto más se presenta la proclamación bíblica a través de la tradición — hecho que la hace equiparable al mito —, tanto más acusadamente se marca la distinción entre ambos: «Os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo no siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad• (2Pe 1,16).
Sin embargo, en la Biblia se encuentran textos mitológicos, porque las expresiones mitológicas forman parte del lenguaje del mundo ambiente de sus autores. Es indiscutible la utilización de rasgos míticos para expresar la experiencia y la historia humana del más allá, como ocurre muchas veces en el género —> apocalíptico. Las imágenes de los cuatro seres ante el trono de Dios y del cordero (Ap 4,7ss) y del dragón, cuyo aliento barre las estrellas del cielo (Ap 12), provienen de la mítica astral babilónica. Juan es consciente de su carácter figurativo y lo demuestra así al ponerlas en el mismo contexto de otras imágenes, de tipo enteramente distinto, tomadas de la historia: la comunidad perseguida (12,17) y el cordero sacrificado (4,6). La desmitización es aquí tan necesaria y plena de sentido como en otras construcciones imaginativas.
Más importancia tiene una segunda forma de lenguaje mitológico: el hombre expresa la experiencia de sí mismo y del mundo en Imágenes míticas. Así, p. ej., la mutua pertenencia del varón y la mujer (Gén 221-24); la extrañeza ante hombres dotados de cualidades insólitas (Gén 6,1-4); la diversidad y hostilidad de los pueblos (Gén 11,1-9). Con demasiada frecuencia la exégesis ha desconocido el género Literario (—> Formas y géneros) de estos textos y los ha interpretado erróneamente como historia. Para algunos investigadores, todavía no se puede emitir un juicio seguro sobre los límites entre realidad afirmada y expresión mítica de la afirmación.
A la hora de acometer una desmitización debe tenerse en cuenta:
1) A través del lenguaje mítico los autores han expresado conscientemente una realidad, más o menos expresable en lenguaje racional.
2) Siempre que en este contexto se habla de una acción de Dios, este Dios es Yahveh, es decir, el Dios vivo que actúa en la historia de Israel. Dios no es un elemento inmanente del lenguaje mitológico, sino que, frente a la situación míticamente descrita, aparece como su fundamento y su señor. La concepción cíclica de la historia, esencial al mito, es sustituida por una concepción lineal (—> Mito). De este modo se logra ya la desmitización y se abre un futuro determinado por la relación personal del hombre a Dios, es decir, por una relación histórica.
El más importante, y también el más discutido de los modos de expresión mitológica de la Biblia, es el que expone el significado salvífico de un acontecimiento histórico. Puede servir de ejemplo la exposición de la redención —> por Cristo recurriendo al mito del llamado primer hombre redentor. El mito es en sí mismo una interpretación de la existencia humana: el hombre individual se encuentra a sí mismo (de un modo previo a la historia) como una esencia luminosa caída, extraño en el mundo, separado de su origen. Al reconocer su situación, queda, por el mismo hecho, insertado en su primer hombre celeste. Apartado así radicalmente del mundo, encuentra de nuevo su esencia. En Ef 4,8-16 parece que se describe con este mito la acción redentora de Cristo. Con todo, este texto está vinculado a la historia de Jesús y no describe ya una posibilidad de salvación propia de la esencia del hombre, sino la acción de Dios por Jesucristo en el hombre, que es aceptada como un don en la fe y el bautismo (Ef 4,5-7). El mito se ha convertido en un medio de expresión. En la discusión surgida en torno a la desmitización, se sigue debatiendo hasta qué punto se proclama en la Biblia de esta manera el significado de los acontecimientos históricos.
La tesis vinculada al nombre de R. Bultmann dice: toda afirmación bíblica que describe un quebrantamiento de acontecimientos o leyes naturales obedece a una interpretación mitológica, no quiere narrar historia, sino expresar la importancia de lo histórico (la predicación de Jesús, la muerte en cruz, etc.) tal como se abre a la fe. Deben interpretarse tales textos en orden al sentido intentado en ellos y que afecta a la existencia del oyente. Bultmann se apoya en varios argumentos:
1) Una intervención de Dios que suplantara las causas intramundanas estaría en contradicción con la concepción racional del mundo propia del hombre moderno.
2) El historiador crítico no podría constatar una tal intervención. Cuando los textos parecen afirmarla (p. ej., en los relatos de milagros o en la presentación del Jesús histórico como Cristo e hijo de Dios), se ha desconocido su género literario (como predicación, leyenda, etc.).
3) La alusión a un acontecimiento objetivo es filosóficamente discutible, porque no puede hacer ninguna afirmación importante en orden a la existencia humana. El hombre existe sólo en la decisión (entendida en sentido ontológico, no psicológico) a favor de una autointelección que se le ofrece. Este ofrecimiento se halla en las palabras de la Escritura independientemente de los •hechos objetivos».
4) La fe se orienta al Señor vivo que habla en la Escritura y en la predicación de la Iglesia. Pasar de largo
369 sobre este Señor viviente para preguntar por razones objetivas es incredulidad.
Bultmann no pretende, por tanto, •deshacerse» del contenido de los escritos bíblicos, entendidos por él como mitos, sino precaver contra una intelección errónea objetivadora y dar espacio a una intelección que afecte a la existencia. Este intento no queda refutado por el hecho de que la conciencia cristiana tradicional de la fe ha entendido en gran medida los relatos bíblicos como relatos de hechos reales y haya concebido la —> fe como defensora de los hechos narrados. En efecto, este concepto de la fe acepta tan sólo un aspecto parcial de la fe bíblica y no precisamente el esencial, que es el de una afirmación y realización de la vida que acontece bajo la exigencia y la promesa de Dios.
Deben tomarse en serio numerosos conocimientos sobre los géneros de los textos bíblicos que Bultmann comparte con toda la investigación critico-histórica. La mejor manera de poner en claro los puntos en que el intento de Bultmann va más allá de los límites justos es aceptar sus elementos de verdad. Estos elementos se encuentran en la aceptación de una imagen del mundo cientificonatural, fija y estable, y en la excesivamente acentuada distinción entre hombre y mundo. La afirmación de que el hombre sólo encuentra cosas importantes en la palabra es una amputación del hombre. Queda, además, por discutir cómo puede pronunciarse dentro de este mundo, supuestamente cerrado, una palabra salvífica que supera todas las posibilidades del hombre.
También el contenido histórico ha sido simplificado. Si el historiador puede hacer afirmaciones sobre Jesús (y puede hacerlo en un ámbito mucho más amplio del que Bultmann concede), es imposible que la relación objetiva de estas afirmaciones con el testimonio coherente de la Iglesia sobre Jesús sea algo indiferente para los creyentes. Finalmente —y este es el aspecto decisivo— aunque en razón de su esencia el testimonio bíblico de fe no implica el que todos los hechos deban tenerse por verdad, lo cierto es que contiene acontecimientos históricos en todos sus niveles (cf. 1Cor 15,3-5; los esquemas de predicación de Act; los Evangelios como un todo). -+ Hermenéutica. sm
 

Desnudez. Al principio, la desnudez era cosa natural, pero después, a consecuencia del pecado de Adán y Eva, fue considerada como vergonzosa (Gén 2,25). De ahí que mirar la desnudez sea algo reprobable (cf. Noé y sus hijos) y la desnudez en sí una vergüenza. Con todo, la desnudez aparece también en el éxtasis profético.
La desnudez es también signo de pobreza; por eso en el Antiguo y Nuevo Testamento se pide ayuda para los hambrientos y desnudos. En el Ap se describe con la imagen de la desnudez la falta de preparación espiritual (3,18; cf. 2Cor 5). br


Desobediencia. Según la predicación veterotestamentaria, el criterio decisivo para la relación con Dios, y por tanto también para la vida, es la –> obediencia o desobediencia ante --> Dios (Dt 30,15-19). Israel se encuentra situado ante la historia de la --> alianza y está llamado a escuchar y responder a la --> elección y guía de Yahveh. La desobediencia, que niega esta respuesta, es la esencia del --> pecado. Israel se hace culpable de esta desobediencia: •Es un pueblo terco, criaturas hipócritas, hijos que no aceptan escuchar la instrucción de Yahveh• (Is 30,9). Esta desobediencia reviste las formas concretas de idolatría e injusticia contra el prójimo. Tanto en la predicación profética como en la historiografía veterotestamentaria, se describe la época de David al exilio —y a veces también la de la marcha por el desierto — como tiempo de creciente desobediencia, que acarrea el juicio punitivo de Yahveh. Aparecen consternadas exposiciones de una historia de desobediencia (cf. Ez 20; Sal 106) que, con todo, mantienen firme la esperanza en un nuevo comienzo, que establecerá Dios con su pueblo (Ez 20,41-44; Sal 106,45-48).
Jesús vive en su vida y posibilita de nuevo la obediencia y supera la desobediencia predominante desde Adán: •Así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos• (Rom 5, 19; cf. Gén 3). Pero dado que se da aquí una acción escatológica, es decir, definitiva de Dios, la desobediencia de Israel, y también la de los paganos, recibe una nueva valoración: se hace para judíos y gentiles motivo de la divina misericordia (Rom 11,30ss).
Textos posteriores hablan de la desobediencia de los paganos y de los herejes y entienden por ella el rechazar o falsear la fe cristiana. En los escritos joánicos se contraponen fe y desobediencia: •Quien cree en el Hijo, tiene vida eterna. Quien desobedece al Hijo, no verá la vida• (Jn 3,36). En 2Cor 10,6 Pablo se sabe autorizado como apóstol a castigar la desobediencia a Cristo en el seno de la comunidad. sm


Desolación. Según la predicación del Antiguo Testamento y del Nuevo, al fondo de todas las desolaciones de la historia (especialmente en el caso de Jerusalén, Mc 13,14 par.) se halla Dios como --> juez y Señor de la historia. En la concepción apocalíptica, toda la historia está en marcha hacia la plenitud y la nueva creación, que se producirá a través de una desolación y devastación universal (is 24; Ap 6-19). Según la concepción profunda de Ap 11,18, el reino definitivo de Dios sólo producirá devastación y desolación en aquellos que ya antes desolaron la tierra. sm


Despojarse - revestirse. Ambos conceptos proceden de la terminología bautismal. En el --> bautismo se trata de desprenderse, como de un vestido, de lo –> viejo y precedente de la vida, para ponerse algo --> nuevo. Lo que para los -+ cultos de los misterios era transformación, lo expresa la predicación cristiana con este doble concepto. Se deja todo lo que era pecaminoso y alienante; el •hombre viejo•, destruido por la insinceridad y el engaño (Ef 4,22). Se deja todo cuanto provoca el juicio de la --> ira de Dios: odio, envidia, malos sentimientos y ofensa de Dios. Hay un despojamiento total del hombre viejo (Col 3,9), cuyas acciones pertenecían al poder de las –> tinieblas y del –> mal. Se viste un –> •hombre nuevo•, que se renueva totalmente según la imagen del Creador, que es creado para Dios y actúa en --> justicia y en --> verdad (Ef 4,24). Se visten las armas de Dios para la --> lucha final, a fin de poder resistir a las --> potestades y principados del mal (1Tes 5,8). El bautizado es revestido de las •armas de la luz•, para ser buen combatiente del –> día del Señor (Rom 13,12). De quien propiamente se• reviste el bautizado es del –> Señor –> Cristo –> Jesús (Rom 13,14). Como vivió Jesús debe vivir aquel que ha sido bautizado en su nombre. Debe ser para los demás hombres y para el mundo lo que fue Jesús. gr


Despreocupación. La --> preocupación es una de las características fundamentales de la existencia humana. El hombre se preocupa por el alimento y el vestido y por su propia existencia, pues quiere dominar su vida y asegurar el futuro. Pero varias sentencias de la Biblia previenen contra la preocupación y exhortan a la despreocupación. Más aún, el sermón de la montaña prohibe preocuparse. Esta prohibición se dirige no sólo contra las preocupaciones desmesuradas y angustiosas sino, básicamente, contra las preocupaciones que ocupan el pensamiento y la acción de los hombres.
La despreocupación exigida nada tiene que ver con el fatalismo, con la ligereza ilimitada o con un ciego vivir al día. La despreocupación de que aquí se habla quiere decir más bien que la preocupación es innecesaria para el creyente que sabe que Dios se preocupa por él. Sólo el que duda, vacila en traspasar a Dios todos sus cuidados. La preocupación es signo no sólo de falta de confianza en Dios, sino más aún, de –> incredulidad y, por consiguiente, es imposible para los cristianos. Preocuparse es cosa de --> paganos, no cristianos. El cristiano sabe, en efecto, que él no es señor de su vida, que no puede disponer de su futuro, sino que tiene un --> Señor que determina su vida y su futuro. La despreocupación a que es invitado el cristiano es, pues, sólo consecuencia de aceptar en serio a Dios como Señor de esta vida y de la futura y expresión de la radical --> confianza en Dios, que es quien se preocupa. Así, en última instancia, la despreocupación no es otra cosa sino una característica de la fe: el cristiano está dispuesto, confiando en Dios, a abandonar las preocupaciones sobre sí mismo y su propia seguridad. ma


