Catequesis (Directorio General)
DPE
 

SUMARIO: Introducción. - 1. Aspectos genera-les: 1.1 Razón del nuevo Directorio. 1.2. Cómo se llevó a cabo su elaboración. 1.3. Qué pretende el D.G.C. 1.4. A quiénes se dirige el nuevo Directorio. -2. Novedades del DGC (1997) respecto del DCG (1971): 2.1. El concepto de revelación y de fe. 2.2. El concepto de evangelización. 2.3. El ministerio de la Palabra. 2.4. La identidad de la catequesis. 2.5. La pedagogía de Dios. 2.6. Vinculación de la pastoral catequética a la Iglesia particular. - 3. Orientaciones fundamentales del DGC: 1 ° Situación de la Iglesia en el mundo actual. 2° La Catequesis en la Iglesia primitiva y en la Iglesia actual. 3° Finalidad y tareas de la catequesis, hoy. 4° La fuente de la catequesis: La Palabra de Dios. 5° La Pedagogía de Dios y la metodología de la catequesis. 6° Los destinatarios de la catequesis. 7° La pastoral catequética en la Iglesia diocesana. 4. Seis opciones prioritarias para el inmediato futuro. - Conclusión.


Introducción

El Concilio Vaticano II fue el que decidió la elaboración de un Directorio "sobre la formación catequética del pueblo cristiano" (CD 44).

En 1971, la Congregación para el Clero, encargada por el Papa para orientar la acción catequética, hizo público con la aprobación de Pablo VI el primer Directorio General de Pastoral Catequética (DCG). Este ayudó mucho a todos los responsables de la catequesis en todo el mundo, para trabajar con los criterios que aparecieron en el Vaticano II. Pero había quedado superado para nuestro tiempo, y había que actualizarlo. Por eso, 26 años después, en 1997 la misma Congregación publicó un nuevo Directorio General para la Catequesis (DGC), aprobado por Juan Pablo II.

1. Aspectos generales

1.1. Razón del nuevo Directorio

El motivo fundamental son los avances espectaculares que se han producido en el campo catequético, en los 26 años que van del primer Directorio a éste. Numerosos Obispos y Conferencias Episcopales en todos los continentes, la Sede Apostólica y las Asambleas Generales (ordinarias y extraordinarias) del Sínodo de los Obispos han contribuido notablemente a esos avances. En especial, han sido decisivas las dos Exhortaciones apostólicas postsinodales: (EN) Evangelii Nuntandi y Cathechesi Tradendae y (CT), por sus orientaciones inspiradoras sobre la Evangelización y la Catequesis, la encíclica Rdemptoris Missio (RM) con su clarificación acerca de la Acción Misionera de la Iglesia y su permanente actualidad, y, particularmente, el Catecismo de la Iglesia Católica, (CCE) cuya publicación aconsejaba clarificar cuál era su lugar y función en la renovación de la catequesis.

En la consulta realizada por la Congregación del Clero acerca de una posible reelaboración del Directorio (1971) se pedía: que la reelaboración se llevase a cabo, que se incorporaran las riquezas de los avances habidos y que se mantuvieran las orientaciones fundamentales del texto anterior. Así lo exigía, como lo reconoce el mismo Directorio (1997), el hecho de "adaptar este valioso instrumento teológico-pastoral a la nueva situación y a las nuevas necesidades" (n° 7).

1.2. Cómo se llevó a cabo su elaboración

El mismo DGC (n° 7) indica el proceso seguido. 1) Trabajaron un grupo de Obispos y expertos en teología y en catequesis. 2) El proyecto realizado se sometió a consulta de las Conferencias Episcopales y de diversos peritos e institutos o centros de estudios catequéticos. 3) Con toda la riqueza de las observaciones recibidas se elaboró un texto provisional. 4) Este texto pasó a una última consulta de las Congregaciones de la Sede Apostólica concernidas por el tema. 5) Por último, se sometió a la aprobación del Papa, convirtiéndose en texto definitivo, una vez que recibió esta aprobación. Este proceso de elaboración duró casi 4 años.

