D
Dagón. Dios de la fecundidad del Asia menor, con funciones parecidas a las del --> Baal cananeo. Su culto se ex-tendió de Babilonia a Palestina. Dagón era un semidiós para los -> filisteos (1Sam 5). El tronco de la estatua de Da-gón, sin cabeza ni manos, sirve de ocasión para demostrar la superioridad de Yahveh sobre el Dios filisteo. we
Damasco. Antigua ciudad siria, sita en una fértil llanura. En el Antiguo Testa-mento
se la menciona por primera vez en la historia de Abraham. En tiempos de David
fue una poderosa ciudad, y alcanzó su máximo esplendor bajo los persas. El año
64 a.C. fue conquistada por los romanos. Numerosos judíos y cristianos
habitaron en ella. Pablo se convirtió en el camino hacia Damasco. zi
Dan (hebr. «juez»).
1. Hijo de Jacob y de Bilhá (Gén 30,3-6).
2. Tribu de Israel procedente de Dan. Al principio se estableció en la región
occidental de Jerusalén (Jos 19, 40-48) pero, bajo la presión amorrea,
retrocedió hacia el norte (Jue 1,34), asentándose en la fosa superior del Jordán
(Jue 18).
2. También se llamó Dan a la ciudad de Lais, después de haber sido conquistada
por los danistas. Estaba situada en la frontera norte de Palestina (Jue
18,27-29; 20,1) y contaba con un importante santuario (1Re 12,28-30; Am 8,14).
we
Daniel (hebr. «Dios es mi juez»). Personaje principal del libro de Daniel,
joven judío que en tiempos del rey Nabucodonosor fue deportado a -> Babilonia.
No es seguro que haya existido un Daniel histórico, ya que no aparece citado en
ningún otro texto. Con todo, lo más probable es que haya existido en realidad,
ya que la literatura apocalíptica mostró una fuerte tendencia a colocar sus
obras bajo la protección de una personalidad histórica. --> Daniel (libro de),
--> Apocalíptico (género literario), --> Apocalipsis. stu
Daniel (libro de). Además de la sección principal hebrea, el libro de Daniel
contiene una sección arannea (2,4b-7,28) y griega conservada únicamente en los
LXX. Abarca secciones narrativas (1-6; 13s) y visiones proféticas (7-12). Durante
las persecuciones de la época de los -> Macabeos, un autor desconocido reunió
las diferentes partes, ya por entonces parcialmente agrupadas en pequeñas
colecciones, guiado por la idea, consoladora para sus contemporáneos, de la
absoluta superioridad de Dios frente a todos los enemigos. Siguiendo el estilo
de la --> haggada, presentó a los judíos perseguidos el ejemplo de -> Daniel en
la corte babilónica. De acuerdo con la costumbre de su época, procuró dar a las profecías una importancia especial atribuyéndoselas a Daniel, personaje del pasado
muy conocido en aquel tiempo.
Aparte algunas secciones aisladas
de los antiguos libros de profetas (p. ej., Is 24-27), esta parte del libro de
Daniel es el único escrito -> apocalíptico del Antiguo Testamento. Este género
literario del judaísmo tardío se caracteriza por una exactitud histórica
desconocida en la profecía. En las cuatro visiones se expone, a través de los
símbolos de los animales y de otros elementos figurados, bajo cuyo anonimato el
lector contemporáneo podía adivinar la realidad, la conducta y el destino de los
grandes imperios dominadores del oriente. Por primera vez se interpreta en este
escrito toda la historia universal corno preparación del reino de Dios,
idea que el género apocalíptico neotestamentario llevará a su cumbre tomando
como base el libro de Daniel. oh
Danza. El Antiguo Testamento habla frecuentemente de la danza como expresión de
alegría (Ecl 3,4); después de una victoria, p. ej., las muchachas danzan en
corro (1Sam 18,6). Por otra parte, se menciona también el batir de palmas y el
golpear con los pies (indudablemente una danza a ritmo lento) como expresión de
tristeza (Ez 6,11). Desde la perspectiva bíblica, que considera al hombre como
unidad de alma y cuerpo, parece natural el deseo de sensibilizar en la danza las
tristezas y alegrías. En Éx 15,20 se muestra que también las oraciones (salmos)
podían hacerse con acompañamiento de danza. Aquí se hace fluctuante el tránsito
hacia la danza genuinamente cultual. De una danza así se trataba en la «danza
en torno al becerro de oro» (Éx 32). David no se avergonzaba, a pesar de su
dignidad regia, de danzar ante el arca santa (2Sam 6,14), lo que debe
interpretarse como expresión de una efusión religiosa. ur
Darío. Nombre de varios reyes persas: 1. Darío I el Grande (522-486), el más
poderoso de los reyes aqueménidas. Organizó el imperio, que se extendía
por el este hasta la India; fue derrotado en Maratón por los griegos (490
a.C.).
2. «Darío el persa» (Neh 12,22) es probablemente Darío II Notos.
3. Darío III, el último aqueménida, derrotado por Alejandro el 330 a.C. zi
David. Fuera de la Escritura, ninguna fuente histórica nos informa sobre David,
el segundo rey de Israel (hacia 1000-960). La Biblia (1Sam y 2Sam; 1Re; 1Cró)
informa: Fue el hijo menor de Jesé, de --> Belén de Judá, ungido en secreto por
--> Samuel como rey. Llegó a la corte de Saúl, según una tradición porque sabía
tocar el arpa, y según otra porque venció a --> Goliat. Como jefe de las tropas,
David se conquistó el favor del pueblo. Perseguido por Saúl, tuvo que huir, se
puso al frente de una banda de proscritos y posteriormente pasó a servicio de
los --> filisteos. Después de la muerte de Saúl, David es proclamado en --> Hebrón
rey de -> Judá y posteriormente de todas las tribus del norte. Conquista con
sus tropas --> Jerusalén y la convierte en capital del reino. En política
interior, busca la unión de las tribus; en política exterior, intenta someter
a sus enemigos y acrecentar su reino. Hace trasladar a Jerusalén el -> arca de
la alianza, proyecta la construcción del --> templo y es considerado como el
fundador del culto a Yahveh en Jerusalén. Es padre del linaje de los davídidas
que participan, muerto David, de la --> promesa de -* Natán. be
David (últimas palabras de). Pequeño canto, puesto en labios del anciano rey -->
David (2Sam 23, 1-7). En forma de sentencia profética, se le garantiza a David
y a su casa de la -> alianza permanente que Yahveh ha concluido con él. El
pasaje pertenece a las más antiguas capas de la promesa de alianza. El rey es
descrito como un vidente lleno del espíritu de Yahveh, como la imagen ideal del
soberano
que teme a Dios. Su cargo consiste en vigilar sobre la justicia y el derecho.
Los v. 3-4 parecen referirse al Señor divino del futuro; de este modo, el canto
es un testimonio de la más antigua esperanza salvífica en Israel. ba
De entre los muertos. Una de las más duras experiencias que pueden sufrir los
hombres es la de la imposibilidad de evitar la muerte, que amenaza la vida en
todo momento. Por eso, precisamente, la -> muerte es uno de los temas
fundamentales de toda -> religión. Frente a las ideas sin esperanza sobre el
hades y el sheol de los griegos y del antiguo oriente, frente a las fantásticas
teorías sobre la reencarnación y transmigración de las almas de las religiones
del extremo oriente, la perspectiva neotestamentaria de la muerte y de la -->
resurrección de entre los muertos significa un paso decisivo hacia adelante.
Para la interpretación actual de los pasajes correspondientes, debe tenerse
siempre en cuenta que, en el fondo de estas ideas, se encuentra la teoría
apocalíptica de los eones (-> Eón, -> apocalíptico [género literario]), cuya
metafísica hoy no podemos compartir. El más allá de la muerte no se puede
imaginar con los mismos conceptos que la existencia terrena. Por eso se habla
siempre en cifras, que es preciso traducir primero.
En este caso se encuentra la idea de que los muertos penetran en el sheol (cf.
en el credo apostólico: •descendió a los infiernos»), donde esperan durante
milenios la redención, que consiste en ser trasladados desde el mundo
subterráneo (localizado, de acuerdo con la visión del mundo del antiguo oriente,
debajo de la tierra) al cielo (sobre la tierra), para llegar así a la meta final
(unión con la divinidad). En este esquema precristiano de la redención, a -->
Cristo --> Jesús se le reconoce como aquel por quien acontece la resurrección de
entre los muertos. El significado actual de la
resurrección debe situarse en un vivir en la fe de la realidad de la prometida
superación de la muerte. Las ideas objetivadas sobre el más allá son desplazadas
por la --> esperanza en la permanencia de la existencia humana sensible más allá
de la muerte. hi
De una vez para siempre. Este giro, con el que se intenta traducir la palabra
griega ephapax, no aparece en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento
sólo se lee en Pablo y en Heb. El texto de 1Cor 15,6 puede dejarse de lado, a
este respecto, debido a que no tiene un significado específico. En cambio, la
expresión tiene un marcado y consciente carácter cristológico en Rom 6,10 y Heb
7,27; 9,12 y 10,10. Así como y porque la muerte de Jesús fue definitiva e
irrevocable, también es irrevocable y definitiva su vida como resucitado •de una
vez para siempre» y, consiguientemente, la -> justificación que se nos ha
concedido con promesa eficaz derivada exclusivamente de la -> misericordia
divina (Rom 6,3-11). Heb 7,26-28 enseña que la muerte de Cristo, entendida como
sacrificio expiatorio, tiene un carácter definitivo e insuperable. -> Cristo
entró, como el -› sumo sacerdote — y de muy distinto modo que los sacerdotes
veterotestamentarios — en la presencia increada de Dios (Hebr 9,11s), y llevó a
cabo •de una vez para siempre• la santificación de los suyos (Heb 10,10, -->
Mesías c). Tanto en Pablo como en Heb la expresión es polémica: frente a los ->
cultos mistéricos y la piedad cultual veterotestamentaria, afirman la
singularidad, la plena eficacia, la validez definitiva y la suficiencia de la
acción salvífica de Cristo, que excluye todas las demás obras. Encomiendan así a
toda cristología fundamentada en la Biblia la tarea de poner en claro esta
exclusividad de la actuación salvífica de Cristo, que hace imposible cualquier
•teología del merecimiento.. Pero la teología debe precaverse de objetivar e
identificar esta
exclusividad con la exclusividad de la Iglesia y de sus sacramentos, con lo que
se volvería a caer en la piedad cultual. sch
Deber. La piedad legal judía considera la -> alianza como un contrato que obliga
a las dos partes: el creyente tiene obligaciones frente a Dios y, a la inversa,
Dios tiene obligaciones frente al creyente. Pero Pablo rechaza esta perspectiva.
Si alguien considera que, con sus buenas obras, obliga a Dios, ocurre entonces
que Dios da la --> recompensa de acuerdo con las obras, no de acuerdo con su
gracia (Rom 4,4), de tal suerte que aquel tal sigue sin redemir (->
Justificación). En consecuencia, sólo puede hablarse de deberes en el ámbito
interhumano, en el que se dan deberes para regular las relaciones de la
convivencia entre los hombres. do
Debilidad. La expresión puede referirse a la debilidad corporal o, en un sentido
más universal, a la incapacidad. El Antiguo Testamento sabe que el hombre es
débil y depende del poder creador de Dios. De esta debilidad humana habla el
Nuevo Testamento (p. ej., Mc 14,38). Pablo puede en alguna ocasión equiparar al
débil con el impío (Rom 5,6.8; cf. también Heb 4,15) y designar a los hombres
sin Cristo como débiles. Con todo, también el cristiano vive en este mundo
todavía en debilidad y angustia (Rom 14), vive sometido a tentación y depende,
en su debilidad, del Espíritu de Dios (Rom 8,26). Pero, por otra parte, la
debilidad es precisamente la característica del cristiano: Dios ha elegido lo
débil, es poderoso en lo débil. De ahí que Pablo puede -> gloriarse de su
debilidad (2Cor 11,30). ma
Débora (hebr. •abeja•). Profetisa del antiguo Israel que, apoyada en un oráculo
de Yahveh, exhortó a luchar contra los cananeos (Jue 4, 4ss). El canto de
Débora, que celebra la victoria israelita (Jue 5,2-31), constituye uno de los textos poéticos más antiguos
del Antiguo Testamento. Este cántico de victoria ofrece un testimonio importante
para conocer la lengua, la historia y la religión de Israel en los siglos XII-X1
a.C. he
Decálogo (gr. «diez palabras»; los diez mandamientos). En el Antiguo Testamento
hay una doble tradición sobre el decálogo. Según Éx 20,1-17 y Dt 5,621 fue
escrito por -> Moisés, siguiendo las instrucciones de -> Yahveh (Éx 20) o por el
mismo Yahveh (Dt 4,13) en dos tablas. En Lev 19 y Éx 34,14-26 (-+ Dodecálogo) la
tradición presenta otra forma.
a) Hacia el siglo XIII a.C., Dios concluyó en el -+ Sinaí una --> alianza con
las tribus de Israel y las hizo su pueblo. La institución de la alianza puede
muy bien remontarse hasta Moisés como mediador, pero no podemos reconstruir lo
sucedido en el Sinaí. Ciertamente sería falso imaginar que la Biblia narra una
experiencia mística, de la que habrían participado todos los reunidos y en la
que Dios habría proclamado con toda exactitud y a oídos de todos el texto del
decálogo que ha llegado hasta nosotros. Las narraciones de la Biblia llevan el
sello de una utilización cultual prolongada durante siglos y esto es válido
también respecto del decálogo, que nació indudablemente en la época de los
jueces. En las épocas posteriores, el decálogo se convirtió en uno de los textos
más conocidos del Antiguo Testamento.
b) El decálogo ofrece una síntesis de la ley moral natural (.derecho natural.).
Sus raíces (prescindiendo del primer mandamiento) se hallan en las costumbres en
vigor en otros pueblos y también entre las tribus patriarcales seminómadas. A
partir de estos elementos se formó y más tarde se formuló, con carácter general
obligatorio para todo Israel, el texto del decálogo, con el objeto de señalar lo
que era malo y destructivo y arrojarlo
de la comunidad. El «tú debes» se dirige a todo el pueblo.
c) El decálogo es un compendio catequético, que establece los límites extremos
del orden de la alianza y exige siempre nuevas acomodaciones e instrucciones, de
acuerdo con la diversidad de las situaciones concretas de la vida. Las
prohibiciones, que inicialmente sólo afectaban al acto externo, se amplían a
los actos internos (sentimiento e intencionalidad). Los preceptos de la primera
tabla marcan los límites entre Dios y los dioses, entre Israel y las religiones
de los demás pueblos. Israel es llamado a dar testimonio de Dios. Los preceptos
de la segunda tabla contienen el orden fundamental de la sociedad humana.
Protegen el derecho del prójimo a la vida (no matar), a su propia mujer
(adulterio), a la libertad (no raptar = no hurtar), a su propia honra (no acusar
en falso, no dar falsos testimonios), a su propiedad. Se cita aquí a juicio a la
prepotencia y el despotismo humano de todos los tiempos.
d) El decálogo es el texto fundamental de la alianza con Dios: es leído en el
culto en sustitución de un documento de la alianza más antiguo. En el decurso
del tiempo se insertan nuevos textos en las ceremonias litúrgicas, que se
ordenan sobre todo a explanar e interpretar el Precepto fundamental (p. ej., Dt
1,11). Esta tendencia marca su huella también en el Nuevo Testamento. be
Decapitación. Ejecución de la —> pena capital, usada especialmente durante la época de la monarquía por crímenes de lesa majestad y alta traición. La decapitación se haCía a espada (p. ej., 1Re 2,25). sc
Decápolis (gr. «diez ciudades»). Grupo de ciudades helenísticas, situadas en la
región oriental del Jordán, unidas entre sí por una alianza y que formaban
parte de la provincia romana de Siria (Mt 5,20). we
Decisión. La decisión presupone que la existencia humana se encuentra en
proceso evolutivo de formación (--> Evolución) (Kierkegaard) y que el hombre
está siempre en marcha desde sí mismo hacia sí mismo. Por la decisión se acepta
una situación, se la convierte en certeza subjetiva. La situación decisiva es
para el hombre una situación coaccionante; propiamente no puede desviarse de
ella o dar rodeo. ya que si rehúsa tomar una decisión, cae en una nueva
situación y se enfrenta con una nueva decisión. La necesidad de decidir brota
o bien de una exigencia de otro hombre o bien de una exigencia planteada por una
determinada situación vital.
En el lenguaje de la Biblia, el honnbre se decide en primer término frente a su
Creador, a favor o en contra. O bien entabla un --> diálogo viviente con su
Creador, o bien lo interrumpe y se cierra así a su origen. La historia de Dios
con los hombres es una historia de decisiones. Dios se decide o a favor de su
pueblo (—> Alianza), como salvador, o en contra de él como juez vengador. Israel
tiene siempre decisión libre a favor o en contra de su liberador, pero demostró
no ser capaz de mantenerse fiel a sus decisiones en favor de Yahveh. Ahora Dios
se ha decidido definitivamente en --> Cristo --> Jesús; y se ha decidido por
igual manera en favor de cada hombre. Ahora es ya tarea del hombre responder
con sus hechos a esta decisión divina.
La decisión humana se confirma en la --> práctica. La decisión de respuesta en
favor de Dios y la decisión de responsabilidad ante los hombres corresponden
al quehacer del Evangelio. A partir de Cristo, el hombre alcanza la posibilidad
de decisiones libres (—> Libertad de opinión). Todo aquel que acepta a Cristo
debe poder decidir con libertad sobre lo que es concretamente para él voluntad
de Dios, o más exactamente, lo que es justo para su vida (cf. Rom 12,2 y Flp
1,9-10). Pero
también, a partir de Cristo, el hombre está gravado con la carga de su decisión
libre; nadie puede rehuirla. En efecto, si Dios se ha decidido en Cristo en
favor nuestro, entonces recae sobre nosotros la tarea de responder con nuestra
vida a esta decisión. Ser cristiano significa expresar en palabras a los
hombres la decisión definitiva de Dios en Cristo, comunicarla y hacerla llegar
a todos. gr
Decisión sobre el sacrificio. La mentalidad judía consideraba la práctica del
culto como un medio de «hacerse grato» a Dios en virtud del —> sacrificio (Lev
1,3s). De ahí que el sacerdote tuviera el encargo de proclamar en voz alta si
un sacrificio era aceptado por Dios (--> Ritual de los sacrificios). También
los profetas (cf. Is 1,16s; Am 5,21ss) recurrieron al estilo de las decisiones
sacerdotales sobre el sacrificio, para encarecer su mensaje de juicio y
condenación: cuando el comportamiento del pueblo es contrario a la alianza, el
—> culto es inútil y ofensivo ante Dios. pa
Decreto apostólico. Probablemente con ocasión del llamado —> concilio apostólico
(Act 15,22-32), pero acaso también unos años más tarde (Act 21,25; cf. Gál 2,6,
donde no se menciona este decreto), los apóstoles reunidos en Jerusalén enviaron
un mensaje a las comunidades cristianas de Siria, en que se les pedía a los -> helenocris-tianos abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de
los animales estrangulados y de la impureza (uniones irregulares) en el sentido
de Ley 17 y 18. Declararon innecesaria para la salvación la ley judía en el caso
de los cristianos procedentes del helenismo, y abrieron así decididamente el
camino hacia la universalidad del cristianismo. hi
Decurla. Sección del ejército, que consta de diez hombres. Éx 18,21 y Dt 1,15
hace remontar estas secciones a la
época del desierto. Ismael, asesino
de Godolías, era jefe de uno de estos
grupos (Jer 41,1). we
Dedo de Dios. Símbolo del poder de Dios (Sal 8,4). Las tablas de la ley fueron
escritas por el dedo de Dios (Éx 31,18). Jesús expulsa a los demonios con el
dedo de Dios (Lc 11,20). Dedo de Dios es aquí expresión de una intervención
inmediata y concreta de la divinidad. sc
Defecto. En Lev 21,17ss se enumeran los doce defectos qué no deben tener los
sacerdotes; en Lev 22,20ss se mencionan otros doce que no debe tener ningún
animal ofrecido en sacrificio. Para la época de la salvación se promete la
desaparición de todos estos defectos (Is 29,18). Cuando Jesús cura con sus -->
milagros los defectos, indica que se ha iniciado ya el —> fin de los tiempos (Mt
11,5). -> Lepra, --> Ceguera, —> Cojo, --> Enfermedad. zi
Definición de Dios. Cuando Dios se revela, comienza sus palabras en primera persona, para hacer ver patentemente que reclama para sí todas las
cosas (Gén 15,7; Éx 20,2ss; Dt 32,39ss).