Desprivatización. Como concepto de la nueva sociología (J. Habermas) y de la psicología social, designa un fenómeno complejo — marcado por la evolución histórica — de nuestra sociedad actual, en la que, en virtud del entrecruzamiento de lo privado y lo público en las relaciones humanas, la esfera privada se ha •des-privatizado». En la •sociedad burguesa• de los siglos XVIII y XIX, la vida pública se desarrollaba en el campo de tensión entre Estado y sociedad, pero de tal modo que seguía siendo en sí misma una parte de la esfera privada. La vida pública estaba caracterizada por los hogares familiares, la pequeña familia patriarcal, en la que se garantizaba una permanente intimidad. La vida se hace privada en la medida en que las gentes privadas se emancipan, social y psicológicamente, en el desempeño de su autonomía económica y no necesitan ya de una dimensión representativa (corte, nobleza, aristocracia).
La sociedad burguesa se entiende a sí misma como autónoma y privada al ignorar la raíz económica y proyectar de este modo sobre la realidad una concepción ideológica que necesariamente choca con esta realidad (ejemplo: la idea del matrimonio por amcr y la realidad del matrimonio por dinero o por posición). Esta vida pública burguesa, que descansa sobre la separación de Estado y sociedad, fue suprimida en el siglo pasado por la constitucionalización de una vida pública con función política; se ha creado así una esfera social que escapa a la distinción entre lo privado y lo público. El Estado politiza los intereses burgueses (importación, exportación mercados extranjeros, etc.), en cuanto dispone de ellos según un criterio definido. Y estos intereses repercuten, como factores políticos, en la esfera social. De aquí resulta que actividad privada y actividad pública, que en la sociedad burguesa se desarrollaban armónicamente, la una en la familia y la otra en la profesión, ahora se desenvuelven en opuestas direcciones. La familia es cada vez más privada; el mundo del trabajo y de la organización cada vez más público. Se origina una polarización entre la esfera íntima y la social.
A esto se añade la desprivatización de la vida profesional. A la gran empresa se le ha privado del carácter de autonomía privada individual. En la misma medida en que se independiza la esfera de la --> profesión, la familia se concentra sobre sí misma. Pero, al mismo tiempo, queda positivamente desprivatizada por la irrupción de una publicidad sociopolítica (obtención de vivienda y trabajo, ayuda al desempleo, seguros de enfermedad, orientación pedagógica y matrimonial) que le aseguran el ámbito de su existencia privada. La línea de separación de la vida priváda y de la vida pública está garantizada precisamente por los factores públicos. Y así, nos hallamos realmente ante una apariencia de vida privada. La desprivatización, en su función de mediación de la vida privada aparente, alcanza mucho más lejos. Con la apertura de la vida privada hacia lo público, la vida pública adopta formas propias de la intimidad (los •vecinos», la televisión en común...). Queda desprivatizado el aprovechamiento del tiempo libre (campings, agrupaciones, organización de masas, etc.), que requiere en realidad ser tiempo privado. Añádese a esto la privatización aparente del consumo de cultura. La industria de la cultura produce, en la conciencia de los usuarios, la apariencia de una burguesa vida privada gracias a los poderosos medios difusivos de comunicación de masas. Como función pública crea a través de la propaganda y de los anuncios, mediante círculos de lectores y sociedades de libros y bibliotecas rodantes, mediante el cine, la radio, y la televisión, una actitud de consumidor que se ejerce con apariencias de actividad privada y posibilita la aceptación pasiva y acrítica de una cultura de consumo que, producida en el exterior, estaría llamada a convertir en privado lo interior. Y éste es justamente el significado de la desprivatización. Se hace peligrosa en razón de sus repercusiones sobre la formación política de la conciencia porque, en el fondo, en este proceso de transmisión todo es mani-pulable desde fuera.
¿Cómo debe enfrentarse el cristiano con esta realidad? El concepto de des-privatización no admite una interpretación cristiana si se proyecta el texto bíblico, más o menos literalmente, so- bre nuestra realidad contemporánea. Tampoco puede decirse que la Biblia tome posición sobre este problema, si se pretende derivar esta posición del texto mismo de la Escritura, interpretado con el método criticohistórico (•teología moderna»), aunque en este caso se diera su justo valor tanto al texto bíblico como a la historia de su origen.
Ahora bien, esta misma situación, aparentemente sin salida, sirve para poner bien en claro un aspecto característico de nuestro tiempo. Ser cristiano no puede significar únicamente organizar el mundo vital a la luz de la tradición bíblica, sino también situar la tradición bíblica en nuestro mundo vital. Consideremos la desprivatización bajo este prisma, y entonces podrá realizar cada persona concreta su existencia cristiana. El hombre desprivatizado es siempre, tendencialmente, un hombre inhabilitado, alienado de su experiencia esencial. El cristianismo debería acreditarse a sí mismo penetrando crítica e iluminadoramente dentro de este proceso capaz sólo de transmitir esfera privada aparente para posibilitar al hombre en este mundo una nueva experiencia de su esencia. Así quedaría cumplida una de las exigencias fundamentales del amor al –> prójimo. sp


Destrucción. Jesús predijo la destrucción de –> Jerusalén y del –) templo (Lc 21,20ss). Cierto que en estas predicciones deben distinguirse como dos tiempos. El Jesús terreno pronunció un discurso de amenaza contra Jerusalén y el templo, que permaneció y fue transmitido en términos generales, sin especificar detalles. Ya los profetas del Antiguo Testamento había hablado de la destrucción de Jerusalén y del templo en castigo de los pecados del pueblo (Jer 4,16ss). El oráculo de castigo de Jesús está igualmente provocado por la incredulidad de Israel. Una vez rechazado Jesús por Israel el templo no tiene ya derecho a seguir subsistiendo como lugar de Dios. Pero la exposición transparente y detallada de la profecía de Jesús, tal como aparece en Lc, ha sido añadida después de la destrucción histórica del templo. En la guerra judía contra los romanos (66-70 p.), Jerusalén fue sitiada, cercada con un muro y conquistada casa por casa; el templo fue pasto de las llamas y derruido piedra por piedra y los habitantes de la ciudad vendidos como esclavos. do


Deuda. En el lenguaje jurídico significa una obligación no cumplida (p. ej., paganos atrasados). Si la deuda no se salda a tiempo, cabe esperar medios coercitivos (en la época antigua, la esclavitud por deudas). La parábola de Mt 18,23ss utiliza este círculo de ideas y demuestra que, en las relaciones entre el hombre y Dios, no tiene cabida la mentalidad jurídica. La falta o deuda del hombre frente a Dios es tan enorme que aquél nunca puede estar completamente libre y en paz con Dios. La bondad divina renuncia al pago de la deuda y concede gratuitamente la libertad. Pero si el agraciado pretende situarse ante los demás hombres — infinitamente menos deudores de él que él mismo de Dios — en un plano jurídico, Dios responde con la misma moneda y hace que el hombre permanezca eternamente sujeto a su deuda.
El uso lingüístico del Antiguo Testamento no distingue entre la acción pecaminosa y el --> pecado como deuda o culpa permanente. Sabe, no obstante, que toda acción defectuosa tiene repercusiones y lleva a un mayor hundimiento en el pecado. Los pecados de los padres se continúan en los pecados de los hijos, de tal suerte que, al final, tiene que intervenir, para poner término, el juicio y castigo de Dios (p ej., Ez 20). Los profetas, con todo, combaten la opinión popular de que por los pecados de los padres son castigados también los hijos inocentes (Ez 18,1ss). También Jesús tuvo que pronunciarse en contra de las descaminadas ideas de los judíos de su tiempo, que entendían toda calamidad o desgracia como castigo de culpas personales del afectado. Daban por supuesto, p. ej., que los galileos que Pilatos mandó matar, eran pecadores. Pero Jesús declara que el mal es consecuencia de los pecados de todos los hombres. El señorío del mal sólo puede ser quebrantado por la —> conversión a Dios (Lc 13,1ss). De idéntico modo, las cartas paulinas interpretan la culpa de cada individuo como un aspecto de la esclavitud de toda la humanidad a la culpa. De ahí que el hombre no puede liberarse con sus solas fuerzas. Por la --> cruz, Jesús ha anulado el pagaré de la deuda. Objetivamente, la humanidad está ya libre de deuda (Col 2,14), pero todavía siguen dominando sus consecuencias históricas (guerras, odios). Cada hombre concreto puede experimentar los efectos de la —> liberación, sólo cuando la --> gracia de Dios le llama a ellos. La humanidad, en cuanto tal, únicamente llegará a experimentar la liberación del dominio de la deuda y de la culpa en el --> fin de los tiempos. oh/do


Deuda de sangre. Dado el carácter sagrado de la --> sangre (Ley 17,11) los judíos (con otros muchos pueblos) creían que el asesinato quebrantaba el justo orden de Dios (Señor de la vida y de la muerte). Este crimen reclamaba, por consiguiente, la venganza divina (Sal 78,10). Se consideraba, pues, como encargo divino buscar la expiación por la —> venganza de la sangre. hi


Deuterocanónicos. Se llaman así los escritos cuya canonicidad no ha sido reconocida siempre y en todas partes. En el Antiguo Testamento, son los escritos conservados en los —> Setenta y que no se encuentran en el —> canon hebreo; sobre su valor canónico no se puede aducir una prueba definitiva, a pesar de los hallazgos de manuscritos de Oumrán. La Iglesia primitiva utilizó como Sagrada Escritura la versión de los LXX, recurrió en su argumentación teológica a estos escritos y, en consecuencia, los católicos consideran también canónicos los libros deuterocanónicos: 1 y 2Mac, Judit, Tob, Eclo, Sab y las adiciones de Dan y Est; Lutero los consideraba como --> «apócrifos• y los colocó a modo de apéndice en su Biblia. En el Nuevo Testamento, han sido a veces discutidos: Heb, Sant, 2Pe, 2 y 3Jn, Jds y Ap. tr


Deuteroisafas. En el libro de Isaías, los capítulos 40-55 forman un bloque propio dentro de la tradición. A su autor, de nombre desconocido, se le suele llamar generalmente el segundo Isaías o Deuteroisaías. Ejerció su actividad hacia el final de —> exilio, entre los desterrados de —> Babilonia. En su mensaje profético se refleja la encrucijada histórica de aquella época. —> Ciro se apoderó de Babilonia, y el 538 a.C. publicó un edicto que devolvía la libertad a los desterrados. Para el Deuterolsaías aquélla era una señal de que Yahveh comenzaba a implantar ahora su exigencia de dominio universal. Es Yahveh quien ha llamado a Ciro para ser su Instrumento. Israel se encuentra ahora ante un nuevo --> éxodo de la casa de la servidumbre, a través de un camino por el -+ desierto, mucho más maravilloso que el primero. Al final se producirá el restablecimiento y la glorificación de --> Sión y de Jerusalén. Yahveh será reconocido por todos los pueblos de la tierra como el «Santo de Israel», el verdadero Creador del cielo y de la tierra y Señor único de la historia.
Estas grandiosas esperanzas se apoyan en una teología que ya no ve la historia de Israel tendida como una «alternativa» frente a Yahveh, sino como un «antes y después: el tiempo presente de la calamidad y la desgracia queda superado por la salvación definitiva. Ahora es tiempo de consolar al pueblo que sufre y llora; ahora es tiempo de anunciarle que ya se ha producido el cambio de la angustia a la salvación en Yahveh (prólogo: 40,1-11). En el cuerpo central del género de oráculo salvífico, típico de la proclamación del Deuteroisaías: «No temas ya», se abre paso una y otra vez el pensamiento de que Yahveh ha perdonado ya al pueblo su culpa y se ha vuelto de nuevo hacia él. De aquí que una parte esencial del mensaje del Deuteroisaías tenga un contenido lleno de promesas (promesas salvíficas y anuncios de salvación). Junto a esto se encuentran también anuncios de calamidades y sentencias contra Israel y contra los pueblos paganos, discusiones y hasta cantos escatológicos de alabanza y el importante y significativo grupo de los cantos del —> siervo de Yahveh. Una peculiaridad propia y especial del Deuteroisaías es la mezcla del lenguaje de los salmos y del estilo profético de la proclamación. La meta de su mensaje es despertar de nuevo una esperanza actual en Israel, mediante el anuncio de la vuelta del destierro y la restauración de Sión y de Jerusalén. Anuncia la —> liberación escatológica de Sión, que se realizará en el perdón de la culpa y en una —> alianza nueva y eterna. pa


Deuteronomio (gr. «segunda ley.). Nombre dado por los LXX al quinto libro del —> Pentateuco, aplicando a todo el libro el pasaje Dt 17,18. Según su forma externa, el Deuteronomio sería la exhortación hecha por Moisés al pueblo, al final de la marcha por el desierto, instándole a observar la ley de Yahveh. El núcleo del libro lo constituyen los preceptos de ja ley de los capítulos 12-26. Los capítulos introductorios contienen miradas retrospectivas a los sucesos de la marcha por el desierto y algunas exhortadones; los capítulos finales ofrecen nuevas exhortaciones, indicaciones históricas y secciones poéticas (canto y bendición de —> Moisés), para concluir con el relato de la muerte de Moisés. Las constantes exhortaciones y las acuciantes repeticiones muestran que la orientación fundamental del libro es la predicación de la ley. La línea teológica básica es la salvación y elección de Israel y el amor de Yahveh. Dios único de Israel, hacia su pueblo.
El origen literario del libro es realmente muy complicado. Probablemente, el núcleo más primitivo está formado por decisiones jurídicas aisladas. coleccionadas en el reino del norte hacia el siglo VIII. Dado que la centralización del culto es una de las exigencias fundamentales del libro, pudiera ser que este escrito tenga conexión con la —> reforma cultual del rey —> Josías (2Re 22,8ss: hallazgo del libro de la ley en el templo). La redacción final del Deuteronomio tuvo lugar en la época postexílica, en un esfuerzo de acomodación a la nueva situación originada por la catástrofe del 586. --> Pentateuco, --> Deuteronomista. stu


Deuteronomista. Se llama así al autor de Dt, Jos, Jue, Sam y Re (algunos enumeran también aquí las secciones en prosa de Jer y Ez). Todos estos libros han sido concebidos como una obra total y unitaria por el deuteronomista, que se ha servido para realizarla de un material preexistente de origen diverso y a veces independiente entre sí (p. ej., las narraciones sobre héroes de Jue y Ez). El deuteronomista escribió en la época del —> exilio babilónico. En su exposición intenta presentar la destrucción de los reinos de Israel y de Judá como un castigo necesario, provocado por las trasgresiones de las leyes dadas por Dios en el --> Sinaí. Al mismo tiempo, acentúa de nuevo la observancia de la ley y destaca su valor salvífico. stu


Deuteropaulinas --> Cartas paulinas.


