UNIDAD
SaMun
 

I. Concepto y esencia

La u. se define ordinariamente como la indivisión en sí y la división de todo lo demás (indivisio in se et divisio a quolibet alio). En la escolástica se distingue luego entre la u. transcendental, que es un atributo del ser como tal, y la u. numérica, que se limita a lo corpóreo. La definición indicada se saca de un punto de vista ya derivado, a saber, de la comparación entre dos o más entes distintos. Para lograr el concepto originario y pleno de la u. (u. transcendental), hay que partir de más arriba y considerar la u. como un concepto primigenio igual al ser mismo. Como el ser, la u. está ya siempre implícita y afirmada en la actualización del espíritu humano (cf. metafísica del  ->  conocimiento,  ->  espíritu, —> ser). Como lo muestra un análisis de esa actualización, el ser se interpreta a sí mismo a través de una pluralidad interna (-> trascendentales). Esta pluralidad interna, primigenia, como el ser mismo, no es nota exclusiva de lo finito, sino que dice perfección, y conviene a todo ente, lo cual se revela para el pensamiento cristiano desde el trasfondo del misterio de la -> Trinidad, que determina a la postre todo entendimiento cristiano del ser. La u. (interna) no debe entenderse estáticamente, abstraída de la pluralidad interior, ni tampoco como conexión accesoria de los elementos internos, sino como algo ontológicamente último: como posición dialéctica (que se realiza en la referencia recíproca) del ente que se despliega en su pluralidad interior. Desde esta u. interna hay que comprender la u. externa como una separación diferenciadora. Un concepto pleno de u. exige que esta separación diferenciadora sea entendida dialécticamente, es decir, no como nota abstracta, que aisla el ente, sino como índice de aquella referencia por la que el ente tiene tanto mayor trabazón en sí mismo (separándose así de los otros), cuanto más íntimo es su nexo con los demás.

II. Analogía

La u. es una nota del ser íntimamente analógica y, consiguientemente, también el concepto de u. es análogo, es decir, indica los grados distintos en cada caso de realización de la unidad. La u. se configura diversamente según la distinta -> dialéctica de los momentos internos. Origen y modo supremo de u. es el Dios uno y trino, cuya simplicidad no es identidad muerta, sino u. de la diferencia y en la diferencia de las personas (->, Trinidad). Que a Dios le conviene también la u. externa, es decir, que se diferencia por separación (cf. relación entre Dios [F] y el mundo) no quiere decir que él esté alejado del mundo, sino que indica solamente su potencialidad óntica, singular, de cuya plenitud infinita participa, de modo finito, todo lo creado. El viejoproblema de la u. de toda realidad alcanza en el pensamiento cristiano una inteligencia sumamente diferenciada, que «integra» todo -> monismo y  ->  pluralismo unilateral; y cuya profundidad postrera sólo se abre a la fe en la encarnación de Dios y a la reflexión teológica que de ella emana.

En el orden finito, la u. del ente no se caracteriza sólo por aquella primigenia pluralidad que conviene a todo ente (induso a Dios), sino también, esencialmente, por la pluralidad de la composición, que es propia de lo creado como tal e implica imperfección (pluralidad de los principios del ser, de la estructura concreta, de las distintas fases de la propia realización, etc.). Esta pluralidad compuesta ha de entenderse a la postre como «huella», como «copia» o imagen de la primigenia pluralidad intratrinitaria. La u. interna y externa del ente finito han de determinarse además por la multiplicidad del ente finito. La multiplicidad supone necesariamente la fundamental u. en el ser. Pero, además los seres muchos entran en los más diversos grados y especies de unidad. Además de la u. del ente individual concreto, hay que considerar particularmente la u. de grupos y estructuras sociales familia, -> Estado, humanidad en general, etc.) y, teológicamente, en especial la u. de la historia de la -> salvación (pluralidad de religiones ante el carácter absoluto del cristianismo), de la acción salvífica de Jesucristo (u. de la -> Iglesia, historia de la -> Iglesia) y de su desarrollo histórico ( ->  misiones, evolución del -> dogma). En todo ello, la u. nunca debe ser entendida como una determinación abstracta, que subsistiera independientemente de la pluralidad, sino que siempre ha de entenderse como una relación dialéctica positiva, en que la pluralidad es, diversamente en cada caso, un momento interno de la unidad.

BIBLIOGRAFÍA: F. M. Sladeczek, Die spekulative Auffassung vom Wesen der Einheit in ihrer Auswirkung auf Philosophie und Theologie: Scholastik 25 (1950) 391-468; L. Oeing-Hanhoff, Ens et unum convertuntur (Mr 1953); M. Heidegger, Identität und Differenz (Pfullingen 1957); K. Rahner: LThK2 III 749-s; Rahner IV 275 -311; G. Siewerth, Der Thomismus als Identitätssystem (F 21961); H. Volk, Einheit als theologisches Problem: MThZ 12 (1961) 1-13; H. Fries: HThG I 259-269; W. Kern, Einheit-in-Mannigfaltigkeit: Rahner GW I 207-239; E. Coreth, Identität und Differenz: ibid. 158-187.

Lourencino Bruno Puntel