Angustia
Biblia


El concepto de angustia entraña un sentimiento consciente, fundamental y básico del hombre en cuanto advierte la inseguridad y lo problemático de su salvación y se siente forzado a afrontar esta angustia si no quiere perderse. Dado que la angustia somete a prueba todo el ser personal, puede degenerar en neurosis y desgarrar la autoconciencia del hombre. Frente a esta angustia primordial, sólo la fe personal puede ofrecer el correspondiente contrapeso. La angustia, como sentimiento humano consciente y primario, se encuentra a lo largo de todo el Antiguo Testamento, y debe ser considerada también como una de las afirmaciones fundamentales del Nuevo Testamento, en conexión con la -> culpa y la -> redención:

1. El origen de la angustia es el -> pecado: La angustia es la expresión del distanciamiento de Dios en una conciencia culpable (Gén 3,8-10), que conduce a distancias cada vez mayores y pone constantemente ante los ojos la -> nada (Gén 11,1-9), para acabar en la ruina definitiva (Heb 10,39).

2. La angustia como experiencia básica universal: Con el ejemplo de Egipto se demuestra que la angustia es consecuencia del delito (Sab 17). Los salmos saben expresar con fuerza esta experiencia y aluden al mismo tiempo al hecho de que el hombre angustiado reconoce, cuando falta todo otro auxilio, que sólo Dios puede salvarle y consolarle. En él se encuentra la seguridad, el refugio, la salvación (cf. por ejemplo Sal 107,6). La angustia se interpreta siempre como una experiencia fundamental del hombre sometido al -> juicio de Dios (Is 13) y se contrapone a la experiencia de la fe (Rom 8,35).

3. Liberación de la angustia por Cristo: Todo cuanto hay de dudoso en nuestra existencia ha sido radicalmente liberado en el sí de Dios por Jesucristo (2Cor 1,19s), porque la amenazadora nada ha sido sustituida por la promesa de salvación bajo la protección divina. Esta promesa alcanza también — y precisamente — los abismos más extremos de la perdición humana (Lc 22,44; Mt 27,46). La -> obediencia de Jesús se convierte, en la teología de la cruz (-> Cruz), en el fundamento de una «angustia transida de gracia» (2Cor 12,9), de la experiencia del sufrir con Cristo (Rom 8,17; -> Padecimiento).