Deuterozacarías (gr. «segundo Zacarías•). Se llama así al pequeño libro profético insertado en el libro de Zacarías (-> Zacarías [libro de]; c. 9-14). (Mt 27,9 cita a Zac 11,12s como una sentencia de Jeremías). Buenas razones permiten considerar los capítulos 12-14 (nueva introducción en 12,1) como otro pequeño y nuevo escrito profético (-> Tritozacarías). En este caso, el Deuterozacarías comprenderá tan sólo los capítulos 9-11.
El tema unitario de las diferentes sentencias de Zac 9-11 es el proceso evolutivo del reino mesiánico. En 9,1-8 hay una serie de amenazas contra Aram, los fenicios y los filisteos y la promesa de ayuda divina para Judá. A la promesa de un rey de paz en Jerusalén (9,9s), sigue el anuncio de la victoria y del restablecimiento de Efraím y Judá (9,11-17). Sólo Yahveh puede enviar la lluvia (¿de la salvación?; 10,1s). 10,2-12 es una amenaza contra los pastores extraños y la promesa de la vuelta del pueblo desde Asiria y Egipto; 11,1-3 es un canto de burla a la caída del dominador del mundo. En 11,4-17 hay una narración alegórica y simbólica sobre pastores que refleja indudablemente un acontecimiento contemporáneo, desconocido para nosotros. he


Devenir --> Evolución.


Día de la preparación. Día de preparación para el -> sábado. El día en que murió Jesús fue o bien el día de la preparación para el sábado y la pascua (Jn 19,31) o bien el mismo día de pascua (15 de nisán; Ex 12,6ss) que, casualmente, pudo ser día de la preparación del sábado, de tal suerte que, en todo caso, la muerte de Jesús ocurrió en viernes. do


Día de Yahveh. El cristianismo habla del juicio universal en el •último día•, recogiendo elementos de la predicación profética sobre el día de Yahveh. Esta predicación enraíza a su vez en las antiguas concepciones sobre la -> guerra santa. Por un cauce analógico, se fue desarrollando lentamente en los profetas la doctrina de un final escatológico de la historia universal. El día de su venganza, Yahveh se presentará a batalla contra sus enemigos (Is 34). En una superación universal cósmica se hace de esta teofanía guerrera una descripción de sombríos colores. Tinieblas y terremotos llevarán hasta límites intolerables la angustia de los hombres cuando, bajo el grito de guerra de Yahveh, la comitiva de numerosos pueblos llegue al festín de la gran matanza (Sof 1,7ss). Sólo quedará un terreno asolado (18 13). Contra todo nacionalismo, proclaman los profetas que el día de Yahveh será también un día de juicio contra Israel, obstinado, endurecido y egoísta. Con todo, •aquel día quedará un -> resto en Israel. Así se hará patente a todos los pueblos el reino y la voluntad de salvación de Yahveh, y llegará para el pueblo de Dios la salvación y la glorificación. Este aspecto salvífico se acentúa sobre todo después del exilio.
En el -> judaísmo tardío el •día de Yahveh• pasa a ser día del -> Mesías. En el Nuevo Testamento, el --> día del Señor llega como ladrón nocturno y trae aparejado el paso al nuevo --> eón (con el acompañamiento de fenómenos cósmicos). Es el día del -> Hijo del hombre (Lc 17,24), el día de Cristo (Act 2,20), en que se revelará como juez y salvador y disputará la batalla contra los príncipes de este mundo (Ap 6,14); para cristianos y gentiles, será un día de juicio (1Cor 1,8). pa


Día del Señor. El término hacia el que el mundo y los hombres están en camino se llama, en el lenguaje de la Biblia, --> «día de Yahveh• o •día del Señor». Se trata del acontecimiento del futuro que todo lo decide. Todo el presente y la historia total del hombre están abiertos hacia este futuro. El pueblo de -+ Israel espera este acontecimiento, porque le promete liberación o victoria. --> Yahveh Impondrá su —> reino, revelará su --> gloria y dará a los elegidos vida y gozo. La predicación cristiana ha trasladado el día de Yahveh a --> Cristo —> Jesús; este día se llama ahora •día del Señor•. Cristo vendrá y llevará a --> consumación cósmica (--> Fin de los tiempos, --> Escatología) lo que comenzó con su muerte y resurrección. Su venida significa juicio para todos los hombres, es decir, enjuiciamiento definitivo de la vida, fin. Su venida significa nueva vida para aquellos que han sabido llevar y realizar adecuadamente su propia vida; y significa también perdición definitiva para aquellos cuya vida ha fallado.
Este día del Señor iluminará con su resplandor todo cuanto hay en el mundo, pondrá al descubierto la vida entera de los hombres (Rom 2,16), manifestará a plena luz lo que es cada uno en realidad (1Cor 3,13).
Pero este día no es una magnitud situada en un futuro lejano, está íntimamente insertada en la vida de los hombres, está viniendo continuamente. En efecto, Jesucristo viene continuamente en sus nuevas dimensiones definitivas. El día del Señor se inicia ya, está ya aquí, para desplazar la noche (Rom 13,12), proyecta ya su resplandor de luz y claridad a los hombres (1Tes 5,2-5). Este día llega doquiera Cristo toma forma en los hombres, doquiera los hombres intentan vivir como él vivió; doquiera un hombre siente responsabilidad por los otros (--> Prójimo), allí está cerca el Señor con su día. Pero este día se mantiene alejado allí donde los hombres sucumben al poder del —> pecado y de las tinieblas. Por ello, el día del Señor es un --> requerimiento a todos los hombres a vivir de tal suerte que no se aleje la nueva dimensión de Cristo. La exigencia total del día del Señor es el —> amor. En su muerte y desde su muerte, abre Jesús a los hombres el —> tiempo de Dios como amor. En esta única palabra del amor está encerrado y resumido todo tiempo y llega a su plenitud la historia del hombre. El día del Señor son los hombres que ponen en práctica el amor de Cristo. gr


Diablo. El Antiguo Testamento presenta al diablo como adversario de Dios, poder caótico (dragón marino) que amenaza constantemente a la creación y que, encarnado en poderes políticos o como «enemigo• de un individuo concreto (—> Salmos), intenta destruir la vida de los hombres en el ámbito salvífico de Dios. A pesar de todo, está sometido al poder divino. En la concepción de la corte celeste, es Incluso el —> acusador de oficio de las culpas de los hombres ante el tribunal de Dios (Job 1-2). Además de esto, Dios se sirve del •espíritu malo como de instrumento para acarrear la desgracia sobre los hombres í-+ Endurecimiento).
La concepción del diablo del judaísmo tardío tiene rasgos acusadamente mitológicos. El diablo es considerado (Bella!, Sammael) como un —> ángel, arrojado por Dios, que ahora intenta arrastrar también a los hombres a la desobediencia y que sólo puede ser rechazado mediante una firme obediencia a la ley. La comunidad de --> Oumrán .cuenta incluso con que la pertenencia al ángel de las tinieblas o al de la luz está ya determinada de antemano por Dios para cada uno de los hombres, y que sólo la pertenencia a su propia comunidad qumránica garantiza la elección y la salvación frente a la futura aniquilación del diablo.
En el Nuevo Testamento, es Jesús mismo quien en su proclamación del reino de Dios y en su comportamiento, actualizador del amor y del perdón divino, priva de poder al diablo, aun cuando éste sigue amenazando constantemente a la comunidad, hasta la aparición del anticristo, como poder del --> pecado que determina totalmente a los hombres (Jn 8,44). Frente a este poder sólo la gracia de Dios, no las propias •obras•, pueden prestar auxilio. -+ Satán. win
 

Diaconisa (cf. Rom 16,1). Se discute si las diaconisas tenían un –> ministerio propio en la primitiva Iglesia. Sabemos que más tarde tuvieron la misión de bautizar e instruir a las mujeres. Al entrar en competencia con el estado de las –> viudas, las diaconisas acabaron por desaparecer. be


Diácono (gr. •servidor», en su sentido general). Poco a poco la palabra diácono se convirtió en un grado de –> ministerio en el proceso de estructuración jerárquica de la primitiva Iglesia. El diácono está subordinado al obispo (–> Anciano, Flp 1,1). A ellos se les encomiendan las tareas sociales y litúrgicas de la comunidad (Act 6,3-4). Se les entrega esta misión mediante la imposición de manos. No existen paralelos del diaconado neotestamentario ni en --> Oumrán ni en el --> helenismo. be


Diadema. Banda de metal precioso (chapada de oro), a veces adornada con piedras preciosas (2Sam 12,30) que se ceñía a las sienes. Era insignia propia del --> rey (2Sam 1,10; Sal 132,18) y del –> sumo sacerdote (Éx 29,6) y a veces también de los funcionarios reales (Est 8,15) y de los desposados en el día de las bodas (Ez 16,12; Cant 3,11). he
Según Éx 28,36ss, es uno de los ornamentos de la vestidura oficial del –> sumo sacerdote. Tiara de oro fino, llevaba grabada la Inscripción: •Consagrado a Yahveh»; iba sujeta a la parte anterior de la tiara o turbante con un cordón de púrpura violeta. ba


Diálogo. El diálogo es la forma básica con que se manifiesta originariamente el –> lenguaje. •Todo lenguaje se apoya en un intercambio de palabras» (W. v. Humboldt). Desde que Feuerbach afirmó: •La verdadera dialéctica no es en modo alguno el monólogo de un pensador solitario consigo mismo, sino que es un diálogo entre el yo y el tú», el diálogo se ha convertido en una de las palabras fundamentales del pensamiento moderno. Se quiere decir con ello que el hombre, en definitiva, no puede ser y pensar sólo por sí y para sí, sino que se halla referido a una circunstancia intramundana. Para ser verdaderamente, cada ser concreto necesita siempre •del otro y del tiempo» (Rosenzweig). La existencia humana se realiza únicamente en el encuentro histórico con el --> tú (–> Historia). Esta perspectiva cobra una importancia cada vez mayor en la época de la dependencia mutua de todos los países de la tierra. Ahora bien, resulta posible comprobar que esta fundamental perspectiva responde, en amplia medida, a la concepción bíblica del hombre. Según esta concepción, el hombre no sólo está referido a los otros hombres en razón de su propio origen (cf. Gén 4,9; Ley 19,18), sino que, además, la Biblia considera a todos los hombres como vinculados entre sí. De aquí se deriva, p. ej., la doctrina de que en –> Adán todos los hombres caen bajo la muerte (cf. 1Re 5,22). Y esta conexión o vinculación de todos los hombres entre sí ha pasado también al lenguaje y se ha transmitido en él. Por eso mismo, puede expresarse el estado de perdición mediante la interrupción de la comunicación interhumana (Gén 11,9). Por lo demás, el lenguaje, bíblicamente entendido, no es nunca sólo diálogo de los hombres entre sí, sino sobre todo del hombre con Dios y de Dios con el hombre. Así es cómo Dios puede crear la salvación en la historia: por el diálogo de la conducción del pueblo a través de la palabra profética y reveladora.
Esta palabra culmina en la revelación por Jesucristo, mediante el cual Dios inicia el supremo diálogo con los hombres. Y así se posibilita la respuesta humana (–> Fe, -+ Amor), creadora de salvación en la historia. De ahí que el testimonio del Evangelio, a través de la existencia cristiana, tenga también carácter dialoga! y se realice en la decisión por un amor sin reservas. De aquí que alcance asimismo su plenitud esencial en la aceptación amorosa del diálogo con todos los hombres (cf. Act 1,9; 1Cor 9,19-22; 1Tim 2,4). Lo cual significa que los anunciadores del Evangelio deben aprender el lenguaje y la concepción del mundo de aquellos a quienes predican. El mensaje de Jesús sólo puede ser proclamado cuando se le traduce a todas las lenguas. Por otra parte, significa también que, precisamente en este proceso, al colocutor le ocurre algo. Al entablar el diálogo, se convierte en un hombre nuevo. Se puede observar este proceso dialoga! fundamental ya en los primeros testimonios de la revelación, los Evangelios, que nos transmiten la exigencia de Dios por Jesucristo, no de un modo protocolario e independientemente de los oyentes, sino a través de una situación dialogal. --> Hermenéutica, –> Lenguaje, –> Comprensión de sí mismo. ca