En los predicados «Yo soy tu escudo»
(Gén 15,1), «Yo soy el que soy» (Éx
3,14ss), «Yo soy un Dios celoso» (Éx
20,5), «Yo soy piadoso» (Jer 3,12) y
otros semejantes, Dios quiere manifestar su esencia, Dios se define de estemodo para poner bien en claro la
exclusividad de su poder que, en la exposición de sí mismo que hace a Israel, debe desembocar en el reconocimiento de Dios por parte del pueblo.
go
Degollar. Modo especial de sacrificar los animales en el culto. Se cortaba el cuello al animal por debajo de la laringe para que muriera desangrado (Dt 12,15s.21; cf. Gén 9,4). we
Democratización. Se indica con esta
palabra el proceso de transformación social en el que el poder y la responsabilidad sociales pasan de manos de
unos pocos privilegiados a las de todos los ciudadanos. La Biblia no proporciona
ninguna contribución directa para el proceso de democratización de la sociedad.
Ella misma ha nacido en una forma social jerárquica y monocrática. Y así, el
apóstol Pablo puede incluso aconsejar a los cristianos la sumisión a la
autoridad monocrática (Rom 13,1) y decir a los esclavos que no anhelen la
manumisión. Con todo, el Evangelio, tomado en su conjunto, proporciona una ayuda
esencial al proceso democrático de la sociedad. Y aunque la --> Iglesia no ha
caminado directamente por ese camino, los contenidos de la predicación cristiana
han contribuido a introducir y preparar ese proceso. –> Jesús llama a todos sus
–> discípulos •hermanos»; nadie puede presentarse entre ellos como mayor o más
poderoso, nadie debe llamarse -maestro» o «padre (Mt 23,8-10). Ni siquiera
Jesús aparece como portador de títulos honoríficos, como sacerdote o señor: es
hombre entre los hombres, --> hermano entre los hermanos (Jn 15,14; Lc 12,4). Y
se considera hermano precisamente de los pequeños, de los socialmente
insignificantes, se considera justamente enviado a ellos (cf. Mc 2,17). Entre
sus discípulos no debe haber grados ni --> clases (cf. Lc 9,46ss). Puesto que es
hermano de todos, puesto que murió por todos, no existen ya, entre los que
confiesan el nombre de Cristo, diferencias de categoría. No las hay entre -->
varón y --> mujer, entre religiosos y no religiosos (Gál 3,28). El contenido
revolucionario de estas sentencias sólo puede ser justamente apreciado cuando se
considera el trasfondo del orden social de aquellos tiempos. gr
Demonio. En la fe popular griega, los demonios son seres dotados de poderes
divinos que amenazan al hombre y de los que éste procura defenderse mediante
fórmulas mágicas: "se encuentran por doquier, todo lo penetran, no les detienen puertas ni cerrojos,
cubren la tierra como hierba' (fórmula mágica). Los LXX ponen en un mismo nivel
a los demonios y a los dioses paganos, que son nada. Los demonios gozan de una
relativa independencia. Al crecer, durante el exilio, la influencia persa (cf.
–> Tobías [libro de]) los demonios quedan sometidos — en cuanto seres
espirituales caídos — al poder de –> Satán (expresado en imágenes en Is 14,12).
En el Nuevo Testamento, los demonios sirven para señalar las dimensiones
profundas de la obra redentora de Jesús. En los Evangelios, se nos habla de
espíritus impuros en conexión con la –> posesión diabólica (–> Expulsión de los
demonios).
Es de notar la diferencia entre el contenido de la afirmación y el modo de
presentarla. La zona de dominio de los demonios se sitúa allí donde las
realidades intramundanas susceptibles de experimentación tienen una dimensión en
profundidad sobre la que el hombre ya no puede disponer. Se camuflan
perfectamente. Su poder tiene unidad y al mismo tiempo diversidad (Mc 5,9).
Vinculan el hombre a la obstinación de una vida anónima y disonante, que se
niega conscientemente al resplandor del Creador. Para aquellos mismos que vivían
desde Satán, Jesús pasaba por demoníaco (cf. Jn 8, 44ss). Pero, a la inversa,
los demonios sabían muy bien que Jesús tenía poder para aniquilarlos (Mc 1,24).
En el cuerpo de Jesús que muere en la –> cruz se disuelve y se quebranta todo
humano poder propio y toda fuerza satánica extraña en el amor obediente del Hijo
(Col 2,15). Doquiera en el hombre que actúa conscientemente el mal supera al
bien y lo anula, se endemonia la historia. El discernimiento de los espíritu que
seducen y llevan al error y al engaño (1Cor 12,1ss) sólo es posible con la
fuerza del Espíritu Santo. El poder del mal, aparentemente invencible, ha
quedado radicalmente debilitado, en el Espíritu de Cristo. -> Potestades y
principados. wi
Deportación -+ Exilio.
Derecha e izquierda. 1. Con esta
expresión se distiguen los dos lados: mano derecha e izquierda, ir por la
derecha o por la izquierda (Gén 13,9). La derecha indica también la protección
divina (Is 63,12). Consiguientemente, la derecha significa felicidad y la
izquierda desdicha (cf. 25,33).
2. Derecha e Izquierda significan los puntos cardinales: si se mira hacia el
este, se encuentra a la derecha (al sur) la Arabia feliz y a la izquierda (al
norte) un imperio hostil, al norte de Siria (cf. Is 54,3). sc
Derecho. Debe distinguirse entre derecho,
costumbre, usos y ética. El derecho se formula en sentencias preceptivas y se
refiere a los hechos externos, que pueden ser impuestos o prohibidos por un
poder externo (-> Castigo). Mientras que en el antiguo oriente, el derecho fue
coleccionado en códigos por diversos pueblos (cf. el código de -> Hammurabi, la
antigua ley asiria, la ley hittita) dentro de un estilo unitario, en el Antiguo
Testamento no existe un derecho formulado con unidad intrínseca. Por el
contrario, las prescripciones jurídicas se encuentran diseminadas un poco por
doquier, bien como colecciones relativamente completas — como el -> libro de la
ley — o en sentencias aisladas, o también muchas veces (implícitamente) en las
secciones narrativas. Las prescripciones expresadas en fórmulas jurídicas se
dividen en tres géneros: la forma apodíctica, casuística y participial; la
tercera es una mezcla de las dos primeras.
Las sentencias jurídicas apodícticas exponen en una sentencia breve e
Incondicional una prohibición o un mandato que reclama validez universal (por
ejemplo, Ex 23,7). De esta forma está promulgado el -> decálogo.
Las sentencias jurídicas casuísticas se refieren a casos concretos bien
determinados, con eventuales infracciones y castigos especificados.
En las formulaciones participiales, el hecho de la infracción se inicia con un
participio (p. ej., Ex 21,12).
La «situación vital (Sitz im Leben) del derecho apodíctico y del
casuístico es diferente. El derecho apodíctico, que frecuentemente se presenta
en series o listas (decálogo), fue considerado durante mucho tiempo como el
«genuinamente israelita, frente al derecho casuístico, que habría sido tomado
de los cananeos. Con todo, últimamente se han descubierto también fuera del
ámbito de Israel sentencias jurídicas en estilo apodíctico. En todo caso, es
indudable que la mayor parte de los preceptos y prohibiciones referentes al -->
culto fueron formulados en Israel en estilo apodíctico. Como origen de este
derecho apodíctico se acepta actualmente la ordenación propia de la familia y de
la tribu.
Como derecho en sentido profano sólo puede considerarse el derecho casuístico,
vinculado, con sus determinaciones sobre el castigo, a una violación concreta,
mientras que el derecho apodíctico plantea exigencias de principio, que obligan
también en el futuro. --> Precepto, -+ Ley, -> Instrucción. schü
Derecho profano. Una vez efectuado el
tránsito de la forma de vida seminómada de las tribus israelitas a la vida
sedentaria de Canean, ya no bastó en Israel el derecho divino para regular las
formas cada vez más complicadas de la vida social. Fue preciso hallar
ordenaciones jurídicas adicionales acordes con las situaciones sociológicas
modificadas. El llamado libro de la alianza (Ex 21-23) contiene en su primera
parte (21,1-22,16) derecho civil y penal. Hay aquí, entre otras, disposiciones
jurídicas sobre las deudas y préstamos, sobre los delitos y derechos de sangre y
asilo, compensación de daños y responsabilidad civil, es decir, materia legal
profana, tomada en gran parte del derecho ciudadano cananeo en conexión
consiguientemente con la tradición jurídica general del oriente. Pero como para
Israel todo derecho tiene su origen en Dios, también estos préstamos legales
adquieren carácter sacro y fueron unidos al derecho divino apodíctico. --> Ley. ba
Desacralización. La actual situación del
mundo exige a los cristianos una especial clarividencia para entender bien el
alcance y la naturaleza de su herencia sagrada, •porque hay un solo --> mediador
entre Dios y los hombres, –> Cristo --> Jesús, hombre también, que se entregó a
sí mismo como –> rescate por todos• (1Tim 2,5-6). La Iglesia apostólica se
distanció de todos los cultos paganos y no aceptó tampoco el –> culto de Israel,
querido en otro tiempo por Dios. No desarrolló ningún culto propio, ni formas
sacras propias. No alzó ningún templo como espacio •sagrado• y aparte. No
apareció en el Estado romano como una comunidad oficial de culto, como p. ej. la
Academia de Platón ante las puertas de Atenas.
La Iglesia se entendía a sí misma como una hermandad, en la que todos los
•santos» tenían acceso directo al –> Padre. No conocía ninguna acción
sacrificial y cultual propia de ella. Son cristianos los que •sirven a Dios en
el Espíritu Santo. (Flp 3,3). Su vida es, concretamente, el •culto espiritual.,
como dice Pablo utilizando un motivo de la ilustración helenística (Rom 12,1).
La primitiva Iglesia no conocía personas consagradas. Para designar los
servicios eclesiales no se toman palabras de la esfera sacra, sino que se
recurre al lenguaje profano pagano o judío empleado para los funcionarios:
apóstol, evangelista, maestro, obispo (= vigilante), presbítero, presidente. En
ninguna parte se de signa a estos presidentes como personas sacras o
consagradas, sino que se les presenta como •ordenados• por la –> imposición de
manos. Jesús en cambio es portador del Espíritu, donador del Espíritu, es decir,
absolutamente espiritual. En cuanto •santo de Dios», tiene rasgos sacerdotales,
es •sumo sacerdote• y liturgo. El culto espiritual sólo se concibe «por él•.
En el gesto solemne de la --> cena (–> Eucaristía) abandona Jesús, con la
bendición de la copa, la forma cotidiana de la comida judía. Contrariamente a la
costumbre establecida, junto con el pan reparte también su copa entre los
comensales: tomad y repartid entre vosotros. Y todos bebieron de ella. Se añaden
unas palabras explicativas: esta copa es la –> nueva alianza en mi –> sangre
(--> Eucaristía [relatos de la institución]). A partir de entonces posee la
Iglesia apostólica una acción simbólica (sacramental) que no puede deducirse
simplemente de un acontecimiento intramundano y que, por consiguiente, no puede
allanarse a la profanidad de un «mundo mundano•. Esta acción simbólica del vino
y del pan se cruza incómodamente en el camino de todas las comidas y bebidas
normales de los hombres. En última instancia, la muerte de Jesús en la cruz y su
resurrección contradicen toda la historia mundana. La Iglesia tiene la tarea de
presentar la cruz enhiesta como signo de salvación. Por lo mismo, debe portar
ella misma este signo de la cruz en su propio cuerpo. Y en esto consiste toda su
•sacralidad•. Todo lo recibe prestado de Cristo. Y Cristo es el fin de lo sacro.
Profanidad, –) Culto a Dios por la existencia mundana. wi
Descenso a los infiernos. Sobre
una predicación de Cristo en el –> sheol o mundo subterráneo, nos informa
únicamente 1Pe 3,19. El pasaje está emparentado con un --> mito judío: -+ Henoc
habría anunciado a los ángeles que desobedecieron en el –> diluvio (Gén 6) su
condenación definitiva. Pero en –> Cristo es de otra manera: predica a los
hombres (entonces desobedientes) la –> redención (cf. 1Pe 4,6). Esta redención
alcanza también a los que ya han muerto, y se describe el sheol —que
posiblemente se sitúa en las alturas (cf. Ef 6,12)— como poder que cierra el
camino que lleva al –> cielo. La bajada de Cristo a los infiernos significa,
pues, ya, a pesar de la muerte y de la culpa, que está abierto el camino hacia
Dios. Cf. también Rom 7; Ef 4,8 Mt 12,40. --> Mundo (imagen del), --> Infierno.
Desde el principio. Expresión usada en
el Nuevo Testamento con varios sentidos; el significado concreto debe deducirse,
en cada ocasión, del contexto correspondiente.
En primer lugar, significa un principio anterior a todo tiempo. Así, 1Jn 1,1
anuncia •lo que fue desde el principio», es decir, a Cristo. También 1Jn 2,13s
describe a Cristo como aquel que •era desde el principio•, expresión con la que,
como en la sentencia --> •al principio» de Jn 1,1, se afirma su preexistencia.
En Jn 17,5, Cristo habla de sí en este mismo sentido: ruega que Dios le dé la
--> gloria que ya tenía junto a él «antes de que existiera el mundo•.
El segundo significado de la frase designa un punto temporal que está al
principio del tiempo: en Mt 19,4.8 se habla del principio o primer instante de
la creación. Dios creó al hombre desde el principio como varón y mujer y, según
la voluntad de Dios, no existe el divorcio desde el principio. Aquellas cosas,
pues, que no sólo comenzaron a existir una vez iniciada ya la historia, sino que
se apartan además del primitivo plan de Dios, no fueron desde el principio.
Jn 16,4 se refiere al inicio de la actividad pública de Jesús: los discípulos
estuvieron con él desde el principio. 1Jn 2,24 designa el principio de la
existencia cristiana o de la predicación del Evangelio. Si los cristianos
conservan la palabra de la primera predicación, se mantienen unidos con Dios. El
hecho de que el comienzo de la actividad de Jesús, la predicación de la fe
por los apóstoles y la aceptación de la fe por los creyentes se designen con la
expresión •desde el principio•, hace que los tres acontecimientos se sinteticen
y sean concebidos globalmente como acontecimiento salvífico para aquellos que,
por este camino, permiten que se inserte en sus vidas un nuevo comienzo. tho
Desechar. Concepto bíblico de carácter
juridicorreligioso, que en el Antiguo Testamento está en correspondencia con el
tema de la --> elección y, en cuanto tal, sirve para la proclamación y
explicación de las relaciones de alianza entre Dios y el hombre. En el Nuevo
Testamento, el concepto tiene su peculiaridad por su concentración en Jesús,
desechado por los suyos, y en la situación dialéctica de la existencia
cristiana, distendida entre la –> salvación recibida y el –> juicio próximo,
situación en la que el creyente debe dar prueba de sí.
El sujeto que rechaza es, por un lado, el hombre que rechaza a Dios, su palabra,
al Hijo del hombre, etc. (Núm 11,20s; Is 30,12; Mt 8,31; 1Pe 2,44). Pero, por
otro lado, y como consecuencia de esta definitiva toma de posición del hombre,
también se produce el no de Dios a los hombres. kl
Deseos. En el Antiguo Testamento no existe una palabra expresa para significar este concepto. El --> decálogo prohíbe no sólo obrar mal, sino también desearlo (Éx 20,17). Después de la época veterotestamentarla, brota en el judaísmo la idea de que los impulsos al –> mal, los deseos, se encuentran en todos los hombres y son la causa de todos los --> pecados; por eso la lucha contra los pecados pide, sobre todo, ejercicio de renuncia y también continencia sexual. Pablo acepta esta concepción judía del poder de los deseos (Gál 5,16s). Con todo, no son los ejercicios ascéticos los que liberan al hombre de sus deseos malos, sino el don de la —> vida nueva de Cristo, que debe realizarse en una conducta nueva (Gál 5,25). La Biblia no quiere hacer afirmaciones sobre la naturaleza de los deseos humanos, principalmente los sexuales. Habla de los deseos sin reflexionar sobre su origen y sin concederles un lugar fijo en su visión del hombre. —> Antropología. oh
Desesperación. a) No es un concepto bíblico.
Los vocablos correspondientes son •tormento» (Sal 73-16), •hiel y dolor• (Lam
3,5), •desaliento• (Ap 21,8), •amargura», etc. Más instructivas son, para el
pensamiento bíblico sobre la desesperación, dos narraciones aleccionadoras: la
desesperación de Caín (Gén 4,13ss) y las últimas palabras de Jesús (Mc 15,34).
Al fratricida Caín le alcanza la maldición divina: el campo que ha bebido la
sangre del hermano asesinado no dará al campesino Caín ni frutos ni hogar
permanente. Caín comprende que su crimen le ha arrebatado toda perspectiva y
posibilidad en la vida; todo se le ha convertido en nada. Como el asesinato es
ya un hecho inamovible, como no le parece ya posible ningún comenzar de nuevo en
virtud de un perdón divino, Caín piensa que ya nada bueno puede apostarle el
futuro. Se encuentra en un final sin salida, piensa incluso que ni siquiera está
en camino. Pero la sentencia de Dios niega precisamente todo esto (Gén 4,15);
abre un camino y pone a Caín, para garantizarle seguridad, bajo la expresa
protección divina, visible en una señal. La desesperación es pues, por una
parte, el estadio final del pecado, el «llegar al fin» del hombre (cf. Sal
32,3s); pero, por otra, Dios es superior a toda desesperación, la transforma en
su juicio permanente que también tiene en cuenta al hombre y su salvación.
Como el hecho mismo de la muerte de Jesús, también sus última palabras en la —>
cruz — «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?» (Mc 15,34) —
manifiestan su participación en la finitud de la vida humana: al morir tiene
Jesús la sensación de que sus proyectos han sido desbaratados y su obra ha sido
inútil; con todo, permanece en Jesús, por cuanto él mismo está por encima de su
situación actual, la orientación a Dios. La desesperación por su obra mesiánica
no procedía de pecados propios, sino de la resistencia de su mundo ambiente;
pero más claramente aún que en Caín, hay aquí una situación de «llegar al fin•,
de la nada sin salida, que no queda amenguada ni por el heroísmo ni por la
certeza de la resurrección y la victoria. De ahí que la respuesta de Dios — la
fe del centurión pagano (Mc 15,39) y la resurrección de Jesús — aparece como
algo absolutamente nuevo, como comienzo incondicionado que muestra a Dios como
vencedor también de la desesperación.
b) En la pastoral. El hombre actual siente cada vez más su situación como
desgarro y desesperación. Los jóvenes de especial inteligencia, los ancianos
solitarios y los enfermos, viven su soledad y desesperación como •enfermedad
para la muerte• (Kierkegaard). El sufrimiento, que hace al hombre consciente de
su debilidad y de su nada, es para el creyente llamada, impulso incluso, a
renunciar a sus propias capacidades; pero para el no creyente, es la experiencia
de una impotencia y un sinsentido carentes de toda perspectiva. Aquella especie
de •desesperación consolada• de 2Cor 4,8s y la desesperación carente de toda
esperanza, son ciertamente posturas contrapuestas, pero muy vecinas. La
desesperación auténticamente existencial, no la resignada y cansada sonrisa,
está llena de significación salvífica, tanto a nivel individual como general. En
efecto, en la veracidad y seriedad últimas de la desesperación, siente el hombre
con frecuencia a Dios como el último, el incondicionado y también ciertamente
como el que juzga. No tenemos aquí razón alguna para afirmar que —
contrariamente a lo que sucede en el juicio sobre el pecador — esta acción
juzgadora divina sobre los desesperados no incluya en sí ya la salvación como
don gratuito. --> Paciencia, —> Pasión, —> Palabras de Jesús en la cruz. sch
Desideologización. En el vocabulario de
los sistemas ideológicos, económicos, filosóficos y religiosos de todas las
tendencias, se encuentran siempre ciertos conceptos sumamente prometedores,
tales como paz y justicia. Y, con todo, la paz no acaba de aparecer y a los
oprimidos se les sigue negando su derecho. Ante esta inflación de
grandilocuentes palabras, la teología debe sentirse afectada en su propia
médula, porque se trata de sus propios conceptos, utilizados de diversas maneras
por distintas partes interesadas, o usadas a mero título de ornamentación. ¿Cómo
se comporta la teología frente a este confusionismo lingüístico? Si quiere estar
a la altura de su tarea profética, no puede renunciar al contenido de estos
conceptos; también ella debe y puede emplear estos vocablos ya casi vacíos, pero
no siempre puede hacerlo con conciencia tranquila. Es evidente que sólo puede
introducir en la cambiante realidad social aquello que los conceptos de paz y
justicia prometen, si pone bien al descubierto la tendencia consciente de los
que tienen siempre en la boca tales conceptos, si descubre el funcionamiento
social total que motiva la utilización de tales vocablos, pero que no pone en
práctica las posibilidades que llevan a la paz y a la justicia efectivas. Y sólo
podrá desempeñar esta tarea si se sirve de una crítica ideológica de orientación
sociológica que sea capaz de descubrir los determinantes de la conciencia falsa.
