Revoluciones sociales
DPE
 

Según J. Comblin, asistimos a la tercera gran revolución industrial y económica. La primera tuvo lugar entre 1770 y 1880, bajo el signo del carbón, las grandes y pesadas máquinas, la escasa tecnología, la abundante mano de obra y los bajos salarios. Se enfrentaron los minoritarios patronos y la masa proletaria. Cobraron fuerza los sindicatos y los movimientos obreros revolucionarios.

Una segunda revolución, marcada por la electricidad y el petróleo, desde 1880 hasta 1970, bajo el signo de la "productividad". Se propician procesos de automatización y el trabajo tiende a ser de mantenimiento y control de las máquinas. Se reduce el horario de trabajo. Comienza a tomar cuerpo el llamado "estado del Bienestar". Los sindicatos no son revolucionarios e incluso defienden los intereses de las industrias para salvar el empleo. Los obreros se diversifican en categorías, defendiendo cada cual sus intereses. Se afianza la clase media. El capital pertenece a las multinacionales. La producción se centra en bienes relativamente simples, a gran escala industrial. Las empresas tratan de conquistar el mercado del consumo.

La tercera revolución se basa en la alta tecnología y la informática. La producción se centra en productos diversificados, poco numerosos, y con un valor muy alto. Ahí radica su beneficio: no viene de la gran cantidad de productos sino de la venta de pocos objetos, pero muy caros. Se buscan nuevos materiales, nuevos ingredientes. La actual tecnología se alimenta de muchos componentes o piezas, producidas en lugares diferentes. Es el triunfo de la descentralización y de las multinacionales. En la era de la cibernética se posibilita la comunicación inmediata y simultánea y el desplazamiento inmediato de los grandes capitales de las multinacionales. Para los nuevos productos hay que crear necesidad y mercado. El marketing es esencial. Los trabajadores, se implican en el proceso de producción. Al primar la calidad del producto, es necesaria su inteligencia, cualificación y competitividad. La máquina tiene un promedio de vida de tres años, antes de quedar anticuada

Los postulados de esta tercera revolución ya habían sido anunciados por A. Toffler cuando hablaba, a principios de los años 80, de la famosa "tercera ola" que comportaría una visión universalista y holonímica de la realidad, el desarrollo interplanetario, el predominio de los mass media que harán del mundo la gran aldea global. Ciertamente seguirán amenazando peligros como la destrucción ecológica, el terrorismo nuclear o el fascismo electrónico, pero se impone la "practopía": "este mundo no será ni el mejor ni el peor de todos los mundos posibles sino un mundo que es práctico y preferible al que teníamos". A diferencia de las utopías, la practopía no es estática ni se halla petrificada en una irreal imperfección. Pero tampoco es revisionista, modelada sobre algún ideal imaginado del pasado. La civilización de la tercera ola es un futuro practópico, que da acogida a las diferencias individuales y abraza (más que suprime) la variedad racial, regional, religiosa y subcultural. Una civilización moldeada en torno al hogar, la pasión por el arte, la bioética, ecológica y profundamente democrática.

En esta tercera revolución, se asiste a la muerte y transformación del denominado trabajo asalariado desde una paradoja: para crecer económicamente se necesita menos trabajo.

De ser el trabajo, una dimensión fundamental de la persona, y un medio privilegiado de realización personal y comunitario, ha pasado a contemplarse como un lujo y un bien escaso. En todo esto, el neoliberalismo tiene mucho que decirnos.

Como remedios al desempleo, desde ámbitos de reflexión creyente, se solicita: una reforma fiscal para potenciar el sector privado; mayor protección de empleo, al mismo tiempo, en el sector público; un salario mínimo nacional o ciudadano; reforma del sistema de prestaciones; mejores condiciones de trabajo y buena negociación más justa del salario; reciclaje y formación permanente del trabajador y la posibilidad de foros nacionales sobre el empleo.

BIBL: — J. COMBUN, Cristianos rumbo al siglo XXI, San Pablo, Madrid 1997; A. TOFFLER, La tercera ola, Plaza y Janés, Barcelona 1984; D. SHEPPARD-R. DÍEZ SALAZAR, El desempleo y el futuro del trabajo. Una investigación para las Iglesias, Sal Terrae, Santander 1999.

Raúl Berzosa Martínez