Este término técnico, tomado del mundo de los negocios, es usado por Pablo
en un doble sentido: 1) En el sentido de que la fe es un abono en cuenta a favor
del creyente; 2) en el sentido de que el pecado no es ningún abono en cuenta.
Pablo toma el vocablo del uso lingüístico griego, pero modelando su contenido de
acuerdo con su pensamiento teológico y sirviéndose de él para dar nueva vigencia
al concepto teológico de -> justicia. En la historia de Abraham del Antiguo
Testamento (Gén 15,6), aparece esta palabra para anunciar la -> elección libre
por parte de Dios y la donación de la salvación a los creyentes. En la posterior
evolución del Antiguo Testamento, se sobrepone el concepto de -> mérito (en la
fe hay un valor, que merece la salvación; el pecador no tiene, por tanto,
oportunidad ninguna) al concepto de elección gratuita, y otorga, en
consecuencia, nueva validez al sentido fundamental griego de esta palabra
(evaluar, asentar, reconocer el valor de una cosa).
Pablo vuelve sobre la concepción originaria de Gén 15,6, pero rechaza la idea del mérito y entiende el abono en cuenta como un don gratuito, que se ofrece tanto al creyente como al pecador. Con todo, también esta perspectiva paulina se perdió muy pronto, siendo suplantada por la idea de obra meritoria, que sigue determinando hasta nuestros días el concepto de salvación de muchos cristianos. Abono en cuenta es una expresión figurada que intenta sensibilizar y plastificar la relación de salvación entre Dios y el hombre. El hombre sencillo obtiene su salvación no mediante sus obras de piedad y religión, sino gracias al don de la fe. -> justificación.