Acción Pastoral
DPE
 

SUMARIO. Introducción. 1. La realidad de lo práctica pastoral. 2. La comunidad cristiana: La diócesis. Lo parroquia. Otros ámbitos eclesiales. 3. La "Acción pastoral-comunitaria" y las "pastorales específicas" 4. Las pastorales específicas" La adversidad y el Espíritu. 5. Objetivo, contenidos, destinatarios y agentes de la 3ª "etapa" de la Evangelización: la 'Acción pastoral-comunitaria" Conclusión.


Introducción

En el artículo Evangelización de esta misma obra (pg. 417), se abordan las tres "etapas" o "momentos esenciales" en que se desarrolla el proceso evangelizador, tal como aparece en el Decreto AG (nn 11-18). Primeramente, la Acción misionera para los no creyentes y para los que viven en la indiferencia religiosa. Después, la Acción catequético-iniciatoria o catecumenal para los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reajustar su iniciación a la vida cristiana. Por fin la Acción pastoral para los cristianos ya insertos en la comunidad cristiana, pero que necesitan seguir madurando su fe y vida cristiana (Cf DGC 49). Las dos primeras "etapas" están descritas en sus respectivos artículos: Acción misionera y catecumenal. (Acción). En el presente artículo se describe con alguna detención la Acción pastoral en su sentido general, también llamada, la Acción pastoral-comunitaria.

1. La realidad de la práctica pastoral

• Son ya bastantes los agentes eclesiales que atienden con cierto cuidado cuanto se refiere a la preparación catequética y a la celebración de la Primera Penitencia y de la Primera Eucaristía, así como también de la Confirmación: catequistas aptos, temas catequéticos específicos y adaptados, ritos litúrgicos, atención religiosa a los padres... y todo ello en un clima de espiritualidad y escucha a la vida, propio del talante catecumenal.

Lo mismo se puede decir de la formación básica o catequesis iniciatoria que se ofrece a los jóvenes y a los adultos religiosamente inquietos. Bastantes acompañantes-catequistas-animadores procuran asegurar ese clima catecumenal, con todos los elementos que lo propician, para lograr unos cristianos firmes, coherentes, y testigos. Y esto sucede tanto en los grupos parroquiales, como en otros ámbitos educativo-cristianos: en las reuniones de matrimonios interesados en su vida cristiana, en los grupos de antiguos alumnos y alumnas de los Centros cristianos, en las reuniones de grupos de tiempo libre parroquiales y colegiales, etc., etc.

• Sin embargo, esa atención concentrada en llevar una buena pedagogía religiosa a lo largo del proceso educativo-catecumenal durante dos o tres años, no permite -¿impide?- a estos responsables cuidar, con el mismo esmero, el "después" de esos procesos básicos, es decir, prever y, si fuera necesario, elaborar detalladamente los cauces o plataformas pastorales, en que los cristianos "regenerados" o "renovados" puedan seguir fielmente vinculados a la comunidad y activos en medio de la sociedad.

Esta no es una cuestión menor, sino de gran trascendencia. Una comunidad cristiana será viva no tanto por tener muchos grupos en formación cristiana (fruto de la Acción catecumenal), cuanto porque su núcleo eclesial se va constituyendo por grupos de fe, pequeñas comunidades estables, grupos de referencia cristiana, grupos de acción apostólica y transformadora... que van surgiendo ya en la etapa de Acción pastoral. ¡Y estas "salidas" hay que tenerlas ya preparadas, para ofrecerlas oportunamente a los que terminan su iniciación o reiniciación cristiana!

