Antonio Fernández Benayas

 

 

FRENTE AL MARXISMO Y

OTROS MATERIALISMOS

-Ama y haz lo que quieras-

 

Cuarta Parte

REHACER CAMINOS DE AMOR EN LIBERTAD

1.- Vivir y ser, 151. /2.- Entre el ser y el poseer, 152. /3.- Un compromiso vital, 153. /4.- La Guerra, el Amor y la Historia, 153. /5.- La Técnica y el Tú, 155. /6.- Todo en todos, 156. /7.- La Ley Natural del Trabajo, 157. /8.- "Homo Faber", rey del Universo, 158. /9.- Trabajadores y parásitos, 159. /10.-¿Posible Democratización Industrial?, 160. /11.-El Dinero como herramienta, 161. /12.- Sombras y luces de la Revolución Tecnológica, 164. /13.- El desafío de los nuevos campos de Expansión Económica, 165. /14.- Ante el fracasado invento de "nuevos valores", 167. /15.- Responsabilidades personales ante una Democracia en gestación, 169. /16.-El lastre de una vieja y anquilosada Burocracia, 170. /17.-Sugestivo e imprescindible Proyecto de Acción en Común, 171.

Conclusión: La Verdad que nos hace libres, 173.

Bibliografía, 177.

 

 

1.- VIVIR Y SER

Nadie tiene motivos para sentirse totalmente satisfecho de lo que es: siempre podrás ser machismo más, pero nunca abandonado a tus propias fuerzas: porque "eres demasiado para ti mismo" (Blondel).

Desde que naciste, pudiste captar que estabas invitado a una apasionante aventura. Eras muy poquita cosa y podías ser mucho: Tu elemental egoísmo era la coraza de tu insignificancia mientras que tus primeros gritos eran las imposiciones de un pequeño dios prisionero de la condescendencia de cuantos le rodean.

Has crecido; la conciencia de necesitar al Otro te obliga a ser más humilde: Si, en otro tiempo, la zalema, el mimo o la sonrisa te bastaban para atraer a tu terreno a la solícita y blanda mamá, ahora ya sabes que la colaboración de cuantos necesitas requiere de ti claras manifestaciones de correspondencia.

Sin duda que tu mundo se ha ensanchado a medida que has crecido. Y tiempo es de que trates con el máximo respeto dos imperativos dictados por tu propia naturaleza.

Primero: nada se te da sin esfuerzo. Segundo: poco puedes tú solo ante cualquier desafío de las circunstancias. Lo primero significa una perentoria obligación de Trabajar; lo segundo es una natural invitación a la Solidaridad.

Alguien, mucho más retorcido que tú, pudo convencerte de que, si lo del trabajo era verdad, también lo era el que podías sustituir el esfuerzo propio por el esfuerzo de los otros y seguro que esgrimió como fuerza de convicción su propia forma de abordar los problemas de cada día: si sabes utilizar a los otros no necesitas grandes esfuerzos personales para vivir a tope.

Que esto último es mentira la Historia, la Naturaleza y la Vida lo demuestran continuamente. Cualquiera ¿tú también? termina siendo la centésima parte de lo que puede ser si se tumba a la bartola en el diverttimento o ignora el valor positivo de la solidaridad. Otra cosa será si has tomado y tomas cada día de tu vida como un paso más hacia una meta que tú mismo te puedes trazar: el perseguir un más ser desde tus íntimas virtualidades: con absoluto realismo, eso sí, pero con una plena conciencia de que los otros, todos los otros, tienen los mismos derechos que tú y son muy capaces de prestar mayor fecundidad a tu esfuerzo.

Y no des estériles patadas al pasado: deja a los muertos que entierren a sus muertos. Corre hacia adelante con los pies bien prendidos al suelo, codo con codo con aquellos que te necesitan y a quienes necesitas. Pero no dejes que se funda tu personalidad en la masa de los que te rodean: Si eres capaz de sacarle el máximo partido a tu circunstancia (las cosas y personas próximas a ti), podrás, cordialmente, asumir el compromiso de apurar al máximo la irrepetible aventura de tu propia vida.

 

2.- SER Y POSEER

Las capacidades del planeta Tierra no son ilimitadas. En consecuencia nadie puede considerarse con derecho exclusivo sobre un ápice de lo que le sobra y necesitan otros. Es algo que, desde muy antiguo, se considera grabado en la Ley Natural.

Claro que es la propia Ley Natural la que dice que el hombre no puede considerarse como tal si no es libre. Es en uso de esa libertad cómo algunos (de cualquier escala social) optan por acaparar y otros (también de cualquier escala social) por compartir.

En las sociedades colectivistas o estatificadas no se ha logrado suprimir el acaparamiento; es, si cabe, más insultante en cuanto su principal punto de apoyo es una tediosa, fría y agobiante burocracia, nacida de una previa, envidiosa y violenta usurpación de derechos

Por contra, en otro tipo de regímenes, el afán de acaparamiento, latente en una buena parte de los hombres, tropieza con el freno de la libertad de los otros; ahí se cuenta con las leyes penales y fiscales que son tanto más positivas cuanto más facilitan el desarrollo de la libre iniciativa de las personas y subsiguiente proyección social de las respectivas capacidades.

En las sociedades industrializadas según las pautas de economía de libre mercado, el encauzamiento de las libertades de iniciativa corre a cargo de los públicos o privados administradores del dinero.