Si se acepta con Marx que la conciencia falsa es la apariencia socialmente
necesaria, entonces la aceptación de la teoría social resulta imprescindible
para el pensamiento teológico. Sólo desde el trasfondo de una estructura social
resquebrajada, dentro de la cual debe desenvolverse la vida, puede
desenmascararse la apariencia socialmente necesaria por ejemplo, la objetivación
de los conceptos y su funcionalidad trastornada — y empujar hacia adelante el
proceso de humanización (-4 Crítica social). Y entonces la teoría crítica de la
sociedad no sería ya tan sólo un medio auxiliar de la teología, sino su otro
estado de agregación, a cuyos contenidos sólo ella puede dar una nueva fuerza.
Es evidente que no se entiende la teología cuando sólo se entiende teología:
toda reconquista presupone una pérdida anterior. Por eso, cuando la teología se
consagra a la crítica de aquellos conceptos que reconoce como suyos propios, se
consagra también a la crítica contra sí misma, si quiere escapar al riesgo de
que sean conceptos inoperantes para ella. Mediante un proceso de autorreflexión
debe poner en claro por qué ha encasillado sus conceptos frente a la realidad
social y ha incurrido, por consiguiente, en la sospecha de ideología. Si
aquellos vocablos quieren superar su posible vacía atemporaiidad y volver a la
historia, deben reconquistar su perdida esencia social, lo que sólo puede
ocurrir a lo largo de una penosa reconstrucción del proceso de mediación entre
teología y sociedad. Sólo si entra dentro de la dinámica histórica de la
totalidad social, en el proceso de la producción de vida en mutación constante
al que ella debe su historia, puede la teología contribuir al rescate de
aquellos intereses humanos fundamentales que ella garantizó y conservó a lo
largo de la historia. Ciertamente, sólo se volverá a reconocer la realidad
anhelada haciéndose solidaria de los desdichados y ultrajados, de los vejados y
oprimidos, a los que no sólo se ha de consolar, sino también emancipar. A través
de estos intereses prácticos la teología se precave, al mismo tiempo, de
convertirse en un sistema de valores ideológicos estables, en un mundo más bello
que ha perdido el mundo y cuyo carácter de sucedáneo no haría sino afirmar la
injusticia existente. Pues, en efecto, los meros conceptos teológicos y las
confesiones de fe son ampliamente tolerados por nuestra sociedad como asunto
privado inofensivo. ar
Desierto. En el Antiguo Testamento, el desierto se
considera en general como un lugar terrorífico (Dt 19,1), que nadie puede
atravesar (Jer 2,6), lleno de peligros (Lam 5,9), de tribulación y angustia (la
30,6), lugar de los demonios Os 13,21) y de la ira de Yahveh (Jer 4,26s).
Especial significación reviste el desierto como época y lugar entre el --> éxodo
de Israel de Egipto y la conquista de --> Canaán:
1. El itinerario seguido en el desierto durante la marcha del grupo de Moisés
desde Egipto a Canaán es casi imposible de reconstruir a base de las
indicaciones de Éx 15-19; Núm 10-14; 20-22; Dt 1-3, ya que los textos ofrecen
«geografía histórica», y, por ello los nombres de los lugares no siempre
proceden de tradiciones que se refieren al hecho, sino que han sido tomados de
otras tradiciones (por ejemplo, la indicación de las estaciones de un viaje de
peregrinación desde Canaán al Sinaí en Núm 33), o bien son valores simbólicos, o
incluso invenciones que se introdujeron en las tradiciones históricas. La doble
ruta de la marcha por el desierto que hoy se admite comúnmente, una corta más
antigua (que marcha directamente a Cades a lo largo de la costa mediterránea) y
otra más larga y reciente (por la punta sur de la actual península sinaítica),
no puede tomarse como punto de partida de una reconstrucción histórica, sobre
todo porque ni siquiera puede ponerse en claro la localización exacta del –>
Sinaí/Horeb. El dato — reciente desde la perspectiva historicotradicional — de
los 40 años de marcha por el desierto tiene mayor interés teológico que
cronológico (delimitación y eliminación de la generación rebelde que partió de
Egipto y a la que no se permite la entrada en la tierra prometida). Del mismo
modo, tampoco quiere ofrecer un número exacto el dato frecuente de una marcha de
tres días.
El Tetrateuco (los libros de Gén a Núm) ve la marcha por el desierto como tiempo
de los milagros (dei agua, del maná, de las codornices), de los castigos
(serpientes, aniquilación de Datán, Abiram y de los coraítas, lepra de María,
denegación de la entrada en Canaán a toda la generación del éxodo, con excepción
de Josué y Caleb) y sobre todo del encuentro con Dios (Sinaí).
2. Los profetas, en especial, explican la época del desierto como tiempo de -+
salvación y de --> castigo. Oseas y Jeremías la consideran como el --> principio
(ideal) de los tiempos y la etapa de la inalterada armonía entre Dios y su
pueblo que, con amor de recién desposada y con fidelidad de juventud, marchaba
tras Yahveh (Jer 2,2). El encuentro con Dios en el Sinaí se convierte, sin
mencionar los nombres de Sinaí/Horeb, en principio de interpretación de toda la
época del desierto. Oseas y Jeremías no hablan de --> teofanías sino —
teocéntricamente — del ver, hallar y conocer a Yahveh que pasa por el desierto,
que elige a --> Israel como –> esposa o --> hijo. Esta época del -desierto del
•primer amor» es el espejo en que el pueblo rebelde de su época ha de mirarse
siempre; al mismo tiempo, estos profetas prometen una nueva época del desierto
de la –> conversión (Os 2,16ss).
Muy de otra manera, Ezequiel y la escuela deuteronómica (Dt 1-3; Sal 78; 106)
interpretan el desierto como tiempo del continuado apartamiento de Yahveh y del
gran juicio de castigo. También Ezequiel promete un nuevo éxodo en el desierto (Ez
20), cuya cota culminante será, como en el Sinaí, el diálogo •cara a cara» de
Dios con Israel, con palabras justicieras que separan estrictamente a los justos
de los desobedientes. De parecida manera considera Dt 8 a Dios como educador de
su pueblo, en cuanto en el desierto le coloca en situaciones críticas. En el
Deuteroisaías el prototipo de la marcha por el desierto se convierte en mensaje
de liberación a los exiliados en Babilonia. El nuevo camino del desierto desde
Babilonia a Palestina es ahora un magnífico recorrido procesional Os 40,1-11),
que transcurre a través de un desierto transformado en paraíso, con miríficos
manjares y corrientes de agua fresca. En este camino del desierto Israel ve de
nuevo a Yahveh; más aún, su gloria se revelará a toda carne (Is 40,5).
El Nuevo Testamento acentúa los dos aspectos del desierto. Heb 3,8s.17 pone
delante, como ejemplo amonestador, la muerte de la generación rebelde del
desierto, mientras que en el discurso de Esteban, la marcha es, con mirada
historicosaivífica retrospectiva:' tiempo de gracia especial de Israel (Act
7,36ss).
La soledad del desierto es, sobre todo, lugar de la cercanía de Dios. --> Juan
Bautista y Jesús se retiran al desierto (Mc 1 par.) para estar a solas con Dios.
En los círculos judíos se acentúa el carácter salvífico del desierto hasta tal
grado que se convierte en el lugar esencial de la salvación, del que vendrá
también el –> Mesías (cf. Mt 24,26). También la
365 mujer», es decir, la Iglesia, se retira al desierto, según Ap 12,6.14 y
estará allí oculta a los asaltos de –> Satán, hasta salir al encuentro de la
nueva venida de Cristo. De parecida manera, la comunidad de Oumrán espera la
salvación escatológica en el desierto de Judá. ze
Desierto (situación de). La marcha
de --> Israel por el --> desierto es una imagen de la fe. Las experiencias
vividas allí por Israel son ejemplo y amonestación para los bautizados (1Cor
10,6s). También es modelo de la fe la marcha por el desierto de --> Abraham:
•salió sin saber dónde iba» (Heb 11,8). Obedeció incondicionalmente la llamada
de Dios. De idéntico modo, --> Jesús y los profetas del Antiguo Testamento se
preparan en el desierto para el cumplimiento de su misión (--» Tentaciones de
Jesús). De parecida manera se retira Pablo, después de su conversión, al
desierto de Arabia. El desierto es el lugar de máximo riesgo e inseguridad para
el hombre. En este riesgo, en este estar expuesto, debe acreditarse la fe
cristiana. No tiene aquí ninguna seguridad, ninguna garantía; cuenta tan sólo
con la --) promesa de Dios. La fe no tiene lugar fijo y permanente; deja tras de
sí el pasado y se prepara para lo que está por venir. El creyente está en –»
camino. Debe avanzar a través de la oscuridad y el distanciamiento divino, a
través de los desiertos y sequedades de la vida. Sólo conoce la dirección: el
mensaje de Jesucristo. gr
Desmitizaclón. La Biblia no es un --> mito,
ni tomada en su conjunto ni en cada uno de sus escritos. El mito, en efecto, es
ahistórico, así como explicación del.–> hombre en su mundo. Los Evangelios, p.
ej., hablan de acontecimientos cuyo lugar y tiempo se pueden determinar (la
existencia y la muerte en cruz de Jesús, para mencionar únicamente lo
Indiscutible). Los mismos escritos bíblicos se entlenden, frente a su mundo
ambiente religioso, como desmitización: Yahveh se distingue de las divinidades
míticas de la naturaleza de Canaán en cuanto él está aquí, presente, en favor de
su pueblo e interviene en la historia. Cuanto más se presenta la proclamación
bíblica a través de la tradición — hecho que la hace equiparable al mito —,
tanto más acusadamente se marca la distinción entre ambos: «Os hemos dado a
conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo no siguiendo fábulas
ingeniosas, sino después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad•
(2Pe 1,16).
Sin embargo, en la Biblia se encuentran textos mitológicos, porque las
expresiones mitológicas forman parte del lenguaje del mundo ambiente de sus
autores. Es indiscutible la utilización de rasgos míticos para expresar la
experiencia y la historia humana del más allá, como ocurre muchas veces en el
género —> apocalíptico. Las imágenes de los cuatro seres ante el trono de Dios y
del cordero (Ap 4,7ss) y del dragón, cuyo aliento barre las estrellas del cielo
(Ap 12), provienen de la mítica astral babilónica. Juan es consciente de su
carácter figurativo y lo demuestra así al ponerlas en el mismo contexto de otras
imágenes, de tipo enteramente distinto, tomadas de la historia: la comunidad
perseguida (12,17) y el cordero sacrificado (4,6). La desmitización es aquí tan
necesaria y plena de sentido como en otras construcciones imaginativas.
Más importancia tiene una segunda forma de lenguaje mitológico: el hombre
expresa la experiencia de sí mismo y del mundo en Imágenes míticas. Así, p. ej.,
la mutua pertenencia del varón y la mujer (Gén 221-24); la extrañeza ante
hombres dotados de cualidades insólitas (Gén 6,1-4); la diversidad y hostilidad
de los pueblos (Gén 11,1-9). Con demasiada frecuencia la exégesis ha desconocido
el género Literario (—> Formas y géneros) de estos textos y los ha interpretado
erróneamente como historia. Para algunos investigadores, todavía no se puede
emitir un juicio seguro sobre los límites entre realidad afirmada y expresión
mítica de la afirmación.
A la hora de acometer una desmitización debe tenerse en cuenta:
1) A través del lenguaje mítico los autores han expresado conscientemente una
realidad, más o menos expresable en lenguaje racional.
2) Siempre que en este contexto se habla de una acción de Dios, este Dios es
Yahveh, es decir, el Dios vivo que actúa en la historia de Israel. Dios no es un
elemento inmanente del lenguaje mitológico, sino que, frente a la situación
míticamente descrita, aparece como su fundamento y su señor. La concepción
cíclica de la historia, esencial al mito, es sustituida por una concepción
lineal (—> Mito). De este modo se logra ya la desmitización y se abre un futuro
determinado por la relación personal del hombre a Dios, es decir, por una
relación histórica.
El más importante, y también el más discutido de los modos de expresión
mitológica de la Biblia, es el que expone el significado salvífico de un
acontecimiento histórico. Puede servir de ejemplo la exposición de la redención
—> por Cristo recurriendo al mito del llamado primer hombre redentor. El mito es
en sí mismo una interpretación de la existencia humana: el hombre individual se
encuentra a sí mismo (de un modo previo a la historia) como una esencia luminosa
caída, extraño en el mundo, separado de su origen. Al reconocer su situación,
queda, por el mismo hecho, insertado en su primer hombre celeste. Apartado así
radicalmente del mundo, encuentra de nuevo su esencia. En Ef 4,8-16 parece que
se describe con este mito la acción redentora de Cristo. Con todo, este texto
está vinculado a la historia de Jesús y no describe ya una posibilidad de
salvación propia de la esencia del hombre, sino la acción de Dios por Jesucristo
en el hombre, que es aceptada como un don en la fe y el bautismo (Ef 4,5-7). El
mito se ha convertido en un medio de expresión. En la discusión surgida en torno
a la desmitización, se sigue debatiendo hasta qué punto se proclama en la Biblia
de esta manera el significado de los acontecimientos históricos.
La tesis vinculada al nombre de R. Bultmann dice: toda afirmación bíblica que
describe un quebrantamiento de acontecimientos o leyes naturales obedece a una
interpretación mitológica, no quiere narrar historia, sino expresar la
importancia de lo histórico (la predicación de Jesús, la muerte en cruz, etc.)
tal como se abre a la fe. Deben interpretarse tales textos en orden al sentido
intentado en ellos y que afecta a la existencia del oyente. Bultmann se apoya en
varios argumentos:
1) Una intervención de Dios que suplantara las causas intramundanas estaría en
contradicción con la concepción racional del mundo propia del hombre moderno.
2) El historiador crítico no podría constatar una tal intervención. Cuando los
textos parecen afirmarla (p. ej., en los relatos de milagros o en la
presentación del Jesús histórico como Cristo e hijo de Dios), se ha desconocido
su género literario (como predicación, leyenda, etc.).
3) La alusión a un acontecimiento objetivo es filosóficamente discutible, porque
no puede hacer ninguna afirmación importante en orden a la existencia humana. El
hombre existe sólo en la decisión (entendida en sentido ontológico, no
psicológico) a favor de una autointelección que se le ofrece. Este ofrecimiento
se halla en las palabras de la Escritura independientemente de los •hechos
objetivos».
4) La fe se orienta al Señor vivo que habla en la Escritura y en la predicación
de la Iglesia. Pasar de largo
369 sobre este Señor viviente para preguntar por razones objetivas es
incredulidad.
Bultmann no pretende, por tanto, •deshacerse» del contenido de los escritos
bíblicos, entendidos por él como mitos, sino precaver contra una intelección
errónea objetivadora y dar espacio a una intelección que afecte a la existencia.
Este intento no queda refutado por el hecho de que la conciencia cristiana
tradicional de la fe ha entendido en gran medida los relatos bíblicos como
relatos de hechos reales y haya concebido la —> fe como defensora de los hechos
narrados. En efecto, este concepto de la fe acepta tan sólo un aspecto parcial
de la fe bíblica y no precisamente el esencial, que es el de una afirmación y
realización de la vida que acontece bajo la exigencia y la promesa de Dios.
Deben tomarse en serio numerosos conocimientos sobre los géneros de los textos
bíblicos que Bultmann comparte con toda la investigación critico-histórica. La
mejor manera de poner en claro los puntos en que el intento de Bultmann va más
allá de los límites justos es aceptar sus elementos de verdad. Estos elementos
se encuentran en la aceptación de una imagen del mundo cientificonatural, fija y
estable, y en la excesivamente acentuada distinción entre hombre y mundo. La
afirmación de que el hombre sólo encuentra cosas importantes en la palabra es
una amputación del hombre. Queda, además, por discutir cómo puede pronunciarse
dentro de este mundo, supuestamente cerrado, una palabra salvífica que supera
todas las posibilidades del hombre.
También el contenido histórico ha sido simplificado. Si el historiador puede
hacer afirmaciones sobre Jesús (y puede hacerlo en un ámbito mucho más amplio
del que Bultmann concede), es imposible que la relación objetiva de estas
afirmaciones con el testimonio coherente de la Iglesia sobre Jesús sea algo
indiferente para los creyentes. Finalmente —y este es el aspecto decisivo—
aunque en razón de su esencia el testimonio bíblico de fe no implica el que
todos los hechos deban tenerse por verdad, lo cierto es que contiene
acontecimientos históricos en todos sus niveles (cf. 1Cor 15,3-5; los esquemas
de predicación de Act; los Evangelios como un todo). -+ Hermenéutica. sm
Desnudez. Al
principio, la desnudez era cosa natural, pero después, a consecuencia del pecado
de Adán y Eva, fue considerada como vergonzosa (Gén 2,25). De ahí que mirar la
desnudez sea algo reprobable (cf. Noé y sus hijos) y la desnudez en sí una
vergüenza. Con todo, la desnudez aparece también en el éxtasis profético.
La desnudez es también signo de pobreza; por eso en el Antiguo y Nuevo
Testamento se pide ayuda para los hambrientos y desnudos. En el Ap se describe
con la imagen de la desnudez la falta de preparación espiritual (3,18; cf. 2Cor
5). br
Desobediencia. Según la predicación
veterotestamentaria, el criterio decisivo para la relación con Dios, y por tanto
también para la vida, es la –> obediencia o desobediencia ante --> Dios (Dt
30,15-19). Israel se encuentra situado ante la historia de la --> alianza y está
llamado a escuchar y responder a la --> elección y guía de Yahveh. La
desobediencia, que niega esta respuesta, es la esencia del --> pecado. Israel se
hace culpable de esta desobediencia: •Es un pueblo terco, criaturas hipócritas,
hijos que no aceptan escuchar la instrucción de Yahveh• (Is 30,9). Esta
desobediencia reviste las formas concretas de idolatría e injusticia contra el
prójimo. Tanto en la predicación profética como en la historiografía
veterotestamentaria, se describe la época de David al exilio —y a veces también
la de la marcha por el desierto — como tiempo de creciente desobediencia, que
acarrea el juicio punitivo de Yahveh. Aparecen consternadas exposiciones de una
historia de desobediencia (cf. Ez 20; Sal 106) que, con todo, mantienen firme la
esperanza en un nuevo comienzo, que establecerá Dios con su pueblo (Ez 20,41-44;
Sal 106,45-48).
Jesús vive en su vida y posibilita de nuevo la obediencia y supera la
desobediencia predominante desde Adán: •Así como por la desobediencia de un solo
hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de
uno solo todos serán constituidos justos• (Rom 5, 19; cf. Gén 3). Pero dado que
se da aquí una acción escatológica, es decir, definitiva de Dios, la
desobediencia de Israel, y también la de los paganos, recibe una nueva
valoración: se hace para judíos y gentiles motivo de la divina misericordia (Rom
11,30ss).