2 La comunidad cristiana: La diócesis. La parroquia. Otros ámbitos eclesiales

• En primer lugar, hay que recordar que la comunidad cristiana es no sólo el origen y el lugar de toda catequesis iniciatoria, sino también la meta de esta catequesis o educación básica de todo cristiano (Cf DGC 254). La comunidad cristiana, después de acoger y acompañar a los interesados en adentrarse en la vida nueva, por fin, los incorpora en su seno, como miembros del Cuerpo de Cristo resucitado, que ella misma es (DGC 254). La 2ª "etapa" o Acción catecumenal proporciona a los fieles una primera madurez cristiana. Pero los recién iniciados necesitan una comunidad viva y madura -adulta- que los vaya consolidando en su fe a través de una formación integral o educación cristiana permanente (cf DGC 69-72). ¡Ella es la promotora de la 3a "etapa" o Acción pastoral-comunitaria!

La comunidad cristiana primordial es la Diócesis, la Iglesia particular, presidida por el Obispo diocesano. En la comunión de todas las Iglesias particulares toma cuerpo y vida la Iglesia Universal, y a ellas les comunica su fecundidad maternal: la fecundidad misionera de nacimiento a la fe, la fecundidad catecumenal de crecimiento en la fe, y también la fecundidad pastoral de consolidación permanente en la fe y de apertura a la misión, bajo la guía del Pastor diocesano. La Comunidad diocesana y su Pastor son los referentes dinámicos de esa 3ª "etapa" de la evangelización: la Acción pastoral-comunitaria de la Diócesis.

En segundo lugar, el Obispo y sus colaboradores y colaboradoras más inmediatos saben que la Acción pastoral-comunitaria diocesana se lleva a cabo prioritariamente en la parroquia, esa "Iglesia que se encuentra entre las casas de los hombres, que vive y obra profundamente injertada en la sociedad humana e íntimamente solidaria con sus aspiraciones y dramas..., (cuya) originaria vocación y misión (es) ser en el mundo el lugar de la comunión..., signo e instrumento de la común vocación a la comunión..., la casa abierta a todos y al servicio de todos..., la fuente de la aldea (Juan XXIII), a la que todos acuden para calmar la sed" (ChL 27, final). Ciertamente la parroquia es "el lugar más significativo en que se forma y manifiesta la comunidad cristiana" (DGC 257), el lugar privilegiado para la Acción catecumenal (Ibidem 257,b) y también para la Acción pastoral, en cuanto ésta se identifica -podría decirse- con la educación o formación permanente (Cf DGC 69-72) de los cristianos.

• En tercer lugar, el Obispo y sus colaboradores y colaboradoras también promueven la Acción pastoral-comunitaria en otros ámbitos educativos, como los movimientos apostólicos, los nuevos movimientos eclesiales, las pequeñas comunidades cristianas, las asociaciones, las fraternidades, etc. y también en los ámbitos apostólicos en que se desarrollan las diversas pastorales específicas: de la salud, de los presos, de Caritas, de la familia, de las diversas edades, de la enseñanza, de los marginados, del Apostolado seglar, etc.

• Por fin, en cuarto lugar, la Acción pastoral-comunitaria tiene un campo privilegiado, como ya hemos dicho, en la comunidad parroquial, sobre todo cuando ésta se concibe, se desarrola y se vive como "comunión de comunidades" en el sentido amplio de grupos de fe, fraternidades, plataformas o cauces de acción transformadora y misionera, pequeñas comunidades eclesiales, grupos asociativos de vida cristiana, etc. Por ejemplo, Juan Pablo II se expresa así en ChL 61: "Dentro de algunas parroquias, sobre todo si son extensas y dispersas, las pequeñas comunidades eclesiales... pueden ser una ayuda notable en la formación de los cristianos, pudiendo hacer más capilar e incisiva la conciencia y la experiencia de la comunión y de la misión eclesial".

3. La "Acción pastoral-comunitaria" y las "pastorales específicas"

Con frecuencia se piensa que la Iglesia diocesana ha de disponer de una organización vigorosa, para que sus actividades eclesiales sean eficaces en la implantación cada vez más arraigada del Reino de Dios en el espacio diocesano. Si esto fuera así, sin más, el principio originante de la organización pastoral de la Diócesis sería la eficacia de la práctica pastoral. Pero, esto no es así.

