C
Cabeza. Literalmente, es el miembro superior del cuerpo. Cabeza erguida
significa la conciencia de sí, la soberbia o el orgullo de un hombre (Eclo 11,1;
Sal 82,3; Job 20,6), pero puede indicar también la alegría y la esperanza.
Inclinar la cabeza es manifestación de tristeza o de temor (Eclo 4,7). Se
derrama polvo y —> ceniza sobre la cabeza en señal de duelo (Jos 7,6; Lam 2,10).
Mediante la —> imposición de manos sobre la cabeza, se comunica la —> bendición
(Gén 48,14); se derrama aceite sobre la cabeza para transmitir la dignidad real
y sacerdotal (1Sam 10,1; Éx 29,7).
Cabeza significa también lo inicial, lo primero en el tiempo, por ejemplo, la
primera de las guardias nocturnas (Jue 7,19), el comienzo del mes o del año (Éx
12,2). Cabeza es, finalmente, lo preeminente, lo que ocupa el primer puesto.
Así, el rey es la cabeza de su pueblo (Is 7,8).
En el Nuevo Testamento, el concepto de cabeza encierra un decisivo contenido
teológico en Col y Ef (Col 1,18; 2,10; 2,19; Ef 1,22; 4,15s; 5,23). —> Cristo,
el --> Señor glorificado, es la cabeza de su Cuerpo (--> Iglesia, --> Cuerpo de
Cristo). Este cuerpo crece desde la cabeza y para la cabeza. Cuerpo y cabeza
crecen hasta llegar al «hombre perfecto», o al —> «hombre nuevo». En esta imagen
no se trata de las relaciones naturales de la cabeza con el cuerpo, sino que
entran más bien en juego, dentro de la predicación cristiana, los conceptos
gnósticos del cuerpo del mundo. Cristo es la cabeza, cuyo cuerpo es la Iglesia y, a la inversa, la
Iglesia es el cuerpo cuya cabeza es Cristo.
En los textos mencionados Cristo es llamado, además, cabeza de toda la creación
(Col 2,10). Es el --> «primogénito de entre los muertos», está al frente y antes
de toda la --> creación. Cristo es el protohombre, el hombre primero. El -->
universo tiene su consistencia en Cristo, que es cabeza de su cuerpo. En esta
sentencia se expresan las prerrogativas de Cristo sobre el mundo: Cristo es,
desde el principio, Señor del mundo, porque «desde el principio» el mundo tiene
su consistencia en él. En su cuerpo, se adueña del mundo el Resucitado. gr
Cadáver. El que tocaba el cuerpo muerto de un hombre quedaba impuro (Lev 21,1; Núm 5,2; 19,11-13). Dado que el muerto depende de lo que se hace con su cadáver,
en Israel se ponía sumo cuidado en los --> ritos funerarios y en las costumbres
de --> duelo fúnebre. he
Cadenas. Explicaciones cortas y sueltas, colocadas una a continuación de otra,
de los textos bíblicos, tomadas de los comentarios de la Escritura de los padres
de la Iglesia y añadidas al margen del texto bíblico o también por secciones.
Las más antiguas proceden del siglo V. Es conocida la Catena Aurea de Tomás de
Aquino sobre los Evangelios. En las cadenas se ha
conservado una gran parte de la obra
exegética de los padres de la Iglesia.
ba
Cades. Oasis en el desierto de Parán
o Sin, en la frontera sur de Israel, donde los israelitas hicieron alto en su
marcha por el desierto (Núm 20). Cades es seguramente un antiguo santuario, en el que se administraba justicia; a esto aluden el nombre Cades
(hebr. «consagrada») y la denominación «fuente del juicio» (Gén 14,7).
we
Caducidad. El hombre oriental experimenta la caducidad primero en la naturaleza
y después en sí mismo. Cuando el dios de la vegetación, --> Baal, muere cada año
en la estación seca, muere con él la belleza de la naturaleza, se seca la
hierba, desaparece el esplendor de las flores. Esta caducidad de la naturaleza
sirve en el Antiguo Testamento como imagen de la caducidad del hombre: «Como las
flores del campo son los hombres. Como la hierba del campo se secan.» Pero de
esta dolorosa experiencia surge la confesión: —> Yahveh no muere, no pasa, no
perece. El pastor de Israel no duerme ni está somnoliento. En Yahveh hay
duración y permanencia.
El Nuevo Testamento lleva más adelante esta confesión: --> Cristo ha creado una
--> vida nueva y permanente. Quien le encuentra, halla un valor durable en su
vida, encuentra la —> incorruptibilidad. Pero quien vive bajo el poder del -->
pecado, está totalmente sujeto a la caducidad; su vida se desliza inútilmente y
lleva a la «ruina». «Se siembra en caducidad, se resucita en incorrupción» (1Cor
15,42). En el ámbito del reino de Cristo, en su ser —> por otros, llega a su fin
toda caducidad. gr
Caer. Aquel que ha llegado a la --> fe, puede volver a abandonarla. Aquel que
está en pie en el reino de Cristo, puede caer. Pero, en este caso, no
toca al --> hermano juzgar y condenar esta conducta (Rom 14,4). Pablo prohíbe
tales juicios. En efecto, si uno «cae», el caso queda reservado al --> Señor,
que puede en todo tiempo levantar al caído. Nadie tiene la garantía de
«permanecer siempre en pie», de que el --> experimento de su fe llegue a buen
fin. No hay seguros a favor del que se ha insertado en Cristo. «Todo aquel que
cree estar en pie y se gloría de ello, mire no caiga» (1Cor 10,12). Y ¿cuándo se
está en pie? Cuando se ama, porque el --> amor no fenece (1Cor 13,8). —+ Pecado.
gr
Cafarnaúm. Ciudad situada a unos 4 ó 5 km al occidente de la desembocadura del
Jordán, en el lago --> Genesaret (= telhum). Fue el centro de la actividad
pública de Jesús en Galilea («su ciudad», Mt 9,1); a pesar de ello, fue
maldecida por su infidelidad (Mt 11,23). sm
Caída. La historia de Israel es --> historia contra Yahveh. Así, Israel rompe la
--> alianza concluida con Yahveh en el Sinaí al adorar al becerro de oro (Ex
31,18ss). A la protección divina, frente a los pueblos extraños en la marcha
desde Egipto a la tierra prometida, responde una y otra vez Israel con la
infidelidad, p.ej., en la caída de —> Baal-Peor (Núm 25,3s). A la antigua
elección de sus padres en el desierto y a la fidelidad a la alianza de Yahveh,
responde Israel repetidamente con la caída, desdeña la gracia de poder ser socio
de Yahveh. Los —> profetas describen la culpa pasada y presente de Israel como
una caída o defección respecto del Señor de la historia de la salvación, llaman
al pueblo --> prostituta, califican su culpa y su pecado como un «no conocer ya
a Yahveh», «abandonarle», «alejarse de él en pos de otros», etc. Muestran el
sufrimiento de Dios por los pecados de Israel y su esfuerzo por aplicar los
correctivos adecuados, que le hagan volver a él. Pero son
también mensajeros de la misericordia y el amor de Dios y prometen la -->
salvación, que se dará a todos los pueblos mediante la acción redentora de
Jesús. «A quien no conocía pecado, lo hizo pecado por nosotros» (2Cor 5,21). —>
Israel. br
Caifás. Sobrenombre del sumo sacerdote judío José, yerno de —> Anás (Jn 18,13);
ejerció el cargo durante la actividad pública de Juan Bautista (Lc 3,2), e
intervino en el —> proceso de Jesús (Mt 26,3.57). ri
Caín (hebr. «he obtenido un hijo»). Primer hijo de Adán y Eva. Fue agricultor y
ofrecía en sacrificio los frutos de su campo; no se dice por qué Dios rechazaba
sus sacrificios y aceptaba en cambio los de su hermano —> Abel (Gén 4,3ss).
Cegado por la envidia, Caín mató a su hermano. En castigo, fue expulsado de los
campos de cultivo y condenado a vagar errante; con todo, su vida, privada en sí
de todo derecho, se encuentra bajo la protección especial de Dios. he
Caldeos. Tribus arameas orientales, asentadas en la región sudoccidental de
Mesopotamia (--> Ur). Junto con los —> babilonios, constituyeron el núcleo del
nuevo imperio babilónico. En el Antiguo Testamento Caldea y caldeos equivale a
Babilonia y babilonios (Gén 11,28; 2Re 24,2). Dado que en la época persa y
helenística la astrología y conocimientos similares procedían frecuentemente de
Babilonia, se aplicó el nombre de caldeos a los astrólogos, adivinos y magos
(Dan 2,2). he
Calendario --> Año.
Cáliz. El cáliz o vaso fue empleado en el Antiguo Testamento como utensilio
litúrgico (1Cró 28,17). En la época de Jesús, para la celebración de la pascua
se bebían cuatro copas de vino, cada una de las cuales era pasada a los
concurrentes, en el momento prescrito, por el jefe de la familia (tal como lo presuponen los relatos sinópticos
de la --> última cena). El banquete pascual se iniciaba con una copa de vino y
una bendición (cf. Lc 22,17). A continuación, el jefe de la familia narraba el
acontecimiento pascual y seguía la segunda copa.
Pablo llama a la copa eucarística cáliz de la bendición (1Cor 10,16), término
técnico tomado de las costumbres observadas por los judíos en las comidas,
especialmente en las de la pascua. Los cristianos no pueden beber el cáliz del
Señor y el de los demonios (1Cor 10,21), pues la —> eucaristía fundamenta una
--> comunión con --> Cristo que hace imposible la participación de los
cristianos en el culto a los ídolos.
La palabra cáliz se utiliza con frecuencia, en el Antiguo y el Nuevo Testamento,
en sentido figurado. Como cáliz del sufrimiento, es símbolo de la disposición al
martirio (Mc 14,36). Al destino gozoso o doliente del hombre se le llama también
«cáliz». El cáliz es asimismo imagen de la —> ira de Dios: el profeta Jeremías
toma el cáliz de la mano de Yahveh y lo entrega a los pueblos «para trocarlo
todo en desolación, pasmo, rechifla y maldición» (Jer 25,17s). br
Cam. Hijo de —> Noé y padre de --> Canaán (Gén 5,32;
9,18). La geografía bíblica designa con el nombre de Cam al conjunto de pueblos
norteafricanos, sudarábigos y cananeos (Gén 10,6-20). En otros pasajes, Cam
significa solamente Egipto (Sal 78,51). La narración anecdótica de Gén 9,20-27
remonta hasta el mismo Noé el anatema sufrido por los cananeos a manos de los
israelitas en la conquista de —> Canaán. he
Cama. Durante mucho tiempo, sólo las hubo en Israel entre los notables y los ricos. Consistían en un camastro de madera, utilizado durante el día para comer reclinados, y durante la noche, provisto de colchones y mantas, para dormir. En épocas posteriores aumentaron en molicie y lujo (Am 6,4; Ez 23,41). Las gentes sencillas dormían sobre esteras en el suelo, envueltos en su propio manto (Éx 22,26s; Dt 24,13). En Egipto, desde donde pasó este mueble a Palestina, también la gente pobre dormía en lechos (Gén 47,31). he
Camareros. 1. Originariamente, servidores de cámara de las casas de las esposas
del rey en el antiguo oriente, que preferiblemente eran eunucos.
2. En sentido general, hombres de confianza u oficiales del rey, tales como el
jefe de guardia (Gén 37,36) y del ejército (2Re 25,19) y el superintendente de
los tesoros (Act 8,27). he
Cambista. Banquero que, entre otras actividades, proporcionaba las monedas
utilizadas para pagar los tributos al templo contra dinero corriente, en monedas
griegas y hebreas (siclo, medio siclo, didracma). Jesús expulsó a los cambistas
del patio exterior del templo, ya que todo el recinto sagrado estaba dedicado al
servicio de Dios (Mc 11,15ss). do
Camino. No puede extrañar que el pueblo nómada de —> Israel haya entendido su
historia como un estar en camino, que se inició ya con los primeros antepasados
tribales. A la llamada divina se puso —+ Abraham en camino hacia un país
desconocido (Gén 12,1), pero acompañado por la —> promesa de que Yahveh estaría
a su lado (26,3): ésta es la —> alianza de Dios con los hombres. El mismo Israel
hubo de ejercitarse, en su marcha por el desierto, en este estar en camino con
Dios, entre promesa y tentación (1Cor 10,1-11; Heb 3,7-4,11). El don de la
alianza de Yahveh es su --> instrucción, es decir, el —> gobierno divino de la
historia experimentado a lo largo de la existencia de Israel.
Cuando el pueblo se hizo sedentario, hubo que recordarle constantemente la provisionalidad de las metas
adquiridas. Preparado para la marcha debía comer el cordero pascual (Éx 12, 11);
en otra fiesta, debía vivir en tiendas de campaña (Lev 23,42ss); debía, además,
ponerse en camino tres veces al año para la —> peregrinación al santuario.
Y, sin embargo, Israel se aparta una y otra vez del camino (Dt 11,28). De ahí la
llamada constante de los profetas: «¡Volveos de vuestros malos caminos!» (2Re
17,13). Pero aun cuando Yahveh tiene que castigar, acude con salvación nueva,
porque sus caminos están tan por encima de los caminos de los hombres como lo
están el cielo de la tierra (Is 55,9), y sus voceros le preparan un camino en el
--> desierto (Is 40,3s).
También los maestros de la sabiduría querían llevar al camino recto y prevenir
contra el falso, ya que el primero conduce a la vida y el segundo a la muerte (Prov
12,28; Sal 1). Jesús mismo, en Mt 7,13s, emplea una imagen parecida. Por su
parte, Jesús ha recorrido una senda «sin cobijo y sin nido» (Mt 8,20) y quien
quiera seguirle debe estar igualmente dispuesto a dejarlo todo tras de sí (Mt
19,29). Jesús no sólo enseña en verdad el camino de Dios (Mt 22,16): según Jn
14,6 él es «el camino» único que conduce a Dios. ur
Camino sabático. Según las prescripciones judías, en —> sábado se podía caminar,
como máximo, dos mil codos (880 m, cf. Éx 16,29; Act 1,12), aunque se admitían
excepciones bien determinadas. pa
Campo de la sangre. Según Act 1,19, es el nombre de un campo que —> Judas
Iscariote compró y en el que murió; según Mt 27,8, es el nombre de un campo que
el —> sanedrín compró con el --> precio de sangre de Judas, para dedicarlo a
camposanto de los extranjeros. hi
Campo del alfarero. Nombre de un lugar en el valle de Hinnom, en que hacían sus trabajos los alfareros (Jer 19,2). En la época neotestamentaria había en él un cementerio que, después de la traición de —> Judas, recibió el nombre de «campo de la sangre» (Mt 27,7 ss). la
Caná (milagro de). La narración del milagro del vino de Caná (Jn 2,1-11),
sometida a numerosas discusiones, no puede explicarse mediante una
interpretación historicopsicológica. Para el evangelista, el —> milagro es una
—> señal de la --> alegría escatológica que Jesús abre a los creyentes en la
hora de su muerte y exaltación (cf. 16, 20ss). Por eso se reprende a María
cuando pide el milagro del vino (2,4a) y se le insinúa la hora de la cruz (2,
4b), porque en el ejemplo de su fe está representada la tarea de toda fe
cristiana: hallar, a partir de la petición intramundana de la salvación, aquel
don que da el Señor glorificado. Por la misma razón, en la narración de un
segundo milagro en Caná, recibe una reprimenda el funcionario real, ya que su fe
pretendía primariamente la salvación del hijo (4,48).
sm
Canaán. 1. Hijo de Cam y padre de los cananeos, maldecidos por Noé (Gén 9).
2. Como nombre geográfico:
a) Fuera de la Biblia, Canaán es --> Fenicia. Ambos nombres significan lo mismo:
«país de la púrpura roja», porque allí se obtenía y se comercializaba la
púrpura.
b) En el Antiguo Testamento, se aplica casi siempre esta denominación a toda la
región «prometida» por Yahveh a los israelitas y conquistada por ellos bajo la
guía de Dios. he
Canaán (conquista de). En el proceso sedentario de Israel (—> Éxodo) en Canaán,
muestra el Antiguo Testamento cómo la historia es para los creyentes
el lugar de la experiencia de Dios (y cómo esta experiencia se mantiene viva y
despierta en el culto, Dt 26,5ss). El —> Pentateuco y el libro de --> Josué
testifican (en perspectiva yahvista) que con la conquista de Canean (que fue en
realidad una inmigración pacífica ocasionada por los desplazamientos en busca de
pastizales y la incipiente agricultura), cumplió Dios su --> promesa de una
tierra y, con su excepcional gobierno de la historia, «dio la paz» en Canaán al
pueblo (Dt 12,9; Jos 21,43s). Pero con esto no se acaba la promesa. Israel sigue
siendo un extranjero en el país (2Sam 7), amenazado por enemigos y con el riesgo
de perder esta «paz» por quebrantamiento de la alianza. En Jue 1s, no se ve
enteramente cumplida la promesa hasta el reinado de David. El —+ Deuteroisaías
espera la vuelta del exilio como una segunda conquista. El Nuevo Testamento ve
plenamente cumplida la promesa en Cristo (Mt 5,5; Mc 10,29s). En Heb 3s (en
conexión con Sal 95 y Gén 2,2s), la «paz» se contempla en la perspectiva del
bien salvífico del más allá. pa
Cananeos. Según Gén 9,25ss, descendientes de Canaán, a quien maldijo Noé.
1. El Antiguo Testamento designa como cananeos a la población preisraelita de —>
Canaán, de muy diversa composición étnica y con frecuencia sumamente antigua.
Los israelitas tomaron de los cananeos la lengua, la escritura y el arte de
construir murallas, por poner algunos ejemplos. También fue muy pronunciada la
influencia de los cananeos en la esfera religiosa; Israel aceptó, para su
veneración a Yahveh, los —> altos, las —> masseba, las estacas y árboles
sagrados (—> Ashera) y varias festividades y usos cultuales. Pero cuando también
hizo suyo el culto cananeo a la fecundidad de —> Baal, aparecieron en escena los
--> profetas para luchar en pro de la pureza de la ve neración a Yahveh.
Siguiendo sus huellas, la reforma cultual del rey Josías intentó desarraigar de
Israel el culto de Baal y la veneración de lugares y señales de origen pagano.
Por otro lado, sin embargo, la fe de los cananeos en el gran dios El, y en el
dios de las tormentas y de la fertilidad, Baal, enriqueció con rasgos esenciales
la imagen de Yahveh. Oseas, por ejemplo, considera a Yahveh como dador de los
dones de la agricultura y describe las relaciones de Yahveh con Israel como una
alianza matrimonial (Os 2).
2. Teniendo en cuenta que en la época israelita el comercio siguió siendo una
esencial actividad cananea, algunas veces, en el Antiguo Testamento, la
denominación cananeo equivale a comerciante («cananaísmo» = veneración de Baal).
he
Canción. La vida del hombre veterotestamentario se
expresó frecuentemente en el canto que, desde las canciones de cuna hasta los
--> cantos funerarios, hace resonar todos los acontecimientos destacados del
curso de la vida del hombre aislado, o celebra en formas fijas las acciones y
experiencias de una comunidad. Muchos cantos han tenido ya puesto estable en la
vida de los israelitas en una etapa preliteraria. Junto a las canciones
profanas, hay en el Antiguo Testamento cantos cultuales que configuran de forma
artística ciertos contenidos religiosos. La gran colección de cantos cultuales
veterotestamentarios es el --> Salterio. Con todo, no siempre se puede
distinguir netamente entre cantos profanos y cultuales, ya que los límites son
fluctuantes en el Antiguo Testamento. la
Canción de amor. El noviazgo y las bodas
han impulsado a los hombres de todos los tiempos a expresar su gozo en canciones
de amor. La mayoría de las canciones de amor del Antiguo Testamento son poesía
de ca
179 rácter profano, aunque en parte con orientación religiosa, que ha sido
recopilada principalmente en el --> Cantar de los cantares (p. ej., 1,9-17; 3,
1-4).
Básicamente, han sido compuestas y aplicadas para la celebración de bodas (Gén
29,27s). Hay algunas canciones que no tiene relación con la boda y presentan,
bajo una forma erótica ruda y natural, el anhelo de los amantes y el gozo de su
unión. Pero la fuerza del —> amor y su expresión en las canciones de amor se
hallan sometidas al poder de Yahveh, de tal modo que el enmudecer de las
canciones se convierte en señal de juicio y castigo. la
Canción del pozo. La costumbre existente
en la antigüedad de acompañar el trabajo con cantos se aplicaba también cuando
se excavaban pozos. En Núm 21,17-18 se nos ha transmitido una de estas
canciones, en la que puede reconocerse la concepción típica y la intención de
estos cantos: del mismo modo que se aducen el bastón y el centro de los jefes de
la tribu como símbolos de poder, la canción debe proteger, como conjuro mágico,
la excavación en busca de agua. pa
Candelabro. Soporte para una o varias —>
lámparas (Mt 5,15). El candelabro con lámparas siempre encendidas (Éx 27,20s)
indicaba la constante presencia de Dios en el santuario israelita. En el -->
templo de Salomón había diez candelabros de oro, cada uno con una lámpara (1Re
7,49). Aparte de esto, se menciona con mucha mayor frecuencia, en el templo de
Jerusalén, el candelabro de siete brazos (menora), descrito en Éx 25,31-40. Un
candelabro así se llevaron como botín los romanos el año 70 d.C. y lo
representaron en el arco de Tito. he
Candelabro de los siete brazos —> Candelabro.
Canon (semítico «caña»).
La palabra evolucionó, desde la significación de «medida», hasta pasar a indicar
finalmente la «norma», la «medida suprema de la perfección». Canon significa,
por tanto, en el lenguaje teológico, la «medida de la fe» y se aplica
bíblicamente a aquellos escritos que la —> Iglesia reconoce como inspirados.
La formación del canon es posible por la creencia de que la —> palabra de Dios
puede plasmarse, a través del hombre, en lenguaje (--> Inspiración), de tal modo
que se pueda hallar también en una --> Sagrada Escritura. Pero si el
requerimiento de esta palabra ha de poder conservarse a través de la historia,
su transmisión sólo puede acontecer mediante constante actualización y nueva
interpretación. Esto se ve claramente sobre todo en la parte más antigua del
canon, en el —> Pentateuco, que pudo conservar su validez como —> ley sólo
mediante la constante neutralización de las situaciones antiguas a través de la
admisión continua de material nuevo, de suerte que hasta la promulgación de
Esdras, hacia el 398 a.C., no recibió su forma definitiva. Pero no sólo acerca
de los escritos legales se tiene conciencia de que pueden expresar cosas válidas
que están por encima de los cambios del tiempo; también las sentencias
proféticas se transmiten a la posteridad en colecciones, porque muchas veces
sólo esta posteridad podría percibir claramente la significación plena y la
realización de la palabra anunciada. La segunda parte del canon
veterotestamentario, los profetas, está ya completada hasta cierto punto hacia
el 200 a.C. y es leída, al igual que la ley, en el servicio litúrgico.
Mucho más fluida que la primera y la segunda parte del canon, «la ley y los
profetas», se desliza la formación de la tercera parte del canon, la de los
(restantes) «escritos», de los que únicamente los —> Salmos fueron utilizados en
la liturgia. Inicialmente, estos «escritos» no pretendieron estar inspirados en
la misma medida que «la ley y los profetas», aunque, en todo caso, se les
estimaba en el sentido de que toda —> sabiduría, en último término, sólo de Dios
procede; esta idea despejó el camino hacia su inserción en el canon. Y así, en
el siglo I a.C., nace la colección de la tercera parte del canon judío, bien que
la delimitación definitiva de este canon no se produjera hasta dos siglos más
tarde. Efectivamente, hacia el año 100 d.C. el sínodo judío de Jamnia establece
y fija el canon judío de 39 libros; junto a esta fijación, sin embargo, se
afirma también la tradición antigua que tiene en sumo aprecio los escritos -->
deuterocanónicos.
A esta práctica se acomodó también la --> Iglesia primitiva, que se servía según
la redacción griega de los LXX. En este punto, se considera el Antiguo
Testamento como enteramente sometido a la autoridad del —> Señor resucitado;
frente a la —> nueva venida, ardientemente anhelada, del Señor, no hay ni tiempo
ni espacio para la formación de una nueva escritura canónica, ya que el
Resucitado está testificado por la predicación viva de sus —> apóstoles. Pero
también en el decurso de esta predicación surgen escritos ocasionales que, a
medida que crece la distancia respecto de la primera generación cristiana, van
cobrando importancia, porque ahora ofrecen el único testimonio perceptible de la
predicación apostólica. Antes de atribuirles valor canónico, fueron una simple
colección, que se inició con las —> cartas paulinas, cuyo conocimiento y
utilización fue ya corriente en los --> padres apostólicos. A mediados del siglo
II nace también la colección de los Evangelios, acerca de cuyo número dentro del
canon surgen varios problemas; por el lado herético, la decisión se pronuncia en
el sentido de una reducción a un Evangelio (--> Diatessaron). Las antítesis
heréticas tales como la sustitución, realizada por Marción, del Antiguo
Testamento por Lucas como único Evangelio, o la declaración de que las cartas
paulinas (excluidas las pastorales) eran la única nueva Escritura, forzaron a la
canonización eclesiástica del Nuevo Testamento, del tal modo que a finales del
siglo II aparece ya formado, en sus aspectos esenciales, el canon
neotestamentario, como testifica el --> fragmento de Muratori.
Con todo, en esta época no era todavía posible una delimitación definitiva del
canon, ya que éste surge a lo largo de un proceso de utilización práctica de los
escritos neotestamentarios y no puede fijarse a base de decretos. Así, la
práctica eclesiástica respecto de los escritos deuterocanónicos era todavía
fluctuante y hasta el siglo IV no comienza a inclinarse decididamente hacia la
situación actual; y aun en este punto, sólo la Iglesia occidental avanzó por el
camino de una definitiva definición del canon. El canon romano, es comparado con
el de las restantes Iglesias, el más rico de todos; por otra parte, la formación
del canon demuestra ser, más que repudio de algunos escritos, aceptación de
libros ya tenidos en aprecio por la Iglesia, como se ve por el número de los
Evangelios o la aceptación de los libros deuterocanónicos.
Los criterios seguidos para la admisión de libros en el canon sólo pueden ser
establecidos, y no con absoluta seguridad, por una reflexión a posteriori, como
se advierte ya en el fragmento muratoniano. Casi siempre la norma para la
canonización de un escrito es la paternidad apostólica (—> Autor); pero el
problema se resuelve, en última instancia, en tanto y en cuanto la Iglesia puede
descubrir en el contenido de un escrito determinado un auténtico testimonio de
la Iglesia primitiva; y ésta es una reflexión que, hasta la certeza definitiva,
puede requerir muchas veces un largo proceso, porque la certeza en este punto
sólo se obtiene, una vez más, desde la totalidad de la primitiva predicación
cristiana testificada por la Escritura.
Aun cuando actualmente la investigación histórica es capaz de obtener más
exactas averiguaciones acerca de la paternidad apostólica de un escrito que, por
ejemplo, la Iglesia de! siglo III, esto no menoscaba la validez de la
canonicidad en aquel tiempo establecida, ni siquiera en el caso de que esta
canonicidad haya sido relacionada con la paternidad apostólica por falta de
mejores métodos. La canonicidad viene más bien dada por el hecho de que un
escrito puede ser Iglesia, incluso cuando el escritor pertenezca a la segunda o
la tercera generación cristiana. Lo decisivo es que un testimonio escrito pueda
ser reconocido como expresión de aquel tiempo, que se halla situado bajo el —>
•de una vez para siempre» del acontecimiento de Cristo; en este sentido, el
canon es ya irreversible para todos los tiempos venideros.
Esto, sin embargo, no quiere decir que la Iglesia, al establecer el canon, no
pueda descubrir también, fuera de los límites por ella trazados, una predicación
cristiana pura, por ejemplo, en los ágrafa o en los padres apostólicos; más aún,
para una recta intelección del mensaje bíblico, debe remitirse constantemente a
esferas situadas fuera de los límites canónicos, si quiere poder percibir en la
Biblia lo específicamente cristiano. Con el canon, pues, únicamente puede
trazarse el límite del círculo dentro del cual puede oírse la palabra de Dios en
el testimonio de la predicación veterotestamentaria y apostólica y en el que, de
hecho, la Iglesia la oye en su conjunto. Pero sólo con esto no se obtiene ya,
para una determinada época o para un caso determinado, la garantía de que la
palabra de Dios se exprese auténticamente en el lenguaje. Ya dentro del mismo
canon se puede comprobar experimentalmente que cada uno de los escritos bíblicos
reproduce la predicación veterotestamentaria y protocristiana con distinta
densidad, de modo que la conciencia de fe correspondiente a una determinada
época puede y debe poseer, dentro del canon, sus propios acentos. Pero en la
medida en que la Iglesia ha leído y transmitido siempre el canon entero,
permanece en ella por la fe la fundamental posibilidad de percibir la total
plenitud de la palabra. ---> Evangelio (contenido central del). tr
Cantar de los cantares. Colecciones de cantos de amor y de epitalamio que
celebraban, con refrescante naturalidad, el amor entre —> hombre y —+ mujer. La
paternidad atribuida a Salomón es una ficción literaria. Los criterios
lingüísticos sitúan su fecha de composición entre el 400 y el 200 a.C. Los
cantos de amor expresan en lenguaje erótico, aunque con profunda intimidad, el
encanto del amor, el anhelo, la nostalgia y la entrega. Las costumbres descritas
en los cantos nupciales estuvieron en uso en Siria hasta el siglo XIX (danza de
la espada de la esposa, «semana regia» de los desposados).
El Cantar de los cantares ha sido interpretado de las más variadas formas y
tiene tras de sí una larga historia exegética. En la —> sinagoga (lectura
litúrgica en la fiesta de —> pascua) y en la Iglesia (referido en la liturgia a
María) este libro ha tenido una gran importancia religiosa, apoyada en una
interpretación tradicional de tono espiritual. La tradición judía interpretó el
libro alegóricamente (—> Exégesis alegórica): bajo la imagen del amor terreno,
describe el autor la relación entre —> Yahveh e --> Israel. Para la exégesis
cristiana de la antigüedad, el Cantar fue --> tipo de la relación entre —>
Cristo y la —> Iglesia. Pero una interpretación meramente alegórica y mística no
hará justicia al --> sentido literal del libro bíblico y recorta la afirmación del texto: el poder del eros y la comunión
personal del --> matrimonio como realidad creada querida por Dios. ba
Cántico a la viña. La alegoría neotestamentaria de los —> viñadores homicidas (Mc 12,1-9; cf. Mt 20,1ss) se
apoya en el cántico a la viña de Isaías
(Is 5,1-7), obra maestra de la literatura
universal. El marco de esta canción
de amor (pues de todos es conocida
la comparación entre la viña y la —> esposa) está según parece perfectamente indicado: el ambiente gozoso y despreocupado de la fiesta de la vendimia (—> Fiesta de las tiendas) en Jerusalén. Pero gradualmente los creyentes van adquiriendo conciencia del
doble sentido de la parábola: en ella
quedan ellos mismos al descubierto
como esposa infiel y pueblo de Dios
quebrantador de la alianza. Esto mismo se ilustra también con la estructura de la sentencia: viene a continuación de un discurso de acusación.
pa
Cántico de descripción personal. Como género poético ha conocido una larga
historia, desde Sumer, pasando por --> Oumrán, hasta la época árabe. El nombre
proviene de la antigua poética árabe. Pero su sello más antiguo le viene, a este
tipo de poesía, de Egipto. Se empleaba para describir de forma plástica las
imágenes de los dioses. En el —> Cantar de los cantares se perciben claras
líneas de conexión con estos cánticos. Su tema común era la descripción
expresiva de la belleza corporal de la joven (Cant 4,1ss) y más raramente
también del joven (Cant 5,10ss). Se celebraban y sensibilizaban las partes del
cuerpo humano con imágenes comparativas cargadas de sentimiento erótico. Por
ejemplo: «Tus dos pechos, como dos crías mellizas de gacela» (Cant 7,4). pa
Canto alterno. Canciones ejecutadas entre grupos de cantores, o entre cantores (coro) y pueblo, especialmente en el servicio litúrgico; el pueblo podía responder alternando los versos con el coro o bien con un corto —> amén o aleluya (Éx 15,20s; Jdt 15,14; Neh 12,27ss; Dan 3,52-90; Sal 115,9-11; 136). he
Canto de alabanza. Uno de los géneros más difundidos del --> canto religioso es
el canto de alabanza, que se encuentra en la mayoría de las religiones.
Originariamente, estos cantos, compuestos con finalidad cultual, fueron cantados
en las reuniones litúrgicas y festividades del culto, con acompañamiento de —>
instrumentos músicos y coros. La estructura de este género no es muy rígida; con
todo, está frecuentemente caracterizada por una introducción imperativa, a la
que sigue la sección principal, en que se celebra a Dios y se alaba su —>
gloria. La sección principal puede constar de dos o más partes y puede asimismo
concluir con una renovada exhortación a la alabanza. El canto de alabanza es la
más inspirada respuesta del hombre a la —> revelación de Dios y a su acción
salvadora. En el —> Salterio se encuentra la mayor parte de los testimonios de
este género (p. ej., Sal 98). --> Alabanza, —> Hodayot. la
Canto de batalla. Para elevar la moral de combate y causar terror al enemigo,
antes y durante la batalla se proferían gritos y cantos. Véase, p. ej., Éx
17,16; «La bandera de Yahveh en la mano; Yahveh está en guerra con Amalec de
generación en generación.» Pertenecen a este género los gritos de guerra de Jue
5,12; 7,20 y el oráculo del arca de Núm 10,35s; cf. 2Sam 10,12. pa
Canto de bebida. Entre todas las pruebas aducidas en favor de la existencia de
estos cantos se ha hecho ya clásica la cita polémica de Is 22,13: «Comamos y
bebamos, que mañana moriremos» (cf. Is 56,12; Sab 2,1ss). Esta cita pone al descubierto la frágil
situación interna de Israel en el campo social y religioso. Frente a la
catástrofe que ya se perfila en el horizonte, se recurre a dichos alegres y
confiados; el hombre se instala y se asegura en los goces de la vida contra las
exigencias de Dios (cf. Am 6,4ss; Is 5,11ss). pa
Canto de jactancia. En los cantos de jactancia se gloría al vencedor de sus
excelencias, ya las tenga realmente o dé por supuesto que las tiene. Las raíces
de este género se hallan en aquella época en que las contiendas, de tipo bélico
o personal, entre individuos particulares daban ocasión a la jactancia. Así, Lamek se gloriaba (Gén 4,23s) de sus cualidades guerreras y establecía un
increíble precio a su valía personal en la batalla. Más tarde, el canto de
jactancia fue aplicado también a los enfrentamientos entre grupos mayores. la
Canto de los tres jóvenes. Nombre con que se conoce la inserción de Dan 3,
transmitida únicamente por la versión griega de los LXX. Consta de dos partes,
cada una de las cuales tiene unidad en sí y un origen independiente: la oración
de Azarías (Dan 3,25-45) y el canto de alabanza que entonaron los tres jóvenes,
para exaltación del Dios altísimo, en el horno de fuego (Dan 3,51-90). Este
canto debe fecharse con suma probabilidad hacia fines del siglo II a.C. El corto
texto en prosa (46-50) fue compuesto en hebreo, acaso como lazo de unión entre
los versículos 23 y 24 (en los LXX v. 91). —+ Daniel (libro de). he
Canto de trabajo. En el antiguo Egipto y en Israel se acostumbraba cantar
durante el trabajo. Los campesinos, mientran aran, se animan a sí mismos y a sus
animales con cantos (Eclo 38,25). La noticia de las dificultades surgidas en
torno a la reconstrucción de los muros de Jerusalén fue acogida, según Neh 4,4, con un canto de
—> lamentación; mientras se excavaban pozos, resonaban los cantos (Núm 21,17s).
Se atribuía a estos cantos una fuerza mágica vivificante, que aseguraba el éxito
y contribuía al trabajo. Se han conservado sólo unos pocos testimonios de cantos
para la siembra, la cosecha, los trabajos del lagar y de la trilla, porque se
trataba de costumbres excesivamente cananeas y poco adaptables a la fe yahvista.
pa
Canto del centinela —> Centinela (canto del).
Canto del gallo. En Mc 13,35 se emplea esta expresión para indicar una hora.
Según la división romana del tiempo, la noche se dividía en cuatro partes de
tres horas de duración cada una. La hora del canto del gallo comprende desde las
O horas a las 3 de la madrugada. zi
Canto funerario. Como género literario, los cantos funerarios pertenecen al
género de —> cantos profanos y tienen parecido con los cantos de burla. Es
característica la forma introductoria: «¡Ay! Cómo...», y casi siempre tienen una
determinada medida métrica, la qina, con tres acentos en la primera parte del
verso y dos en la segunda. Originariamente los cantos se referían a un
individuo, por cuya muerte se hacía duelo, cantados por —> plañideras
profesionales, amigos o parientes. En época relativamente temprana, estos cantos
sufrieron una traslación a la «muerte» de tribus, ciudades o pueblos, en la
forma de cantos funerarios •políticos». Bajo esta forma se dan frecuentemente en
los profetas, como anuncio del futuro (cantos profeticopolíticos) y en sentido
de burla. Estos cantos de burla se refieren casi siempre a potencias políticas
extranjeras no israelitas y no se caracterizaron por la compasión y el dolor, sino más bien por la amarga mofa e ironía. El canto funerario del
libro de Isaías contra el rey de Babilonia es ejemplo típico de este género (Is
14,4-21) —> Ritos funerarios. la
Canto triunfal. Al regreso victorioso de las tropas, o inmediatamente después de
la victoria, se tomaba parte en el suceso y se celebraba el triunfo con ánimo
alegre y desembarazado, muchas veces expresado bajo la forma de un canto
triunfal. Hay un ejemplo de estos himnos en el canto triunfal de los filisteos
en el libro de los jueces (Jue 16,23s).
Cantores. Grupos adscritos al servicio del templo, que se cuidaban en las
fiestas y celebraciones litúrgicas de la música y el canto (1Cró 25,1ss; 2Cró
5,12s; —> Cantores del templo).
1. El grupo de Asaf (1Cró 16,5; 2Cró 35,15), a quien se atribuyen los salmos 50
y 73-83. Este grupo se hallaba entre los primeros judíos que regresaron del
exilio (Esd 2,41).
2. El grupo que se hace remontar a Hemán, célebre cantor de David (1Cró
15,17.19; 16,41; 25,1-6).
3. El grupo de Yedutún (1Cró 25. 3ss). he
Cantores del templo. -+ Levitas encargados de la música y del canto en las
procesiones y en el culto del templo (1Cró 6,16; 15,16-24; 16, 4-6; Neh
12,31.38). Interpretaban, en ocasiones, los salmos (1Cró 16,8-38) con el pueblo
según el -+ canto alterno (Sab 24). --> Cantores. he
Cantos alfabéticos. Cuando se lee el salmo 119 en su texto original, llama la
atención el hecho de que cada grupo de ocho versos comienza con la misma letra y
que las estrofas siguientes comienzan con la letra sucesiva del alfabeto hebreo.
