NECESARIO
SaMun


Con relación al concepto de n. (en el sentido de lo absoluto necesario) debe verse el concepto antitético de -> contingencia; sobre el resto de los problemas históricos y actuales referentes al conocimiento, cf. -> absoluto.

Lo n. está por encima de la oposición entre libertad de elección y necesidad física, determinista, que resulta de una coacción externa (o también de la fuerza interior de las tendencias). Representa el grado de perfección de aquella necesidad de la esencia que es idéntica con una -> libertad bien entendida de la misma. La noción de n. profundiza la noción de absoluto (que excluye toda dependencia óntica respecto de otra cosa) mediante el momento positivo del estar fundado en sí mismo en virtud del poderío esencial del propio ser. Por eso, el paso de la afirmación de lo absoluto a la afirmación de lo n. incluye la visión de que todo ente está fundado.

En este principio de razón (o causa) suficiente — cuya aplicación a lo contingente constituye el principio de -> causalidad («todo lo contingente que existe, existe por una causa eficiente»), late especialmente la ascensión de lo contingente a su causa absolutamente necesaria. Únicamente por esta ascensión del conocimiento, que representa la estructura básica de la prueba cosmológica de la existencia de -9 Dios, se muestra como realmente válido, como real, el concepto de n. que en un primer momento sólo es pensado problemáticamente. No es que el principio de causalidad haya de introducirse desde fuera en la -* contingencia del hombre y del mundo, descubierta experimentalmente; más bien en la experiencia del ente, como el que el hombre se experimenta a sí mismo en el conocimiento de la verdad y en la decisión de la libertad, se experimentan juntamente, por lo menos de una forma no objetiva, el carácter de n. y la función fundamentadora del ser en general. Esta experiencia es desarrollada racionalmente en los principios metafísicos de «contradicción» y de «razón suficiente», en el sentido de que todo ente, en cuanto tiene -> ser, no puede menos de ser, o sea, es necesariamente, y, por tanto, — en un esclarecimiento conceptual más completo de la misma intuición del ser —, no existe casualmente, sin fundamento, sino que está fundado. Pues «nada es tan contingente que no contenga una huella de necesidad» (Tomás de Aquino).

Con esta manera (metafísica) de entender el principio de causalidad viene dado que de lo contingente se concluye la existencia de lo n. como causa primera, no precisamente «al término» de una serie de causas físicas, que con demasiada facilidad se pierde en la oscuridad de un inacabable regressus in infinitum, sino en virtud de la naturaleza de lo contingente mismo, que, por no estar fundado en sí mismo, necesita permanentemente de una razón de su existencia, la cual no puede ser contingente a su vez. Todo contingente exige por tanto una causa, no sólo para su aparición inicial, o para poner en marcha una serie horizontal de causas, sino también, en inmediatez «vertical», para su subsistencia y duración en cada instante. Con lo cual se pone de manifiesto la función creadora y conservadora de esa causa respecto del mundo (-> creación). Como además el mundo en su totalidad es contingente, en consecuencia lo n. como causa universal tiene que ser supramundano o trascendente. Todo esto excluye una causación del mundo a manera de una necesaria causalidad natural, y prueba que lo n. es libre y con ello, personal. Así lo n., llenado con la dimensión de la trascendencia y de la -> persona, pasa a ser el concepto filosófico de Dios.

BIBLIOGRAFIA: Cf. bibl. de —4 absoluto. — A. Faust, Der Möglichkeitsgedanke I (Hei 1931); J. Müller, Der Geist und das Absolute (Pa 1951); O. Becker, Untersuchungen über den Modalkalkül (Meisenheim 1952); W. Müller-Lauter, Möglichkeit und Wirklichkeit bei M. Heidegger (B 1960); H. Ogiermann, Die Problematik der religiösen Erfahrung: Scholastik 37 (1962) 481-513, 38 (1963) 481-518; W. Brugger, Theologia naturalis (Ba 1964) 63-73 (bibl.); J. de Vries: yPor qu6 creemos?, en W. Kern - G. Stachel (Herder Ba 1967) 123-134; J. B. Lots, Der Mensch im Sein (Fr 1967) 404 ss (Metaphysische und religiöse Erfahrung); K. Schäfer, Hermeneutische Ontologie in den Climacus-Schriften S. Kierkegaards (Mn 1968).

Walter Kern