ESTOICISMO
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I. Características generales

1. Las modificaciones sociales y políticas de la época de Alejandro y de los Diácodos motivan la disolución de la ciudad-Estado griega y, con ello, la pérdida del apoyo interno que un griego de la época clásica encontraba en la vinculación a la polis y a su religión. Las posibilidades de la actitud teorética parecen fundamentalmente agotadas con la obra especulativa de Platón y de Aristóteles y con la investigación empírica de la escuela peripatética. Por ello de las dos escuelas filosóficas que surgen en época helenística, el e. adquiere una más amplia expansión que el «jardín» de Epicuro; ambas se centran en cuestiones prácticas de la vida. Las disciplinas teoréticas se cultivan (preferentemente) a causa de la ética. La filosofía pasa a ocupar para los hombres cultos el lugar de la religión, y busca una nueva seguridad para el hombre. Predomina la cuestión del sentido y finalidad (Télos) del hombre y del cosmos. El hombre ya no es visto desde la polis (Aristóteles: pson politicón), y la ética ya no es considerada como una parte de la política. El hombre se retira a su interior, para alcanzar así su independencia frente a las circunstancias exteriores. Mientras que Epicuro se contenta con una conducta exclusivamente individualista, la cual convierte el estado general del hombre particular en punto de referencia de toda acción, el e. ve al hombre particular como miembro de la humanidad una, en la cual no hay diferencias étnicas ni sociales. La unidad del hombre consigo mismo, en la que radica su felicidad y su télos, presupone necesariamente la conformidad con la ley (nomos) que une de igual modo a todos los hombres. Este nomoses idéntico con el lógos divino que dirige el cosmos.

2. A pesar de que estoicos importantes (Zenón, Crisipo y otros) son de origen oriental, apenas hay alguien que esté de acuerdo con la tesis de Pohlenz, según la cual en la doctrina estoica, además de los elementos griegos, han influido otros de origen semítico. Es importante la influencia de las escuelas socráticas, principalmente la de los cínicos. Rasgos esenciales de la física y de la teología estoicas han sido tomados de Heraclito.

II. Doctrina

La sofía (-> sabiduría) se define como «el saber acerca de las cosas divinas y humanas» y la filo - sofía (-> filosofía) como «ejercicio en el arte necesario para la vida». Se divide en lógica, física y ética. La relación recíproca de las partes queda esclarecida mediante la imagen de en huerto: la física, de la cual forma parte la teología, corresponde a los árboles que se elevan hacia el cielo, la ética a los frutos que proporcionan alimento y la lógica a los muros que le dan seguridad.

1. La lógica comprende la dialéctica y la retórica. La primera crea los presupuestos de la recta acción, pues con su ayuda se puede conocer lo que es verdadero bajo el aspecto de la forma y del contenido. Puesto que el hablar, lo mismo que el pensar, es manifestación del logos normativo (los estoicos tardíos distinguen entre el logos configurado en el interior y el que por la voz sale al exterior, la dialéctica, además de la lógica formal y de la doctrina del conocimiento, comprende también la teoría lingüística y la gramática. De la forma corpórea de los sonidos hay que distinguir las ideas o las circunstancias incorpóreas, las cuales a su vez son distintas de las cosas reales. Los nombres de las cosas han sido dados conscientemente por los hombres según la norma de la fysis. Las designaciones de los cinco casos gramaticales se remontan a los estoicos. Su doctrina de los tiempos no se basa, como la de Aristóteles, en los estadios temporales (presente, pretérito, futuro), sino en las clases de acción, en virtud de las cuales los modos determinados (xpóvoc iapcaµévoc) se distinguen de los indeterminados (&6pca'roc ). Los enunciados (definición: unidad completa para entenderse, que es verdadera o falsa) dividen los tiempos en simples y compuestos (copulativo, disyuntivo, hipotético). Apoyándose en los megáricos, los estoicos, mediante la doctrina de los razonamientos hipotéticos y disyuntivos, fundan la moderna -> lógica de los enunciados. Un conocimiento independiente de la percepción sensible no puede darse. La sensación causada por el objeto material en el órgano sensitivo se convierte en representación cuando larazón la recoge en la conciencia. La representación sólo recibe significación para el conocer y el obrar cuando el logos la reconoce en asentimiento voluntario. Pero éste sólo está justificado cuando la representación reproduce el objeto en una forma que no sería posible sin su existencia real. Esta representación llamada cataléptica posibilita una «comprensión» del objeto (Zenón), provoca necesariamente nuestro asentimiento (Crisipo), y es (según Crisipo) criterio de verdad. En el nacimiento el alma es semejante a una pizarra sin letra alguna, la cual recibe sus contenidos por la percepción. De muchas representaciones homogéneas conservadas en la memoria surgen la representaciones generales empíricas. Por analogía, composición y negación, pueden formarse conceptos no empíricos a partir de los experimentales. La formación de un concepto se realiza o de un modo metódico y reflejo o por obra de la naturaleza. De este segundo modo se forman las ideas innatas, que se encuentran en todos los hombres (imperfectamente ya antes del desarrollo pleno de la razón) y que son el presupuesto para cualquier otro conocimiento.