1.3. Que pretende el DGC

El DGC hace suya la misma finalidad que ya indicaba el Directorio del 1971: Ofrecer los principios por los que se regula la catequesis. Se sitúa, sobre todo, en una finalidad orientativa, proporcionando criterios inspiradores más que normas imperativas. Es un texto, pues, cercano a la reflexión de tipo catequético-fundamental (n° 9). Por esto mismo, es un texto apropiado para la formación de los candidatos al sacerdocio, para la formación permanente de los presbíteros y para la formación de catequistas (n° 11).

El presente Directorio pretende también, prestar ayuda a los diferentes episcopados nacionales para la redacción de directorios catequéticos y catecismos muy cercanos a la realidad (n° 11). Por último, desea estimular en el futuro estudios e investigaciones más profundas, que respondan a las necesidades de la catequesis y a las normas y orientaciones del Magisterio de la Iglesia (n° 13).

1.4. A quiénes se dirige el nuevo Directorio

Se dirige a todos los agentes de la catequesis: Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Religiosas, y Catequistas laicos.

2. Novedades del DGC (1997) respecto del DCG (1971)

2.1. El concepto de revelación y de fe

Ambos textos apoyan su reflexión en el concepto de revelación aportado por la DV. Dios quiere, ante todo, comunicarse a Sí mismo y quiere, en segundo lugar, dar a conocer su Proyecto salvador, por el que se va a realizar la comunión con El. La fe, a su vez, por la que la persona responde a la revelación divina, tiene también un doble aspecto: la entrega de uno mismo a Dios, (fides qua) la fe personal, y el contenido de ese Proyecto salvador (fides quae, el mensaje cristiano). Esta concepción de la revelación y de la fe es la que fundamenta, en ambos documentos, la concepción de lo que es el ministerio de la Palabra.

No obstante, el nuevo Directorio vincula la transmisión de la revelación, no sólo al ministerio de la Palabra -una de las cuatro mediaciones por las que la Iglesia realiza su misión evangelizadora: Palabra, Liturgia, Comunidad y Servicio-, sino a la Evangelización integral. La revelación se transmite mediante la evangelización, que abarca las cuatro mediaciones indicadas (Cfr DGC, 1 a Parte, todo el Cap. 10).

2.2. El concepto de evangelización

Para el DCG (1971) la Evangelización era sólo una forma de ministerio de la Palabra, teniendo como finalidad suscitar la fe-conversión inicial (DCG. 17).

Para el DGC (1997) la Evangelización es el conjunto de la misión de la Iglesia (DGC. 46, Evangelización integral), concepto recogido de EN (n° 14). Más aún, el Directorio insiste en que la Evangelización es un proceso con estos pasos: a) Evangelización misionera: Primer Anuncio, Anuncio del Kerigma, b) Evangelización catecumenal: Catequesis de la Iniciación cristiana, y c) Evangelización Pastoral, es decir, las acciones eclesiales de maduración para los incorporados ya a la comunidad cristiana.

A este proceso evangelizador va correspondiendo el proceso de maduración de la fe (Cfr. DV, 5) y de la conversión (Cfr. AG, 13): a) interés por el Evangelio y conversión inicial, b) maduración básica y profesión de fe, y c) camino hacia la conversión plena, hacia la Perfección (DGC, nOs 47-57).

Todas estas etapas del proceso de la Evangelización son imprescindibles (n° 87). Pero el nuevo DGC analiza y destaca los primeros pasos de este proceso: del Primer anuncio al interés por el Evangelio, y de la Precatequesis (n° 62) a la conversión inicial (n° 56). A lo largo del documento, el tratamiento de estos primeros pasos de la fe se pone muy de relieve, con gran sensibilidad misionera.

DGC también insiste mucho en que la iniciación cristiana es un momento esencial en la Evangelización y la Catequesis es contemplada, fundamentalmente, como servicio a esa iniciación.

2.3.. El ministerio de la Palabra

Para el DCG (1971) el ministerio de la Palabra tiene cuatro formas: a) la evangelización o predicación misionera, b) la catequesis, c) la homilía y d) la teología (n° 17).

Para el DGC (1997) el ministerio de la Palabra despliega cinco funciones: a) de convocatoria o llamada a la fe, b) de iniciación, c) de educación permanente de la fe, d) función litúrgica, y e) función teológica. Cada una se realiza a través de formas diversas (n° 51). El DGC insiste en que la catequesis de iniciación tiene un carácter propio (prioritario, fundante, estructurante y específico), que no se debe confundir con la educación permanente de la fe o catequesis permanente, que es una función distinta y posterior. El ministerio de la Palabra está al servicio del proceso de conversión plena (n° 57), en el que no ha de faltar ninguna de sus etapas.

