REVELACIÓN PRIVADA
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1. Concepto formal

La r.p. puede definirse como auténtica revelación en sentido propio, que no se dirige directamente a la Iglesia, sino a un individuo, sin que de ahí resulte un deber de fe para todos, y sin que tal revelación sea encomendada a la Iglesia misma para guardarla y predicarla. Semejante r.p. es posible en todos los tiempos. Sin embargo, en general, sólo es objeto de reflexión teológica cuando aparece dentro de la Iglesia. El que la negara teóricamente como posible debería afirmar, o bien que no es posible en absoluto la revelación, lo cual equivaldría a negar el cristianismo, o bien que cualquier revelación, necesariamente y de antemano, sólo es imaginable en una comunidad y para una comunidad. Pero esto no haría justicia a la importancia del individuo como tal en la obra de la salvación, y desconocería que también la -> revelación «pública» (eclesiástica) necesita sujetos particulares concretos (profetas, apóstoles). También la tradición y la vida de la Iglesia (devociones, figuras proféticas en la Iglesia, mística reconocida) suponen que se dan auténticas revelaciones privadas. Además, el «cierre» de la revelación pública («desde la muerte de los apóstoles») no debe malentenderse en el sentido de que, desde entonces, tenga Dios, de modo distinto que antaño, una relación de distancia y silencio con la historia individual y colectiva. Este «cierre» significa el carácter insuperable y permanentemente normativo de lo acontecido en Cristo, que desarrolla sin cesar en la Iglesia nuevas pruebas o manifestaciones del Espíritu.

Al reconocer teóricamente la posibilidad de la r.p., no se niega, sino que se implica positivamente, que tal revelación tiene una «forma temporal», y que, consiguientemente, hoy puede presentarse en forma totalmente distinta, en forma menos espectacular y visionaria; y ello pudiera ser cabalmente un criterio de autenticidad. De hecho la concreta r.p. es siempre (como lo muestra la experiencia en la Escritura y en la Iglesia) una síntesis entre la cualidad del receptor de la misma, condicionada históricamente (por la teología, la cultura, etc.) y psicológicamente (a veces por disposiciones parapsicológicas), y el agraciamiento (místico o normal) de la persona en la profundidad de la existencia. Desde este punto de vista, no se excluyen tampoco ilusiones, falsas interpretaciones y desfiguraciones, aun en el caso en que no haya razón para negar una autenticidad fundamental de acuerdo con los criterios corrientes por los que han de juzgarse los fenómenos místicos. El ingrediente «visionario» de tales revelaciones privadas lleva de hecho un «estilo del tiempo», claramente condicionado por factores de la época. La «autenticidad» de una r.p. es una magnitud muy variable.

2. La Iglesia y las revelaciones privadas El «carácter privado» de una revelación no significa ni mucho menos que ésta no tenga importancia alguna para la Iglesia. Muchos ejemplos de la historia de la Iglesia (p. ej., Juana de Arco, Catalina de Siena, Margarita-María Alacoque, Bernadeta, etc.) lo atestiguan. Sin embargo, cuando las revelaciones privadas aparecen como impulsos proféticos dentro de la Iglesia, deben mantenerse dentro del marco de la revelación general eclesiástica (lo que no quiere sin más decir que el «imperativo» de tales revelaciones no pueda decir nada «nuevo»). El magisterio eclesiástico es por lo menos norma negativa para las revelaciones privadas (y, con frecuencia, quizá nada más); éstas pueden ser criticadas en su elemento de condicionamiento humano, aun cuando fundamentalmente se tomen en serio, y pueden estar limitadas a determinados espacios, tiempos y grupos de la Iglesia. Cabe también contar siempre seriamente con que tales revelaciones de importancia eclesiástica (como advertencia e imperativos proféticos a la Iglesia en una situación determinada), aparezcan en ella (aun siendo más importantes que otras anteriores) sin que se interpreten a sí mismas explícitamente como r.p., por estar menos ligadas que otras anteriores con fenómenos visionarios o parapsicológicos concomitantes (la esencia teológica y eclesiástica de una r.p. tal vez se dé más puramente en la figura de Juan XXIII o en la encíclica Populorum progressio de Pablo VI, que en las visiones de una monja que anuncia una nueva devoción). Todavía se echa de menos totalmente una reflexión teológica sobre la forma temporal de una r.p. Una teología de la r.p. debería ver a ésta en el marco de lo carismático en la Iglesia (-> oficio y carisma, -> carismas).

BIBLIOGRAFIA: Cf. también bibl. sobre -> Carisma, además: K. Rahner: LThK2 II 1027-1030; H. Lais: LThK2 III 1047ss; K. Rahner: LThK2 VIII 772s 805; J. B. Metz: LThK2 X 1263ss; H. Leclercq: DACL III 579-598; T. Ortolan: DThC IV 1441-1455; A. Michel: DThC XIII 708-737; PSJ I' 177-181. — H. Cremer, Die Fortdauer der Geistesgaben in der alten Kirche (Gü 1890); H. Weinet, Die Wirkungen des Geistes und der Geister im nachapostol. Zeitalter bis auf Irenäus (Fr 1899); E. Michael, Allgemeine kritische Würdigung der Privatoffenbarungen: ZKTh 25 (1901) 385-400; B. Maréchaux, Les charismes du Saint Esprit (P 1921); J. Baruzi, Saint Jean de la Croix et le probleme de l'expérience mystique (P 1924); Y. M.J. Congar, La crédibilité des révélations privées: VS 53 (1937) Suppl. 29-48; J. Maréchal, Études sur la psychologie des Mystiques 1-II (1937, Brujas - P 21938); B. Decker, Die Entwicklung der Lehre von der prophetischen Offenbarung von Wilhelm von Auxerre bis zu Thomas von Aquin (Br 1940); H. Lais, Eusebius Amort und seine Lehre über die Privatoffenbarungen (Mn 1940); H. Thurn, Außergewöhnliche religiöse Erfahrungen im Lichte der Psychologie: ZAM 21 (1948) 170-173; P. Lhermite, Mystiques et faux mystiques (P 1952); E. Dhanis, Sguardo su Fátima e bilancio di una discussione: CivCatt 104 (1953) 392-406; H. U. v. Balthasar, Besondere Gnadengaben und die zwei Wege menschlichen Lebens. Kommentar zu S. th. 2 II q. 171-182: DThA 23 (1954) 252-431 (bibl.); C. M. Staehlin, Apariciones (Ma 1954); W. Büchel, Natürliches Vorauswissen: Scholastik 30 (1955) 233-240; J. Beumer, Grundsätzliches zur Privatoffenbarung: ThGI 48 (1958) 174-184; R. Ernst, Y a-t-il encore des révélations? (Bru 1958); E. Lochet, Muttergottes-Erscheinungen (Fr 21958); K. Rahner, Visionen und Prophezeiungen (Fr '1960) (bibl.); ídem, Lo dinámico en la Iglesia (Herder Ba 21968); L. Volken, Las revelaciones en la Iglesia (Paul Ma 1966); D. Iturrioz, Revelaciones privadas (Ma 1966).

Karl Rahner