Espiritualidad

Dios-Amor

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He aquí el descubrimiento: ¡Dios es amor, Dios es Padre!

Nuestro corazón se abre y se eleva. Se une a Aquél que lo ama, que piensa en todo, que cuenta hasta los cabellos de nuestra cabeza.

Las circunstancias alegres o dolorosas adquieren un significado totalmente nuevo: todo es previsto y es querido por el amor de Dios.

Ahora nada podrá darnos miedo.

Se abren camino una esperanza, una fuerza, una seguridad jamás experimentadas, sintiendo el amor de Aquél que, sigue con su providencia, tanto la gran historia como la pequeña historia de cada uno.

Es un don de Dios que nos hace exclamar: "Nosotras hemos creído en el amor".

(De los escritos de Chiara Lubich)

 

La Voluntad de Dios

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¿Cómo responder con el amor al Amor de Dios?
En nuestra mente se ha fijado la frase: "No quien dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino aquél que hace la voluntad de mi Padre..." (Mt 7,21).

Por lo tanto, hacer la Voluntad de Dios: es amar a Dios. Esto no significa "resignación", como a menudo se entiende, sino la aventura divina más grande que le puede tocar a una persona: la de seguir no la propia mezquina voluntad, no sus propios proyectos limitados, sino a Dios.
Realizar el plan que él tiene para cada hijo suyo: plan divino, impensable, riquísimo.

La Voluntad de Dios es la perla preciosa. Es el descubrimiento de un camino de santidad hecho para todos: todos la pueden vivir, en cualquier lugar, situación, vocación.

Es la tarjeta de entrada de las masas a la santidad.

(De los escritos de Chiara Lubich)

 

El Evangelio

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Las palabras del Evangelio
son únicas, fascinantes, escultóricas,
se pueden traducir en vida,
son universales,
luz para cada hombre.

Viviéndolas
cambia la relación con Dios,
con los prójimos, con los enemigos.

Dan su justo lugar a todos los valores, ponen a Dios en el primer lugar en el corazón del hombre.

Confieren promesas extraordinarias:
A quien da, se le dará cien veces más en esta vida y la vida eterna (cfr. Mt 19,29).

El alfabeto tiene poco más de 20 letras, pero el que no las conoce queda analfabeto para toda la vida.
El Evangelio es un libro pequeño,
pero los que no viven las palabras contenidas en él,
siguen siendo cristianos, podríamos decir, subdesarrollados.
Dan una imagen de la Iglesia que no testimonia a Cristo.

Hoy a los cristianos se les exige una evangelización radical en su modo de pensar, de amar, de querer, de vivir.

La Palabra de la Sagrada Escritura es una presencia de Dios.
El comunicarse con la Palabra, es decir, el asimilarla y traducirla en vida, nos hace libres, purifica, convierte, trae consuelo, alegría, dona sabiduría, produce obras, descubre vocaciones.

Puede también suscitar el odio del mundo.

La Palabra vivida engendra a Cristo en la propia alma y en las de los demás.

(De los escritos de Chiara Lubich)

 

El Arte de Amar

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fdam.jpg (21216 byte)El amor que Dios ha puesto en nuestros corazones
no hace acepción de personas,
es un amor dirigido a todos.

No admite discriminaciones
entre el simpático o el antipático,
el instruido o el ignorante,
el amigo o el enemigo...
Hay que amar a todos.

Pero este amor tiene una medida:
amar al prójimo como a sí mismos.
Poner al prójimo a nuestro mismo nivel.
Esto hay que tomarlo al pie de la letra.

El amor cristiano no es el del mundo,
donde a menudo se ama porque se es amado...

El amor cristiano es el primero en amar,
no espera a ser amado.
Como Jesús, que murió en la cruz por nosotros.
Fue quien primero dio la vida por nosotros.

Este es el grandioso arte de amar:
Amar a todos.
Amar como a sí mismos.
Ser los primeros en amar.
Pero, hay un modo típico y práctico para poner en práctica este amor:
es "hacerse uno" con el prójimo.
Sufrir con quien sufre,
gozar con quien goza,
llevar las cargas de los demás
.
Hacernos, de alguna manera, el otro:
como Jesús que, siendo Dios, se hizo hombre por amor.

Hacernos uno con todos, en todo, menos en el pecado.
Vivir el otro, vivir los otros.

Este es un gran ideal.

(De los escritos de Chiara Lubich

 

Amor recíproco

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Hay un mandamiento que Jesús llama 'mío' y 'nuevo':
"Éste es mi mandamiento, que os améis los unos a los otros, como Yo os Famiglia he amado. No hay amor más grande que éste: dar la vida por los amigos". (Jn 15, 12-13).

Quien se pone a vivirlo con radicalidad, advierte un cambio de calidad en la propia vida interior: se ve enriquecido por una fuerza nueva, ardor, coraje.

La actuación de este mandamiento produce una verdadera conversión. También tiene efecto sobre el mundo que nos rodea: da testimonio de Cristo. "En esto reconocerán todos que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis los unos a los otros" (Jn 13,35).

El amor entre los cristianos es un pequeño reflejo de la vida de Dios-Amor en las relaciones entre los hombres.

(De los escritos de Chiara Lubich)

 

Jesús en medio

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"Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre,
yo estoy presente en medio de ellos" (Mt 18-20).

spir4.jpg (18867 byte)"Jesús en medio de nosotros"
se hace presente plenamente si estamos unidos en su nombre, es decir, en él, en su voluntad, en el amor recíproco.

Da sentido y vida a la fraternidad sobrenatural. Además su presencia nos trae la alegría, alegría nueva, plena, esa alegría que él mismo prometió (cf. Jn 17,13).

Es él quien crea la unidad y donde hay unidad el mundo cree: "Que todos sean una sola cosa, para que el mundo crea" (Jn 17,21).
Es Cristo quien lo convierte,
Cristo entre los suyos, unidos en su nombre.

(De los escritos de Chiara Lubich)

 

Dios-Amor

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Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz:
"¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?" (Mt 27,46).


Es el culmen de sus dolores,
es su pasión interior.
Es el drama de un Dios que grita:
"¿Dios mío, Dios mío,
por qué me has abandonado?"
Misterio infinito, dolor abismal
que Jesús probó como hombre.


Nos da la medida de su amor por los hombres.
Quiso cargar sobre sí la separación
que los tenía alejados del Padre y entre ellos.
Y la colmó.

Cualquier dolor del hombre
se encuentra incluido
en este particular dolor de Jesús.

¿Acaso no es semejante a él el angustiado, el solo,
el árido, el desilusionado, el fracasado, el débil?
¿No es imagen suya cada división dolorosa
entre los miembros de una misma familia?

Amándolo, el cristiano encuentra el motivo y la fuerza para no escaparle al dolor, al mal, a la división,
sino para aceptarlos y dar la propia respuesta personal.

Jesús Abandonado es la clave de la unidad.

(De los escritos de Chiara Lubich)

 

María

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María es un monumento de caridad,
maestra de todas las virtudes.
Es nuestro modelo.

¡Nunca podremos imaginar
lo grande que es María!
Está toda revestida
de la Palabra de Dios.

Aquél "conservaba todas las Palabras
en su corazón " (cf. Sal. 119,11)
significa que las vivía.
María era totalmente la Palabra,
sólo la Palabra.

Ser la Palabra viva
significa revivir en la tierra a María.

Si, al tratar de amar,
el amor se hace recíproco,
Cristo reina entre dos o más.
De esa manera logramos dar a Jesús al mundo, espiritualmente,
como María lo dio físicamente

(De los escritos de Chiara Lubich)