2.4. La identidad de la catequesis

En el DCG de 1971, el concepto de catequesis estaba poco definido (nO5 18-20). En el DGC de 1997 está más clarificado. Primero: la catequesis, propiamente dicha, es la 2ª etapa de la Evangelización, que es la catequesis de iniciación cristiana (fundante). Y es sistemática y orgánica, esto es, con un programa bien ordenado; es básica o fundamental; es integral, es decir, alimenta todos los aspectos de la fe e incorpora a la comunidad cristiana. Esto es así porque se inspira en el Catecumenado primitivo (n° 63-68). Segundo: la catequesis en su sentido extensivo es la educación permanente, propia de la 3ª etapa de la Evangelización: es parte de la evangelización pastoral (nº 69-72).

2.5. La Pedagogía de Dios

En el DCG de 1971 no se menciona la "Pedagogía de Dios". No cabe duda que en toda la pedagogía hay "chispazos" o "semillas" de la Pedagogía de Dios (n°S 70-76). Sin embargo, el DGC de 1997 dedica el primer capitulo de la Tercera parte a esta Pedagogía divina. Es la pedagogía de la condescendencia, de la paciencia, de la adaptación, del amor y la acogida, de las experiencias y vivencias, de la liberación y rehabilitación, de los signos y símbolos, de la comunicación interpersonal, de los cinco sentidos, de la comprensión y la confianza, de la corrección entrañable... En una palabra, la Pedagogía divina es la Pedagogía del "don de Sí mismo" en "hechos y palabras", propia del Dios de Jesús y del Jesús de Dios.

2.6. Vinculación de la pastoral catequética a la Iglesia particular

Toda la quinta parte del DGC de 1997 rezuma eclesiología conciliar sobre la Iglesia Particular, lo que es el DCG de 1971 queda velado por una eclesiología universalista difuminada.

Esta pastoral catequética abarca cuatro grandes campos: 1) El ministerio o servicio de la catequesis en la Diócesis ysus agentes (n°S 217-232). 2) La formación para el servicio de la catequesis (nos 233-252). 3) Lugares y cauces para realizar la catequesis (nO5 253-264). 4) La organización de la Pastoral catequética en la Diócesis (n°S 265-285). El Directorio resalta la formación de los catequistas.

En cuanto a su importancia: a) la pastoral catequética diocesana debe dar absoluta prioridad a la formación de los catequistas laicos, y b) cuidar al máximo, como elemento realmente decisivo, la formación catequética de los presbíteros, en los planes de estudio de los seminarios y en su formación permanente (n° 234).

En cuanto a su finalidad: a) ha de capacitarlos para realizar un acto de comunicación: comunicar el mensaje evangélico (el cristocentrismo como cima y centro de la formación de catequistas) y b) ha de capacitarlos para transmitir el Evangelio en nombre de la Iglesia (n° 235).

En cuanto a formarlos en la dimensión del "ser", se destaca: a) promover en ellos una madurez humana inicial, b) alimentar la espiritualidad del catequista, que le haga madurar y crecer como creyente, y c) estimular la madurez apostólica: identificándose con la figura de Cristo, Maestro y Formador de sus discípulos (n° 239).

También es novedoso el capítulo dedicado a los "lugares y cauces" para realizar la catequesis. La Iglesia particular es la comunidad cristiana referencial. Esta es el origen, lugar y meta de la catequesis. Pero esta comunidad referencial se hace cercana y se visibiliza en las comunidades cristianas inmediatas, en las que los cristianos nacen a la fe, se educan en ella y la viven. Son: la familia, la parroquia, la escuela católica, las asociaciones y movimientos cristianos, las comunidades eclesiales de base... (nos 253 ss).

Por último, en el Directorio se destacan como originales: a) el Proyecto diocesano de catequesis: primero, un proceso de iniciación cristiana para niños, adolescentes y jóvenes, segundo, un proceso de catequesis para adultos, tercero, un pro

ceso de catequesis para ancianos (n°s 274-275) y b) la coordinación de la acción catequética con la acción misionera que la precede, y con la acción pastoral que la continúa (nOs 276-277).

3. Orientaciones fundamentales de DGC

Primera: Situación de la Iglesia en el mundo actual (n°s 14-33).