Diáspora (gr. •dispersión•). Minoría religiosa que vive en medio de otra mayoría de religión diferente. En los LXX y en la literatura extrabíblica contemporánea, se aplica concretamente a los –> judíos que viven fuera de Palestina, dispersos entre los paganos. Teológicamente, la situación de diáspora debe considerarse desde una doble perspectiva: como castigo divino (Jer 17,1-4 y otros), pero también como un indicio de salvación, pues gracias a la diáspora fue conocido el nombre de Yahveh entre los paganos.
El origen de la diáspora judía se remonta al establecimiento de comerciantes judíos en Siria y Asía menor y a las colonias militares judías en Egipto. Su extensión hacia Babilonia y por todo el espacio mediterráneo fue una consecuencia del --> exilio. En la época neotestamentaria vivían unos cuatro millones de judíos fuera de su patria y un millón, aproximadamente, en Palestina. En el imperio romano, la religión judía gozaba de los privilegios de religión lícita, y sus seguidores no estaban obligados al culto imperial. Las comunidades de la diáspora eran independientes, pero Jerusalén siguió siendo el centro espiritual y religioso. El sentido de la vinculación se mantenía vivo gracias a las peregrinaciones (Act 2,9-11) y a los –> tributos al templo.
La diáspora judía tuvo una importancia providencial para la dilatación del mensaje cristiano. El –> judaísmo helenístico — en su necesaria controversia con el medio ambiente pagano — había ya familiarizado a éste con la idea del monoteísmo, y, a través de los LXX, con el mensaje bíblico (cf. Act 8,26ss). La misión cristiana comenzó en las sinagogas de la diáspora (Act .13ss). ba


Diatessaron. Primer intento de –> armonización de los Evangelios, es decir, intento de compaginación de los cuatro Evangelios para establecer un curso seguido de la narración. Fue compuesto por el sirio Taciano, hacia el año 170 d.C. mo


Diatriba. Forma literaria de la --> filosofía popular. Se sirve de medios retóricos artificiosos para adoctrinar a las masas, de una manera popular, sobre temas morales y filosóficos. Una de sus notas más características es la introducción de un interlocutor ficticio que, en la mayoría de los casos, personifica a la opinión popular y cuyas objeciones son inmediatamente refutadas. Otros medios artificiosos son: la personificación de los conceptos abstractos; acusadas antítesis; formas de expresión imperativas, conminatorias e Irónicas.
La diatriba fue muy popular en la cultura romanohelenística, de modo que sus medios de expresión fueron utilizados también en la antigua literatura cristiana. En el Nuevo Testamento se encuentra sobre todo en el género epistolar. El influjo fue, en este caso, indirecto, es decir, a través del judaísmo helenístico (— Helenismo). mo


Didakhe o Doctrina de los doce apóstoles. Escrito cristiano, compuesto entre los años 50 y 150 d.C., sumamente apreciado en la antigüedad. Contiene una doctrina moral cristiana expuesta bajo el símbolo de los dos caminos (vida y muerte), instrucciones sobre el bautismo, la oración, el ayuno y la eucaristía, el primer orden jurídico de los diversos miembros de la comunidad y una exhortación a esperar vigilantes la nueva venida del Señor. he


Dieciocho oraciones (hbr. shemone esre = 18). Oración judía de 18 miembros que, en sus partes más antiguas, se remonta a la época precristiana, pero que recibió su forma y orden definitivos hacia el año 100 d.C., por obra de Simón el tejedor. En esta época se añadió el miembro 12 que se dirige contra los herejes y, sobre todo, excluye definitivamente a los judeocristianos del culto litúrgico de la sinagoga. Las dieciocho oraciones ocuparon un puesto preeminente en la oración de la -> sinagoga y todavía hoy son recitadas tres veces al día por los judíos piadosos. Se utiliza la forma textual babilónica; la recensión palestinense, tal como fue hallada en la guenizá del Cairo, es más antigua. Las dieciocho oraciones están construidas simétricamente. Los tres primeros miembros son un canto de alabanza, al que siguen doce peticiones, concluyendo con una oración de bendición y acción de gracias de tres miembros. Las seis primeras peticiones se refieren al conocimiento de la --> tora, la conversión, perdón de los pecados, ayuda en la opresión, salud y pan cotidiano; la segunda serie tiene una orientación temporal. Pide la libertad prometida, la resturación de la soberanía del pueblo contra los herejes, en favor de los --> prosélitos y de Jerusalén y porque sea escuchada la oración. st


Diestra de Dios. Ya desde tiempos antiguos, el hombre ha considerado la mano derecha como portadora y sujeto de la fuerza y ha atribuido una especial significación a las obras ejecutadas por ella. Alzar la mano derecha para prestar juramento, estrechar la diestra como garantía y confirmación de un pacto, son signos indicadores de este significado. El Antiguo Testamento expresa con la imagen de la mano derecha el poder y la autoridad propias de Dios. La diestra de Dios es, por tanto, la imagen sensible de la fuerza y el poder divino, que se manifiestan tanto en la creación y en la historia como en el juicio y la salvación. La diestra de Dios libra de los poderes hostiles y puede asimismo «tomar al hombre de la manos, guiarle, conferirle su propia fuerza. De ahí que el puesto de honor del rey de Israel a la diestra de Dios sea una señal de la protección divina (Sal 110,1). El puesto a la derecha de Dios debe considerarse además como un símbolo de la divina complacencia. Es el lugar donde está el amigo eterno, donde, un tiempo, será entronizado el -> Mesías (Mt 26,24). De Idéntico modo, en el juicio se indican simbólicamente la salvación y la perdición por el hecho de que el -+ Hijo del hombre pone a los enjuiciados a su derecha o a su izquierda (Mt 25,31ss). la


Diez. Esta cifra indica muchas veces un número considerable (Gén 31.7; Ap 2,10). Como síntesis de una serie completa y acabada (diez generaciones desde Adán a Noé, Gén 5) y de totalidad, el número diez caracteriza la plenitud de la acción divina: Gén 1 enumera diez obras en la creación, Éx 7,14-12,28 diez plagas, Éx 20,2-17 diez mandamientos, Mt 8-9 diez milagros de Jesús. he


Diezmo. --> Impuesto de la décima parte del producto al rey (1Sam 8,15.17) y, sobre todo, a los sacerdotes y levitas (Gén 14,20). Según el Deuteronomio (14,22-29), los israelitas entregan cada año el diezmo del trigo,del vino y del aceite al templo y dében comerlo allí mismo, pero cada tres años deben dárselo a los levitas y a los pobres. Contra esto, el escrito sacerdotal afirma que todo el diezmo, incluido el del ganado (Lev 27,30-33), pertenece a los levitas (Núm
18,20-32). En el judaísmo se pedía el diezmo de los levitas, el diezmo del Dt y el diezmo de los pobres (Tob 1,6-8). Los fariseos pagaban el diezmo de las cosas más mínimas (Mt 23,23). we


Diluvio. Inundación catastrófica de la que sólo se salvó Noé y su familia (Gén 6,5-9,17). Las narraciones bíblicas sobre el diluvio deben contemplarse desde el telón de fondo de los mitos de diluvios de otros pueblos, especialmente de Mesopotamia (-+ Enuma elish, --> Gilgamesh). A diferencia de la visión pesimista de la historia de las narraciones extrabíblicas, los relatos de la Biblia proclaman un optimismo fundamentado en la voluntad salvífica de Dios.
A pesar de sus diferencias (p. ej., sobre la duración del diluvio, el número de animales salvados), las dos tradiciones reunidas y reelaboradas en la Biblia (la yahvista y la sacerdotal) indican lo mismo: la actuación total de Dios, tanto castigando como salvando, es expresión de su amor y, en ambos casos, tiene por meta la salvación del hombre.
En el Nuevo Testamento (y en conexión con los temas de la sabiduría y del género apocalíptico judíos), el diluvio es prototipo del -> bautismo (1Pe 3,20s) y ejemplo del juicio que irrumpirá súbitamente (Mt 24,38s). we


Diluvio de fuego. Como forma del -> juicio universal, este concepto se encuentra en la Biblia únicamente en 2Pe 3,7.10. La idea procede del género -> apocalíptico y tiene su punto de  partida en el Nuevo Testamento, donde el -> fuego es uno de los medios del --> juicio y castigo divinos (Is 66, 15s). Para la distinción respecto del diluvio de fuego enseñado por el -> estoicismo, véase -> fin del mundo. mo

 

Dinero. El dinero, en forma metálica, fue desplazando poco a poco, en el Antiguo Testamento, al primitivo comercio de intercambio de productos naturales. El dinero era pesado y manipulado en forma de barras, cilindros, discos y láminas. Las piezas acuñadas de metal noble, las -> monedas, no entran en circulación hasta la época del imperio persa. En la época neotestamentaria se usaban monedas griegas y romanas. El valor de la unidad monetaria venía determinado por el peso del material noble empleado. En la Escritura no se da una equivalencia del peso de las unidades monetarias. Por ello, las unidades bíblicas se calculan según los valores babilónicos:
talento 60 600,0 gr
mina 1 010,0 gr
siclo 16,8 gr
Las monedas griegas son:
dracma = 6 óbolos = 48 calcos = = 128 leptones
Las monedas romanas son:
denario = 16 ases = 64 cuadrantes.
El as, el calco, el cuadrante y el leptón eran monedas de cobre. El denario corresponde a la dracma y ambas monedas eran de plata. Su peso de 3,9 gr (1/4 del siclo de plata) equivalía, de acuerdo con el actual valor de los metales nobles, a algo menos de medio dólar. Pero su poder adquisitivo era notablemente superior. El sueldo normal por día de trabajo en la vendimia era de un denario (Mt 20,2). Por tanto, el valor real de un denario debe calcularse de acuerdo con el jornal normal de un obrero. do