Textos posteriores hablan de la desobediencia de los paganos y de los herejes y
entienden por ella el rechazar o falsear la fe cristiana. En los escritos
joánicos se contraponen fe y desobediencia: •Quien cree en el Hijo, tiene vida
eterna. Quien desobedece al Hijo, no verá la vida• (Jn 3,36). En 2Cor 10,6 Pablo
se sabe autorizado como apóstol a castigar la desobediencia a Cristo en el seno
de la comunidad. sm
Desolación. Según la predicación del Antiguo
Testamento y del Nuevo, al fondo de todas las desolaciones de la historia
(especialmente en el caso de Jerusalén, Mc 13,14 par.) se halla Dios como -->
juez y Señor de la historia. En la concepción apocalíptica, toda la historia
está en marcha hacia la plenitud y la nueva creación, que se producirá a través
de una desolación y devastación universal (is 24; Ap 6-19). Según la concepción
profunda de Ap 11,18, el reino definitivo de Dios sólo producirá devastación y
desolación en aquellos que ya antes desolaron la tierra. sm
Despojarse - revestirse. Ambos
conceptos proceden de la terminología bautismal. En el --> bautismo se trata de
desprenderse, como de un vestido, de lo –> viejo y precedente de la vida, para
ponerse algo --> nuevo. Lo que para los -+ cultos de los misterios era
transformación, lo expresa la predicación cristiana con este doble concepto. Se
deja todo lo que era pecaminoso y alienante; el •hombre viejo•, destruido por la
insinceridad y el engaño (Ef 4,22). Se deja todo cuanto provoca el juicio de la
--> ira de Dios: odio, envidia, malos sentimientos y ofensa de Dios. Hay un
despojamiento total del hombre viejo (Col 3,9), cuyas acciones pertenecían al
poder de las –> tinieblas y del –> mal. Se viste un –> •hombre nuevo•, que se
renueva totalmente según la imagen del Creador, que es creado para Dios y actúa
en --> justicia y en --> verdad (Ef 4,24). Se visten las armas de Dios para la
--> lucha final, a fin de poder resistir a las --> potestades y principados del
mal (1Tes 5,8). El bautizado es revestido de las •armas de la luz•, para ser
buen combatiente del –> día del Señor (Rom 13,12). De quien propiamente se•
reviste el bautizado es del –> Señor –> Cristo –> Jesús (Rom 13,14). Como vivió
Jesús debe vivir aquel que ha sido bautizado en su nombre. Debe ser para los
demás hombres y para el mundo lo que fue Jesús. gr
Despreocupación. La --> preocupación es una
de las características fundamentales de la existencia humana. El hombre se
preocupa por el alimento y el vestido y por su propia existencia, pues quiere
dominar su vida y asegurar el futuro. Pero varias sentencias de la Biblia
previenen contra la preocupación y exhortan a la despreocupación. Más aún, el
sermón de la montaña prohibe preocuparse. Esta prohibición se dirige no sólo
contra las preocupaciones desmesuradas y angustiosas sino, básicamente, contra
las preocupaciones que ocupan el pensamiento y la acción de los hombres.
La despreocupación exigida nada tiene que ver con el fatalismo, con la ligereza
ilimitada o con un ciego vivir al día. La despreocupación de que aquí se habla
quiere decir más bien que la preocupación es innecesaria para el creyente que
sabe que Dios se preocupa por él. Sólo el que duda, vacila en traspasar a Dios
todos sus cuidados. La preocupación es signo no sólo de falta de confianza en
Dios, sino más aún, de –> incredulidad y, por consiguiente, es imposible para
los cristianos. Preocuparse es cosa de --> paganos, no cristianos. El cristiano
sabe, en efecto, que él no es señor de su vida, que no puede disponer de su
futuro, sino que tiene un --> Señor que determina su vida y su futuro. La
despreocupación a que es invitado el cristiano es, pues, sólo consecuencia de
aceptar en serio a Dios como Señor de esta vida y de la futura y expresión de la
radical --> confianza en Dios, que es quien se preocupa. Así, en última
instancia, la despreocupación no es otra cosa sino una característica de la fe:
el cristiano está dispuesto, confiando en Dios, a abandonar las preocupaciones
sobre sí mismo y su propia seguridad. ma
Desprivatización. Como concepto de la
nueva sociología (J. Habermas) y de la psicología social, designa un fenómeno
complejo — marcado por la evolución histórica — de nuestra sociedad actual, en
la que, en virtud del entrecruzamiento de lo privado y lo público en las
relaciones humanas, la esfera privada se ha •des-privatizado». En la •sociedad
burguesa• de los siglos XVIII y XIX, la vida pública se desarrollaba en el campo
de tensión entre Estado y sociedad, pero de tal modo que seguía siendo en sí
misma una parte de la esfera privada. La vida pública estaba caracterizada por
los hogares familiares, la pequeña familia patriarcal, en la que se garantizaba
una permanente intimidad. La vida se hace privada en la medida en que las gentes
privadas se emancipan, social y psicológicamente, en el desempeño de su
autonomía económica y no necesitan ya de una dimensión representativa (corte,
nobleza, aristocracia).
La sociedad burguesa se entiende a sí misma como autónoma y privada al ignorar
la raíz económica y proyectar de este modo sobre la realidad una concepción
ideológica que necesariamente choca con esta realidad (ejemplo: la idea del
matrimonio por amcr y la realidad del matrimonio por dinero o por posición).
Esta vida pública burguesa, que descansa sobre la separación de Estado y
sociedad, fue suprimida en el siglo pasado por la constitucionalización de una
vida pública con función política; se ha creado así una esfera social que escapa
a la distinción entre lo privado y lo público. El Estado politiza los intereses
burgueses (importación, exportación mercados extranjeros, etc.), en cuanto
dispone de ellos según un criterio definido. Y estos intereses repercuten, como
factores políticos, en la esfera social. De aquí resulta que actividad privada y
actividad pública, que en la sociedad burguesa se desarrollaban armónicamente,
la una en la familia y la otra en la profesión, ahora se desenvuelven en
opuestas direcciones. La familia es cada vez más privada; el mundo del trabajo y
de la organización cada vez más público. Se origina una polarización entre la
esfera íntima y la social.
A esto se añade la desprivatización de la vida profesional. A la gran empresa se
le ha privado del carácter de autonomía privada individual. En la misma medida
en que se independiza la esfera de la --> profesión, la familia se concentra
sobre sí misma. Pero, al mismo tiempo, queda positivamente desprivatizada por la
irrupción de una publicidad sociopolítica (obtención de vivienda y trabajo,
ayuda al desempleo, seguros de enfermedad, orientación pedagógica y matrimonial)
que le aseguran el ámbito de su existencia privada. La línea de separación de la
vida priváda y de la vida pública está garantizada precisamente por los factores
públicos. Y así, nos hallamos realmente ante una apariencia de vida privada. La
desprivatización, en su función de mediación de la vida privada aparente,
alcanza mucho más lejos. Con la apertura de la vida privada hacia lo público, la
vida pública adopta formas propias de la intimidad (los •vecinos», la televisión
en común...). Queda desprivatizado el aprovechamiento del tiempo libre (campings,
agrupaciones, organización de masas, etc.), que requiere en realidad ser tiempo
privado. Añádese a esto la privatización aparente del consumo de cultura. La
industria de la cultura produce, en la conciencia de los usuarios, la apariencia
de una burguesa vida privada gracias a los poderosos medios difusivos de
comunicación de masas. Como función pública crea a través de la propaganda y de
los anuncios, mediante círculos de lectores y sociedades de libros y bibliotecas
rodantes, mediante el cine, la radio, y la televisión, una actitud de consumidor
que se ejerce con apariencias de actividad privada y posibilita la aceptación
pasiva y acrítica de una cultura de consumo que, producida en el exterior,
estaría llamada a convertir en privado lo interior. Y éste es justamente el
significado de la desprivatización. Se hace peligrosa en razón de sus
repercusiones sobre la formación política de la conciencia porque, en el fondo,
en este proceso de transmisión todo es mani-pulable desde fuera.
¿Cómo debe enfrentarse el cristiano con esta realidad? El concepto de
des-privatización no admite una interpretación cristiana si se proyecta el texto
bíblico, más o menos literalmente, so- bre nuestra realidad contemporánea.
Tampoco puede decirse que la Biblia tome posición sobre este problema, si se
pretende derivar esta posición del texto mismo de la Escritura, interpretado con
el método criticohistórico (•teología moderna»), aunque en este caso se diera su
justo valor tanto al texto bíblico como a la historia de su origen.
Ahora bien, esta misma situación, aparentemente sin salida, sirve para poner
bien en claro un aspecto característico de nuestro tiempo. Ser cristiano no
puede significar únicamente organizar el mundo vital a la luz de la tradición
bíblica, sino también situar la tradición bíblica en nuestro mundo vital.
Consideremos la desprivatización bajo este prisma, y entonces podrá realizar
cada persona concreta su existencia cristiana. El hombre desprivatizado es
siempre, tendencialmente, un hombre inhabilitado, alienado de su experiencia
esencial. El cristianismo debería acreditarse a sí mismo penetrando crítica e
iluminadoramente dentro de este proceso capaz sólo de transmitir esfera privada
aparente para posibilitar al hombre en este mundo una nueva experiencia de su
esencia. Así quedaría cumplida una de las exigencias fundamentales del amor al
–> prójimo. sp
Destrucción. Jesús predijo la destrucción de –>
Jerusalén y del –) templo (Lc 21,20ss). Cierto que en estas predicciones deben
distinguirse como dos tiempos. El Jesús terreno pronunció un discurso de amenaza
contra Jerusalén y el templo, que permaneció y fue transmitido en términos
generales, sin especificar detalles. Ya los profetas del Antiguo Testamento
había hablado de la destrucción de Jerusalén y del templo en castigo de los
pecados del pueblo (Jer 4,16ss). El oráculo de castigo de Jesús está igualmente
provocado por la incredulidad de Israel. Una vez rechazado Jesús por Israel el
templo no tiene ya derecho a seguir subsistiendo como lugar de Dios. Pero la
exposición transparente y detallada de la profecía de Jesús, tal como aparece en
Lc, ha sido añadida después de la destrucción histórica del templo. En la guerra
judía contra los romanos (66-70 p.), Jerusalén fue sitiada, cercada con un muro
y conquistada casa por casa; el templo fue pasto de las llamas y derruido piedra
por piedra y los habitantes de la ciudad vendidos como esclavos. do
Deuda. En el lenguaje jurídico significa una
obligación no cumplida (p. ej., paganos atrasados). Si la deuda no se salda a
tiempo, cabe esperar medios coercitivos (en la época antigua, la esclavitud por
deudas). La parábola de Mt 18,23ss utiliza este círculo de ideas y demuestra
que, en las relaciones entre el hombre y Dios, no tiene cabida la mentalidad
jurídica. La falta o deuda del hombre frente a Dios es tan enorme que aquél
nunca puede estar completamente libre y en paz con Dios. La bondad divina
renuncia al pago de la deuda y concede gratuitamente la libertad. Pero si el
agraciado pretende situarse ante los demás hombres — infinitamente menos
deudores de él que él mismo de Dios — en un plano jurídico, Dios responde con la
misma moneda y hace que el hombre permanezca eternamente sujeto a su deuda.
El uso lingüístico del Antiguo Testamento no distingue entre la acción
pecaminosa y el --> pecado como deuda o culpa permanente. Sabe, no obstante, que
toda acción defectuosa tiene repercusiones y lleva a un mayor hundimiento en el
pecado. Los pecados de los padres se continúan en los pecados de los hijos, de
tal suerte que, al final, tiene que intervenir, para poner término, el juicio y
castigo de Dios (p ej., Ez 20). Los profetas, con todo, combaten la opinión
popular de que por los pecados de los padres son castigados también los hijos
inocentes (Ez 18,1ss). También Jesús tuvo que pronunciarse en contra de las
descaminadas ideas de los judíos de su tiempo, que entendían toda calamidad o
desgracia como castigo de culpas personales del afectado. Daban por supuesto, p.
ej., que los galileos que Pilatos mandó matar, eran pecadores. Pero Jesús
declara que el mal es consecuencia de los pecados de todos los hombres. El
señorío del mal sólo puede ser quebrantado por la —> conversión a Dios (Lc
13,1ss). De idéntico modo, las cartas paulinas interpretan la culpa de cada
individuo como un aspecto de la esclavitud de toda la humanidad a la culpa. De
ahí que el hombre no puede liberarse con sus solas fuerzas. Por la --> cruz,
Jesús ha anulado el pagaré de la deuda. Objetivamente, la humanidad está ya
libre de deuda (Col 2,14), pero todavía siguen dominando sus consecuencias
históricas (guerras, odios). Cada hombre concreto puede experimentar los efectos
de la —> liberación, sólo cuando la --> gracia de Dios le llama a ellos. La
humanidad, en cuanto tal, únicamente llegará a experimentar la liberación del
dominio de la deuda y de la culpa en el --> fin de los tiempos. oh/do
Deuda de sangre. Dado el carácter sagrado
de la --> sangre (Ley 17,11) los judíos (con otros muchos pueblos) creían que el
asesinato quebrantaba el justo orden de Dios (Señor de la vida y de la muerte).
Este crimen reclamaba, por consiguiente, la venganza divina (Sal 78,10). Se
consideraba, pues, como encargo divino buscar la expiación por la —> venganza de
la sangre. hi
Deuterocanónicos. Se llaman así los
escritos cuya canonicidad no ha sido reconocida siempre y en todas partes. En el
Antiguo Testamento, son los escritos conservados en los —> Setenta y que no se
encuentran en el —> canon hebreo; sobre su valor canónico no se puede aducir una
prueba definitiva, a pesar de los hallazgos de manuscritos de Oumrán. La Iglesia
primitiva utilizó como Sagrada Escritura la versión de los LXX, recurrió en su
argumentación teológica a estos escritos y, en consecuencia, los católicos
consideran también canónicos los libros deuterocanónicos: 1 y 2Mac, Judit, Tob,
Eclo, Sab y las adiciones de Dan y Est; Lutero los consideraba como -->
«apócrifos• y los colocó a modo de apéndice en su Biblia. En el Nuevo
Testamento, han sido a veces discutidos: Heb, Sant, 2Pe, 2 y 3Jn, Jds y Ap. tr
Deuteroisafas. En el libro de Isaías, los
capítulos 40-55 forman un bloque propio dentro de la tradición. A su autor, de
nombre desconocido, se le suele llamar generalmente el segundo Isaías o
Deuteroisaías. Ejerció su actividad hacia el final de —> exilio, entre los
desterrados de —> Babilonia. En su mensaje profético se refleja la encrucijada
histórica de aquella época. —> Ciro se apoderó de Babilonia, y el 538 a.C.
publicó un edicto que devolvía la libertad a los desterrados. Para el
Deuterolsaías aquélla era una señal de que Yahveh comenzaba a implantar ahora su
exigencia de dominio universal. Es Yahveh quien ha llamado a Ciro para ser su
Instrumento. Israel se encuentra ahora ante un nuevo --> éxodo de la casa de la
servidumbre, a través de un camino por el -+ desierto, mucho más maravilloso que
el primero. Al final se producirá el restablecimiento y la glorificación de -->
Sión y de Jerusalén. Yahveh será reconocido por todos los pueblos de la tierra
como el «Santo de Israel», el verdadero Creador del cielo y de la tierra y Señor
único de la historia.
Estas grandiosas esperanzas se apoyan en una teología que ya no ve la historia
de Israel tendida como una «alternativa» frente a Yahveh, sino como un «antes y
después: el tiempo presente de la calamidad y la desgracia queda superado por
la salvación definitiva. Ahora es tiempo de consolar al pueblo que sufre y
llora; ahora es tiempo de anunciarle que ya se ha producido el cambio de la
angustia a la salvación en Yahveh (prólogo: 40,1-11). En el cuerpo central del
género de oráculo salvífico, típico de la proclamación del Deuteroisaías: «No
temas ya», se abre paso una y otra vez el pensamiento de que Yahveh ha perdonado
ya al pueblo su culpa y se ha vuelto de nuevo hacia él. De aquí que una parte
esencial del mensaje del Deuteroisaías tenga un contenido lleno de promesas
(promesas salvíficas y anuncios de salvación). Junto a esto se encuentran
también anuncios de calamidades y sentencias contra Israel y contra los pueblos
paganos, discusiones y hasta cantos escatológicos de alabanza y el importante y
significativo grupo de los cantos del —> siervo de Yahveh. Una peculiaridad
propia y especial del Deuteroisaías es la mezcla del lenguaje de los salmos y
del estilo profético de la proclamación. La meta de su mensaje es despertar de
nuevo una esperanza actual en Israel, mediante el anuncio de la vuelta del
destierro y la restauración de Sión y de Jerusalén. Anuncia la —> liberación
escatológica de Sión, que se realizará en el perdón de la culpa y en una —>
alianza nueva y eterna. pa
Deuteronomio (gr. «segunda ley.). Nombre dado
por los LXX al quinto libro del —> Pentateuco, aplicando a todo el libro el
pasaje Dt 17,18. Según su forma externa, el Deuteronomio sería la exhortación
hecha por Moisés al pueblo, al final de la marcha por el desierto, instándole a
observar la ley de Yahveh. El núcleo del libro lo constituyen los preceptos de
ja ley de los capítulos 12-26. Los capítulos introductorios contienen miradas
retrospectivas a los sucesos de la marcha por el desierto y algunas exhortadones;
los capítulos finales ofrecen nuevas exhortaciones, indicaciones históricas y
secciones poéticas (canto y bendición de —> Moisés), para concluir con el relato
de la muerte de Moisés. Las constantes exhortaciones y las acuciantes
repeticiones muestran que la orientación fundamental del libro es la predicación
de la ley. La línea teológica básica es la salvación y elección de Israel y el
amor de Yahveh. Dios único de Israel, hacia su pueblo.
El origen literario del libro es realmente muy complicado. Probablemente, el
núcleo más primitivo está formado por decisiones jurídicas aisladas.
coleccionadas en el reino del norte hacia el siglo VIII. Dado que la
centralización del culto es una de las exigencias fundamentales del libro,
pudiera ser que este escrito tenga conexión con la —> reforma cultual del rey —>
Josías (2Re 22,8ss: hallazgo del libro de la ley en el templo). La redacción
final del Deuteronomio tuvo lugar en la época postexílica, en un esfuerzo de
acomodación a la nueva situación originada por la catástrofe del 586. -->
Pentateuco, --> Deuteronomista. stu
Deuteronomista. Se llama así al autor de Dt,
Jos, Jue, Sam y Re (algunos enumeran también aquí las secciones en prosa de Jer
y Ez). Todos estos libros han sido concebidos como una obra total y unitaria por
el deuteronomista, que se ha servido para realizarla de un material preexistente
de origen diverso y a veces independiente entre sí (p. ej., las narraciones
sobre héroes de Jue y Ez). El deuteronomista escribió en la época del —> exilio
babilónico. En su exposición intenta presentar la destrucción de los reinos de
Israel y de Judá como un castigo necesario, provocado por las trasgresiones de
las leyes dadas por Dios en el --> Sinaí. Al mismo tiempo, acentúa de nuevo la
observancia de la ley y destaca su valor salvífico. stu
Deuteropaulinas --> Cartas paulinas.
Deuterozacarías (gr. «segundo Zacarías•).
Se llama así al pequeño libro profético insertado en el libro de Zacarías (->
Zacarías [libro de]; c. 9-14). (Mt 27,9 cita a Zac 11,12s como una sentencia de
Jeremías). Buenas razones permiten considerar los capítulos 12-14 (nueva
introducción en 12,1) como otro pequeño y nuevo escrito profético (->
Tritozacarías). En este caso, el Deuterozacarías comprenderá tan sólo los
capítulos 9-11.
El tema unitario de las diferentes sentencias de Zac 9-11 es el proceso
evolutivo del reino mesiánico. En 9,1-8 hay una serie de amenazas contra Aram,
los fenicios y los filisteos y la promesa de ayuda divina para Judá. A la
promesa de un rey de paz en Jerusalén (9,9s), sigue el anuncio de la victoria y
del restablecimiento de Efraím y Judá (9,11-17). Sólo Yahveh puede enviar la
lluvia (¿de la salvación?; 10,1s). 10,2-12 es una amenaza contra los pastores
extraños y la promesa de la vuelta del pueblo desde Asiria y Egipto; 11,1-3 es
un canto de burla a la caída del dominador del mundo. En 11,4-17 hay una
narración alegórica y simbólica sobre pastores que refleja indudablemente un
acontecimiento contemporáneo, desconocido para nosotros. he
Devenir --> Evolución.