Como Jesús, los cristianos contemplamos el mundo de nuestros días con la mirada de fe, con la mirada, con que El contemplaba la sociedad de su tiempo: 1) Un mundo fundado y conservado por Dios, Creador, con corazón de Padre; 2) sometido a la fuerza del egoísmo que nos empequeñece y deshumaniza y, así, entorpece el Plan de Dios; 3) pero, que rejuvenece con la fuerza del Cristo Pascual, que se nos comunica a cada creyente para renovarlo, llenos de esperanza.

Pero con la mirada de la razón —las ciencias sociales—, descubrimos en este mundo: a) multitudes inmensas que padecen injustamente la miseria, b) muchas naciones que violan la dignidad de las personas y no respetan sus derechos, c) un deseo de dar relieve y desarrollar la cultura propia de cada pueblo, d) la extensión de la cultura moderna de la ciencia y de la técnica, e) la difusión entre las naciones del Primer Mundo y de manera persistente, de la indiferencia religiosa, f) la vida de muchos bautizados al margen del Evangelio: conservan su sentimiento religioso, pero "no practican" ni los sacramentos ni la moral cristiana, ni la oración personal.

Añadiendo a la mirada de la razón la mirada de la fe, el texto del DGC nos ofrece la parábola del sembrador (Mc 4,3 ss), con la que nos recuerda que el Reino de Dios —Reino de fraternidad— llega a nosotros a pesar de todas las dificultades; que la semilla del Evangelio potencia y hace fecunda la vida de las personas y anuncia una gran cosecha. Pero, con una condición: la Palabra de Dios germina sólo en los corazones abiertos y deseosos de que entre nosotros reine la fraternidad evangélica.

Por eso mismo, el DGC describe esa actitud de fe de los seguidores de Jesús enviados a evangelizar: "Valiéndose de las ciencias humanas siempre necesarias, la Iglesia trata de descubrir (a la luz de la Palabra) el sentido de la situación actual dentro de la historia de la salvación. Sus juicios sobre la realidad son siempre diagnósticos para la misión" (n° 32).

Segunda: La catequesis en la Iglesia primitiva y en la Iglesia actual (cf N.N. 89. 107. 109 s. 222. 25-26).

En la Iglesia primitiva (siglos II-VI), los catequistas —sobre todo los Santos Padres— observan que, para ofrecer la revelación de Dios a los paganos del Imperio: 1) han de centrarse en la Persona de Jesús y 2) crear una institución educativa con un plan de formación para lograr que los no-creyentes lleguen a ser miembros de la Iglesia o Comunidad de Jesús. Es la Institución Catecumenal, en la que se desarrollaba la "Iniciación cristiana", que abarca tres etapas: Primera el "primer anuncio", que provoque la fe conversión inicial. Segunda, la catequesis o profundización en el "primer anuncio", para consolidar su adhesión a Jesús y a la Comunidad. Tercera, el ingreso en la comunidad, por la Profesión de fe y por la celebración de los Sacramentos de la Iniciación.

Así pues, en los primeros siglos de la Iglesia aparecen los siguientes tipos de personas en relación a la fe cristiana: 1° los no creyentes; 2° los no creyentes, pero interesados en convertirse a Jesús; 3° los creyentes interesados en madurar su fe mediante la Catequesis, y 4° los creyentes miembros ya de una Comunidad y proyectados tanto hacia la propia Comunidad cristiana para animarla, como hacia el mundo para transformarlo según los criterios evangélicos.

En cambio, la Iglesia de hoy y nosotros los catequistas, nos encontramos con tres situaciones distintas: 1° Los no creyentes que o nunca han oído hablar de Cristo, o, si han oído hablar de El, su mensaje no ha arraigado en su corazón, 2° Los creyentes que, agrupados en Comunidades cristianas sólidas, viven su vida de fe y la irradian con el testimonio en sus ambientes, 3° Los bautizados de muchas Comunidades de tradición cristiana, que han perdido el sentido vivo de la fe, no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, y viven su vida alejada de Jesús y del Evangelio. Estos últimos son los que necesitan una "nueva evangelización". De ellos nos habla ampliamente el DGC, como se expone a continuación.