Este artificio, por el que se determinan las letras iniciales de los versos o de
las estrofas según el orden alfabético, estaba destinado a resaltar la cadencia lingüística, a ofrecer una guía a
la memoria y a provocar la impresión de cosa perfecta en la exposición. Dicha
forma estilística era muy estimada en el Antiguo Testamento, como lo demuestran
el salmo 111, en el que las letras se suceden en cada línea, el salmo 25, donde
la sustitución se hace en cada verso, el salmo 9, que sustituye la letra cada
dos versos y Lam, donde aparece una nueva letra cada tres versos. Esta manera
estilística ayuda actualmente a comprobar la originalidad del texto.
Pa
Cantos de David. —> David fue considerado en todas las épocas como cantor y
poeta. Las lamentaciones por Saúl (2Sam 1,19-27) y por Abner (2 Sam 3,33s) son
básicamente obras suyas. Los títulos del —> Salterio atribuyen 73 salmos a
David, y 13 de ellos tienen efectivamente por origen una situación de su vida.
Estos títulos fueron añadidos al Salterio en la época postexílica. be
Cantos del siervo de Yahveh —> Siervo de Yahveh.
Cantos fúnebres. Forman parte del género de las lamentaciones fúnebres. Se entonaban ante el cadáver, en la casa del duelo, en el camino hacia la sepultura, en la sepultura misma, o al recibir la noticia de la muerte. Son conocidos los cantos fúnebres de David por la muerte de Saúl, de Jonatán y de Abner (2Sam 1,19ss; 3,33). En estos cantos se lamenta el género de muerte padecido y se alaba la conducta de vida del difunto. Los profetas utilizan este género para expresar su sarcasmo o su tristeza por la ruina de un pueblo, situada en el futuro, pero ya imaginada como presente; en tales casos, la alabanza es sustituida por la acusación ante la conducta del pueblo o de sus guías (Is 14,4ss). do
Caos. En griego, insondable abismo o enorme masa informe que precedió al cosmos.
La Biblia no conoce esta palabra, pero sí su contenido: la situación primordial
e informe del universo antes de la —> creación, es descrita bíblicamente con las
palabras —> tohu wabohu, esto es, caótico y vacío, el —> océano primordial (Gén
1,2; cf. 2, 5). La palabra caos significa también, en los textos —>
apocalípticos, la catástrofe que se espera para el final de los tiempos, antes
de la «nueva creación•.
La batalla del caos indica en los mitos no israelitas del origen del mundo la
lucha del dios creador con los dioses de las tinieblas y de la destrucción. Ecos
sublimados de estos mitos se encuentran en la Biblia p. ej., en las
«reprimendas» al mar y en la imagen de la destrucción de Leviatán (Job 3,8) por
Yahveh. El motivo se encuentra también en la descripción del milagro del mar
Rojo (—> Mar de las cañas) y de la victoria final de Dios sobre los poderes
enemigos.
Los poderes del caos son todos los poderes que, de acuerdo con su propia
esencia, se oponen a Dios y a su plan salvífico y procuran la condenación, el
desorden y la destrucción; frecuentemente se les presenta como —> monstruos
marinos (—+ Demonios).
El océano caótico o el agua caótica designa el abismo inicial, el océano y el
agua, en su poder destructor y amenazador. he
Capadocia. Provincia romana de Asia menor, altiplanicie al norte del Tauro,
entre Armenia y Galacia. Act 2,9 menciona judíos de Capadocia; 1Pe 1,1 testifica
la existencia de cristianos en la región. he
Capitán. En algunas traducciones castellanas del Antiguo Testamento se ha
recurrido a esta palabra para expresar toda una serie de cargos militares,
judíos y demás, de diverso rango.
En el Nuevo Testamento, capitán puede indicar las siguientes funciones:
comandante de la guardia del templo (p. ej., Lc 22,4); jefe de una cohorte de
soldados romanos (sección de mil hombres, p. ej., Act 10,1) o herodianos (p. ej.,
Mt 8,5). hi
Capítulos y versículos (división en). La lectura de la Biblia en el servicio
litúrgico requería una división del texto — escrito normalmente todo seguido —en
unidades más cortas, dotadas de sentido. Para el Antiguo Testamento existía ya
en la época precristiana, en Palestina, una división en —> perícopas (hebr.
parashshiyyot) cerradas y abiertas, junto a otra división de la —+ tora en 154
secciones (hebr. sedarim), que permitía la lectura total del Pentateuco en
ciclos de tres años; en Babilonia, estas secciones eran 54, lo que equivalía al
curso de un año.
También el Nuevo Testamento fue dividido, ya desde muy pronto, en secciones. La
división actual se debe a Esteban Langton, magister en París, que la utilizó por
vez primera en una edición de la Vulgata, el año 1206; en el siglo XIV se hizo
común en los manuscritos hebreos y en el siglo XVI en el Nuevo Testamento
griego. En este mismo siglo XVI se introdujo la moderna división en capítulos y
versículos con numeración seguida (en el Nuevo Testamento por obra del impresor
de París, Roberto Estienne [Stephanus]). we
Caravana. Grupo de viajeros, principalmente de comerciantes, que utilizaban
asnos y camellos y emprendían la marcha juntos, para defenderse mejor de los
asaltos de los ladrones. Con el decurso del tiempo se fueron creando rutas de
caravanas, a lo largo de las cuales se abrían cisternas e importantes plazas de
intercambio comercial (Mari, Damasco, Petra). he
Carismas. —> Dones del Espíritu, que
Dios comunica libremente a un hombre. kharis en griego significa la inclinación benévola y misericordiosa de Dios
hacia un hombre. —> Misericordia, --> Gracia. gr
Carismáticos. Pablo da este nombre a los hombres dotados de especiales dones en
beneficio de la —> comunidad. El carácter sobrenatural de estos —> dones del
Espíritu y su procedencia del —> Espíritu Santo se reconoce por el hecho de que
se ordenan al servicio de todos (1Cor 12,7). Este criterio alude, por un lado, a
los excesos de los exaltados y de los entusiastas (cf. 1Cor 14,22) y, por otro,
sitúa a los carismáticos dentro de la —> historia, porque bajo diferentes
circunstancias y en diferentes épocas pueden ser muy variadas las necesidades de
la comunidad, y por consiguiente también los servicios que necesita. Los
carismas mencionados en el Nuevo Testamento (palabra de sabiduría, palabra de
ciencia, fe en el Espíritu, don de curaciones, poder de milagros, profecía,
discernimiento de espíritus, diversidad de lenguas, don de interpretarlas, cf.
1Cor 12,8-10) no son en modo alguno una enumeración exclusiva. Al contrario,
debe considerarse carismático a todo hombre que se compromete en Cristo para
bien de la —> Iglesia, aun en el caso (y precisamente en el caso) de que su
actuación se salga del esquema de lo acostumbrado, tradicional y convencional.
Mientras que en la primitiva Iglesia los encargados del ministerio eran casi
siempre a la vez carismáticos, hoy, debido a la evolución del —+ ministerio, el
campo de acción de los carismáticos desborda ampliamente los servicios del
ministerio oficial. Una amistosa actuación conjunta de carismáticos y ministros
oficiales en el sentido de 1Cor 12,11 ayudaría a evitar desagradables incidentes
en la vida actual de la Iglesia. —> Servir. hi
Carmelo (hebr. «jardín con arbolado»). 1. Cresta montañosa entre el mar
Mediterráneo y la llanura de Jezrael, con numerosas colinas y abundante
arbolado. Estuvo habitada desde épocas remotas y poseía un antiguo santuario a
Baal. --> Elías combatió, en el siglo IX a.C., en pro del culto de Yahveh en el
Carmelo (1Re 18).
2. Ciudad de Judá, al sur de Hebrón, que tuvo importancia especialmente en
tiempo de Saúl y David (1Sam 15,12; 25,2ss). he
Carne. Palabra frecuentemente usada en el Antiguo Testamento y en el Nuevo con
múltiples significados:
1. Como sinónimo de «hombre•. La carne puede referirse a lo exterior del hombre,
en contraposición a su naturaleza íntima (Lc 24,39) y equivale a «cuerpo» cuando
lo que se acentúa es la existencia humana terrena (Sal 16,9). Pero puede
significar también la «persona» humana terrena (Jn 1,14) o la «comunidad» (Gén
2,23) o el origen corpóreo (Rom 4,1). Empleada colectivamente («toda carne»),
adquiere el sentido de «humanidad» (Gén 6,12) o incluso de «toda naturaleza
corpórea» (Gén 6,17).
2. La carne designa la caducidad y la debilidad humana: en contraposición al -->
Dios eterno, significa la fragilidad (Jer 17,5), la inconsistencia y la
insuficiencia (2Cor 5,16) de la naturaleza humana terrena, sin que esto suponga
un juicio moral de valor sobre la carne (Flp 1,22).
3. Carne en oposición a Dios: allí donde se hace absoluto lo terreno, la carne
es incapaz de salvación (Flp 3,3s) y se torna --> pecado (Gál 3,5). El hombre se
hace enemigo de Dios (Rom 7,14). En estos casos, la carne puede ser un poder
personalizado que mantiene encadenado al hombre y le lleva a la --> muerte (Rom
7,5).
4. Carne y salvación. Debido a la debilidad de la carne, el hombre es incapaz de
utilizar la oportunidad de la --> ley (Rom 8,3) y, más aún, sabe que es culpable
en su carne ante Dios (Rom 7,18). Pero justamente en esta
195 carne envió Dios a su Hijo para salvarnos (Rom 8,3). Por el —> bautismo
recibe el cristiano participación en la —> salvación de Cristo, pues en el
bautismo «ha crucificado su carne con todas sus pasiones y deseos» (Gál 5,24), y
es así salvado. Sólo en la --> resurrección la carne alcanza definitivamente la
--> libertad frente a lo perecedero (1Cor 15,44).
El empleo que se hace en el Nuevo Testamento de esta palabra es desacostumbrado
para nosotros. Debemos escucharla, pues, con oído crítico para evitar erróneas
intelecciones. Se trata siempre del hombre total y de su decisión, de la muerte,
la debilidad y pecado. Las afirmaciones negativas no se refieren a la carne en
cuanto tal, sino siempre a los pecados del hombre. hi
Carne sacrificada. En los sacrificios de comunión, el oferente recibía una parte
de los animales sacrificados (las grasas y vísceras se quemaban en el altar para
Dios, los sacerdotes se quedaban con el pecho y el pernil). El oferente y su
familia debían consumir la parte a ellos reservada aquel mismo día o al
siguiente. De la carne de los sacrificios paganos, que se comía «en la casa del
dios» o en casas privadas, y que también se vendía en el mercado, se abstuvieron
tanto los judíos como los judeocristianos. Los heleno-cristianos debían también
prescindir de ella por amor a la paz en la comunidad, sobre todo cuando la carne
estaba expresamente marcada como sacrificada a los ídolos (1Cor 8ss). -->
Sacrificio. pa
Carne y sangre. Esta --> fórmula bíblica designa la fragilidad y caducidad del
hombre (Eclo 14,18), su ser moral torcido (Eclo 17,31) y su necesidad de
salvación (1Cor 15,50). Carne y sangre expresan la distorsión de la existencia
humana, de la que ni siquiera el creyente y redimido se halla libre, sino que
más bien debe afrontarla y
superarla a ejemplo de Cristo (Lc 24, 26). Con ayuda del —> Espíritu de Dios el
hombre puede conocer los --> misterios de Dios, resistir las tentaciones y
alcanzar la meta. Carne y sangre no significan, pues, la sustancia corpórea,
sino al hombre terreno. hi
Carro. Los carros eran conocidos en el antiguo oriente desde la primitiva época
sumeria.
1. Al principio sólo se utilizaban carros pesados, con dos o cuatro ruedas
macizas: carros para el culto, la guerra y los grandes caudillos. En esta época
fueron privilegio de los reyes.
2. Desde el siglo XVII a.C. los carros se hacían de madera con guarniciones de
hierro y, a partir del siglo XVII, empezaron a ser arrastrados por caballos.
Estos carros de guerra — de los que dependía frecuentemente el resultado de las
batallas — fueron introducidos en Israel por David (2Sam 8,4) y sobre todo por
Salomón (1Re 10,26-29).
3. Junto a éstos, hubo carros, arrastrados por bueyes, para el transporte de
personas (Gén 45,19-46,5), de utensilios del culto (Núm 7,3.6ss) y para otras
cargas; se les utilizaba asimismo para trillar y transportar la cosecha (Is
28,27).
4. El Nuevo Testamento menciona rápidos carros helenistas de transporte y de
guerra, con dos ruedas de radios (Act 8,28s.38), además del gran carro
galorromano de cuatro ruedas (Ap 18,13).
La antigua concepción del carro como vehículo de los dioses repercute también en
el Antiguo Testamento en la idea del carro del cielo o de Dios (2Re 2,11; 6,17)
y de la tormenta como carro de guerra de Dios, sobre el que viaja para dirigirse
al juicio (Is 66,15; Hab 3,8; Zac 6,1-8). he
Carro de guerra. Carro de dos ruedas, rápido y resistente, hecho de madera y
equipado con llantas de hierro, arrastrado por dos (o tres) caballos. El carro
fue introducido en Israel por Salo
197 món (1Re 10,26-29). La tormenta es el carro de guerra de Yahveh, sobre el
que viaja para dirigirse a juicio (Is 66,15; Hab 3,8). he
Carta. En el Antiguo Testamento no existe ningún escrito compuesto en forma de
carta, aunque se mencionan algunas cartas, como p. ej., escritos de los reyes a
sus altos funcionarios o cartas de personas privadas. Entre ellas, Jer 29,1-23
ofrece el primer ejemplo de un escrito pastoral. Bajo la influencia helenística
(--> Helenismo) aparece la predilección por el género epistolar, que se
manifiesta en numerosas composiciones, incluidas muchas inauténticas. De los 27
escritos neo-testamentarios, 21 han sido concebidos como cartas y entre los
restantes también se incluyen algunas cartas, como en Act y Ap. Estas cartas no
se consideran, en todo caso, como medios privados de comunicación y así su forma
está fuertemente marcada por el sello de la --> predicación cristiana, a cuya
exposición sirve de instrumento. Este hecho condiciona tanto la aceptación de
los materiales ya configurados por la comunidad como la posterior colección de
estas cartas y su intercambio entre las diversas comunidades.
No siempre resulta fácil trazar los límites entre cartas genuinas y tratados
revestidos de forma epistolar. Igualmente fluctuante es la distinción entre las
--> cartas ciertamente paulinas (1Tes, Gál, 1 y 2Cor, Rom, Flp, Flm) y aquellas
otras que han sido transmitidas con su nombre, pero que tienen claros indicios
de pertenencia a época posterior. —> Autor. tr
Carta de repudio. En Israel, Mesopotamia y Elefantina, como condición y
documento de —> divorcio legal, se requería una carta de repudio (Dt 24,1; Os
2,4 es un breve formulario, la llamada «fórmula de repudio»). En la legislación
judía, sólo el marido tenía derecho a dar carta de repudio; la mujer podía obligar a su marido a que extendiera el documento si la obligaba a
hacer cosas infamantes o si sufría una enfermedad infecciosa o repugnante. La
carta de repudio permitía a la mujer volverse a casar. En Mc 10,12 se refleja el
influjo del derecho romano, según el cual también la mujer puede dar la carta de
repudio (como en Elefantina). mc
Carta privada. Comunicación escrita,
casi siempre de contenido personal,
no destinada a ser publicada, a diferencia de la epístola, que expresa en
forma de carta una composición literaria. Las exploraciones arqueológicas
han descubierto numerosas cartas privadas de la época neotestamentaria.
De los escritos del Nuevo Testamento,
son cartas privadas Filemón y 1 y 2Jn.
ba
Cartas católicas. Junto a la colección de --> cartas paulinas, el Nuevo
Testamento contiene un segundo grupo de cartas, llamado «cartas católicas». Este
grupo consta de siete escritos y se ha formado en el decurso de una larga
evolución. Comprende Sant, 1 y 2Pe, 1,2 y 3Jn y Judas. El nombre le adviene a
cada una del remitente, no de los destinatarios, como en las demás cartas del
Nuevo Testamento. Se discute qué quiere decir aquí el adjetivo «católicas»: si
por todos reconocidas, es decir, canónicas (–> Canon) o bien a todos destinadas.
Probablemente, la cuestión debe resolverse en el segundo sentido, aunque, por
otra parte, la
2 y 3Jn están dirigidas a personas determinadas. Es asimismo probable que la
designación de católicas se haya aplicado por vez primera a la primera carta de
Juan y se trasladara más tarde a todo el grupo. ma
Cartas de Clemente. 1. Primera carta de Clemente (obispo de Roma, 92-101) a los
corintios. Clemente, llevado de la conciencia de su autoridad en la Iglesia,
llama a la comunidad corintia
199 a la paz y el orden. La carta — ya muy difundida y apreciada en el siglo II
—ofrece un testimonio de la doctrina cristiana de la fe y las costumbres y
acentúa la estructura jerárquica de las comunidades, establecida por los
apóstoles con el poder de Cristo (–> Padres apostólicos).
2. La segunda carta a los corintios, atribuida a Clemente pero de autor
desconocido, es la más antigua predicación cristiana llegada hasta nosotros. Fue
compuesta indudablemente en Corinto, hacia el año 150.
3. Las (pseudo) clementinas constituyen una voluminosa novela sobre los
apóstoles, escrita en el siglo III o IV; contiene las supuestas predicaciones y
los viajes misioneros del apóstol Pedro, la conversión de Clemente de Roma y sus
experiencias como compañero de viaje de Pedro. he
Cartas de la cautividad. Con este nombre se agrupan las cartas a los filipenses,
a los colosenses, a los efesios y a Filemón, en las que Pablo habla de sus
«cadenas». –> Pablo (cartas de). ur
Cartas pastorales. Las cartas pastorales (1 y 2Tim, Tit) son un grupo de cartas
del Nuevo Testamento, cuya peculiaridad teológica las distingue de los restantes
escritos. Están dirigidas a dos íntimos colaboradores (–> Timoteo, --> Tito) de
--> Pablo y contienen instrucciones para el buen orden de la comunidad
(desempeño del ministerio pastoral, advertencias frente a los falsos maestros).
Se discute el origen paulino de estas cartas, contra el que se aducen los
siguientes argumentos:
1. El lenguaje y estilo de las cartas pastorales muestran características
fuertemente distanciadas del resto de las cartas paulinas.
2. La situación histórica que se transparenta en las cartas pastorales no
concuerda con las noticias contenidas en las restantes cartas sobre la vida de
Pablo.
3. Los falsos maestros contra los que se dirigen las cartas pastorales son
probablemente gnósticos judeocristianos. Cierto que puede pensarse que estos
tales actuaron ya en vida de Pablo. Pero se les combate muy de otra manera a
como lo hizo Pablo: sus opiniones no son rechazadas — como en Pablo—
contraponiéndolas a la predicación de Cristo, sino que son rechazadas aludiendo
a la recta doctrina tradicional. Falta, pues, en el fondo una contraposición
objetiva.
4. El argumento más importante es, con todo, el derivado de la teología de las
cartas pastorales, que muestra un estadio evolutivo ulterior respecto de las
cartas paulinas. Esto se hace patente en los siguientes puntos:
a) Aunque también en las cartas pastorales se encuentran las ideas centrales de
la teología paulina (p. ej., la justificación no procede de las obras, Tit 3,5),
lo cierto es que, junto a ellas, aparecen muchos conceptos nuevos en torno al
acontecimiento de la salvación, casi siempre de origen helenístico, que son
extraños para Pablo.
b) De la esperanza del futuro, fuertemente acusada en Pablo, que debe aportar la
consumación de la salvación ya iniciada en el presente, sólo quedan leves
indicios en las cartas pastorales. Los cristianos no viven ya de la espera de un
próximo cambio del mundo, sino que ahora aparece en primer plano la conciencia
de la salvación presente. Los cristianos se insertan pues, lentamente, en las
realidades del mundo. Esto se manifiesta, sobre todo, en el hecho de que la
existencia cristiana no se describe ya con el concepto de –> «fe», sino que en
su lugar aparece el de «piedad». Cobra, pues, importancia un comportamiento
agradable a Dios, una conducta honrada (1Tim 2,2; 5,4).
c) El abandono de la intensa esperanza de futuro se da la mano con la formación
de ministerios eclesiales, como presbíteros y epíscopos (1Tim 3,1ss), directores
de la comunidad, ordenados mediante la imposición de manos (1Tim 5,22). Esto significa que el
Espíritu, el –> carisma, está desde ahora vinculado al –> ministerio. Los
portadores del espíritu y los profetas quedan totalmente relegados a un segundo
plano. Las cartas pastorales se caracterizan, pues, por un paulinismo
evolucionado, que debe explicarse desde la debilitación del concepto de -->
espera próxima.
Atendido que, en virtud de las razones aducidas, las cartas pastorales no pueden
proceder del mismo Pablo, hoy día ya ni resulta posible determinar su autor.
Probablemente fueron escritas a principios del siglo II, acaso en Asia menor,
pues puede establecerse un cierto parentesco con los escritos de Policarpo. ri
Cartas paulinas. Las cartas paulinas constituyen la parte más antigua del Nuevo
Testamento y ocupan un lugar central entre los 27 escritos neotestamentarios. De
acuerdo con los resultados actuales de la investigación bíblica, siete de estas
cartas proceden directamente de Pablo: Rom, 1 y 2Cor, Gál, Flp, 1Tes y Flm. Las
otras cartas que llevan el nombre del apóstol desarrollan, con diversos
procedimientos, la línea de pensamiento y las intenciones de Pablo y se colocan,
por tanto, bajo la autoridad de su nombre, pero proceden de una época posterior.
Por eso se las llama deuteropaulinas. Son: Ef, Col, 2Tes. La primitiva Iglesia
enumeraba catorce escritos bajo el nombre de Pablo en el –> canon del Nuevo
Testamento. --> Hebreos (carta a los) –> Cartas pastorales, –> Pseudónimo. hi
Casa de Dios. En la mentalidad del Antiguo Testamento, Yahveh se construirá una
casa en medio de su pueblo. Plantará su --> tienda entre los suyos y morará en
medio de ellos. Esta --> promesa acompaña a la --> fe de –> Israel, según la
cual Dios estará finalmente del todo entre los hombres, se secarán, al fin, las lágrimas de todos
los rostros y se eliminará toda tristeza.
Según el testimonio del Nuevo Testamento, Dios ha comenzado ya a construir su
casa: ya está puesta la piedra fundamental que es --> Cristo. Y también se ha
edificado ya sobre esta piedra fundamental (cf. 1Cor 3,11-13). Dondequiera los
hombres viven sometidos a Cristo, avanza la construcción de la casa de Dios.
Todos y cada uno deben seguir construyendo sobre este fundamento; puede hacerse
esto con piedras nobles y preciosas, que ofrecen una sólida estructura, pero
también se puede construir con madera, heno y paja (1Cor 3,11ss). En cualquier
caso, el día de Cristo (–> Día de Yahveh) mostrará con qué ha construido cada
uno. La construcción de la casa de Dios depende de cada uno de los hombres, de
cómo vive y »edifica».
La entera --> predicación del apóstol tiende a construir la casa de Dios, que
debe crecer y subir en primer término en el seno de la –> comunidad cristiana.
Los cristianos deben vivir de tal suerte que edifiquen todos y entre sí esta
casa; ellos mismos deben ser morada de Dios. Dios no se construye ya una casa
con piedras muertas, como ocurrió con el –> templo, sino que ahora se construye
una casa con piedras vivas, con hombres de carne y hueso. En ninguna otra parte
quiere habitar Dios sino en el hombre. Por eso exhorta Pablo: »Edificaos los
unos a los otros» (1Tes 5,11). Por esta tarea debe estar también determinada la
acción del cristiano. Que algo esté o no permitido o prohibido en su vida,
depende de que edifique o no la casa de Dios (1Cor 10,23). Si alguien quiere, a
imitación de Jesús, ser hombre al servicio y ayuda del –> hermano y de la
hermana, entonces lleva adelante la construcción de la casa de Dios y Dios está
entre los hombres. Pero la casa de Dios no es construida únicamente por los
hombres sino que, al mismo tiempo, es algo que Dios concede (cf. 2Cor 5,1). Viene de Dios y es Dios quien la abre a los hombres como –>
posibilidad definitiva. El hombre alcanzará esta construcción cuando sea
destruida su casa (–> Vida) terrena. En la casa de Dios, encontrará el hombre
morada y nueva existencia corporal. Pero en esta promesa vive sólo aquel que
esté dispuesto a colaborar ya ahora en la construcción de la casa de Dios. gr
Casideo –› Asideo.
Castidad. Este concepto se refiere generalmente a la pureza de obra y de
pensamiento, que está amenazada, particularmente en la --> sexualidad, por la
fuerte tendencia del individuo a constituirse en ley de sí mismo. De aquí que ya
en el Antiguo Testamento se acentúe insistentemente, junto a las exigencias
externas de la –> pureza, el sentimiento interior, aun cuando las amonestaciones
contra la –> incontinencia se fundamenten más en razones prácticas que
religiosas.
En el Nuevo Testamento, en el que hasta las cartas pastorales y católicas el
concepto mismo de castidad no tuvo especial importancia, el requerimiento
general a la santidad se fundamenta en que el hombre no dispone de su propio
cuerpo, sino que pertenece al --> Señor (cf. 1Cor 6,15.19). Esta ilimitada
libertad para el Señor es también la medida de la castidad, que se aplica tanto
al --> matrimonio como a la renuncia al matrimonio en la –> virginidad. Si bien
el Nuevo Testamento, en su conjunto, no concede a la castidad un sentido
preponderante de continencia sexual, sí es en cambio muy acusada su polémica
contra el libertinaje del mundo antiguo: la castidad, que se exige por igual al
hombre y a la mujer, es requisito para entrar en el –> reino de Dios. tr
Castigo. En el Antiguo Testamento, el
castigo es uno de los elementos constitutivos del juicio de Dios contra
quien traspasa los límites de su justicia, es decir, de su poder de bendición,
creador de paz y bienestar (–* Justicia de Dios). Este poder de bendición
adquiere consistencia justamente en la respuesta de la acción humana, que se
solidariza con Dios y con los hombres y actualiza aquel poder. Sólo en orden a
una tal fidelidad comunitaria concede Dios su –> salvación; y, de acuerdo con
esto, el castigo del malvado sirve para conservar la esfera de la salvación; la
esencia del castigo consiste, pues, en la aniquilación del que viola aquella
esfera. No debe entenderse, por tanto, el castigo, desde un absoluto concepto
jurídico; no tiene tampoco sentido en sí mismo, sino que está referido al
derecho de Dios, es decir, a la obligación, libremente establecida por Dios, de
ser fiel a la actuación de su salvación. También según el género -->
apocalíptico del judaísmo tardío, la –> ira de Dios alcanza al malvado que
desprecia la –> ley, garantía actual de la salvación futura. Una idea similar
sirve de base a Mt 25 respecto del castigo de aquellos que no han cumplido la
ley en seguimiento de Cristo.
Pablo, por el contrario, establece una clara diferencia respecto del judaísmo:
la justicia de Dios, creadora de salvación, alcanza precisamente a los impíos, a
los merecedores de castigo. Así, pues, la acción punitiva y salvadora de Dios no
viene ya determinada por la ley — «Cristo nos ha rescatado de la maldición de la
ley» —sino que, por el contrario, la idea punitiva de Dios se manifiesta, y
queda al mismo tiempo superada, por el –> Evangelio (Rom 1,18; 3,21). win
Catálogo de vicios. Se llama así una enumeración de vicios, casi esquemática y
acomodada a la diversa situación del público a que se dirige. La --> filosofía
popular cínica y estoica halló en estos catálogos un medio eficaz para exponer
la doctrina moral. Algunos de los últimos escritos del Antiguo Testamento, pero sobre todo del judaísmo tardío y de –> Qumrán,
recogen los catálogos griegos de vicios y los impregnan de ética religiosa y
bíblica. El Nuevo Testamento acepta también, cuanto a forma y lenguaje, este
catálogo de la tradición griega y paleojudía y los pone, principalmente en las
cartas de Pablo y Pedro, al servicio de la predicación a los paganos. El
catálogo sirve, por contraste, para describir de manera expreiva la situación
corrompida y sin horizonte de los paganos antes y sin Cristo, poniendo así bajo
más clara luz la obra salvífica de Cristo, que también se comunica a los
gentiles.
Habida cuenta de que el catálogo de vicios describe la conducta humana sólo
desde su aspecto negativo, frecuentemente en el Nuevo Testamento, y en Qumrán,
se le contrapone un
catálogo de virtudes. Ambos catálogos describen, pues, juntos, los caminos del
comportamiento del hombre para salvación o para perdición (Rom 1,29-31; Gál 5,
19-23). he
Catálogo de virtudes. Enumeración de
virtudes para la predicación moral.
Este catálogo, como el –> catálogo de
vicios, nació en el ámbito cultural griego y el Nuevo Testamento adopta su
forma (Gál 5,22s; Ef 4,2s; Flp 4,8; 1Tim
6,11; 2Pe 1,5-7). Mientras que los catálogos griegos mencionan principalmente las virtudes cardinales, los catálogos neotestamentarios acentúan la virtud específicamente cristiana del amor
y su despliegue en alegría, paz, etc.
Es significativo que estas virtudes no
sean consideradas como una conquista
del esfuerzo humano, sino como don
de Dios y fruto del Espíritu (Gál 5,22).
he
Catástrofe. En el modo de narrar bíblico, las catástrofes desempeñan una
importante función. En ellas experimenta el hombre de forma particularmente
clara que está amenazado y expuesto, pero también que está guiado por Dios. Así, se habla de una catástrofe universal, el –> diluvio, como
consecuencia del –> pecado. En el pensamiento mítico, en efecto, el agua está
sujeta a los poderes del caos; ciertamente, en la creación Dios ató estos
poderes, pero pueden siempre soltarse, porque el hombre se soltó de la mano de
Dios. Aquí se afirma fundamentalmente que dondequiera el hombre se aleja de sí
mismo (–> Pecado) se halla bajo una amenaza radical. Después de la gran
catástrofe, Dios ha puesto un nuevo comienzo (-4 Principio), ha salvado a -->
Noé del diluvio y le ha llamado. También esta afirmación es esencial: Dios crea
lo --> nuevo en y por la catástrofe.
El Antiguo Testamento tardío está determinado por las catástrofes históricas de
Israel, por la destrucción del templo de Jerusalén y el --> exilio de Babilonia.
Ya de mucho antes, esta catástrofe había sido anunciada como una amenaza en los
discursos proféticos, destinados a mover al pueblo a –> conversión. Cuando la
catástrofe irrumpe, es experimentada e interpretada como –> castigo de Dios, que
debe purificar y acrisolar a todo el pueblo. En la catástrofe, que el pueblo
interpreta desde la fe, crecen en Israel nuevas --> esperanzas y promesas,
nuevas posibilidades y nuevos ambientes. Dios trae de nuevo a su pueblo de la
cautividad.
Para los –> discípulos de Jesús, la catástrofe central del Nuevo Testamento es
la muerte en –> cruz del Señor. Para ellos con esta muerte parecía venirse abajo
todo cuanto Jesús había comenzado; se dispersaron y abandonaron su vocación
anterior. Aquel a quien consideraron rey, había muerto como malhechor. Pero la
experiencia de la --> resurrección de Jesús congrega de nuevo a los discípulos.
Una vez más crea Dios por la catástrofe algo nuevo, y ahora ya definitivo. La
cruz de Jesús es ya el comienzo de su resurrección y de su –> gloria (Juan).
El hombre está radicalmente amenazado; en todo tiempo puede advenir-le la catástrofe, bien para sí mismo o para
los demás o incluso, con dimensión cósmica, para todos los hombres. El hombre se
siente amenazado desde sus mismos cimientos. La confesión cristiana de la
resurrección gira en torno a la –> esperanza de que el --> mundo de Dios seguirá
su marcha y el hombre jamás se destruirá. gr
Cebra. Probablemente, es uno de los nombres aplicados al asno salvaje (Job
39,5).
Cedrón. Valle profundo — hoy prácticamente nivelado por el gran número de
escombros vertidos — entre Jerusalén y el –> monte de los Olivos, que lleva agua
solamente en la estación de las lluvias. Jesús pasó con sus discípulos por este
valle para dirigirse a Getsemaní (Jn 18,1). he
Cefas (aram. «roca»; equivalente al gr. –> Pedro). Sobrenombre dado por Jesús a
--> Simón (Jn 1,42); también Pablo menciona con frecuencia a Simón Pedro (1Cor
15,5; Gál 1,18). he
Cegamiento. Desconocido en Israel como castigo, pero aplicado por los paganos a Santón, el cegamiento es una vergüenza de su Dios (1Sam 11,12). La palabra se emplea en sentido figurado para designar a los incrédulos (Is 6,20). zi
Ceguera. Los ciegos no pueden ser --> sacerdotes (Lev 21,18). Los animales
ciegos no pueden ser ofrecidos en sacrificio, porque nada defectuoso puede
acercarse al altar ni subir a él. Pero los ciegos no son excluidos de la
comunidad, porque es Dios quien da la vista y la ceguera. El ciego está bajo una
especial protección de Dios. Cuidar de los ciegos es un precepto de Dios. En la
práctica, los ciegos pertenecen casi siempre a la clase de los –> mendigos. stu
,Los libros proféticos del Antiguo
Testamento entienden la ceguera ante todo en un sentido traslaticio, como la
incapacidad del hombre para conocer la actuación y la voluntad divina y vivir
según ella. Este mismo significado tiene también la ceguera en el Nuevo
Testamento. Los fariseos creen que ven, pero son en realidad «ciegos y guías de
ciegos» (Mt 15,14; Lc 6,39). El autor de esta ceguera es «el dios de este
mundo», es decir, –> Satán (2Cor 4,4). La ceguera es, pues, una situación, no
querida por Dios, de alejamiento del hombre frente a Dios, de --> incredulidad.
De acuerdo con la promesa de los profetas veterotestamentarios, la época
mesiánica se caracteriza, entre otras cosas, porque los ciegos ven. Desde esta
perspectiva de fondo deben considerarse las curaciones de ciegos de Jesús: ellas
demuestran que Jesús es el poderoso cumplidor de las profecías
veterotestamentarias y son, por tanto, --> señales de que el –> reino de Dios se
acerca (cf. Mt 11,5). Por eso rechaza Jesús la concepción judía de la ceguera
como un castigo impuesto por Dios. No debe juzgarse que un ciego, por el hecho
de serlo, sea automáticamente un gran pecador, sino que sirve a la realización
del plan salvífico divino (Jn 9,3). No es la ceguera corporal la que procede del
pecado, sino el engaño de los fariseos, que creen ver, pero que son fatalmente
ciegos, porque se han cerrado a Dios (Jn 9,41). gl
Celebración cultual. Los acontecimientos más importantes de la historia salvífica de Israel se anunciaban y celebraban en el culto con un ritmo de -->
fiestas anuales. La experiencia divina en la historia y en la palabra revelada
hallaba su respuesta en las celebraciones cultuales bajo la forma de –>
sacrificios, cantos y oraciones. Pablo considera la actitud y la respuesta
religiosa del hombre bajo este aspecto: quien sabe que se debe a Dios, y no a sí
mismo, dará gracias a Dios y le alabará. –> Fiesta de las tiendas. pa
Celemín. Medida para áridos, de unos
8,7 I de capacidad (cf. Mt 5,15). we
Celibato. Ni el Antiguo Testamento ni el judaísmo conocen el celibato como
estado de vida. Se consideraba incluso una desgracia morir sin haberse casado.
Así, había, por ejemplo, varias mujeres dispuestas a contraer matrimonio con un
hombre cuando en la guerra habían muerto demasiados varones (s 4,1). En el
judaísmo tardío se comienza a tener en aprecio el celibato de las viudas. Entre
los --> esenios no se exige el celibato, pero el menosprecio en que se tenía el
matrimonio podía impulsar a mantenerse célibes. Por otra parte, se consideraban
a sí mismos sacerdotes del verdadero santuario (= Dios), de lo que se desprendía
la --> continencia sexual exigida por razones cultuales.
En el Nuevo Testamento, el celibato es de libre elección y, como muestra 1Cor
9,5, no se les exigía a los apóstoles y discípulos de Jesús. Pablo recomienda el
celibato cuando es un don carismático, para poder servir a Cristo sin división,
sobre todo, a la vista del tiempo final ya iniciado (1Cor 7,29). Las –> cartas
pastorales exigen el celibato a los ministros ya viudos, así como a aquellas
mujeres que deseaban ser admitidas en el estado de las viudas. br
Celo. El celo es una excitación pasional humana que va desde el entusiasmo por
una buena causa hasta la cólera contra los malvados, desde la hostilidad de las
pequeñas envidias hasta los celos de un casado (Núm 5,14; Sab 6,34). El Antiguo
Testamento atribuye sin vacilar este sentimiento también a Dios: –+ Yahveh es un
«Dios celoso» (el kanna); no tolera dioses junto a sí (Éx 20,4; 34,14; siempre
en conexión con el primer mandamiento, que es la exigencia fundamental de la –>
alianza). Con la –> idolatría, Israel provoca los celos de Yahveh (en Ez 8,3.5
se habla directamente de un «ídolo de los celos». Y el celo de Dios irrumpirá como castigo de cólera sobre el
pueblo (Jos 24,19), a modo de fuego (Sal 79,5).
A diferencia de los conceptos antropomórficos primitivos de las otras antiguas
religiones sobre la envidia de los dioses, debe observarse aquí que, propiamente
hablando, el celo de Yahveh no se orienta tanto contra los dioses (que son -->
nada), cuanto contra el amor dividido de Israel, a quien ha elegido para ser su
propio pueblo. La descripción del comportamiento de Yahveh con Israel — el de un
marido con su esposa infiel, como hallamos en Oseas y Jeremías (y en los que no
aparece la palabra celo) — están muy próximas a esta realidad.
En el –> exilio, el concepto experimenta un cambio: una vez que Israel ha sido
ya suficientemente castigado por su infidelidad, Yahveh endereza ahora su celo a
santificar su nombre profanado (Ez 39,25), castigando a sus enemigos (Is 26,11)
y reedificando a --> Sión (Zac 1,14; 8,2).
También Jesús estaba lleno de «celo por la casa del Señor» (Jn 2,17 = Sal
69,10); pero no es un --> zelota, sino •suave y humilde de corazón» (Mt 11,29) y
un escándalo para los celadores de la ley (cf. Gál 1,13s). Y, sin embargo,
solicita a su pueblo poniéndole delante la inflexibilidad de los celos de Yahveh
(como Pablo: 2Cor 11,2), que lo quiere todo o nada (Mt 10,37- 39), que nada
aborrece tanto como la tibieza (Ap 3,15s) y que exige, además, que nosotros
mismos seamos celosos (3,19; Tit 2,14). El amor de Dios es, también en el Nuevo
Testamento, un fuego devorador (Heb 12,29 = Dt 4, 24), es inexorable como la
muerte (Cant 8,6). Sólo desde esta perspectiva pueden entenderse las
afirmaciones sobre el juicio y la condenación eterna (Mt 11,22ss; 25,41; Ap
17,20; cf. Nah 1,2s). ur
Cena de hermandad --> Ágape, –> Banquete de amor.