Dios. a) Afirmaciones bíblicas sobre Dios: El centro de la --> revelación bíblica es la manifestación que Dios hace de sí, por su palabra y acción, a los hombres, y a una con ellos, al mundo de los hombres. De aquí que las sentencias bíblicas sobre Dios sean preponderantemente un reconocimiento y confesión creyentes de las múltiples experiencias de Dios en la historia del pueblo de -> Israel (AT) y en el acontecimiento de Cristo (NT). La Escritura no nos habla de cómo es Dios en sí, sino de cómo es y lo que hace en favor de los hombres y de su mundo. Por tanto, la existencia de Dios es, por una parte, algo ya dado y admitido de antemano, acerca de la cual no se plantea nunca pregunta de ninguna clase. Por otra parte, ninguna sentencia bíblica reclama para sí el ser una expresión adecuada de la esencia y de la acción divina. El impulso teológico para la evolución de la idea bíblica de Dios no proviene de la teoría, sino de la experiencia vivida de la fe.
Ya las designaciones de Dios utilizadas en el Antiguo Testamento muestran los dos polos historicorreligiosos, a la vez, dentro de los cuales se encuentra el campo de tensión del concepto bíblico de la divinidad. Junto al nombre propio de --> Yahveh, específicamente israelita, se encuentra el concepto usual entre los semitas de -. Elohím, más adelante sinónimo de Yahveh. La etimología más probable de Elohím responde a la idea del poder divino general. Lo más tarde a partir del -> elohísta, Elhoím pasa a ser entendido como nombre personal del Dios de Israel: Yahveh. La combinación Yahveh-Elohím ha sido pensada sobre todo en Gén 2-3, como aposición clasificadora. Con la frase «Yahveh, es decir, Dios• se quiere acentuar expresamente la identidad de Yahveh, el Dios de Israel, con el Dios de todo el mundo. Los LXX no traducen Elohím con el neutro •lo divino• predilecto en el -> -> helenismo, sino con el masculino neutro «lo divino• predilecto en el •Dios» (Theos), mientras que Yahveh es vertido por -> •Señor• (Kyrlos); al mismo tiempo, intentan Introducir pequeñas modificaciones en el texto para corregir afirmaciones antropomórficas o, al parecer, no suficientemente ortodoxas.
Contrariamente a la costumbre judía de evitar el nombre de Dios, sustituyéndolo por el de Señor, omnipotente, altísimo, cielo, Jesús utiliza con absoluta naturalidad la palabra Dios y menos veces la de Señor•, o también perífrasis como --> •cielo» (cielo como equivalente a Dios aparece sobre todo en Mt); con suma frecuencia, Jesús habla de Dios como del --> Padre. En la --> comunidad primitiva aparece ya normalmente •Dios precedido del artículo, como designación normativa para •el Dios y Padre de Jesucristo•; aparece sobre todo — particularmente a partir de Pablo — el nombre veterotestamentario de Señor (= Yahveh) referido con creciente decisión a Jesús. En algunos casos, en especial en Jn, a Jesús se le llama también «Dios• (Theos).
b) El Antiguo Testamento no esboza ningún cuadro sistemático de Dios, sino que acentúa los rasgos divinos que en cada momento le parecen más importantes, de acuerdo con cada situación concreta. Las aparentes contradicciones que de aquí se derivan no deben armonizarse, por consiguiente, con excesiva premura.
No es tarea fácil obtener una visión segura y fiel de la primitiva etapa de la religión de Israel o, respectivamente, de la •genealogía• de la idea de Dios en los israelitas. La valoración historicorreligiosa (y no sólo filológica) de los nombres propios divinos, de las denominaciones dadas a Dios y de los atributos de Yahveh que pueden rastrearse en la etapa primitiva de Israel, permiten suponer con cierta probabilidad que la imagen de Yahveh del •comienzo» fue diferenciándose, cuanto a su contenido, debido sobre todo a la contraposición cultual y religiosa con el medio ambiente de Israel, y totalizándose en su validez (--> Singularidad de Dios). El criterio decisivo para adoptar o rechazar elementos •extraños» era la experiencia de Dios del principio que Israel llevaba consigo en aquel medio ambiente. Según esta experiencia, Yahveh es el que rescata a los suyos de la amenaza mortal (de los egipcios), es el que viene en ayuda en la necesidad. La experiencia de la intervención divina era tan poderosa en los •Israelitas» que, en virtud de ella, le conocían y le confesaban como a su Dios. Y viceversa, la pertenencia a este Dios es lo que les constituye en comunidad suya, en •pueblo de Yahveh• (--> Pueblo de Dios). Ésta es también la geneología de Dios que no tiene teogonía de ninguna clase.
Mientras el acontecimiento de la liberación fue recuerdo vivo en el •pueblo de Yahveh•, podía ser suficiente esta idea de Dios liberador. Pero a medida que se acrecentaba la distancia temporal del hecho vivido, se hacía más urgente la reflexión sobre el Dios que lo llevó a cabo. La ocasión externa para ello provino del encuentro con los habitantes del país de cultura campesina, cuya visión de Dios estaba impregnada por tres tipos de divinidad que se pueden percibir también en el Antiguo Testamento: el Dios de los padres, --> El y --> Baal. A lo largo de un proceso que se prolongó hasta la época de Salomón, Yahveh absorbió muchos de los rasgos de estos dioses y recibió, por este medio, nuevas dimensiones: es Señor de la vida social (Dios de los padres), del cosmos (El), del país y de sus productos (Baal). Yahveh, el liberador, garantiza para su pueblo, al igual que Él —superior al mundo — el curso salvífico de la vida humana en cuanto dependiente de la naturaleza.
La tentativa de describir los rasgos teológicos fundamentales de la imagen veterotestamentaria de Dios debe ser, por fuerza, fragmentaria.
1. Yahveh es, ante todo, el Dios viviente. Esta afirmación no pertenece al mundo conceptual de los -> dioses que mueren y renacen, sino que es precisamente en Israel la antítesis de todo ello (Jer 10). Dios es un Dios viviente en sus acciones en la historia de la salvación (Jer 23,7s), en la proclamación y el cumplimiento de su palabra (1Re 2,24), en el servicio de sus profetas y reyes (2Re 3,14), en su intervención en la vida de cada persona (salmos de acción de gracias individuales). Como •fuente de vida• (Sal 36,10), es el poder creador de vida por excelencia, que abarca al hombre, la tierra y el cosmos. En cuanto viviente es, a la vez, experimentado personalmente; su yo soberano y fiel promete y cumple, actúa y guía, exige y ofrece; es, para los •hijos del Dios viviente., (Os 2, 1-3) no una fuerza anónima, sino un tú que ellos escuchan y contemplan, alaban e invocan, en quien confían y a quien temen y veneran.
2. Yahveh es el Dios próximo y lejano al mismo tiempo (Dt 4,7; Jer 23,23). Inmanencia y trascendencia se hallan inseparablemente unidas. Dios cercano, porque •está... con•. Es Dios que marcha a una y guía como -> pastor a su rebaño (Sal 23,4); es Dios con nosotros• (Is 7,14). La esencia divina es un •estar con• por gracia (Éx 3,14), porque él es .Yahveh, el Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad• (Éx 34,6). La confianza en Yahveh •que está en medio de nosotros• se concreta, en la época primitiva, en la tienda del encuentro, en el arca, en la columna de nube y de fuego, y más tarde en las concepciones que entienden el --> ángel, el rostro, la -+ gloria, el --> nombre como Dios vuelto hacia el hombre; en la época posexíiica esta misma idea aparece en las hipóstasis de la -> palabra y la -+ sabiduría de Dios. Dios sale al encuentro en el -> sueño y en la -> teofanía, toma figura y rasgos humanos (--> Antropomorfismo), sin que por eso se eche en olvido, desde luego, el conocimiento de su divinidad. Porque, efectivamente, él es siempre también el Dios lejano y escondido, que debe •descender» de su morada supramundana (18 40,22) para inclinarse hacia el hombre.
Junto a la serie de sentencias sobre la visión de Dios, hay otra en que se afirma que Dios es invisible. Ni siquiera Moisés y Elías son exceptuados de esta imposibilidad de ver (Éx 33,12ss; 1Re 19). No se puede ver a Dios sin morir (Éx 33,20). Como santo absoluto y por excelencia (Is 6,3), es decir, como separado de todo cuanto no es divino (Os 11,9), esconde su —> rostro al pueblo pecador (Dt 31,1618). Es el absolutamente oculto (Is 45,15) y su acción permanece en el --> misterio as 25,1). Es imposible representarle •en escultura o imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra• (Dt 5,8). Ante él, a quien los cielos de los cielos no pueden contener (1Re 8,27), todo es como nada (Is 40, 15-17). Ante su incomparable acción creadora, al hombre sólo le toca enmudecer (Job 38,41).
3. Yahveh es el Dios de voluntad salvífica. Israel describe este rasgo de su Dios en reflexiones siempre nuevas, impulsado por los altibajos de su historia. En la edad de oro de los inicios de la monarquía, la fe invencible en la guía y disposición divina es el motivo básico de la obra yahvista; de modo similar, —> Isaías (cf. Is 14,24ss) y el —> elohísta interpretan la historia como un plan salvífico de Dios. La vivencia de las catástrofes nacionales (amenaza de Asiria, derrumbamiento de los reinos del norte y del sur, etc.), lleva a los grandes profetas escritores y a la escuela deuteronomista a una importante distinción: el Dios de la —> salvación es también Dios del -+ juicio; su voluntad salvífica no incluye ya una absoluta seguridad de salvación. Dios es libre y soberano para salvar y para castigar. Como Dios deseoso de salvación, desborda las categorías nacionales, pues quiere la salvación de todos los pueblos (Deuteroisaías); su inclinación amorosa alcanza dimensiones cósmicas (Sab 11,24ss).
c) El Nuevo Testamento presupone la idea de Dios del Antiguo y la desarrolla. Es el mismo el Dios que ha hablado por Moisés, los profetas y su Hijo (Heb 1,1s).
1. Dios por, con y en Jesús. La predicación de Jesús quiere confrontar a los hombres con Dios. Jesús afirma que en sus acciones representa la acción de Dios. Su venida es la irrupción definitiva del --> dominio y el --> reino de Dios. La primitiva comunidad reconoce, en sus más antiguas fórmulas de fe y en los discursos de los Hechos, a Dios como autor de la salvación causada por Jesús (Act 3,26): la muerte y resurrección de Jesús (Act 2,23s), la exaltación a la diestra de Dios (Act 2,33) y su entronización como juez (Act 10,42) acontecen de acuerdo con el plan salvífico de Dios. Según Pablo, en la —> cruz y —> resurrección de Jesús aparece cabalmente visible quién es Dios y qué hace por los hombres, ya que Jesús es •la imagen fiel de Dios» (2Cor 4,4). Por otra parte, •la esencia invisible de Dios, su poder y su divinidad eternos» se manifiestan en su creación (Rom 1,20). Según Juan, la misión de Jesús es revelar el nombre y la esencia de Dios (Jn 1,18; 17,4). A Dios no le ha visto nadie (Jn 1,18); sólo Jesús le conoce, pues viene de él (Jn 7,29). Así pues, quien ve a Jesús, ve a Dios (Jn 14,9).
2. Dios es Padre. Mientras que el Antiguo Testamento considera a Dios como Padre básicamente en sentido figurado, en el Nuevo Testamento la paternidad es elemento esencial de la naturaleza divina. Al orar, Jesús se dirige con total confianza a Dios como —> abba (= padre) amado y enseña a los discípulos a hacer lo mismo. La posición esencial de Jesús respecto del Padre se expresa adecuadamente en la forma de hablar de «mi» y •vuestro» Padre. Por eso mismo, Juan también distingue termino-lógicamente entre Jesús como el •Hijo» y los discípulos como •hijos de Dios». Dios es Padre, porque tiene en Jesús un Hijo divino (Jn 1,18), de su misma naturaleza (Jn 10,29). Similarmente, también aquellos a cuyo corazón envía Dios el --> Espíritu de su Hijo, pueden llamar a Dios abba (Rom 8,15s; Gal 4,6). Éstos son hijos de Dios porque han sido asumidos en el amor del Padre a Jesús; para ellos Dios es Padre de --> misericordia y Dios de toda consolación• (2Cor 1,3).
3. Dios es --> amor. En la prolongación del mensaje sobre la providencia de Dios (Mt 5,45) formulan, especialmente Pablo y Juan, la esencia más íntima de Dios como amor. En Cristo se ha manifestado el amor de Dios (Tit 2,11), que es tan grande que se abre incluso a quienes no lo merecen: •La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros» (Rom 5,8). Este amor, que es Dios mismo (1Jn 4,8), quiere únicamente nuestra salvación (Jn 3,16); por eso se comunica a los hombres, para que éstos vivan en comunión de amor con Dios y con los demás hombres (1Jn 4,7-16).
4. El misterio trinitario. El Nuevo Testamento no ofrece todavía una doctrina conceptualmente clara sobre la Trinidad de Dios, pero acentúa el común obrar del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo •para nuestra salvación». El acontecer salvífico neotestamentario abarca la elección eterna por el Padre, la redención en la sangre por el Hijo, la vivificación y santificación por el Espíritu (Ef 1,3-14). Por eso es el Espíritu, como primicia de los dones de la redención, don del Padre (Rom 8,23) y poder vivificador del Hijo resucitado (Rom 8,9-11). Donde más claramente aparece formulado el misterio salvífico trinitario es en el mandato de bautizar según Mt 28,19 y en la fórmula apostólica de salutación de 1Pe 1,1-2 y 2Cor 13,13. --> Triplicidad. ze
 

Dios de la tormenta. Entre los semitas occidentales —> Hadad o --> Baal, dios de la vegetación, que se manifiesta en la tormenta. En el Antiguo Testamento el Dios y Señor de la naturaleza y, por consiguiente, de la tormenta, es Yahveh; sólo él da el tiempo y la lluvia favorable a la fertilidad (cf. Job 37-38). he
 

Dios de las moscas (hebr. Baal-Zebub = señor de las moscas). Es muy poco probable que se refiera a una divinidad defensora de las moscas; parece más bien una deformación verbal de Baal-Zebul (excelso), nombre de un Dios de Eqron, a quien Ococías de Israel envió a pedir un oráculo (2Re 1,2-16). he
 

Dios de los padres. En la época primitiva de Israel tenía --> Dios muchos nombres, generalmente vinculados a algún lugar de culto, y compuestos con el vocablo —> El (p. ej., el shaddai: Gén 17,1; e/ olam: Gén 21,33). Es indudable que en estos casos se trata de diversos dioses locales o familiares, que se fueron incorporando a la fe yahvista. En efecto, el Dios de la promesa se presenta a Isaac como el «Dios de tu padre Abraham» (Gén 26,24); de acuerdo con esto, Jacob le llama •Dios de mi padre, el Dios de Abraham y el progenitor de Isaac» (Gén 31,42).
Según el --> elohísta, el nombre divino de —> Yahveh fue revelado por primera vez a Moisés. Ahora bien, este Yahveh no es un Dios nuevo, sino el •Dios de los padres•, el •Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Éx 3,6.15). El Dios de los antepasados, el Dios de la elección y la promesa, es también el Dios del hoy. De este modo, la divinidad se vincula no a un determinado lugar cultual o a un sitio especial, sino a las personas de los antepasados de las tribus y a las -* promesas que les fueron hechas a los padres. Tanto el elohista como el yahvista han retrotraído la idea de la —› alianza hasta los padres; el --> escrito sacerdotal, Incluso hasta -÷ Noé. schü


Dios desconocido. Según Act 17,23, en su discurso en el Areópago, Pablo sale al paso del reproche de proclamar dioses desconocidos, aseverando que predica un Dios a quien los atenienses veneran ya sin conocerlo, un Dios hasta ahora desconocido y que es el único verdadero. En su discurso alude a la inscripción de un altar de Atenas: •Al Dios desconocido». Cierto que hasta ahora no se ha encontrado una inscripción de este género. Pero no menos cierto es que, según los testimonios antiguos, había en Atenas buen número de altares y de dioses. Probablemente el pasaje alude a alguno de los altares que no estaban consagrados a una divinidad determinada. ma


Diosa. Las divinidades femeninas tuvieron en las religiones de la antigüedad escasa importancia, si se exceptúan las diosas de la fecundidad veneradas en Egipto (--> [sis), Canaán (--> Ashera --> Astarté) y Asia menor (--> Cibeles). Su culto estaba unido a fiestas orgiásticas y a la --> prostitución en el templo. También Israel se vio sometido en repetidas ocasiones a la fascinación de este culto, que no fue definitivamente superado hasta la época del exilio babilónico. ba