Aquí los capitalistas o administradores de dinero son tan importantes o más que los profesionales de la política: en gran medida, sea directa o indirectamente, asumen la responsabilidad de formular leyes; desde su pedestal tambien marcan pautas de conducta, definen niveles de prestigio social, realzan o destruyen personalidades... Ejercen poder.

El ejercicio del poder mediante el manejo de la herramienta dinero despierta envidia y rivalidades pero, por sí mismo, no es necesariamente negativo. En el tipo de sociedad en que nos movemos es, incluso, necesario en tanto en cuanto constituye uno de los más fuertes hilos con que se teje la red de las relaciones entre unos y otros.

Pero también es cierto que el simple hecho de detentar títulos de propiedad o administrar dinero no enriquece al propio ser, el cual evoluciona hacia más, ya lo hemos dicho, por positivos caminos de Trabajo paciente y solidario con la suerte de sus semejantes.

Los títulos de propiedad no alteran ni pueden alterar la estricta condición humana en su principio y en su fin temporal, en su nacimiento y en su muerte; pero, en cuanto soporte material para el trabajo personal y en función de su utilización, sí que pueden enriquecer o empobrecer el Ser.

El tener o poseer no es, por sí mismo, enemigo del Ser: es un medio o instrumento para desarrollar una labor social positiva o negativa. En el primer caso, entra en armonía con las posibilidades de desarrollo personal; en el segundo caso, actúa como uno de los más enconados enemigos de la propia persona..

Ahí radica la diferencia ética substancial entre acaparar y compartir, entre poseer por poseer y administrar (término más propio) para progresar en el camino hacia la Libertad.

 

3.- UN COMPROMISO VITAL

Ante un cuadro de Holbein representando a Cristo yacente, lívido y con signos de próxima descomposición, la sensibilidad de Dostoievski estalló en rebeldía: si la putrefacción sugerida por el cuadro es prueba de aniquilamiento de la carne, Jesús de Nazareth, pudriéndose, deja de ser Cristo, deja de ser carne, deja de ser hombre... y no puede ser Dios si resultó incapaz de dominar a la muerte ("Si Cristo no resucitó, vana es nuestra Fe", diría San Pablo).

Es conocida la tormentosa crisis espiritual del genial escritor ruso hasta que, en el confinamiento de Siberia y tras la paciente y repetida lectura del Nuevo Testamento, reencontró la genuina Personalidad de Hombre Dios al que necesitaba como asidero y punto de referencia para su trayectoria vital: ve a Cristo muy próximo, pegado a sí mismo, y, al mismo tiempo, infinitamente por encima de todo lo humanamente concebible. Encuentra en El al Ser capaz de dar total sentido a la vida de sus amigos tanto que, cuando le hablan de que todo puede ser un mito, responde: "Si alguien me demostrase que la historia de Cristo no es verdad, me aferraría a la mentira para estar con Cristo".

Son muchos los que, como Dostoievski, descubren la apabullante lógica de perderse en Cristo para lograr la culminación de la propia personalidad.

En la vida terrena, Jesús de Nazareth situó al hombre en su real dimensión; mostró y demostró que el hombre, por vocación natural, no es un acaparador o animal que defiende su "espacio vital" en razón de los límites de su imaginación, al amparo de su fuerza o poder y en lucha continua con sus congéneres; tampoco es el hombre un ser obligado a derrochar las energías de su pensamiento perdiéndose por lo insubstancial o simplemente imaginado.

Según el testimonio de Cristo, tiene el Hombre una vocación a la que consagrar todas sus energías, tiene una historia exclusiva que forjar, una trascendencia que asegurar, una específica función social que cumplir en el espacio y en el tiempo ... Es decir, la trayectoria vital de cada hombre debe resultar un bien social o, para hablar en el lenguaje de los tiempos, un eslabón de progreso.

Por que es Dios, Cristo trajo con El a la Historia bastante más que ese apunte de realismo: desde que Cristo vivió, murió y resucitó, los hombres contamos con la PRESENCIA HISTÓRICA DE LA GRACIA. Es la Gracia una real proyección del favor de Dios, un valioso alimento que desvanece angustias y da energías para mantener con tenacidad una actitud de continua laboriosidad, de fortaleza, de Amor y de Fe.

Por la Presencia Histórica de la Gracia y con el Trabajo Enamorado que nace del COMPROMISO por seguir los pasos de Cristo, se abre el camino a la más fecunda proyección social de las propias facultades.

 

4.- LA GUERRA, EL AMOR Y LA HISTORIA

Nos gusta creer, ya lo hemos dicho, que evoluciona todo lo que responde positivamente a las potencias del Amor: ¿Por ventura, no se aprecia ya un remedo de amor en la partícula más elemental cuando, siguiendo el Plan General de Cosmogénesis "participa" en la formación de una realidad material superior?

Para ello ha necesitado volcar hacia lo otro parte de su energía interior... y sintonizar con la Energía Exterior de la que podría decirse que está permanentemente obsesionada por abrir caminos de más ser a todo lo que opta por la Unión.

No obstante tan ilusionante hipótesis que parte de la creencia de que cuanto existe es una IRRADIACIÓN DE AMOR, son muchos los que, a lo largo de la Historia, han preferido aferrarse al supuesto de que, al principio de todo, está la animosidad o contradicción total.