• La organización de la Acción pastoral-comunitaria surge en la Diócesis de la misma naturaleza de la Iglesia diocesana, habitada y dinamizada por el Espíritu de su Señor Resucitado y Salvador. La Diócesis es la Iglesia en que está presente y activa la Iglesia Universal con todas las funciones para dar a luz, en el mundo, el Misterio Salvador del Reino, el Proyecto de Dios: la función de la Palabra, la de la Liturgia (Eucaristía), la del Servicio y la función de la Comunión.

El Obispo, cabeza de la Iglesia diocesana, es el garante de todo cuanto promueve su unidad interna, la Comunión, y de las acciones propias de las otras funciones: la Palabra, la Liturgia y el Servicio. Es el Obispo el que crea -o acoge como suyos- los organismos necesarios para dinamizar esas funciones implantadoras del Misterio del Reino, al frente de las cuales pone a sus colaboradores (presbíteros, religiosos y laicos). Ellos, en comunión con el Pastor diocesano y respetando los organismos de comunión que él mismo ha establecido para la Acción pastoral (consejo episcopal, consejo pastoral diocesano...), trazan los planes y programaciones de las diversas pastorales específicas, a la luz de las necesidades diocesanas, en relación con los pobres, las edades, los estados de vida, la situación religiosa, etc.

• Resumiendo. La organización de esta 3a "etapa" o Acción pastoral-comunitaria no nace, en la Diócesis, de una estrategia logística para enraizar el Misterio del Reino con la máxima eficacia pastoral. Nace de una Iglesia particular, en que está presente la Iglesia Universal, Cuerpo de Cristo, agraciada con el Misterio de Comunión y Misión de Cristo, Resucitado y Salvador, su Esposo y Cabeza. Ella quiere colaborar con el Espíritu de su Señor, que la mueve a que este Misterio Salvífico sea reconocido, acogido y vivido en plenitud por los creyentes, a medida que sus agentes pastorales anuncian la Palabra, celebran la Eucaristía (los sacramentos), promueven la fraternidad, y sirven a la transformación de la propia Iglesia diocesana y del mundo. Dicho de otra manera, la Iglesia hace todo esto a medida que, con sus agentes corresponsables, va desplegando su Acción pastoral-comunitaria en pastorales específicas diversas según las necesidades -previamente discernidas- de su propia realidad eclesial y del mundo en que vive (Cf J. A. RAMOS, La pastoral diocesana, en Teología pastoral, BAC, Madrid 1995, 306-318).

• De aquí que no toda acción pastoral concreta de las pastorales específicas sea necesariamente válida para desvelar y enraizar este Misterio Gratuito y Salvador en nuestra tierra. Sólo serán válidas las acciones que sean: fieles a la Palabra de Dios, respetuosas con la naturaleza del Culto cristiano, favorecedoras del Servicio evangélico a la comunidad cristiana y al mundo, e impulsoras de la Comunión eclesial.

• Por lo expuesto en los artículos Evangelización, Acción misionera, Catecumenal (Acción) y en el presente artículo, Acción pastoral, el concepto más fundamental de esta obra es el de Evangelización, subrayado con énfasis por Pablo VI en su Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi. Sin embargo, dada la finalidad inmediata de la obra, que es clarificar la finalidad, contenido, destinatarios y agentes de las diversas pastorales especificas, la obra se ha titulado: Diccionario de Pastoral y Evangelización. Por eso, la mayor parte de su contenido se dedica a describir las abundantes pastorales especificas de la Iglesia y otras realidades concretas de la organización diocesana, pero justificando, en algunos artículos, que todo ello tiene su origen fontal en la tarea evangelizadora de la Iglesia (cf EN 14).