Dioses. En la medida en que desempeñan un papel en el mundo circundante de Israel y, por consiguiente, en la Biblia, los dioses son concebidos como seres vivientes en figura de hombres o de animales. Su género de vida es similar al de los hombres, razón por la cual éstos, en el culto, pueden entrar en relación con las divinidades. Pueden distinguirse dos tipos fundamentales de dioses: a) dioses de la naturaleza, que se encarnan en un fenómeno natural; b) dioses que están vinculados a comunidades humanas.
a) Los dioses de la naturaleza no son concebidos como idénticos al fenómeno natural, sino como un poder personal que se encuentra tras el fenómeno. La mayoría de las religiones conocen una diosa madre o diosa de la fecundidad (--> Ashera, Astarté, --> Diosa). Está unida con un dios más joven, esposo o hermano, que personifica el fenómeno de la vegetación. A los dioses de la naturaleza pertenecen también el dios sol y la diosa luna y las personificaciones de los fenómenos cósmicos (dioses celestes). No raras veces se transforman en dioses creadores y dioses supremos. Así, el dios babilónico Marduk pasa de dios sol a •señor del cielo y de la tierra».
b) Los dioses vinculados a comunidades humanas son divinidades tribales o nacionales, cuyos orígenes se remontan a los nómadas. En las culturas ciudadanas se veneran divinidades de la ciudad que, con frecuencia, son también, al mismo tiempo, divinidades de la naturaleza y tienen en •su» ciudad sus principales lugares de culto (la —› Artemis de Éfeso, Act 19).
En el antiguo Israel, era sumamente frecuente la idea de que, junto a --> Yahveh, existían también otros dioses. Cada pueblo tiene su divinidad protectora y en país extraño hay que servir a dioses extranjeros. Hasta el siglo VII a.C. no se empieza a hablar de Yahveh como del Dios verdadero, el único Dios, frente al que los demás dioses son nada. ba


Dioses (asimilación de). Proceso inverso al desdoblamiento (--> Dioses [desdoblamiento de)). Es la mezcla, yuxtaposición o identificación entre sí de varias divinidades localmente diferentes, de esencia parecida o de origen común. ba


Dioses de la felicidad. Dioses panteísticos de la fortuna, cuyo favor y benevolencia se quiere obtener por medio de la veneración. Israel conocía estos dioses (Is 65,11), llamados Gad y Mení. Gad (= suceso feliz que acaece) es una divinidad semítica, cuyo influjo puede verse en los nombres compuestos de •Gad», aplicados a lugares y personas. Mení es una divinidad menos conocida. zi


Dioses de los montes. Divinidades de las que en el antiguo oriente se pensaba que su dominio estaba circunscrito a determinadas regiones montañosas. En el Antiguo Testamento se percibe, en la tradición Sinaí-Horeb, la antigua idea de Yahveh como Dios de la montaña (cf. también 1Re 20, 23.28). he


Dioses (desdoblamiento de). 1. Cuando una divinidad es venerada en diferentes centros de culto, suele producirse con frecuencia un desdoblamiento de su esencia (de una divinidad se hacen varias), de modo que, con el tiempo, cambia también el culto mismo.
2. Un caso de desdoblamiento representa la distinción entre un principio masculino y otro femenino. Al dios se le añade, para complemento, una compañera en el trono. ba


Dioses domésticos (hebr. terafim). Figurillas de dioses con forma humana que aseguran las propiedades, el puesto rector en la familia y los títulos de herencia del propietario (Gén 31, 14-35). Por su medio se obtenían también --> oráculos (Jue 17,5; 18,5s; Ez 21,26). El rey Josías mandó destruir todos los teraflm (2Re 23,24), pero es evidente que su uso se prolongó hasta épocas posteriores (Zac 10,2). he


Dioses extranjeros (prohibición de). Además de las disposiciones legales (p. ej., Éx 20,4), la crítica profética se enderezó muy especialmente en contra de la participación, ocasional o continuada, en el culto a los --> dioses extranjeros (cananeos y, más tarde, asirios y babilónicos). Los profetas acusaban a Israel de infidelidad, —> Incontinencia y —> adulterio frente a --> Yahveh (cf. Os 1-3; Ez 16,23). El pueblo, con su acción criminal, ha roto la alianza con Yahveh. Yahveh es Dios de Israel, Israel es pueblo de Yahveh. Los dioses extranjeros son polémicamente vilipendiados (cf. el Deuteroisaías, discursos de juicio contra los dioses; Is 41,20; 43,10ss; 44,9ss). mi


Dioses (procesión de los). Desfiles en que se llevaban en procesión las estatuas de los dioses. En --> Babilonia y —> Asiria, existían representaciones en que los mismos dioses marchaban en procesión. ba


Dioses (trono de los). Objeto cultual que representa la presencia del Dios; puede estar vacío o bien adornado con el símbolo de la divinidad. En el Antiguo Testamento, son señal de esta presencia divina el —) arca de la alianza y el carro (Ez). ba


Discernimiento de espíritus. Pablo menciona en la primera carta a los corintios el discernimiento de espíritus en conexión con los --> dones del Espíritu, y le adscribe una importante función para el •bien común» (1Cor 12,7; cf. 12,7-10). Como para el resto de los dones del Espíritu, también para éste tiene vigencia el principio de que no significa un poder personal sobre el que pudiera alguien forjarse Ilusiones, sino que debe entenderse como una donación libre de Dios (1Cor 12,11). Donación libre significa que el hombre no puede servirse de ella a su capricho, sino que, por el contrario, quien la ha recibido experimenta en ella su referencia, subordinación y -> responsabilidad frente a la comunidad, su obligación de emplear su don del Espíritu para bien de sus -> hermanos.
Espíritu es, para Pablo, significación de una gigantesca dinámica que brota del -> Evangelio de Jesucristo y determina y sirve de soporte al pensamiento, la palabra y la actuación de los discípulos. Los •espíritus» de que habla la fórmula aluden a la concepción del mundo helenística oriental, que ve personificada, en sentido dinámico, en esencias espirituales de especie «sobrenatural•, toda dinámica espiritual y aun toda energía natural. Cuando se habla de discernimiento de espíritus, se quiere indicar la capacidad de distinguir si la dinámica de un hombre procede de Dios o de los --> demonios hostiles a la divinidad; si está al servicio de los hombres o significa una amenaza. hi


Discípulo. 1. Círculo de discípulos. El judío piadoso de la época de Jesús que deseaba conocer la tora, buscaba un doctor de la ley (--> Rabbí). En su círculo de discípulos aprendía — disputando y escuchando — las leyes y su interpretación. Una vez había adquirido los suficientes conocimientos, el rabino le despedía.
Jesús, por el contrario, eligió personalmente su círculo restringido de discípulos, formado por los --> doce (--> Apóstol). Eran, además, discípulos aquellos que reconocían a Jesús por --> maestro y le seguían, especialmente aquellos setenta (para el significado de este número cf., p. ej., Núm 11,16) de cuyo encargo de predicar nos informa Lc 10,1. Tenemos pocas noticias acerca de la personalidad de cada uno de los discípulos. Los doce son personalmente enumerados en listas (p. ej., Mc 3,16ss). Según Act 1,14, había también mujeres en el círculo de los discípulos. Ninguno de estos discípulos pertenecía a las clases superiores. Eran pescadores, co
407 bradores de impuestos, obreros. Mateo y Simón Zelota, eran incluso, por su origen, mortales enemigos políticos.
2. El discipulado. Ciertamente ya en el Antiguo Testamento, existían vínculos de unión entre el maestro y sus discípulos (cf. is 8,16ss), pero no existe precedente alguno para las relaciones de los discípulos de Jesús con su maestro. Este discipulado no consiste en el estudio de la ley, en el que, tras un período de aprendizaje, los discípulos pasan a su vez a ser maestros, pues «uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. (Mt 23,8). El llamamiento al discipulado se funda exclusivamente en la decisión de Jesús. Con el ejemplo deben mostrar los llamados qué significa ser discípulo. A la llamada de Jesús, Simón y Andrés y los hijos del Zebedeo dejan inmediatamente las redes, las barcas, el padre y los empleados y le siguen (Mc 1,16-20). Es la decisión de Jesús sobre unos hombres determinados, que pide a su vez una decisión responsable de los llamados: éstos deben abandonarlo todo para seguir al Señor. Este seguimiento se expresa inicialmente de una forma muy concreta: marchar con Jesús y tomar sobre sí el doloroso destino de esta marcha. Quien consiente en ser discípulo, debe antes meditar atentamente, como el constructor que quiere construir una torre, o el rey que quiere iniciar una guerra; nadie que no renuncie a todo cuanto posee puede ser discípulo de Jesús (Lc 14,28-33). Las exigencias hechas a los discípulos son extremadamente rígidas y piden hasta lo último (cf. Lc 14,26s). Por eso no se hace la llamada a todos cuantos son partidarios de Jesús. Cierto que para todos vale la llamada a la conversión; pero a los discípulos se les hace un encargo especial y una especial promesa. Cuando el joven rico pregunta por las condiciones requeridas para la vida eterna, Jesús alude Inicialmente a los mandamientos. Sólo cuando el rico responde que los ha observado desde la infancia, le ofrece Jesús las condiciones del discipulado (Mc 10, 17-22).
Tarea de todo discípulo es anunciar el --> reino de Dios. Para este servicio le exige Jesús estar dispuesto a la pobreza y al sufrimiento (Mt 10,12). Y aunque están llamados a estar dispuestos para la pobreza, el sufrimiento y el martirio, se les prohibe pedir por ello una recompensa especial (Mc 10,34-45); su recompensa será que, en el día del -> juicio, Jesús dará testimonio en favor de ellos, tal como ellos lo dan ahora en favor de Jesús (Lc 12,8s).
Los doce simbolizan las doce tribus de Israel (Mt 19,28); ellos son el nuevo --> pueblo de Dios del --> fin de los tiempos. La comunidad pos-pascual vio reflejada en ellos su propia situación. También ella se consideraba como el nuevo Israel y estaba llamada, al igual que los discípulos de Jesús, al servicio y a dar garantías de su vocación. Las tentaciones y negaciones de los discípulos de Jesús, descarnadamente descritas por los Evangelios (cf., p. ej., Mc 14,66ss; la negación de Pedro) fueron ejemplo de su propia vida. Y así, el nombre de discípulo pasó a ser también el nombre de todos y cada uno de los cristianos (cf. Act 6,1). -> Seguimiento de la cruz. br


Discípulos de los profetas. En el siglo IX a.C., existían en los santuarios de Israel diversas comunidades de profetas, hondamente arraigadas en lo sociológico, que se agrupaban en torno a un guía o «padre» que les exponía la doctrina. Se les designaba con el nombre de discípulos de los profetas. Eliseo estaba al frente de uno de estos grupos (2Re 4,38; 6,2); algunos se presentaban como escuelas de profetas y se habla de ellos como de hijos de los profetas. Es posible que de estos grupos salieran los profetas de la corte y del 409 culto (--> Profeta del culto). Mérito suyo es haberse comprometido radicalmente en pro de la conservación de la pureza de la fe yahvista. A estos grupos debe atribuirse la colección de sentencias del -› Deuteroisaías (-> Isaías) y algunas colecciones más. -> Profeta. pa


Discurso de despedida. En la historia de las formas, esta expresión designa un género literario que desempeña un importante papel tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo y en la literatura extracanónica del judaísmo tardío (cf. sobre todo el -> Testamento de los doce patriarcas). El discurso de despedida es muchas veces un subgénero del -› género literario más amplio propio de los --> testamentos. El discurso de despedida bíblico se distingue, en cuanto género religioso, de los discursos de despedida profanos de la literatura clásica y helenista (que ciertamente conoce también los «discursos de revelaciones» de los llamados •hombres divinos»). El esquema formal de los discursos de despedida es muy elástico, pero pueden mencionarse como rasgos esenciales los siguientes: una gran figura bíblica (patriarca, Jesús, apóstol), ante la muerte inminente, se despide de los suyos y, con mirada retrospectiva y prospectiva, da exhortaciones y consuelos, promete bendiciones y toma las últimas disposiciones. Es indiscutible el carácter parenético de los discursos de despedida. En las exhortaciones se puede conocer de un modo claro y fácil la tendencia, en aquel momento, del círculo de la tradición o del escritor que utiliza el género literario del discurso de despedida como forma de su predicación. Un buen ejemplo ofrece el discurso de despedida lucano de Jesús (Lc 22,21-38), que es una composición del evangelista, que ha re-reunido aquí diversos materiales de la tradición llegados hasta él. Como discurso de despedida de Jesús, las antiguas palabras encierran un nuevo -> Sitz im Leben, por cuanto ahora son entendidas por el escritor como amonestaciones para la celebración de la eucaristía de la comunidad: para el servicio de la mesa, el cuidado de los dirigentes, la solicitud de la predicación, la espera vigilante, la perseverancia y la disposición al sufrimiento. Lucas utiliza también la forma del discurso de despedida para el gran discurso de Pablo en Mileto (Act 20, 17-35), que une un informe apostólico de la situación con una mirada profética anticipada, válida para la época lucana, sobre los tiempos posapostólicos de la Iglesia. Como ejemplos de este género, los discursos de despedida de Jesús según Juan (Jn 13,31-17, 26) y, en el Antiguo, los discursos de despedida de Jacob (Gén 49, 1-27), Josué (Jos 23-24), Samuel (1Sam 12, 20-25) y David (1Cró 28-29). El libro del Deuteronomio es, en su conjunto, un gran discurso de despedida de Moisés. En la forma literaria paleocristiana de las conversaciones del Resucitado con sus apóstoles, que también pueden considerarse como discursos de despedida, han influido escenas neotestamentarias tales como Mt 28,16-20; Lc 24,44-49; Mc 13. pe