Entre los de la Antigüedad, el más celebrado de los promotores de esta singular y descorazonadora teoría es Heráclito el Obscuro, que vivió allá por el siglo V antes de J.C.: Defendía el tal Heráclito "que es siempre uno e igual a sí mismo lo vivo y lo muerto, lo despierto y lo dormido, lo joven y lo viejo.... todo se dispersa y se congrega de nuevo, se aproxima y se distancia". Según ello el Futuro es consecuencia de la permanente oposición entre realidades en permanente oposición porque "la guerra es la madre de todas las cosas" según la voluntad de un "dios que es el día y la noche, invierno y verano, guerra y paz, saciedad y hambre, un ser permanentemente cambiante". De ser así no tiene sentido conceder a las cosas ni siquiera un tilde de "energía interior", no cabe la mínima responsabilidad al hombre, no hay sitio para la libertad... y la Energía Exterior se ajusta a las leyes del Capricho.

Pero lo de la guerra como "madre de todas las cosas" cuajó fuerte en un apasionado defensor de Napoleón y a la vez mentor de los progres de su tiempo: Guillermo Federico Hegel que suscribió una particularísima visión de la Dialéctica con su famosa Ley de Contrarios como punto de partida.

Esto de la Ley de Contrarios entusiasmó al tanden Marx-Engels hasta el punto de que toda su producción intelectual, desde el "Manifiesto Comunista" hasta la "Crítica del Programa de Ghota" pasando por "Das Kapital", gira en torno al dogma de que "la historia del Mundo es la historia de la lucha de clases"

Se ha llamado dialéctica a esa forma de entender el desarrollo de las cosas y de los hechos de los hombres.

A nosotros, en cambio, nos resulta infinitamente más razonable el aceptar, CREER, que la partícula más elemental, por su mismísima razón de ser, estaba ya animada por una energía interna capaz de responder a la invitación de la Energía Exterior; la positiva respuesta a tal invitación obedecía y obedece a la universal tendencia a lo más perfecto por caminos de "unión que diferencia" (o personaliza): lo que se une, más que perder su "esencia", sigue siendo lo que era, pero, esta vez, en un escalón superior del ser.

Será unión y complementariedad, no confusión ni, mucho menos, oposición. Lo que es válido en las partículas elementales, lo es en mayor medida en los organismos de más en más complejos: observado en detalle un átomo, se observa que es, en la asociación, en donde toman relevancia las partículas infinitesimales que lo integran; aparecen diferentes y "necesitadas" las unas de las otras hasta componer una realidad con mayor sentido o trascendencia.

Y así hasta un ser capaz de reflexionar sobre su propia reflexión, capaz de vivir la formidable aventura de la libertad.

La natural tendencia a la unión es un fenómeno verificable en las relaciones del Todo con cada una de sus partes y de éstas entre sí, aunque ello sea por imperativo de las leyes físicas y de esa otra suprema ley de la Convergencia Universal.

En el instinto animal puede verse un ejemplo de respuesta individual a eso que llamamos suprema Ley de la Convergencia Universal, a la que parece ajustarse ese Plan General de Cosmogénesis.

Ese instinto no puede llamarse amor: le falta Libertad.

Hasta el Hombre, es de forma involuntaria cómo las distintas realidades materiales participan en lo que, sin rebozo, puede llamarse perfeccionamiento del Universo (lo que otros, simple y llanamente, llaman Evolución).. Es el Hombre el primer ser histórico capaz de, por propia voluntad, acelerar o retrasar ese perfeccionamiento del Universo; lo hace en la medida que desarrolla su capacidad de amor.

Por Amor, obviamente, entendemos la ofrenda voluntaria de lo mejor de uno mismo al Tú (una persona o todo un mundo de personas con Dios en su Centro).

Los grandes trazos de la Historia de los hombres son vivencias de amor o desamor hacia el propio entorno. Lo positivo fue y es siempre un "vuelco de lo personal a lo social", expresión de amor que se alimenta de constancia, disciplina y perenne sentido de que lo Universal prima sobre lo particular: TRABAJO SOLIDARIO como personal eslabón hacia el Progreso.

 

5.- LA TÉCNICA Y EL TÚ

La Técnica no es, como proclamara Spengler, el arte de aplicar la inteligencia a la explotación de Otro. Es, como habría señalado Teilhard, la progresiva acción sobre las cosas por parte de la "Noosfera", ese histórico y ACTIVO caudal de pensamiento, que cada generación aplica a la resolución de sus problemas.

Los grandes descubrimientos, las grandes conquistas de la Ciencia, han sido posibles por sus raices en el pasado: hay todo un cúmulo de postulados, fórmulas, herramientas, teorías, premoniciones... previas al acontecimiento y que han entrado en la formación y motivación del héroe protagonista. Ello ha sido evidente en todas las ramas del humano saber o descubrir, desde los grandes viajes a la complejísima elaboración de un chip.

Es el momento de proclamar que la principal función de algo tan específicamente humano cual es la Técnica, capaz de amaestrar las fuerzas naturales, es la cobertura de las más perentorias necesidades de todas y de cada una de las personas que pueblan el Planeta.

Toda la parafernalia de la Técnica actual es un monumento al sarcasmo si, sirviendo para calmar el hambre y la sed de todos los habitantes inteligentes del planeta, se aplica a fortalecer las históricas desigualdades entre personas y pueblos cuando no a herir sin remedio a la previsora Tierra.

