DIODORO DE TARSO


DIODORO DE TARSO nació en Antioquía; allí realizó estudios teológicos, seguidos de otros estudios clásicos en Atenas, de lo cual se quejaría después el emperador Juliano, pues esto le habría permitido atacar con más eficacia el culto de los dioses. De nuevo en Antioquía, dirigió una comunidad monástica, y desde su cátedra en la escuela de esta ciudad defendió con gran valor e insistencia la divinidad de Cristo frente a los ataques del emperador Juliano, que residió allí muchos meses durante su campaña contra los partos. Estuvo desterrado en Armenia por el sucesor de Juliano, y a su muerte regresó y fue consagrado obispo de Tarso, en Cilicia (378), de donde anteriormente había sido obispo un antiguo profesor suyo. Tomó parte en el concilio de Constantinopla del 381, y el emperador Teodosio II le llamó uno de los árbitros más seguros de la ortodoxia. Parece que murió antes del 394.

Sus obras fueron muy numerosas. Como ya hemos dicho, se han perdido en casi su totalidad, pero tenemos listas de ellas. En sus obras de exégesis se atenía exclusivamente a la interpretación filológica e histórica y rechazaba con tesón la alegórica, tratando de buscar lo que habían entendido y querido decir los autores inspirados y no otros sentidos ocultos; había comentado todos los libros del Antiguo Testamento, los Evangelios, los Hechos, la primera carta de San Juan y probablemente otros libros del Nuevo Testamento. En sus numerosas obras apologéticas y polémicas, unas veces largas y otras muchas breves, escribió contra los judíos, contra los paganos y contra los herejes. Otros escritos eran más directamente dogmáticos, y alguno trataba de astronomía y de cronología.

MOLINÉ