4. Las "pastorales específicas" de la Iglesia. La diversidad y el Espíritu

• A propósito del contenido del artículo Pastoral misionera y catequética (pgs. 852-866), fue conveniente exponer de forma sintética el dinamismo de la Evangelización, es decir, los tres "Momentos o etapas del proceso evangelizador" (pp. 854-856). En el cuadro sinóptico (p. 855) se esquematiza lo concerniente a la 3a "etapa" de la Evangelización: La Acción pastoral-comunitaria.

Allí se dice que esta 3a "etapa" abarca, por una parte, las acciones que se realizan en la comunidad para la comunidad, es decir, hacia dentro (ad intra) de la misma; y, por otra parte, abarca las acciones que se realizan en la comunidad y desde la comunidad hacia fuera (ad extra) de la comunidad. Estas últimas acciones, ciertamente, proceden de la 3a "etapa", de la Acción pastoral-comunitaria, pero revierten en la la "etapa", en la Acción misionera, con lo cual la Iglesia y sus agentes están en un permanente proceso evangelizador: de la misión a la iniciación catecumenal a la comunión de nuevo a la misión... etc.

• Conviene recordar que las acciones propias de la Acción pastoral-comunitaria abarcan numerosas pastorales especificas, y éstas tienen conexiones preferentes con alguna de las cuatro mediaciones eclesiales ya conocidas. En concreto, y poniendo sólo algunos ejemplos, tienen relación:

• Con la Palabra: P. Bíblica, P. Misionera y Catequética, P. de la Homilía, la Teología en todas sus dimensiones, P. de la Espiritualidad, P. Misionera, etc.

• Con la Liturgia: R Litúrgica, P. de los Sacramentos de la iniciación, P. Sacramental, P. de la Oración, R de las Exequias, etc.

• Con la Comunidad: P. Parroquial, P. Familiar, P. de Consejos, P. de las Comunidades cristianas ("Comunión de Comunidades"), R de las Asociaciones, etc.

• Con el Servicio: P. Vocacional, P. Matrimonial y Prematrimonial, P. Presbiteral, P. de los Religiosos, P. de la Salud, P. Penitenciaria (presos), P. Social, P. de los Discapacitados, R de los Excluidos sociales, P. Obrera, etc.

• En las tres "etapas" o Acciones de la Evangelización, pero más, si cabe, en esta profusión de pastorales específicas, conviene recordar las palabras de S. Pablo: "Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común" (1 Co 12,4-7). "No habrá nunca evangelización sin la acción del Espíritu Santo" (EN 75). Por eso "puede decirse que el Espíritu Santo es el agente principal de la evangelización" (EN 75, 8°) en todos los "momentos" o "etapas" de la misma.

5. Objetivo, contenidos, destinatarios y agentes de la 3º "etapa" de la Evangelización: la "Acción pastoral-comunitaria"

Por lo dicho hasta ahora, se puede colegir cuáles son algunos de los componentes de esta última "etapa" de la Evangelización.

a) Objetivo. "la Acción pastoral se compone de todas aquellas iniciativas que una comunidad cristiana realiza con los fieles, es decir, con los ya iniciados (e incorporados a la comunidad adulta) Estas iniciativas se encaminan tanto a seguir aducándoles en la fe, como a hacer de ellos miembros activos de la vida y misión de la Iglesia... Lo peculiar de la Acción pastoral es la educación y la alimentación cotidianas de la fe, con vistas a la comunión y a la misión" (C Ad 51).

El DGC afirma que lo específico de la Acción pastoral-comunitaria es la educación permanente en la vida cristiana: "La educación permanente de la fe se dirige no sólo a cada cristiano... sino también a la comunidad cristiana como tal, para que vaya madurando tanto en su vida interna de amor de Dios y de amor fraterno, cuanto en su apertura al mundo como comunidad misionera (cf n° 70, 2°).

b) Contenidos. La comunidad cristiana, ofrece a los cristianos y cristianas llegados a esta "etapa" una formación continuada en aquellas dimensiones de la fe integral, en que han sido introducidos en la catequesis iniciatorio-catecumenal:

  1. La experiencia de fe. Es decir, seguir cultivando periódicamente el encuentro con el Dios-Abbá, con Jesús Vivo y con su Espíritu Vivificante, a la luz de la Palabra, en contacto con los pobres, en los acontecimientos, en la celebración litúrgica. Pero "es muy probable que sin una asidua e intensa oración personal, resulte extraordinariamente difícil hacer la experiencia de Dios en las celebraciones comunitarias y en el desarrollo de la vida ordinaria (J. Martín Velasco). Para los cristianos y cristianas sinceros, las cuestiones referentes a la Iglesia no son las más importantes; en cambio sí lo es todo lo referente a Dios: "Habladnos de Dios... descubridnos su novedad", parecen decirnos.

  2. Las catequesis ocasionales proporcionan a los creyentes el alimento de la doctrina y la sabiduría cristianas con motivo de acontecimientos, de celebraciones, de momentos gozosos o de crisis sociales o eclesiales: una lectura cristiana de situaciones actuales, la profundización en la Sda. Escritura, una visión más mistagógica de algunos sacramentos, de los tiempos fuertes litúrgicos, etc. "Cuanto más nos formamos, más sentimos la exigencia de proseguir y profundizar tal formación; como también cuanto más somos formados, más nos hacemos capaces de formar a los demás" (ChL 63 final. Cf Las formas múltiples de catequesis permanente, DGC 71-72).

  3. Unas celebraciones adecuadas al nivel de fe de estos cristianos. Insertos habitualmente en las celebraciones litúrgicas de la comunidad parroquial, conviene proporcionar periódicamente (por ejemplo, cada trimestre), a estos cristianos "renovados", unas Eucaristías de grupo, con lectura reposada de la Palabra de Dios, con canciones significativas, en clima profundamente religioso...; o unos encuentros de oración comunitaria densos, con silencios para la oración personal, con lenguajes simbólicos actuales... Estas celebraciones son un "lugar" privilegiado para la experiencia de Dios.

  4. La vivencia comunitaria. Es bueno y deseable que los cristianos y cristianas "nuevos" se ejerciten en la comunidad eclesial parroquial y diocesana a la que han sido iniciados. Pero las parroquias que son "lugar" referencial para todo cristiano y aun no cristiano de unas realidades religiosas, no son "espacios" cálidos de amistad, de oración, de revisión cristiana, de fiesta, de compartir, para muchos cristianos que han experimentado esta comunión fraterna en su formación básica, catecumenal. Por eso, para alimentar este aspecto de la fe conviene alimentar la creación de grupos de referencia, pequeñas comunidades cristianas... en vinculación con las parroquias, con los arciprestazgos, con centros educativos religiosos... donde se profundice esta "espiritualidad de comunión" y se interiorice la Iglesia como "la casa y la escuela de la comunión" (NM1, 43.)

  5. La dimensión transformadora y misionera. Precisamente, los incorporados a esta "etapa" comunitaria-pastoral han de tener la oportunidad de desarrollar aquella sensibilidad apostólica y misionera en que se iniciaron en la formación básica o catequesis catecumenal: aprendiendo determinados métodos de análisis de la realidad, profundizando en técnicas de dinámicas de grupo, ejercitando con más exigencia la revisión de vida, el proyecto personal de vida cristiana, el contacto periódico con personas comprometidas en acciones transformadoras, ejercitando el anuncio explícito de Jesús con determinadas personas ya previamente "trabajadas"... (cf NMI 54-56).