Cena de Jesús. Los relatos de la cena de los sinópticos y respectivamente de
Pablo no pueden considerarse, ya por principio, como reportaje de la «última
cena» de Jesús con sus doce
–> discípulos, inmediatamente antes de su muerte. Han sido evidentemente
concebidos desde la perspectiva de la
–> resurrección, es decir, desde la fe en el --> Señor, posterior a la pascua
(--> Banquete de Señor). En su formación han intervenido tres motivos
teológicos:
1) El anuncio de la muerte de Jesús: idea del sufrimiento y de la muerte
expiatoria (–> Expiación), del banquete sacrificial (–> Sacrificio), de la
entrega redentora, del amor que sirve (Jn) y de la obediencia. La relación con
el simbolismo del --> cordero pascual apareció en una época posterior (Jn).
2) La confirmación de la --> alianza entre Dios y su comunidad: idea del –>
testamento, del único –> cuerpo (Pablo), de la –> encarnación, de la presencia
del Señor como fundador de la alianza, del carácter de despedida.
3) Significado escatológico: idea de la anticipación del banquete mesiánico (-->
Mesías).
La cena como banquete de despedida y ocasión de la institución de la –>
eucaristía es singular e irrepetible. Por tanto, el mandato fundacional se
refiere a la doble acción eucarística en el marco de la cena, pero no a esta
misma. En toda celebración de la cena debe expresarse claramente el triple
mensaje de la cena de Jesús: --> redención, –> comunidad de Dios, y -->
existencia escatológica. hi
Ceniza. En el Antiguo Testamento, símbolo de lo perecedero y sin valor. Por eso
se convierte en una señal expresiva, cuando el hombre se enfrenta con su límite
existencial: con la necesidad (que amenaza la vida) y con la muerte. De aquí la
costumbre de echar ceniza sobre la cabeza — o sentarse en ella, o revolcarse
sobre ella —en la tristeza, la oración de súplica o la penitencia (Is 61,3; Job 2,8; Jonás
3,6; Ez 27,30).
Existía una manera simplicísima de cocer pan con la ceniza, consistente en
cubrir la masa de pan — colocada sobre ascuas— con una capa de ceniza (1Re
19,6).
En el culto israelita, con la ceniza de una vaca roja se preparaba el agua que
borraba la impureza legal (cf. Núm 19,1ss y Heb 9,11ss). he
Censo. Recuento de la población y de las propiedades en orden a la imposición de
impuestos. Usado ya en Roma, en tiempos de --> Augusto, fue extendido también a
las provincias, no sin resistencia de las poblaciones afectadas. Así, los –>
zelotas se pronunciaron en contra de esta medida, afirmando que el único rey es
Dios. En el censo de Quirino mencionado en Lc 2 se trata indudablemente del
censo de Siria de los años 6-7 d.C., cuya vinculación con el nacimiento de Jesús
puede fundarse en el cuadro histórico lucano. ba
Centinela (canto del). Entre las --> canciones profanas cantadas durante el
trabajo, se cuenta la del centinela, de la que en el Antiguo Testamento sólo se
conservan reminiscencias, especialmente en los profetas y en el Salterio. En
ella se recuerda la vigilancia — llena de responsabilidad — y también el
desasosegado anhelo a la espera del amanecer (p. ej., Sal 130,6). la
Centuria. En el ejército israelita, unidad de cien hombres bajo el mando de un
oficial (centurión en el Nuevo Testamento). ba
Cerrarse. El hombre y su mundo proceden de Dios de tal modo que están abiertos a
su Creador. Pero el hombre ha intentado, ya desde el principio, poner límites a
esta apertura, romper el diálogo con su Creador y atenerse a sí mismo. No quiere
deber nada a nadie, no quiere proceder de nada ni
de nadie, no quiere estar en camino hacia nada; no quiere vivir obligado a
nadie, sino bastarse a sí mismo. Se encierra en sí mismo, no quiere tener a
nadie enfrente, ningún --> tú.
La Biblia describe este hecho de diversas maneras: --> pecado original, –>
diluvio, torre de --> Babel, –> caída, --> violación de la alianza. La
predicación del Nuevo Testamento amplía estas ideas. Tal como el hombre se
encuentra y actúa de hecho, está encerrado en sí, distanciado de su origen y
alejado de su hermano. Pero --> Cristo ha modificado esta fundamental situación
humana por su ser –> para los demás, por su muerte de amor y su resurrección. Ha
roto esta cerrazón de la existencia humana, ha creado una nueva apertura
permanente. Quien se inserta en Cristo está abierto a su pasado, a su futuro y a
sus hermanos. En el amor escapa el hombre al enclaustramiento de su existencia.
gr
Cesarea. 1. Cesarea del mar, hermosa ciudad helenística construida por los
procuradores romanos desde el año 6 d.C. y patria del evangelista Felipe (Act
8,40; 21,8). Aquí estuvo prisionero Pablo y pronunció un discurso ante Agripa II
(Act 23-25).
2. Cesarea de Filipo, construida por Herodes Filipo junto a las fuentes
orientales del Jordán. Según Mc 8,27- 30 y Mt 16,13-20, en ella tuvo lugar la
confesión de fe mesiánica de Pedro en Cristo y la promesa del primado de Jesús a
Pedro. he
Cibeles (lat. Magna Mater). Modalidad frigia de una diosa de la fecundidad
venerada en todo el Asia menor como madre de la vida; formaba pareja con Atis
que, en cuanto dios que muere y resucita, simbolizaba la naturaleza que se
marchita y vuelve a florecer. Su centro cultual se hallaba en Pessinus; su
fiesta se acompañaba de ritos orgiásticos, destemplanzas y auto-mutilaciones. En
el siglo V a.C. el culto a Cibeles pasó también a Grecia.
A partir del año 204 a.C. la diosa fue venerada asimismo en Roma, pero hasta la
época imperial (Claudio) no comenzó a celebrarse su fiesta de la primavera, con
una espléndida procesión. Desde Roma su culto se extendió por todo el imperio
occidental y se prolongó hasta el siglo IV d.C. —> Misterios. we
Ciego —> Ceguera.
Cielo. En las religiones de los distintos pueblos, el cielo es siempre la morada
de la divinidad o de los poderes supraterrenales y, al mismo tiempo, una —>
metáfora para indicar el más allá, lo infinito. En la teología cristiana, el
cielo es «una imagen que sirve para expresar el estado salvífico final de los
hombres salvados y unidos para siempre con Dios por Cristo». Las frases bíblicas
que se refieren al cielo como un «lugar» presuponen la antigua concepción del
mundo; con todo, la Biblia distingue claramente entre el cielo como parte del
cosmos físico y el cielo de Dios usado como imagen.
1. El cielo es una parte del universo físico. El —> firmamento es una maciza
cúpula semicircular que se curva sobre el disco de la tierra. En él se mueven
los astros. Sobre este firmamento hay agua («las aguas sobre el cielo») que cae
a la tierra a través de «ventanas» y, en un círculo continuo, vuelve otra vez al
cielo (Is 55,10). La frecuente expresión «cielo y tierra» designa la creación
entera, el cosmos. En el —> juicio perecerán el cielo y la tierra, pero Dios
creará un nuevo cielo y una tierra nueva.
2. Como espacio situado encima del mundo, el cielo es la morada de Dios. En el
cielo está (o el cielo es) su trono (Sal 103,19; Mt 5,34). Allí tiene su corte,
los «ejércitos del cielo», que ejecutan sus órdenes. Dios es creador y señor del
cielo y de la tierra. Desde el cielo dirige los destinos de los hombres. Pero ya
el mismo Antiguo
Testamento desmitologiza este concepto: el cielo y la tierra no pueden contener
a —> Dios. Es el Dios lejano (Jer 23,23s) y su morada en los cielos indica su
trascendencia. Pero al mismo tiempo es el Dios enteramente cercano, cuya -->
gloria llena la tierra (Is 6,3), y escucha la oración de cada hombre y de su
pueblo.
En el judaísmo y en el Nuevo Testamento, el cielo es sinónimo de Dios y
circunlocución del nombre divino (Mt: reino de los cielos por reino de Dios). En
el género —> apocalíptico del judaísmo surge la idea de varios cielos
escalonados (cf., p.ej., 2Cor 12,2).
3. En el Nuevo Testamento, el cielo es el lugar del —> Logos anterior al tiempo.
Cristo desciende del cielo a la tierra y vuelve de nuevo al cielo (Evangelio de
Juan). Es enviado »por su Padre en el cielo»; toda naturaleza debe reconciliarse
por él con Díos, así en la tierra como en el cielo (Col 1,20). Las señales
confirman su misión: son el cielo que se abre y la voz del Padre. En el cielo es
el Logos —> mediador y abogado de su --> Iglesia. Al final de los tiempos vendrá
de nuevo desde el cielo.
4. La idea de que los justos estarán por siempre junto a Dios (= «en el cielo»)
no aparece en el Antiguo Testamento hasta los escritos más tardíos. Según el
Nuevo Testamento «nuestra —> patria está en el cielo» (Flp 3,20). Hacia él se
orienta la esperanza cristiana. Los justos estarán con Cristo en el cielo, o
bien ante el trono de Dios (Ap 3,21). El cielo es la comunión de vida con las
tres divinas personas (Jn 14,23). ba
Ciencia bíblica --> Investigación bíblica.
Címbalo. Instrumento de percusión que consistía en dos chapas o platillos de
cobre, que se golpeaban uno contra otro. Servía para acompañar rítmicamente la
danza sacra (2Sal 6,5; 1Cró 15,16.19.28). he
Cínicos. Filósofos seguidores de Diógenes de Sínope (hacia 400-320 a.C.), pero
sin escuela que tuviera un jefe oficial. Diógenes enseñó y practicó una vida
absolutamente carente de necesidades, con desprecio de todos los
convencionalismos; dormía en un tonel, comía los manjares más viles y llevaba
siempre el mismo vestido. Por eso se le llamó «perro» (kyon en gr.) y a sus
seguidores, cínicos. En la edad imperial, muchos de estos cínicos vagaban de una
a otra parte como filósofos mendicantes y exponían sus opiniones en las calles
(-+ Filosofía popular). mo
Cinturón. Hecho de cuero (2Re 1,8; Mt 3,4) o lino (Jer 13,1), servía sobre todo
para sujetar la túnica interior (Ex 12,11; Ef 6,14), para guardar el dinero (Mt
10,9) y para portar las armas (Jue 3,16). En lenguaje figurado, es señal de
prontitud y disposición (Jer 1,17; Jn 21,8) y también de alegría, justicia y
verdad (Sal 30,12; Is 11,5; Ef 6,14). we
Circuncisión. Con la única excepción de los filisteos, la circuncisión fue
practicada por todos los pueblos semitas (y también por los egipcios). Aquí era
un rito de iniciación, una preparación para el matrimonio. Para Israel era una
señal religiosa. Según Gén 17,9ss, Dios prescribió la circuncisión a --> Abraham
como señal de la alianza. Cuando en el --> exilio de Babilonia Israel vivió en
medio de pueblos que no la practicaban, se convirtió en señal de confesión y de
pertenencia a --> Israel y a Yahveh. El rito mismo, consistente en quitar el
prepucio masculino, era ejecutado generalmente por el padre, nunca por el
sacerdote, a los ocho días del nacimiento. En tiempos de Jesús, la practicaban
los judíos de Palestina y se consideraba más importante incluso que el precepto
del --> sábado. Con todo, ya el mismo Antiguo Testamento insiste (Dt 10,16) en
que la circuncisión de la carne de nada sirve, si no se añade la »circuncisión del corazón»,
es decir, la circuncisión de las malas inclinaciones. Para los judeocristianos,
la circuncisión planteó un grave problema (Act 15,5ss). A este propósito, el -->
concilio apostólico, bajo los enérgicos esfuerzos de Pablo, declaró que no era
obligatoria la circuncisión para los helenocristianos. pa
Ciro. Rey de los persas (558-529 a.C.)
que conquistó amplios territorios de
Asia menor y fundó el imperio persa.
El año 538 permitió a los judíos exiliados en Babilonia (—> Exilio) regresar a su patria y reconstruir el templo
de Jerusalén, devolviendo incluso los
utensilios robados (Esd 1,1-8). Por eso
el —> Deuteroisaías celebra a Ciro como
pastor y ungido llamado por Yahveh
desde el oriente para cumplir con una
misión (Is 41,2s; 44,28; 45,1; 48,14ss).
he
Cisma (gr. ruptura, división). En Jn (7,43) significa la división entre
creyentes e incrédulos; en 1Cor (1,12), las divisiones en la comunidad que
surgen de la división de partidos. mo
Cisterna. Fosa o cavidad excavada o cementada en roca, generalmente en forma de
pera, que servía para almacenar el agua en previsión de tiempos de sequía (Dt
6,11). we
Cita. Dentro del Antiguo Testamento, la cita de palabras de otros hombres
alcanza singular significado y función en los oráculos proféticos. Al recurrir
al lenguaje de los procesos jurídicos profanos, utilizaban los —> profetas, en
la parte fundamental de sus mensajes de condenación, palabras tomadas de labios
de los acusados, para poner al desnudo su culpa ante Dios; estas palabras
estaban destinadas a ser también, por sí solas, la acusación. Por eso, en los
--> oráculos proféticos, el lugar fijo y apropiado de la cita es la explanación
de la acusación.
Cuando el Nuevo Testamento cita pasajes del Antiguo, para demostrar que se han
cumplido en el destino de Jesús y de la Iglesia, tiene lugar una interpretación
y explicitación de su sentido espiritual desde el horizonte de la fe de cada uno
de los hagiógrafos. pa
Cita reflexiva. El concepto de cita reflexiva se encuentra particularmente en la investigación sobre Mateo, para designar las diez citas del Antiguo Testamento — sobre todo de escritos proféticos— con que el evangelista introduce o con las que (la mayor parte de las veces) cierra una perícopa: «para que se cumpliera» o «se cumplió...» (Mt 1,22; 2,15.18.23; 4,15- 16; 8,17; 12,18-21; 13,35; 21,5; 27,9-10). El evangelista subordina estas citas reflexivas a la traducción y redacción de su intención teológica y las pone al servicio de su teología del cumplimiento. En este punto, concede importancia a la prueba a posteriori de que las predicciones de los profetas se han cumplido literalmente — y hasta con sobreabundancia —, en Jesús y que Jesús es, por tanto, aquel a quien aludían los profetas del Antiguo Testamento. (Un ejemplo de este cumplimiento sobreabundante hay en Mt 21,2-7: el documento veterotestamentario de Zac 9,9 habla de un rey mesiánico de paz, que «cabalga manso en una asna y un pollino, hijo de animal de yugo». Se da aquí un parallelismus membrorum (--> Paralelismo): en realidad se habla únicamente de un asno. Para demostrar que se ha cumplido en Jesús la predicación profética hasta en sus mínimos detalles, hace Mt que Jesús cabalgue «en un asno y su cría».) gl
Ciudad sobre el monte. El problema acuciante de Isaías es el de la —> elección y
destino de la ciudad de Dios, Sión, a partir de la promesa de --> Natán. En el
c. 2 (cf. Is 60; Ag 2) describe la gloria del tiempo final y
el universal sentido salvífico de la ciudad sobre el monte, en conexión con la
—> peregrinación (escatológica) de los pueblos.
Según el Nuevo Testamento, la salvación está abierta a todos, pero se concede a
través de la Iglesia. Los cristianos están llamados a ser ciudad sobre el monte
y mostrar así que, por Jesús, ha llegado a su cumplimiento el anhelo por el
sentido último, la verdad y la bondad, y por el amor como lo más profundo y
definitivo de todas las cosas (cf. Mt 5,14ss). pa
Clan. Conjunto de varias familias bajo un mismo jefe (cf. Gén 24,38; Núm 1,2.16;
36,1), de las que, como unidad superior, surge la tribu (1 Sam 10,21). La
articulación del pueblo de Israel en clanes mantuvo su importancia a lo largo de
toda su historia, sobre todo antes de la época de su establecimiento sedentario,
pero también incluso en la época postexílica (1Cró 9,4ss; Neh 11,4ss). No sólo
Israel (Jer 2,4; 31,1), sino todo el mundo (Sal 22,28;96,7; Act 3,25) se
componía de clanes individuales; también a todo Israel se le llama clan (Am
3,1s).
El clan adoraba frecuentemente una determinada divinidad como «Dios de su padre»
(cf. Gén 26,24); la veneración especial de los patriarcas se enderezaba al Dios
supremo del panteón cananeo, El. we
Clase sacerdotal. Los —> sacerdotes, —> levitas (y cantores, 1Cró 25) estaban
divididos en 24 clases, para cuidar por semanas del servicio del templo (1Cró 24
atribuye esta división a David). --> Orden sacerdotal. pa
Clases sociales. Ninguna clase, ningún rango o precedencia dentro de la sociedad
puede apoyarse en el mensaje de Jesús. Por el contrario, --> Jesús ha
establecido un nuevo orden, el de la fraternidad (—> Hermano). De aquí que
prohíba a sus —> discípulos, de una manera general, establecer rangos
y diferencias de clase (cf. Mt 23,8-10). Es éste un rasgo revolucionario de su
mensaje: todos los hombres son iguales ante Dios y, en consecuencia, también
entre sí. Dios ha aceptado a ---> todos de igual manera, está presente por
todos; se ha hecho —> «Padre» para todos y, consiguientemente, todos son entre
sí «hermanos». El que en este orden nuevo quiera ser el «primero» debe hacerse
el «último» y «servidor de todos» (Mc 9,33-37). Dondequiera las palabras
«hermano» y «servidor» sean entre los cristianos meros títulos piadosos, bajo
los cuales se pueden rehuir las obligaciones fraternas, no puede en modo alguno
hablarse de aquella hermandad que Jesús quería. Pero aquel que se inserta en
todo su alcance en Jesús, cree y espera que la --> revolución de la fraternidad
será posible. Son cristianos quienes trabajan apasionadamente por limitar las
diferencias de clase que se intentan implantar de nuevo, y por destruir las
antiguas, por derribar las fronteras de cualquier tipo entre los hombres de toda
condición y hacer imposibles las nuevas. Cuando los cristianos admiten
pasivamente las clases en su sociedad, cuando se inhiben frente a la revolución
de la fraternidad, clases sociales, discriminación racial, países en vías de
desarrollo), no tienen nada que ver con el mensaje de Jesús sobre el hermano.
Ser --> para los otros sólo es posible dentro del orden de la fraternidad. gr
Códice (lat. «tronco de árbol»). Primitiva forma de los libros, hechos con hojas
superpuestas de papiro o pergaminos. A partir del siglo II, nombre aplicado
exclusivamente a los escritos cristianos, para distinguirlos de los —> rollos
judíos. La forma de códice permitía unir varios escritos — mientras que el rollo
permitía sólo un texto, equivalente al de los Hechos — facilitaba la tarea de
buscar un determinado pasaje y, al poderse escribir por ambos lados, disminuía
los costos, en
tanto que los rollos generalmente se escribían por una sola de las caras. El -->
papiro (—> Manuscritos), sumamente frágil, fue sustituido, a partir del siglo IV,
por el —> pergamino, más duradero, aunque también más caro.
Los códices más importantes escritos en letras unciales hasta el siglo IX son el
Codex Sinaiticus (s. IV), el Codex Alexandrinus (s. V), el Codex Vaticanus (s.
IV), el Codex Ephraemi rescriptus (s. V) — un palimpsesto del que, en el siglo
XII, fue borrado un texto bíblico para escribir una traducción griega de Efrén.
Debe mencionarse finalmente el Codex Bezae Cantabrigiensis, del siglo VI. tr
Codicia de los ojos. La «codicia de los ojos», que se dirige a la riqueza y a las cosas perecederas (Ecl 4,8), no viene de Dios (1Jn 2,16), sino más bien del maligno, que actúa en el mundo. Dado que se orienta a la nada, no crea nada permanente y está destinada a desaparecer. «Codicia de los ojos» significa la fascinación del hombre ante la riqueza y el placer, una codicia que no le permite vivir de una forma creadora. Puede darse en todas las esferas de la vida. gr
Coexistencia. Quien, a imitación de Jesús (—> Seguimiento), quiere ser para los
demás, debe vivir con ellos. Dado que Cristo se ha mostrado solidario con todos
los hombres, el cristiano debe a su vez vivir en plena solidaridad con los demás
(—> Convivencia humana). También el ser de Cristo fue un ser con los demás,
justamente con los hombres de su tiempo. En su ser con los otros se manifestó su
ser —› por nosotros. Quien acepta a Cristo, toma a los demás hombres tal como
son, porque así le ha tomado a él Cristo.
Con todo, no les basta a los cristianos una coexistencia meramente pasiva, que
por nada se escandaliza. La coexistencia debe desarrollar una actividad
creadora. Desde la perspectiva
del —> Evangelio, no puede contentarse el cristiano con vivir inactivamente
junto a otros que piensan diversamente: busca el —> diálogo inteligible con
quien está, por convicción, alejado de él. No quiere arrastrar al otro a su
propia opinión, sino llevar adelante el diálogo; para los cristianos, en la
mutua conversación se encuentra la verdad. El cristiano quiere trabajar con
hombres de distintas ideas en pro de la --> humanización de las comunes
estructuras sociales. Para que cada persona concreta sea capaz de convivencia,
debe llegar a un convencimiento independiente (—> Libertad de opinión), abierto
y no dirigido por una ideología. Únicamente así son posibles la cooperación y el
diálogo inteligibles. También la Iglesia vive en coexistencia y cooperación con
otras concepciones del mundo. La proclamación de la fe debe ayudar a fomentar y
posibilitar esta coexistencia. gr
Cohorte. Décima parte de una --> legión. Las cohortes mencionadas en el Nuevo Testamento se reclutaban (a excepción de Act 10,1) entre la población no judía de la provincia. En Jerusalén había siempre una cohorte en la fortaleza Antonia. mo
Cojo. Son dignos de notar los pasajes de la Biblia que mencionan en refranes y
proverbios (2Sam 5,6ss; Mt 18, 18), o en imágenes comparativas, a los cojos o
los tullidos de pies (2Sam 4,4). Compárense estos pasajes con aquellos otros que
hablan de los hombres sanos del --> fin de los tiempos (Is 33,23; Mt 11,5) y de
las —> curaciones del mismo Jesús (Mt 15,30 y otros). Los sacerdotes que
padecían de cojera eran inhábiles para el servicio cultual (Lev 21,18); los
animales cojos no podían ser sacrificados en el culto (Lev 15,18). pa
Colaborador. La concepción y la predicación de la Biblia afirman quo Dios
trabaja en una «obra». Según los dos
relatos de la creación, la --> creación es obra y trabajo manual de Dios. Al
igual que un alfarero, Dios trabaja al hombre como arcilla (Gén 2,7). En el
lenguaje bíblico Dios trabaja: planta una viña (el pueblo de --> Israel), dirige
la guerra, registra victorias y derrotas. En —> Cristo —> Jesús ha comenzado
Dios la obra última y definitiva; quiere llevar la creación a su meta y
perfección. Ha resucitado a Cristo de entre los muertos y le ha puesto como —>
Señor del mundo; ésta se continúa en la --> historia humana, concretamente allí
donde los hombres aceptan a Cristo. Así, en Rom 14,20, al bautizado que quiere
seguir a Cristo se le llama «obra de Dios». A los cristianos de Roma se les
requiere a que no juzguen y destruyan a sus hermanos cristianos por razón de
preceptos ya caducados sobre alimentos, pues esto sería destruir la «obra de
Dios». Dios ha comenzado en los cristianos «una buena obra» y está empeñado en
llevarla adelante y completarla en el día de Cristo (Flp 1,6). Esta obra de Dios
crece hacia el «día de Cristo»; crece por doquier, doquiera crece el ---> amor
entre los hombres (cf. v. 10).
Ahora bien, esta obra no crece por sí misma, ni solamente la impulsa Dios; Dios
la ha comenzado; al hombre toca ahora proseguirla y construir encima de los
cimientos puestos por Dios en Cristo (1Cor 3,11). Los hombres que se insertan en
Cristo, son —> «casa de Dios», «campo de Dios» (v. 9). Son al mismo tiempo, como
el apóstol, «colaboradores de Dios», pues deben seguir edificando sobre la
piedra fundamental (Cristo). Deben desarrollar en su vida lo que Cristo ha
comenzado y hecho posible. Así, han de continuar edificando en la casa de Dios,
que son ellos mismos, con piedras sólidas y escogidas, pues deben llegar a ser
moradas definitivas de Dios, nuevo «templo de Dios». Provisionalmente Dios se ha
establecido ya en esta construcción nueva, ya que --> Espíritu habita en quienes
quieren vivir bajo el dominio de Cristo.
Después de haber disertado Pablo largamente sobre la obra de la resurrección de
Cristo (1Cor 15), exhorta a los cristianos a colaborar generosamente en la
«obra del Señor» (v. 58): ellos saben que sus fatigas no son en vano, sino que
tienen una meta perfectamente definida. En su resurrección ha comenzado Cristo
la «nueva creación de Dios», que ahora debe plasmarse entre los hombres. Se
trata de que todos los hombres estén incluidos en la nueva dimensión de Cristo,
en las nuevas posibilidades del ser humano; de que todo el mundo alcance la
realidad de la resurrección (cf. v. 25-28). Donde alguien ama, donde alguien
conoce la —> responsabilidad y ayuda a hacer posible la --> libertad de los
otros, doquiera está en juego la —> paz y la --> justicia, allí está el
colaborador de Dios. Es colaborador de Dios y de Cristo quien sirve a Dios en el
mundo y edifica el —> reino de Dios, el que arriesga su libertad y vive hacia el
--> futuro, el que acepta su vida y hace posible la —+ encarnación de los demás,
quien quiere encontrar a Dios en el --> prójimo (—> convivencia humana, —>
Práctica [del Evangelio]). Colaborar en la obra de Dios no significa colaborar
en la posibilidad de la salvación: esto es exclusivamente obra de Cristo;
significa realizar y llevar adelante lo que Cristo ha comenzado. gr
Colosenses. Habitantes de la ciudad de Colosas, en el Asia menor, al sur de
Frigia, en las proximidades de las ciudades de Hierápolis y Laodicea. Pablo no
conoció personalmente a esta comunidad (Col 2,1). Fue fundada probablemente por
el colosense Epafras (1,7), discípulo de Pablo. La comunidad, preponderadamente
heleno-cristiana, estaba amenazada por diversos errores. Contra estos errores se
endereza la carta a los colosenses (--> Colosenses [carta a los]), ma
Colosenses (carta a los). La carta a los colosenses forma, con Ef, Flp y Filemón,
el grupo de las —> cartas de la cautividad del apóstol Pablo. El escrito muestra
una línea de pensamiento bien estructurada. Los capítulos 1 y 2 hablan de la
doctrina; los capítulos 3 y 4 de la moral. En el capítulo 1, un —> himno,
estructurado en dos estrofas, destaca a Cristo como mediador en la creación y
redentor del mundo (1,15-20). En 2,6-23 aparece una radical y acusada oposición
a las doctrinas falsas. A una serie de amonestaciones que recuerdan la parenesis
bautismal, sigue en 3,18-4,1 una —> tabla doméstica en la que se indican los
deberes peculiares de cada uno de los estados de la comunidad. En 4,7-18 se
concluye con recomendaciones y saludos.
La carta se caracteriza por su aire de lucha contra los maestros del error.
Estos tales pretenden ser cristianos que, «iluminados» por el conocimiento de
los --> misterios ocultos, enseñan en su «filosofía» a venerar los poderes
espirituales y las potencias cósmicas, y exigen ascesis y observancia de
preceptos sobre los alimentos, la —> pureza y los tiempos sagrados. La carta
sale al paso de esta herejía, afirmando que tales poderes no tienen importancia
alguna para los cristianos. Cristo les ha arrebatado todo y los ha vencido. En
la Iglesia universal se manifiesta este sometimiento de los poderes: en la
misión a los pueblos toma Cristo el dominio sobre el cosmos. En el —> bautismo
mueren los cristianos con Cristo y son con él resucitados y consiguen el perdón
de los pecados. Están, pues liberados, en cuanto cristianos, del dominio de los
poderes (—> Potestades y principados) y trasladados al reino de Cristo. A esta
liberación sigue una vida obediente.
La carta a los colosenses manifiesta en su estilo y contenido una gran afinidad
con Ef, así como diferencias respecto de las cartas paulinas autén ticas. Así,
por ejemplo, en colosenses se insiste en la presencia de la salvación, mientras
que la doctrina de la justificación queda en un segundo plano. De ahí que
algunos no atribuyen esta carta a Pablo, sino a uno de sus discípulos. ma
Columna. Además de indicar un elemento arquitectónico, la
palabra se emplea en el Antiguo Testamento como señal de la presencia de Dios
que muestra el camino (Éx 3,21s). En el Nuevo Testamento, Pablo habla en Gál 2,9
de Santiago, Cefas y Juan como de las tres columnas del templo celeste de Dios.
1Tim 3,14 deduce de la columna el comportamiento de cada cristiano en el seno de
la comunidad. sc
Columna de fuego. Señal nocturna de Dios en la
marcha por el –> desierto. Bajo esta imagen debe reconocerse la proximidad de
Dios, que guía y protege. Lo mismo puede decirse de la columna de nube como
señal durante el día. El fuego y la –> nube forman parte de las señales de la –>
teofanía divina. –> Fuego. stu
Comer y beber. Actos primordiales del hombre, que
ponen al descubierto la dependencia de la existencia humana respecto de Dios y
están abiertos a la --> salvación. Por el hecho de vivir de algo que el hombre
no es por sí mismo, estos actos no son nunca un mero proceso biológico
nutritivo, sino una respuesta personal ante aquella dependencia. El hombre
convierte el comer y beber en sustento de su vida y toma con alegría sus
alimentos (Ecl 8,15; Lc 5,33). En el desierto conoció Israel por experiencia
cuán infinitamente agradecido debía estar a Yahveh (Éx 16,4.1215.19), que quiere
ser encontrado en aquello que él hace por Israel. A Dios y a Cristo se orienta
el hambre más profunda del hombre (Lc 12,22-31; Jn 4,14; 6,27). A esta clase
pertenecen los --> pobres, los --> anavlm, que buscan al Señor. De estos pobres
se cuida el Señor y éste juzga a los hombres de acuerdo con el amor que profesan
a los pobres (Mt 25,35s: 1Jn 3,16s). Para que el Señor se manifieste se ayuna y
se ofrecen banquetes festivos en su presencia (Dt 14,22-26). Pero aquellos cuyo
Dios es su vientre (Flp 3,19) se les dará la copa de la cólera del juicio.
El hambre de vida del hombre y la humanidad de Dios se ensamblan íntimamente en
la –> eucaristía. El comer y beber en el banquete comunitario une a Cristo con
los suyos y a éstos entre sí, al entrar el mismo Cristo en ellos como don
ofrecido. Allí donde ellos, por su- Espíritu, se constituyen como cuerpo y
creen, allí está él en — no junto a — la comida y la bebida, para su propia vida
(o juicio 1Cor 11,2). Pero el futuro, del que ya ahora vivimos, son las bodas
del cordero (Ap 19,9). Aquí alcanzará su sentido pleno el comer y el beber,
cuando Dios sea todo en todos (1Cor 155,28). ho
Comida. El precepto veterotestamentario (Dt 14,8) que
prohibía comer determinados animales, como el cerdo (salvaje), sólo puede
entenderse como repulsa de la –> idolatría: comer cerdo salvaje equivalía a
entrar en la zona de poder de la diosa –> Astarté, de quien era animal sagrado.
Pero si las prohibiciones veterotestamentarias sobre alimentos poseían una
significación actual como acto de confesión, en el judaísmo pasaron a ser
exigencias rígidas de la ley. Jesús hace más radical aún el sentido antiguo:
nada exterior, sea sagrado o profano, puede hacer impuro al hombre, sino sólo su
propio –> corazón (Mc 7,14ss). win
Comma loanneum. Nombre dado al pasaje 1Jn 5,7.8a,
que debe ser considerado como una glosa, hecha en el siglo IV, de 1Jn. El Comma
loanneum es un complemento apologético que quiere explicar, como nota al margen,
los tres testimonios terrenos: estos tres son uno (Trinidad). sc
Compasión. Junto a la --> misericordia de Dios, que se
convierte en norma de la -+ misericordia del hombre (Mt 5,7), la Biblia utiliza
la palabra compasión para expresar la experiencia de un Dios lleno de amorosa
providencia (Is 49,10), que perdona con benevolencia (Éx 33,19), que da vida y
salvación (Zac 1,12). Comparada con la misericordia, en la compasión el acento
recae en la acción salvadora de Dios, no en la actitud del amor que perdona. Con
todo, ni en el Antiguo Testamento ni en el Nuevo se establece una neta
distinción entre ambas palabras. Acaso, en el pensamiento bíblico, la compasión
se refiera más directamente a Dios desde el punto de vista de su actuación, es
decir, a Dios en cuanto se espera de él que intervenga en la historia. La –>
misericordia, por el contrario, sería un concepto más estático, utilizado para
indicar una cualidad esencial, menos adecuado, por consiguiente, al modo
concreto de pensar y hablar de la Biblia. hi
Complacencia. Es una de las palabras con que se
expresa el concepto de –> gracia, es decir, la atención benevolente de Dios (más
raramente de un hombre), su amor que elige libremente y que, sin embargo,
presupone una actitud humana acorde con esta elección. El giro formular de la
legislación levítica de «sacrificio agradable» (esto es, que encuentra
complacencia y beneplácito, o dicho en imágenes, •el olor agradable y suave para
Yahveh•) Indica ya una simplificación del concepto. Los profetas combatieron la
ilusión de poder comprar la complacencia divina con ofrendas (Am 5,22). A Dios
no le interesan los sacrificios, sino la fidelidad a la alianza (Os 6,6) y la
obediencia (Jer 7,23). Ni siquiera la más estricta penitencia puede pretender
como por derecho el beneplácito divino (Jon 3,9: •Acaso Dios se vuelva de
nuevo•).
La complacencia de Yahveh descansa especialmente en su siervo elegido (Is 42,1).
Este amado es -+ Cristo -> Jesús, el Hijo en quien descansa su complacencia (Mt
3,17; 17,5) que, por su parte, hace siempre lo que agrada al Padre (Jn 8,29).
Por amor de su Hijo nos concede Dios, también a nosotros, su complacencia (Ef
1,5.9; --> Plan divino). Por eso el mensaje del ángel en el nacimiento de Jesús
dice: •Paz a los hombres, objeto de su amor (de Dios). (Lc 2,14). ur
Composición. Muchos de los libros de la Biblia han
sido compuestos, en su forma actual, por los llamados redactores, a partir de
piezas aisladas y menores, consistentes en proverbios o proclamaciones
transmitidas por vía oral. Su trabajo de composición consistió en establecer
conexiones entre las sentencias o el contenido, en situar los libros en la
perspectiva de su origen temporal y, generalmente, en destacar un concepto
teológico. No menoscababan en nada la veneración tributada a este material
tradicional por el hecho de que añadieran frases explicativas, niveladoras u
orientadoras. Así, por ejemplo, los Proverbios recibieron con frecuencia, en la
estructura total del libro, y a través de una recíproca interpretación, una
nueva interpretación, una profundización del sentido, una ampliación de
horizontes y nuevos centros de gravedad. --> Pentateuco, --> Historia de la
redacción, –> Cuestión sinóptica. pa
Comprensión de sí mismo. El hombre, que se
encuentra en el mundo como ser histórico y dialogante (-) Lenguaje, Historia)
aporta consigo unos determinados presupuestos que influyen en el acto de
entender dado en cualquier situación histórica concreta. El conjunto total de
estos presupuestos, que no se someten a discusión y que forman parte del
conocimiento como condiciones del mismo, puede llamarse la peculiar comprensión
que el hombre tiene de sí mismo. Ahora bien, en el acto de conocer una ->
palabra o un texto extraño, se rompe y modifica esta comprensión de sí mismo
como conocimiento previo y condicionante. El acto de entender recorre, por
tanto, necesariamente una etapa negativa. Mi comprensión propia es sometida a
discusión por aquello que se intenta comprender. Soy •superado• por el texto a
comprender, por ejemplo, por el requerimiento del Evangelio (H. Braun). Sólo
mediante esta experiencia negativa aparece en la superficie aquella •fusión de
horizontes. (Gadamer) en que acontece el entender real como nueva experiencia. Y
entonces me entiendo a mí mismo de manera nueva en lo que ya he entendido. ->
Hermenéutica, -> Interpretación existenciaria, --> Entender. ca
Compromiso. Según el modo de penser de Biblia, --->
Dios ha contraído un compromiso con su --> creación. Ha llamado a los hombres
por su -> nombre; Yahveh ha sacado a su pueblo de la casa de la servidumbre de
Egipto para llevarle a la libertad; Yahveh es guía de los suyos. Actúa y obra en
el mundo de los hombres. Y se ha comprometido de una manera definitiva con los
hombres por su --> Hijo y mensajero --> Cristo -> Jesús. Cristo es el compromiso
total de Dios en el mundo, pues, en Cristo, Dlos se pone de lado de los hombres
y los reconcilia con la divinidad (cf. 2Cor 5,19s). Su compromiso llega hasta a
salir en busca de los hombres y hacerlos hijos suyos. Cristo significa
compromiso total. Su vida fue un ser --> por los otros y para los otros; por los
hombres fue a la muerte, para librarlos del -> pecado; su -> resurrección ha
hecho posible la libertad, lo definitivamente válido y la auténtica
Identificación del hombre consigo mismo. Como --> Señor del mundo, Cristo se ha
comprometido en este mundo: en la vida de cada hombre concreto, en la misma
historia humana, en la --> comunidad de los que llevan su nombre.
Consiguientemente, la vida de aquellos que han aceptado a Cristo es
esencialmente un compromiso, ya que deben llevar adelante lo que Cristo ha
comenzado: deben colaborar en la --> encarnación del hombre, pues Dios se ha
hecho hombre. Jesús quiere la acción en favor de la justicia, el compromiso en
favor de la --> paz, el comportamiento compasivo (Mt 5,6.9.7); no quiere la mera
confesión, sino la --> práctica de su --> mensaje, el cumplir la voluntad de
Dios (Mt 7,21; Lc 6,46). Ser cristiano significa compromiso en favor de los
hombres, en representación de Cristo y de Dios (--> Representación). Sólo hay
cristianos comprometidos, los demás no son cristianos. Responde al compromiso de
Dios aquel que se empeña con toda su vida allí donde el hombre y la sociedad
parecen amenazados. Este compromiso significa lucha, más exactamente, lucha
decisiva en favor de la creación de Dios (cf. Rom 13,12 y otros pasajes). Se
trata de que esta creación mantenga su proceso evolutivo y se convierta en ->
nueva creación o bien de que se hunda en la descomposición. Los cristianos están
comprometidos en aquello que Cristo ha ofrecido y alcanzado al mundo. Su
compromiso está más al servicio del futuro que del pasado, pues se trata del -+
futuro de Dios. gr
Comunidad. La comunidad religiosa se origina propiamente
en el -> culto, en torno a un --> altar, en un lugar cultual. Y así, en el
Antiguo Testamento se habla de comunidad cultual. También la comunidad cristiana
se congregaba al principio para celebrar fiestas creadoras de comunión, la -->
cena del Señor, el --> ágape (-> Cena de hermandad) y para el servicio litúrgico
sinagogal. El círculo de discípulos de Jesús es una etapa preparatoria de la
comunidad cristiana, que se constituyó por la fe en el misterio pascual y la
confesión de la -> resurrección y se siente apoyada por el convencimiento de que
el Señor resucitado continúa su obra en ella, esto es, que sigue estando
presente. La comunidad celebra el -> recuerdo de Jesús en la -> cena, y se
constituye siempre de nuevo como Iglesia de Cristo. -> Comunión, -> Eucaristía,
-> Comunidad primitiva. gr
Comunidad cultual -) Comunión, -> Comunidad.