Día de la preparación. Día de
preparación para el -> sábado. El día en que murió Jesús fue o bien el día de la
preparación para el sábado y la pascua (Jn 19,31) o bien el mismo día de pascua
(15 de nisán; Ex 12,6ss) que, casualmente, pudo ser día de la preparación del
sábado, de tal suerte que, en todo caso, la muerte de Jesús ocurrió en viernes.
do
Día de Yahveh. El cristianismo habla del
juicio universal en el •último día•, recogiendo elementos de la predicación
profética sobre el día de Yahveh. Esta predicación enraíza a su vez en las
antiguas concepciones sobre la -> guerra santa. Por un cauce analógico, se fue
desarrollando lentamente en los profetas la doctrina de un final escatológico de
la historia universal. El día de su venganza, Yahveh se presentará a batalla
contra sus enemigos (Is 34). En una superación universal cósmica se hace de esta
teofanía guerrera una descripción de sombríos colores. Tinieblas y terremotos
llevarán hasta límites intolerables la angustia de los hombres cuando, bajo el
grito de guerra de Yahveh, la comitiva de numerosos pueblos llegue al festín de
la gran matanza (Sof 1,7ss). Sólo quedará un terreno asolado (18 13). Contra
todo nacionalismo, proclaman los profetas que el día de Yahveh será también un
día de juicio contra Israel, obstinado, endurecido y egoísta. Con todo, •aquel
día quedará un -> resto en Israel. Así se hará patente a todos los pueblos el
reino y la voluntad de salvación de Yahveh, y llegará para el pueblo de Dios la
salvación y la glorificación. Este aspecto salvífico se acentúa sobre todo
después del exilio.
En el -> judaísmo tardío el •día de Yahveh• pasa a ser día del -> Mesías. En el
Nuevo Testamento, el --> día del Señor llega como ladrón nocturno y trae
aparejado el paso al nuevo --> eón (con el acompañamiento de fenómenos
cósmicos). Es el día del -> Hijo del hombre (Lc 17,24), el día de Cristo (Act
2,20), en que se revelará como juez y salvador y disputará la batalla contra los
príncipes de este mundo (Ap 6,14); para cristianos y gentiles, será un día de
juicio (1Cor 1,8). pa
Día del Señor. El término hacia el que el
mundo y los hombres están en camino se llama, en el lenguaje de la Biblia, -->
«día de Yahveh• o •día del Señor». Se trata del acontecimiento del futuro que
todo lo decide. Todo el presente y la historia total del hombre están abiertos
hacia este futuro. El pueblo de -+ Israel espera este acontecimiento, porque le
promete liberación o victoria. --> Yahveh Impondrá su —> reino, revelará su -->
gloria y dará a los elegidos vida y gozo. La predicación cristiana ha trasladado
el día de Yahveh a --> Cristo —> Jesús; este día se llama ahora •día del Señor•.
Cristo vendrá y llevará a --> consumación cósmica (--> Fin de los tiempos, -->
Escatología) lo que comenzó con su muerte y resurrección. Su venida significa
juicio para todos los hombres, es decir, enjuiciamiento definitivo de la vida,
fin. Su venida significa nueva vida para aquellos que han sabido llevar y
realizar adecuadamente su propia vida; y significa también perdición definitiva
para aquellos cuya vida ha fallado.
Este día del Señor iluminará con su resplandor todo cuanto hay en el mundo,
pondrá al descubierto la vida entera de los hombres (Rom 2,16), manifestará a
plena luz lo que es cada uno en realidad (1Cor 3,13).
Pero este día no es una magnitud situada en un futuro lejano, está íntimamente
insertada en la vida de los hombres, está viniendo continuamente. En efecto,
Jesucristo viene continuamente en sus nuevas dimensiones definitivas. El día del
Señor se inicia ya, está ya aquí, para desplazar la noche (Rom 13,12), proyecta
ya su resplandor de luz y claridad a los hombres (1Tes 5,2-5). Este día llega
doquiera Cristo toma forma en los hombres, doquiera los hombres intentan vivir
como él vivió; doquiera un hombre siente responsabilidad por los otros (-->
Prójimo), allí está cerca el Señor con su día. Pero este día se mantiene alejado
allí donde los hombres sucumben al poder del —> pecado y de las tinieblas. Por
ello, el día del Señor es un --> requerimiento a todos los hombres a vivir de
tal suerte que no se aleje la nueva dimensión de Cristo. La exigencia total del
día del Señor es el —> amor. En su muerte y desde su muerte, abre Jesús a los
hombres el —> tiempo de Dios como amor. En esta única palabra del amor está
encerrado y resumido todo tiempo y llega a su plenitud la historia del hombre.
El día del Señor son los hombres que ponen en práctica el amor de Cristo. gr
Diablo. El Antiguo Testamento presenta al diablo
como adversario de Dios, poder caótico (dragón marino) que amenaza
constantemente a la creación y que, encarnado en poderes políticos o como
«enemigo• de un individuo concreto (—> Salmos), intenta destruir la vida de los
hombres en el ámbito salvífico de Dios. A pesar de todo, está sometido al poder
divino. En la concepción de la corte celeste, es Incluso el —> acusador de
oficio de las culpas de los hombres ante el tribunal de Dios (Job 1-2). Además
de esto, Dios se sirve del •espíritu malo como de instrumento para acarrear la
desgracia sobre los hombres í-+ Endurecimiento).
La concepción del diablo del judaísmo tardío tiene rasgos acusadamente
mitológicos. El diablo es considerado (Bella!, Sammael) como un —> ángel,
arrojado por Dios, que ahora intenta arrastrar también a los hombres a la
desobediencia y que sólo puede ser rechazado mediante una firme obediencia a la
ley. La comunidad de --> Oumrán .cuenta incluso con que la pertenencia al ángel
de las tinieblas o al de la luz está ya determinada de antemano por Dios para
cada uno de los hombres, y que sólo la pertenencia a su propia comunidad
qumránica garantiza la elección y la salvación frente a la futura aniquilación
del diablo.
En el Nuevo Testamento, es Jesús mismo quien en su proclamación del reino de
Dios y en su comportamiento, actualizador del amor y del perdón divino, priva de
poder al diablo, aun cuando éste sigue amenazando constantemente a la comunidad,
hasta la aparición del anticristo, como poder del --> pecado que determina
totalmente a los hombres (Jn 8,44). Frente a este poder sólo la gracia de Dios,
no las propias •obras•, pueden prestar auxilio. -+ Satán. win
Diaconisa (cf. Rom 16,1). Se discute si las diaconisas tenían un –> ministerio propio en la primitiva Iglesia. Sabemos que más tarde tuvieron la misión de bautizar e instruir a las mujeres. Al entrar en competencia con el estado de las –> viudas, las diaconisas acabaron por desaparecer. be
Diácono (gr. •servidor», en su sentido general).
Poco a poco la palabra diácono se convirtió en un grado de –> ministerio en el
proceso de estructuración jerárquica de la primitiva Iglesia. El diácono está
subordinado al obispo (–> Anciano, Flp 1,1). A ellos se les encomiendan las
tareas sociales y litúrgicas de la comunidad (Act 6,3-4). Se les entrega esta
misión mediante la imposición de manos. No existen paralelos del diaconado
neotestamentario ni en --> Oumrán ni en el --> helenismo. be
Diadema. Banda de metal precioso (chapada de oro),
a veces adornada con piedras preciosas (2Sam 12,30) que se ceñía a las sienes.
Era insignia propia del --> rey (2Sam 1,10; Sal 132,18) y del –> sumo sacerdote
(Éx 29,6) y a veces también de los funcionarios reales (Est 8,15) y de los
desposados en el día de las bodas (Ez 16,12; Cant 3,11). he
Según Éx 28,36ss, es uno de los ornamentos de la vestidura oficial del –> sumo
sacerdote. Tiara de oro fino, llevaba grabada la Inscripción: •Consagrado a
Yahveh»; iba sujeta a la parte anterior de la tiara o turbante con un cordón de
púrpura violeta. ba
Diálogo. El diálogo es la forma básica con que se
manifiesta originariamente el –> lenguaje. •Todo lenguaje se apoya en un
intercambio de palabras» (W. v. Humboldt). Desde que Feuerbach afirmó: •La
verdadera dialéctica no es en modo alguno el monólogo de un pensador solitario
consigo mismo, sino que es un diálogo entre el yo y el tú», el diálogo se ha
convertido en una de las palabras fundamentales del pensamiento moderno. Se
quiere decir con ello que el hombre, en definitiva, no puede ser y pensar sólo
por sí y para sí, sino que se halla referido a una circunstancia intramundana.
Para ser verdaderamente, cada ser concreto necesita siempre •del otro y del
tiempo» (Rosenzweig). La existencia humana se realiza únicamente en el encuentro
histórico con el --> tú (–> Historia). Esta perspectiva cobra una importancia
cada vez mayor en la época de la dependencia mutua de todos los países de la
tierra. Ahora bien, resulta posible comprobar que esta fundamental perspectiva
responde, en amplia medida, a la concepción bíblica del hombre. Según esta
concepción, el hombre no sólo está referido a los otros hombres en razón de su
propio origen (cf. Gén 4,9; Ley 19,18), sino que, además, la Biblia considera a
todos los hombres como vinculados entre sí. De aquí se deriva, p. ej., la
doctrina de que en –> Adán todos los hombres caen bajo la muerte (cf. 1Re 5,22).
Y esta conexión o vinculación de todos los hombres entre sí ha pasado también al
lenguaje y se ha transmitido en él. Por eso mismo, puede expresarse el estado de
perdición mediante la interrupción de la comunicación interhumana (Gén 11,9).
Por lo demás, el lenguaje, bíblicamente entendido, no es nunca sólo diálogo de
los hombres entre sí, sino sobre todo del hombre con Dios y de Dios con el
hombre. Así es cómo Dios puede crear la salvación en la historia: por el diálogo
de la conducción del pueblo a través de la palabra profética y reveladora.
Esta palabra culmina en la revelación por Jesucristo, mediante el cual Dios
inicia el supremo diálogo con los hombres. Y así se posibilita la respuesta
humana (–> Fe, -+ Amor), creadora de salvación en la historia. De ahí que el
testimonio del Evangelio, a través de la existencia cristiana, tenga también
carácter dialoga! y se realice en la decisión por un amor sin reservas. De aquí
que alcance asimismo su plenitud esencial en la aceptación amorosa del diálogo
con todos los hombres (cf. Act 1,9; 1Cor 9,19-22; 1Tim 2,4). Lo cual significa
que los anunciadores del Evangelio deben aprender el lenguaje y la concepción
del mundo de aquellos a quienes predican. El mensaje de Jesús sólo puede ser
proclamado cuando se le traduce a todas las lenguas. Por otra parte, significa
también que, precisamente en este proceso, al colocutor le ocurre algo. Al
entablar el diálogo, se convierte en un hombre nuevo. Se puede observar este
proceso dialoga! fundamental ya en los primeros testimonios de la revelación,
los Evangelios, que nos transmiten la exigencia de Dios por Jesucristo, no de un
modo protocolario e independientemente de los oyentes, sino a través de una
situación dialogal. --> Hermenéutica, –> Lenguaje, –> Comprensión de sí mismo.
ca
Diáspora (gr. •dispersión•). Minoría religiosa que
vive en medio de otra mayoría de religión diferente. En los LXX y en la
literatura extrabíblica contemporánea, se aplica concretamente a los –> judíos
que viven fuera de Palestina, dispersos entre los paganos. Teológicamente, la
situación de diáspora debe considerarse desde una doble perspectiva: como
castigo divino (Jer 17,1-4 y otros), pero también como un indicio de salvación,
pues gracias a la diáspora fue conocido el nombre de Yahveh entre los paganos.
El origen de la diáspora judía se remonta al establecimiento de comerciantes
judíos en Siria y Asía menor y a las colonias militares judías en Egipto. Su
extensión hacia Babilonia y por todo el espacio mediterráneo fue una
consecuencia del --> exilio. En la época neotestamentaria vivían unos cuatro
millones de judíos fuera de su patria y un millón, aproximadamente, en
Palestina. En el imperio romano, la religión judía gozaba de los privilegios de
religión lícita, y sus seguidores no estaban obligados al culto imperial. Las
comunidades de la diáspora eran independientes, pero Jerusalén siguió siendo el
centro espiritual y religioso. El sentido de la vinculación se mantenía vivo
gracias a las peregrinaciones (Act 2,9-11) y a los –> tributos al templo.
La diáspora judía tuvo una importancia providencial para la dilatación del
mensaje cristiano. El –> judaísmo helenístico — en su necesaria controversia con
el medio ambiente pagano — había ya familiarizado a éste con la idea del
monoteísmo, y, a través de los LXX, con el mensaje bíblico (cf. Act 8,26ss). La
misión cristiana comenzó en las sinagogas de la diáspora (Act .13ss). ba
Diatessaron. Primer intento de –> armonización
de los Evangelios, es decir, intento de compaginación de los cuatro Evangelios
para establecer un curso seguido de la narración. Fue compuesto por el sirio
Taciano, hacia el año 170 d.C. mo
Diatriba. Forma literaria de la --> filosofía
popular. Se sirve de medios retóricos artificiosos para adoctrinar a las masas,
de una manera popular, sobre temas morales y filosóficos. Una de sus notas más
características es la introducción de un interlocutor ficticio que, en la
mayoría de los casos, personifica a la opinión popular y cuyas objeciones son
inmediatamente refutadas. Otros medios artificiosos son: la personificación de
los conceptos abstractos; acusadas antítesis; formas de expresión imperativas,
conminatorias e Irónicas.
La diatriba fue muy popular en la cultura romanohelenística, de modo que sus
medios de expresión fueron utilizados también en la antigua literatura
cristiana. En el Nuevo Testamento se encuentra sobre todo en el género
epistolar. El influjo fue, en este caso, indirecto, es decir, a través del
judaísmo helenístico (— Helenismo). mo
Didakhe o Doctrina de los doce apóstoles.
Escrito cristiano, compuesto entre los años 50 y 150 d.C., sumamente apreciado
en la antigüedad. Contiene una doctrina moral cristiana expuesta bajo el símbolo
de los dos caminos (vida y muerte), instrucciones sobre el bautismo, la oración,
el ayuno y la eucaristía, el primer orden jurídico de los diversos miembros de
la comunidad y una exhortación a esperar vigilantes la nueva venida del Señor.
he
Dieciocho oraciones (hbr. shemone esre
= 18). Oración judía de 18 miembros que, en sus partes más antiguas, se remonta
a la época precristiana, pero que recibió su forma y orden definitivos hacia el
año 100 d.C., por obra de Simón el tejedor. En esta época se añadió el miembro
12 que se dirige contra los herejes y, sobre todo, excluye definitivamente a los
judeocristianos del culto litúrgico de la sinagoga. Las dieciocho oraciones
ocuparon un puesto preeminente en la oración de la -> sinagoga y todavía hoy son
recitadas tres veces al día por los judíos piadosos. Se utiliza la forma textual
babilónica; la recensión palestinense, tal como fue hallada en la guenizá del
Cairo, es más antigua. Las dieciocho oraciones están construidas simétricamente.
Los tres primeros miembros son un canto de alabanza, al que siguen doce
peticiones, concluyendo con una oración de bendición y acción de gracias de tres
miembros. Las seis primeras peticiones se refieren al conocimiento de la -->
tora, la conversión, perdón de los pecados, ayuda en la opresión, salud y pan
cotidiano; la segunda serie tiene una orientación temporal. Pide la libertad
prometida, la resturación de la soberanía del pueblo contra los herejes, en
favor de los --> prosélitos y de Jerusalén y porque sea escuchada la oración. st
Diestra de Dios. Ya desde tiempos antiguos,
el hombre ha considerado la mano derecha como portadora y sujeto de la fuerza y
ha atribuido una especial significación a las obras ejecutadas por ella. Alzar
la mano derecha para prestar juramento, estrechar la diestra como garantía y
confirmación de un pacto, son signos indicadores de este significado. El Antiguo
Testamento expresa con la imagen de la mano derecha el poder y la autoridad
propias de Dios. La diestra de Dios es, por tanto, la imagen sensible de la
fuerza y el poder divino, que se manifiestan tanto en la creación y en la
historia como en el juicio y la salvación. La diestra de Dios libra de los
poderes hostiles y puede asimismo «tomar al hombre de la manos, guiarle,
conferirle su propia fuerza. De ahí que el puesto de honor del rey de Israel a
la diestra de Dios sea una señal de la protección divina (Sal 110,1). El puesto
a la derecha de Dios debe considerarse además como un símbolo de la divina
complacencia. Es el lugar donde está el amigo eterno, donde, un tiempo, será
entronizado el -> Mesías (Mt 26,24). De Idéntico modo, en el juicio se indican
simbólicamente la salvación y la perdición por el hecho de que el -+ Hijo del
hombre pone a los enjuiciados a su derecha o a su izquierda (Mt 25,31ss). la
Diez. Esta cifra indica muchas veces un número
considerable (Gén 31.7; Ap 2,10). Como síntesis de una serie completa y acabada
(diez generaciones desde Adán a Noé, Gén 5) y de totalidad, el número diez
caracteriza la plenitud de la acción divina: Gén 1 enumera diez obras en la
creación, Éx 7,14-12,28 diez plagas, Éx 20,2-17 diez mandamientos, Mt 8-9 diez
milagros de Jesús. he
Diezmo. --> Impuesto de la décima parte del producto
al rey (1Sam 8,15.17) y, sobre todo, a los sacerdotes y levitas (Gén 14,20).
Según el Deuteronomio (14,22-29), los israelitas entregan cada año el diezmo del
trigo,del vino y del aceite al templo y dében comerlo allí mismo, pero cada tres
años deben dárselo a los levitas y a los pobres. Contra esto, el escrito
sacerdotal afirma que todo el diezmo, incluido el del ganado (Lev 27,30-33),
pertenece a los levitas (Núm
18,20-32). En el judaísmo se pedía el diezmo de los levitas, el diezmo del Dt y
el diezmo de los pobres (Tob 1,6-8). Los fariseos pagaban el diezmo de las cosas
más mínimas (Mt 23,23). we
Diluvio. Inundación catastrófica de la que sólo se
salvó Noé y su familia (Gén 6,5-9,17). Las narraciones bíblicas sobre el diluvio
deben contemplarse desde el telón de fondo de los mitos de diluvios de otros
pueblos, especialmente de Mesopotamia (-+ Enuma elish, --> Gilgamesh). A
diferencia de la visión pesimista de la historia de las narraciones
extrabíblicas, los relatos de la Biblia proclaman un optimismo fundamentado en
la voluntad salvífica de Dios.
A pesar de sus diferencias (p. ej., sobre la duración del diluvio, el número de
animales salvados), las dos tradiciones reunidas y reelaboradas en la Biblia (la
yahvista y la sacerdotal) indican lo mismo: la actuación total de Dios, tanto
castigando como salvando, es expresión de su amor y, en ambos casos, tiene por
meta la salvación del hombre.
En el Nuevo Testamento (y en conexión con los temas de la sabiduría y del género
apocalíptico judíos), el diluvio es prototipo del -> bautismo (1Pe 3,20s) y
ejemplo del juicio que irrumpirá súbitamente (Mt 24,38s). we
Diluvio de fuego. Como forma del -> juicio
universal, este concepto se encuentra en la Biblia únicamente en 2Pe 3,7.10. La
idea procede del género -> apocalíptico y tiene su punto de partida en el
Nuevo Testamento, donde el -> fuego es uno de los medios del --> juicio y
castigo divinos (Is 66, 15s). Para la distinción respecto del diluvio de fuego
enseñado por el -> estoicismo, véase -> fin del mundo. mo
Dinero. El dinero, en
forma metálica, fue desplazando poco a poco, en el Antiguo Testamento, al
primitivo comercio de intercambio de productos naturales. El dinero era pesado y
manipulado en forma de barras, cilindros, discos y láminas. Las piezas acuñadas
de metal noble, las -> monedas, no entran en circulación hasta la época del
imperio persa. En la época neotestamentaria se usaban monedas griegas y romanas.