Tercera orientación: Finalidad y tareas de la catequesis hoy

Para abordar la situación de "nueva evangelización" en que viven hoy muchos bautizados no convertidos al Señor Jesús, la catequesis actual, inspirada en el catecumenado bautismal, abarca dos momentos":

En el primer momento suscita la fe y la conversión a Jesús, su Hermano y Salvador. Es la Catequesis Kerigmática o Precatequesis (con los niños de 6-7 años, con los preadolescentes de 12-14, con los adolescentes de 15-18 y con los jóvenes y adultos que comiencen una Catequesis para estas edades): sin la conversión, sin la adhesión a Cristo por la fe inicial, la catequesis no puede pasar al segundo momento.

El segundo momento es el de la Catequesis propiamente dicha, cuya tarea específica es fundamentar y madurar la fe. Se realiza por etapas, para ir progresando; presenta lo más básico y lo más completo "posible" el mensaje de Jesús (NN 65-68); favorece la amistad, la intimidad, la unión viva con Jesús, y cumple con sus seis tareas 1) fomenta el conocimiento sapiencial del mensaje de Jesús; 2) educa para celebrar la fe; 3) forma en los criterios morales del Evangelio; 4) ejercita en la oración personal; 5) capacita para vivir en comunidad, y 6) sensibiliza y capacita para estar activamente presentes en la sociedad, testimoniando a Jesús de obra y de palabra (np5 80-87).

Cuarta orientación: La fuente de la catequesis: la Palabra de Dios

A diferencia del DCG (1971), que hablaba de "fuentes" de la Catequesis y como algo "conclusivo" y "apendicular", el DGC (1997) habla de la "fuente" que es la Palabra de Dios transmitida mediante la Tradición y la Sagrada Escritura (citando a DV) (n° 94). Y dado que Jesucristo es la "Palabra de Dios, Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad" (Jn 1,14), El es la "fuente viva" de la catequesis. Esta Palabra ha sido meditada y comprendida, celebrada, proclamada, escuchada, interiorizada y comentada, vivida, profundizada, atisbada e intuída por el Pueblo de Dios en sus diversos niveles, bajo la guía del Magisterio. Y esto es lo que da lugar a que se pueda hablar de "fuentes" de la catequesis: el Magisterio de Papas y Obispos, los textos de la Liturgia, los escritos de los Padres, los símbolos de fe, los testimonios de Santos, las reflexiones teológicas, los valores religiosos y morales de los pueblos y de la cultura (n° 95), todos ellos son, en uno u otro grado, «fuentes» de la Catequesis.

El nuevo Directorio, siguiendo el Directorio de 1971, pero contemplándolos y estructurándolos más claramente, propone varios criterios para presentar el mensaje de Jesús en la catequesis. Estos son:

1.° La tarea fundamental es mostrar a Cristo y todo lo demás en referencia a El. El es "clave, centro y fin de toda la historia humana", la Verdad que El es y vive (n° 98). Es el llamado cristocentrismo. A su vez, Jesús remite constantemente al Padre (Hijo Único) y al Espíritu Santo (Ungido); El es el camino que introduce en el misterio íntimo de Dios (n° 99). Este cristocentrismo trinitario tiene implicaciones vitales: el discípulo de Jesucristo no tiene absolutos humanos a los que servir; está llamado a integrar una sociedad fraterna, de iguales y de hijos... (n° 100).

2.° Cristo anunció la salvación de Dios (el Reino, el Evangelio) ese gran don de Dios que es liberación, sobre todo, del pecado y acogida de la Vida de Dios. Pero además, con sus palabras y milagros -signos- prodigios, Jesús liberaba al hombre de todo lo que le oprime: hambre, sufrimiento... Por eso, la Iglesia participa de la misma sensibilidad que tuvo su Maestro y la catequesis -en su tarea de educación moral- presentará la moral socia/ cristiana y la opción preferencial por los pobres como una exigencia y una consecuencia de la "liberación radical obrada por Cristo" (n°S 101-104).

3.° Si esta es la fe que cree, proclama, celebra y vive la Iglesia, la catequesis no se puede realizar a título personal, sino presentando la fe que esa Iglesia cree, proclama, celebra y vive, es decir, "en nombre de" esa Iglesia (n°s 105-106). Más aún, el mensaje cristiano tiene un carácter histórico: es decir, la salvación se fue realizando durante un pasado que culminó en Cristo, pero tiene también un presente en que se sigue realizando. Todo esto debe darse a conocer en diversos lenguajes: a la luz de la Revelación histórica del A. y N. Testamento, a la luz de la Historia de la Iglesia; y a la luz de los signos y celebraciones sacramentales (n°S 107-108).