Comunidad de bienes. Según Act 2, 42ss, la
comunidad de bienes, el -> partir el pan y la oración fueron las características
de la -> comunidad primitiva de Jerusalén. Detrás de esta noticia se esconde la
intención de Lucas de poner ante los ojos de sus lectores una comunidad ideal y
la tendencia a despreciar la posesión de bienes terrenos (cf. Lc 18,22). Es
indudable que se dieron casos de renuncia a los bienes, pero la misma mención de
estos casos indica que fueron realmente hechos aislados. Por eso, y porque no se
dio ninguna posesión comunitaria de bienes de producción, es falso hablar de un
comunismo protocristiano. No hubo ninguna imposición de comunidad de bienes
(como ocurría en -> Oumrán) y menos aún una idea de igualdad social. La razón
básica de la renuncia a los bienes por parte de algunos miembros de la comunidad
debe verse únicamente en la intención de asegurar materialmente el cuidado de
los pobres. schm
Comunidad doméstica. La comunidad doméstica
natural, restaurada por la fe y el amor fraterno en el Espíritu del Señor, es
una de las múltiples formas en que la -> Iglesia se puede realizar. Es la unidad
más pequeña de que se compone la comunidad local. Dado que en ella acontece la
salvación, se llama -> comunidad (Col 4,15).
Por eso se lleva a cabo, tanto en público como en las casas privadas (Act
20,20), la --> proclamación del -> Evangelio (Act 3,42), la confesión de fe y el
--> bautismo (Act 11,14; 16,15. 31.34; 18,8), la oración y la --> fracción del
pan (Act 2,46). Con razón se concluye de la circunspección y cuidado con que un
portador del ministerio dirige su propia casa y de su amabilidad y sensatez en
el trato con su mujer y sus hijos, el modo como desempeñará su cometido de
director de la comunidad cristiana (1Tim 3,4-5.12). Y así es cómo una comunidad
doméstica, que vive su vida cotidiana en el Espíritu de Cristo, se transforma en
la comunión de los santos. ho
Comunidad primitiva.
La -+ comunidad cristiana de -> Jerusalén, desde su origen — hacia el año 30 —
hasta el año 66, recibe el nombre de comunidad primera o primitiva. Los
conceptos de Iglesia primitiva, protoiglesia y cristianismo primitivo se emplean
generalmente en un sentido algo más amplio y menos estricto, para designar la
primera época del cristianismo. La fuente principal para el conocimiento de la
comunidad primitiva son los Hechos; de entre las cartas, sirven sobre todo las
dirigidas a los gálatas; ayudan también los resultados del análisis
historicoformal de los Evangelios y algunos autores de la época post-apostólica.
La comunidad primitiva se considera a sí misma como el nuevo -> Israel, a la
espera de la pronta nueva venida de su Señor. Al principio, la vida de la
comunidad primitiva se deslizó enteramente dentro del ámbito de la comunidad
judía (Act 2,46; 3,1; 5,12). Pero la --> confesión de --> Jesús como Señor, en
cuyo nombre se recibía el bautismo, y el común •partir el pan•, hicieron surgir
muy pronto un ritmo propio en la vida de la comunidad. Su núcleo fue al
principio el grupo de los -+ doce, cuyo representante más calificado fue —>
Pedro (cf., p. ej., Gál 1,18; Act 1,15-26; 2,14-40). La predicación del grupo
llevó a un enfrentamiento con las autoridades judías (p. ej., Act 4,1-22).
Santiago el Mayor fue condenado a muerte, ya el año 44, por Herodes Agripa I (Act
12,1s).
El acusado sentido comunitario y el cuidado de los pobres (Act 2,44s) influyó en
la elección de los siete —> diáconos, cuyo principal representante, --> Esteban,
procedía de los círculos helenísticos (Act 6). Contra este grupo específico de
la primitiva comunidad se dirigieron principalmente las autoridades judías. Así,
las posiciones antagónicas de judíos palestinenses y judíos de la diáspora
repercutieron también en el seno de la comunidad cristiana. Esto llevó al
proceso contra Esteban (Act 7) y al abandono de Jerusalén por los helenistas (Act
8,1.4), lo que desembocó en la primera actividad misionera fuera de la ciudad (Act
8,5ss; 11,19-21). La misión de los paganos desencadenó la polémica entre los
judeocristianos de mentalidad estrictamente legalista y los misioneros de los
paganos; en el decurso de la discusión, el --> concilio de los apóstoles se
pronunció a favor de los helenocristianos y en pro de la --> libertad frente a
la --> ley (Act 15; Gál 2,1ss).
Después de la marcha de Pedro (Act 12,17), tomó el mando de la comunidad
Santiago, hermano del Señor. Llevó un género de vida estrictamente legal, pero
era un hombre transigente. Fue asesinado el año 62 en Jerusalén.
Al comenzar la guerra judía (66-70 d.C.), los miembros de la comunidad
abandonaron Jerusalén y se asentaron en Pela, al oriente del Jordán. Con este
hecho, llegó a su fin la actividad histórica del cristianismo judío. mi
Comunión. En el Antiguo
Testamento, por comunión (en el sentido de comu‑
235 nidad unida) se entiende sobre todo la comunión o comunidad natural de los
israelitas dentro de la --> familia, la --> estirpe, la --> tribu y el pueblo.
Pero esta comunión es más que un mero lazo de sangre; es el fruto de la -->
alianza con Yahveh, que en la fe, en el culto y en la vida acorde con la -->
ley, crea una comunión o comunidad de pensamiento y acción que congrega y
mantiene unido a Israel. La unión de Dios, país y pueblo es para los israelitas
tan íntima que el —> prosélito, a una con la fe en Yahveh, es introducido
también en la federación del pueblo de Israel. El —> extranjero que no
pertenecía a la comunidad del pueblo estaba protegido por una legislación
especial.
En el —> culto entraba el pueblo en comunión con Dios. Esta comunión tenía su ¡l'articular
expresión en los sacrificios pacíficos (llamados también sacrificios de
comunión), en los que los participantes recibían una parte del sacrificio, con
la que celebraban una comida sacrificial (Ley 3; Éx 18,12). Comer una parte del
--> sacrificio significaba ser admitido al banquete de comunión con Dios (cf.
los 70 ancianos, Éx 24,11). La comunión de la alianza con Dios recibe su
expresión en el diálogo de Yahveh con Moisés en el monte (Éx 19,20ss) y en la
tienda de la reunión, cuando «el Señor hablaba con Moisés cara a cara, como un
hombre habla con su amigo• (Éx 33,11). El varón —> piadoso que observa la ley
está en comunión con Dios (Sal 119). El encuentro con Dios acontece también en
la —> oración, que puede transformarse en súplica por la presencia de Dios (Sal
42,2ss). El justo que ora, exulta; porque ni siquiera la muerte puede romper su
comunión con Dios (Sal 16,8ss).
En el Nuevo Testamento, aparecen algunas formas de la antigua conciencia de
comunión: toda una comunidad familiar recibe conjuntamente el bautismo (Act
16,15). La reunión en torno a una misma mesa hace visible la vinculación
especial de cada uno de los participantes (Mt 9,9-13).
En los Evangelios no aparece la palabra comunión con significación religiosa. En
Pablo, por el contrario, aparece exclusivamente con este sentido; se la emplea
tanto para designar la comunidad como la —> Iglesia. Comunión significa, para
Pablo, la concordia de cada individuo con los demás y con Dios, causada por el
--> Espíritu, por una vida común en el Espíritu de Cristo. El creyente alcanza
por el —> bautismo la comunión con Cristo (Rom 6,3s; Ef 2,5s). Obtiene en la fe
participación en el —> Espíritu Santo (2Cor 13,13) y en la --> pasión de Cristo
(Flp 3,10). Pablo llama a la —> eucaristía comunión del cuerpo y de la sangre de
Cristo (1Cor 10,16). Esta comunión produce una transformación del hombre en una
realidad nueva: el hombre es asumido dentro de la muerte y resurrección de
Jesús. Esta comunión nueva trae consigo el perdón de los pecados (cf., p. ej.,
Rom 8,17).
Comunión con Dios y comunión con los hombres son partes de un todo (1Jn 1,6). La
comunión de los cristianos entre sí se lleva a cabo al —> partir el pan de la
eucaristía (Act 2,42). Se manifiesta luego en la —> comunidad de bienes (Act 4,
32) y en las colectas establecidas en favor de las comunidades necesitadas (cf.
2Cor 89). Esta comunión es prolongación de la comunidad de vida que Jesús
practicó con sus --> discípulos (Lc 8, 1-3). Los cristianos sufren a una las
persecuciones (2Cor 1,7) y participan en la difusión del Evangelio (Flp 1,5).
Tal como la imagen del «cuerpo de Cristo» indica, los cristianos son una
comunidad en que todas las diferencias quedan abolidas; son «comunión» en el -->
amor (Gál 3,28). br
Con Cristo. Pablo describe muchas veces la posición de
Cristo en la actuación de Dios y su significación para los hombres redimidos
mediante giros a base de preposiciones. Junto a las fórmulas --> por, Cristo y
--> en Cristo, la fórmula --> «con Cristo• acentúa la unión y -+ comunión
personal.
Las sentencias se dividen en dos grupos:
1. Textos que hablan de la comunión con Cristo en su --> nueva venida o después
de la muerte personal (sólo Flp 1,23). En 1Tes 5,9s, dice Pablo de la relación
de destino entre los vivientes y los que ya murieron, en la nueva venida: «Dios
no nos ha destinado para la cólera, sino para obtener la salvación por nuestro
Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que velando o durmiendo, vivamos
juntos con él.»
2. Textos que hablan de una comunidad sacramental con Cristo y de su repercusión
en la vida presente, sobre todo de la configuración con su -+ cruz y su -+
resurrección (cf. Rom 6,3-11). Al parecer, Pablo ha encontrado ya en la
predicación de la Iglesia la serie de sentencias de orientación escatológica,
mientras que la serie relativa a la comunidad sacramental está vinculada a su
propia teología del --> bautismo. Ambas se hallan conexionadas entre sí por el
hecho de que cada individuo particular ha sido ya insertado de antemano, con el
bautismo, en la nueva creación, aunque tener parte en ella es fruto del
acontecimiento bautismal.
Fundamental en los dos casos es la acción de Dios en Cristo --> por nosotros (cf.
1Tes 5,10), es decir, la muerte y resurrección de Jesús. Por este medio ha
cambiado ya la situación del mundo y Jesús es el —> Señor, aun cuando este
cambio sólo llega a su manifestación plena en la nueva venida. En esta tensión
(extendida a lo largo de toda la predicación neotestamentaria) entre el «ya• y
el «todavía no• se encuentra también la proclamación de la comunión con Cristo.
Esta comunión es ya verdadera realidad en el presente. Por el bautismo ha
entrado ya en ella el cristiano. Su vida es ya existencia escatológica. Esto se
hace palpable por la configuración con la muerte de Cristo o con el poder
vivificante de su vida (cf. 2Cor 13,4). Esta configuración no es un hecho
estático y aislado; es un proceso vital dinámico, como lo indican las numerosas
(14) palabras que empiezan por «con».
Se discute ampliamente el problema de cómo deba entenderse esta comunidad
sacramental; se discute, además, hasta qué punto esta doctrina haya sido
influenciada por los -+ misterios helenísticos, en los cuales los Iniciados
participaban del destino y poder de su dios. Es probable que estas ideas hayan
condicionado el lenguaje paulino. Pero el motivo básico de este lenguaje es la
fe en el Señor vivo y exaltado. En su resurrección ha comenzado de tal suerte la
—> nueva creación que, a partir de ahora, toda comunión presente o futura con
Dios es comunión con Cristo. Pablo está penetrado del anhelo por la
manifestación todavía pendiente de esta comunión. En ella llegará a su plenitud
el proceso vital, iniciado en el bautismo, de la configuración con Cristo hasta
configuración con su —> gloria. La fuerza de este anhelo y el carácter personal
de las sentencias •con Criston se convierten en testimonios importantes de la —>
esperanza cristiana (cf. también Col 3,3s). En la crisis actual de las
concepciones escatológicas tradicionales, la esperanza de estar con Cristo puede
mantener inconmovible el contenido de aquellas concepciones, aunque sin
restringirlo a una perspectiva individualista. sm
Conciencia. Este concepto no aparece en el Antiguo
Testamento. Bajo la forma de —> •corazón» se alude al hombre que se interroga a
sí mismo, que sale de sí hacia Dios, que se ha revelado a su pueblo en su
actuación salvífica en la historia (Sal 22).
El concepto grecohelenístico de conciencia se centra, por el contrario, en la -+
voz de Dios que vigila sobre el --> bien y el —> mal. Esta limitación
teologicomoral del significado primitivo, en virtud de la cual el concepto
equivale ya sólo a • ser conscienten o •auto-consciente•, ha sido ampliada
además en el judaísmo helenístico (—> Filón de Alejandría, --> Judaísmo tardío)
mediante la representación de la conciencia como un tribunal de justicia, ante
el que la voz justiciera de Dios llama al hombre al arrepentimiento y
conversión.
En el Nuevo Testamento, el concepto de conciencia se halla sobre todo en Pablo.
Se indica con él la posibilidad del hombre de objetivar — bien mediante un
proceso anterior, bien de manera actual y expresa — su propio comportamiento y
enjuiciarlo desde la norma del bien y del mal. Por este camino enlaza Pablo con
el concepto helenístico de conciencia. En Rom 2,15, la imagen de los
pensamientos que se querellan entre sí y se defienden presupone la idea de la
conciencia como tribunal. Pero el apóstol interpreta el concepto de una forma
nueva. No le interesa el resultado del proceso que se desarrolla en el hombre,
sino la demostración de que a todos los hombres se les ha dado la -+ ley de
Dios, de modo que todos son responsables ante el futuro —> juicio divino. La
verdad sobre sí mismo no la dicta al hombre la conciencia — el concepto de
«buena concienciá• no aparece en Pablo —, sino la sentencia del juez divino
•según (el) Evangelio por medio de Jesús• (Rom 2,16).
Dado que la conciencia no es una magnitud absoluta, puede Pablo (1Cor 8-10)
imponer a los •fuertes• el respeto a la conciencia de los •débiles•. No pide la
imposición de la propia
•libertad interior• — cosa que se da ya por presupuesta — sino que esta libertad
interior dé buena prueba de sí con la preocupación obediente por los —> hermanos
menos libres (1Cor 10,29ss). La conciencia liberada de la preocupación por sí
mismo (cf. Rom 14,1: la -+ fe) entiende su conocimiento de lo bueno y lo malo
como un conocimiento acorde con lo que Dios ha ordenado en el mundo •en favor
nuestro» (—> Por nosotros), hasta en instituciones tales como el Estado político
(Rom 13,4s).
En los escritos neotestamentarios tardíos se impone con más vigor, a una con el
concepto — no paulino—de •buena conciencia•, la tradición helenística, que
remite a una incipiente •comprobación• de autenticidad por parte de la comunidad
(1Tim 1,5). --> Libertad de conciencia. win
Concilio apostólico. La primera gran comunidad
cristiana, compuesta en su mayor parte por miembros no judíos, surgido en
Antioquía de Siria. La presión de los —> judaizantes, que exigían también a los
—+ helenocristianos la --> circuncisión (Act 15,1ss), provocó una grave y
peligrosa crisis. Dado que se trataba de un asunto fundamental, se pidió la
decisión de los •apóstoles y ancianos en Jerusalén•. Los reunidos se
pronunciaron en contra de los judaizantes y a favor de una admisión directa de
los paganos en la Iglesia, apoyándose para ello sobre todo en la conducta de
Pedro, que fue quien primero bautizó gentiles (Acto 10) y en la postura de
Santiago, hermano del Señor. Esta decisión fue comunicada a todas las
comunidades afectadas por la norma mediante mensajes, ya escritos ya de viva
voz, entre los años 48-50 p.C. —> Decreto apostólico. hl
Concordancia. En su concepción actual, las
concordancias son una relación alfabética de todas las palabras que aparecen en
la Biblia y de los pasajes en que figuran. we
Concubina —> Segunda esposa, --> Sierva.
Condenación —> Perdición (estado de).
Condenar. Es la acción propia del que sentencia en contra
en el juicio. Cuando Dios condena, declara al hombre 241 culpable de —> pecado y
privado de --> salvación (Mc 16,16). En la sentencia condenatoria de Dios en el
último juicio tomarán parte aquellos que, a imitación de los ninivitas, han oído
la predicación del enviado de Dios y se han convertido (Mt 12,41). Pero en este
mundo nadie puede condenar; así, Jesús defiende a la mujer sorprendida en
flagrante adulterio, frente a sus acusadores, que intentaban aplicarle la pena
de muerte prevista para estos casos, con el argumento de que sólo puede condenar
y matar a un pecador el que no tenga pecado. No es que Jesús haga depender el
ejercicio del cargo de juez de la inocencia personal; sólo exige esta inocencia
de aquellos acusadores que, yendo más allá de la acusación, quieren también
condenar al pecador (Jn 8,3ss). do
Confesión. La confesión es uno de los elementos de la
alabanza divina. En esta alabanza se exterioriza la -+ respuesta de la comunidad
a la acción salvífica de Dios. Yahveh se ha elegido para sí a Israel no como el
objeto inerte de una acción, sino como partícipe de un diálogo. La revelación de
Dios es una llamada y una exhortación que exige respuesta en la confesión y en
la alabanza. El origen de la confesión bíblica debe buscarse en el -> culto, en
la liturgia oficial del pueblo de Israel, que se entendía y comprendía a sí
mismo como comunidad de Dios.
1. La confesión como respuesta a la experiencia de Dios: En la concepción
originaria del Antiguo Testamento, la confesión del pueblo se dirige
inmediatamente a —> Dios. .Yahveh es nuestro Diosn (p. ej., Jos 14,17). De este
modo confirma Israel la —> alianza y la --> elección que, por medio de sus jefes
religiosos, ha experimentado como llamada y como oferta de salvación. .Dios
mismo hace resonar los cantares de alanbanza' (Job 35,10). Todo canto de
alabanza viene producido por el espíritu, no procede del hombre. La —> alabanza
del que reconoce y confiesa no debe aislarse de la obediencia que el hombre
total presta a su Creador. La totalidad de la existencia (—> Piedad) es para
Israel la alabanza suprema de Dios (Mt 5,48; 9,13 cita a Os 6,6), y así, según
Ef 1,12, también los cristianos sirven a Dios con toda su existencia ordenada a
la salvación.
2. La confesión como reconocimiento de la grandeza de Dios: —> Israel
experimentó a lo largo de su historia la realidad de Dios. Por eso, el contenido
de la confesión es la acción liberadora de Dios (Éx 13,14-16), expresada bajo
las más variadas formas, para confirmar la vinculación con Yahveh y para dar
testimonio de ella ante los demás. La alianza misma es fruto de esta acción
salvadora de Dios. Esta —> práctica veterotestamentaria se encuentra también en
el Nuevo Testamento (cf. el --> magníficat y el -+ benedictus: Lc 1,46-55;
1,68-79). Se registran intentos de dar una nueva forma a este género de
confesión allí donde esta alabanza es puesta en labios de Jesús (p. ej., Jn
17,1-26). SI •Dios estaba en Cristo» (2Cor 5,19), entonces también la alianza
tiene validez tan sólo en el Dios revelado en Cristo.
3. Confesión de los pecados: Se produjo una poderosa conmoción cuando los
israelitas comprendieron que todo —> pecado se dirige derechamente contra Dios y
no significa tan sólo la trasgresión de un orden religioso. La confesión de los
pecados encierra el significado de una retractación solemne (P. ej., Prov 28,13)
y es expresión de la —> conversación ya realizada (Dan 9,4-19). En el judaísmo
tardío quedan en un segundo plano la confesión de los pecados, la confesión de
fe y las restantes formas de confesión, de modo que el acento se corre de la
realización personal de la fe a la moral. Esta visión unilateral es corregida
por el Nuevo Testamento, que entiende siempre el comportamiento moral como
consecuencia de la —> fe.
243
4. Confesión de fe: En el Nuevo Testamento, la respuesta que reconoce los hechos
salvíficos de Dios en la historia se transforma en la confesión de Jesús como
proclamador del mensaje salvífico definitivo (Rom 10, 9s). Jesús supera el
carácter transitorio del Antiguo Testamento y personifica en su —> oración a
Dios Padre (—> Padrenuestro) la confesión de fe oficial y cultual de los hombres
piadosos veterotestamentarios. Muy pronto esta confesión de fe personal se
convierte en una fórmula de confesión (--> Confesión [fórmulas de]). Recurriendo
a ella, expresa la Iglesia su unidad, p. ej., contra los que enseñan errores (lJn
2,22s), se reconoce en el culto como comunidad del Señor (Heb 4,14) y da en la
lucha de la fe testimonio en favor de Cristo (Mt 10,17ss). El -+ Kerygma como
confesión de fe normativa y apostólica precede en el tiempo y en el contenido al
—> Evangelio (como proclamación). El Evangelio ha nacido de la —> confesión.
5. Confesión del bautismo: •El que crea y se bautice, se salvará», se dice en la
conclusión de Marcos (16,16), que expresa evidentemente concepciones de la
•segunda generación• de la Iglesia primitiva. Muchas secciones del Nuevo
Testamento están relacionadas probablemente con la liturgia bautismal de la
primitiva Iglesia y a esto deben su notable carácter de confesión (p. ej., Flp
2,6-11).
La confesión formaba la base de las predicaciones de los —> apóstoles y de los
testigos de la fe, transmitidas en el Nuevo Testamento: Jesús el —> Mesías, su
pasión y muerte, su —> resurrección y —> exaltación y su plenitud de poder son
los temas fundamentales de los Hechos de los apóstoles. Desde luego, estas
fórmulas de confesión no tienen todavía formulaciones fijas y estables (credo),
sino que se van acomodando en cada nueva ocasión a las nuevas necesidades y
circunstancias. Por eso reciben las más diversas denominaciones: Evangelio (Rom
16,25) —' enseñanza (Act 2,42), misterio (Ef 1,9). Todas estas confesiones
coinciden cuanto al contenido: la predicación apostólica de la acción salvífica
definitiva de Dios en —> Cristo —> Jesús.
Esta confesión fue aceptada por la comunidad creyente, utilizada en la -->
liturgia para alabar al Señor exaltado y utilizada y defendida en la persecución
o frente a los falsos doctores. La confesión de fe, usada como hilo conductor de
la conducta moral, se convierte en el fundamento de la confesión de los pecados.
A partir de la fe en el Señor, la confesión de la culpa es siempre al mismo
tiempo una alabanza al Dios justo y a su —> misericordia.
La alabanza es la única forma legítima en que el hombre puede hablar ante Dios y
de la acción amorosa de Dios. Quien no está preparado para alabar a Dios, queda
encerrado en sí mismo. Se alaba a sí mismo. No querer alabar a Dios: he aquí el
pecado por antonomasia. Éste es el sentido de la línea de pensamiento de Rom
1,19ss. Los paganos han percibido, en cuanto paganos, la llamada contenida en el
poder creador y en la sabiduría de Dios. Pero han rehusado responder. Han
renunciado a dar gracias a Dios y, en su lugar han venerado a las cosas creadas.
Su ingratitud es su
pecado radical. La --> redención en Cristo tiene como meta llevar a los hombres
de nuevo a la alabanza de Dios. wi-hi
Confesión de los pecados. Tanto la
expresión hebrea como la griega que subyacen bajo la nuestra de •confesión de
los pecados» tienen una doble significación: •alabanza» y •confesión•. El poder
de Yahveh se empeña en favor de Israel y su poder es alabado (Sal 105,1s); pero
se emplea también contra Israel y el hombre entonces terne y confiesa sus
pecados (Sal 32). A pesar del creciente carácter individualista de la confesión
de los pecados en el Antiguo Testamento (Sal 38, 19), aparece aquí, como en el
Nuevo Testamento, más generalmente como confesión fundamental de «ser pecador» (Mt
6,12; Lc 5,8) y menos veces como enumeración de malas acciones (Act 19,18). La
•respuesta• de Dios a la confesión de los pecados del hombre es el perdón (Sal
32,5; Un 1,9). —> Pecado. ka
Confesión (fórmulas de). Una vez que la
--> confesión personal de la fe en Dios y en su obra salvífica por Jesucristo
tomó forma litúrgica en la Iglesia primitiva, se fueron desarrollando poco a
poco fórmulas de confesión, la mayoría de las cuales estaba en íntima conexión
con el --> bautismo y fueron acuñadas por la liturgia bautismal. Su raíz se
encuentra en la predicación de los apóstoles, en la instrucción de los neófitos,
en la polémica con los herejes y en la audición litúrgica comunitaria y la
consiguiente respuesta a la palabra. Las fórmulas de confesión constituyen la
base de la posterior confesión de fe (credo). En las fórmulas de confesión
neotestamentadas se percibe un claro proceso evolutivo:
1. Probablemente la más antigua fórmula de confesión es el reconocimiento por
parte de los discípulos de que Jesús es su —> Señor: «Porque si confiesas con tu
boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los
muertos, serás salvado» (Rom 10,9). Partiendo de la confesión de Jesús como
maestro y guía de sus discípulos, destaca sobre todo la resurrección (cf. 1Cor
15, 3-20) como contenido de la confesión. Se llega así a la fórmula: «—> Jesús
es el —> Cristo• (—> Mesías), •Jesús es el —> Hijo del hombre» (conceptos
apocalípticos), •Jesús es el Hijo de Dios• (religiosidad helenística), nJesús es
la cabeza de su cuerpo, la Iglesia• (expresión gnóstica), etc. Uno de los
testimonios más importantes de estas fórmulas de confesión es el himno a Cristo
de FIp 2,5-11 que, con ayuda de expresiones gnosticohelenísticas, sintetizan
hábilmente y conoce lo nuevo y excepcional de Jesucristo (preexistencia, —>
encarnación, humillación, --> exaltación reino que no tiene fin).
2. Junto a estas fórmulas de confesión, que desempeñan un papel importante
incluso en las secciones más tardías del Nuevo Testamento, se dan fórmulas
bimembres que confiesan a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Este género de
fórmulas es el más empleado por Pablo como introducción a la mayoría de sus
cartas (p. ej., «Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del
Señor Jesucristo• (1Cor 1,3), y también cuando le interesa poner bien en claro
la autoridad divina de Jesucristo (p. ej., 1Cor 8,6). De manera parecida se
expresan también otros escritos neotestamentarlos (p. ej., 1Pe 1,3; 1Jn 1,3).
3. En algunos pasajes de cuño litúrgico aparecen —> fórmulas de tres miembros,
que permiten conocer ya la forma trinitaria fundamental de la posterior
confesión de fe: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y el don
común, el Espíritu Santo, sea con todos vosotrosn (2Cor 13,13). Junto a estas
bendiciones, se dan fórmulas de confesión vinculadas con el bautismo (p. ej., Mt
28,19). En las fórmulas de confesión hallamos la más antigua cristología.
Hallamos también en ellas la consignación escrita de la fe en Jesucristo de las
primeras comunidades. De estas fórmulas de confesión surgen las posteriores
confesiones de fe. hi
Confesiones religiosas (del lat. confiteri
= conceder, estar de acuerdo, reconocer; en lat. eclesiástico, conocer,
reconocer y agradecer, alabar). El Nuevo Testamento conoce muchas fórmulas de
confesión (--> Confesión [formulas de]) que expresan la diversidad de la fe en
un solo Señor Jesucristo (1Cor 15,3b-5). Estas fórmulas de confesión no son
dogmáticamente autoritarias, sino que se las utiliza como fundamentación de las
reflexiones teológicas (-+ cartas paulinas). En el Nuevo Testamento no se dan
confesiones; se da únicamente una —> Iglesia de Dios, que se entiende a sí misma
como comunidad del --> fin de los tiempos. No hay una —> organización
eclesiástica ni una —> autoridad rígida y estable que pueda establecer
obligatoriamente una —> doctrina y, consiguientemente, una confesión. Las
decisiones sobre la verdadera doctrina y sobre la —> herejía son, en el Nuevo
Testamento, el resultado de yuxtaposiciones y contraposiciones teológicas, no el
resultado de decisiones eclesiásticas oficiales. Las posteriores --> cartas
pastorales (Timoteo, Tito) utilizan ya el concepto de «apostólicon y permiten
reconocer algunos elementos de organización y magisterio en la Iglesia. A fines
del siglo II se forma la «Iglesia católica», que asegura su doctrina y
organización contra la herejía mediante la fijación del --> canon, el
establecimiento de una regla de fe obligatoria y la acentuación de la sucesión
apostólica como garantía de la pureza doctrinal (—> Continuidad).
El año 1054, la Iglesia ortodoxa griega se separó de Roma (primer cisma). El año
1302 se formaron ya definitivamente dos confesiones. La bula Unam Sanctam
comienza con la --> confesión de una Iglesia única, santa, católica y
apostólica, fuera de la cual no hay --> salvación, y concluye con la afirmación
de la necesidad de someterse al papa para salvarse.
La reforma interrumpió el proceso hacia la simplificación y unificación
magisterial y organizativa. Desde mediados del siglo XVI, aparece la Iglesia
cristiana en su realidad histórica tan sólo bajo la forma de confesiones
concretas individualizadas. Cada confesión afirma de sí ser la Una Sancta;
consecuencia de ello fue la postura radical que las confesiones adoptaron y la
herejía. La ilustración relativizó la mentalidad confesional, inclinándose hacia
la —> tolerancia religiosa y confesional. La teología científica no reconoce
actualmente ninguna confesión. La situación mundial empuja a las confesiones,
más que a lo doctrinal, a lo operativo, sobre la base del mandamiento del amor.
El principio confesional diferenciador de la pura doctrina cede el puesto al
principio de la acción común y concertada frente al hambre en el mundo, frente a
la explosión demográfica, frente a los conflictos que amenazan la existencia de
la humanidad, y en favor del bienestar de todos los hombres. fr
Confianza (cantos de). Género literario de
los salmos, con el que se expresa la confianza en Dios. nEn Yahveh hallé cobijo»
(Sal 11,1); «de Dios me vino la ayuda• (Sal 62,2, etc.). Los ataques del -->
enemigo no pueden hacer daño al suplicante, pues Yahveh le protege. Roca,
castillo y escudo son imágenes que expresan la confianza en la poderosa ayuda de
Dios. En algunos cantos de confianza es posible aún percibir su procedencia de
los salmos de lamentación (—> Lamentaciones) en los que resuena ya la confianza
en Yahveh. —> Salterio. ba
Confiar. La palabra hebrea «creer» podría traducirse por
«búsqueda de una sólida base en algo o en alguien•. Buscar seguridad en la
confianza en Dios y su palabra es el núcleo de la actitud creyente. Abraham, que
apoyado en la palabra prometedora de Dios abandona familia y hogar y vive sin
descendencia en país extranjero, se abandona por entero a aquella palabra (Gén
15,6). Isaías pide al rey, que tiembla de miedo ante sus poderosos enemigos (Is
7,2), que busque sólido apoyo en su confianza en la ayuda de Dios; sólo así
puede asegurarse la defensa y pervivencia del país (Is 7,9). Confianza extrae
Abraham de su experiencia de que Dios nunca le ha abandonado a lo largo de sus
marchas; confianza podía extraer el rey de la promesa divina de que mantendría
el trono de David y de la experiencia de que hasta el momento presente había
mantenido su promesa, a despecho de las infidelidades de los hombres. La
confianza se acredita, pues, en las situaciones sin salida en que, según las
normas humanas, ya no puede mantenerse la palabra de Dios.
Los salmistas se atienen a esta incondicional confianza Incluso cuando ya no
puede percibirse señal alguna de la cercanía auxiliadora de Dios. Claman a Dios
aun cuando éste calla (Sal 22). Los salmos 73 y 49 reflexionan a fondo sobre el
problema y sacan las últimas consecuencias: ¿Cómo actúa la —> bendición de Dios
en aquel que confía en él y, sin embargo, vive en la desgracia, mientras que a
los Impíos les salen bien las cosas a lo largo de toda su vida? La respuesta es:
Dios sigue siendo fiel a sus piadosos; ni siquiera la muerte — entendida en
términos generales como entrada en el -+ alejamiento de Dios — puede modificar
este hecho. La confianza no consiste en la certeza de que se saldrá de un modo u
otro, con la ayuda de Dios, de una situación desesperada, sino en la conciencia
viva de que el hombre que permanece fiel a Dios puede abandonarse a la -->
presencia de Dios, incluso cuando Dios está aparentemente distanciado. oh
Conflicto. La proclamación bíblica coloca al oyente
frente a situaciones conflictivas. El conflicto se produce frente a las formas
de vida convencionales, que estorban el camino hacia Dios. Se produce, asimismo,
frente a los planteamientos antihumanos y las instituciones sociales que
obstruyen el camino hacia la —> convivencia humana. Así, en la proclamación
profética se llega al conflicto con las jerarquías políticas, estatales y
religiosas; en efecto, el discurso profético exige oposición, sobre todo allí
donde este discurso se presenta bajo la forma de —> amenaza o de —> juicio.
Con su proclamación del --> reino de Dios, --> Jesús entra en conflicto con las
opinones predominantes y con las capas dirigentes del pueblo. Dado que a él le
interesan básicamente los hombres y no los planteamientos humanos y las leyes
religiosas (cf. Mc 2,27), impulsa a la oposición contra todo cuanto establece
como primer valor la estricta observancia de la ley. No retrocede ante el
conflicto con la autoridad, con loS doctores de la Escritura, con el grupo
dirigente popular de los —> fariseos; descubre sin temor lo que hay de torcido y
reprobable en estos hombres, lo que es únicamente apariencia y engaño; con
resuelta decisión se pronuncia en favor de la libertad y de la humanización de
los hombres. Este conflicto le arrastra a la muerte. Llevó adelante su lucha en
favor de los demás y lo pagó con la vida. Quien acepta a Jesús, quien quiere
vivir su --> mensaje, no puede evitar la situación conflictiva con los valores
antihumanos predominantes en su época y en su ambiente. Pero el cristiano no
retrocede ante este conflicto cuando se trata del bien de los hombres. gr
Confrontación. Dondequiera es proclamado, el mensaje de Jesús no rehúye la confrontación con otras opiniones y otros sistemas ideológicos. --> Proclamación significa confrontación con lo extraño, lo nuevo y hasta ahora desconocido. De tal confrontación debe proceder un diálogo inteligible y viable. Y donde el diálogo nace, lo extraño y nuevo de la confrontación pasa a ser --> profecía profana para el mensaje cristiano. En qué medida sea posible la proclamación como confrontación aparece claro en la actividad misional del apóstol —> Pablo. Se enfrenta, en el mundo helenístico, con las opiniones prevalentes y las reglas de vida aceptadas; se contrapone a ellas pero también las incluye en su proclamación (por ejemplo, en algunos preceptos aislados de la --> paraclesis). Cuando esto no es posible, se mantiene la confrontación, porque Pablo no hace recortes en su mensaje. En aquella época, el Evangelio debía ser confrontado con la --> comprensión de sí mismo del hombre de aquel tiempo, de tal modo que fuera posible el diálogo. gr
Congregar. Congregar el —> rebaño disperso es signo de
la época mesiánica de la salvación (Jer 31,10; Jn 11,52). Dios congrega en el —>
fin de los tiempos a sus elegidos (Mc 13,27) como se recoge el trigo en la
cosecha (Mt 13,30); congrega también a los pueblos para el —> juicio (Joel 4,2;
Mt 25, 32), como gavillas en la era (Miq 4,12) o como peces en la red (Mt
13,47). ur
Conjetura. Suposición, en virtud de la cual se modifica
un texto, cuando, tal como aparece en los documentos escritos, no ofrece ningún
sentido literal. we
Conjurador del diablo. En el -> judaísmo
tardío, eran conjuradores del diablo algunos pocos hombres elegidos, que se
sentían llamados por Dios para esta tarea y que procedían en su mayor parte de
la clase ilustrada (rabinos y sacerdotes, Act 19,13). Con amuletos, raíces que
se quemaban ante los posesos, fórmulas mágicas fijas y la Invocación de la
divinidad, p. ej., Intentaban expulsar a los demonios.
--> Jesús, por el contrario, curaba a los posesos con el poder de Dios a través
de su propia palabra poderosa (Mc 1,23ss) y transmitió este mismo poder sobre el
diablo a sus discípulos. do
Conjurar. Uno de los modos de la --> paraclesis. Expresa la urgente necesidad con que debe ser anunciado el --> Evangelio y el apremio con que debe plantearse su --> requerimien-. to. A aquel que escucha este --> mensaje se le conjura a ser fiel al mismo; se le apremia a que le ponga en práctica y le implante en su vida. El apóstol conjura a los cristianos a que se manifiesten en su vida dignos de la llamada de Dios (1Tes 2,12). Debe conjurar sobre todo cuando alguien no lo hace así, pues en este mensaje se trata de la --> vocación definitiva de parte de Dios y por tanto, también, de la -+ decisión última. gr
Conocer. El concepto de •conocimiento. tiene en la Biblia
una amplitud de significados esencialmente más dilatada que el correspondiente
en las lenguas modernas. Para el hombre bíblico conocer es asir, descubrir y
percibir lo real de una forma inmediata. Un conocimiento de este género
compromete y obliga personalmente al cognoscente. De ahí que, dondequiera se
trata de relaciones personales, el conocimiento desempeña una importante
función.
1. Sólo en el trato con un hombre puede conocerse el auténtico significado de
este hombre. Así lo experimentó la viuda de Sarepta respecto de Elías (2Re
17,24) y el pueblo de Israel respecto de Samuel (1Sam 3, 20). A esto se alude
también en el Nuevo Testamento cuando Mateo previene contra los falsos profetas
y pone en labios de Jesús la sentencia: •Por sus frutos los conoceréis. (Mt
7,16). Esta relación familiar, íntima, este estar al corriente de lo que es un
hombre expresado en el •conocimiento• bíblico, se aplica también a las
relaciones sexuales (-÷ Sexualidad): •El hombre conoció a su mujer Eva, que dio
a luz a Caín• (Gén 4,1).
2. De manera parecida se aplica también el vocablo para describir el contacto
con Dios. Uno de los grandes conocimientos de Israel era su experiencia de la
--> unicidad de Dios (Éx 6,7). El conocimiento de que era Dios quien dirigía la
historia actuó en dos direcciones: por un lado llevó a la idea de la vinculación
personal con Dios (•reconozco que Dios está conmigo.) (Sal 56,10): por otro, a
la concepción de que también los paganos pueden experimentar, en su encuentro
con Israel, el poder de Dios (cf. Jer 16,20s). No se trata, pues, aquí de un
mero conocimiento teórico de Dios, sino siempre de un reconocimiento práctico y
una veneración de este Dios (2Mac 7,28).