El valor de la unidad monetaria venía determinado por el peso del material noble
empleado. En la Escritura no se da una equivalencia del peso de las unidades
monetarias. Por ello, las unidades bíblicas se calculan según los valores
babilónicos:
talento 60 600,0 gr
mina 1 010,0 gr
siclo 16,8 gr
Las monedas griegas son:
dracma = 6 óbolos = 48 calcos = = 128 leptones
Las monedas romanas son:
denario = 16 ases = 64 cuadrantes.
El as, el calco, el cuadrante y el leptón eran monedas de cobre. El denario
corresponde a la dracma y ambas monedas eran de plata. Su peso de 3,9 gr (1/4
del siclo de plata) equivalía, de acuerdo con el actual valor de los metales
nobles, a algo menos de medio dólar. Pero su poder adquisitivo era notablemente
superior. El sueldo normal por día de trabajo en la vendimia era de un denario (Mt
20,2). Por tanto, el valor real de un denario debe calcularse de acuerdo con el
jornal normal de un obrero. do
Dios. a) Afirmaciones bíblicas sobre Dios: El centro
de la --> revelación bíblica es la manifestación que Dios hace de sí, por su
palabra y acción, a los hombres, y a una con ellos, al mundo de los hombres. De
aquí que las sentencias bíblicas sobre Dios sean preponderantemente un
reconocimiento y confesión creyentes de las múltiples experiencias de Dios en la
historia del pueblo de -> Israel (AT) y en el acontecimiento de Cristo (NT). La
Escritura no nos habla de cómo es Dios en sí, sino de cómo es y lo que hace en
favor de los hombres y de su mundo. Por tanto, la existencia de Dios es, por una
parte, algo ya dado y admitido de antemano, acerca de la cual no se plantea
nunca pregunta de ninguna clase. Por otra parte, ninguna sentencia bíblica
reclama para sí el ser una expresión adecuada de la esencia y de la acción
divina. El impulso teológico para la evolución de la idea bíblica de Dios no
proviene de la teoría, sino de la experiencia vivida de la fe.
Ya las designaciones de Dios utilizadas en el Antiguo Testamento muestran los
dos polos historicorreligiosos, a la vez, dentro de los cuales se encuentra el
campo de tensión del concepto bíblico de la divinidad. Junto al nombre propio de
--> Yahveh, específicamente israelita, se encuentra el concepto usual entre los
semitas de -. Elohím, más adelante sinónimo de Yahveh. La etimología más
probable de Elohím responde a la idea del poder divino general. Lo más tarde a
partir del -> elohísta, Elhoím pasa a ser entendido como nombre personal del
Dios de Israel: Yahveh. La combinación Yahveh-Elohím ha sido pensada sobre todo
en Gén 2-3, como aposición clasificadora. Con la frase «Yahveh, es decir, Dios•
se quiere acentuar expresamente la identidad de Yahveh, el Dios de Israel, con
el Dios de todo el mundo. Los LXX no traducen Elohím con el neutro •lo divino•
predilecto en el -> -> helenismo, sino con el masculino neutro «lo divino•
predilecto en el •Dios» (Theos), mientras que Yahveh es vertido por -> •Señor• (Kyrlos);
al mismo tiempo, intentan Introducir pequeñas modificaciones en el texto para
corregir afirmaciones antropomórficas o, al parecer, no suficientemente
ortodoxas.
Contrariamente a la costumbre judía de evitar el nombre de Dios, sustituyéndolo
por el de Señor, omnipotente, altísimo, cielo, Jesús utiliza con absoluta
naturalidad la palabra Dios y menos veces la de Señor•, o también perífrasis
como --> •cielo» (cielo como equivalente a Dios aparece sobre todo en Mt); con
suma frecuencia, Jesús habla de Dios como del --> Padre. En la --> comunidad
primitiva aparece ya normalmente •Dios precedido del artículo, como designación
normativa para •el Dios y Padre de Jesucristo•; aparece sobre todo —
particularmente a partir de Pablo — el nombre veterotestamentario de Señor (=
Yahveh) referido con creciente decisión a Jesús. En algunos casos, en especial
en Jn, a Jesús se le llama también «Dios• (Theos).
b) El Antiguo Testamento no esboza ningún cuadro sistemático de Dios, sino que
acentúa los rasgos divinos que en cada momento le parecen más importantes, de
acuerdo con cada situación concreta. Las aparentes contradicciones que de aquí
se derivan no deben armonizarse, por consiguiente, con excesiva premura.
No es tarea fácil obtener una visión segura y fiel de la primitiva etapa de la
religión de Israel o, respectivamente, de la •genealogía• de la idea de Dios en
los israelitas. La valoración historicorreligiosa (y no sólo filológica) de los
nombres propios divinos, de las denominaciones dadas a Dios y de los atributos
de Yahveh que pueden rastrearse en la etapa primitiva de Israel, permiten
suponer con cierta probabilidad que la imagen de Yahveh del •comienzo» fue
diferenciándose, cuanto a su contenido, debido sobre todo a la contraposición
cultual y religiosa con el medio ambiente de Israel, y totalizándose en su
validez (--> Singularidad de Dios). El criterio decisivo para adoptar o rechazar
elementos •extraños» era la experiencia de Dios del principio que Israel llevaba
consigo en aquel medio ambiente. Según esta experiencia, Yahveh es el que
rescata a los suyos de la amenaza mortal (de los egipcios), es el que viene en
ayuda en la necesidad. La experiencia de la intervención divina era tan poderosa
en los •Israelitas» que, en virtud de ella, le conocían y le confesaban como a
su Dios. Y viceversa, la pertenencia a este Dios es lo que les constituye en
comunidad suya, en •pueblo de Yahveh• (--> Pueblo de Dios). Ésta es también la
geneología de Dios que no tiene teogonía de ninguna clase.
Mientras el acontecimiento de la liberación fue recuerdo vivo en el •pueblo de
Yahveh•, podía ser suficiente esta idea de Dios liberador. Pero a medida que se
acrecentaba la distancia temporal del hecho vivido, se hacía más urgente la
reflexión sobre el Dios que lo llevó a cabo. La ocasión externa para ello
provino del encuentro con los habitantes del país de cultura campesina, cuya
visión de Dios estaba impregnada por tres tipos de divinidad que se pueden
percibir también en el Antiguo Testamento: el Dios de los padres, --> El y -->
Baal. A lo largo de un proceso que se prolongó hasta la época de Salomón, Yahveh
absorbió muchos de los rasgos de estos dioses y recibió, por este medio, nuevas
dimensiones: es Señor de la vida social (Dios de los padres), del cosmos (El),
del país y de sus productos (Baal). Yahveh, el liberador, garantiza para su
pueblo, al igual que Él —superior al mundo — el curso salvífico de la vida
humana en cuanto dependiente de la naturaleza.
La tentativa de describir los rasgos teológicos fundamentales de la imagen
veterotestamentaria de Dios debe ser, por fuerza, fragmentaria.
1. Yahveh es, ante todo, el Dios viviente. Esta afirmación no pertenece al mundo
conceptual de los -> dioses que mueren y renacen, sino que es precisamente en
Israel la antítesis de todo ello (Jer 10). Dios es un Dios viviente en sus
acciones en la historia de la salvación (Jer 23,7s), en la proclamación y el
cumplimiento de su palabra (1Re 2,24), en el servicio de sus profetas y reyes
(2Re 3,14), en su intervención en la vida de cada persona (salmos de acción de
gracias individuales). Como •fuente de vida• (Sal 36,10), es el poder creador de
vida por excelencia, que abarca al hombre, la tierra y el cosmos. En cuanto
viviente es, a la vez, experimentado personalmente; su yo soberano y fiel
promete y cumple, actúa y guía, exige y ofrece; es, para los •hijos del Dios
viviente., (Os 2, 1-3) no una fuerza anónima, sino un tú que ellos escuchan y
contemplan, alaban e invocan, en quien confían y a quien temen y veneran.
2. Yahveh es el Dios próximo y lejano al mismo tiempo (Dt 4,7; Jer 23,23).
Inmanencia y trascendencia se hallan inseparablemente unidas. Dios cercano,
porque •está... con•. Es Dios que marcha a una y guía como -> pastor a su rebaño
(Sal 23,4); es Dios con nosotros• (Is 7,14). La esencia divina es un •estar
con• por gracia (Éx 3,14), porque él es .Yahveh, el Dios misericordioso y
clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad• (Éx 34,6). La confianza
en Yahveh •que está en medio de nosotros• se concreta, en la época primitiva, en
la tienda del encuentro, en el arca, en la columna de nube y de fuego, y más
tarde en las concepciones que entienden el --> ángel, el rostro, la -+ gloria,
el --> nombre como Dios vuelto hacia el hombre; en la época posexíiica esta
misma idea aparece en las hipóstasis de la -> palabra y la -+ sabiduría de Dios.
Dios sale al encuentro en el -> sueño y en la -> teofanía, toma figura y rasgos
humanos (--> Antropomorfismo), sin que por eso se eche en olvido, desde luego,
el conocimiento de su divinidad. Porque, efectivamente, él es siempre también el
Dios lejano y escondido, que debe •descender» de su morada supramundana (18
40,22) para inclinarse hacia el hombre.
Junto a la serie de sentencias sobre la visión de Dios, hay otra en que se
afirma que Dios es invisible. Ni siquiera Moisés y Elías son exceptuados de esta
imposibilidad de ver (Éx 33,12ss; 1Re 19). No se puede ver a Dios sin morir (Éx
33,20). Como santo absoluto y por excelencia (Is 6,3), es decir, como separado
de todo cuanto no es divino (Os 11,9), esconde su —> rostro al pueblo pecador (Dt
31,1618). Es el absolutamente oculto (Is 45,15) y su acción permanece en el -->
misterio as 25,1). Es imposible representarle •en escultura o imagen alguna, ni
de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de
lo que hay en las aguas debajo de la tierra• (Dt 5,8). Ante él, a quien los
cielos de los cielos no pueden contener (1Re 8,27), todo es como nada (Is 40,
15-17). Ante su incomparable acción creadora, al hombre sólo le toca enmudecer
(Job 38,41).
3. Yahveh es el Dios de voluntad salvífica. Israel describe este rasgo de su
Dios en reflexiones siempre nuevas, impulsado por los altibajos de su historia.
En la edad de oro de los inicios de la monarquía, la fe invencible en la guía y
disposición divina es el motivo básico de la obra yahvista; de modo similar, —>
Isaías (cf. Is 14,24ss) y el —> elohísta interpretan la historia como un plan
salvífico de Dios. La vivencia de las catástrofes nacionales (amenaza de Asiria,
derrumbamiento de los reinos del norte y del sur, etc.), lleva a los grandes
profetas escritores y a la escuela deuteronomista a una importante distinción:
el Dios de la —> salvación es también Dios del -+ juicio; su voluntad salvífica
no incluye ya una absoluta seguridad de salvación. Dios es libre y soberano para
salvar y para castigar. Como Dios deseoso de salvación, desborda las categorías
nacionales, pues quiere la salvación de todos los pueblos (Deuteroisaías); su
inclinación amorosa alcanza dimensiones cósmicas (Sab 11,24ss).
c) El Nuevo Testamento presupone la idea de Dios del Antiguo y la desarrolla. Es
el mismo el Dios que ha hablado por Moisés, los profetas y su Hijo (Heb 1,1s).
1. Dios por, con y en Jesús. La predicación de Jesús quiere confrontar a los
hombres con Dios. Jesús afirma que en sus acciones representa la acción de Dios.
Su venida es la irrupción definitiva del --> dominio y el --> reino de Dios. La
primitiva comunidad reconoce, en sus más antiguas fórmulas de fe y en los
discursos de los Hechos, a Dios como autor de la salvación causada por Jesús (Act
3,26): la muerte y resurrección de Jesús (Act 2,23s), la exaltación a la diestra
de Dios (Act 2,33) y su entronización como juez (Act 10,42) acontecen de acuerdo
con el plan salvífico de Dios. Según Pablo, en la —> cruz y —> resurrección de
Jesús aparece cabalmente visible quién es Dios y qué hace por los hombres, ya
que Jesús es •la imagen fiel de Dios» (2Cor 4,4). Por otra parte, •la esencia
invisible de Dios, su poder y su divinidad eternos» se manifiestan en su
creación (Rom 1,20). Según Juan, la misión de Jesús es revelar el nombre y la
esencia de Dios (Jn 1,18; 17,4). A Dios no le ha visto nadie (Jn 1,18); sólo
Jesús le conoce, pues viene de él (Jn 7,29). Así pues, quien ve a Jesús, ve a
Dios (Jn 14,9).
2. Dios es Padre. Mientras que el Antiguo Testamento considera a Dios como Padre
básicamente en sentido figurado, en el Nuevo Testamento la paternidad es
elemento esencial de la naturaleza divina. Al orar, Jesús se dirige con total
confianza a Dios como —> abba (= padre) amado y enseña a los discípulos a hacer
lo mismo. La posición esencial de Jesús respecto del Padre se expresa
adecuadamente en la forma de hablar de «mi» y •vuestro» Padre. Por eso mismo,
Juan también distingue termino-lógicamente entre Jesús como el •Hijo» y los
discípulos como •hijos de Dios». Dios es Padre, porque tiene en Jesús un Hijo
divino (Jn 1,18), de su misma naturaleza (Jn 10,29). Similarmente, también
aquellos a cuyo corazón envía Dios el --> Espíritu de su Hijo, pueden llamar a
Dios abba (Rom 8,15s; Gal 4,6). Éstos son hijos de Dios porque han sido asumidos
en el amor del Padre a Jesús; para ellos Dios es Padre de --> misericordia y
Dios de toda consolación• (2Cor 1,3).
3. Dios es --> amor. En la prolongación del mensaje sobre la providencia de Dios
(Mt 5,45) formulan, especialmente Pablo y Juan, la esencia más íntima de Dios
como amor. En Cristo se ha manifestado el amor de Dios (Tit 2,11), que es tan
grande que se abre incluso a quienes no lo merecen: •La prueba de que Dios nos
ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros» (Rom
5,8). Este amor, que es Dios mismo (1Jn 4,8), quiere únicamente nuestra
salvación (Jn 3,16); por eso se comunica a los hombres, para que éstos vivan en
comunión de amor con Dios y con los demás hombres (1Jn 4,7-16).
4. El misterio trinitario. El Nuevo Testamento no ofrece todavía una doctrina
conceptualmente clara sobre la Trinidad de Dios, pero acentúa el común obrar del
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo •para nuestra salvación». El acontecer
salvífico neotestamentario abarca la elección eterna por el Padre, la redención
en la sangre por el Hijo, la vivificación y santificación por el Espíritu (Ef
1,3-14). Por eso es el Espíritu, como primicia de los dones de la redención, don
del Padre (Rom 8,23) y poder vivificador del Hijo resucitado (Rom 8,9-11). Donde
más claramente aparece formulado el misterio salvífico trinitario es en el
mandato de bautizar según Mt 28,19 y en la fórmula apostólica de salutación de
1Pe 1,1-2 y 2Cor 13,13. --> Triplicidad. ze
Dios de la tormenta.
Entre los semitas occidentales —> Hadad o --> Baal, dios de la vegetación, que
se manifiesta en la tormenta. En el Antiguo Testamento el Dios y Señor de la
naturaleza y, por consiguiente, de la tormenta, es Yahveh; sólo él da el tiempo
y la lluvia favorable a la fertilidad (cf. Job 37-38). he
Dios de las moscas
(hebr. Baal-Zebub = señor de las moscas). Es muy poco probable que se refiera a
una divinidad defensora de las moscas; parece más bien una deformación verbal de
Baal-Zebul (excelso), nombre de un Dios de Eqron, a quien Ococías de Israel
envió a pedir un oráculo (2Re 1,2-16). he
Dios de los padres.
En la época primitiva de Israel tenía --> Dios muchos nombres, generalmente
vinculados a algún lugar de culto, y compuestos con el vocablo —> El (p. ej., el
shaddai: Gén 17,1; e/ olam: Gén 21,33). Es indudable que en estos casos se trata
de diversos dioses locales o familiares, que se fueron incorporando a la fe
yahvista. En efecto, el Dios de la promesa se presenta a Isaac como el «Dios de
tu padre Abraham» (Gén 26,24); de acuerdo con esto, Jacob le llama •Dios de mi
padre, el Dios de Abraham y el progenitor de Isaac» (Gén 31,42).
Según el --> elohísta, el nombre divino de —> Yahveh fue revelado por primera
vez a Moisés. Ahora bien, este Yahveh no es un Dios nuevo, sino el •Dios de los
padres•, el •Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Éx 3,6.15). El Dios de los
antepasados, el Dios de la elección y la promesa, es también el Dios del hoy. De
este modo, la divinidad se vincula no a un determinado lugar cultual o a un
sitio especial, sino a las personas de los antepasados de las tribus y a las -*
promesas que les fueron hechas a los padres. Tanto el elohista como el yahvista
han retrotraído la idea de la —› alianza hasta los padres; el --> escrito
sacerdotal, Incluso hasta -÷ Noé. schü
Dios desconocido. Según Act 17,23, en su
discurso en el Areópago, Pablo sale al paso del reproche de proclamar dioses
desconocidos, aseverando que predica un Dios a quien los atenienses veneran ya
sin conocerlo, un Dios hasta ahora desconocido y que es el único verdadero. En
su discurso alude a la inscripción de un altar de Atenas: •Al Dios desconocido».
Cierto que hasta ahora no se ha encontrado una inscripción de este género. Pero
no menos cierto es que, según los testimonios antiguos, había en Atenas buen
número de altares y de dioses. Probablemente el pasaje alude a alguno de los
altares que no estaban consagrados a una divinidad determinada. ma
Diosa. Las divinidades femeninas tuvieron en las
religiones de la antigüedad escasa importancia, si se exceptúan las diosas de la
fecundidad veneradas en Egipto (--> [sis), Canaán (--> Ashera --> Astarté) y
Asia menor (--> Cibeles). Su culto estaba unido a fiestas orgiásticas y a la -->
prostitución en el templo. También Israel se vio sometido en repetidas ocasiones
a la fascinación de este culto, que no fue definitivamente superado hasta la
época del exilio babilónico. ba
Dioses. En la medida en que desempeñan un papel en
el mundo circundante de Israel y, por consiguiente, en la Biblia, los dioses son
concebidos como seres vivientes en figura de hombres o de animales. Su género de
vida es similar al de los hombres, razón por la cual éstos, en el culto, pueden
entrar en relación con las divinidades. Pueden distinguirse dos tipos
fundamentales de dioses: a) dioses de la naturaleza, que se encarnan en un
fenómeno natural; b) dioses que están vinculados a comunidades humanas.
a) Los dioses de la naturaleza no son concebidos como idénticos al fenómeno
natural, sino como un poder personal que se encuentra tras el fenómeno. La
mayoría de las religiones conocen una diosa madre o diosa de la fecundidad (-->
Ashera, Astarté, --> Diosa). Está unida con un dios más joven, esposo o hermano,
que personifica el fenómeno de la vegetación. A los dioses de la naturaleza
pertenecen también el dios sol y la diosa luna y las personificaciones de los
fenómenos cósmicos (dioses celestes). No raras veces se transforman en dioses
creadores y dioses supremos. Así, el dios babilónico Marduk pasa de dios sol a
•señor del cielo y de la tierra».
b) Los dioses vinculados a comunidades humanas son divinidades tribales o
nacionales, cuyos orígenes se remontan a los nómadas. En las culturas ciudadanas
se veneran divinidades de la ciudad que, con frecuencia, son también, al mismo
tiempo, divinidades de la naturaleza y tienen en •su» ciudad sus principales
lugares de culto (la —› Artemis de Éfeso, Act 19).
