6ta estación.

LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

 

Como una marca de fuego sobre el corazón.

(Cant. 8,6)

 

Así quiero que me pintes

sobre mi pecho tu rostro.

 

En el pesebre, de niño,

eras estrellita de oro;

de joven, entre los lirios,

 el más fragante de todos;

 

bajo los soles maduros

pareciste el más hermoso;

mas hoy, cuando todos dicen

 que no tienes ni decoro,

es cuando me gustas más:

eres ¡el Divino Rostro!

 

Así quiero que te pintes

en mis entrañas muy hondo,

con pinceladas de sangre,

de salivas y de polvo;

morado de bofetadas,

palidecido de oprobios.

 

Me enamoras como nunca

porque en tu cara conozco

todo el amor que me tienes

encendido y doloroso.

 

Mi corazón es el lienzo

para que pintes tu rostro.

En Tí quiero retratarme

como un espejo en el otro.

 

¡Que no me falten espinas

ni lágrimas en los ojos,

ni sudor, ni bofetadas,

ni manchas de sangre y lodo!

 

Con tal que a Tí me parezca,

sufrir me parece poco.



 
 
Romancero de la vía dolorosa
   6ta estación. LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESUS. Arte Francisco Ros Gascóns