2. Física. Propiamente sólo de lo corpóreo se puede decir que existe. Lo corporal se divide en lo paciente o material y en lo agente, que es concebido como fuego que configura artísticamente, como hálito que penetra lo más íntimo o como fuerza en tensión. De manera correspondiente al microcosmos del hombre, también el macrocosmos, concebido como una universal esfera limitada, es un ser viviente dotado de razón. Su substancia es eterna. Su ordenación actual sólo subsiste hasta el retorno al ígneo estado originario. Después empieza de nuevo el mismo proceso del mundo. Puesto que el pneuma penetra todo el mundo con distinta pureza y fuerza, se da una gradación en los entes. La causa de la formación y del desarrollo de las cosas particulares está en los logoi spermatokoi, que proceden de la razón universal. Los entes inferiores son el presupuesto de los superiores, y existen en orden a ellos. La diferencia, acentuada por los estoicos, entre hombre y bruto se funda en el tipo de pneuma anímico. El alma humana, que para muchos estoicos es perecedera, surge por generación. Ella se articula en la razón que domina, en los cinco sentidos, en la facultad de hablar y en la fuerza procreadora. El espanto y la sorpresa ante los fenómenos naturales y la ordenación de la naturaleza hacen surgir en el hombre la prolepsis de la divinidad. Las pruebas filosóficas de Dios (por la gradación de los entes y por su teleología) deben probar cómo la divinidad existe y existe como un sentido racional. A la mediación entre la imagen filosófica de Dios (Dios es el logos que gobierna el mundo, es el fuego, el pneuma) y la vigente en la religión del pueblo sirve la interpretación alegórica de los mitos y la distinción (posterior) entre la teología de los poetas, la de los filósofos (teología natural) y la del Estado. La providencia, conocida por la teología del mundo, lo gobierna todo para el máximo bien de los hombres. Todo lo que sucede, incluso la vida anímica del hombre, está bajo el nexo causal del destino. Por esto es posible una mántica científica. Los estoicos veían pero no resolvieron satisfactoriamente el problema de cómo conciliar este determinismo con la autodeterminación del hombre que ellos enseñaron insistentemente.

3. Ética. Todo ser vivo, junto con la percepción externa, tiene una percepción de sí mismo. Ésta hace que el ser vivo se experimente como perteneciente a sí mismo (oikeiosis) y que él tienda al desarrollo de su naturaleza peculiar, que para el hombre es el logos. En su desarrollo está la verdadera utilidaddel hombre, la cual se identifica con lo moralmente bueno y la felicidad. Ésta es independiente de todo lo no moral (adiaphoron). Sin embargo, dentro de los adiaphora, hay una distinción entre aquello que corresponde a nuestra naturaleza y aquello que es contrario a ella. El fin de la vida humana es la armonía con el logos como facultad que distingue al hombre y ley general de la naturaleza, de la cual se derivan todas las leyes positivas. La oikeiosis se dirige por encima del propio yo a todos los hombres, pues ellos están emparentados por la naturaleza racional. El estoico es un cosmopolita. En virtud de la naturaleza racional todos los hombres tienen los mismos derechos.