4.° La Palabra de Dios, que es Cristo, se hizo "carne" en un tiempo y en un espacio muy concretos: es la inculturación referencia/ para toda la evangelización (n°S 109-110). Pero este enraizamiento en las culturas, ha de hacerse sin menoscabo de la integridad del mensaje (Cf n°S 111-113).

5.° Una consecuencia de esta "inculturación" es que Cristo, Palabra de Dios, tiene que ver con nuestra vida, nuestras cosas, nuestras dificultades y nuestras expectativas, es decir, que ha de dar a todo ello un sentido, un significado último y una clarificación mayor (n°S 116-117). A esta clarificación contribuye la presentación del mensaje de la forma orgánica y sistemática.

Quinta orientación: La Pedagogía de Dios y la metodología de la catequesis

Una de las preocupaciones más grandes de los catequistas es qué medios, qué caminos, qué técnicas utilizar para que las experiencias humanas de nuestros grupos se transformen en experiencias cristianas y, éstas puedan ser traducidas en expresiones cristianas.

Sin embargo, el DGC comienza su reflexión pedagógica ayudándonos a caer en la cuenta de que Dios y Jesús han usado una pedagogía peculiar a lo largo de la Historia de la Salvación para revelarse a la Humanidad. Precisamente por eso, esta Pedagogía divina es la pedagogía en que hemos de inspirarnos. La catequesis tiene su fundamento inmediato en la Pedagogía divina, pero la enriquece y actualiza con elementos de la pedagogía humana. En el apartado II, n° 4 de este mismo artículo hemos tenido la ocasión de describir dicha Pedagogía de Dios o del "don de Sí mismo".

En cuanto a elementos de metodología el Directorio aborda los siguientes puntos: a) Los métodos están al servicio de la revelación y de la conversión (n° 149). b) Los métodos inductivo y deductivo (n° 150 s.). c) La experiencia humana que ha devenir experiencia cristiana, experiencia de conversión, experiencia de invitación del Espíritu Santo al compromiso, a la esperanza, a descubrir cada vez más el proyecto de Dios en nuestra vida (n°s 152-153). d) La memoria en la catequesis (n°S 154-155). e) La importancia que el DGC da (n° 156) al catequista: a su "vocación", a su espiritualidad y a su testimonio, que son el alma de todo método; a su "mediación", que facilita la comunicación de las personas de su grupo y Dios, y de las personas entre sí; a la respuesta de fe que es fruto de la gracia y de la libertad: actividad sostenida por su fe en la acción del Espíritu y por su oración; y al talante de "donarse a sí mismo", propio de la Pedagogía de Dios. f) La actividad y creatividad de los catequizandos (n° 157). g) La comunidad como referencia concreta y ejemplar (n° 158). h) El grupo, como elemento de metodología (n° 159). i) Los medios "de masas" (n°S 160-162).

Sexta orientación: Los destinatarios de la catequesis

En este apartado (nº 171-188) el DGC abarca:

La Catequesis por edades: a) La de adultos, que destaca la división: creyentes, "cuasicatecúmenos" y no-bautizados, y las tareas de esta catequesis. b) La de infancia y niñez que destaca la importancia de los padres en el despertar religioso (evangelización misionera) de los más pequeños; la conjunción y coordinación de los tres lugares de catequización: familia-escuela-parroquia; y los niños sin apoyo religioso familiar. c) La catequesis de adolescentes y jóvenes, víctimas probables de la crisis espiritual y cultural actual, pero con una gran sensibilidad para construir una sociedad mejor, se pide atención especial a la precariedad de la catequesis recibida y a su situación anímica y religioso-eclesial y a su falta de apoyo religioso-moral desde la familia; se pide también atención a las "búsquedas" que se dan en ellos, y entre las características de esta catequesis, se destacan el acompañamiento personal y el carácter misionero más que el estrictamente catecumenal, así como evangelizar su "cultura" o "subcultura". d) La catequesis de los mayores o ancianos: a quienes se considera como un don de Dios a la Iglesia y a la Sociedad, se prestará atención a su situación de fe; habrá de ser una catequesis de la esperanza, que proviene de la certeza del encuentro definitivo con Dios; así ellos enriquecen a la Comunidad porque serán testigos de la tradición de la fe, maestros de vida y ejemplos de caridad.