3. Saber las posibilidades y el alcance del conocimiento humano llevó al hombre
veterotestamentario a considerar su conocimiento como una imitación o copia del
conocimiento divino. •Mira, el hombre se ha hecho como uno de nosotros, capaz de
conocer el bien y el mal. (Gén 3,22). Conocer el bien y el mal significa aquí un
conocimiento total y universal en el más amplio sentido de la palabra, es decir,
la experiencia humana y su contacto habitual con la realidad plena del mundo.
Este conocimiento de Dios es la base tanto del —+ temor como de la --> confianza
frente a la divinidad, que conoce a cada hombre tal como realmente es (Os 5,3)
y, en virtud de este conocimiento, elige con amor (Éx 33,12) o rechaza con ira (Jer
14,1ss).
4. El Nuevo Testamento se atiene al uso veterotestamentario de la palabra
conocer, pero ampliándolo decisivamente. De manera radical acentúa Pablo que el
conocimiento de Dios que lleva a la salvación no es un logro humano, sino una
--> sabiduría dada por Dios (1Cor 1,21). El objeto de este conocimiento no es
una doctrina filosófica sobre la divinidad o algo parecido, sino la •sabiduría
de Dios en misterio. (1Cor 2,7), sólo accesible a quien permanece abierto a ella
(--> Fe). Se lleva a sus últimas consecuencias el •conocimiento personal. del
Antiguo Testamento: el mero conocimiento teórico pasa de largo sobre la
divinidad. Sólo quien se abre personalmente frente a Dios, es decir, quien le
reconoce como el que es, tiene la posibilidad de •conocer a Dios como es. (1Jn
3,2). Ahora bien, este conocimiento de Dios significa siempre, a la vez, en
Juan, -> comunión con él (Jn 10,14s) y exige un constante esfuerzo (Jn 8,31s).
Y, justamente, este conocimiento de la verdad no es una --> gnosis, no es una
ciencia misteriosa sólo accesible e inteligible a los iniciados. El conocimiento
de Dios presupone una recta actitud humana frente a Dios, Impide toda soberbia,
se apoya en la -+ humildad y en la -> sencillez y se halla siempre bajo el signo
del -> amor (cf. 1Cor 13,2). La soberbia, que puede afincarse en el conocimiento
del bien y del mal y que lleva a la rebelión contra Dios y a la impiedad, queda
superada por la inserción amorosa y razonable dentro del orden del nuevo mundo
redimido. El hombre que conoce que puede ser -ya no siervo, sino amigos• de Dios
(Jn 15,15) es el cristiano responsable, adulto, inserto en el mundo, que
reconoce su responsabilidad ante Dios y la acepta con libertad. hi
Conocimiento de Dios. En la mentalidad
moderna, esta expresión se refiere primariamente al problema de cómo puede
llegar a conocerse la existencia de Dios. La palabra hebrea •conocer» abarca
todas las cualidades y posibilidades humanas de afirmar al otro no sólo en su
existencia, sino en toda la gama de su influjo sobre la vida del cognoscente. No
es el ejercicio y la reflexión mental, sino la vivencia del poder punitivo de
Dios lo que ha de llevar, según Ezequiel, a los -> paganos el conocimiento de
Dios (Ez 28,23). La ausencia del conocimiento de Dios conduce a -+ Israel por el
camino de la corrupción y del pecado (Jer 9,2). Oseas hace de la exigencia del
conocimiento de Dios el centro de gravedad de su predicación. Este conocimiento
es un asentimiento interno, expresado además en obras, a los proyectos divinos;
es la verdadera piedad, sólo por la cual el -+ culto adquiere valor (Is 6,6).
Pero un conocimiento tal sólo alcanzará su eficacia en todo el pueblo como don
del tiempo final (Is 11,9), pues, en" el --> presente, el pueblo siempre
responde con negativas. Esta negativa echa Jesús en cara a los judíos de su
tiempo; no ellos, sino sólo él posee este conocimiento (Jn 7,28). El reproche va
dirigido incluso a sus propios discípulos, ya que no han comprendido que el
conocimiento de Dios únicamente es posible a través de Jesús. Si creen que él ha
sido enviado, conocen la obra de Dios y, por el mismo caso, al mismo Dios en él
(Jn 8,19; 14,9). oh
Consagración. La estricta separación entre lo santo y
lo profano en el Antiguo Testamento exigía un acto mediante el cual lo profano
quedara capacitado para entrar en contacto con lo sagrado. Dios es la síntesis y
esencia de la santidad. Cuando alguien o algo es consagrado pasa a ser propiedad
de Dios a quien, a partir de ahora, pertenece en exclusiva la persona o la cosa
consagrada. La consagración se lleva a cabo mediante unos ritos determinados y
la unción con óleo o aceite santificado (Éx 30,22-33). En este pasaje se encarga
a Moisés consagrar ciertos utensilios cuituales, determinados lugares y a los ->
sacerdotes. También los -> reyes y algunos otros cargos u oficios ministeriales
reciben la consagración.
En el Nuevo Testamento, se designa a --> Cristo Jesús como sumo sacerdote y es,
por consiguiente, el consagrado o ungido (= Mesías). Por Cristo son consagrados
los que reciben el bautismo (1Cor 6,11). la
Consejos (estado de los consejos evangélicos). Respecto
de los llamados consejos evangélicos, la más clara afirmación del Nuevo
Testamento se da en el terreno del -> celibato: hay célibes por amor del reino
de los cielos, pero esto es un don que no todos pueden entender (Mt 199,12). La
palabra misma «consejo» sugeriría que, en la elección de matrimonio o celibato,
se trata de dos caminos igualmente posibles, de los cuales uno es más
-aconsejable- que otro. Pero Jesús habla de un don de la gracia que se concede a
pocos.
La -> pobreza como renuncia voluntaria a los bienes se menciona frecuentemente
en las sentencias sobre el seguimiento de Jesús (dejarlo todo-, •venderlo
todo.). Pero no es absolutamente claro hasta qué punto en la -> vocación (p. ej.,
del joven rico, Mt 19,16ss) a un especial -> seguimiento, no se da al mismo
tiempo un ejemplo para todos los discípulos. De hecho, en el v. 24 se habla de
la salvación, sin más. Y, en todo caso, el seguimiento de Cristo y la perfección
(v. 21) no pueden estar reservados a un estado especial.
El Nuevo Testamento sólo conoce la -> obediencia a otros hombres bajo la forma
de obediencia de fe al Evangelio y a sus mensajeros (Lc 10,16), dentro de la
disciplina comunitaria (Mt 18,17) y en el ámbito social (1Pe 2,13ss). El modelo
de Cristo obediente a la voluntad del Padre es obligatorio para todos los
cristianos (Mt 6, 10b).
La exposición de •Los tres consejos evangélicos- es pues discutible, mirada
desde el Nuevo Testamento. Cierto que se da un seguimiento especial de Cristo en
el celibato carismático y, por lo mismo, en el .estado de celibato cristiano»
(mejor que estado de consejos evangélicos). Es cierto, también, que este estado
está llamado a una especial forma de seguimiento de Cristo, a modo de signo, en
pobreza y obediencia (pero no sólo en éstas). Los modelos de realización de esta
llamada de Cristo no pueden buscarse en la Escritura, sino que deben ser
explorados en cada tiempo, con oído atento a la llamada del Espíritu. ur
Consolador --> Paráclito.
Consuelo. Es, ante todo, un impulso humano universal.
Así, por ejemplo, se expresa condolencia a los que sufren, como cuando, en la
muerte de Lázaro, sus hermanas recibían el consuelo de los amigos y conocidos (Jn
11,19). Frente a los males del mundo puede aportar consuelo la riqueza, pero es
un consuelo caduco, que ha de ser superado por el consuelo escatológico que
Jesús ha hecho posible a los hombres por la institución del reino de Dios (Mc
10,23). Así, el Antiguo Testamento — que vive en la esperanza hacia el reino de
Dios—anhela intensamente el consuelo imperecedero que dará el -> Mesías cuando
instaure su reino eterno de paz (is 61,2). La -* palabra de Dios, que promete
este consuelo, es entendida, por consiguiente, como transmisora de consuelo.
Con la llegada de Jesús se ha cumplido la esperanza de consuelo de Israel, tal
como expresa Simeón en su canto de alabanza con ocasión de la presentación de
Jesús en el templo (Lc 2,29ss). Con todo, los discípulos de Jesús deben vivir la
experiencia de que la crucifixión del Señor ha impedido el advenimiento del
consuelo pleno y total. Cristo, que sigue viviendo en su Iglesia, da ciertamente
el consuelo del tiempo final, que es imperecedero, y arras de la consolación
plena y consumada (2Tes 2,16s); pero este consuelo está expuesto a las
asechanzas del mundo. Por eso la comunidad debe apoyarse mutuamente en el
consuelo. Los que anuncian el Evangelio toman pacientemente sobre sí sus ->
trabajos, para presentar a la comunidad el ejemplo de la fortaleza de su
confianza en virtud del consuelo escatológico, y confirmarla de este modo en el
consuelo verdadero, en la fe en Cristo Jesús (Col 2,1s). A la inversa, los
predicadores del Evangelio reciben, por su parte, consuelo por la fe constante
de la comunidad y su abnegada colaboración en la dilatación del Evangelio. La
comunidad puede, pues, consolarse mutuamente en cuanto, por la palabra y el
comportamiento, se orientan los unos a los otros hacia Cristo. En efec-to, en la
palabra del Evangelio se ex-presa el mismo Cristo como consuelo (1Tes 4,18) y la
ayuda de la mutua consolación confiere eficacia — ya en este mundo— al reino de
Dios, que dispensará un día, en el más allá, el consuelo pleno y total. do
Consulta a los muertos. La nigroman-cia
o –> invocación de los muertos, muy difundida en el antiguo oriente, pasó de
Canaán a Israel. Esta costum-bre se apoya en la creencia de que los difuntos
pueden establecer comunica-ción con los vivos. Se consulta a los muertos sobre
problemas difíciles y se les piden oráculos para el futuro, a través de conjuros
mágicos del he-chicero (1 Sam 28,7ss). El espíritu del muerto da información. En
Israel estas consultas estaban prohibidas por la ley (Ley 19,31), porque eran
inter-pretadas como menosprecio de la so-beranía de Yahveh. En efecto, se
in-tentaba averiguar por medio de los muertos lo que Yahveh quería mantener
oculto. la
Consumación. Con su –> creación ha iniciado
Dios una obra que debe ser llevada a su plenitud en la historia humana. La
creación no es algo ya completo, acabado y cerrado, sino que significa evolución
y progreso. Lo Iniciado, lo posible debe desarrollarse. Este proceso tiene una
dirección determinada, una meta. Y a esta meta se la llama consumación. Es Dios
mismo quien, por medio del hombre, lleva adelante, la consumación, de su
creación. Dios llevará ciertamente a su fin lo que ha comenzado en su Hijo, –>
Cristo –> Jesús: «Quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando
hasta el día de Cristo Jesús», dice Pablo a los cristíanos de Filipos (1,6). Lo
que Cristo ha hecho posible de antemano y para todos en su ser para los demás,
en su muerte por todos y en su resurrección, esto ha de ser llevado a
cumplimiento por todos los hombres y en todas partes. El --> amor de Dios, que
se ha abierto en la cruz de Jesús, está actuando en toda la creación y quiere
llegar a la plenitud universal. El momento temporal en que esta plenitud deberá
estar ya presente se llama el «día de Cristo». Y estará presente cuando el
universo entero responda al amor de Dios, cuando los hombres se encuentren a sí
mismos en el amor creado. De acuerdo con las afirmaciones del Evangelio de
Juan, es Cristo mismo quien ha de llevar a su plenitud la obra del Padre (cf.
Jn 4,34). Lo perfecto y consumado es algo que se espera para el futuro e irrumpe
en la historia humana a una con ese futuro: «Cuando venga lo perfecto,
desaparecerá lo Imperfecto» (1Cor 13,10). Pablo dice de la situación actual del
hombre que es transitoria, imperfecta, que tiende a otra cosa; todo en la vida
humana lleva el sello de esta transitoriedad. Lo preliminar y –> transitorio
tiene ya, sin embargo, desde ahora una determinada dirección; corre ya desde
ahora hacia lo auténtico, lo definitivo y permanente de la creación de Dios. En
efecto, desde el acontecimiento de Cristo lo definitivo y consumado ha hecho ya
irrupción en la transitoriedad de la existencia humana. Así, en el amor de
Cristo, en su ser para los demás, sale ya al encuentro lo consumado, que se ofrece
a los hombres como oportunidad real.
Ahora bien, el apóstol Pablo está persuadido de que la plenitud no es posible
dentro de la historia humana. Los «entusiastas» judeocristianos de Corinto y de
otras comunidades helenísticas entendieron falsamente su doctrina de la
resurrección; creían que, al ser bautizados en el nombre de Cristo, se habían
convertido ya en hombres perfectos. Esta falsa intelección estaba influenciada
por los misterios helenísticos, según los cuales el místico, el iniciado, el
hombre que se había sometido a unos cultos y ritos de purificación
determinados podía ascender a «hombre consumado». Los «entusiastas» entendían el
bautismo como un rito similar al de los misterios. A esta errónea intelección
tuvo que oponerse enérgicamente Pablo: para él la resurrección de los
cristianos sólo tiene lugar en el futuro (1Cor 15,12ss); para él no hay todavía
hombres perfectos y consumados.
Sólo Cristo, precediendo a todos los hombres, ha entrado en la plenitud de
Dios. Pablo espera que Dios mostrará la verdad exacta a quienes piensan que ya
son perfectos (Flp 3,15s). De este modo, el mensaje cristiano mantiene abierto
a los hombres un auténtico futuro, es decir, algo que está constantemente ante
el hombre, de que no dispone, que no se resuelve en su propia historia. La
plenitud es una de las designaciones de este futuro. Todo cuanto existe como germen
inicial en la vida de cada hombre debe hallar su plenitud en el futuro de Dios.
Plenitud significa que no hay nada en la existencia humana sin sentido o inútil,
sino que más bien todo quedará absorbido y reasumido en el misterio de Dios.
Pero la plenitud, la consumación, se da ya, a modo de anticipación, allí donde
los hombres aceptan en obediencia su propia vida y la del hermano. gr
Consumación del mundo. Esta expresión
y la realidad por ella indicada nacieron del pensamiento apocalíptico, que,
desde su concepción historlco-salvífica, contemplaba la conclusión de los
períodos precedentes de la –> his-toria universal como una consumación del
mundo. La primitiva Iglesia se atuvo firmemente a estas esperanzas y utilizó con
mucha frecuencia su vocabulario para formular su fe en la significación cósmica
del acto redentor de Jesucristo. Especial importancia reviste en este contexto
el Apocalipsis de Juan: «Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva — porque el
primer cielo y la primera tierra desaparecieron... Entonces dijo el que está
sentado en el trono: "mira que hago un mundo nuevo"» (Ap 21, 1.5).
Junto a afirmaciones de este tipo, que esperan que el estado de consumación del
mundo será algo radicalmente nuevo, se dan también otras concepciones que
acentúan enérgicamente el aspecto de evolución y esperan un lento y progresivo
establecimiento y asentamiento de la redención de Cristo: «La ansiosa espera
de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios» (Rom 8,19).
En la actual discusión sobre el significado de las afirmaciones bíblicas acerca
de la consumación del mundo, se Impone cada vez más la –> interpretación
existenciaria: no se trata aquí del --> mundo, sino de los hombres y de su
consumación. hi
Continencia (sexual). Los preceptos
veterotestamentarios respecto de la continencia sexual (p. ej., Éx 19,15)
responden a antiguas concepciones religiosas. Todo hombre que entra en contacto
con lo –> santo (sea como --> sacerdote o en el --> culto) se prepara para ello
de una manera especialmente intensa mediante la continencia sexual. Pero en el
Antiguo Testamento no se encuentra un ascetismo sexual expreso; esto sólo aparece entre los –> esenlos de –> Qumrán, que estaban claramente influidos
por tendencias dualistas orientales, hostiles a lo corpóreo, no admitidas en la
Biblia.
En el Nuevo Testamento, se tiene en gran aprecio la renuncia a la –> sexualidad
matrimonial «por amor al reino de los cielos» (Mt 19,10-12), pero se la
considera como un –> carisma, como una capacidad otorgada por Dios (1Cor 7,7).
En contra de una generalización de la. continencia se pronuncia tanto Pablo en
1Cor 7,1-5. 25-28 como la Iglesia primitiva de finaes del siglo I (1Tim 4,3;
5,12-15). Los textos de la Escritura que exigen continencia no se refieren a la
sexualidad,
sino a los malos —> deseos y a la -+ carne (como expresión de una existencia no
redimida). Todo aquel que,en virtud del poder del --> Espíritu, vive sin casarse
(en continencia sexual), debe hacerlo en -+ alegría y --> paz. El casado debe
salir al encuentro del amado con —> amor y temor santo. Se trata, pues, en ambos
casos de •ser libre para el —> Señor• (1Cor 7,32-34) y de mantenerse en el amor.
hi
Continuidad. Como
concepto filosófico, la continuidad tiene una larga tradición (Aristóteles,
Leibniz). Con la ayuda de este concepto clave, la investigación bíblica intenta
hoy, ante todo, plantear y resolver problemas historicosalvíficos y
hermenéuticos.
La inserción de citas veterotestamentarias en el Nuevo Testamento, así como el
esquema •promesa y cumplimiento», demuestra formalmente la continuidad que se da
entre la antigua y la nueva —> alianza. Cuanto a la realidad misma de esta
continuidad, está confirmada por la certeza de la comunidad neotestamentaria de
entenderse a sí misma como •circuncisión», como comunidad de la alianza, que
tiene por padre a •Abraham» (Rom 4). Con todo, Rom 9,11 indica que en la
relación entre —> Israel y comunidad neotestamentaria aparece un • rompimiento
de la continuidad».
A un segundo nivel se repite dentro del Nuevo Testamento el problema de la
continuidad. Bajo la pregunta de la continuidad o discontinuidad, estudian los
Investigadores la relación entre la persona histórica de Jesús y el Cristo de la
fe (•Cristo kerygmático»). La estricta alternativa de continuidad o
discontinuidad entre Antiguo y Nuevo Testamento, entre Jesús histórico y Cristo
kerygmático, resultaría, con todo, inadecuada para poder iluminar
suficientemente el fondo real, teológicamente erizado de dificultades: dado que
continuidad y discontinuidad se completan dialécticamente, de lo que se trata es
de asegurar la continuidad del mensaje de Jesús en la discontinuidad de la —>
historia en progresión. Donde se establece de antemano la continuidad, es que
apenas existe. Efectivamente, la continuidad no tiene lugar en virtud de la
aplicación de un material lingüístico constante que permanece idéntico a sí
mismo, sino en la conservación de la --> intención de las afirmaciones bíblicas.
Para poder conservar la continuidad, la fe necesita de la teología. Ésta examina
y discute la continuidad, sistemáticamente, en los conceptos de —> dogma y
sucesión, y, homiléticamente, en el concepto de —> proclamación. gs
Contrato. El Antiguo Testamento menciona contratos
para regular cuestiones de límites (Gén 31,48ss) o para la utilización de pozos
y pastos. Salomón concluyó un contrato comercial con el rey Hiram de Tiro (1Re
5,24- 26). También se celebraban contratos entre partes desiguales. El poderoso
promete su ayuda al más débil quien, por su parte, se obliga a servir a su
protector (Jos 9,11-15). Si el deseo de hacer el contrato parte del débil, es el
poderoso quien dicta las condiciones (Ez 17,13s). La conclusión del contrato se
atenía a un ritual determinado, en el que las partes contratantes se obligaban
por -> juramento. Estos tratados de vasallaje fueron usuales en todas partes en
el antiguo oriente y sirvieron de modelo para la —> alianza entre —> Yahveh e
Israel. ba
Contrato bautismal. Según la predicación
de Pablo, por el --> bautismo los cristianos entran en el ámbito de un contrato
bautismal (Rom 6,17). Al recurrir a esta idea, Pablo se mueve dentro de la
terminología del antiguo derecho de esclavos. En la venta de esclavos, se
establecía entre el comprador y el vendedor un contrato de intercambio y el
esclavo pasaba de este modo a depender de las fórmulas del contrato. Del mismo
modo, en el bautismo los cristianos pasan del dominio de un señor al de otro:
del antiguo dominio del pecado al nuevo dominio de Cristo. Los bautizados son
vendidos a Cristo, y el contrato bautismal establece cómo han de vivir. Este
contrato contiene, por una parte, la confesión fundamental de la fe cristiana y,
por otra, la norma básica del cristiano. gr
Controversia. En Am 3,3ss, intenta el profeta,
con una acuciante respuesta, obligar a reflexionar y convencer a los que hacen
preguntas. También en otros profetas del Antiguo Testamento se hallan estas
controversias (p. ej., Mal 3,6ss). El método de la controversia era corriente
entre los rabinos. Los Evangelios nos han transmitido numerosos ejemplos de este
género (p. ej., Mc 2,1-3,6). Una acción o una postura de Jesús o de sus
discípulos da ocasión a los enemigos del Señor para lanzar un reproche o hacer
una pregunta. Jesús responde con otra pregunta, un símbolo o una cita de la
Escritura. En esta —> palabra del Señor se halla el punto culminante de la
controversia. Las controversias giran en torno a problemas fundamentales que
interesaban vivamente a la primitiva comunidad palestina, sobre todo en su
polémica con el judaísmo, acerca p. ej. del —> sábado, el —> ayuno, el -->
perdón de los pecados. ma
Contumacia. Con repetida insistencia incide el
pueblo de --> Israel en obstinada oposición contra el mensaje de Yahveh. Los —>
profetas alzan su voz decidida contra esta tentación contumaz (p. ej., Os 4,16;
Sof 3,1). En el Nuevo Testamento se la cita como ejemplo aleccionador (p. ej.,
Act 7,51). zi
Conversión. Elemento
fundamental en las afirmaciones bíblicas sobre la salvación del hombre. No se la
estudia temáticamente en la Escritura, sino que se encuentra ligada a una
situación y no a título indicativo, sino imperativo: la conversión no es una
mera posibilidad, sino una absoluta necesidad.
El Antiguo Testamento hebreo no conoce un sustantivo para expresar este
concepto, sino que recurre siempre a formas verbales. Por consiguiente, no se
trata nunca de un hecho acabado, o de una cualidad humana, sino que es un hacer
o un suceder fallido, exigido o prometido. Las fórmulas para expresar este
concepto son múltiples: buscar a Yahveh, preguntar por él, someterse
humildemente a él, dirigirle el corazón, inclinarse a Yahveh, y otras parecidas,
significan fundamentalmente: •dar la vuelta, cambiar de dirección, convertirse».
El concepto procede del uso lingüístico profano e indica un giro total, es
decir, dar la vuelta y deshacer el camino andado. Al mismo tiempo, el verbo
implica reiteración. Conversión en sentido teológico significa, por tanto,
apartarse, dar la vuelta y retroceder; exige la acción personal de todo el
hombre, en cuanto abandona la dirección errada del camino de su vida hasta
entonces seguido, se vuelve a Dios y retrocede así hacia la original unión con
la divinidad, según la cual Dios había elegido y •creado» a su pueblo y,
respectivamente, a cada individuo particular. Las voces castellanas
•arrepentirse, hacer penitencia, convertirse» y otras semejantes indican sólo
aspectos parciales de la realidad bíblica.
En el Antiguo Testamento se habla de la conversión en las profecías, bien con
palabras de amenaza (no convertirse lleva al —> juicio y al castigo) o bien en
las sentencias de salvación (la —> salvación concedida permite la conversión) y,
sólo secundariamente, en las sentencias de exhortación. De acuerdo con este
fondo literario, en Am, Is, Miq, Sof el acento recae más en la acción del
hombre, mientras que en Os, Jer, Ez, Deuteroisaías se insiste más en la de Dios.
La primera palabra sobre este tema la pronuncian Amós e Isaías. Amenazan con el
juicio inminente, porque Israel no se ha convertido. El nombre del hijo de
Isaías «un resto volverá (Is 7,3) es promesa sólo para una parte del pueblo,
porque al pueblo en general se le anuncia su desaparición. También Oseas
reprocha al pueblo su incapacidad de conversión, una incapacidad que Yahveh
quiere sanar con su juicio (Os 14). Volverá a colocar a Israel en los desiertos
del principio, para desviarle de sus amantes políticos (Asiria) y cultuales
(culto a Baal) y — lo que era increíble según la legislación matrimonial
israelita —hacerle volver a sí, como hacia el marido del •primer amor• (Os 2).
El -+ amor de Dios empuja hacia la respuesta de amor de la conversión y crea un
nuevo ser, ya que esta conversión es tan radical como la germinación de un campo
en barbecho (Os 10,12s).
El genuino •profeta de la conversión- es Jeremías. La llamada a la conversión es
el tema dominante de su mensaje y esto es lo que distingue, según él, al
verdadero del falso profeta (Jer 23). Como vuelta al Dios amante, la conversión
es consecuencia de la salvación realizada por Dios (Jer 3,14). En la época de la
reforma de Josías, Jeremías exige a cada uno conversión •con todo el corazón• y
no •de apariencia (Jer 3,10), es decir, renuncia a la obstinación y a los malos
pensamientos.
Para los que viven en el exilio, Ezequiel acentúa especialmente el alejamiento,
para diferenciarse del mundo pagano circundante. En el DeuteroIsaías, la
conversión es vuelta hacia el Dios que salva y perdona (Is 44,22), cuya voluntad
salvífica abarca «todos los confines de la tierra» (Is 45,22). A la creación del
mundo por Dios corresponde la liberación del mundo; su consecuencia es la
conversión universal, que se concreta en la activa «preparación del camino• (Is
40,1-11) y en la prestación de testimonio en favor de Dios (Is 43,103s). Is
52,13- 53,12 ve en los padecimientos del siervo de Yahveh la posibilidad de
conversión para todos los hombres.
Después del exilio, Zacarías (1,3-6) y Joel (2,12) acentúan la radical
conversión interior. Malaquías pide que no se viole ya más ningún precepto
concreto de la ley; Jonás insiste en la universalidad. En la obra histórica
deuteronomista, la conversión aparece en los momentos históricos decisivos como
el camino concreto para liberarse de la tribulación del exilio: conversión del
corazón a Yahveh es el programa de Josué en la reunión de las tribus en Siquem (Jos
24); el discurso de exhortación de Samuel en el tránsito a la monarquía (1Sam
12) y la oración de Salomón en la consagración del templo (1Re 8), proclaman la
conversión como salida del pecado y del juicio. Pero sobre todo el testamento de
Moisés (Dt 4,30) es llamada y camino hacia la conversión. Esta conversión tiene
lugar en la oración y en la escucha de la voz de Yahveh; y es menos acción
humana que fruto del juicio y del bien escatológico de la salvación. Bajo el
influjo de la teología de la retribución, la conversión se convierte cada vez
más, en el judaísmo tardío, en un medio humano para la restauración del orden
pervertido.
Contra esto último se pronuncia Juan Bautista con su exigencia de conversión
radical. Sólo el árbol que da verdaderos •frutos de conversión escapa al hacha
ya preparada del juicio escatológico de Dios (Mt 3,8ss). La auténtica conversión
es un don de Dios, que se comunica en el bautismo de conversión. La predicación
de Jesús da, ya en su breve síntesis de Mc 1,15, nueva profundidad a esta
predicación de conversión: «El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está
cerca; convertíos y creed en la buena nueva.» Conversión y -> fe son las únicas
acciones fundamentales del hombre con que responde a la exigencia del Evangelio.
La conversión es el incondicional «dejarse alcanzar• por la irrupción del reino
de Dios en la palabra y en las obras de Jesús. Dios lleva a cabo la conversión
al acercarse al hombre como a la oveja extraviada y a la dracma perdida (Lc
15,3-10), al dejarse encontrar como un tesoro en el campo o como una perla
preciosa (Mt 13,44s). Una tal conversión acontece en un clima de -> alegría, en
el que el convertido lo vende todo y renuncia a la propia vida, para recibir un
nuevo ser (Lc 17,33). Sólo el que se presenta ante Dios como un niño, como un
siervo inútil, como un publicano arrepentido, puede entrar en el reino de Dios.
Conversión significa, pues, renunciar a las categorías hasta ahora válidas y
allegarse enteramente a Jesús, para seguirle y participar con sus discípulos de
los tesoros enteramente diferentes de la época mesiánica. Y así Jesús pasa a ser
el criterio mismo de la conversión; una negativa, o un sí a medias a Jesús,
llevan al juicio (Mt 11,20-24; Lc 9,62). No hay excepciones a esta ley (Lc
13,3).
La Iglesia primitiva interpreta esta predicación de conversión de Jesús desde su
propia situación. Junto a la radical conversión del comienzo, el Evangelio de
Mateo conoce también la conversión como modo de comportamiento ya dentro de la
Iglesia. En la descripción de asuntos internos de la comunidad de Mt 18, la
conversión es una exigencia fundamental de la fraternidad cristiana. En la obra
lucana (Lc y Act), las predicaciones misionales describen el camino de salvación
de la conversión con pasos detallados: conversión y penitencia, bautismo, perdón
de los pecados, recepción del Espíritu, vida en la Iglesia, posesión de la
salvación (Act 2,38-40). Aquí se estrecha ya el horizonte del concepto de
conversión (que se implanta más tarde en la teología de la penitencia): la
conversión y el perdón de los pecados se separan como pasos consecutivos (Act
8,22). En Pablo y Juan vuelve a reaparecer la terminología tradicional. El tema
de la conversión se inserta objetivamente en la teología de la nueva creación
(Pablo) o de la --> fe (Juan). El pasaje — frecuentemente mal entendido — de Heb
6,4-8 no tiene carácter dogmático, sino que es una formulación del pastor de
almas que encarece ante una comunidad en rápida formación la seriedad de la
primera conversión, negándoles la posibilidad de una nueva conversión. Frente a
esto, las cartas circulares del Apocalipsis Insisten en la necesidad de una
conversión continua y constante que, en cuanto retorno de la comunidad al primer
amor (cf. Os), debe llevarse a cabo por el rechazo de pecados concretos. ze
Convicción. El
cristiano ha de vivir de acuerdo con sus convicciones. Para que ello sea
posible, debe esforzarse de continuo por adquirir una opinión independiente.
Pablo puede decir, a modo de fórmula: •Desde el punto adonde hayamos llegado (en
nuestras convicciones) sigamos adelante (Flp 3,16). Así pues, cada uno ha de
configurar su vida conforme a aquello de que está convencido. El apóstol Pablo
concede Incluso a sus mismos adversarios tener sus propias convicciones; lo
único que hace es pedir a Dios que los corrija, cuando sus ideas son falsas (Flp
3,15). Así, el apóstol define la realidad del pecado de una manera completamente
nueva: •Todo cuanto se hace sin convicción de la fe, es pecado• (Rom 14,23). La
palabra •fe» es aquí ambivalente: por una parte designa la -> confesión
convencida en -+ Cristo pero, por otra, indica sencillamente la convicción
humana. Pecado es, pues, para un cristiano, lo que hace contra su propia
convicción y lo que no está en armonía con su confesión de Cristo.
Desde la confesión de la cruz y la resurrección de Cristo, el cristiano está
bajo el peso de una convicción personal, perpetuamente enraizada en él; no puede
rehuirla, no puede ya vivir de acuerdo con las tendencias de su medio, ambiente,
según los convencionalismos y los usos de la vida. Debe ante todo enfrentarse
con estos convencionalismos y costumbres o tabúes sociales cuando son
patentemente inhumanos (cf. Mc 2,27). El cristiano debe llegar hasta aquello
que interesa a su vida, debe explorar con actitud creadora cómo debe realizar
concretamente el —> amor (Flp 1,9-10). La convicción del cristiano no es
aislacionista; proviene, al contrario del —> diálogo, para el que siempre está
abierta. Es una convicción que busca el diálogo renovador con los no cristianos
de igual modo que con los que ya confiesan a Cristo. —> Libertad de conciencia. gr
Convivencia humana. La convivencia
humana, en el sentido de «ser con los otros» o «vivir con los otros», es para la
mentalidad preindividualista del mundo antiguo y por tanto también del mundo
bíblico, un determinante tan evidente de la vida humana que apenas si se ejerce
una reflexión conceptual sobre la misma. Así pues, aunque falta el concepto, la
realidad está presente casi por doquier en el Antiguo Testamento y en el Nuevo.
Ni la —> antropología de ambos testamentos (--> Humanidad), ni la moral judía y
cristiana pueden ser entendidas si no se tiene en cuenta la convivencia o
comunidad vital humana como presupuesto y condicionamiento de la existencia
humana creada.
El mandamiento del amor del prójimo enunciado en Lev 19,18, repetido en Mc
12,31 par, confirmado en Rom 13,9; Gál 5,14 y ampliado en sus consecuencias en Sant 2,8, transforma el conocimiento del «condicionamiento ontológico de la
convivencia humana» en un imperativo ético. Con esto queda dicho que, para la
mentalidad bíblica, la base de una tal actuación ética ha de buscarse en la
convivencia humana. Lo cual significa que el amor al prójimo tiene estructuras intersubjetivas,
de compañero a compañero, y no convierte al otro en objeto u ocasión de una realización ética de valores, sino que, sobre el fundamento de
la convivencia, entiende su compromiso como solidaridad con aquel que necesita
ayuda. La narración ejemplar del buen samaritano (Lc 10,25-37) destaca con sumo
cuidado teológico los acentos decisivos de esta solidaridad: el hombre atento y
capaz de responsabilizarse con la situación se hace --> prójimo del necesitado
de ayuda (Lc 10,36); llega a una convivencia humana con él, sobre la base de la situación
y de su propia apertura. No sólo arregla el «caso de necesidad» lo mejor y más
aprisa que le es posible; no sólo saca al necesitado, tan pronto como puede, de
su apuro: «Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al
hospedero y dijo: cuida de él, y lo que gastes de más, te lo pagaré a la vuelta»
(Lc 10,35). El que ayuda permanece todavía dispuesto a ayudar, después del
primer auxilio; entiende su ayuda como -> responsabilidad. La categoría de la
responsabilidad para con el prójimo se convierte, a partir de Lc 10,25-37, en
llave de todas las demás implicaciones de la moral neotestamentaria. No la
observancia de la ley, ni el reconocimiento de tabúes sociales y religiosos,
sino únicamente la responsabilidad para con el prójimo — que no puede oponerse a
la responsabilidad frente a Dios sin abandonar automáticamente las bases del pensamiento bíblico, cf. entre otros Jn 4,20 — es la que exige --> obediencia a
la voluntad de Dios (cf. Rom 13,9; Gál 5,14). De ahí que la ley sea sustituida
por el precepto de la solidaridad. Desde el telón de fondo historico-religioso
del cumplimiento fariseo de la ley como observancia de innumerables detalles y
minucias, todo esto significa no sólo una concentración de las fuerzas éticas,
sino también una reducción de las normas de comportamiento a la norma clave de
la convivencia humana, que debe ahora caracterizar la vida como nueva ley, es
decir, no como ley exterior, sino como estructura interna de motivaciones; no
como --> letra, sino como --> espí-ritu.
Si en el Nuevo Testamento se anuncian preceptos concretos (p ej., Mt 19, 19),
se les hace siempre depender del «gran mandamiento» y se les reduce a la postura
básica de comportamiento que es «la plenitud de la ley» y «no hace mal al
prójimo» (Rom 13,9). El centro de la predicación de Jesús, el —> sermón de la
montaña, insinúa esta concentración ética en su forma más correcta y al mismo
tiempo más radical («habéis oído..., pero yo os digo») hasta la consecuencia
más extrema: el precepto del —> amor a los enemigos.
Elemento constitutivo de la convivencia humana y de la responsabilidad para con
el prójimo de la ética de uno y otro Testamento es, finalmente, la idea de que
el precepto del amor al prójimo no es ni un sentimiento ni una abstracta
«concepción del mundo», sino un modo de actuar (--> Práctica). «Amor» al
prójimo significa actuar con generosa ayuda en su favor (Sant 2). Esta
observación implica no sólo la actuación individual «de hombre a hombre», sino
también la social, esto es, las dimensiones comunitarias y políticas de la
responsabilidad. her
Copa. Vaso para beber. Las --> excavaciones
arqueológicas del oriente próximo han sacado a la luz variadísimas formas de
copas, hechas de madera, cuero, arcilla, piedra o metales preciosos. En la
Biblia, la copa tiene un alto valor simbólico: es señal de consuelo en el
banquete fúnebre y señal de salvación en el sacrificio de acción de gracias. La
copa puede encerrar en sí el destino del que la bebe, sea maldición o bendición
(Sal 16,5; Mt 20,22). La copa de la ira de Yahveh significa su acción
justiciera; tener que beberla hasta las heces equivale a soportar una gran
desgracia (Jer 25, 15.17.28; Sal 75,9; Hab 2,16). Jesús hace de la tercera copa
del --> banquete pascual judío la «copa de bendición», elemento de la nueva
alianza. --> Cáliz. he
Copa de la adivinación. Para
adivinar el futuro, se mezcla en una copa agua y aceite y en las formas que se
dibujan se ve revelada la voluntad de los dioses (Gén 44,5.15). he
Coraza. Al principio, sólo el rey llevaba coraza
para protección (1Sam 17, 38; 1Re 22,34), pero más adelante la llevaban todos
los guerreros (2Cró 26, 14; Neh 4,10). La coraza es símbolo de la justicia de
Dios (is 59,17). Pablo exhorta a los cristianos a vestir la coraza de la
justicia (Ef 6,8), de la fe y del amor (1Tes 5,8). we
Corazón. Esta palabra es usada en la Biblia con
relativa poca frecuencia para designar el órgano corporal; se la emplea casi
siempre en sentido traslaticio. Corazón es un concepto genérico que indica la
naturaleza y el carácter del hombre. Cuando Sansón «abrió todo su corazón» a Dalila, cayó en poder de ella y esto le acarreó la perdición (Jue 16,12ss). El
corazón abarca toda la actitud y el comportamiento activo, que brota del
carácter del hombre. Cuando se le encomienda a alguien una misión excepcional,
recibe también un corazón nuevo, es decir, se le concede actitud y
comportamiento enteramente nuevos, que hacen posible el cumplimiento de la
nueva tarea (1Sam 10,9). La necesidad, la angustia, la desgracia y la culpa
quebrantan el corazón: aquel que es consciente de su culpa se presenta con
corazón desgarrado ante Dios, que se vuelve, por eso, hacia este hombre (p. ej.,
Sal 34,9).
El sentido veterotestamentario de la palabra corazón determina básicamente su
empleo en el Nuevo Testamento. También aquí el corazón es la fuente de los
sentimientos y pensamientos. El corazón se llena de tristeza (Jn 16, 6). El amor
de Dios es un •amor con todo el corazón. (Mc 12,30). Se entiende, se piensa, se
recuerda con el corazón (Jn 12,40; Act 7,23; Lc 2,51). El corazón es la fuente
de la actitud total de la vida. Los •puros de corazón. son aquellos cuya postura
fundamental es íntegra y actúan conforme a ella (Mt 5,8). Un corazón impuro
acarrea consecuencias para la conducta exterior. •Amar a Dios con todo el
corazón. significa una entrega total a Dios (Mt 22,37).
