I. LA ÚLTIMA CENA:
   JESÚS LAVA LOS PIES A SUS DISCÍPULOS


TEXTO BÍBLICO

«Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su Hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, y que había salido de Dios, y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

(...) Después que les lavó los pies tomó sus vestidos, volvió a la mesa y les dijo: —¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».

(Jn 13,1-15)

OTROS TEXTOS

Lc 17, 7-10: «Cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: —Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer».

Flp 2,5-8: «Tened los mismos sentimientos que Cristo... que se despojó a sí mismo tomando la condición de siervo».

2ª Cor 8,9: «Jesucristo... siendo rico, por vosotros se hizo pobre».

Lc 22,24-30: «El mayor entre vosotros sea como el menor, y el que gobierna como el que sirve... Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve».

Jn 13,31-35: «Os doy un mandamiento nuevo... Que como yo os he amado así os améis también vosotros los unos a los otros».


PUNTOS

  1. Los amó hasta el extremo.

  2. Durante la cena se levantó de la mesa.

  3. Se puso a lavarles los pies.

  4. Os he dado ejemplo.


MEDITACION

1. Los amó hasta el extremo

En la Cena comienza propiamente la Pasión de tu Señor. Las cartas ya están jugadas: Jesús se ha metido en la boca del lobo yendo a Jerusalén para celebrar la Pascua. Además no ha escatimado las críticas a los fariseos y a las autoridades del Templo, a los que se enfrenta dialécticamente ante la regocijada multitud de peregrinos venidos de todas partes a la fiesta.

Por otra parte el traidor, seducido por el diablo y movido por la codicia (Jn 12,4-6) o el desencanto (Jn 6,67-71), ya había convenido la entrega de su Maestro —de tu Maestro— para aquella noche.

Y Jesús lo sabe. Pero su corazón, inundado de tristeza, está también rebosante de amor en este momento en que ha llegado, por fin, su Hora: la Hora de pasar de este mundo a su Padre por la puerta estrecha de la Pasión y de la Cruz.

«Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo...» Los suyos. Tú, a quien el Señor ama y considera como cosa suya. Tú, que por el bautismo quedaste sellado, consagrado.

«Los amó hasta el extremo», es decir, hasta el colmo del amor. Y el amor es paciente, es servicial (l.a Cor 13,4).

Por ello el Señor va a realizar un gesto muy especial. El que tu contemplas ahora en un silencio lleno de estupor y admiración.


2. Durante la cena se levantó de la mesa

Advierte que no fue antes de cenar, lo cual lo hubiéramos interpretado —los Apóstoles y nosotros— como un gesto de humildad simplemente, aunque ésta fuera asombrosa. Ocurre en la mitad de esa Cena solemne y litúrgica.

El Señor quiere subrayar el carácter de signo de su acción. Aquello adquiere entonces una densidad insospechada, trascendiendo la simple anécdota: es una parábola en acción.

Los Apóstoles le siguen con sus ojos. Perciben que hay algo especial, pero no comprenden qué ocurre, por qué el Maestro ha llenado aquella palangana, se quita el manto y se ciñe la toalla.

Tu les llevas ventaja porque sí sabes qué va a pasar. Y consideras co amor cómo el Señor se levanta con prisa —no le queda ni un día de vida— a prestar ese servicio humilde.


3. Se puso a lavarles los pies

Lo que ocurre ahora es demasiado fuerte, y nos cuesta acostumbrarnos a esta escena. Como le costó a Pedro.

Lavar los pies era oficio de esclavo, no de hombre libre. Pero dicen que ni siquiera a los esclavos israelitas debía exigírseles esta tarea, demasiado humillante...

Jesús, siendo Dios, se hace mi humilde siervo. No desdeña tomar mis pies, sucios del polvo del camino. No 'siente disgusto de lavarlos con delicadeza y secarlos con su toalla.

Es propio de quien ama el querer demostrar el amor con pequeños servicios, y el no sentirse humillado por bajos que sean estos.