La Catequesis para situaciones especiales (n°S 189-192): a) para los discapacitados e inadaptados: toda persona es capaz de crecer en santidad, b) para los marginados: ellos son "los pequeños hermanos de Jesús", c) para los grupos diferenciados: como son las profesiones o situaciones culturales especiales, que requieran itinerarios muy adaptados a ellos, d) para los ambientes: en especial los de mayor importancia, como son el rural y el urbano, teniendo muy en cuenta sus valores y contravalores.

La Catequesis según el contexto socio religioso (nº 193-201): a) la situación de pluralismo y complejidad, b) todo lo referente al hebraísmo, c) la presencia permanente de otras religiones, f) el contexto influenciado por los "nuevos movimientos religiosos".

La Catequesis, en fin, según el contexto socio-cultural (nOs 202-214). Aquí se dan orientaciones novedosas para realizar una catequesis inculturada.

Séptima orientación : La pastoral catequética en la Iglesia diocesana (n°S 215-285).

Además de lo aportado en el apartado II, número 5, de este mismo artículo, habría que resaltar la relación misma entre la catequesis y la comunidad cristiana.

La expresión feliz del Sínodo-1977: "La Comunidad cristiana origen, lugar y meta de la catequesis" (Cf Proposiciones, n° 25) pone de relieve la relación vital entre Iglesia y Catequesis:

a) La Comunidad cristiana es origen: la Comunidad da origen y es responsable de la catequesis, es la que catequiza, de ella nace siempre el anuncio del Evangelio. Dada la pluralidad de situaciones religiosas y sociales en que vivimos, el DGC (n° 232) aboga por promover distintos perfiles o modelos de catequistas. Sin embargo, resulta que todas esas situaciones son, de hecho, de "nueva evangelización"; ¿habría —entonces— que añadir algo más a la formación diseñada por el nuevo Directorio en los n°S 233-252? De momento, a todos habría que ejercitarles y entrenarles para asumir y madurar actitudes cercanas al talante misionero.

b) La Comunidad cristiana es lugar de la catequesis: la Comunidad acoge a los "interesados" y los acompaña; la Comunidad se hace cercana y se visibiliza concretamente en las comunidades cristianas inmediatas: las familias "cristianas", que están necesitadas de la "nueva evangelización"; el catecumenado bautismal de adultos; la parroquia; la escuela católica; las Asociaciones, Movimientos y Organizaciones de fieles, las comunidades eclesiales de base (n°s 253-264).

c) La Comunidad cristiana es meta de la catequesis: la misma Comunidad, después de acoger y acompañar a los convertidos y catequizados, los incorpora a su seno: la catequesis también tiene que capacitar (iniciar) a sus miembros a vivir en comunidad (n° 254).

4. Seis opciones prioritarias para el inmediato futuro

A la luz del DGC se pueden detectar las prioridades fundamentales de cara a la próxima generación eclesial:

Primera: Gran atención a las personas y familias creyentes

Habrá que organizar para ellas a) una buena catequesis de iniciación cristiana completa, hasta introducir a sus miembros en la Comunidad cristiana, y b) una buena catequesis o educación permanente de la fe dentro de la acción pastoral propia de las comunidades cristianas inmediatas.

Segunda: Realización de una catequesis con "acentuado carácter misionero"

Es urgente esta catequesis para las personas alejadas-indiferentes, como sujetos de la "nueva evangelización", que son más del 70% de las personas bautizadas de nuestras parroquias. Habrá que organizar bien esta precatequesis (cf DGC n°S 58 c y 61-62): a) con los padres-madres de niños de 1ª Eucaristía: adultos jóvenes entre 30-45 años, b) con los niños de primer año de catequesis parroquial (6-7 años), insistiendo en el despertar religioso y en su adhesión a Jesús y a todo lo suyo, incluso durante toda la niñez, c) con los preadolescentes (12-14 años), y d) en la primera mitad de las reuniones de preparación a la Confirmación (14-16 años).

Unas edades claves para afianzar la fe en el futuro son los jóvenes y los adultos jóvenes (18-45 años). Ellos son los sujetos preferentes de la "nueva evangelización" (cf DGC n°S 58c), 172 y 181-182).