En el antiguo Israel, era sumamente frecuente la idea de que, junto a --> Yahveh,
existían también otros dioses. Cada pueblo tiene su divinidad protectora y en
país extraño hay que servir a dioses extranjeros. Hasta el siglo VII a.C. no se
empieza a hablar de Yahveh como del Dios verdadero, el único Dios, frente al que
los demás dioses son nada. ba
Dioses (asimilación de). Proceso
inverso al desdoblamiento (--> Dioses [desdoblamiento de)). Es la mezcla,
yuxtaposición o identificación entre sí de varias divinidades localmente
diferentes, de esencia parecida o de origen común. ba
Dioses de la felicidad. Dioses
panteísticos de la fortuna, cuyo favor y benevolencia se quiere obtener por
medio de la veneración. Israel conocía estos dioses (Is 65,11), llamados Gad y
Mení. Gad (= suceso feliz que acaece) es una divinidad semítica, cuyo influjo
puede verse en los nombres compuestos de •Gad», aplicados a lugares y personas.
Mení es una divinidad menos conocida. zi
Dioses de los montes. Divinidades de
las que en el antiguo oriente se pensaba que su dominio estaba circunscrito a
determinadas regiones montañosas. En el Antiguo Testamento se percibe, en la
tradición Sinaí-Horeb, la antigua idea de Yahveh como Dios de la montaña (cf.
también 1Re 20, 23.28). he
Dioses (desdoblamiento de). 1.
Cuando una divinidad es venerada en diferentes centros de culto, suele
producirse con frecuencia un desdoblamiento de su esencia (de una divinidad se
hacen varias), de modo que, con el tiempo, cambia también el culto mismo.
2. Un caso de desdoblamiento representa la distinción entre un principio
masculino y otro femenino. Al dios se le añade, para complemento, una compañera
en el trono. ba
Dioses domésticos (hebr. terafim).
Figurillas de dioses con forma humana que aseguran las propiedades, el puesto
rector en la familia y los títulos de herencia del propietario (Gén 31, 14-35).
Por su medio se obtenían también --> oráculos (Jue 17,5; 18,5s; Ez 21,26). El
rey Josías mandó destruir todos los teraflm (2Re 23,24), pero es evidente que su
uso se prolongó hasta épocas posteriores (Zac 10,2). he
Dioses extranjeros (prohibición
de). Además de las disposiciones legales (p. ej., Éx 20,4), la crítica
profética se enderezó muy especialmente en contra de la participación, ocasional
o continuada, en el culto a los --> dioses extranjeros (cananeos y, más tarde,
asirios y babilónicos). Los profetas acusaban a Israel de infidelidad, —>
Incontinencia y —> adulterio frente a --> Yahveh (cf. Os 1-3; Ez 16,23). El
pueblo, con su acción criminal, ha roto la alianza con Yahveh. Yahveh es Dios de
Israel, Israel es pueblo de Yahveh. Los dioses extranjeros son polémicamente
vilipendiados (cf. el Deuteroisaías, discursos de juicio contra los dioses; Is
41,20; 43,10ss; 44,9ss). mi
Dioses (procesión de los).
Desfiles en que se llevaban en procesión las estatuas de los dioses. En -->
Babilonia y —> Asiria, existían representaciones en que los mismos dioses
marchaban en procesión. ba
Dioses (trono de los). Objeto cultual
que representa la presencia del Dios; puede estar vacío o bien adornado con el
símbolo de la divinidad. En el Antiguo Testamento, son señal de esta presencia
divina el —) arca de la alianza y el carro (Ez). ba
Discernimiento de espíritus.
Pablo menciona en la primera carta a los corintios el discernimiento de
espíritus en conexión con los --> dones del Espíritu, y le adscribe una
importante función para el •bien común» (1Cor 12,7; cf. 12,7-10). Como para el
resto de los dones del Espíritu, también para éste tiene vigencia el principio
de que no significa un poder personal sobre el que pudiera alguien forjarse
Ilusiones, sino que debe entenderse como una donación libre de Dios (1Cor
12,11). Donación libre significa que el hombre no puede servirse de ella a su
capricho, sino que, por el contrario, quien la ha recibido experimenta en ella
su referencia, subordinación y -> responsabilidad frente a la comunidad, su
obligación de emplear su don del Espíritu para bien de sus -> hermanos.
Espíritu es, para Pablo, significación de una gigantesca dinámica que brota del
-> Evangelio de Jesucristo y determina y sirve de soporte al pensamiento, la
palabra y la actuación de los discípulos. Los •espíritus» de que habla la
fórmula aluden a la concepción del mundo helenística oriental, que ve
personificada, en sentido dinámico, en esencias espirituales de especie
«sobrenatural•, toda dinámica espiritual y aun toda energía natural. Cuando se
habla de discernimiento de espíritus, se quiere indicar la capacidad de
distinguir si la dinámica de un hombre procede de Dios o de los --> demonios
hostiles a la divinidad; si está al servicio de los hombres o significa una
amenaza. hi
Discípulo. 1. Círculo de discípulos. El
judío piadoso de la época de Jesús que deseaba conocer la tora, buscaba un
doctor de la ley (--> Rabbí). En su círculo de discípulos aprendía — disputando
y escuchando — las leyes y su interpretación. Una vez había adquirido los
suficientes conocimientos, el rabino le despedía.
Jesús, por el contrario, eligió personalmente su círculo restringido de
discípulos, formado por los --> doce (--> Apóstol). Eran, además, discípulos
aquellos que reconocían a Jesús por --> maestro y le seguían, especialmente
aquellos setenta (para el significado de este número cf., p. ej., Núm 11,16) de
cuyo encargo de predicar nos informa Lc 10,1. Tenemos pocas noticias acerca de
la personalidad de cada uno de los discípulos. Los doce son personalmente
enumerados en listas (p. ej., Mc 3,16ss). Según Act 1,14, había también mujeres
en el círculo de los discípulos. Ninguno de estos discípulos pertenecía a las
clases superiores. Eran pescadores, co
407 bradores de impuestos, obreros. Mateo y Simón Zelota, eran incluso, por su
origen, mortales enemigos políticos.
2. El discipulado. Ciertamente ya en el Antiguo Testamento, existían
vínculos de unión entre el maestro y sus discípulos (cf. is 8,16ss), pero no
existe precedente alguno para las relaciones de los discípulos de Jesús con su
maestro. Este discipulado no consiste en el estudio de la ley, en el que, tras
un período de aprendizaje, los discípulos pasan a su vez a ser maestros, pues
«uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. (Mt 23,8). El
llamamiento al discipulado se funda exclusivamente en la decisión de Jesús. Con
el ejemplo deben mostrar los llamados qué significa ser discípulo. A la llamada
de Jesús, Simón y Andrés y los hijos del Zebedeo dejan inmediatamente las redes,
las barcas, el padre y los empleados y le siguen (Mc 1,16-20). Es la decisión de
Jesús sobre unos hombres determinados, que pide a su vez una decisión
responsable de los llamados: éstos deben abandonarlo todo para seguir al Señor.
Este seguimiento se expresa inicialmente de una forma muy concreta: marchar con
Jesús y tomar sobre sí el doloroso destino de esta marcha. Quien consiente en
ser discípulo, debe antes meditar atentamente, como el constructor que quiere
construir una torre, o el rey que quiere iniciar una guerra; nadie que no
renuncie a todo cuanto posee puede ser discípulo de Jesús (Lc 14,28-33). Las
exigencias hechas a los discípulos son extremadamente rígidas y piden hasta lo
último (cf. Lc 14,26s). Por eso no se hace la llamada a todos cuantos son
partidarios de Jesús. Cierto que para todos vale la llamada a la conversión;
pero a los discípulos se les hace un encargo especial y una especial promesa.
Cuando el joven rico pregunta por las condiciones requeridas para la vida
eterna, Jesús alude Inicialmente a los mandamientos. Sólo cuando el rico
responde que los ha observado desde la infancia, le ofrece Jesús las condiciones
del discipulado (Mc 10, 17-22).
Tarea de todo discípulo es anunciar el --> reino de Dios. Para este servicio le
exige Jesús estar dispuesto a la pobreza y al sufrimiento (Mt 10,12). Y aunque
están llamados a estar dispuestos para la pobreza, el sufrimiento y el martirio,
se les prohibe pedir por ello una recompensa especial (Mc 10,34-45); su
recompensa será que, en el día del -> juicio, Jesús dará testimonio en favor de
ellos, tal como ellos lo dan ahora en favor de Jesús (Lc 12,8s).
Los doce simbolizan las doce tribus de Israel (Mt 19,28); ellos son el nuevo -->
pueblo de Dios del --> fin de los tiempos. La comunidad pos-pascual vio
reflejada en ellos su propia situación. También ella se consideraba como el
nuevo Israel y estaba llamada, al igual que los discípulos de Jesús, al servicio
y a dar garantías de su vocación. Las tentaciones y negaciones de los discípulos
de Jesús, descarnadamente descritas por los Evangelios (cf., p. ej., Mc 14,66ss;
la negación de Pedro) fueron ejemplo de su propia vida. Y así, el nombre de
discípulo pasó a ser también el nombre de todos y cada uno de los cristianos (cf.
Act 6,1). -> Seguimiento de la cruz. br
Discípulos de los profetas. En
el siglo IX a.C., existían en los santuarios de Israel diversas comunidades de
profetas, hondamente arraigadas en lo sociológico, que se agrupaban en torno a
un guía o «padre» que les exponía la doctrina. Se les designaba con el nombre de
discípulos de los profetas. Eliseo estaba al frente de uno de estos grupos (2Re
4,38; 6,2); algunos se presentaban como escuelas de profetas y se habla de ellos
como de hijos de los profetas. Es posible que de estos grupos salieran los
profetas de la corte y del 409 culto (--> Profeta del culto). Mérito suyo es
haberse comprometido radicalmente en pro de la conservación de la pureza de la
fe yahvista. A estos grupos debe atribuirse la colección de sentencias del -›
Deuteroisaías (-> Isaías) y algunas colecciones más. -> Profeta. pa
Discurso de despedida. En la historia
de las formas, esta expresión designa un género literario que desempeña un
importante papel tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo y en la
literatura extracanónica del judaísmo tardío (cf. sobre todo el -> Testamento de
los doce patriarcas). El discurso de despedida es muchas veces un subgénero del
-› género literario más amplio propio de los --> testamentos. El discurso de
despedida bíblico se distingue, en cuanto género religioso, de los discursos de
despedida profanos de la literatura clásica y helenista (que ciertamente conoce
también los «discursos de revelaciones» de los llamados •hombres divinos»). El
esquema formal de los discursos de despedida es muy elástico, pero pueden
mencionarse como rasgos esenciales los siguientes: una gran figura bíblica
(patriarca, Jesús, apóstol), ante la muerte inminente, se despide de los suyos
y, con mirada retrospectiva y prospectiva, da exhortaciones y consuelos, promete
bendiciones y toma las últimas disposiciones. Es indiscutible el carácter
parenético de los discursos de despedida. En las exhortaciones se puede conocer
de un modo claro y fácil la tendencia, en aquel momento, del círculo de la
tradición o del escritor que utiliza el género literario del discurso de
despedida como forma de su predicación. Un buen ejemplo ofrece el discurso de
despedida lucano de Jesús (Lc 22,21-38), que es una composición del evangelista,
que ha re-reunido aquí diversos materiales de la tradición llegados hasta él.
Como discurso de despedida de Jesús, las antiguas palabras encierran un nuevo ->
Sitz im Leben, por cuanto ahora son entendidas por el escritor como
amonestaciones para la celebración de la eucaristía de la comunidad: para el
servicio de la mesa, el cuidado de los dirigentes, la solicitud de la
predicación, la espera vigilante, la perseverancia y la disposición al
sufrimiento. Lucas utiliza también la forma del discurso de despedida para el
gran discurso de Pablo en Mileto (Act 20, 17-35), que une un informe apostólico
de la situación con una mirada profética anticipada, válida para la época
lucana, sobre los tiempos posapostólicos de la Iglesia. Como ejemplos de este
género, los discursos de despedida de Jesús según Juan (Jn 13,31-17, 26) y, en
el Antiguo, los discursos de despedida de Jacob (Gén 49, 1-27), Josué (Jos
23-24), Samuel (1Sam 12, 20-25) y David (1Cró 28-29). El libro del Deuteronomio
es, en su conjunto, un gran discurso de despedida de Moisés. En la forma
literaria paleocristiana de las conversaciones del Resucitado con sus apóstoles,
que también pueden considerarse como discursos de despedida, han influido
escenas neotestamentarias tales como Mt 28,16-20; Lc 24,44-49; Mc 13. pe
Discurso del pan. El capítulo 6 del
Evangelio de Juan transmite el llamado discurso del pan, pronunciado por Jesús
al día siguiente de la -> multiplicación de los panes, en el acto litúrgico de
la sinagoga de Cafarnaúm. Enteramente dentro de la línea teológica de Juan,
Jesús rechaza una falsa intelección de aquel signo de su poder (Jn 6,15). Con su
explicación, descubre el sentido profundo del carácter de signo (sacramental) de
su obra y de su vida, al servicio y por encargo del Padre. Con la sentencia
central de la primera parte (Jn. 6,22-51b) «Yo soy el -> pan de la --> vida»
(6,35), recaba Jesús su carácter singular y excepcional. Sólo él puede calmar el
anhelo humano de vida verdadera. La imagen •pan de vida» se vincula con Éx 16,15
(comida milagrosa de -> Moisés) y muestra cómo se ha cumplido aquel
acontecimiento prefigurativo en las obras del nuevo Moisés, -> Cristo --> Jesús.
De este modo, Jesús lleva a su plenitud la tradición veterotestamentaria.
La segunda parte (Jn 6,51c-59) indica claramente el pensamiento sacramental de
Juan: Jesús da su -> carne y su ---> sangre como comida y bebida. Mediante el
sacrificio de su muerte y su -> comunión permanente con todos los hombres, Jesús
abre a aquellos que creen en su palabra el camino nuevo y definitivo de la
salvación. Este camino encuentra en la comida eucarística su expresión
figurativa y palpable. Pan equivale aquí a lo que es necesario para conservar la
vida; es preciso hacer inteligible esta idea y actualizarla dentro de todas y
cada una de las épocas a que se dirige la predicación como ofrecimiento de
salvación. -> Eucaristía. hi
Discurso del templo. En medio de las hostiles amenazas que acompañaron el comienzo del reinado de Joaquín (Jer 26,1), pronunció Jeremías el famoso discurso contra el templo (Jer 7,1-15). ¿De qué le sirve a un pueblo buscar refugio y seguridad en el templo? Se ha despreciado el mandamiento de Dios, el lugar del culto no tiene valor, ya no es inviolable. pa
Discurso didáctico. Textos de carácter
didáctico se encuentran ya en los libros de los profetas antiguos. El libro de
Jonás (-> Jonás [libro de]) es propiamente una narración didáctica. Los
discursos de Elías, así como los de Eliseo, contienen exposiciones doctrinales
(2Re 4,38; 6,1). Jeremías expuso en discursos didácticos los problemas de la
comunidad del exilio. Con todo, el lugar propio de este género literario es la
doctrina de la sabiduría (.-> Maestros de sabiduría), cuya influencia se
extendió rápidamente después del exilio (cf. Eclo). El libro de los Salmos
contiene numerosas poesías didácticas, cantos de poesía espiritual (sin un fin
primariamente cultual). Estas composiciones poéticas abordan problemas de la
vida de la comunidad (Sal 127), el destino de los malvados y de los justos (Sal
37), el problema del sufrimiento y de la comunidad con Dios (Sal 73; cf. Sal
1,112; 128), la -> historia de la salvación (Sal 78), la conducta de vida acorde
con la voluntad divina (Sal 14) y otros temas. Entran también en este apartado
los •salmos proféticos» (9/10). Se pretendía alabar la -> ley (Sal 119),
exhortar, edificar, ofrecer ejemplos, etc. pa
Discurso fraterno. La característica de
fraternidad constituye una peculiaridad esencial de la predicación cristiana,
especialmente en la --> paraclesis paulina. Cuando el apóstol exhorta, exhorta
como un hermano entre hermanos. El Evangelio convierte a cuantos le escuchan en
hermanos y hermanas, en hijos de Dios. Dado que Cristo se ha hecho hermano de
los hombres, todos cuantos confiesan su nombre deben vivir como hermanos. Y así,
toda -› autoridad entre los cristianos — incluida la autoridad apostólica— es
fraternal o no es cristiana. El discurso fraterno sólo tiene sentido cuando
responde a una actitud vital. --> Prójimo. gr
Discurso profético. La fuerza de las
afirmaciones de los --> oráculos proféticos está condicionada por la situación
en que se encuentran sus oyentes. Pero, al mismo tiempo, esta palabra crea una
situación que, en cuanto tal, se torna consciente y apremiante, una situación
que cambia para bien o para mal. Esto se manifiesta claramente en las formas
fundamentales de los discursos proféticos. Con su anuncio de castigo a los
individuos, a Israel o a los pueblos extranjeros, ponen al descubierto la caída
y la violación de la alianza, y, por lo mismo, las raíces de una situación
calamitosa y plena de maldición. Por el contrario, los -+ profetas formulan el
fin de una miseria como promesa de salvación a los individuos y como anuncio de
salvación al pueblo. De modo análogo al -> ministerio profético, también el
discurso profético creaba un cambio. Nuevas funciones condicionaban nuevas
formas de discurso. Se introdujeron géneros literarios tomados del --> culto, de
la -+ sabiduría y de la vida jurídica (intercesión, himnos de alabanza y
lamentación, tora, discursos del juicio, controversias, parábolas, etc.). Estos
discursos querían ser llamada e instrucción para el futuro. Así, algunos, para
llamar la atención de los oyentes y obtener su disposición, añadieron al mensaje
de Dios sus propias exhortaciones y amonestaciones. A título de introducción y
explicación, se añadía a los oráculos de castigo un discurso de reprensión y a
las promesas una --> exhortación. Es significativo que los discursos proféticos
tengan siempre, por regla general, un lenguaje rítmico (--> Métrica). Los
discursos proféticos llegaron a su fin con la aparición de la literatura
apocalíptica. pa
Distancia. ¿Vive el cristiano distanciado de su
mundo? En principio, tiene vigencia para él la exigencia de no acomodarse ya al
tiempo de este mundo (Rom 12,2), porque en él el hombre se ha alejado cada vez
más de sí mismo. El cristiano debe esforzarse más bien por dar a este mundo una
nueva apariencia, debido a que él mismo es incesantemente renovado por Cristo. A
través del cristiano debe imprimirse más y más en el mundo la imagen de Cristo.
Los hombres deben poder vivir como el mismo Cristo vivió. Allí donde hay hombres
que viven así, marcha adelante el proceso de transformación del mundo. Y los
cristianos toman parte en este proceso, que supone un duro combate para los
hombres rodeados de peligros. Por eso precisamente, el cristiano debe vivir allí
donde más amenazados están el hombre y su mundo. En principio, no hay distancias
entre el cristiano y su mundo, ya que la creación entera, en toda su extensión,
debe convertirse en una -+ nueva creación de Dios; todos los espacios reales y
posibles del mundo deben poder ser —+ patria para el hombre, patria y hogar para
sí mismo y para Dios. Y dado que, en principio, ningún ámbito de vida o de
acción queda excluido de esta tarea, tampoco el cristiano queda fuera de ninguno
de estos ámbitos. El cristiano se distancia únicamente del —> pecado y de la
alienación. Pero en ninguna parte queda distanciado de la lucha por la salvación
del hombre. gr
Distinto. ¿En qué se distingue un cristiano de un
no cristiano? ¿Hasta qué punto un cristiano es distinto de los otros hombres?
Básicamente, el cristiano se halla inserto en una —> solidaridad con todos los
hombres, pues si quiere acogerse al —> amor de Cristo y llevar este amor a
cumplimiento, contrae una --> responsabilidad por todos. Pero, a pesar de ello,
no puede dejarse acomodar totalmente al nivel de su mundo ambiente (Rom 12,2).