Es evidente que la Tierra y la Técnica dan de sí lo suficiente para que las palmarias e insultantes carencias de la actualidad desaparezcan.

Estoy, pues, obligado a reordenar mis ideas sobre cuanto yo necesito, que no puede ser más de lo que tú necesitas. Desde este punto estoy obligado a reflexionar sobre todo lo que yo, con determinadas facultades y medios "heredados", puedo hacer para que la Tierra y la Técnica evidencien su prodigalidad y la distribución de bienes resulte más equitativa.

Son muchos los que piensan que el camino de la Evolución ha llegado a su cenit. Que las cosas son como son y que estamos en el mejor de los mundos posibles por los siglos de los siglos. Que la Justicia social no depende de mi propia capacidad de entrega, de mi trabajo, de mi voluntad de compartir....

No permitas que caiga en esa trampa: hay mucho por hacer y de ese mucho por hacer hay una parte que depende de mí, hoy muy pequeño en relación con lo grande que puedo ser. ¿No será que yo mismo he de ser promotor de mi propia evolución y que ésta resultará tanto más segura cuanto más me ocupe en resolver tus carencias?

Para resolver tus carencias tengo que potenciar lo personal (he de ser lo que puedo ser) y volcarlo hacia lo social (compartir en lugar de acaparar).

Y resultará que la más segura forma para conquistar sucesivas etapas de mi particular "más-ser" es ser útil a los demás desde la progresiva aplicación de mis facultades personales a la racional explotación de los medios materiales que la historia y mi particular circunstancia han situado bajo mi responsabilidad.

Sea, pues, pobre o rico, grande o pequeño, culto o inculto, blanco o de color... a mi alcance habrá siempre una ocasión y una forma de ser más útil a los demás. Ello hace que mi ser y mi capacidad de acción, por muy pequeños que sean, resulten un punto más de apoyo a la prosperidad y armonía universal. Tanto mejor si mi voluntad sintoniza plenamente con los poderosos medios materiales del momento

 

6.- TODO EN TODOS

Nada ni nadie ha demostrado que, por virtud de cualquier fuerza extraña a nuestra comprometida voluntad, haya un mundo o futura situación en que se premie el gregarismo.

En nuestra época, estamos de enhorabuena cuando, a la par que asistimos al derrumbe de no pocos mitos ideológicos y a la comprobación de que no es posible progreso alguno sin libertad, observamos una abierta "cristianización" de las más avanzadas conclusiones de la Ciencia.

En la propia Teología se va haciendo sitio a la Metafísica de la Unión en detrimento de la tradicional Metafísica del Ser, considerablemente, menos progresista.

Gracias a esta evidente "puesta al día", se acepta que el "ser participado" no es un simple convidado de piedra al divino festín de la Creación: por gracia y virtud del amor con que ha sido distinguido desde la primerísima etapa de su Génesis (en forma de polvo cósmico, tal vez) el hombre es co-realizador de esa sublime Obra. Bástale con que aplique sus personales energías a apagar el hambre, la sed, el frío... de los que más lo necesitan.

Al espíritu generoso podrá ya sacudirle el escalofrío de un nuevo sentimiento: se ve a sí mismo como un importante ser que ha sido amado desde toda la eternidad y que, revestido de la libre facultad de responder a ese amor, ve abierto y avanza por un camino de inimaginable plenitud: por la generosa aplicación a la tarea diaria de sus personalísimas facultades, será libre y consciente hacedor de una historia cuya orientación progresista es, en parte, su propia responsabilidad.

Pero no está solo: porque en Belén, desde la propia condición humana, el Creador del Universo se asoció en libertad a todos sus hermanos, los hombres y mujeres que, a partir de entonces, habrían de poblar el Mundo.

De esa asociación en libertad se alimenta la más realista manera de amorizar la Tierra: Ciencia, Trabajo y Fe, factores de una ilusionante y muy positiva forma de Amar, de crear el soporte comunitario de que precisa la progresiva eliminación de servidumbres e injusticias. Todo ello superando mil ocasiones para el desaliento porque... no nos engañemos, falta mucho camino por recorrer.

Pero, entretanto, contamos con una clara Luz para descubrir y seguir el Camino. Es mucha la tarea y débiles son nuestras fuerzas; pero ahí está la Gracia de nuestro Dios, que es, tambien, nuestro Hermano Mayor. Con el caudal de su Gracia encontramos energía suficiente para, en correspondencia a los derechos de todos nuestros semejantes, culminar la labor de cada día.

Es así cómo el día a día nos brinda múltiples ocasiones para forjar el propio ser en estrecha sintonía con la Realidad.

 

7.-LA LEY NATURAL DEL TRABAJO

Paralela a la historia de la Tierra, se acusa el efecto de una voluntad empeñada en que los hijos de la misma Tierra aprendan a valerse por sí mismos en un irreversible camino de autorrealización (de progresivo caminar hacia el poder ser o de libre participación en la Obra de la Creación.

Los científicos modernos dicen que tal proceso de autorrealización se hace ya evidente en los estadios de pura química en la ocasión de tal particular y "constructiva" reacción entre éste y aquel otro elemento. El carácter del proceso se hace más notorio en la tendencia que a cumplir un preciso destino manifiestan los seres vivos, ya protagonistas de una fantástica y coherente intercomunicación planetaria.

