MONOTELISMO
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El m. o la doctrina sobre una sola voluntad y una sola actividad (énérgeia, de ahí la denominación de monenergetismo) afirma que, así como en Cristo hay una sola hipóstasis (y «naturaleza»), así también hay en él una sola voluntad (como facultad, thélema), un único querer y, en general, una sola energeia, que es la voluntad, el querer y la actividad del Logos.

1. Antecedentes

En cuanto el -> arrianismo y el apolinarismo afirmaban que el Logos es el único principio de la vida espiritual en Cristo, el m. era para ellos una evidencia palmaria. Entre los representantes ortodoxos de la fórmula de «una sola naturaleza» (-> monofisismo), se admitía desde luego el alma de Cristo, pero ésta no era valorada plenamente como principio de la decisión espiritual. Siguiendo a Cirilo de Alejandría, los severianos veían arrancar todo movimiento de la hipóstasis del Logos. La humanidad de Jesús es en todo aspecto instrumento, órgano del Logos. Por eso, para los severianos dentro del Dios-hombre no hay posibilidad de aplicar el número dos (ni en la «naturaleza», ni en las facultades, ni en el querer de Cristo), aun cuando no se admite mezcla real entre la divinidad y la humanidad. La dualidad sólo se manifiesta extra Christum, en la diversidad de las operaciones divinas o humanas de la energeia considerada como una. Gran importancia tuvo en este modo de ver, además de Cirilo (In In 4: PG 73, 577 C), el Pseudo-Dionisio, con su fórmula de la «nueva actividad teándrica» (PG 3, 1072 C). Las palabras de León I fueron la antítesis: «Una y otra forma ( = naturaleza) obra lo que le es propio en comunión con la otra» (Dz 144). Para los monofisitas esto era « -> nestorianismo».

2. La controversia monotelita en el siglo VII

La controversia monotelita del siglo vii se desarrolló dentro de la ortodoxia bizantina neocalcedónica, aunque en polémica espiritual (y al principio inmediata) con el -> monofisismo. Manteniendo teóricamente la fórmula calcedónica de una sola persona en dos naturalezas, se intentaba bajo el lema de «una sola energía» («una sola voluntad») la unión con los monifisitas, que tenía también importancia política.

1ª. fase. Los iniciadores fueron Sergio, patriarca de Constantinopla (610-638), Teodoro de Farán (península del Sinai) y Ciro de Fasis. Sergio se dirigió en cuatro acciones epistolares (adjuntando una supuesta carta del patriarca Mennas [ fi 565]): primero, a Georgios Arsas para recibir una prueba patrística sobre la única energía en Cristo; segundo, a Teodoro de Farán; tercero, al severiano Pablo el Tuerto (Armenia); y, cuarto, a Ciro de Fasis (cf. MáXIMO CONFESOR: PG 91, 332 B — 333 B). En Alejandría se logró el año 633 una unión con los monofisitas, una vez que Ciro había sido elevado a la sede patriarcal (Mansi xi 532). Las palabras pseudodionisíacas antes citadas se exageran y reciben la versión: «una sola... actividad teándrica» en Cristo (Mansi xi 565 D). El monje Sofronio de Jerusalén luchó en contra, pero no pudo aducir todavía una auténtica prueba patrística. Se convino en evitar ambas fórmulas (una o dos energías), porque «toda actividad divina y humana (en Cristo) procede indivisamente de un único y mismo Dios-Logos» (ibid. 533 CD 536 CD). Sergio defendió esto en su Psephos del año 634 (según Sherwood), escrito que prácticamente fue incorporado a la Ekthesis del emperador Heradio.

2ª. fase. Sofronio, patriarca de Jerusalén desde 634, publica sus Synodika, en que combate la fórmula de la única energeia con las palabras antes citadas de León i. El Cristo uno obra en la synergeia de las dos naturalezas (Mansi xi 461-508). Sergio renuncia desde luego a la fórmula de la «única energeia», pero escribe al papa Honorio i que la afirmación de una doble actividad exige también una doble voluntad en Cristo, lo que sería un escándalo y una amenaza a su unidad. Honorio entiende la «voluntad única» en Cristo en el sentido de la unidad moral de su obrar y quiere dejar a los doctos la cuestión de si es una o son dos las actividades (Dz 251). El emperador Heraclio en su Ekthesis del año 638 tomó cartas en el asunto pronunciándose en favor de Sergio.

3ª. fase. Ahora comienza la polémica de verdadero valor teológico al incorporar Máximo Confesor todos los elementos positivos de la tendencia ciriliana, pseudodionisíaca y severiana en la cristología de Calcedonia, pero explicando más profundamente que todos sus predecesores la relación de la voluntad y actividad con la «naturaleza» y la «persona» (hipóstasis). En la definición de hipóstasis frente a naturaleza y esencia, Máximo emplea ya a sabiendas una terminología existencial. En una profunda ontología de la persona supera definitivamente el camino categorial y objetivo de la filosofía de la naturaleza para explicar la unidad en Cristo (nada de síntesis natural). Máximo ve en el monofisismo la prosecución errónea de este camino teóricamente abandonado ya en Calcedonia. Da una interpretación y ampliación genial al Calcedonense mismo, pues considera a Cristo como hombre en su conocimiento y libertad, en su voluntad y energeia humana, pero ligándolo claramente a la hipóstasis divina. Con esto se pone la base de una cristología y soteriología calcedonense que se mueve en la tensión dialéctica entre unidad y diversidad.

Las fechas capitales son: el año 645 la célebre disputa con Pirro I, patriarca de Constantinopla. Máximo inspira el concilio de Letrán del año 649 bajo Martin I, en que fueron rechazados la Ekthesis de Heraclio y el Typos del emperador Constante II del año 647. Solamente el sínodo romano del año 680 bajo Agatón y el tercer concilio de Constantinopla de los años 680-681 pronunciaron la sentencia sobre el monenergetismo y monotelismo. Desde este momento la doctrina de las dos voluntades y operaciones era dogma de fe. El papa Honorio fue condenado como syndromos (concurrente, cooperador), pero no ha de ser considerado como hereje.

FUENTES: V. Grumel, Les Regestes des actea du patriarcat de Constantinople, I/1-3 (Kadikái - Buda-pest 1932-47); P. Sherwood, Date-List of the Works of Maximus the Confessor (R 1952).

BIBLIOGRAFIA: W. Elert, Der Ausgang der altkirchlichen Christologie (B 1957); M. Richard, Anastase le &naite ...: RÉB 16 (1958) 29-42; H. U. v. Balthasar, Kosmische Liturgie (Ei 21961).

Aloys Grillmeier