En este mundo siguen actuando fuerzas de —> alienación y destrucción, y contra
esas fuerzas entabla su combate. El cristiano debe poner en juego todas sus
posibilidades a favor de un proceso social de transformación y renovación de
todos los hombres. Debe tener muy en cuenta qué es lo que realmente ayuda a los
hombres de los que es responsable, cuál es para ellos la —> voluntad de Dios. El
cristiano es distinto de los otros en cuanto vive una --> esperanza creadora
(1Tes 4, 13), basada en la acción salvífica de Dios. gr
Divino Afflante Spiritu. Encíclica
de Pío XII sobre la Sagrada Escritura, del 30 de septiembre de 1943. Acentúa la
necesidad del estudio de las lenguas orientales y de la --> crítica textual,
desea que se hagan ediciones críticas del texto original de la Biblia y de las
antiguas --> traducciones; Impulsa a la investigación del --> sentido literal
bíblico y a la exposición de su contenido teológico. El exegeta debe investigar
ante todo la peculiaridad de los escritores bíblicos y los géneros literarios.
A continuación se habla del concepto de —> inspiración. Se exhorta a los
exegetas a proseguir sus esfuerzos, a buscar nuevas soluciones que permanezcan
fieles al pensamiento bíblico y que, al mismo tiempo, puedan conciliarse con los
conocimientos de las ciencias profanas. gr
División. Desde los primerísimos tiempos se dieron divisiones (•cismas•, 1Cor 1,10s; 11,18) en la Iglesia. Pablo enumera las disensiones y --> herejías entre las obras de la --> carne, del hombre pecador y centrado en sí mismo, que mantienen alejados a los hombres del reino de Dios (Gál 5,20). Sólo en la unidad del --> Espíritu puede ser edificado el --> cuerpo de Cristo (Ef 4,3ss; cf. 1Cor 12,25). Juan acentúa enérgicamente la unidad en el amor como voluntad última de Jesús (17,21). ur
Divorcio. En Israel el —> matrimonio no era en
principio indisoluble, aunque la iniciativa del divorcio estaba exclusivamente
reservada al marido. Motivos de divorcio podían ser la esterilidad, el -->
adulterio, el desagrado o el hacerse insoportable la mujer. Pero ya el mismo
Antiguo Testamento se pronuncia en contra de esta práctica (Dt 22,13-19,28s),
aunque no discute el principio mismo del divorcio. En caso de divorcio, se le
entregaba a la mujer un •libelo de repudio• o •carta de despedida• como prueba
de que había sido dejada por su marido.
Según las afirmaciones del Nuevo Testamento, no es lícito el divorcio, ya que,
según el relato de la creación el varón y la mujer son •una carne• en el
matrimonio, y la unión viviente del hombre y la mujer está fundamentada en el
carácter que recibe el matrimonio en la creación (cf. Mt 19,3-8). Sólo la muerte
disuelve el vínculo matrimonial, de tal modo que un segundo matrimonio de un
divorciado o el matrimonio con una persona divorciada constituye adulterio (Lc
16,18). br
Doce. Es el número de la plenitud y de la consumación,
acaso en razón de la división del año en doce meses. El pueblo de Dios de la
antigua alianza se compone de doce tribus (Gén 49; Núm 26,5-51); el pueblo de la
nueva alianza está representado por doce -s apóstoles, llamados muchas veces
simplemente •los doce» (Mc 3,14ss; 1Cor 15,5). La nueva Jerusalén tiene doce
puertas (Ez 48,31-35; Ap 21,12.21). En algunas ocasiones, este número es un
redondeamiento para expresar una cantidad notable (Mt 14,20; Mc 5,25; Act 19,7).
he
Doce profetas (libro de los)
-› Profetas menores (libro de los).
Docetismo. Doctrina que intenta solucionar el
problema de las dos naturalezas de Cristo de tal modo que la humanidad de Cristo
acaba por ser negada en todo o en parte: Cristo habría tomado un cuerpo humano
aparente (gr. dokein = aparecer como), es decir, que en realidad no habría sido
hombre ni habría muerto. Ya el Nuevo Testamento, en 1 y 2 Jn, combate la
cristología docetista. mo
Doctores de la ley -+ Escribas.
Doctrina. Según el testimonio de fe de la Biblia,
es -> Yahveh mismo quien enseña a su pueblo y le da sus -> instrucciones. Sus
mensajeros enseñan y anuncian sus caminos. Con todo, la fe veterotestamentaria
no se entiende a sí misma como doctrina, sino como -> confesión, como
instrucción y mandato de Yahveh. En el Nuevo Testamento, el mensaje de fe de
Jesús se llama sobre todo -> Evangelio; Jesús es el heraldo de Dios, el
pregonero de la buena nueva del tiempo final. En algunos pocos pasajes a este
mensaje se le llama también doctrina (Mt 7,28; Mc 4,2; Jn 7,16). Mateo, sobre
todo, describe a Jesús como --> maestro: entra en la sinagoga lo mismo que los
doctores de la ley; pero no se limita a exponer la -> ley mosaica, sino que la
modifica y corrige. Él está sobre la ley de Moisés (•Se os ha dicho... pero yo
os digo.). También en la exposición joánica ha recibido Jesús una doctrina del
Padre, que debe comunicar a los suyos. Con todo, la predicación de Jesús no
puede reducirse al concepto de doctrina; es más bien proclamación del -> reino
de Dios, llamada a la -> conversión, -÷ mensaje, -> requerimiento y -> promesa.
En la primitiva Iglesia, hubo un estado propio de maestros que ocupaban el
tercer puesto después de los apóstoles y profetas (1Cor 12,28). Su tarea
consistía, sobre todo, en avivar el requerimiento del Evangelio (-s Paraclesis),
en retransmitir las -> tradiciones y actualizarlas. Desaparecidos los apóstoles
y profetas, los maestros fueron ganando importancia. En Ef (4,11) se habla de
los •pastores y maestros» en la Iglesia. Las cartas pastorales indican ya la
posición dirigente de los maestros.
La doctrina es, en las comunidades paulinas, una de las cuatro maneras de hablar
en los actos litúrgicos. Pueden tenerse discursos de sabiduría (-s Maestros de
sabiduría), de revelación, de profecía y de doctrina (1Cor 14,6). El discurso de
doctrina se refiere, junto con la paraclesis, a instrucciones y disposiciones
prácticas. Se enseñan, p. ej., los •caminos en Cristo•, las normas de la vida
práctica. Aquél a quien se anuncia Cristo, es enseñado •en él• (Ef 4,21), es
decir, es requerido a abandonar al hombre viejo y revestirse del nuevo. En las
cartas pastorales, se entiende cada vez más todo el mensaje de fe como una
doctrina. En este estadio, se está ya cerca de hablar de una doctrina de fe y de
un edificio doctrinal de la Iglesia. Pero de este modo se ha perdido la
concepción originaria del Evangelio. El mensaje cristiano no es una doctrina
religiosa, sino, sobre todo, una proclamación de la salvación, un llamamiento a
la vida práctica, una provocación a la esperanza creadora. gr
Doctrina de los doce apóstoles
–› Didakhe.
Documento de la alianza --> Alianza
(documento de la).
Dodecálogo (gr. •doce palabras•). En Ex 34,14-26
se da una formulación posterior y más detallada del decálogo, en la que se
distinguen diez o doce mandamientos, según los diversos criterios de
enumeración. Estos mandamientos están determinados por el ciclo agrícola de las
fiestas (también: decálogo cultual). be
Dogma. Aquello •que aparece como exacto»: la opinión,
y, más especialmente, la opinión filosófica, la doctrina. Significa además la
decisión y, cuando ésta se hace pública, la orden, el edicto. En los LXX, dogma
significa solamente orden, edicto (Dan 2,13;6, 8; Est 3,9; 4,8). Este mismo
significado tiene la palabra en el Nuevo Testamento en los pasajes de Lc 2,1 y
Act 17,7 — para designar una decisión imperial — y en Act 16,4 para designar las
conclusiones del llamado –> concilio apostólico.
En el –> judaísmo helenístico podía darse también el nombre de dogma a las
•órdenes divinas de la ley mosaica». En el Nuevo Testamento tienen este sentido'
Ef 2,15 y Col 2,14. La aplicación de esta palabra a la doctrina cristiana
aparece ya en los padres de la Iglesia. mo
Domingo. Primer día de la semana (Mt 28,1) o día
del Señor (Ap 1,10) —día en que resucito Jesús (Mt 16,2; Jn 20,1.19)— y en el
que se reunía la primitiva comunidad cristiana para celebrar la --> eucaristía (Act
20,7; cf. 1Cor 16,2). we
Dominio de Dios –› Reino de Dios, –>
Gloria.
Dominio universal. De acuerdo con la
estructura sociológica de los tiempos bíblicos, se concebía el –> mundo como
ámbito de dominio de un señor o propietario, el –> señor del universo. Éste era,
para las hombres del Antiguo Testamento, Dios (Sal 24,1) y, para los del Nuevo,
el –> Padre (Mt 11,25) o bien –> Cristo (Ap 11,15). Ahora bien, Dios ha
entregado el mundo a los hombres (Sal 8,7), con el encargo de cultivarlo y hacer
uso de él como representantes suyos. Si el hombre se rebela contra Dios y no
quiere hacer frente a su responsabilidad, abandona su dominio en beneficio del «príncipe
de este mundo» (Jn 14,30), el --> diablo (Mt 4,8ss). La –> redención da -->
libertad en el –> servicio de Dios, señor único y verdadero del mundo. hi
Dones del Espíritu. Ya en el Antiguo
Testamento se hablaba, con la conciencia de estar llenos del --> espíritu del
Señor, de dones del espíritu (2Re 19, 7) que proporcionaban poder, venido de
Dios, para conocimientos, mensajes o acciones extraordinarias.
En el Nuevo Testamento, se acentúa esta idea con fuerza incomparablemente mayor.
A los dones del espíritu se los llama también carismas, es decir, cualidades o
aptitudes especiales que sirven para edificación de la --> comunidad y apoyan la
--> predicación del --> Evangelio. Entre los múltiples dones del Espíritu se
distingue, por ejemplo en los Hechos de los apóstoles, el don de la –>
predicación (Act 4,31), de la profecía (Act 8,29) y de la interpretación (Act
11,14), de visiones manifestadas (Act 7,55) o acciones milagrosas (Act 3,1-8).
Pablo completa la lista de los dones del Espíritu especialmente en las cartas a
los corintios, mencionando el don de lenguas y su interpretación (1Cor 12,30) y
el discernimiento de espíritus (1Cor 12,10). Si bien Pablo distingue entre
dones, servicios y frutos del Espíritu, en el fondo se trata de una misma
realidad, es decir, de diferentes interpretaciones de la experiencia interna del
•entusiasmo» o plenitud del Espíritu. Los «siete dones del Espíritu», enumerados
en el contexto de la confirmación, proceden del pasaje de Isaías 11,2, que en
modo alguno debe entenderse como una enumeración exhaustiva. Por otra parte,
debe evitarse el peligro de entender estos dones del Espíritu como objetivados,
como si se recibiera la ciencia, la fortaleza, etc., a modo de regalo
misterioso. Un. tal •materialismo de la gracia» desfigura la esencia tanto del
hombre como del Espíritu de Dios. Se trata, como siempre, de un lenguaje por –>
analogía, ya que el •espíritu» es inaccesible a la experiencia. La predicación
bíblica •ilumina» las dimensiones profundas de la existencia personal y es una
realidad de la -4 fe. hi
Dos. Esta palabra equivale muchas veces a «varios»,
•algunos» (Núm 9,22; Mt 18,20). Frecuentemente, indica oposición o complemento (cf.
cielo-tierra, luz-tinieblas, Gén 1; las dos tablas de la ley, Éx 31,18; dos
testigos, Dt 19,15; dos 'discípulos, Mc 6,7). he
Dos fuentes (teoría de las). Es la hipótesis mejor fundamentada para explicar el proceso del origen de los tres Evangelios sinópticos y aclarar tanto sus concordancias como sus diferencias. Según esta hipótesis, Marcos es el Evangelio más antiguo; Mt y Lc dependen de Mc y utilizan además la llamada fuente de los logia, que contiene básicamente sentencias del Señor. Esta fuente no ha llegado hasta nosotros y sólo puede conocérsela por un proceso deductivo, a partir de Mt y Lc. --> Cuestión sinóptica. ba
Doxa ->Gloria.
Doxología. Alabanza dirigida a Dios o a
Jesucristo, generalmente breve y en forma de himno. Mediante la doxología, el
hombre, agradecido a Dios, expresa su --> acción de gracias y reconoce el -->
dominio de Dios. Las oraciones pueden comenzar (Lc 1,68) y terminar (Ef 3,21)
con una doxología, pero también fuera del contexto de la oración puede darse una
doxología al hablar de Dios o en la vida cotidiana del hombre ante Dios (2Cor
11,31). A diferencia de la oración, en la que se habla a Dios directamente y en
segunda persona, en la alabanza de la doxología se habla casi siempre en tercera
persona. En efecto, la doxología no sólo vincula al que ora con la divinidad,
sino que más bien tiene un cierto carácter público, porque a través de ella se
proclama ante el mundo — incluso en el caso de que la diga uno solo — la -->
gloria de Dios.
Ejemplos de doxologías veterotestamentarias se hallan sobre todo en los -->
salmos (p. ej., al fin de los cinco libros de salmos y de todo el Salterio: Sal
150). 1Cor 29,10-12 ofrece una doxología singularmente desarrollada.
Las doxologías neotestamentarias se dirigen fundamentalmente a Dios (p. ej., Rom
1,25). La situación especial de la nueva alianza aparece en el hecho de que,
ahora, la doxología sólo se pronuncia –> por Cristo y --> en Cristo y (cf. Heb
13,15). Finalmente, la alabanza puede dirigirse al mismo Jesucristo (2Pe 3,18).
La doxología neotestamentaria se mantiene dentro de la tradición de la oración
veterotestamentaria y del judaísmo tardío, como se advierte claramente por las
oraciones de alabanza y acción de gracias con que comienzan las cartas paulinas.
De acuerdo con la costumbre judía, el comienzo de una acción señalada, la visión
de lugares de importancia histórica, la experiencia de la naturaleza, la
aparición de la luna, la alegría y la tristeza, son ocasiones para pronunciar
una berakah (= doxología).
La doxología tiene una vinculación peculiar con el -> banquete y la -> comida,
en el que se recibe de una manera visible y plástica el don de Dios para la vida
del hombre (cf. Mc 14, 22s). El carácter de himno y el tono litúrgico de ciertas
doxologías neo-testamentarias parecen aludir a una estrecha vinculación con la
-+ eucaristía y otros banquetes festivos de la comunidad (1Tim 6,15s). La
costumbre judía según la cual los presentes responden con un -> amén a la
doxología, se acentúa en el Nuevo Testamento (1Cor 14,16) y en la liturgia
cristiana posterior. El apóstol Pablo se siente unido a su comunidad con este
amén que responde a la alabanza (2Cor 1,20).
Una doxología sólo puede ser viva y auténtica cuando cree en el Dios vivo y en
su actuación en la historia del propio ser y del mundo (cf. la exclamación de
júbilo de Jesús en Mt 11,25-27). Como ocurre con todas las fórmulas, la
doxología corre el riesgo, de ser mera exteriorización. No siempre se ha evitado
este riesgo, ni en el judaísmo ni el la Iglesia (cf. el uso del •Gloria al
Padre. y ciertas bendiciones de la mesa). Precisamente por eso, en los escritos
proféticos del Antiguo Testamento faltan por completo las doxologías. Puede
observarse que mientras en el judaísmo tardío hay toda una serie de doxología —
las llamadas -> dieciocho oraciones — que se han convertido en la oración por
excelencia, en el padrenuestro no hay ninguna. En la cristiandad evangélica, la
costumbre de rezar el padrenuestro fue ampliada, ya en el siglo 1, mediante una
doxología. Cierto que el contenido del primer grupo de peticiones (dirigidas a
Dios en segunda persona) es que la gloria de Dios y su comunión con los hombres
se revele y cumpla perfectamente. Pero esta petición está orientada al futuro y
reconoce que es el mismo Dios quien ha de introducir su reino. Toda alabanza de
Dios en el tiempo espera esta plenitud, aunque según Ap 4-5 la alabanza que la
creación entera rinde a Dios es, ya desde ahora, el fondo definitivo de la ->
historia. En toda doxología se expresa la fe en la revelación y en la aparición
de este trasfondo. Una sentencia judía (siglo 1-11 d.C.) dice: .En el mundo
futuro cesarán todos los sacrificios, pero el sacrificio de acción de gracias
permanece por siempre; cesarán también todas las confesiones, pero la confesión
de alabanza permanece eternamente.. sm
Dracma. Moneda de plata griega, de 3,40 gr de peso
(según otros cálculos, 4,36 gr). La pieza de plata de cuatro dracmas se llama
estater (Mt 17, 27). mo
Dragón (hebr. tannin). En el Antiguo Testamento era
un -> monstruo del océano del principio de los tiempos, a quien Yahveh sometió
cuando puso en orden la creación (Sal 74,13; Is 51, 9). El salmo 148,7 piensa
que es un enorme animal marino, mientras que el salmo 91,13 le considera como un
monstruo terrestre en forma de serpiente. En los discursos de amenazas de los
profetas el «gran dragón. es el --> faraón, como representante de Egipto (Is
27,1; Ez 29,3; 32,2).
En el Nuevo Testamento, la palabra aparece sólo en el Apocalipsis, como símbolo
del poder adverso a Dios, que procura estorbar los planes salvíficos divinos. he
Dualismo. Doctrina que subraya la contradicción
existente en la realidad y la fundamenta en dos principios básicos que no se
pueden deducir el uno del otro ni reducir a unidad (p. ej., bueno-malo).
El mensaje bíblico de un solo Creador y un solo Señor del mundo excluye
radicalmente todo dualismo tomado en un sentido estricto. En el género ->
apocalíptico judío se introdujo, bajo la influencia irania, un dualismo
temporal: al --> eón actual, en el que domina el mal, se contrapone el eón
futuro de la salvación, en el que Dios será el único Señor. Este dualismo del
judaísmo posterior repercute en el Nuevo Testamento, pero es superado por el
mensaje de Cristo: el -> reino de Dios y su dominio alcanzan ya desde ahora al
hombre, la nueva creación ha comenzado ya, aunque el cristiano vive todavía
sometido a tentaciones y sigue esperando la plenitud total. ma
Duda. A la duda en cuanto postura del •sí, pero., de
la escisión y división, de la pérdida de la ingenuidad creyente del --> corazón,
se le dedica en el Nuevo Testamento una especial atención (frente a la promesa y
a la exigencia de fe incondicional). La duda no pertenece al campo específico de
la razón reflexiva, sino de la oración y el comportamiento y, en sentido más
estricto, de los obstáculos con que éstos tropiezan. La duda aparece
contrapuesta a la -> fe que mueve montañas (Mc 11,22s) o que hace caminar sobre
las aguas (Mt 14,31). La duda, que anida en los pliegues del corazón como temor,
preocupación, desconfianza, angustia (cf. por el contrario Mt 6,19ss.25ss y
otros y •poca fe., pone estorbos a la -> esperanza y a la seguridad y, por lo
mismo, también a la actividad del -> amor. El que duda está dividido, es
indeciso, inconstante, mentiroso, pendenciero, altivo; es la encarnación de lo
inhumano (Sant) --> Hombre de poca fe. pe
Duelo fúnebre. Estos duelos estaban
cuidadosamente reglamentados por la costumbre en la época bíblica. Eran
practicados por los unidos por parentesco o amistad, por las acompañantes y,
cuando se trataba de personalidades importantes, por todo el pueblo. Lloraban y
ayunaban, con acompañamiento de golpes en las caderas y el pecho, se practicaban
incisiones, se quitaban la banda de la cabeza, se rapaban el cabello, se
cortaban o cubrían la barba, se arrojaban tierra o ceniza sobre la cabeza, se
desgarraban los vestidos, vestían de saco y caminaban descalzos. Después del ->
entierro solemne, se consolaba a los afligidos por la calamidad. do
Duelo (tiempo de). Se prolongaba, para
los afligidos por una desgracia, durante siete días, ya que éste era el tiempo
de purificación prescrito para los que habían tocado un cadáver y los ritos
fúnebres implicaban tocar el cuerpo del difunto. Durante este tiempo se
observaban estrictamente los duelos fúnebres y se repetían diariamente las
lamentaciones. Los cuidados de la alimentación corrían durante este tiempo a
cargo de los amigos. En forma menos estricta, el tiempo de duelo se prolongaba
por treinta días más y, en caso de la muerte de los padres, se extendía por todo
un año. do
Duplicado -› Narración paralela.