La Biblia emplea esta palabra también con el significado general de centro o
núcleo de una cosa, la parte más importante, del mismo modo que lo hacemos en
las lenguas modernas (•corazón de un país.). —> Corazón y riñones. mi
Corazón y riñones. órganos Internos del hombre con los que se expresa la
intimidad total, que sólo Dios conoce. En Jer 11,20, •Dios escruta los riñones y
el corazón. (citado, aunque no exactamente, en Ap 2,23). Los riñones son la sede
de la --> conciencia, del dolor, de la sensibilidad. Con esta locución se
expresa la totalidad del requerimiento que Dios hace a los hombres. —> Corazón.
zi
Corbán. Palabra que, en el Antiguo Testamento,
significa lo ofrecido (a Dios), lo sacrificado (sólo en Lev, Núm y 53; —>
Sacrificio); en el judaísmo tardío indica también el tesoro del templo (cf. Mt
27,6) y un voto especial. Por ese voto se declaraba como don sagrado una
propiedad, que pasaba al templo generalmente después de la muerte del
propietario. El efecto menor del voto del corbán era una limitación de la
utilización profana de la propiedad (muchas veces para beneficio del
propietario). Por este camino un hijo podía, por ejemplo, negar a sus padres
todo género de subsistencia. La crítica de Jesús (Mc 7,6ss) se basa en que para
él no existe ninguna clase de culto a Dios que pueda desligar de las
obligaciones frente a los hombres. También los —> rabinos intentaron salir al
paso de los abusos del corbán. mc
Cordero (de Dios). Los animales
normalmente ofrecidos en sacrificio en el Antiguo Testamento eran ovejas y
cabras. Era —> sacrificio particularmente grato el de un cordero macho, de un
año y sin defecto (como trasunto de Inocencia y mansedumbre: Lc 10, 3). Para el
banquete pascual (—> Pascua) se prescribía expresamente este sacrificio (Éx
12,5).
En el cuarto canto del —> siervo de Yahveh (is 53), se compara al siervo (de la
mano de Jer 11,19) con un cordero, y no sólo por soportar callada y
pacientemente sus sufrimientos (v. 7), sino porque esta comparación es una
interpretación de su destino, ya que, como un animal sacrificado, trae sobre sí
los —> pecados de muchos y entrega su vida como sacrificio expiatorio (v. 10).
Numerosas alusiones del Nuevo Testamento, sobre todo en los relatos de la
pasión, nos permiten conocer que la primitiva Iglesia, y acaso ya el mismo Jesús
histórico, aplicaban este texto a la persona de Cristo. La fecha de su muerte y
la celebración precedente de la cena pascual con sus discípulos encierran una
relación al cordero pascual (1Cor 5,7).
Según el Evangelio de Juan, ya el Bautista se había referido a Jesús con las
palabras: •Éste es el cordero de Dios. (Jn 1,29.36). Cierto que existe en arameo
la voz tal ya, que puede significar tanto •muchacho, siervo., como «cordero.,
pero la duda está en saber si aquí se trata de una palabra histórica del
Bautista. Parece que se trata más bien de una interpretación del evangelista.
El Apocalipsis habla insistentemente de Cristo como del cordero, pero utiliza
otra palabra griega que induce a pensar más directamente en un carnero joven.
Aquí se establece una relación más estrecha entre la imagen del cordero
sacrificado (5,6) y el pastor regio que conduce a los redimidos a los
manantiales de la vida (7,17) y recibe gloria y alabanza de toda criatura
(5,12). ur
Cordero del sacrificio (animal del sacrificio). De acuerdo con su respectivo ritual, podían ser ofrecidos en sacrificio (de —> holocausto o de --> Inmolación [—> sacrificio de]) todos los animales domésticos y cualquier especie de ganado, incluidas las aves, a excepción de los animales impuros. El sacrificio preferido era el de corderos (2Sam 12,1ss). Como símbolo e imagen (Is 53,7), el sacrificio del cordero recibe en el Nuevo Testamento una especial fuerza significativa: Cristo es el cordero de Dios, el cordero pascual (Jn 1,29.36, etc.; cf. Ap 5,6.12). pa
Cordero pascual --> Pascua.
Coré. Hijo de Yishar, --> levita, que durante la
marcha por el desierto intentó rebelarse contra Moisés y Aarón y fue aniquilado
por el juicio de Dios (Núm 16,1-17,15). Los coreítas, descendientes de Coré,
cuidaban al principio de los servicios inferiores del templo (como guardianes de
la puerta y de los utensilios litúrgicos 1Cró 9, 19; Núm 3,27.31); en la época
postexílica obtuvieron un puesto importante como cantores del templo (1Cró 6,22;
2Cró 20,19). he
Corintios (cartas a los). Como se
desprende de 1Cor 5,9 y 2Cor 2,4, es probable que —> Pablo haya escrito varias
cartas a la comunidad de —> Corinto, de las cuales sólo dos se han conservado y
han sido admitidas en el canon del Nuevo Testamento. Las teorías según las
cuales la tercera y cuarta carta a los corintios (E. Dinkler), e incluso una
quinta y una sexta (W. Schmithais) han sido introducidas, mediante
reelaboración, en las dos cartas canónicas, no se pueden rechazar a la ligera.
1. La primera carta a los corintios fue motivada por las disputas que se
produjeron en la comunidad después que Pablo abandonó Corinto y Apolo ocupó su
puesto. Pablo escribió desde Éfeso, donde se hallaba entretanto organizando la
—> misión en la parte occidental del Asia menor, probablemente hacia fines del
año 56 d.C., esta carta, sumamente importante, que intenta resolver preguntas y
problemas prácticos desde un concepto teológico total; de aquí que constituya
una de las fuentes más valiosas para nuestro conocimiento de la predicación
paulina y de su manera de argumentar teológicamente. Sus exposiciones sobre la
—> cruz (c. 1 y 2), la —> Iglesia (c. 3,4,12,14), el --> Espíritu
(c.2,3,6,12-14), el --> amor (c. 13) y la —> resurrección (c. 15) forman parte
del grupo de afirmaciones centrales del Nuevo Testamento sobre estos temas.
Es siempre importante para la interpretación tener Ideas exactas sobre la
situación de Pablo en aquel entonces. La comunidad había sido fundada e
instituida por Pablo. Constaba de una parte minoritaria de --> judíos (que más
tarde se incrementó con la llegada de —> judaizantes, cf. 2Cor), pero tenía un
acusado sesgo de —> helenismo, que marcaba fuertemente con su sello el
pensamiento y la conducta religiosa de la comunidad, sobre todo bajo la forma de
entusiasmo gnóstico (—> Gnosis) (cf. 1Cor 9,20-22). En esta batalla de varios
frentes, desarrolló Pablo una notable habilidad dialéctica y actuó con gran
libertad en la formulación y acentuación de lo genuinamente cristiano, libertad
que le permitió asumir todo lo que había de positivo en los puntos
controvertidos y orientarlos a Cristo. En este aspecto, la carta es una
instrucción llena de actualidad respecto de la tarea de proclamación de la
Iglesia dentro de una sociedad pluralista.
2. La segunda carta a los corintios nos permite comprobar que los esfuerzos de
Pablo habían sido mal interpretados o admitidos sólo con mucha resistencia. Esta
segunda carta es el testimonio más acusadamente personal de Pablo, que nos
permite conocer con meridiana luz su amor apasionado y su inteligente -->
ministerio como —> apóstol de Jesucristo. Una vez más argumenta sobre la base
del —> Evangelio (--> Espíritu, —> Libertad, --> Amor, --> Reconciliación) y
deriva de aquí los imperativos de su propia conducta y del comportamiento de la
comunidad, que evidentemente se había desviado por las rutas de los judaizantes
que, en las comunidades paulinas, organiaban una fuerte oposición contra el
Evangelio libre de la ley. Las dificulades de entonces arrojan una clara luz
sobre los actuales conflictos entre los grupos progresistas y conservadores de
la Iglesia y permiten conocer el camino hacia una solución. hi
Corinto. Gracias a su privilegiada situación entre dos mares, fue Corinto, ya ocho siglos antes de la actividad de —> Pablo, un importante centro económico y cultural. Destruida la ciudad en la guerra contra Roma, fue reconstruida por César y convertida, el 27 a.C., en capital de la provincia de —> Acaya y residencia del procónsul. La población estaba integrada por romanos veteranos y libertos, griegos, orientales y judíos que permiten imaginar la multicolor imagen del sincretismo religioso al que opone Pablo su --> Evangelio. Al año y medio de su estancia en Corinto se formó una notable comunidad, con la que mantuvo siempre estrechos contactos. Desde Éfeso y Tróade les escribió las dos cartas que llevan su nombre (—> Corintios [cartas a losp, interviniendo de esta suerte activamente en sus problemas, antes de visitarlos por última vez personalmente hacia el año 57 d.C. hi
Cornelio. Capitán de Cesarea de Palestina, que
hizo llamar a --> Pedro (Act 10,1-33). Pertenecía a la «cohorte itálica» y
poseía, por consiguiente, la ciudadanía romana. Llegó a la fe por Pedro y se
hizo bautizar con toda su casa. Llevando adelante la historia de pentecostés, un
--> gentil entra a formar parte de —> Israel en la nueva alianza. gr
Corona de espinas. Las espinas eran frecuentes en la vegetación palestina. Con todo, lo más probable es que la corona de espinas no estuviera compuesta de espinas, sino de hojas de acanto. No se trataba, pues, de un nuevo tormento, sino de una burla ante las pretensiones de realeza de Jesús. zi
Corrección fraterna. La traducción literal
de la expresión griega «corrección» sería: «volver a poner a alguien la cabeza
en su sitio». En la —> comunidad de los que quieren seguir el camino de Jesús,
la corrección mutua es indispensable. Todos, en efecto, cometen faltas y se
apartan del camino, y todos tienen --> responsabilidad por los demás. Cuando
alguien es corregido, es puesto de nuevo sobre el camino de Cristo. Cuando
alguien se deja corregir, se orienta de nuevo hacia aquel cuyo nombre lleva.
Ahora bien, la corrección entre los cristianos debe ser fraterna (> Hermano).
Nunca nadie debe ser considerado como enemigo o como sospechoso. Incluso
cuando alguien no quiere oír la palabra de Cristo, se le debe seguir
considerando conno hermano (2Tes 3,14s), porque es preciso andar juntos el mismo
camino que anduvo el que se ha hecho hermano de todos. Por otra parte, la
corrección debe ser aceptada también con ánimo fraterno, como un servicio
fraternal en el seguimiento de Cristo. --> Compasión, --> Prójimo. gr
Correctivos. Los correctivos, y especialmente
los corporales, fueron uno de los medios educativos empleados por los padres y
maestros de la sabiduría del Antiguo Testamento, junto a la instrucción, la
exhortación y los castigos verbales. A los niños se les aplicaban correctivos
para que, a través del dolor corporal, comprendieran mejor, se hicieran más
razonables y llegaran al arrepentimiento (Prov 22, 15). Simbólicamente, se le
atribuyen correctivos también al Dios paternal que castiga a los hombres por sus
culpas. Por la medida del dolor humano se mide así la hondura del correctivo
divino (Is 26,16). La concepción historicosalvífica del Antiguo Testamento ve,
pues, en el sufrimiento, una señal del amor de Dios, que sólo por medio de la
corrección de los pecados puede mantener su fidelidad al pueblo elegido (Sal
94,10ss). El sufrimiento del pueblo es considerado, en consecuencia, como
correctivo salvífico, con la esperanza puesta en el perdón. la
Correr. Este vocablo aparece en el Antiguo
Testamento frecuentemente vinculado a la palabra de los profetas. Bajo la —>
palabra de Dios recorre el justo el camino de los —> mandamientos de Dios (Sal
119,32). Yahveh envía su palabra a la tierra y ella corre a toda prisa (Sal
147,15). Desde aquí debe entenderse la oración de Pablo en 2Tes 3,1: «que la
palabra del Señor corre». Dos veces dice Pablo: «corre en vano» (Gál 2,2; Flp
2,16). Piensa, al decirlo, en lo que ocurriría si el día de Cristo no estuviera
presente la multitud de creyentes a los que debía ganar. Corre tanto menos en
vano cuantos más hombres corren a una con él bajo la palabra de Dios. La meta de
la carrera es Cristo (1Cor 9,24-27). Pero, en definitiva, lo que importa no es
correr, sino la misericordia divina (Rom 9,16). zi
Cortaplumas. Instrumento usado por los
escritores para agudizar el extremo de la caña o cálamo con que se escribía.
También se empleaba para cortar (cf. Jer 36,23). ba
Corte real. Los --> reyes de Israel
establecieron una corte real que, esencialmente, se componía siguiendo el
patrón egipcio: i) La familia real, que se componía de la reina madre (1Re
15,13) y de los hijos del rey (1Sam 20,25); 2) los altos funcionarios, como
auténticos consejeros del rey (1Re 12,6) y 3) los --> funcionarios estatales
(2Sam 8, 16-18; 20,23-26; 1Re 4,1-6).
Análogamente a la corte del rey terreno, el Antiguo Testamento conoce desde la
época media de la monarquía una corte de --> Yahveh, que incluye principalmente
—> serafines y —> querubines. Esta concepción se refleja en las historias de
las vocaciones de los profetas (Is 6,1ss; Ez 1,4ss; cf. también la asamblea del
consejo celeste en 1Re 22,19ss y Job 1,6) y se difunde particularmente por el
género —> apocalíptico (cf. la visión del trono celeste de Ap 4-5). gl
Cortina. Tanto en el templo como en la --> tienda
sagrada había entre el vestíbulo y el templo (o tienda) una cortina exterior.
Otra cortina interior ocultaba el —> santísimo (debir). Esta segunda cortina
era rociada con la sangre del sacrificio el —> día de la reconciliación. Al
rasgarse la cortina Interior del templo en la muerte de Cristo (Mt 27,51), se
pone de manifiesto el nuevo orden salvífico: por la muerte de Cristo se abre a
todos los hombres el lugar del encuentro y de la reconciliación con Dios (Heb
6). pa
Cosecha. Israel consideraba toda cosecha como un
don de Dios. La bendición y maldición de la cosecha eran motivos importantes de
la -> parenesis veterotestamentaria (Lev 26). Especialmente en las grandes ->
fiestas (pascua, pentecostés, fiesta de las tiendas), exteriorizaba el pueblo su
alegría por las cosechas y alabanza a Dios.
La imagen de la cosecha puede indicar en el Antiguo Testamento tanto una época
gozosa como un final amenazador. Isaías habla de la cosecha como juicio punitivo
que vendrá sobre Israel y sus enemigos en el -> juicio escatológico. Desde el ->
exilio, bajo la imagen de la cosecha, se anuncian promesas para la época
salvífica: el día del juicio sobre los paganos, que es un día de gozo para
Israel, comienza la alegría de la cosecha para el pueblo de Dios.
También el Nuevo Testamento habla del juicio final como del tiempo de la cosecha
del fin de los tiempos. Jesús recogerá la cosecha, anuncia Juan Bautista (Mt
3,12). El día de la recolección, el Señor separará la cizaña del trigo (Mt
13,20), pues la salvación del hombre depende de sus obras (cf. la sentencia del
árbol y sus frutos, Mt 7,16-20). En las parábolas de contraste, que comparan
principio y fin de la maduración, se aplica la imagen de la cosecha al -> reino
de Dios: llega con la misma seguridad que la cosecha; a pesar de todos los
fracasos y resistencias, la palabra de Dios transforma a los hombres y la
cosecha supera toda medida (cf. Mc 4,3-8par.). Un pequeño grupo crece hasta
formar el -> pueblo de Dios, en cuya vida se hace realidad la voluntad divina y
para quien el reino de Dios se ha iniciado ya (cf. Mc 4,30-32par.). El reino de
Dios, que comenzó con la venida de Jesús, camina sin pausa hacia su plenitud,
del mismo modo que la siembra crece para la cosecha (cf. Mc 4,26-29par.). br
Cosmética. La cosmética, o cultivo de la belleza física, era bien conocida en Israel, al igual que en el mundo antiguo. Se considera cosmética todo cuanto sirve para embellecimiento del cuerpo humano, aparte los usuales cuidados del cuerpo y las abluciones cultuales. Además del vestido y los adornos, se encuentran las unciones del cuerpo después del baño con aceite y sustancias olorosas (-> Aloe, -> Nardo), la pintura de los ojos, rostro, manos y pies, el cuidado del cabello con peines, pinzas, aceites, el color de pelo, el cuidado de la barba con tenacillas, etc. Is 3,16-24 y 1 Tim 2,9 se pronuncian en contra de la excesiva preocupación por los cuidados del cuerpo. he
Cosmético. 1. Pintura para los ojos, de color
oscuro o negro, obtenida del sulfuro de antimonio; se aplicaba, con un lápiz,
sobre los párpados y las cejas (2Re 9,30; Jer 4,30; Ez 23,40).
2. Sustancia extraída de la alheña o de las algas marinas, con las que se
coloreaban de rojo amarillo la piel, los dedos de las manos y los pies, las uñas
y el cabello. Se la mezclaba y conservaba en pequeñas copas redondas, de las que
se han encontrado frecuentes restos en Palestina. he
Cosmocrátor (gr. «señor del universo•). Este
vocablo griego es bastante desusado y aparece en época tardía. Su uso se
extendió principalmente en la literatura astrológica, en la que se refiere a los
planetas, considerados primero como señores de los mundos celestes, luego como
señores del cosmos total y, finalmente, también del destino de los hombres. A
este contexto pertenece indudablemente el concepto que aparece en Ef 6,12; aquí
los cosmocrátores son los dominadores «de este mundo• (-> Eón), que señorean en
los diversos «cielos•, una especie de poderes diabólicos (--> Principados y
potestades). Contra su maléfico influjo han de combatir los creyentes.
La palabra cosmocrátor se emplea también — aunque más raras veces —para designar
a los dioses.
Finalmente, a partir del siglo III d.C., el concepto de cosmocrátor aparece como
un título imperial y tuvo particular influjo en la concepción romana occidental
del emperador. Así, los césares de occidente se consideraron señores del
universo, aun cuando esta pretensión estuviera en total desacuerdo con la
realidad política.
En el arte cristiano, aparece Cristo como cosmocrátor (con el símbolo de una
esfera del mundo) en los mosaicos de los ábsides de las iglesias paleocristlanas
y medievales. rl
Cosmogonía. En griego, «doctrina del origen del
mundo». En las cosmogonías de los mitos del antiguo oriente se personifican
algunos de los componentes del cosmos, que forman con su actividad el universo.
La formación de la tierra, el mar y el cielo es descrita como un proceso de
separación, en el que se presenta a la tierra en forma circular y rodeada por el
agua, al cielo como una gran cúpula semiesférica que se arquea en su cenit;
además, sobre el cielo y bajo la tierra se encuentran grandes masas de agua.
Enteramente similar es la concepción del mundo de Homero y Hesíodo. A partir de
estas ideas, los filósofos presocráticos fueron los primeros que se plantearon
el problema de una cosmología de base racional.
El Antiguo Testamento acogió los conceptos de los mitos del antiguo oriente,
pero, a diferencia de ellos, presentó la cosmología como una -> creación de ->
Yahveh. Esto no obstante, la idea de la creación desempeña un papel secundario
en el Antiguo Testamento, ya que lo que Israel tiene presente en un primer plano
es la actuación salvífica de Dios en la historia y, concretamente, la acaecida
en la historia del pueblo elegido, y desde esta perspectiva tienen un interés
reducido las representaciones cosmológlcas. -> Mundo (imagen del). mo
Cosmología -> Mundo (imagen del).
Cosmos -> Mundo.
Costilla. Según el relato del paraíso y la caída
del -> yahvista, la mujer fue hecha de una costilla del varón (Gén 2,21s). Esta
narración en imágenes está destinada a expresar plásticamente la mutua
pertenencia originaria del varón y la mujer y a explicar su recíproca tendencia
en el amor. we
Costumbre. Norma según la cual se suele actuar.
El Antiguo Testamento designa con la misma palabra los preceptos divinos (Lev
3,17) y las costumbres populares (Jue 11,39s; 21,21; 1Sam 25,7s). Los escritos
veterotestamentarios enseñan a huir de las costumbres paganas (Lev 18,30; 2Re
17,8. 19; Jer 10,2; 2Mac 4,11), pero respetan las costumbres de los padres (2Mac
11,25).
A Jesús y Pablo se les acusó de ir contra la costumbre de los antepasados (Act
6,14; 21,21). Pablo rechaza semejante acusación (28,17) y quiere que se
conserven las buenas costumbres (1Cor 15,33). we
Creación. Es el origen y nacimiento del mundo como
obra de Dios.
1. La creación en el Antiguo Testamento.
a) Fe de Israel en la creación. Que Dios ha creado el mundo es artículo
de fe tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento; sin embargo, la idea de Dios
como creador, y del mundo como creación de Dios, no forma parte de las
primitivas cláusulas de fe de Israel. Esto no excluye que algunos testimonios
particulares de la Escritura y las tradiciones orales sobre las que se fundan
sean realmente muy antiguas. Efectivamente, Israel tuvo que medirse ya desde muy
pronto con los multiformes -> mitos de la creación de su mundo circundante. Pero
las experiencias de Israel no han surgido del esfuerzo por comprender la
naturaleza y el cosmos, sino de las experiencias de la poderosa intervención de
Dios en la historia, de donde provino el conocimiento de que Dios es Señor
también de la naturaleza. La historicidad de la experiencia de Dios, orientada
desde el principio al monoteísmo, ha llevado a Israel a insertar el problema
mundo-Dios en un proceso de fe — opuesto a los mitos de la creación — que va
profundizando cada vez más en la historia de la salvación.
b) Terminología. Para la acción creadora de Dios se emplean varias
palabras, como hacer, fundar, formar, configurar. La palabra formar indica
propiamente la acción del alfarero que da forma á sus vasijas, idea que se va
espiritualizando en el decurso del tiempo.
Una especial significación reviste la palabra bara, crear, que no se aplica
nunca a la acción humana, sino exclusivamente a la acción divina, sea en la
creación del principio (Gén 1, etc.) sea en la nueva creación prometida por los
profetas (especialmente is 4066). Aun cuando bara designa la acción creadora de
Dios, no se habla nunca de una materia preexistente. Que de aquí pueda
deducirse, o no, que el Antiguo Testamento enseñe una •creación de la nada» (creatio
ex ni-hilo), no es cosa segura. Aun cuando la idea puede estar en el término
bara, no es afirmada expresamente hasta la época helenística (2Mac 7,28).
c) Evolución de la fe en la creación. El más antiguo relato en que Yahveh
aparece como creador es el del -> yahvista (-> creación = [relatos de la]: Gén
2,4b-24. No se trata en él propiamente de la creación del mundo, sino del
hombre, a quien se dirige la voluntad salvífica de Dios. En Gén 14,19, se dice
que Dios es creador del cielo y de la tierra•. Al parecer, en este pasaje se ha
pasado a Yahveh el concepto cananeo del dios creador El.
En los profetas preexílicos y en los salmos más antiguos, las obras de la
creación testifican la grandeza de Dios. La forma hímnica de estas afirmaciones
alude a su utilización en el culto. Pero hasta el exilio y la literatura
sapiencia) postexílica no alcanza mayor peso la fe en la creación.
En las afirmaciones veterotestamentarias sobre la creación se han introducido
antiquísimas concepciones populares procedentes de los mitos babilonios y
cananeos de la creación (Sal 74,13: «Tú hendiste el mar con tu poder,
quebrantaste la cabeza de los monstruos en las aguas•, cf. Sal 104, etc.). Se
refleja aquí la idea de una lucha y victoria de Dios contra los poderes del
caos. Con todo, estos rasgos míticos se emplean en la poesía hebrea
exclusivamente como imágenes. En otros pasajes estos rasgos adquieren carácter
de trazos históricos, es decir, las Imágenes de la lucha de Dios con los poderes
del caos se convierten en símbolo de la actuación de Dios frente a los poderes
de la historia. Ciertamente, la fe en la creación se expresa mediante ideas
míticas tradicionales, pero Israel les ha dado una configuración peculiar. El
Antiguo Testamento no sabe nada de un surgir de Dios y del mundo del cosmos
universal, ni de una lucha entre las fuerzas primigenias buenas y malas. Dios
crea con soberana libertad. Todo — astros, plantas, animales — es creación de
Dios, y todo es bueno (Gén 1).
En la literatura sapiencia!, influenciada por el pensamiento griego, se
profundiza la fe en la creación al reflexionar sobre la naturaleza y sus
misterios. Se abre paso la idea de que en la creación se ha revelado la ->
sabiduría de Dios y que Dios mismo puede llegar a ser conocido a través de la
creación. La sabiduría de Dios, que a veces aparece como persona, ha participado
en todas las acciones divinas. Estuvo presente en la creación (Prov 3,19s) y
dirige el mundo. Lo que se afirma aquí de la sabiduría lo afirma el Nuevo
Testamento de Cristo.
La concepción historico-salvífica de la creación se desarrolla en la insegura
situación del exilio (Deuteroisaías). Gana aquí terreno la convicción de fe de
que el Creador del mundo ha manifestado en Israel su poder y le liberará de sus
enemigos (Is 43,1s, y otros). Aquel que ha creado el mundo, ha creado y elegido
también a Israel: «Porque tu esposo es tu hacedor, ...y el que te rescata, el
santo de Israel. Dios de toda la tierra se llama• (Is 54,5). Fe en la salvación
y fe en la creación se identifican. Desde esta conciencia de fe, un redactor
desconocido ha colocado los dos relatos de la creación al comienzo de toda la
historia de la salvación.
2. El Nuevo Testamento:
El Nuevo Testamento continúa la doctrina veterotestamentaria de la creación y
abre, además, perspectivas hasta entonces desconocidas. El Dios creador del
Antiguo Testamento se ha revelado como Padre de Jesucristo. Como -> palabra de
Dios, como Logos, que estaba desde el comienzo cabe el Padre, Cristo es el
mediador de la creación (Jn 1,1ss; Col 1,16s: «Pues en él fueron creadas todas
las cosas y en él tiene todo consistencia.). En numerosos pasajes testifica el
Nuevo Testamento que el mundo ha sido creado en y por Cristo. Enseña además que,
debido a la entrada del pecado, este mundo pasa (1Cor 7,31) y que la -+ •nueva
creación• prometida por los profetas ha comenzado ya. Esto es válido respecto de
los hombres que por el bautismo son «nueva creación• en -> Cristo (Gál 6,15),
pero también respecto del mundo que, por Cristo, ha sido creado de nuevo (Ap
21,5). ba
Creación (mitos de la). Que el mundo
y el hombre sean obra de un Dios creador era una de las concepciones corrientes
en el antiguo oriente en que vivió Israel. Esta concepción fue consignada por
escrito en los mitos de la creación o cosmogonías de los diferentes pueblos.
Algunos de los rasgos de tales mitos han entrado en la Biblia, no sin antes
haber sido desmitizados (-> Creación).
En los mitos mesopotámicos y sirios el dios creador sólo consigue dar origen al
cosmos después de una lucha con los poderes del caos. El más célebre de los
mitos de la creación es el poema épico babilónico Enuma elish (•Cuando
arriba...), que narra cómo el dios -> Marduk, nacido a su vez de una batalla
entre los dioses, dividió el cuerpo de la diosa Tiamat (océano primitivo y
principio femenino del caos) e hizo, con una mitad del mismo, la bóveda celeste
con el océano del cielo, y con la otra la tierra. También en los textos poéticos
de la Biblia sobre la creación aparecen las imágenes de la lucha de Dios con las
fuerzas del caos, que en el Antiguo Testamento reciben los nombres de Leviatán y
Rahab.
En la cosmogonía egipcia de Heliópolis, que no conoce luchas entre dioses, una
pareja divina engendra el cielo y la tierra. ba
Creación (relatos de la). El
Antiguo Testamento comienza con dos relatos sobre la creación (Gén 1,1-2,4a y
Gén 2,4b-24). El fondo común a ambas narraciones es la concepción del mundo
propia de los pueblos del antiguo oriente. Con todo, esta concepción sólo
suministra al redactor bíblico el ropaje de su propia visión y orientación
narrativa. No intenta presentar una doctrina sobre el origen del mundo, sino la
actuación de Dios en el mundo y, sobre todo, con los hombres.
a) El relato más antiguo (Gén 2,4b24) procede de la tradición -+ yahvista. Su -+
«situación vital» (Sitz im Leben) era la región desértica, en que la sequía y
esterilidad amenazan la existencia, ya que el agua aparece en el relato como
elemento vivificador. Yahveh es el creador de voluntad soberana y libre. El
hombre, vinculado a la tierra, recibe de Yahveh la vida. Es creado y encumbrado
después sobre todo el mundo creado. Todo el resto de la —> creación es hecho en
función del hombre (animales, espacio vital). De entre todas las criaturas, es
la única capaz de oír la palabra de Dios.
La creación de la mujer de una costilla del varón se apoya en un antiguo símbolo
de la fecundidad (costilla = representación de la luna). En el hecho de que
Yahveh utilice la costilla de Adán se le proclama como señor de la vida. Gén
2,23 acentúa la comunión plena de hombre y mujer y de su Igual dignidad. La
creación entera es buena y ajustada a los hombres. El desorden y la maldición
sólo aparecen en el mundo por el pecado (c. 3).
b) El relato de Gén 1,1-2,4a, mucho más reciente, procede del --> escrito
sacerdotal y probablemente fue compuesto en el exilio babilónico (s. V). Está
concebido de acuerdo con un esquema determinado, que quiere presentar el orden,
perfectamente planeado, que rige en el mundo. En él se refleja un pensamiento
teológico evolucionado. La acción creadora de Dios no es ya aquí comparable a
ninguna acción humana. Dios crea por su -+ palabra, que llama las cosas a la
existencia. Dios crea primero el cosmos a partir del caos primordial (aquí el
agua es un elemento amenazador, de modo que el fondo espacial del regalo debió
ser una región amenazada por inundaciones). A continuación, los espacios ya
creados se ordenan, se embellecen y se llenan de seres vivientes. Todo ello es
obra del Creador, coronada por la creación del hombre a imagen de Dios. «Imagen
de Dios» quiere decir que al hombre le compete una dignidad y un ser personal
similar al de Dios, que está capacitado para ser socio de Dios en la alianza.
El espacio temporal — decurso de una semana — en que el relato está inserto,
tiende a encarecer la santidad y la actitud santa del sábado. De aquí que se
encuentren descaminadas todas las tentativas de armonizar, por el medio que sea,
la obra de los seis días en los tiempos y períodos del origen del mundo.
c) Ninguna de las dos narraciones de la creación son relatos históricos sobre el
origen del mundo, sino la respuesta dada por la fe israelita al problema de los
orígenes. La experiencia central divina de Israel fue la liberación de Egipto.
Desde ella los israelitas experimentaron a Dios como protector, auxiliador y
Dios de la alianza. Desde esta experiencia, se pregunta cómo ha obrado Dios en
los primeros tiempos y llega así a saber que el Dios que eligió a Israel, que
eligió a los patriarcas, creó al principio el mundo para los hombres y lo
conserva en la existencia. ba
Creador —> Creación.
Credo --> Confesión.
Creta. Isla del Mediterráneo, al sur de Grecia; tuvo
una cultura muy desarrollada ya desde el neolítico y principalmente en la época
minoica (27001400 a.C.). Numerosas excavaciones arqueológicas han demostrado que
los habitantes de la isla mantenían estrechos contactos en el ámbito artístico,
religioso y literario con el oriente próximo, Egipto, los países danubianos,
balcánicos y del Egeo.
El Antiguo Testamento conoce la existencia de cretenses en la franja costera de
Palestina (1Sam 30,14; Ez 25,16). 1Mac 10,67 y Act 2,11 mencionan judíos de
Creta. En su viaje a Roma, Pablo bordeó Creta (Act 27,713). Tito ejercitó su
ministerio en esta isla (Tit 1,5). he
Crisma --> Unción, —> Ungüento.
Cristiano —>
Existencia cristiana.
Cristo. El gr. Khristos, el gr.-aram. —> Mesías, el
hebr. Masiah equivalen a «ungido». La palabra castellana «Cristo» proviene del
latín Christus (que sustituye a una traducción perfectamente posible: unctus =
ungido).
La cristología es la doctrina referente al Salvador ungido. La palabra «ungido»,
que era originariamente un título de los reyes de la estirpe de —> David, se
convirtió en el Nuevo Testamento en un nombre personal. Ya en el ámbito
lingüístico arameo se puede designar a --> Jesús como Mesías. El Nuevo
Testamento transmite tres grandes esquemas de la cristología del primitivo
cristianismo: el paulino, el sinóptico y el joánico.
Tomemos como exponente de la cristología sinóptica el Evangelio de Marcos. Le
sirven de prólogo las dos primeras páginas del Génesis: «Hagamos al hombre a
imagen nuestra, según nuestra semejanza, y domine en los peces del mar, en las
aves del cielo... en los ganados y en todas las alimañas» (Gén 1,26). El hombre
hecho a Imagen de Dios (--> Adán) representa con autoridad a Dios sobre la
tierra. En Jesús es nuevamente creado y reafirmado Adán. Jesús es el definitivo
Adán, que vive «con los animales del campo• (Mc 1,13), que utiliza un pollino
«sobre el que ningún hombre había montado» (11,2). Da órdenes tal como
corresponde al hombre que está sobre la creación (Mc 4,39 sobre la tempestad; Lc
4,29 sobre la fiebre). Pero «pasa adelante» y «llama a los hombres» (Mc 1,20),
del mismo modo que Dios al principio llamó a la luz (Gén 1,5). «Constituyó a -->
Doce para que estuvieran con él» (Mc 3,14), del mismo modo que Yahveh constituyó
a Moisés y Aarón (1Sam 12,6). Todos le buscan (Mc 1,37) como sólo Dios puede ser
buscado (Is 55,6). Incluso a Jesús muerto buscan las mujeres (Mc 16,6). Una
novedad de su enseñanza es que está revestida de poder: enseña de tal modo que
algo sucede. Su Evangelio supera la oposición entre palabra y obra. Actúa en el --> Espíritu de Dios (Mc
1,11), está al lado de Dios (Sal 33,9). En su poderosa enseñanza está presente
Dios con sus requerimientos. La reacción a sus hechos y palabras es admiración,
conversión, seguimiento, arrepentimiento, apartamiento, decisión de matarlo,
endurecimiento. Algunos están fuera de sí: «Todo lo ha hecho (Dios) bien (en
Jesús). (Mc 7,37). Y citan la fórmula de aprobación de Gén 1,3ss. El mundo es
«restablecido•, el hombre «es visto» de nuevo. (Mc 8,24-25). Otros deciden:
«Venid, vamos a matarlo y así su herencia será para nosotros» (12,7). Los que le
siguen «están llenos de miedo• (10,32), otros tienen «endurecido el corazón»
(6,52), «le abandonan y huyen todos• (14,50). El mundo entra en crisis. Los
espíritus inmundos (—> Demonio) acuden sin ser llamados y toman buena nota de su
naturaleza (1,24).
Pero ¿cuál es su naturaleza? El verdadero Espíritu, el suyo propio, le lleva al
desierto para enfrentarse con —> Satán (1,12). Éste es vencido, pero la —>
tentación continúa (8,11). Los «suyos» quieren hacerse cargo de él, quieren
retenerle, como a un perturbado (3,21). El desierto, lugar inhóspito y sin
interés, ha penetrado en los corazones petrificados (3,5-6; 7,23). También los
funcionarios de la ley reclaman tanta autoridad como Dios (Gén 3,5). Por envidia
entregan a Jesús (Mc 15,10) a la muerte, porque ha osado buscar el núcleo mismo
de la ley de Dios. Para Israel el núcleo de la --> tora es el camino, todavía
por recorrer, hacia el sábado del descanso amoroso de Dios (12,28-34). Por eso:
«Señor es el (hijo del) hombre también del sábado» (2,28). Un Dios a la búsqueda
del hombre no es gustosamente aceptado por nadie. En la atmósfera de esta tora
tan asfixiante, se enciende la pasión de Jesús (--> Pasión [historia de la]).
Aquí es donde aparece por vez primera un nuevo (concepto del) Mesías. »¿Quién dicen las gentes que soy yo?»
(8,27). En esta pregunta está el centro del Evangelio «de Jesucristo, el Hijo de
Dios» (1,1). Aquí está la línea de separación entre los doce (con Pedro como
portavoz) y el «pueblo». Jesús interpreta la cuestión del Mesías desde la
doctrina del --> Hijo del hombre: está sometido al •así debe ser» (de la
pasión). Esta divina
•necesidad» no ha sido aún prevista en la tora por los ojos ciegos. En la pasión
no puede reconocerse la -> gloria de Dios. Pero Jesús, por el contrario, es
Mesías porque sus pensamientos no son los de los hombres (8,33). El Mesías,
hombre entre los hombres y, sin embargo, escándalo. No libera a Palestina del
dominio romano; no proclama su propio reino; oculta incluso su mesianismo en las
--> señales como en una linterna sorda. Está sometido al control de los -->
sumos sacerdotes, de los -> escribas y de los --> ancianos. Y todos éstos luchan
a una con los políticos para ejecutarle, debido a una pretensión que él nunca ha
proclamado directamente para sí: •Pues sí, lo soy» (14,62). Rompe su silencio
para no tener que negar a la hora de la muerte que la --> historia de la
salvación ha entrado con él en su fase definitiva (--> Futuro). Así aislado, así
desacreditado, pero así libre, muere. Rompe
•para todos» el círculo mortal de Gén 2,17. Sufre hasta las heces las amarguras
de la muerte que nosotros hemos contraído con nuestros pecados, porque «él es el
único camino para romper el mecanismo del mal, mantenido en vigor con golpes y
contragolpes. La disposición a sufrir incluye la renuncia a la venganza y esta
renuncia quita al mal en el mundo su combustible» (I. Hermann). «¡Qué cruel es
un Dios que no permite que su creación le conozca!» (Kafka). Esta
ira de Dios sufre Jesús en un sombrío grito (Mc 15,34).
El Nuevo Testamento ha sido escrito para poner en claro cómo Jesús crucificado puede ser el Mesías (-->
Cruz). Las mismas relaciones de la comunidad de discípulos de antes de pascua
con Jesús deben entenderse en sentido cristológico: Jesús poseía para ellos
autoridad definitiva, sólo en cuanto — como se acaba de indicar —su obra podía
encuadrarse, ya antes de su muerte, en determinadas concepciones de la actuación
salvífica divina. Aquel que vinculó indisolublemente a su persona la promesa
salvífica final de Israel (--> Reino de Dios), debía ser considerado bajo el
nombre y la dignidad de Mesías. Jesús no se aplicó a sí mismo ninguno de los
títulos corrientes en su tiempo. Por eso, ninguno de los casi cincuenta títulos
cristológicos del primitivo cristianismo (entre los que aparece unas 500 veces
el de Cristo, 350 el de Kyrios, 80 veces el de Hijo del hombre, 75 veces el de
Hijo de Dios, 20 veces el de Hijo de David) ofrece un acceso directo al misterio
de su persona.
