Anavim
Biblia


En el plástico vocablo hebreo «los deprimidos», «los oprimidos», se reúnen los tres significados de «pobre»: necesitados, oprimidos y pacientes o sumisos. Según la legislación mosaica se trataba de gente «pobre», sin terrenos en propiedad, lo que tenía graves consecuencias en la cultura agrícola de Palestina. Un hombre así no podía intervenir en los asuntos, carecía de influencia, era explotado incluso ante los tribunales, estaba «oprimido». Finalmente, son «pobres» los golpeados por el destino, los enfermos, los débiles, las viudas, los marcados por culpas ajenas. Estos «deprimidos» eran objeto especial de la providencia y del amor de Dios. A éstos protege, a ellos se les debe hacer bien y tenerles consideración (Sal 71,1ss).

Por otra parte: el pobre «clama a Dios», en quien sabe que encuentra justicia y compasión. El Antiguo Testamento no reconoce como pobres a los que están desesperados y amargados, a los que, clara y brevemente, quieren arremeter contra todo. La dignidad del «deprimido» consiste en que mira a Dios como a su auxiliador. Está «inclinado ante la mano de Dios». Dado que su causa está ante Dios, puede ser humilde, paciente, sumiso. Por eso los -> profetas y los -> salmos identifican a los «humildes» con el verdadero Israel. Los temerosos de Dios se dieron a sí mismos más adelante el honroso nombre de «pobres»; en sus círculos se esperaba al -> Mesías «pobre», como «el que viene humilde, montado en un asno» (Zac 9,9).

«Pobres» son los que han prosperado poco en la vida, los despojados de su libertad, derecho y dignidad por la culpa y la necedad de otros; pero lo que les distingue esencialmente, en definitiva, es su actitud ante Dios: se encuentran «deprimidos», pero miran a Dios, de él esperan ayuda, cuentan con su justicia y misericordia, no exigen nada, sino que se inclinan sumisos a su voluntad. A estos «pobres» se refiere la bendición de Jesús, cuan-do habla de los «pobres de espíritu» (Mt 5,3). -> Pobreza.