"El Espíritu nos lleva a descubrir más claramente que hoy la santidad no es posible sin un compromiso con la justicia, sin una solidaridad con los pobres y oprimidos. El modelo de santidad de los fieles laicos tiene que incorporar la dimensión social en la transformación del mundo según el plan de Dios" (ChL 4).

c.) Destinatarios. La Acción comunitaria-pastoral tiene como destinatarios a todos los fieles de la comunidad cristiana, cuya fe está suficientemente fundamentada (Cf CAd 51). Estos ya no necesitan una formación sistemática prolongada -como la catequesis- sino los apoyos necesarios - fraternos, oracionales, doctrinales, apostólicos...- para poder vivir y crecer como cristianos dentro de la comunidad y abiertos al mundo (comunión y misión). En este sentido, los creyentes que ingresaron en la Acción iniciatorio-catecumenal con la ayuda de la Acción misionera (testimonio, primer anuncio de Jesús, conversión...), ahora se convierten en sujetos activos de la misión o Acción misionera. "El que recibió la fe colabora en comunicarla" (CAd 51).

d) Agentes de la Acción pastoral comunitaria diocesana. En principio, el agente primero es toda la comunidad cristiana; pero lo son, en ella especialmente todos los jóvenes y adultos que han sido conscientemente iniciados en la vida cristiana -mediante la Acción catecumenal- y han descubierto, en el discernimiento de su vocación cristiana, algunas cualidades o carismas del Espíritu con que poder trabajar a favor de los "necesitados", dentro o fuera de la comunidad. De esta manera, se inscriben entre los cristianos y cristianas que se han comprometido en alguna de las "pastorales específicas". En la mayor parte de los casos, estos agentes de la Acción pastoral que atienden a los creyentes necesitados, se convierten también en agentes de la Acción misionera, pues muchos de sus atendidos, o no están bautizados o, si lo están, hace tiempo que se han alejado de las prácticas de la Iglesia e incluso han dejado de creer en el Señor.

Conclusión

Recogemos un pensamiento del comienzo de este artículo. Los agentes eclesiales -desde los presbíteros a los laicos- estamos generalmente más preocupados de lo que precede que de lo que sigue -del "después"- en nuestras tareas misioneras, catecumenales y pastorales.

En realidad, la Iglesia se fortalece en su ser y en su quehacer evangelizador no tanto por procesos formativos bien estructurados y dinamizados, pero sin culminación pastoral estable, cuanto por procesos suficientemente cuidados: 1) que desembocan en grupos de vida cristiana, fraternidades, pequeñas comunidades... estables, debidamente perfiladas en sus objetivos, vivencia comunitaria, impulso oracional, revisión de vida, compromiso misionero y transformador de la sociedad, y 2) que desembocan también -por su dinámica- en alguna de las pastorales especificas, en donde estos cristianos y cristianas van haciendo el aprendizaje de tareas pastorales concretas.

Comunión y Misión, bajo el soplo del Espíritu, dan sentido cristiano de plenitud a nuestros creyentes. Todo esto es propio de la Acción pastoral-comunitaria de la Iglesia diocesana.

BIBL. – PABLO VI, Evangelii Nuntiandi, PPC, Madrid 1975; JUAN PABLO II. Novo Millennio Ineunte, PPC Madrid 2001. Christifideles Laici. Ed. Paulinas, Madrid 1988; CONGREGACION PARA EL CLERO, Directorio General para la Catequesis, Libreria Editrice Vaticana, Cittá del Vaticano 1997; COMISION EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, Catequesis de la Comunidad, EDICE, Madrid 1983. Catequesis de Adultos. Orientaciones pastorales, EDICE, Madrid 1990; F. GARITANO. Acción pastoral, en Nuevo Diccionario de Catequética, San Pablo, Madrid 1999, 59-68;. J. SASTRE, Evangelización, en V. Me PEDROSA, J. SASTRE, R. BERZOSA, Diccionario de Pastoral y Evangelización, Ed. Monte Carmelo, Burgos 2001, 417; V. Ma PEDROSA: Pastoral misionera y catequética en Ibídem, pp. 853-856. La Catequesis en la Iglesia local (según el DGC), "Sínite" 117 (1998) 121-152; J. A. RAMOS, Teología pastoral, BAC, Madrid 1995, 306-318.

Vicente M.° Pedrosa Arés