El supremo acontecimiento de la --> resurrección y la manifestación del
glorificado ante los -> apóstoles hizo que la comunidad transmitiera las
palabras y los hechos de Jesús no como obras poderosas de una gran persona ya
muerta (-> Profeta), sino como palabras de vida de Cristo, vivo junto a Dios.
•Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y
Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado» (Act 2,36). Ahora
«encontró» la comunidad a Cristo en el Antiguo Testamento y, por tanto, en la
voluntad de Dios. Al interpretar la Escritura (Antiguo Testamento) a través de
Cristo glorificado, recuerdan los testigos las palabras del Jesús terreno. Por
ello, en las palabras de Jesús de Nazaret la comunidad oía hablar ya al
resucitado. Él •va delante» (Mc 16,7) inalcanzablemente.
Su más antiguo -> kerygma dice: Jesús es el Mesías, Jesús es el ->
Señor, Jesús es el -> Hijo de Dios. Ésta es la única tradición normativa
apostólica (contra la --> gnosis). Una tradición que precede al Evangelio en el
tiempo y en el contenido. Este kerygma es el esquema fundamental sobre el que se
construye el Evangelio. En este kerygma se hallan las raíces legítimas de los
dogmas cristológicos (--> Confesión [fórmulas de]). El kerygma queda respaldado
y protegido por el don escatológico del Espíritu de Dios. En el Espíritu
•permanece» Jesús (-> Permanecer). En el Espíritu estará siempre de nuevo
presente como Cristo. Es el Espíritu quien descubre y completa a Jesús como
Cristo, el que garantiza la identidad del Jesús terreno con el glorificado, del
Cristo de la salvación con el de la historia. La obra del Espíritu agudiza al
mismo tiempo el escándalo de la persona de Jesús (--> Incredulidad), porque el
Señor que es Espíritu quebranta constantemente la usurpadora presencia de Satán
en el ámbito de la muerte.
Así, el Nuevo Testamento proclama la muerte y resurrección de Jesús como un
acontecimiento mesiánico. Para ninguno de estos dos acontecimientos existe una
vía de acceso neutral y libre de riesgos. El acceso (-> Fe) es únicamente don
del --> seguimiento.
Toda la cristología neotestamentaria es, en último término, una singular
alabanza de Dios (--> Confesión). Canta el giro radical del mundo que ha llegado
en Cristo y en contra de la voluntad de las -> potestades. A partir de aquí,
queda abierta a todos la elección entre alabanza propia y alabanza de Dios.
Desde ahora, la alabanza de Dios es la única forma legítima en que el hombre
puede hablar ante Dios y de Dios. Quien no alaba, enmudece ante el Dios que se
revela en Cristo. Arrebata al --> Padre aquella gloria que la creación le debe
en el Hijo. -> Junto a Cristo, --> Por Cristo, --> En Cristo, -> Con Cristo. wi
Cristo en nosotros. -) Cristo •tiene su morada» (Rom 8,10) en aquellos que le
pertenecen. Estos tales han recibido su -> Espíritu, que vive en ellos.
Cristo vive en ellos como el Espíritu que crea nueva -> vida. Cuando Cristo
habita en un hombre, la vida de este hombre ha quedado muerta para el poder del
-> pecado y vive para la -+ justicia de Dios. Cristo vive en un hombre en la
medida en que éste opera la justicia de Dios y se somete obediente a la misión
que Dios le confía en la creación. Cristo continúa viviendo en los suyos como
Espíritu vivificador, que es la fuerza creadora de Dios y ha llamado a Jesús de
entre los muertos para una nueva vida (Rom 8,11). El Espíritu transforma la
existencia perecedera e inconsistente del hombre en otra imperecedera y
definitiva, y despierta en todos los hombres una nueva vida. Cuando Cristo está
presente en un hombre, ya han comenzado en él la existencia definitiva y la
nueva vida, y este hombre vive para la -> consumación de lo comenzado.
Cristo tiene que «tomar forma» en los suyos (Gál 4,19). Lo que Jesús ha vivido
como hombre, tiene que ser hecho realidad por los suyos. Si Cristo ha vivido ->
para nosotros y ha ido a la muerte para conseguir un mundo más humano, esto
tiene que tomar alguna forma en aquellos que confiesan su nombre. El apóstol
Pablo dice de sí mismo que ya no vive para sí, sino que más bien es Cristo quien
vive en él (Gál 2,20). Sabe perfectamente que está muerto para toda forma de -+
alienación (--> Ley), desde que sigue a Cristo. Su vida está ya determinada por
aquel que ha amado a los hombres hasta la muerte. Pablo sabe que cuando Cristo
está presente en un hombre, está también presente su -> verdad. Y la verdad de
Cristo expulsa fuera todo género de engaño propio (cf. 2Cor 11,10), de tal modo
que el hombre ve claramente cómo
está ante Dios y quién es él propiamente (--> Fe, --> Justificación).
Del mismo modo que Cristo •habla»
por la boca del apóstol (2Cor 13,5),
así habla también por medio de todo
hombre que le pertenece. Quien ha
recibido la existencia de Cristo en
su vida, deja que Cristo se exprese
en palabras. Y Cristo habla en todo
aquel que le sigue. En los suyos
Cristo sigue estando presente en el
mundo, pide la -> salvación de Dios
y lleva a cabo una --> nueva creación.
gr
Crítica. La crítica es uno de los aspectos esenciales de la proclamación
profética. El --> profeta se presenta como mensajero y enviado de Dios dotado de
autoridad, que no pronuncia su propia -> palabra, sino la palabra del que le
envía. Ahora bien, la --> palabra de Dios es siempre, para quien la escucha,
crisis (-> juicio); es decisión entre lo justo y lo falso en las acciones
humanas. Yahveh pone su palabra en los labios del profeta, y esa palabra somete
a juicio (Jer 1,10).
Donde se pronuncia la palabra del profeta, se rechaza lo tradicional, lo
acostumbrado que se opone a Dios; se destruyen tradiciones y planteamientos
humanos que se oponen al hombre, pues la palabra quiere posibilitar lo -> nuevo,
quiere abrir posibilidades nuevas e insospechadas al hombre y a la creación. La
palabra profética abre un espacio ilimitado al requerimiento creador de Dios.
Así, los profetas deben pronunciarse en contra de su propio pueblo y de sus
dirigentes; se hallan en acerada oposición a sus reyes y al sacerdocio. Natán
tuvo que oponerse al rey -> David, cuando éste pecó contra su general Urías; el
discurso de Natán es un amenazador discurso del --> juicio y exige del rey ->
penitencia y --> conversión (2Sam 12,1-15).
También Jesús se mantiene, en su -> proclamación, dentro de la tradición profética. Como mensajero último y definitivo, anuncia la llegada del
-> •reino de Dios». Y del mismo modo que el profeta atestigua con su vida lo que
proclama y expone y entrega su vida por este testimonio (por ejemplo --> Elías,
-+ Juan Bautista), así también Jesús da su vida para aseverar la verdad de su
mensaje. Este mensaje es una crítica apasionada a las estructuras humanas de su
tiempo — p. ej., a la práctica judía del -> ayuno (Mc 2,18-19); es oposición
frente a las capas rectoras y las opiniones prevalentes de su época. Derriba
preceptos religiosos y la observancia literal de la --> ley, allí donde son
antihumanas; y lo hace para sanar al hombre (cf. Mc 2,23-28). Porque cura en ->
sábado, se pronuncian contra él los --> fariseos y deliberan cómo podrían
perderle (Mc 3,6). Pero Jesús expone a la luz del día la conducta de los
doctores de la ley y de las autoridades religiosas del pueblo; •¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los
cielos! Vosotros ciertamente no entráis, y a los que están entrando no les
dejáis entrar• (Mt 23, 13-14; cf. 23,23-28).
De acuerdo con la exposición de los evangelistas, Jesús es una víctima de su
crítica, de su convicción y de su proclamación. Responde con su vida de su
mensaje, lo sella con su muerte y abre así su acceso al reino de Dios y crea
nuevas posibilidades de -* filiación divina. Quien invoca a Jesús, debe
practicar justamente aquí su --> seguimiento. Cuando el cristiano quiere
realizar en su vida el mensaje de Jesús, debe comprometerse por hacer posible el
•reino de Dios•; debe estar dispuesto a arrancar y destruir todo cuanto se opone
a este reino (cf. sobre esto especialmente, 2Cor 10,3-10), para poder plantar y
construir lo nuevo posible y exigido. Desde el Evangelio, tiene el cristiano una
función eminentemente crítica en el seno de su sociedad (-+ Crítica social).
Para poder
ejercer semejante crítica, debe preocuparse constantemente, desde una
perspectiva evangélica, por alcanzar una convicción independiente (-> Reflexión
permanente). Su crítica debe estar respaldada por su propia vida. La realidad
cristiana, como función crítica social, quiere colaborar en la -> humanización
del hombre y de la existencia humana. gr
Crítica al culto. Frente a los ejercicios de piedad puramente externos, los ->
profetas de los siglos VIII y VII a.C. proclamaron la exigencia de obedecer
sinceramente a Dios (Os 6,6). Declararon que ni siquiera los lugares santos
pueden ofrecer seguridad a un pueblo pecador (Jer 7,1-15). Con su crítica, los
profetas intentaban dar a la fe tradicional de Israel fuerza nueva en una época
en que el culto — en parte por la negativa del sacerdocio (Os 4)— ya no podía
regular toda la vida religiosa de Israel. También Jesús se halla dentro de la
línea de la tradición profética de crítica al culto. -> Desacralización, ->
Culto a Dios por la existencia mundana. oh
Crítica literaria. Forma parte de la --> investigación criticohistórica,
procedimiento científico apto para interpretar las obras escritas de los tiempos
pasados, entre las que se cuenta la Biblia. La crítica literaria tiene por
misión averiguar la paternidad y la época de origen de cada uno de los escritos
bíblicos. Determina el -> género literario de un texto para poner en claro sus
afirmaciones. Investiga las fuentes utilizadas y se interroga acerca del fondo
espiritual de un escrito, acerca de su Sitz im Leben, o -> situación vital, y de
la especial intención teológica del autor. Contribuye así a un conocimiento
esencialmente profundizado del mensaje bíblico. Ofrecen especiales problemas de
crítica literaria, en el Antiguo Testamento, la cuestión del origen del ->
Pentateuco y, en el Nuevo Testamento, el origen y la mutua relación de los Evangelios. --> Historia de las
formas, -> Historia de los géneros, -> Historia de la redacción. ba
Crítica social. Los -> profetas claman
una y otra vez contra sus contemporáneos a causa de su comportamiento
antisocial: contra los grandes latifundistas, los jueces venales, los insensatos gozadores de placeres (Is 5,8.
11.23), contra toda la capa social superior que vive a costa de los pobres
(Am 5,11; 8,6). No se consideraban, con todo, como representantes revolucionarios de los oprimidos, sino que
restituían su vigor a la antigua ley
divina que protege a los débiles (Éx
20,22-26; 23,6). No llevan la buena
nueva de la salvación de Dios a los
-> pobres en cuanto clase social, sino
en cuanto ponen su confianza en Dios,
y no en sus propias fuerzas (Is 61,1).
oh
La crítica social se ejerce, desde
siempre, en favor de los desposeídos
de sus derechos, de los oprimidos,
en favor de todos aquellos a quienes
se les niega la emancipación. Es, por
tanto, siempre una crítica a una de
terminada situación sociocultural y,
especialmente, es oposición a las formas de dominio, resistencia frente a
los injustos detentadores del poder.
Ahora bien, en la misma negación de
la injusticia se halla siempre presente la utopía concreta. Hasta en nuestros tiempos ha conservado la crítica
social aquella dialéctica profética que
es la dialéctica del juicio y de la
nueva Sión (Amós), de la decadencia
cultural y la utopía social. Esta relación dialéctica engendra — considerando la historia del mundo como juicio
del mundo— los •sueños cara al futuro», que estaban implícitamente contenidos en todo lo espiritual, pero cuya
realización práctica se saldó en fracaso (-> Desideologización). La crítica social debe, por tanto, someter
siempre a examen lo espiritual para
no quedarse justamente en mero espíritu, fortaleciendo aún más, en forma de sucedáneo, la injusticia existente.
La objetivación cosificadora, la paralización de lo espiritual, vale tanto como
el desenfreno del bárbaro dominio, mientras que su dinamización, su enérgica
insistencia para que se cumpla lo prometido, significa el primer paso hacia la
emancipación. La querella de los profetas con Yahveh tiende — frente a los
errores de Israel — a la realización de su promesa; los ataques críticos
culturales y sociales de la nueva época — frente a lo inhumano — tienden a la
reconstrucción de los valores de la humanidad.
Un modelo ejemplar de esta crítica social se encuentra, en el Antiguo
Testamento, en —> Amós. Nos describe una comunidad humana socialmente
desgarrada: una clase superior de propietarios vive a costa de sus subordinados
y tolera la corrupción del derecho, cuya administración les estaba confiada;
engañar a los económicamente débiles se convertía en moneda corriente en los
asuntos comerciales; las fiestas cultuales perfumadas de incienso cimentaban
este sistema nutrido de Injusticia. Contra todo esto arremete Amós. No se
pronuncia contra el bienestar en cuanto tal — todo aumento en el nivel de vida
es recibido con acción de gracias de la mano de Yahveh —, sino que lo que
critica es la falta de solidaridad entre los miembros todos del pueblo de Dios,
su descomposición en virtud del predominio de grupos aislados. La crítica de
Amós deposita su esperanza en una situación nueva, creada por Yahveh. •El juicio
fluirá como agua, y la justicia como un torrente inagotable» (Am 5,24).
Desde esta utopía, las fiestas del culto son una blasfemia, porque no ponen fin
a la evidente injusticia, sino que neutralizan las promesas de Yahveh a todo el
pueblo de Dios, descartan su cumplimiento.
La defensa de los oprimidos y ultrajados, y la simultánea crítica de un
comportamiento religioso y leguleyo, constituye uno de los temas centrales del
Nuevo Testamento. Esta defensa culmina en la sentencia de Jesús: «Lo que habéis
hecho a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo habéis hecho• (Mt
25,40b). En los oprimidos y esclavizados, con los que se identifica Jesús,
aparece tanto el juicio contra una sociedad presente como la posibilidad de una
sociedad futura, en la que se haga justicia al oprimido. Toda palabra acerca de
Dios que no se refiera a Cristo, presente en los hombres esclavizados y
reclamador constante de justicia, es blasfemia.
En los tiempos modernos, la religión se ha visto sometida a una crítica mucho
más acerba por cuanto dejó de prestar atención a su misión específica de defensa
de los oprimidos y pactó con los que están en el poder, a los que ofreció con
demasiada frecuencia un medio de contención. Con todo, no por eso se esfumó
definitivamente la posibilidad de una crítica social, sino que la crítica de la
religión significó ya su comienzo. En la lucha contra las ideologías feudales y
más tarde contra las burguesas, se produjeron ciertos planteamientos culturales
y criticosociales en los que probó su eficacia la dialéctica profética, la
identidad de crítica y utopía. Como ya en Amós, también en la época moderna se
discute la relación de los hombres entre sí en cuanto referida a la totalidad
social, en Amós referida al •pueblo de Dios•.
Los antagonismos del conjunto social general y de sus reflejos en la esfera
particular, que esclavizan y perturban la vida en comunión de los hombres,
constituyen el objetivo del análisis de la crítica social contemporánea. El
problema teológico se resuelve en un problema sociológico, sin que se haya
sabido dar expresión concreta a las orientaciones centrales
de la teología, esto es, a sus exigencias de conservar la esperanza en la
justicia y en la paz. El proceso mismo de socialización se interesa únicamente
por saber si favorece la esclavitud o si permite la emancipación. Es por celo
que, en nuestra época, junto a otros planteamientos críticos, la crítica social
de Karl Marx ha conseguido una importancia y una dinámica universales. La
doctrina marxista parte del supuesto de que la socialización, necesaria para los
fines de la producción de medios de vida, ha creado siempre explotadores y
explotados, en la historia del pasado, y ha conducido, por tanto, a una
constante lucha de clases, sobre la que se mueve y avanza la historia. Debe
rechazarse hasta donde sea posible la explotación del hombre por el hombre, y ha
de llegarse a una administración de las cosas que los miembros de una comunidad
que viven en libre asociación deben imponerse como tarea de la propia
determinación. Marx ha unido su filosofía de la historia, obtenida por el
análisis de las realidades económicas, con una acerba crítica de la sociedad
burguesa y capitalista. Puso al descubierto el carácter de ideología de la
doctrina de la economía clásica burguesa (Ricardo, Smith), según la cual los
intereses de todos los miembros de la sociedad se concilian en el mercado; Marx
afirmó, por el contrario, que se produce un antagonismo de clases cada vez más
acentuado, fundamentado, según él, en la institución burguesa de la propiedad
privada. La puesta en práctica de la conciliación de todos los intereses sólo
podrá lograrse, en definitiva, mediante la supresión de la propiedad privada. az
Crítica textual. Desde las primeras redacciones de los escritos bíblicos han transcurrido, según los casos, de 1900 a 3000 años. Estos escritos han sido repetidamente copiados y traducidos, como cualquier otro libro. No puede, • pues, sorprender que, por defectos de vista y oído, se hayan deslizado numerosas variantes textuales en los manuscritos; consúltese, p. ej., el aparato crítico en las ediciones científicas de la Biblia. La crítica textual se esfuerza por restablecer, con la mayor fidelidad posible, el texto primitivo. Se atiene para ello a diez reglas fundamentales: la variante mejor testificada es la más original; observar el parentesco de los —> manuscritos entre sí; separar y sopesar entre sí cada uno de los grupos de testimonios; observar, en el Antiguo Testamento, el influjo de la traducción de los —> Setenta y la interconexión de las lecciones; la variante más corta y más difícil es la más genuina; la variante preferible es la que está en armonía con el contexto y permite explicar mejor las otras variantes; las —> conjeturas sólo en último extremo pueden aceptarse como explicación. pa
Crónicas. Los dos libros veterotestamentarios de las Crónicas formaron
originariamente una sola obra, dentro de la llamada --> obra histórica del
cronista. El nombre de Crónicas se remonta a san Jerónimo, que las tituló
«Crónica de toda la historia de la salvación». El texto hebreo habla de «acon
tecimientos diarios, historia de la época», es decir, un equivalente de
crónica», mientras el texto griego las llama •Paralipomenon» (= lo omitido), es
decir, una especie de obra complementaria de las exposiciones históricas
veterotestamentarias más antiguas que se hallan en el —> Pentateuco y en los
libros de los Reyes. Con todo, la perspectiva de las Crónicas es más bien una
reflexión piadosa y edificante de la historia. Quiere fomentar una intelección
más profunda del modo como Dios ha dirigido la historia de su pueblo desde la
creación del mundo hasta el fin del --> exilio babilónico.
El libro primero de las Crónicas sintetiza, bajo la forma de genealogías, el tiempo transcurrido desde Adán hasta la
muerte de --> Saúl (c. 1-10), para detenerse con mayor detalle en la historia de
—> David (11,29).
El libro segundo de las Crónicas continúa con la época de Salomón (19) y la
historia del reino del sur (—> Judá), hasta el final del exilio (10-36). El
autor, que escribió en el siglo IV a.C., idealizó la figura de David,
convirtiéndole en el iniciador de la construcción del templo y de su liturgia que, según él, se ordena a celebrar la acción liberadora de Dios en favor de
Israel, y no la salida de Egipto. pa
Cronología. En los Evangelios se encuentra una sola datación temporal directa (Lc
3,1), que fecha la actuación de Juan Bautista en el año 15 del reinado del
emperador Tiberio (28 d.C.). 1..a actividad pública de Jesús duró, según los
sinópticos, sólo un año, pero según Juan se prolongó por más de dos. Los
sinópticos fechan la pasión en el viernes del 15 de --> nisán (Mc 14,12ss),
mientras que Juan (13,1.29) la sitúa en el viernes 14 del mismo mes. No es
posible una armonización. Puede calcularse que el año en que el 14 (o bien 15)
de nisán cayó en viernes fue hacia el 30 (año de la muerte de Jesús).
La fecha del nacimiento de Jesús puede colegirse de Lc 1 y Mt 2 por el tiempo de
vida de Herodes (hasta el 4 a.C.). El único dato seguro que poseemos para la
cronología de la primitiva cristiandad es la inscripción de Galión, que fija el
tiempo de estancia de Pablo en Corinto (Act 18,22ss) en los años 51-53 d.C. ri
Cruz. La muerte en cruz y la --> resurrección constituyen, como binomio
inseparable, la más antigua confesión de fe cristiana (Act 3,13.26; 8,32s). Con
fórmula estereotipada se proclama: •Aquel a quien habéis matado, vive.» Partiendo de la experiencia viva de la resurrección, comienza a
desarrollarse la interconexión entre la muerte en la cruz y la -+ salvación,
aunque en este estadio no parece haberse conseguido aún una clara relación entre
los dos hechos. En todo caso, se trabaja ya en este sentido, como se desprende
de algunas fórmulas aisladas tomadas de las cartas de Pablo: 1Cor 15,3-5, la
muerte de Jesús «por nuestros pecados•; 1Cor 11,24, las «palabras de la
institución de la eucaristía; Rom 3,24.25; 4,25 en conexión con Is 53.
La relación íntima entre el suceso de la cruz y la salvación ha sido meditada
primeramente por Pablo. Partiendo de la tradición recibida, ha creado, con Juan,
la teología de la cruz del Nuevo Testamento. Hace del mensaje de la cruz el
contenido central de su predicación (1Cor 1,23). También para Pablo se da una
conexión íntima entre muerte y —> resurrección. A partir del hecho salvífico de
la resurrección, se abre a los creyentes el sentido de la muerte de Jesús (1Cor
15,14.17). El camino de salvación totalmente recorrido por Jesús obra la
salvación total: Jesús se ha entregado y ha resucitado por nuestros pecados y
nuestra salvación (Rom 4,25).
A pesar de esta fundamental relación a la resurrección, el acontecimiento de la
cruz mantiene en Pablo una más acusada vinculación con la —> encarnación por la
cruz. El himno de Flp 2,6ss revaloriza esta Idea. El ser humano de Jesús es, en
cuanto tal, renuncia a lo propio, despojamiento de sí: •no hizo alarde de ser
igual a Dios...• (v. 6). En su donación y entrega por nosotros (Rom 5,15b; 2Tim
1,9s) •se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte de cruz» (v.
8). Para Pablo, este ser humano de Jesús alcanza su plenitud y su meta en la
muerte en cruz. Al mismo tiempo, el ser humano de Jesús, orientado hacia la
cruz, manifiesta la acción de Dios. Al aceptar la •forma de siervo•
(v. 7), acepta Jesús el destino del --> siervo de Yahveh. La «prueba del amor de
Dios• (Rom 5,8) se cumple en el acto de obediencia de Jesús (5,18). De acuerdo
con su unidad íntima, la pasión y muerte de Cristo es la auto-donación del amor
de Dios en el amor de Cristo. La unidad íntima de encarnación, cruz y salvación
se expresa con diversos giros. La fórmula sintética dice: —> «por nosotros
(1Tes 5,9s) o •por nuestra causa• (Rom 14,15). El sentido íntimo de la fórmula
es •por amor», •en beneficio nuestro•. El sentido concreto de la frase es:
Cristo ha muerto por nuestros pecados, por nuestras transgresiones (Rom 4,25;
1Cor 15,3; Gál 1,4).
Otra idea fundamental es la de expiación. El pasaje central es Rom 3, 25: •a
quien Dios exhibió como instrumento de propiciación•... Cristo es la expiación
establecida por la que Dios pasa por alto los pecados. En este sentido, Cristo
es también el cordero pascual: sacrificio que expía los pecados (1Cor 5,7b),
sacrificio de la alianza (1Cor 11,24). La expiación nos reconcilió con Dios y
nos abrió la
•salvación» (2Cor 5,18). En sentido paulino, todo esto significa que la —>
justicia de Dios acontece en la entrega de sí de Cristo, al tomar Jesús sobre sí
obedientemente la culpa del pecado de los hombres y, por así decirlo, haberse
hecho pecado por nosotros (2Cor 5,21) y haber llegado hasta la muerte,
aniquilando de esta suerte la culpa y el pecado del hombre.
Una nueva idea es la del rescate (1Cor 6,20; cf. también 1Pe 1,18). Según la
concepción típicamente paulina, también la —> ley actúa como un poder, al llevar
a los hombres al pecado. Con su muerte en cruz, Cristo aniquila también este
poder maléfico, que se hacía pasar por salvífico (Gál 3,13). Al establecer Pablo
una relación entre la muerte en cruz y los poderes maléficos que dominan el -->
eón presente, del que es preciso liberarse (Gál 1,4) subraya el
significado universal de la salvación que entraña la cruz. El sentido íntimo de
la muerte de Jesús, en cuanto acontecida •por nosotros», incluye la liberación
de estos poderes y obra, en consecuencia, la --> justificación (Rom 4,24.25), la
--> reconciliación (2Cor 5, 18-20; cf. Col 1,20.22; Ef 2,16) y la —> liberación.
El hombre justificado ya no se pertenece a sí mismo, sino al Señor (2Cor
5,-4ss). Dado que Cristo es el segundo Adán (2Cor 15,21), todos hemos muerto en
él y con él viviremos. La muerte de Cristo no es sólo presupuesto, sino también
camino y medio de su dominio sobre los hombres: •Vivimos para el Señor (Rom
14,8).
Último importante aspecto de Ef 2,14ss: En este pasaje, de difícil comprensión,
se trata del sentido de la muerte de Cristo. La llegada del Redentor derribó el
muro entre Dios y los hombres, puso fin a la hostilidad entre gentiles y judíos.
Ahora, judíos y gentiles son en Cristo un hombre nuevo. En el cuerpo de la cruz
quedan todos reconciliados y ofrecidos a Dios. Y así, por Cristo ha nacido la —>
paz, que todo lo abarca.
Si no se pierde de vista la teología paulina de la cruz, consecuentemente
desarrollada por el apóstol, se comprende bien por qué luchó tan implacablemente
en Galacia y Corinto para que se reconociera el mensaje de la cruz. Quiere que
en sus comunidades se proclame a Cristo crucificado (1Cor 2,1-5). Rechaza con
decisión el camino de salvación por la ley; porque para él el único camino
salvador es Cristo (Gál 2,21; 8,2-4). El hombre ya no puede seguir gloriándose
de su cumplimiento de la ley, sino, creyendo sin discusión, aceptar la salvación
en la palabra de la cruz. Debe asentarse con toda firmeza el valor y la
provocación del Salvador que muere ignominiosamente en el Gólgota (1Cor 1,1825),
cuando se proclama que en la necedad de la cruz se ha revelado la sabiduría de
Dios.
Para comprender los relatos de la crucifixión de los Evangelios, recordemos
primero la antigua costumbre de ajusticiar en cruz. Este horrible instrumento de
tortura de la antigüedad, probablemente inventado por los persas, fue usado
también por los romanos como la más grave pena capital, reservada a los
esclavos, revoltosos y participantes en guerras de liberación. Los judíos
conocían la crucifixión sólo como castigo adicional, por cuanto a los blasfemos,
después de lapidados, se les colgaba como signo de maldición: •Todo el que es
colgado de la cruz es un maldito de Dios• (Dt 21,22s). La crucifixión seguía el
siguiente proceso: el condenado debía llevar sobre sus espaldas la traviesa de
la cruz. Llegado al lugar de la crucifixión, se le desnudaba, escarnecía,
escupía y, finalmente, se le izaba en un poste vertical fijo en el suelo. A
continuación se ataban o se clavaban al poste los pies del condenado, que
permanecía colgado y vivo en el madero durante mucho tiempo, a veces durante
días enteros; este tiempo era más o menos largo según que hubiera sido atado o
enclavado. Algunas veces se aceleraba la muerte, golpeando con varas el cuerpo
de los condenados. Por lo regular, los crucificados permanecían en la cruz hasta
la descomposición. En el castigo de la crucifixión se incluía la negación de
sepultura y de honras fúnebres. En la sentencia se prohibía sepultar estos
cadáveres. Sólo por el recurso de un expreso acto administrativo de gracia se le
podía ahorrar al condenado la infamia antedicha.
Los cuatro Evangelios describen, en el marco de su historia de la --> pasión, el
proceso de la muerte en cruz de Jesús (Mc 15,20ss par.). Su exposición respcinde
en líneas generales a la anteriormente descrita crucifixión romana. Se añaden
algunos elementos judíos (Mc 15,23; Jn 19,31) y otros Inspirados en textos del
Antiguo Testamento. Si prescindimos del hecho irrebatible del ajusticiamiento de Jesús, los relatos evangélicos, vistos desde una
perspectiva exclusivamente histórica, son muy parcos. A pesar de todas las
apuradas y minuciosas reflexiones médicas, no puede dictaminarse cuál fue
realmente la causa de la muerte de Jesús. Tampoco puede localizarse, por
ejemplo, con exactitud, el lugar de la crucifixión. Esto obliga a fijar bien la
atención en la intención y en el especial estilo narrativo de los evangelistas.
Los relatos quieren, desde el principio, proclamar algo. El creyente debe
comprender el sentido íntimo y último del acontecimiento decisivo.
La inscripción de la cruz, que expresa la causa oficial de la sentencia, se
convierte en motivo de proclamación: Jesús, acusado por los judíos de hacerse
pasar por Mesías-rey, es condenado como promotor de revueltas. Lo que Pilatos
pretendía era molestar a los judíos, pero, sin quererlo, daba testimonio en
favor de este esperado Rey-Mesías: •(Jesús de Nazaret), el —+ rey de los judíos»
(Mc 15, 26; cf. Jn 19,19-21); más aún: en la inscripción trilingüe sobre la
cruz, proclama a Jesús rey del mundo (Jn 19, 20).
La más antigua interpretación de la muerte de Jesús en los relatos evangélicos,
ya perceptible en el texto de Marcos, surgió en conexión con el Salmo 22 (Mc
15,35.29.34). La angustia del suplicante veterotestamentario, que alcanza en el
salmo la raíz más honda del padecimiento, culmina en la experimentación de la
salvación radical. Con la acción salvadora de Dios, que libera de la muerte, se
espera la llegada del —> reino de Dios. Si ahora Jesús, al morir, tiene en los
labios el principio de la cita del salmo 22 (eli, eli...) se ha cumplido la
espera veterotestamentaria. Jesús, anunciador del reino de Dios, ha traído este
reino con su muerte. Marcos recoge aquí la tradición. El grito indecible de
desesperanza de Jesús debe entenderse
en Marcos en conexión íntima con el salmo 22 y no es, por consiguiente, ni
extraordinario ni escandalizador. Marcos encubre la conexión al introducir la
equívoca alusión a Elías (v. 35). Aduce así el motivo de un Mesías oculto y
moribundo. En la evolución posterior de la interpretación de la muerte inmediata
de Jesús, el grito de desesperanza ha suscitado cada vez mayor escándalo. La
conexión íntima con todo el salmo 22 se ha tornado cada vez más confusa. Mateo
se ha atenido en lo esencial a Marcos, pero suaviza la escena de la muerte con
la adición del «entregó el espíritu• (27,50). Lucas suprime la cita del salmo 22
y la sustituye por Sal 31,6: «En tus manos encomiendo mi espíritu• (23,46).
Jesús muere orando, cobijado en Dios. Esto responde perfectamente a la
cristología lucana.
Muchos años más tarde, la muerte de Jesús en el Evangelio de Juan alcanza rasgos
completamente nuevos. Una paz plena señorea la escena de la muerte, cuando Jesús
dice: •Todo está cumplido.• Esta frase abarca el sentido del acontecimiento de
la cruz en una teología de la pasión ya muy acusada en el Evangelio de Juan. La
muerte en cruz responde absolutamente a la —> voluntad de Dios. La obra de Jesús
se realiza en una marcha al Padre, que ha fijado para el Hijo la
•hora de la muerte» (12,27). En su marcha obediente a la cruz se da su
•exaltación»; crucifixión y glorificación se corresponden (7,39; 12,16.23. 28b).
Al morir Jesús en la cruz, es
•glorificado• por el Padre. La pasión incluye la glorificación.
El camino de Jesús es, a par, un camino en favor de la humanidad. Ha venido para
entregarse por los hombres; ha venido como •cordero de Dios (Jn 1,29; cf.
también 1Jn 3,5 con 1Jn 1,7). La eficacia de la glorificación de Jesús como
•amor hasta el fin» (13,1.34) produce abundantes frutos: se quitan los pecados
del mundo (1Jn 4,10). Pero, a la vista del glorificado,
nace, sobre todo, la —> fe. Se utiliza, además, el símbolo de la serpiente
alzada en la cruz (3,14). Queda libre para los creyentes el Espíritu de la
vida (7,39; 14,16; 15,26). En la exaltación se lleva a cabo también el juicio
del •mundo». En el instante mismo en que, a los ojos del mundo, fracasa la obra
de Jesús, es despojado de su poder el príncipe de este mundo, empeñado en llevar
a Jesús a la cruz (12,31). Ahora está realmente •cumplida la obra entera de
Jesús, que ama a los hombres hasta la muerte (19,28).
En la exposición de Juan, Jesús no es tanto un rey paciente cuanto un rey
oculto. Desde la cruz domina el Señor del mundo. --> Seguimiento de la cruz, -->
Palabras de Jesús en la cruz, -+ Proceso de Jesús. wu
Cuarenta. Este número indica el término de la edad apta para el matrimonio (Gén 25,20; 36,24), la duración de vida de los jueces (Jue 3,11.30; 5,31) y el tiempo de reinado de Saúl (Act 13,21), David (2Sam 5,4) y Salomón (1Re 11, 42). Cuarenta es también el número determinado por Dios para épocas de necesidad (Gén 7,4; Jue 13,1), de gracia (Éx 16,35), de paz (Éx 3,11), de castigo (Núm 14,33s) y penitencia (Dt 9, 18). Cuarenta días estuvo Moisés en el monte (Éx 24,18), cuarenta días peregrinó Elías hacia el Horeb (1Re 19,18) y cuarenta días estuvo Jesús en el desierto (Mc 1,13). he
Cuatro. El número cuatro encierra un sentido de plenitud y totalidad, debido a
ser cuatro los puntos cardinales. Así, este número designa la tierra entera (Gén
2,10; Ez 37,9; Mc13,27; Ap 7,1), comprendida dentro del poder de Yahveh (Is
11,12); significa asimismo el conjunto de la historia (Dan 7), en las cuatro
edades del mundo correspondientes a las cuatro estaciones del año. he
Cuenta. Término referido a la --> justicia de Dios. El hombre ha recibido de
Dios talentos y debe dar cuenta del empleo que ha hecho de ellos (Mt 25, 14ss).
Una colocación gananciosa de los talentos consiste en emplearlos al servicio del
—> prójimo y, por tanto, de Jesús mismo. De parecida manera considera la
rendición de cuentas el Evangelio de Lucas. El administrador injusto quedará al
descubierto al pedírsele cuentas. En consecuencia, se procura amigos con los
bienes de su señor, para que, cuando sea despedido, sus amigos le sustenten.
Esto mismo debe hacer el creyente con los bienes de Dios, es decir, debe
procurarse amigos con la situación y los —> bienes de este mundo, ya que la
rendición de cuentas de su actividad no puede crearle derechos a la -->
recompensa del cielo, puesto que siempre estará en deuda ante Dios. Sólo la
intercesión amorosa de los demás hombres puede descargarle de la culpa de la
deuda (Lc 16,1ss). do
Cuentos. Los cuentos y los fábulas pertenecen al género literario de la
narración en prosa poética. El cuento habla de hechos y situaciones
maravillosos, pero sin relación alguna con la realidad. Desconoce el tiempo y el
espacio. La Biblia no contiene cuentos expresos, pero sí una abundante serie de
motivos propios de este género. Se narra, por ejemplo, el caso de la burra de Balaam que sabía hablar, de las plantas que disputan entre sí, del cántaro y la
olla que nunca quedan vacíos, de —> Jonás en el vientre del pez, de la mano que
escribe en la pared, etc. Estos motivos procedían indudablemente de una
antiquísima tradición oral de las tribus nómadas israelitas. El Antiguo
Testamento los recoge, los vincula a una determinada situación histórica y los
pone así al servicio del mensaje divino. A su manera, hablan también de la
poderosa eficacia de Dios. --> Narración. ba
Cuerno. Instrumento de viento, construido al principio con cuerno de carnero y más tarde con metal en forma de cuerno. Se utilizaba para dar señales,
principalmente en el —> culto, en el -+ templo y en los sacrificios y para
indicar el comienzo de las —> fiestas (Lev 25,9); en tiempos posteriores servía
también para fines profanos.
En la literatura profética, el cuerno tiene significación teológica. Su tono
agudo debía mantener vigilante al pueblo y exhortarle a penitencia y -->
conversión. Dado que era usado también para dar señales en la --> •guerra
santa•, se convirtió en señal del —> «día de Yahveh• (JI 2,1). la
Cuerpo. El Antiguo Testamento no tiene un vocablo concreto para este concepto;
para expresarlo, recurre casi siempre a la palabra —> «carne• (hebr. basar),
bajo la que, por lo demás, se entiende al hombre como totalidad, es decir,
cuerpo y —> alma. Sólo en los escritos veterotestamentarlos Influidos por el
helenismo se establece la distinción entre cuerpo y alma.
El Nuevo Testamento acepta en gran parte los conceptos del Antiguo. En Pablo
alcanza una gran importancia el concepto de cuerpo (gr. soma). También aquí
Pablo se refiere al hombre total, más aún, cuerpo se identifica en Pablo con
•persona•. El «cuerpo• debe glorificar a Dios (Rom 12,1). Pero también puede
caer en pecado (Rom 6,12; 7,23ss). Desde aquí puede presentar Pablo la
liberación del hombre del reino de la muerte y del pecado sencillamente como una
liberación del cuerpo (Rom 6,11).
Con frecuencia, en Pablo, la palabra
griega soma (cuerpo) significa también
la —> Iglesia (—> Cuerpo de Cristo).
ri
El hombre no sólo tiene cuerpo, sino
que es esencialmente cuerpo. He aquí
una afirmación fundamental de la Biblia. El pensamiento bíblico no comparte, en efecto, la idea dualista griega
de cuerpo y alma. Para los semitas,
el hombre es una unidad indivisible;
es un todo corpóreo. En el mundo helenístico puede advertirse una llamativa vinculación entre cuerpo y cosmos. Dado
que el universo está dominado por dos poderes opuestos, también lo está el
hombre. Su cuerpo es la cárcel del —> alma (Platón). La Biblia es totalmente
diferente. El Antiguo Testamento traducido al griego, los LXX, llama al hombre
soma. Ahora bien, este concepto no tiene ninguna equivalencia hebrea única. Soma
indica el hombre entero, tal como vive y actúa, o también el hombre en su
función sexual (--> Sexualidad), en la que, según la concepción
veterotestamentaria, se expresa el hombre como un todo. El concepto de soma no
comienza a cobrar amplitud hasta el judaísmo apocalíptico. Dios forma el cuerpo
a imagen del espíritu. Ahora bien, el cuerpo posee una fuerza en sí, que puede
determinar al espíritu (cf. Testamento de Neftalí, 2,2-5). Dios conoce las
posibilidades del cuerpo, sabe cómo su fuerza alcanza el bien y el mal (v. 4).