Los mismos científicos apuntan la posibilidad de una ruptura de esa intercomunicación cuando, a caballo de la imparable evolución, aparece un ser capaz de romper algunos de los esquemas por que se rige el desarrollo de la madre Tierra.

Hasta ese momento, los hijos de la Tierra (animales y plantas) eran lo que tenían que ser en razón de una evidente afinidad solidaria: unos para otros y todos como elementos de un complejo organismo que vive y se desarrolla bajo el imperativo de superarse cada día a sí mismo. Y resultó que el Hombre constituyó una especie animal capaz tanto de acelerar la mecánica de progresiva evolución como de, en descabellada regresión, proceder contra natura. Abriendo baches de degradación de su especie, en línea de infra-animalidad, el hombre ha matado y mata por matar, come sin hambre, derrocha porque sí, acapara con desatinada esperanza de crecerse en los despojos, destruye al hilo de un capricho, envilece a su propio instinto...

Pero, también, es el hombre capaz de mirar más allá de su inmediata circunstancia; es capaz de prever las consecuencias de sus propios actos, de embridar al instinto, de elaborar proyectos para una mejor aplicación de sus propias energías..; es capaz de amaestrar a algunas de las propias fuerzas naturales, es capaz de sintonizar con los más nobles pensamientos de sus semejantes, de dominar a cualquier otro animal, de sacrificarse por un semejante, de extraer consecuencias de la propia y de la ajena experiencia, de educar a sus manos para que se conviertan en el cerebro de la herramienta...

Por sus particularidades, el Hombre es el único animal capaz de responder libre y constructivamente, al desafío que lanza a sus hijos la madre Tierra.

Por que así entraba en los objetivos de la Creación, los más evolucionados de los hijos de la Tierra nacieron con la particularidad de gustar las hieles y las mieles de la libertad. Eran reyes con capacidad de destruir o construir; eran invitados al festín de la Creación sin otras galas que sus facultades personales, sea para promocionar la fecundidad de la tierra, para descubrir los secretos y virtualidades de las cosas o para organizar cualquier núcleo de vida social.

Y sucede que la Tierra, gracias al Hombre, cobra una nueva dimensión: cuenta con un semejante al Creador, con alguien que pueda co-laborar con el propio Creador en algo que ella "siente" necesario: su propia AMORIZACION o natural ejercicio de madre providente.

Es el Trabajo, llamada o imposición de la naturaleza a los seres inteligentes, el medio por el cual el Hombre descubre a su igual y le muestra su amor. El producto del Trabajo es el sello del Hombre sobre la Tierra.

 

8.- "HOMO FABER", REY DEL UNIVERSO

Hemos aceptado como palmaria Realidad que las cosas de este mundo habrían existido y podrían seguir existiendo sin que el hombre hubiera hecho acto de presencia. Lo contrario, tambien lo hemos apuntado, es una aberración del subjetivismo idealista cuya más destacada sistematización se inicia con el pretencioso "Cogito" cartesiano.

Pero también es cierto que la Tierra no sería la misma sin la presencia del Hombre: es tanto más pródiga o más tiránica cuanto más o menos el hombre aplica su innata libertad a discurrir sobre la propia utilidad social y, consecuentemente, aplica sus facultades personales a desarrollar tal o cual tarea que requiere el bien de sus semejantes. Ello nos invita a reconocer que la Tierra es tal cual para que el hombre desarrolle su capacidad de Trabajo Solidario, es decir, de Amor proyectado hacia las cosas útiles para el prójimo.

Eso mismo nos enseñanza la Historia. Por ella vemos que es incontrovertible el hecho del Progreso hacia mayor libertad y bienestar, a pesar mismo del afán de acaparamiento de unos pocos que entorpecen el camino hacia un más rápido y equitativo reparto de bienes y oportunidades.

Obviamente, ese camino estará entorpecido con más o menos profundos baches y será tanto más lento cuanto menor libertad responsabilizante rija las relaciones entre personas y pueblos. Esa libertad responsabilizante, lo sabemos bien, nace y se alimenta de un reflexivo entronque con la Realidad en todas sus dimensiones.

Por otra parte, no se puede decir que esté definitivamente descartado el peligro de una dramática regresión que azotaría también a cuantos ahora se tienen por privilegiados. Sabemos que algo así ha sucedido, repetidas veces, en el Pasado: recordemos, sino, el ejemplo de civilizaciones al estilo de la maya, egipcia, griega, romana o, más cerca de nosotros, hitleriana o soviética. La tragedia de la "ciudad alegre y confiada" puede repetirse una y otra vez...

Ello cuando nunca, como ahora, se vislumbra la viabilidad de solución a los grandes problemas, ello cuando se ven tan al alcance de la mano los medios para resolver las carencias más acuciantes: sea para erradicar enfermedades endémicas en ciertas latitudes, para colonizar una buena parte del litoral marítimo, fecundizar amplias superficies de desierto o multiplicar por diez la producción ganadera...

¿Por qué no se hace? Simplemente, por la escasez de libertad responsabilizante y, tambien, por la fuerza e inercia de bloques de intereses históricamente consolidados. Por tales bloques de intereses se mantienen al pairo cuando no castradas las voluntades que habrían de poner en marcha la nave de una elemental equidad.