En toda virtud entra como constitutivo esencial la fronésis, el saber acerca del bien y del mal. Las virtudes están indisolublemente unidas entre sí y, lo mismo que los defectos, son iguales. Cada una de ellas es una magnitud indivisible: o la poseemos totalmente o no la poseemos. Entre las acciones moralmente perfectas, realizadas mirando a lo moralmente bueno y las acciones defectuosas, hay un tipo intermedio de actos, los que son adecuados a la naturaleza del hombre, pero no se ejecutan de cara a un fin moral.

El afecto (pathos) es un juicio erróneo (Crisipo) o un impulso que, a causa de un juicio erróneo, supera la medida (Zenón). Ha de extinguirse totalmente, pues es una enfermedad del logos (apatheia). La época del e. medio vuelve a la doctrina aristotélica de la justa medida en los afectos o pasiones. La mejor protección es darse cuenta de que fuera de lo moral no hay ningún bien y ningún daño y prepararse para lo que pueda sobrevenirnos.

El hombre es o un sabio o un necio o «uno que progresa». Mientras que el necio vive en escisión interna, el sabio está de acuerdo consigo mismo y con la ley universal. Si él ya no es capaz de soportar su vida externa o sólo puede cumplir sus deberes morales mediante el abandono de la vida, después de ponderar todos los momentos escogerá voluntariamente su propia muerte.

III. Historia

1. El e. antiguo. Zenón de Citio (que vivió aproximadamente desde el 334 al 263 a.C. ), discípulo del cínico Crates, empezó su docencia en Atenas hacia el 300, en el adornado «pórtico policromo». En la dirección de la escuela le sigue Cleantes de Assos (331-232 a.C.), cuyo himno a Zeus es el más bello testimonio de la piedad cósmica de los primeros estoicos. Perfecciona el antiguo sistema estoico Crisipo de Solo¡, en Cilicia (281-208), que se distingue por su capacidad dialéctica y por su productividad literaria.

2. El e. medio fue fundado por Panecio de Rodas (180-110 a.C.). Se apoya de nuevo en Platón y en Aristóteles y con ello atenúa el rigorismo ético. Panecio es la cabeza filosófica del círculo de Escipión Emiliano, importante para el desarrollo espiritual de Roma. Su obra Sobre el recto obrar fue utilizada por Cicerón en el tratado De officiis, y así Panecio influyó decisivamente en el desarrollo de la ética romana y del pensamiento del humanismo. Su discípulo Posidonio de Apamea (135-51 a.C.) fue filósofo, investigador de la naturaleza, geógrafo e historiador. Vio en el cosmos un organismo que se mantiene unido por simpatía, en el cual todo está en viva relación recíproca.

3. El e. tardío. De L. Anneo Cornuto (siglo i p.C.) se ha conservado una Breve teología griega, que utiliza la interpretación alegórica de los mitos, propia del e. antiguo. En Musonio Rufo (30-108 p.C.) y en su discípulo Epicteto (50-120) el interés por cuestiones sistemáticas queda totalmente suplantado por las orientaciones éticas. También L. Anneo Séneca (4-65 p.C.) persigue finalidades educativas y edificantes, pero se interesa por cuestiones de filosofía de la naturaleza. El punto culminante y final del e. tardío son los Soliloquios del emperador Marco Aurelio (121-180 p.C.). Después de él, el e. desaparece como sistema. Parte de sus pensamientos pasan al platonismo medio y al -> neoplatonismo.

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