Quien así actúa quiere, con ello, mostrarnos cómo a través de toda su vida, que fue un continuo acto de humilde servicio, se preparó a derramar su sangre salvadora. La sangre que nos lava verdadera y definitivamente de nuestros pecados, de nuestra pequeñez y soberbia, de nuestros egoismos y arrogancias.

Mira a tu Señor a tus pies, y no te resistas. ¡Adora de rodillas a tu Dios arrodillado! No hables, no repliques como Pedro: es preciso que el Señor te lave. El es el único que puede hacerlo.

Ya que lo pusiste en ese trance, no trates ahora de impedírselo, porque en ello va toda tu vida. Mira y escucha todavía...


4. Os he dado ejemplo

Aquí tienes la clave, la llave que te permite entrar en el corazón de tu Señor. El no ha fingido, no ha hecho teatro: ha manifestado lo que encerraba su interior. Pero lo ha hecho también por ti, por nosotros: «Para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».

Porque tu también te tienes que poner a los pies de tu hermano. De aquel que te cae bien, y de aquel que te cae fatal. Del que te ama, y del que te odia. ¿Acaso no lavó él, de rodillas, los pies de Judas, sabiendo que le había vendido?

Jesús te pide —de una forma a la que tu no puedes negarte—que te pongas al servicio incondicional de los que te rodean. Sin el paternalismo suficiente de quien domina la situación, de quien da limosna. Antes al contrario, se te pide un servicio humilde —lavar los pies— hecho sin esperanza de recompensa: por puro amor del Maestro, que antes te lavó a ti.

En mi casa, en mi comunidad, en mi trabajo, en mi descanso, en la calle... me aguardan las ocasiones de amar y servir a los hermanos como él me amó a mí. Ahora es el tiempo de gracia, ahora es el momento oportuno, ahora ha llegado el día en que puedo decirle a mi prójimo: —Gracias, hermano; que el Señor te premie la ocasión que me brindas de servir en ti a Jesús.


ORACIÓN

Señor, me da miedo verte así, a mis pies. Miedo porque sé que tu gesto tiene que cambiar muchas cosas en mi vida, y yo soy un hombre «prudente»al que no le gustan las transformaciones radicales.

Miedo de que pases ante mí y yo continúe como ahora, sentado, aparentando indiferencia y renegándote en mi corazón, cada día, como Judas.

Y sin embargo, ¿cómo temerte a ti, mi Dios, que porque me amas más allá de lo que yo puedo imaginar, te me entregas como esclavo?

Aunque me indigno, soy de los tuyos. Y tu eres mío, porque así lo quieres: eres mi Señor y mi Maestro, mi amigo y mi verdadera alegría.

Dame, Señor, la gracia de sentirme siervo inútil. Cámbiame por dentro con la fuerza de tu Espíritu Santo, para que yo no aprecie y defienda tanto mi honor, como el tuyo; para que yo no busque tanto el ser estimado por los demás, como el que te amen a ti.

Perdona mis fallos pasados: mi soberbia, mi ambición y la dureza de mi corazón de hielo. Di una sola palabra, una sola palabra que yo pueda escuchar en mi interior como a la pecadora, como a Zaqueo— y verás cómo se transforma a imagen de tu Corazón.

Que no pierda la ocasión —¡ni una sola!— de servirte en mis hermanos. Más aún, te pido como favor especialísimo que las multipliques, pero de forma que pasen desapercibidas a los demás. Que mi servicio sea tan normal, algo tan debido, que nadie repare en él.

Como el de tu Madre bendita, espejo de santidad y causa de nuestra alegría, que contigo en su seno se puso en camino hacia la montaña de Judá, a casa de Isabel, para servirla en sus necesidades.


ORACIONES BREVES

«Señor, lávame y quedaré limpio».

«Jesucristo, por nosotros, se hizo pobre».

«Amaos los unos a los otros, como yo os amé».

«Nos amó hasta el extremo».

«Somos siervos inútiles».