El propio interés económico se encuentra negativamente afectado por tal actitud: ya es demostrable que los medios de producción, que constituyen el alma de las empresas modernas, han de mantenerse al pleno de su actividad si no se quiere que resulte catastrófica la previa inversión. Otro tanto sucede con las entidades nacionales, cuya infraestructura, producto de mucho dinero y de muchos años de esfuerzo, precisa estar empeñada en nuevas y más amplias proyecciones. Esta es una lección que, por el interés, aunque fugaz, fácil e inmediato olvidan tanto los gerifaltes del Banco Mundial como los líderes de la sociedad momentáneamente opulenta.

Demostrado está que, a medio plazo, una sociedad se condena a sí misma si frena o estrangula sus posibilidades de expansión. Son posibilidades de expansión a desarrollar ¿quién lo duda? allí donde sea posible, es decir, en cualquier lugar del mundo en que vivan potenciales consumidores o clientes. Mal negocio es, pues, cortar vuelos a la máquina productiva.

Otra cosa es que, al amparo de la más progresiva ciencia, proyectos y voluntades se orienten hacia donde las carencias resulten más evidentes. Se abren así nuevos campos en que desarrollar las conquistas del Trabajo y de la Técnica, lo que, sin duda, pronto arrastrará motivantes beneficios para inversores y protagonistas. Para que se multipliquen en la medida de lo necesario tales soluciones bueno será que cuantos tienen poder para ello se apliquen a establecer las bases de una mayor "sincronización" (acuerdo en el tiempo y en el espacio) entre las virtualidades de la Tierra y la capacidad de iniciativa y de acción del Hombre.

La Tierra y su puente con lo Universal, el Hombre. La Tierra madre, despensa y desafío. El Hombre, protagonista del Trabajo solidario y creador y, como tal, padre y usuario de una Técnica al servicio de la Suficiencia.

 

9.- TRABAJADORES Y PARÁSITOS

La "selectiva" promoción de especuladores y mentores del dinero fácil y socialmente estéril favorece ostensiblemente a cuantos "ven venir las cosas" puesto que gozan de "información privilegiada" y están en situación de alterar tal o cual foco de atracción crematística. Obviamente, los recursos de una Nación deben ser encauzados hacia la cobertura de las necesidades de cuantos la integran.

Dicho esto y reconocido que, sin libertad, no es posible una mínima optimización de esos recursos, al Poder Político, administrador de tales recursos y garante que debe ser del ejercicio de esas libertades, compete neutralizar y no promocionar la especulación estéril, el acaparamiento abusivo y el despilfarro (criminal por que, normalmente, se alimenta de ahondar las perentorias necesidades de los más débiles).

No es de recibo el que un Poder Político presente al dinero aventurero como más atrayente en detrimento del dinero eficiente o aplicado a la recolección, transformación y distribución de bienes. A la hora de elaborar presupuestos, legislar, promocionar o establecer sistemas impositivos... debería mostrar claro trato preferente a la función de crear y no a la de acaparar, abusar o destruir.

Cierto que nuestra economía aun vive a la sombra del cínico "ius utendi et abutendi", ahora respaldado por lo que, impropiamente, se considera "determinante entramado mundial de la Economía". Pero un buen previsor y leal administrador cual debe ser el poder político, para reconciliarse con el servicio al bien común, usará de las herramientas que tiene a mano para que, efectivamente, los canales, modos y medios de riqueza (títulos, fábricas, máquinas, infraestructuras, bienes consumibles o no consumibles y dinero) caminen orientados hacia la más social rentabilidad.

El Poder Político cuenta (o puede contar) con el preciso conocimiento de las más perentorias necesidades sociales y tambien con poderosos y puntuales medios de acción: el aparato fiscal, la reglamentación del crédito y el uso de no pocos alicientes para la inversión productiva.

Por ello está en el deber de ingeniárselas para que, por ejemplo, el dinero más rentable sea aquel que se aplique a la efectiva creación de riqueza y, por consiguiente, a la multiplicación de los puestos de trabajo, cuya principal y más directa consecuencia habrá de ser una más equitativa distribución de esos mismos recursos con el consiguiente positivo tirón de toda la economía nacional. Desde esta óptica, es forzoso reconocer que no merece el aprobado un político que, desde el poder, poco o nada hace por promover el desarrollo y subsiguiente proyección social del llamado Producto Interior Bruto.

Claro que de ese político poco se puede esperar si ese factor de acaparamiento e inflación que es el gasto público improductivo, más que ser reducido a su mínima expresión, se agiganta hasta alcanzar monstruosas dimensiones.

Ese tal político, para cubrir sus torpezas de mal administrador, suele acudir a lo que se llama emisión de deuda pública, recurso positivo cuando se aplica a la creación y mejoras de infraestructuras, fluidez del crédito, educación e investigación, promoción de empleo... pero malévola trampa cuando su único objeto es cubrir la pervivencia e incremento de una costosísima y estéril burocracia. La austeridad, transparencia y utilidad social del gasto público es elemental exigencia que los electores deben recabar de los elegidos, tarea harto dificultosa si estos mismos elegidos sufren de la borrachera de poder que imparte el Primer Gestor.

También es exigencia del Bien Común y directa responsabilidad del Primer Gestor que vividores, aventureros y especuladores tropiecen con serias dificultades para cometer impunemente sus acostumbradas tropelías.

 

10.- ¿ES POSIBLE LA DEMOCRATIZACIÓN INDUSTRIAL?

En la moderna Sociología Industrial se acepta como contundentemente demostrado que una racional Organización requiere el desarrollo de lo que se llama democratización industrial.

