Testimoniar nuestra fe en Cristo

Alocución del Papa al Instituto ecuménico de Bossey

El Instituto ecuménico de Bossey, que depende del prestigioso Consejo ecuménico de las Iglesias en Ginebra organiza cada año un curso de formación de cuatro meses y medio de duración, abierto a todos. El programa de este año tiene por tema: «Los cristianos en un mundo pluralista desde el punto de vista religioso». Los participantes en el curso, con sus profesores, organizaron una peregrinación a Roma y fueron recibidos en audiencia por el Santo Padre, en la sala del Angulo del palacio apostólico vaticano, la mañana del jueves 25 de noviembre. Juan Pablo II les dirigió en inglés las palabras que ofrecemos a continuación, traducidas al castellano.

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Queridos amigos:

Me alegra daros la bienvenida a vosotros, alumnos y personal del Instituto ecuménico de Bossey, al final de vuestra peregrinación a Roma. Vuestra visita se realiza en el umbral del gran jubileo, durante el cual los cristianos de todo el mundo celebrarán el nacimiento de Cristo, que tuvo lugar en Belén hace dos mil años. El Año jubilar es una oportunidad para que todos los cristianos den gracias al Padre por haber realizado en Cristo mediante la fuerza del Espíritu Santo la salvación de la humanidad. A la vez, el jubileo invita a la Iglesia peregrina en la tierra a elevar su mirada en gozosa espera de la plenitud de la salvación, que vendrá al final de los tiempos.

Durante los últimos tres meses habéis reflexionado en este importante tema: «Los cristianos en un mundo pluralista desde el punto de vista religioso». Este tema tiene profundas implicaciones para la misión universal de la Iglesia en el alba del nuevo milenio. En un ambiente religioso cada vez más pluralista, los cristianos están llamados a dar un testimonio común de su fe en Jesucristo, el Salvador del universo, a manifestar estima por los valores espirituales y morales presentes en las demás religiones, y a dialogar con los seguidores de esas religiones para construir un mundo de paz, libertad y respeto a la dignidad humana.

Queridos amigos, ojalá que esta experiencia de estudio y discernimiento ecuménicos os impulse a realizar esfuerzos cada vez mayores por la unidad de los cristianos. Sobre vosotros y vuestras familias invoco de corazón la alegría y la paz de nuestro Señor Jesucristo.