Tercera: Atención preferente no sólo a la Precatequesis, sino también a la Catequesis de jóvenes

  1. La catequesis de adultos es el referente o el modelo inspirador de la catequesis de las otras edades (n° 59), el eje en torno al cual gira y se inspira la catequesis de las primeras edades (6-18 años) y la de la tercera edad (n° 275). Esto significa que el Proyecto Catequético Diocesano ha de diseñarse a partir de la catequesis de adultos (DGC n° 59,5°).

  2. La catequesis de jóvenes también requiere atención preferente, porque están en esa etapa de la vida que precede a la asunción de responsabilidades humanas y cristianas propias del adulto (n° 181), en la sociedad y en la Iglesia (nº 182-185).

Cuarta: Promoción de una catequesis, "escuela de fe" o de inspiración catecumenal

No se trata sólo de enseñar la fe, sino de moldear la personalidad del creyente; que el Evangelio llegue a afectar al discípulo de Jesucristo por entero y que se entrene en todas las dimensiones de la vida cristiana en que se forja el verdadero seguidor de Jesús (n°s 33 y 91).

Quinta: Alentar una pastoral prioritaria de preparación y formación permanente de catequistas

A lo dicho en nuestro artículo sobre esta opción prioritaria para nuestro inmediato futuro (Ver supra, apartado II, número 5), habría que dar a conocer y estudiar bien los nuevos materiales auxiliares de catequesis que se hayan preparado, o se estén preparando, en las respectivas diócesis o regiones pastorales, para los niños y adolescentes y para los jóvenes y adultos.

Sexta: Motivar la convicción de que la acción catequética es insustituible

La catequesis, como acción básica para suscitar y afianzar la fe de nuestros cristianos, no puede ser sustituida por ninguna otra acción u organización, como podría ser: el Escultismo, el Tiempo Libre, los Movimientos Apostólicos, las Asociaciones cristianas, etc. El DGC matiza con mucha precisión las relaciones entre la Catequesis y estas agrupaciones de fieles (nOs 261-262). El principio fundamental es que "la catequesis no es una alternativa a la formación cristiana que en ellas se imparte, sino una dimensión esencial de la misma" (n° 261, final).

Conclusión

Es fácil que, a partir del CCE y los Catecismo locales que vayan publicándose y a partir del DGC 1997, comience entre nosotros una nueva etapa de la actividad catequética, que, siendo fiel al mensaje cristiano tal como lo vive la Iglesia, aborde con decisión y eficacia su aportación indispensable a la "nueva evangelización" de nuestros bautizados creyentes y "cuasi-catecúmenos". ¡Ojalá que esa nueva etapa del movimiento catequético resulte fecunda para el futuro de la fe y de la Iglesia!

BIBL. — R. LÁZARO, Directorio General para la Catequesis DGC, en V. M' PEDROSA, M'. NAVARRO, R. LÁZARO, J. J. SASTRE, Nuevo Diccionario de Catequética, San Pablo, Madrid 1999, 645-657; A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO (EDS), Evangelización, Catequesis, Catequistas, EDICE, Madrid 1999 Artículos de varios autores: D. CARDENAL CASTRILLÓN, MONS. A. CAÑIZARES, MONS. R. FISICHELLA, M. DEL CAMPO, F. FERRER, S. LANZA, MONS. G. DEFOIS, MONS. J. SARAIVA, L. SORAVITO, MONS. A. SCOLA, R. LÁZARO, MONS. R. B. DE LA ROSA, MONS. J. M. ESTEPA, T. STENICO;. Lecturas del "Directorio General para la Catequesis", Nuevo monográfico de "Sinite" 117 (1998), R. LÁZARO, J. SASTRE, E. MALVIDO, E. PÉREZ DE LANDABURU, V. M' PEDROSA, E. ALBERICH, Un documento eclesial para dar un nuevo impulso a la catequesis evangelizadora, "Misión Joven" (abril 1998) 13-18; U. GIANETTO, Un nuevo Directorio General para la Catequesis, Misión Joven (abril 1998) 5-11; MONS. C. SEPE, Motivaciones, orígenes y características del nuevo Directorio, "Actualidad Catequética" 176 (1997) 27-31.

Domingo de Guzmán Pedrosa Arés