Esta democratización industrial ha de ser compatible con la autoridad que requiere la puntual toma de decisiones en virtud de las variadas situaciones; son decisiones precisas y comprometedoras que, por lo tanto, han de ser asumidas con responsabilidad personal. Podría decirse que el propósito de avanzar hacia la democratización industrial, más que minimizar, pone de relieve la existencia de una autoridad que vele por el continuo encauzamiento de la realidad empresarial hacia la cobertura de los objetivos comunes. Entre esas dos aguas, de libertad y de autoridad, ha de moverse la dirección.

Al respecto, se dice que la Dirección, más que una técnica, es un arte. Efectivamente, el buen Director muestra e invita, pero también, corrige y ha de hacerlo puntual y firmemente. Según ello la eventual democracia industrial se apoya más en la personal sensación de que la responsabilidad se nutre más en un íntimo saboreo de la libertad de opción en cada peculiar esfera de actividad que de largos y tediosos debates sobre ese yo opino tan corriente en los foros políticos. El Director, pues, además de "arriesgarse" a tomar decisiones que a nadie más que a él comprometen, ha de velar por el trabajo en libertad de sus subordinados; esto del trabajo en libertad podrá, pues, ser el objetivo que se marque la llamada democracia industrial animada, repetimos, por el Empresario o Director.

Este tal tiene andada la mitad del camino si cuenta con la adecuada Organización o soporte en que se han de mover hombres y medios hacia la cobertura de los objetivos propuestos.

Si lo de la Dirección tiene mucho de arte (eso que se llama el oportuno uso de la mano izquierda) la Organización es, fundamentalmente, técnica. Es técnica no solamente por usar positivos medios de acción sino también por que se apoya en los determinantes del comportamiento humano y del más eficaz funcionamiento de los elementos materiales (entorno, dinero, máquinas y herramientas).

Los excesos y exageraciones de lo que se llamó Organización Científica del Trabajo o Taylorismo, que trataba al hombre como el apéndice de una máquina, despertaron una contundente réplica que condujo a la revalorización del Factor Humano y consecuente serio interés por desarrollar las relaciones humanas en todo el ámbito de la Organización. Se prodigaron las investigaciones y estudios sobre la Organización y la Dirección hasta concluir en la inequívoca deducción de que, en todos los esquemas organizativos y en la regular línea de acción de los directivos, cabe aplicar muy precisas normas científicas capaces de optimizar las relaciones industriales hasta convertir a la Empresa en una Comunidad de Trabajo progresivamente rentable e igualitaria porque es plenamente productiva.

Tales normas científicas que habrán de presidir, día a día, la actividad empresarial no es un lujo privativo de las grandes empresas. Podría decirse, incluso, que es una necesidad tanto más acuciante cuanto más modestos son los recursos con que una empresa ha de encarar su futuro. Por supuesto que ello implica una bien definida política de planificación, acción y control, cuyas coordenadas básicas habrán de constituir el ABC de las preocupaciones del empresario. Expresión gráfica de una elemental Organización es el Organigrama, esquema fundamental que ha de ilustrar tanto el marco de las decisiones como los diversos canales de comunicación de una Empresa.

El Organigrama es considerado la estructura ósea de la Empresa y, como tal, ha de ser proporcionado y capaz de facilitar los flujos y reflujos de movimientos y decisiones, al estilo de un organismo vivo y dinámico. Partiendo del principio de que no hay jefe que pueda controlar a más de seis subordinados ni subordinado que pueda aguantar a más de un jefe directo, resulta monstruoso lo que se llama Ego grama que implica una red de "relaciones radiales" desde el "jefe" hasta cualquiera de los estamentos sin otras intermediaciones que las ocasionales de cualquier "cortesano" o las puramente "técnicas".

Es, por el contrario, motivante un Organigrama que exprese y presida las relaciones mutuas en línea piramidal sin sobresaturación de autoridad, con pública y respetada claridad en la delegación y sin "interferencias marginales".

En una empresa de esas características sí que es posible la libertad en sintonía con unos bien precisados objetivos: los niveles de responsabilidad han de compenetrarse, lo que significa que todos los integrantes del equipo empresarial "están obligados" a una democrática comunicación en todas las direcciones, siempre, claro está, en base al "sagrado respeto" a los números, a su vez, garantes, de la viabilidad futura y, por lo tanto, de nuevas oportunidades para cuantos ven en el Trabajo la más segura vía de realización personal.

Todo ello, de hacerse realidad, es un ataque frontal a los presupuestos y vivencias del colectivismo marxista, dormidera que sigue con evidente efectividad.

 

11.- EL DINERO COMO HERRAMIENTA

Sientes necesidad de ir a algún sitio con un dinero que te han dejado tus padres a Plazo Fijo. No te acaba de llenar lo de ese X % y, muy probablemente, ni siquiera un hipotético 2X %. Para ti el dinero es hacer cosas: es PODER.

En tu equipaje entran también las ideas innovadoras. Tales ideas han de ser muy claras y aplicables a una evidente demanda del Mercado. El dinero (o el Crédito) ha de ser suficiente hasta tanto las ideas no se "materialicen" en mercancías capaces de proporcionarte algo más que la autosuficiencia. Esa materialización de las ideas ha requerido el soporte de una infraestructura: locales, organización, red comercial, producto...