Discurso del pan. El capítulo 6 del Evangelio de Juan transmite el llamado discurso del pan, pronunciado por Jesús al día siguiente de la -> multiplicación de los panes, en el acto litúrgico de la sinagoga de Cafarnaúm. Enteramente dentro de la línea teológica de Juan, Jesús rechaza una falsa intelección de aquel signo de su poder (Jn 6,15). Con su explicación, descubre el sentido profundo del carácter de signo (sacramental) de su obra y de su vida, al servicio y por encargo del Padre. Con la sentencia central de la primera parte (Jn. 6,22-51b) «Yo soy el -> pan de la --> vida» (6,35), recaba Jesús su carácter singular y excepcional. Sólo él puede calmar el anhelo humano de vida verdadera. La imagen •pan de vida» se vincula con Éx 16,15 (comida milagrosa de -> Moisés) y muestra cómo se ha cumplido aquel acontecimiento prefigurativo en las obras del nuevo Moisés, -> Cristo --> Jesús. De este modo, Jesús lleva a su plenitud la tradición veterotestamentaria.
La segunda parte (Jn 6,51c-59) indica claramente el pensamiento sacramental de Juan: Jesús da su -> carne y su ---> sangre como comida y bebida. Mediante el sacrificio de su muerte y su -> comunión permanente con todos los hombres, Jesús abre a aquellos que creen en su palabra el camino nuevo y definitivo de la salvación. Este camino encuentra en la comida eucarística su expresión figurativa y palpable. Pan equivale aquí a lo que es necesario para conservar la vida; es preciso hacer inteligible esta idea y actualizarla dentro de todas y cada una de las épocas a que se dirige la predicación como ofrecimiento de salvación. -> Eucaristía. hi
 

Discurso del templo. En medio de las hostiles amenazas que acompañaron el comienzo del reinado de Joaquín (Jer 26,1), pronunció Jeremías el famoso discurso contra el templo (Jer 7,1-15). ¿De qué le sirve a un pueblo buscar refugio y seguridad en el templo? Se ha despreciado el mandamiento de Dios, el lugar del culto no tiene valor, ya no es inviolable. pa


Discurso didáctico. Textos de carácter didáctico se encuentran ya en los libros de los profetas antiguos. El libro de Jonás (-> Jonás [libro de]) es propiamente una narración didáctica. Los discursos de Elías, así como los de Eliseo, contienen exposiciones doctrinales (2Re 4,38; 6,1). Jeremías expuso en discursos didácticos los problemas de la comunidad del exilio. Con todo, el lugar propio de este género literario es la doctrina de la sabiduría (.-> Maestros de sabiduría), cuya influencia se extendió rápidamente después del exilio (cf. Eclo). El libro de los Salmos contiene numerosas poesías didácticas, cantos de poesía espiritual (sin un fin primariamente cultual). Estas composiciones poéticas abordan problemas de la vida de la comunidad (Sal 127), el destino de los malvados y de los justos (Sal 37), el problema del sufrimiento y de la comunidad con Dios (Sal 73; cf. Sal 1,112; 128), la -> historia de la salvación (Sal 78), la conducta de vida acorde con la voluntad divina (Sal 14) y otros temas. Entran también en este apartado los •salmos proféticos» (9/10). Se pretendía alabar la -> ley (Sal 119), exhortar, edificar, ofrecer ejemplos, etc. pa


Discurso fraterno. La característica de fraternidad constituye una peculiaridad esencial de la predicación cristiana, especialmente en la --> paraclesis paulina. Cuando el apóstol exhorta, exhorta como un hermano entre hermanos. El Evangelio convierte a cuantos le escuchan en hermanos y hermanas, en hijos de Dios. Dado que Cristo se ha hecho hermano de los hombres, todos cuantos confiesan su nombre deben vivir como hermanos. Y así, toda -› autoridad entre los cristianos — incluida la autoridad apostólica— es fraternal o no es cristiana. El discurso fraterno sólo tiene sentido cuando responde a una actitud vital. --> Prójimo. gr


Discurso profético. La fuerza de las afirmaciones de los --> oráculos proféticos está condicionada por la situación en que se encuentran sus oyentes. Pero, al mismo tiempo, esta palabra crea una situación que, en cuanto tal, se torna consciente y apremiante, una situación que cambia para bien o para mal. Esto se manifiesta claramente en las formas fundamentales de los discursos proféticos. Con su anuncio de castigo a los individuos, a Israel o a los pueblos extranjeros, ponen al descubierto la caída y la violación de la alianza, y, por lo mismo, las raíces de una situación calamitosa y plena de maldición. Por el contrario, los -+ profetas formulan el fin de una miseria como promesa de salvación a los individuos y como anuncio de salvación al pueblo. De modo análogo al -> ministerio profético, también el discurso profético creaba un cambio. Nuevas funciones condicionaban nuevas formas de discurso. Se introdujeron géneros literarios tomados del --> culto, de la -+ sabiduría y de la vida jurídica (intercesión, himnos de alabanza y lamentación, tora, discursos del juicio, controversias, parábolas, etc.). Estos discursos querían ser llamada e instrucción para el futuro. Así, algunos, para llamar la atención de los oyentes y obtener su disposición, añadieron al mensaje de Dios sus propias exhortaciones y amonestaciones. A título de introducción y explicación, se añadía a los oráculos de castigo un discurso de reprensión y a las promesas una --> exhortación. Es significativo que los discursos proféticos tengan siempre, por regla general, un lenguaje rítmico (--> Métrica). Los discursos proféticos llegaron a su fin con la aparición de la literatura apocalíptica. pa


Distancia. ¿Vive el cristiano distanciado de su mundo? En principio, tiene vigencia para él la exigencia de no acomodarse ya al tiempo de este mundo (Rom 12,2), porque en él el hombre se ha alejado cada vez más de sí mismo. El cristiano debe esforzarse más bien por dar a este mundo una nueva apariencia, debido a que él mismo es incesantemente renovado por Cristo. A través del cristiano debe imprimirse más y más en el mundo la imagen de Cristo. Los hombres deben poder vivir como el mismo Cristo vivió. Allí donde hay hombres que viven así, marcha adelante el proceso de transformación del mundo. Y los cristianos toman parte en este proceso, que supone un duro combate para los hombres rodeados de peligros. Por eso precisamente, el cristiano debe vivir allí donde más amenazados están el hombre y su mundo. En principio, no hay distancias entre el cristiano y su mundo, ya que la creación entera, en toda su extensión, debe convertirse en una -+ nueva creación de Dios; todos los espacios reales y posibles del mundo deben poder ser —+ patria para el hombre, patria y hogar para sí mismo y para Dios. Y dado que, en principio, ningún ámbito de vida o de acción queda excluido de esta tarea, tampoco el cristiano queda fuera de ninguno de estos ámbitos. El cristiano se distancia únicamente del —> pecado y de la alienación. Pero en ninguna parte queda distanciado de la lucha por la salvación del hombre. gr


Distinto. ¿En qué se distingue un cristiano de un no cristiano? ¿Hasta qué punto un cristiano es distinto de los otros hombres? Básicamente, el cristiano se halla inserto en una —> solidaridad con todos los hombres, pues si quiere acogerse al —> amor de Cristo y llevar este amor a cumplimiento, contrae una --> responsabilidad por todos. Pero, a pesar de ello, no puede dejarse acomodar totalmente al nivel de su mundo ambiente (Rom 12,2). En este mundo siguen actuando fuerzas de —> alienación y destrucción, y contra esas fuerzas entabla su combate. El cristiano debe poner en juego todas sus posibilidades a favor de un proceso social de transformación y renovación de todos los hombres. Debe tener muy en cuenta qué es lo que realmente ayuda a los hombres de los que es responsable, cuál es para ellos la —> voluntad de Dios. El cristiano es distinto de los otros en cuanto vive una --> esperanza creadora (1Tes 4, 13), basada en la acción salvífica de Dios. gr


Divino Afflante Spiritu. Encíclica de Pío XII sobre la Sagrada Escritura, del 30 de septiembre de 1943. Acentúa la necesidad del estudio de las lenguas orientales y de la --> crítica textual, desea que se hagan ediciones críticas del texto original de la Biblia y de las antiguas --> traducciones; Impulsa a la investigación del --> sentido literal bíblico y a la exposición de su contenido teológico. El exegeta debe investigar ante todo la peculiaridad de los escritores bíblicos y los géneros literarios.
A continuación se habla del concepto de —> inspiración. Se exhorta a los exegetas a proseguir sus esfuerzos, a buscar nuevas soluciones que permanezcan fieles al pensamiento bíblico y que, al mismo tiempo, puedan conciliarse con los conocimientos de las ciencias profanas. gr
 

División. Desde los primerísimos tiempos se dieron divisiones (•cismas•, 1Cor 1,10s; 11,18) en la Iglesia. Pablo enumera las disensiones y --> herejías entre las obras de la --> carne, del hombre pecador y centrado en sí mismo, que mantienen alejados a los hombres del reino de Dios (Gál 5,20). Sólo en la unidad del --> Espíritu puede ser edificado el --> cuerpo de Cristo (Ef 4,3ss; cf. 1Cor 12,25). Juan acentúa enérgicamente la unidad en el amor como voluntad última de Jesús (17,21). ur


Divorcio. En Israel el —> matrimonio no era en principio indisoluble, aunque la iniciativa del divorcio estaba exclusivamente reservada al marido. Motivos de divorcio podían ser la esterilidad, el --> adulterio, el desagrado o el hacerse insoportable la mujer. Pero ya el mismo Antiguo Testamento se pronuncia en contra de esta práctica (Dt 22,13-19,28s), aunque no discute el principio mismo del divorcio. En caso de divorcio, se le entregaba a la mujer un •libelo de repudio• o •carta de despedida• como prueba de que había sido dejada por su marido.
Según las afirmaciones del Nuevo Testamento, no es lícito el divorcio, ya que, según el relato de la creación el varón y la mujer son •una carne• en el matrimonio, y la unión viviente del hombre y la mujer está fundamentada en el carácter que recibe el matrimonio en la creación (cf. Mt 19,3-8). Sólo la muerte disuelve el vínculo matrimonial, de tal modo que un segundo matrimonio de un divorciado o el matrimonio con una persona divorciada constituye adulterio (Lc 16,18). br


Doce. Es el número de la plenitud y de la consumación, acaso en razón de la división del año en doce meses. El pueblo de Dios de la antigua alianza se compone de doce tribus (Gén 49; Núm 26,5-51); el pueblo de la nueva alianza está representado por doce -s apóstoles, llamados muchas veces simplemente •los doce» (Mc 3,14ss; 1Cor 15,5). La nueva Jerusalén tiene doce puertas (Ez 48,31-35; Ap 21,12.21). En algunas ocasiones, este número es un redondeamiento para expresar una cantidad notable (Mt 14,20; Mc 5,25; Act 19,7). he


Doce profetas (libro de los) -› Profetas menores (libro de los).


Docetismo. Doctrina que intenta solucionar el problema de las dos naturalezas de Cristo de tal modo que la humanidad de Cristo acaba por ser negada en todo o en parte: Cristo habría tomado un cuerpo humano aparente (gr. dokein = aparecer como), es decir, que en realidad no habría sido hombre ni habría muerto. Ya el Nuevo Testamento, en 1 y 2 Jn, combate la cristología docetista. mo


Doctores de la ley -+ Escribas.


Doctrina. Según el testimonio de fe de la Biblia, es -> Yahveh mismo quien enseña a su pueblo y le da sus -> instrucciones. Sus mensajeros enseñan y anuncian sus caminos. Con todo, la fe veterotestamentaria no se entiende a sí misma como doctrina, sino como -> confesión, como instrucción y mandato de Yahveh. En el Nuevo Testamento, el mensaje de fe de Jesús se llama sobre todo -> Evangelio; Jesús es el heraldo de Dios, el pregonero de la buena nueva del tiempo final. En algunos pocos pasajes a este mensaje se le llama también doctrina (Mt 7,28; Mc 4,2; Jn 7,16). Mateo, sobre todo, describe a Jesús como --> maestro: entra en la sinagoga lo mismo que los doctores de la ley; pero no se limita a exponer la -> ley mosaica, sino que la modifica y corrige. Él está sobre la ley de Moisés (•Se os ha dicho... pero yo os digo.). También en la exposición joánica ha recibido Jesús una doctrina del Padre, que debe comunicar a los suyos. Con todo, la predicación de Jesús no puede reducirse al concepto de doctrina; es más bien proclamación del -> reino de Dios, llamada a la -> conversión, -÷ mensaje, -> requerimiento y -> promesa.
En la primitiva Iglesia, hubo un estado propio de maestros que ocupaban el tercer puesto después de los apóstoles y profetas (1Cor 12,28). Su tarea consistía, sobre todo, en avivar el requerimiento del Evangelio (-s Paraclesis), en retransmitir las -> tradiciones y actualizarlas. Desaparecidos los apóstoles y profetas, los maestros fueron ganando importancia. En Ef (4,11) se habla de los •pastores y maestros» en la Iglesia. Las cartas pastorales indican ya la posición dirigente de los maestros.
La doctrina es, en las comunidades paulinas, una de las cuatro maneras de hablar en los actos litúrgicos. Pueden tenerse discursos de sabiduría (-s Maestros de sabiduría), de revelación, de profecía y de doctrina (1Cor 14,6). El discurso de doctrina se refiere, junto con la paraclesis, a instrucciones y disposiciones prácticas. Se enseñan, p. ej., los •caminos en Cristo•, las normas de la vida práctica. Aquél a quien se anuncia Cristo, es enseñado •en él• (Ef 4,21), es decir, es requerido a abandonar al hombre viejo y revestirse del nuevo. En las cartas pastorales, se entiende cada vez más todo el mensaje de fe como una doctrina. En este estadio, se está ya cerca de hablar de una doctrina de fe y de un edificio doctrinal de la Iglesia. Pero de este modo se ha perdido la concepción originaria del Evangelio. El mensaje cristiano no es una doctrina religiosa, sino, sobre todo, una proclamación de la salvación, un llamamiento a la vida práctica, una provocación a la esperanza creadora. gr


Doctrina de los doce apóstoles –› Didakhe.


