Primera parte

Primera parte deste segundo libro, que trata de los vicios y de sus remedios

 

Capítulo primero

De la primera cosa que ha de presuponer el que quiere servir a Dios

 

     Primeramente, el que de nuevo se determina de ofrecer al servicio de nuestro señor, y mudar la vida, la primera cosa que le conviene hacer es que sienta bien desta empresa que toma y la estime en lo que ella merece. Quiero decir, que entienda que este negocio es el mayor negocio y el mayor tesoro, la mayor empresa y la mayor sabiduría de cuantas hay en el mundo. Antes crea que ni hay otro tesoro ni otra sabiduría ni otro negocio, sino éste, como lo significó el profeta, cuando dijo: «Aprende, ¡oh Israel!, dónde está la prudencia, dónde la fortaleza, dónde el seso y la discreción, para que juntamente veas dónde está la longura de días y la provisión de todas las cosas, y la lumbre de los ojos y la paz». Por lo cual con mucha razón dijo el Señor por Jeremías: «No se gloríe el sabio en su sabiduría ni el rico en sus riquezas ni el fuerte en su fortaleza, sino en esto se gloríe el que se quiere gloriar, que es saberme a mí y conocerme a mí», porque aquí está la suma de todos los bienes. Y si alguno fuere consumado entre los hijos de los hombres, y no tuviere este conocimiento acompañado con la virtud, no tiene de qué se gloriar.

     A esto nos convidan señaladamente todas las escrituras divinas, que por tantas vías y maneras nos encomiendan y encarecen este negocio; a esto todas cuantas criaturas hay en el cielo y en la tierra; a esto todas las voces y clamores de la Iglesia; a esto todas las leyes divinas y humanas; a esto los ejemplos de innumerables santos que, llenos desta lumbre del cielo, despreciaron el mundo y abrazaron tan de corazón el propósito de la virtud, que muchos dellos se dejaron arrastrar, y asar en parrillas, y padecer otras mil maneras de tormentos, antes que hacer una sola ofensa contra Dios y estar por un solo momento en su desgracia. Finalmente, a esto nos llaman y obligan todas las cosas que en el libro precedente habemos tratado, porque todas ellas apellidan virtud y declaran la grandeza de su valor. Cada cosa déstas, profundamente considerada, basta para declarar la importancia deste negocio, y mucho más todas ellas juntas, para que por aquí entienda el que se determina seguir este partido cuán grande y cuán gloriosa sea la empresa que ha tomado, y a cuánto es razón que se ponga por ella, como luego se dirá. Éste sea, pues, el primer preámbulo y presupuesto deste negocio.