Al hombre entero, en su carácter creado, se le llama aquí cuerpo. En este
cuerpo, el hombre está distendido en una lucha entre el bien y el mal. El cuerpo
posee una fuerza que puede determinar las acciones de un hombre. Por su cuerpo
el hombre es empujado a la acción. Cuerpo significa, pues, posibilidad de
actuación, de decisión, de desenvolvimiento, más aún, necesidad perentoria de
realizarse en la acción.
Según la concepción del mundo del género --> apocalíptico, en el mundo se libra
una batalla entre los poderes del bien y del mal. La existencia corpórea del
hombre se ha convertido en un campo de contienda para estos poderes (cf.
Testamento de Daniel 3,2ss). En su existencia corpórea debe el hombre decidirse
por el bien o por el mal. Es cuerpo en la medida que tiene que decidirse y vive
orientado a la acción (--> Práctica). Además, el hombre está también orientado,
como existencia corpórea y en su cuerpo, a los demás hombres (--> Convivencia
humana). El cuerpo es, pues, posibilidad de comunicación con los otros y de
contacto intersubjetivo. En su cuerpo el hombre es al mismo tiempo —> mundo.
Existencia corpórea significa referencia fundamental del hombre al mundo.
Ahora bien, la existencia corpórea no se contempla ni en el Antiguo Testamento
ni en el judaísmo apocalíptico como una condición o situación natural, sino como
una referencia histórica y activa al Creador y a los otros hombres. De ahí que
la corporeidad bíblica no sea una afirmación sobre la naturaleza del hombre,
sino sobre su existencia histórica e Interhumana (—> Historia). Para la Biblia,
el contenido unitario del hombre es lo que en él se ha hecho o lo que él mismo
hace como existencia corpórea: o bien criatura que lleva a cabo su origen en el
Creador, o criatura caída que se niega a sí misma y a su Creador.
El apóstol Pablo recoge este complejo concepto de corporeidad y le da una nueva
orientación desde la confesión de la —> resurrección de Cristo. —> Cristo,
salido de la muerte, ha recibido una nueva --> vida; con su resurrección ha
abierto dimensiones nuevas. De este modo ha puesto el comienzo para todos los
hombres, pues es el •primogénito• de entre muchos hermanos (Rom 8,29). Fue
introducido, como primero, en una nueva vida y en una plena y perfecta
existencia corpórea (cf. Col 1,18). Esta existencia nueva y definitiva de Cristo
se ha hecho ahora posibilidad para todos los hombres. También nuestra
existencia, mortal y frágil como cuerpo, encuentra valor definitivo en la nueva
dimensión de Cristo. Pablo define la corporeidad desde la resurrección de
Cristo. Esta resurrección significa que ya no son la muerte y la caducidad lo
definitivo, sino la vida y la --> evolución; significa, además, que Dios se ha
establecido como -+ Señor total y definitivo sobre una vida única, a la que
determina como creador suyo que es. La resurrección corporal de Cristo ha hecho
a los
hombres radicalmente libres para decidirse por Dios (-> Decisión), por el mundo
y por los demás hombres (-> Convivencia humana). El «Resucitado» vive
corporalmente en los suyos, en todos los hombres que se abren a su propio
origen; su cuerpo de resurrección toma forma en cuantos quieren ser --> para los
otros, aceptan su vida y su mundo y se dejan reconciliar con su Creador en
cuanto origen suyo (cf 2Cor 5,19s).
Cierto que el hombre aparece ahora, en su vida corporal, «débil, perecedero e
insignificante•, pero Dios, como un sembrador, ha sembrado precisamente este
cuerpo para nueva cosecha (1Cor 15,34-39). Esta existencia individual corpórea
de cada uno debe ser «resucitada•, debe recibir validez definitiva, debe
participar de la gloria
e incorruptibilidad de Dios (v. 42-44); todos los ámbitos de la vida y todas las
posibilidades de cada hombre deben hallar su consumación en Dios;
todo cuanto se ha insertado como comienzo en la vida de cada hombre, debe
resolverse en el --> misterio de Dios. A todo esto llama Pablo —totalmente fuera
de la mentalidad griega
e idealista — soma pneumatikon (v. 44): una nueva corporeidad, pues, que viene
exclusivamente determinada por el poder creador y vivificador de Dios (->
Espíritu); una vida que ya no estará amenazada por la alienación y el naufragio.
A partir de Cristo, el Espíritu de Dios está ya actuando entre los hombres; se
da ya ahora como «arras•, es decir, como señal anticipada de pago obligatorio
(2Cor 5,5) y posibilita, ya desde ahora, la vida definitiva. Es decir, desde
Cristo se abre ya de antemano la resurrección corporal. Doquiera el Espíritu de
Dios se da por anticipado y se realiza en la existencia corpórea de un hombre,
allí consigue ya Dios dominio definitivo sobre la vida, el cuerpo y el mundo (cf.
Rom 8,30). La resurrección y su nueva corporeidad son un proceso evolutivo que
toma parte en la venida de la --> «nueva creación• de Dios.
Tal como el hombre vive de hecho, niega casi siempre su condición de criatura;
está dominado, precisamente en su existencia corpórea, por el poder del ->
pecado (cf. Rom 7,20; 8,3 y otros). A esto llama el apóstol sarx. El hombre es
sarx (carne) cuando vive en su existencia corporal y comunitaria en la ilusión
de un autodominio, cuando se cierra a su Creador y a su prójimo, cuando se
convierte en la forma y medida de sí mismo. Bajo la modalidad de sarx el hombre
procede de -> «Adán», esto es, el hombre se ha alienado radicalmente de sí.
Cristo le ha abierto la posibilidad de identificarse consigo mismo y con sus
posibilidades como criatura. De ahí que tenga validez el compromiso total, de
aquel que quiera remitirse a Cristo en lo tocante a su existencia corpórea,
mundana y comunitaria (Rom 12,1-2). En este ámbito debe decidirse si alguien
está por Dios, por sí mismo y por sus hermanos. Aquí se juega el único y
definitivo «servicio de Dios(-> Culto a Dios por la existencia mundana) del
cristiano, aquí se libra la batalla contra los poderes del mal, aquí se decide
si el mundo se convierte en «nueva creación de Dios. La -› salvación es
esencialmente salvación corpórea, comunitaria y mundana (Tertuliano: caro cardo
salutis); de lo contrario, es perdición.
Corporeidad significa permanente individualidad del hombre, posible realización
individual en el hecho y la --> práctica, posibilitación de comunicación
interhumana, así como necesidad de decisión. La existencia corpórea es
esencialmente existencia interhumana y comunitaria; como cuerpo, el hombre está
referido a los otros hombres. De ahí que la estructura del -› lenguaje se adapte
al cuerpo. Palabra y -+ amor, dos fenómenos originarios de la existencia humana,
crean la relación interhumana como diálogo, posibilitan la «existencia dialogal•
(F. Ebner). Desde el lenguaje, se adapta también al cuerpo la estructura del -->
juego (G. Gadamer).
El ámbito en que el hombre adquiere la más densa conciencia de su existencia
corpórea y dialoga' es el ámbito sexual. Aquí puede expresarse y pronunciarse y
ponerse en juego total y unitariamente. Con todo, en el pensamiento bíblico,
este ámbito no está a priori como entre dos luces o dañado. Es siempre el hombre
total el que se halla amenazado por el pecado y la alienación de sí. De lo que
se trata es que el hombre se desarrolle en todas sus posibilidades precisamente
donde más clara conciencia tiene de sí mismo como existencia corporal. En
efecto, la confesión cristiana de la resurrección es confesión y reconocimiento
de la existencia corporal plena y completa. gr
Cuerpo de Cristo. Pablo emplea el concepto
•cuerpo de Cristo» para designar a la –> Iglesia y, con ello, la íntima unidad
de los creyentes entre sí y, a la vez, para esclarecer su unidad con --> Cristo.
La unidad de los creyentes entre sí consiste, en primer lugar, en que todos
sirven por igual y con los mismos derechos a la edificación de la comunidad,
cada uno en el lugar que le ha sido asignado por los dones que Dios le concede
(–> Dones del Espíritu, 1Cor 12, 12-31; Rom 12,4-8: aquí se da la mano Pablo con
la fábula, difundida por la –> diatriba estoica, de la lucha de los miembros
entre sí). Al mismo tiempo, los creyentes están unidos entre sí por el vínculo
de la caridad (Rom 12,9s) y con Cristo, por el –> Espíritu y el -+ bautismo por
el que los cristianos se incorporan al cuerpo de Cristo. Esta unión se hace
visible para los creyentes mediante la participación en el cuerpo de Cristo en
la –> cena de Jesús (1Cor 10,14,14-22).
En Col y Ef se amplían y desarrollan más estas ideas. Col 1,15-20.24-27 y Ef
4,4-16 designan expresamente a Cristo como –> cabeza del cuerpo, de la Iglesia,
y a la Iglesia como cuerpo de Cristo. Este puesto preeminente de Cristo sobre la
Iglesia no se expresa aún en Rom y 1Cor. Junto a esto, en Col y Ef se establece
la diversidad de los miembros de la comunidad, tal como se origina por la
diversidad de dones concedida por Dios, así como su unidad, nacida del servicio
común. Además, en Ef se desarrolla una doctrina bien estructurada sobre la
relación entre Cristo y su cuerpo, la Iglesia, que acaso esté influida por
conceptos de la cosmología gnóstica y que, en esta forma tan expresa, tampoco se
halla en Rom y 1Cor. ri
Cuervo. Ave que, en diversas especies, se encuentra
en Palestina; se la enumera entre los animales impuros (Ley 11,15). Con
frecuencia sirve de ejemplo para exponer la providencia de Dios sobre todos los
seres vivientes (Job 38,41; Lc 12,24). --> Animales puros e impuros. we
Cuestión sinóptica. El estrecho
parentesco de los --> sinópticos, incluso en fórmulas y expresiones concretas,
pide una explicación, ya sea aceptando una mutua utilización, ya sea destacando
sus fuentes comunes. La cuestión sinóptica es, pues, la cuestión referente a las
relaciones literarias de los sinópticos (que debe distinguirse del problema
tradicional e historicoformal acerca de las tradiciones orales comunes).
Desde el siglo pasado se suele resolver la cuestión sinóptica con la –> teoría
de las dos fuentes. Según ella, Mt y Lc han utilizado un preexistente Evangelio
de Marcos, formado en gran parte por material narrativo y, además, una fuente
común, que contenía sobre todo sentencias de Jesús, la llamada fuente de los
logia (–> Logia, fuente de los), abreviadamente Q; finalmente, cada uno de ellos
tuvo un material especial, que no procede ni de Mc ni de Q, llamado
abreviadamente:
a) En favor de la dependencia de Mt/Lc respecto de
Mc hablan los siguientes argumentos:
1. Casi todo Me se halla repetido en Mt y Lc. Las excepciones más importantes
son para Mt y Lc: la parábola del sembrador, Mc 4,26ss (en su lugar Mt tiene la
parábola de la cizaña entre el trigo) y, además, las dos narraciones de milagros
de Mc 7,31ss y 8,22ss, que acaso hayan sido omitidas por sus acciones mágicas.
En Lc, falta sobre todo Mc 6,45-8,26, la llamada «gran laguna», después de Lc
9,17. Acaso Lucas haya querido evitar los duplicados, p. ej., la comida milagrosa
de 5000 y 4000 personas.
2. Mt/Lc coinciden en el orden seguido sólo cuando están a la vez de acuerdo
con Mc. Si se apartan de este orden, se pueden dar razones especiales para
ello: p. ej., Mt 8-10 agrupa diez hechos milagrosos de Jesús, que en Marcos
están diseminadas por diversos pasajes, porque quiere describir, a continuación
de la doctrina de Jesús (—> sermón de la montaña, 51), sus obras.
3. Las divergencias de contenido de Mt y Lc pueden explicarse casi siempre como
modificaciones conscientes. Así, cuando en lugar de la respuesta de Jesús de Mc
10,18: «oor qué me llamas bueno?», Mt dice: «oor qué me preguntas sobre lo
bueno?», para amortiguar conscientemente la embarazosa sentencia de Jesús. En Mc 1,34 se dice que: «curó a muchos»; Mt 8,16 y Lc 4,10 cambian, por idénticos
motivos, en: «curó a todos».
b) En el material de Marcos, Mt y Lc han introducido diversamente las sentencias
de Jesús tomadas de la fuente O. Mateo las agrupa en unos cuantos grandes
discursos temáticos bien organizados, p. ej., el sermón de la montaña (v. 5-7),
el discurso apostólico (v. 10), el discurso contra los fariseos (v. 23). Lucas
presenta básicamente el material O en dos «intercalaciones», la más corta en
6,20-8,3 y la mayor en 9,51-18,14; en esta segunda inserta las doctrinas de
Jesús en un viaje de Galilea a Jerusalén.
En favor del hecho de que Mt para sus discursos y Le para sus intercalaciones
hayan utilizado una misma fuente hablan los siguientes argumentos:
1. A pesar del distinto principio ordenador, Mt y Lc coinciden muy frecuentemente
en el orden seguido. Al principio de las secciones comunes a ambos frente a
Marcos, están las secciones de la predicación del Bautista, la tentación de
Jesús, el sermón de la montaña (o bien del llano) y, al final, las perícopas
sobre los últimos tiempos.
2. Mt y Lc tienen secciones que los dos han tomado de Mc, pero que repiten en
forma diferente, p. ej., la sentencia sobre el seguimiento de Mt 16,24 y Lc 9,23
(tomada de Mc 8,34) repetida en Mt 10,38 y Lc 14,27. Estos duplicados se
explican mejor suponiendo que una misma tradición existía en dos fuentes
diferentes y que ambas fuentes, con sus diferencias, han sido recogidas en los
Evangelios.
3. Puede admitirse perfectamente la existencia de una fuente fijada por escrito
debido a que el vocabulario de Mt y Le coinciden, en las perícopas mencionadas,
en un 50 %. La fuente O es difícilmente reconstruible. Faltan relatos
(excepciones: la tentación, el centurión de Cafarnaúm) y, sobre todo, falta la
historia de la pasión e incluso alusiones a la misma. Una colección de
sentencias de Jesús formalmente parecidas se encuentran en el posterior
Evangelio de Tomás, descubierto en Egipto.
e) Quedan sin resolver muchos problemas:
1. Uno de ellos es el material que Mt/Lc introducen al comienzo (historias de
la infancia), al final (historias de pentecostés) y en el medio (en Le 15, p.
ej., las parábolas de lo perdido, en Mt las antítesis de 5,21ss).
2. Se discute si Mt y Lc tuvieron a la vista Mc en su forma actual o no más bien
un Protomarcos en el que faltaran las secciones que Mt y Lc omiten respecto del
Mc actual.
3. Es posible que Mc haya conocido una colección de sentencias (0) de la que
sólo ha tomado algunos puntos, p. ej., 1,22 y 12,28, donde se habla de la
doctrina de Jesús, y además 4,33 donde las tres parábolas de Mc quedan
caracterizadas como ejemplos de otras muchas.
4. Dada la peculiaridad de la historia de la pasión de Lc, muchos investigadores
sospechan la existencia de una fuente especial. --> Mateo (Evangelio de), —>
Marcos (Evangelio de),
—> Lucas (Evangelio de). th
Culpa -> Deuda.
Culto. Desde la
perspectiva bíblica, se conjugan aquí tres conceptos. Dar culto a Dios significa
en primer término oír su palabra (escuchar y obedecer). El —> hombre se
considera como interpelado (como tú); debe manifestar su entrega como respuesta
al —> Dios presente. El culto es, además, no un impulso encaminado a un fin
determinado, sino una forma de vida del hombre o de la sociedad. Hombre y
sociedad se sienten como comunidad de la alianza (con Dios y entre sí); es
decir, al ser introducidos por el culto en el ámbito vital de Dios, viven lo que
son: el pueblo de la alianza de Dios. El tercer componente apunta hacia fuera
(misión). La comunidad litúrgica de Dios no está en modo alguno dispensada de
la obediencia al mandato de actuar en este mundo. No puede darse fuga alguna
hacia lo cultual (—> Discurso del templo).
a) La evolución del culto veterotestamentario marchó acorde con la antigua
división del ámbito de la vida en esfera cultual y profana. La santidad de Dios
(—> Santo) y su exigencia de exclusividad califican la acción cultual. Ya en
la época de la monarquía se sacaron las consecuencias adecuadas. En el seno de
unas actividades que iban adquiriendo creciente independencia, el culto se
configuró como algo aparte, separado y dotado de leyes propias. Ya no era
únicamente la palabra, sino las instituciones: —> templo (—> Tienda, --> Arca
de la alianza), --> sacrificio y —> sacerdocio las que habían de
transmitir la presencia de Dios en la comunidad. Estas instituciones divinas
debían proteger
a la «comunidad impura» ante la mortal --> ira de Dios o expresar activamente la
voluntad comunitaria de Dios (--> Alianza). La polémica de los profetas muestra
que también el culto entrañaba un grave riesgo. El funcionalismo externo,
garantizado por los rituales festivos y las leyes cultuales, podía fácilmente
crear una engañosa ilusión de seguridad y protección ante Dios y ocultar una auténtica crisis interior. El corazón y el criterio del culto debía ser la
compasión hacia los demás hombres (Os 6,6). (—> Crítica al culto).
Hubo una rica vida cultual acerca de la cual conocemos numerosos detalles, pero
cuyo proceso exacto ignoramos. Sus elementos esenciales constantes fueron el
sacrificio, la oración y los himnos y cánticos. El servicio litúrgico de la
sinagoga hizo de la palabra un elemento independiente. La colección de —> salmos
destinada al culto indica que en el servicio litúrgico se exponían no sólo los
grandes temas de la historia de la salvación de Israel (perícopas festivas, —>
leyendas cultuales), sino también las experiencias concretas e individuales,
bajo la forma de cantos de alabanza y acción de gracias, lamentación, súplica y
confesión; había también exhortaciones y sentencias didácticas y fórmulas de
bendición y maldición. No existe certeza acerca de una posible colaboración de
los
—› profetas del culto.
Frente a los numerosos --> lugares de culto de Israel, se fue imponiendo cada
vez más un culto nacional en el templo de Jerusalén (en el que se mantenía viva
la elección de David y de Jerusalén). Allí se ofrecían constantemente los
sacrificios de la mañana y de la tarde. Se celebraba el —> sábado y la luna
nueva. El --> año sabático y el —> año jubilar, y en mayor grado aun las grandes
—> fiestas, marcaban el ritmo de la vida.
b) El Nuevo Testamento nos Informa que —> Jesús y la --> comunidad primitiva
tomaban parte en las fiestas cultuales (el sábado, la pascua y los tiempos de
oración). Con todo, es un elemento esencial del concepto neotestamentario del
culto su tendencia a la --> desacralización. En Mc 7,15, ha quitado Jesús valor
a la antigua división en puro e Impuro, cultual y profano. Lo sagrado acontece
en lo profano, en las situaciones humanas. Según Rom 12,1, el culto abraza al
hombre total. De ahí que la vinculación a un tiempo y a un lugar no sea ya un
elemento constitutivo; Moisés y el templo han llegado a su final (--> Velo del
templo). El hombre, no las cosas, es puro o impuro y llamado por Dios a ser puro
desde sí mismo.
El culto no constituía entonces ningún problema; no hallamos ninguna discusión
fundamental sobre este punto. Cuando la asamblea se reunía (en casas privadas),
sabía que el —> Señor glorificado estaba presente y celebraba este hecho con el
--> banquete del Señor, —> himnos y confesiones. En el acto litúrgico la
comunidad era realmente la comunidad de salvación de los últimos tiempos. Aquí
vivía desde Cristo; de él, en él y para él como futuro. De este modo la idea
cris-tiana del culto estaba ya, en el Nuevo Testamento, inseparablemente unida a
la cristología y la eclesiología. —> Sacrificio.
Las acciones litúrgicas se agrupaban en torno al —> bautismo y el banquete del
Señor. Acerca de las comunidades paulinas ofrece especial información 1Cor 14.
En las asambleas litúrgicas de estas comunidades había instrucción, exhortación,
edificación y sentencias de los carismáticos, es decir, los —› profetas y de los
que tenían el don de lenguas (—> Glosolalia). Los primeros debían servir para
edificación de la comunidad, en cuanto actualizaban un determinado mensaje para
sus oyentes; los segundos no debían recargar a la comunidad, por lo que su discurso
en lenguas debía ser vertido por un traductor. En efecto, la comunidad sólo
puede decir —> «amén» cuando ha entendido. El principio supremo debía ser el
amor, a cuyas normas debía someterse incluso el espíritu, los extáticos, los que
presidían. De suyo, todos podían tomar la palabra. Cometido de la comunidad
era la aclamación («hosanna», «amén», «ven, Señor Jesús»). Todos podían asimismo
acudir a la samblea, que debía ser tal que un no creyente que asistiera por azar
a ella se viera obligado a reconocer que Dios estaba allí. Este Dios es el
Señor glorificado, el dispensador de dones, el juez. Por eso, abandonar la
asamblea es como haber recibido el sello del juicio.
Básicamente puede decirse que acerca de la estructura del culto neotestamentario
sabemos poco (no sabemos, por ejemplo, si uno de sus elementos constitutivos era
la lectura del Antiguo Testamento). No existía un esquema unitario. Debe
admitirse un influjo directo de la —> sinagoga o una acomodación de los cultos
helenísticos. La estructura, muy fluida al principio. comenzó a adquirir formas
más fijas a fines del siglo I; por este tiempo, se configuran una dirección
estable de la comunidad (cf. Act y Ap con la descripción del culto litúrgico
celeste como prefiguración del terreno). —> Culto a Dios por la existencia
mundana. pa
Culto a Dios por la existencia mundana. a) El concepto ha de entenderse
en primer lugar en oposición al --> culto. De hecho, los cristianos no sirven a
Dios únicamente mediante celebraciones litúrgicas, sino también mediante sus
obras en el mundo. La Biblia ha entendido siempre, p. ej., el —> trabajo como
obediencia a los mandamientos de Dios (Gén 2,15); al transformar y configurar
el mundo, el hombre sirve a Dios. Esto no ha sido enteramente olvidado ni en las
épocas con mayor tendencia espiritualista de la historia de la Iglesia. Así, p.
ej., las órdenes religiosas no se atuvieron a una eremítica «sabiduría del
desierto», sino que, por el contrario, se pusieron en teoría y práctica al
servicio del progreso del mundo. Incluso la reforma, tan alérgica a la
«justificación por las obras», supo desarrollar una detallada teoría del
trabajo y se manifestó orgullosa de haber sabido descubrir de nuevo su carácter
de servicio. Hasta el día de hoy muestran las encíclicas sociales, los
tratados teóricos y las organizaciones de ayuda de la Iglesia que, incluso dentro
del ministerio eclesiástico, el servicio divino no se reduce a la liturgia.
Cierto que en el pasado se descuidó notablemente este culto a Dios por la
existencia mundana. Es indudable que la piedad ascética y el trabajo
contemplativo fueron tenidos en más alta estima, dentro de la jerarquía
eclesiástica de valores, que las funciones mundanas.
La doctrina luterana de la profesión acarreó mucho daño; el compromiso con el
poder dominante hizo que la Iglesia perdiera la clase obrera. Las encíclicas
sociales de los papas llegaron demasiado tarde y han tenido escasa eficacia. La
«teología política» aparecida en los últimos años, que no debe confundirse con
el funesto integracionismo de otro tiempo, y la «teología de ,la —> revolución»
han despertado un interés nuevo, tormentoso y provocador en pro de la actividad
en el inundo. Esta actividad puede entregarse a la caridad, al realismo y a la
esperanza del mundo y, al mismo tiempo darles un sentido transcendente, sin
convertirse por ello en clericalismo eclesial. La caridad protesta con sana
compasión contra las situaciones odiosas (—> Protesta). El realismo que admite
el cristiano descubre la fuerza evolutiva intrínseca de las cosas (= mundo,
materia, etc.) y no es, por consiguiente, ninguna magnitud opuesta a la ciencia
y a la técnica seculares. Dado que el cristianismo se interesa por una -->
nueva creación, los problemas del mundo han de resolverse no con la pasividad
sino con la restauración; la caridad y el realismo cristianos tienen siempre una
calidad escatológica: lo presente y actual no puede tener la última palabra, ya
que Dios quiere la plena perfección (Rom 12,2). Cierto que no se ha concluido
la tarea porque se haya conseguido una vez la perfección. Ante las
circunstancias atormentadoras son muchos los resignados o desesperados. Los
cristianos pueden «absorber» esta desesperación en su esperanza. Y también esto
en servicio de Dios.
b) Cuando se busca una forma mundana de nuestro servicio de Dios, debe ponerse
en claro ante todo si se puede seguir justificando teológicemente la
separación, hasta ahora vigente, entre espiritual y sagrado de una parte y
mundano y profano de otra. ¿No encierra la —> purificación del templo una
acusada y evidente punta anticultual, sea o no histórica esta narración? Está
bien claro que Jesús no dividió su mundo en dos esferas cuando comió a una mesa
con publicanos y pecadores y les dio a conocer la bondad de Dios. Afirmó de esta
suerte que el Dios indisponible y santo quería dar su gracia a los pecadores;
que Dios santificaba el mundo profano ya casi perdido de los pecadores, por el
hecho de que él accedía a su trato. De esto hablan con bastante energía las
fórmulas cristológicas (p. ej., Flp 2,5-11). ¿Es que pueden entenderse de otro
modo las palabras del Evangelio de Juan sobre el amor de Dios al mundo? Cierto
que esta característica del cristianismo, que surge de la entraña misma de la
•religión», se perdió a más tardar en la Iglesia jurídica constantiniana, y no
ha vuelto a descubrirse de nuevo hasta nuestros días. La discusión sobre la -->
desacralización del culto divino como organización de la comunidad ha cobrado
nuevo vigor, y no está en modo alguno acabada, en el ámbito de la teología
protestante, debido sobre todo al programa de Bonhoeffer sobre la
•interpretación no religiosa de los conceptos teológicos• y la dogmática
sacramental de E. Brunner. Últimamente se ha intentado, en el Bremer Modell, una
forma de culto divino que evita radicalmente cualquier parecido con los oficios
solemnes. El antes sacro espacio de la iglesia se transforma en un espacio de la
comunidad; no hay ya hábitos talares, sonido del órgano, oraciones comunes,
predicación monologante ni liturgia. Por parte católica, estos intentos ofrecen
reparos por diversas razones (—> Santo, —> Eucaristía, —> Liturgia). Con todo,
también el papa gusta de decir la misa en las naves de las fábricas; lo •santo»
se despega así del ámbito sacro, quiere hacerse profano. Los intentos de reforma
de aquellas Iglesias en las que la mezcla de lo espiritual y lo mundano pasa por
sacrilegio, se quedan meramente en la superficie; olvidan, en efecto, la
santificación de lo profano iniciada por Jesús. ber
Culto a los antepasados. Es la veneración cultual a los muertos en cuanto presupone la creencia en una vida después de la muerte. Como otros pueblos, también Israel estaba persuadido de la impotencia y, al mismo tiempo, del misterioso poder de los difuntos. Aunque son sólo sombras, saben más que los vivos (1Sam 28). El culto a los antepasados es inconciliable con la fe yahvista. Los ritos vinculados al culto a los antepasados estaban estrictamente prohibidos (Ley 19,28; Dt 14,1). En Israel, este culto no desempeñó papel importante. En todo caso, en la época de los profetas quedó muy postergado frente al culto a Yahveh, ya que los profetas apenas escribieron contra él. El monoteísta --> escrito sacerdotal describe tan minuciosamente las tumbas de los patriarcas porque quiere recordar los derechos de Israel sobre ciertas regiones. he
Culto a los muertos. El culto a los
muertos se centra en torno al enterramiento del cadáver, pues estaba prohibida
la incineración. Se cerraba los ojos del difunto, se lavaba y ungía el cadáver (Mc
14,8) y se le llevaba en angarillas hasta la sepultura. En la época
veterotestamentaria el difunto iba cubierto con sus propios vestidos, pero en la
época romana era envuelto en lienzos. En la cámara mortuoria se colocaban
sustancias olorosas para combatir el hedor de la muerte. En razón del clima
cálido, el enterramiento tenía lugar el mismo día de la muerte (Mc 15,46; 16,1).
—> Entierro.
Culto al césar.
El culto al césar romano fue introducido bajo —> Augusto y tiene su origen en el
culto helenístico al soberano. Ya desde muy antiguo, se veneraba en Grecia a los
hombres excepcionales, después de su muerte, situados como héroes, entre los
dioses y los hombres. En el siglo IV a.C. se comenzó a declarar héroes a algunos
hombres todavía en vida, y se difuminaron las fronteras entre héroes y dioses.
Con —> Alejandro Magno, esta tradición griega se une a la veneración divina —
usual en Egipto y Persia—de los soberanos. Con la expansión del imperio romano
en el oriente helenístico, comenzaron a recibir honores cultuales primero los
generales y funcionarios romanos y, más tarde, César y Augusto. Para la religión
romana, la veneración del soberano era un concepto extraño, por lo que Augusto
permitió estos honores del culto a una con los de la diosa Roma, solamente en
las provincias orientales. En la ciudad de Roma estableció el culto a Julius
Divus (César). Se trataba, en esta institución, de un culto en honor de los
emperadores declarados divi (divinos) por el senado después de su muerte; aparte
esto, se veneraba también el genius del emperador. Más tarde, Calígula y
Domiciano exigieron también en Roma el reconocimiento de su propia divinidad. mo
Este culto al césar, exigido oficialmente, provocó un grave conflicto entre los
cristianos y el Estado romano. Los cristianos eran ciudadanos leales, pero sólo
podían reconocer un Señor: Jesucristo. Por ende, debían rechazar la adoración al
césar. Oran, ciertamente, por el césar, pero no al césar. Su negativa provocó la
persecución de Diocleciano (81-96). En esta apurada situación se compuso el
Apocalipsis, cuyo autor había sido desterrado a la isla de Patmos (Ap 1,9). En
el libro se ataca, aunque de forma velada, el culto al césar (Ap 13,4; 19,20).
91
Culto del templo. Sólo en el templo de Jerusalén existía un culto sacrificial constante y regulado. Las polémicas proféticas se enderezaban casi siempre contra la perfección exterior y el ritualismo legal, contra el menosprecio de los componentes interhumanos en favor del aspecto categorial de la religión; la crítica se dirigía menos al culto que a los hombres del culto (Is 29,13; Mc 7,6s). En la predicación de Jesús falta toda polémica contra el culto, que en su tiempo era fiel, aunque ejecutado básicamente como acto de obediencia. Por otra parte, para entonces había cobrado ya importancia la —> sinagoga, con su interpretación de la ley determinante de la vida diaria. pa
Culto dionisíaco. Culto orgiástico en
honor de Dionisos, dios de la vegetación y del vino (el Baco romano). En Atenas
se representaban comedias y tragedias con ocasión de las fiestas dionisíacas.
Bajo Alejandro Magno — que fue comparado con el mismo Dionisos —, estos cultos
alcanzaron una gran expansión que continuó bajo los Seléucidas (2Mac 6,7). mo
Culto solar. En el antiguo oriente, y
particularmente en Egipto, el sol era venerado como un dios, junto con la luna.
También en Israel tuvo acogida — aunque prohibido (Dt 4,19) — el culto al sol (Is
17,8; Ez 6,4; 2Re 21,3ss; 23, 5.11). we
Cultos de los misterios -->
Misterios.
Cumplimiento.
Tanto la palabra de Dios como las --> promesas divinas han de cumplirse (cf. Is
55,11). El Antiguo Testamento habla muchas veces del cumplimiento de las
palabras de Yahveh anunciadas por los profetas. El cumplimiento es una
característica de Dios, que acredita la --> vocación de los profetas y la verdad
de su mensaje; el cumplimiento de las promesas del pasado es garantía del
cumplimiento de las del futuro.
Todo el Nuevo Testamento está penetrado del convencimiento de que en y por —>
Cristo —> Jesús ha llegado a su cumplimiento la antigua alianza. En los
Evangelios (especialmente en Mt), aparecen con frecuencia fórmulas como: •para
que se cumpliera lo que fue dicho•; la indicación de que en la vida, actuación,
muerte y resurrección de Jesús se había cumplido la Escritura, pasa a ser, pues,
uno de los elementos capitales de la --> predicación neotestamentaria sobre
Jesucristo. La misión mesiánica de Jesús es llevar todo a su cumplimiento y
plenitud (cf. Lc 24,25ss). Así, también ha cumplido la --> ley
veterotestamentaria al someterse a ella. Pero además, la llevó a su cumplimiento
al mostrar cuál era en ella la voluntad de Dios y al prohibir también —yendo más
allá de la -> letra de la ley — los malos deseos y pensamientos, como origen de
las malas acciones. La llevó a su cumplimiento al manifestar que el --> amor es,
en toda su extensión, la llave de todo lo demás (p. ej., Mt 7,12). En Act 2-3,
los discursos de Pedro están marcados por la idea del cumplimiento. Aquí, al
igual que en los Evangelios, las numerosas --> citas reflexivas demuestran la
intención de probar que la Escritura se ha cumplido en la vida de Jesús, y
determinan, como elemento de composición, la estructura y articulación de las
frases; reflejan además la concepción cristocéntrica que la comunidad primitiva
tenía del Antiguo Testamento. Y dado que en Cristo y en la salvación por él
traída ha encontrado su cumplimiento la Escritura, ésta sólo puede ser entendida
e interpretada en adelante desde el mismo Cristo (cf. 2Cor 3,12ss). -> Promesa,
-> Historia de la salvación. br
Curación. Según el Antiguo Testamento, -> Yahveh
es el --> médico de su pueblo (Ex 15,26). Se puede y debe incluso dirigirse a él
confiadamente en la oración, la lamentación, la acción de gracias y la alabanza.
De aquí que, en el Antiguo Testamento, las curaciones sean casi siempre fruto de
oraciones escuchadas y tengan por finalidad el reconocimiento de Yahveh (2Re 5).
Los profetas son únicamente instrumentos de curación (su palabra, sus
conocimientos médicos: Is 38).
Las curaciones aparecen, estilísticamente, como miembro paralelo del perdón (cf.
Lc 5), de la liberación de la catástrofe (Sal 103), del restableclmiento de las
posibilidades de vivir, de la vivificación del espíritu y del corazón, del
encaminamiento a la senda de la vida (la 57); es decir, que las curaciones
incluyen en sí el concepto de -> conversión (2Cró 7). Por los cardenales del ->
siervo de Yahveh es curado el pueblo (la 53,5; cf. 1Pe 2,24: Jesús). Jesús ha
sido ungido por el -+ Espíritu de Dios, revestido de autoridad y enviado para
cumplir las promesas de Dios y establecer un mundo sano y salvo (Lc 4,18s:
imagen del año de gracia; en el contexto, curación); es el siervo de Yahveh que
cura en su raíz y levanta lo que está abatido y llena la esperanza (Mt 12,15ss:
Is 42). A él hay que oír y mirar, entregándose a la acción de Dios que sana (Mt
13,15: Is 6,9s. Los gentiles escucharán: Act 28,27s). Las curaciones en ->
sábado aluden a las bendiciones del -> reino de Dios (sábado: anticipación del
descanso eterno de Dios). Dondequiera son suprimidas las necesidades y
enfermedades como defectos de la vida, dondequiera son vencidas las calamidades
y desgracias, acontece, a modo de signo, la --> nueva creación (Mc 7,37: •Todo
lo ha hecho bien..
Curar significa también restablecer los caminos que llevan a la vida (Heb
12,12s: Is 35,3). El encargo de curar dado a los discípulos y el carisma de
curaciones (-> Dones del Espíritu) de la primitiva Iglesia intentan prolongar,
de una manera acomodada a cada tiempo, la misión de preocuparse por la salud del
mundo. scho
Curaciones milagrosas. Para el
Antiguo Testamento cf. -> Curación.
En el Nuevo Testamento, la -> fuente de los logia y el material peculiar de
Lucas (-> Lucas [Evangelio de]) contienen en sus discursos (-> Logia) hechos y
relatos que pueden fundadamente atribuirse a Jesús. La misión de los discípulos
(también en Mc) confirma el poder propio y personal de Jesús. Así, pues, la
tradición sobre la actividad de Jesús que curaba a los enfermos tiene su origen
en un recuerdo apoyado en sus discursos.
Otro testimonio posterior son los sumarios redaccionales (cf., p. ej., Lc 7,21;
-> Historia de la redacción). Ahora bien, ¿refleja cada curación milagrosa
concreta, a veces transmitida por una sola fuente, un recuerdo también concreto?
La -> historia de las formas distingue:
1. Los --> apotegmas: una curación milagrosa sirve de marco a una sentencia de
Jesús; estos apotegmas, formados en Palestina (hay aquí graves problemas) nacen
de un recuerdo concreto, de una tradición antigua, fundamentados en el modo como
Jesús acostumbraba a actuar.
2. Narraciones expresas de milagros. Aquí la cota máxima está constituida por la
curación milagrosa. Llama la atención en este punto, cuanto a la técnica
narrativa, el parecido con las antiguas narraciones. Hay rasgos estereotipados;
el esquema es: enfermedad, curación, testimonio; si bien, al mismo tiempo, hay
aspectos originales. No se pueden entender sin más todas estas curaciones en su
conjunto como una transposición de las curaciones milagrosas ambientales de
aquel entonces, pero sí debe admitirse el influjo de la predicación y la
catequesis. Habría que investigar también aquí el influjo de la estructura y del
lenguaje de la oración veterotestamentaria. En la tradición ha influido, además,
sustancialmente el significado que el mismo Jesús atribuyó a su actividad
curadora. Así lo muestra una consideración sobre el peculiar conjunto que forman
acontecimiento y sentido en las obras y palabras de Jesús, contrapuesto
originariamente a las esperanzas tanto judías como del mundo antiguo en torno a
un salvador (-+ Taumaturgos) o a magnitudes similares. La fórmula — desconocida
en el judaísmo veterotestamentario — .oír y ver•, característica del mensaje de
Jesús, alude a la pretensión de que, con la actuación de Jesús, se introduce la
acción salvadora definitiva de Dios. Las curaciones milagrosas son señales de
alerta que cumplen la profecía salvífica de que el --> reino de Dios se acerca,
signos previos de su instauración definitiva. Denotan el mundo santo de Dios,
son interpelaciones, ofertas, requerimientos de Dios. El hombre debe dirigirse a
Dios, aferrarse a él, dejar que Dios actúe en él; la colaboración humana es
•creer•.
Los relatos de curaciones milagrosas ponen también de manifiesto el hecho de
que, después de la pascua, la persona de Jesús pasó a un primer plano como ->
Mesías. Ha de ser proclamado lo que estos relatos puedan significar en el
presente para la --> fe: las curaciones milagrosas son ejemplos de cómo el ->
Señor glorificado está comprometido, también hoy, en favor del mundo de lo
santo. -> Milagro. scho
Curtidor. La profesión de curtidor es conocida ya
en el Antiguo Testamento. Debido a que la preparación del material se hacía a
base de excrementos animales, esta actividad era despreciada en el judaísmo (cf.
Is 7,3: el •Campo del batanero» se halla fuera de Jerusalén). sc