Documento de la alianza --> Alianza (documento de la).


Dodecálogo (gr. •doce palabras•). En Ex 34,14-26 se da una formulación posterior y más detallada del decálogo, en la que se distinguen diez o doce mandamientos, según los diversos criterios de enumeración. Estos mandamientos están determinados por el ciclo agrícola de las fiestas (también: decálogo cultual). be


Dogma. Aquello •que aparece como exacto»: la opinión, y, más especialmente, la opinión filosófica, la doctrina. Significa además la decisión y, cuando ésta se hace pública, la orden, el edicto. En los LXX, dogma significa solamente orden, edicto (Dan 2,13;6, 8; Est 3,9; 4,8). Este mismo significado tiene la palabra en el Nuevo Testamento en los pasajes de Lc 2,1 y Act 17,7 — para designar una decisión imperial — y en Act 16,4 para designar las conclusiones del llamado –> concilio apostólico.
En el –> judaísmo helenístico podía darse también el nombre de dogma a las •órdenes divinas de la ley mosaica». En el Nuevo Testamento tienen este sentido' Ef 2,15 y Col 2,14. La aplicación de esta palabra a la doctrina cristiana aparece ya en los padres de la Iglesia. mo


Domingo. Primer día de la semana (Mt 28,1) o día del Señor (Ap 1,10) —día en que resucito Jesús (Mt 16,2; Jn 20,1.19)— y en el que se reunía la primitiva comunidad cristiana para celebrar la --> eucaristía (Act 20,7; cf. 1Cor 16,2). we


Dominio de Dios –› Reino de Dios, –> Gloria.


Dominio universal. De acuerdo con la estructura sociológica de los tiempos bíblicos, se concebía el –> mundo como
ámbito de dominio de un señor o propietario, el –> señor del universo. Éste era, para las hombres del Antiguo Testamento, Dios (Sal 24,1) y, para los del Nuevo, el –> Padre (Mt 11,25) o bien –> Cristo (Ap 11,15). Ahora bien, Dios ha entregado el mundo a los hombres (Sal 8,7), con el encargo de cultivarlo y hacer uso de él como representantes suyos. Si el hombre se rebela contra Dios y no quiere hacer frente a su responsabilidad, abandona su dominio en beneficio del «príncipe de este mundo» (Jn 14,30), el --> diablo (Mt 4,8ss). La –> redención da --> libertad en el –> servicio de Dios, señor único y verdadero del mundo. hi


Dones del Espíritu. Ya en el Antiguo Testamento se hablaba, con la conciencia de estar llenos del --> espíritu del Señor, de dones del espíritu (2Re 19, 7) que proporcionaban poder, venido de Dios, para conocimientos, mensajes o acciones extraordinarias.
En el Nuevo Testamento, se acentúa esta idea con fuerza incomparablemente mayor. A los dones del espíritu se los llama también carismas, es decir, cualidades o aptitudes especiales que sirven para edificación de la --> comunidad y apoyan la --> predicación del --> Evangelio. Entre los múltiples dones del Espíritu se distingue, por ejemplo en los Hechos de los apóstoles, el don de la –> predicación (Act 4,31), de la profecía (Act 8,29) y de la interpretación (Act 11,14), de visiones manifestadas (Act 7,55) o acciones milagrosas (Act 3,1-8). Pablo completa la lista de los dones del Espíritu especialmente en las cartas a los corintios, mencionando el don de lenguas y su interpretación (1Cor 12,30) y el discernimiento de espíritus (1Cor 12,10). Si bien Pablo distingue entre dones, servicios y frutos del Espíritu, en el fondo se trata de una misma realidad, es decir, de diferentes interpretaciones de la experiencia interna del •entusiasmo» o plenitud del Espíritu. Los «siete dones del Espíritu», enumerados en el contexto de la confirmación, proceden del pasaje de Isaías 11,2, que en modo alguno debe entenderse como una enumeración exhaustiva. Por otra parte, debe evitarse el peligro de entender estos dones del Espíritu como objetivados, como si se recibiera la ciencia, la fortaleza, etc., a modo de regalo misterioso. Un. tal •materialismo de la gracia» desfigura la esencia tanto del hombre como del Espíritu de Dios. Se trata, como siempre, de un lenguaje por –> analogía, ya que el •espíritu» es inaccesible a la experiencia. La predicación bíblica •ilumina» las dimensiones profundas de la existencia personal y es una realidad de la -4 fe. hi


Dos. Esta palabra equivale muchas veces a «varios», •algunos» (Núm 9,22; Mt 18,20). Frecuentemente, indica oposición o complemento (cf. cielo-tierra, luz-tinieblas, Gén 1; las dos tablas de la ley, Éx 31,18; dos testigos, Dt 19,15; dos 'discípulos, Mc 6,7). he

 

Dos fuentes (teoría de las). Es la hipótesis mejor fundamentada para explicar el proceso del origen de los tres Evangelios sinópticos y aclarar tanto sus concordancias como sus diferencias. Según esta hipótesis, Marcos es el Evangelio más antiguo; Mt y Lc dependen de Mc y utilizan además la llamada fuente de los logia, que contiene básicamente sentencias del Señor. Esta fuente no ha llegado hasta nosotros y sólo puede conocérsela por un proceso deductivo, a partir de Mt y Lc. --> Cuestión sinóptica. ba


Doxa ->Gloria.


Doxología. Alabanza dirigida a Dios o a Jesucristo, generalmente breve y en forma de himno. Mediante la doxología, el hombre, agradecido a Dios, expresa su --> acción de gracias y reconoce el --> dominio de Dios. Las oraciones pueden comenzar (Lc 1,68) y terminar (Ef 3,21) con una doxología, pero también fuera del contexto de la oración puede darse una doxología al hablar de Dios o en la vida cotidiana del hombre ante Dios (2Cor 11,31). A diferencia de la oración, en la que se habla a Dios directamente y en segunda persona, en la alabanza de la doxología se habla casi siempre en tercera persona. En efecto, la doxología no sólo vincula al que ora con la divinidad, sino que más bien tiene un cierto carácter público, porque a través de ella se proclama ante el mundo — incluso en el caso de que la diga uno solo — la --> gloria de Dios.
Ejemplos de doxologías veterotestamentarias se hallan sobre todo en los --> salmos (p. ej., al fin de los cinco libros de salmos y de todo el Salterio: Sal 150). 1Cor 29,10-12 ofrece una doxología singularmente desarrollada.
Las doxologías neotestamentarias se dirigen fundamentalmente a Dios (p. ej., Rom 1,25). La situación especial de la nueva alianza aparece en el hecho de que, ahora, la doxología sólo se pronuncia –> por Cristo y --> en Cristo y (cf. Heb 13,15). Finalmente, la alabanza puede dirigirse al mismo Jesucristo (2Pe 3,18).
La doxología neotestamentaria se mantiene dentro de la tradición de la oración veterotestamentaria y del judaísmo tardío, como se advierte claramente por las oraciones de alabanza y acción de gracias con que comienzan las cartas paulinas. De acuerdo con la costumbre judía, el comienzo de una acción señalada, la visión de lugares de importancia histórica, la experiencia de la naturaleza, la aparición de la luna, la alegría y la tristeza, son ocasiones para pronunciar una berakah (= doxología).
La doxología tiene una vinculación peculiar con el -> banquete y la -> comida, en el que se recibe de una manera visible y plástica el don de Dios para la vida del hombre (cf. Mc 14, 22s). El carácter de himno y el tono litúrgico de ciertas doxologías neo-testamentarias parecen aludir a una estrecha vinculación con la -+ eucaristía y otros banquetes festivos de la comunidad (1Tim 6,15s). La costumbre judía según la cual los presentes responden con un -> amén a la doxología, se acentúa en el Nuevo Testamento (1Cor 14,16) y en la liturgia cristiana posterior. El apóstol Pablo se siente unido a su comunidad con este amén que responde a la alabanza (2Cor 1,20).
Una doxología sólo puede ser viva y auténtica cuando cree en el Dios vivo y en su actuación en la historia del propio ser y del mundo (cf. la exclamación de júbilo de Jesús en Mt 11,25-27). Como ocurre con todas las fórmulas, la doxología corre el riesgo, de ser mera exteriorización. No siempre se ha evitado este riesgo, ni en el judaísmo ni el la Iglesia (cf. el uso del •Gloria al Padre. y ciertas bendiciones de la mesa). Precisamente por eso, en los escritos proféticos del Antiguo Testamento faltan por completo las doxologías. Puede observarse que mientras en el judaísmo tardío hay toda una serie de doxología — las llamadas -> dieciocho oraciones — que se han convertido en la oración por excelencia, en el padrenuestro no hay ninguna. En la cristiandad evangélica, la costumbre de rezar el padrenuestro fue ampliada, ya en el siglo 1, mediante una doxología. Cierto que el contenido del primer grupo de peticiones (dirigidas a Dios en segunda persona) es que la gloria de Dios y su comunión con los hombres se revele y cumpla perfectamente. Pero esta petición está orientada al futuro y reconoce que es el mismo Dios quien ha de introducir su reino. Toda alabanza de Dios en el tiempo espera esta plenitud, aunque según Ap 4-5 la alabanza que la creación entera rinde a Dios es, ya desde ahora, el fondo definitivo de la -> historia. En toda doxología se expresa la fe en la revelación y en la aparición de este trasfondo. Una sentencia judía (siglo 1-11 d.C.) dice: .En el mundo futuro cesarán todos los sacrificios, pero el sacrificio de acción de gracias permanece por siempre; cesarán también todas las confesiones, pero la confesión de alabanza permanece eternamente.. sm


Dracma. Moneda de plata griega, de 3,40 gr de peso (según otros cálculos, 4,36 gr). La pieza de plata de cuatro dracmas se llama estater (Mt 17, 27). mo


Dragón (hebr. tannin). En el Antiguo Testamento era un -> monstruo del océano del principio de los tiempos, a quien Yahveh sometió cuando puso en orden la creación (Sal 74,13; Is 51, 9). El salmo 148,7 piensa que es un enorme animal marino, mientras que el salmo 91,13 le considera como un monstruo terrestre en forma de serpiente. En los discursos de amenazas de los profetas el «gran dragón. es el --> faraón, como representante de Egipto (Is 27,1; Ez 29,3; 32,2).
En el Nuevo Testamento, la palabra aparece sólo en el Apocalipsis, como símbolo del poder adverso a Dios, que procura estorbar los planes salvíficos divinos. he


Dualismo. Doctrina que subraya la contradicción existente en la realidad y la fundamenta en dos principios básicos que no se pueden deducir el uno del otro ni reducir a unidad (p. ej., bueno-malo).
El mensaje bíblico de un solo Creador y un solo Señor del mundo excluye radicalmente todo dualismo tomado en un sentido estricto. En el género -> apocalíptico judío se introdujo, bajo la influencia irania, un dualismo temporal: al --> eón actual, en el que domina el mal, se contrapone el eón futuro de la salvación, en el que Dios será el único Señor. Este dualismo del judaísmo posterior repercute en el Nuevo Testamento, pero es superado por el mensaje de Cristo: el -> reino de Dios y su dominio alcanzan ya desde ahora al hombre, la nueva creación ha comenzado ya, aunque el cristiano vive todavía sometido a tentaciones y sigue esperando la plenitud total. ma


Duda. A la duda en cuanto postura del •sí, pero., de la escisión y división, de la pérdida de la ingenuidad creyente del --> corazón, se le dedica en el Nuevo Testamento una especial atención (frente a la promesa y a la exigencia de fe incondicional). La duda no pertenece al campo específico de la razón reflexiva, sino de la oración y el comportamiento y, en sentido más estricto, de los obstáculos con que éstos tropiezan. La duda aparece contrapuesta a la -> fe que mueve montañas (Mc 11,22s) o que hace caminar sobre las aguas (Mt 14,31). La duda, que anida en los pliegues del corazón como temor, preocupación, desconfianza, angustia (cf. por el contrario Mt 6,19ss.25ss y otros y •poca fe., pone estorbos a la -> esperanza y a la seguridad y, por lo mismo, también a la actividad del -> amor. El que duda está dividido, es indeciso, inconstante, mentiroso, pendenciero, altivo; es la encarnación de lo inhumano (Sant) --> Hombre de poca fe. pe


Duelo fúnebre. Estos duelos estaban cuidadosamente reglamentados por la costumbre en la época bíblica. Eran practicados por los unidos por parentesco o amistad, por las acompañantes y, cuando se trataba de personalidades importantes, por todo el pueblo. Lloraban y ayunaban, con acompañamiento de golpes en las caderas y el pecho, se practicaban incisiones, se quitaban la banda de la cabeza, se rapaban el cabello, se cortaban o cubrían la barba, se arrojaban tierra o ceniza sobre la cabeza, se desgarraban los vestidos, vestían de saco y caminaban descalzos. Después del -> entierro solemne, se consolaba a los afligidos por la calamidad. do


Duelo (tiempo de). Se prolongaba, para los afligidos por una desgracia, durante siete días, ya que éste era el tiempo de purificación prescrito para los que habían tocado un cadáver y los ritos fúnebres implicaban tocar el cuerpo del difunto. Durante este tiempo se observaban estrictamente los duelos fúnebres y se repetían diariamente las lamentaciones. Los cuidados de la alimentación corrían durante este tiempo a cargo de los amigos. En forma menos estricta, el tiempo de duelo se prolongaba por treinta días más y, en caso de la muerte de los padres, se extendía por todo un año. do


Duplicado -› Narración paralela.