La meta es lo que se llama objeto social de la empresa, algo destinado a cubrir una parcela de las necesidades o apetencias de tu entorno: debe sintonizar con una inequívoca aspiración tuya e ir respaldada por lo que se llama viabilidad económico financiera.

Son los compañeros de viaje, el factor humano, lo más importante con que cuentas. Todo lo demás, debes reconocerlo, son medios o instrumentos. El factor humano debe ser reconocido por ti algo en paralelo con tu propia realización personal y, por lo mismo, condición primordial de tu éxito. El factor humano no es, pues, un medio sino un fin.

El factor humano es variopinto, inestable y complejo; pero es también susceptible de certera motivación. En gran parte, depende de ti su grado de colaboración. Sin duda que tus empleados te obedecerán puesto que eres tú el que firma los cheques; pero ¿estás seguro de que sintonizan con tus proyectos, de que hacen suyos los objetivos de tu empresa? Esto de la plena integración de tu gente, más que como el principal problema, tómatelo como un apasionante desafío.

Si tienes las ideas claras, un proyecto que responde a una necesidad social, una capital que facilite el despegue y has acertado a despertar la voluntad de colaboración en tus compañeros de viaje, estás ya en el camino del Éxito, Deberás, eso sí, ejercer el arte de dirigir, aplicar las técnicas de la Organización, mantener los gastos en su justa proporción y acertar a sacarle partido a las modernas herramientas de gestión: Podrás promover y desarrollar una Comunidad de Trabajo, la Empresa como importante unidad social compuesta de materia gris, brazos, dinero y herramientas.

Claro que cabe que pienses otra cosa: ¿qué sé yo? que la Empresa es algo así como una generosísima vaca lechera con sus ubres siempre dispuestas o una escalera por donde tú, solito, puedes alcanzar la luna... Desde esas imaginadas cimas ¿serás capaz de pensar que puedes hacer lo que te venga en gana con las posibilidades de la obra que administras (lo que llamas "mi empresa"), que el manejo del dinero te coloca en una privilegiada posición para jugar a rey Midas o que el mejor obrero es un mono amaestrado? Cuidado, Taylor no lo quiso reconocer; pero te aseguro que un mono amaestrado sale carísimo. Y, a nada que discurras, habrás de compadecer al pobre rey Midas que murió por hambre.

Como la de cualquier otro hombre, la principal obligación de un empresario es la de ser realista; obviamente, la primera realidad con que tropiezas eres tú mismo: lo de quien eres, qué puedes y hacia dónde vas está y estará siempre pegado a ti. No puedes pensar, como aquel famoso Hegel, eso tan bobo de que "si la realidad no es como yo pienso, es problema de la Realidad".

Para muchos empresarios eso tan bobo de que la realidad ha de ser estrictamente como yo pienso no es tan raro como, a primera vista, pudiera parecer: son muchos los hombres de negocio que niegan lo que no quieren ver, que se hacen particulares ideas sobre la organización, las relaciones humanas o el poder del dinero... Por favor, querido amigo, ése no puede ser tu caso: esfuérzate en encuadrar todo lo que te rodea en una estricta realidad en que, por supuesto que sí, hay cosas que tienen infinitamente más valor que el dinero o, lo que es igual, esa cosa a la que se llama ciego materialismo, tan progresivamente desprestigiado por la Realidad. Tu Realidad y la Realidad de los otros. Mucho tienes que ver con la realidad de los otros, voluntades o variadísimas fuerzas en perenne flujo y reflujo. Seres libres con ansia de saber por dónde y hacia dónde van.

En lo que toca a la relación con sus compañeros de Trabajo o al tratamiento de lo que realmente constituye la base sólida de una Empresa son muchos los empresarios que se dejan conquistar por la clásica tentación del Aprendiz de Brujo y, como no puede ser por menos, caen en la trampa del pedante y atrevido muchacho: terminan siendo juguetes de lo que no han acertado a encuadrar en los objetivos de su Empresa.

Te lo digo a ti, empresario pegado al pie del cañón, no simple especulador o rentista. Eres genuino empresario en tanto en cuanto estás en la Empresa con un dinero (no te pregunto de dónde viene) y con tu saber dirigir y hacer. Eres un trabajador, no puedes negarlo, y tu Empresa, ya lo dije al principio, es una Comunidad de Trabajo.

No es empresario, lo sabes bien, todo el que tiene dinero y, entre muchas de las cosas que puede hacer, opta por montar una empresa de cuya trayectoria se siente simple espectador con la mano puesta en el grifo de se chequera para cerrarla o abrirla en función de su capricho o de cualquiera nueva tentación del Mercado.

Genuinamente, Empresario es la persona que aplica un dinero y todo su saber hacer a un proyecto concreto, la Empresa. Este nuestro empresario ignora o no quiere saber que, en circunstancias equis, los bonos del Estado, cualquier toma y daca ocasional o el "dolcce farniente" de flotar sobre las mil favorables corrientes del dinero centrípeto y fácil... son más propicios a su patrimonio que el ilusionante riesgo de una Empresa.

El capitalista no-empresario cultiva su propia escala de valores, entre los cuales no cuenta el trabajo disciplinado ni la obsesiva preocupación por personalizarse en el seguimiento de un proyecto a largo plazo. Es, por demás, un "mass-media" que ni siquiera acierta a sacarle buen jugo a su dinero, esa creación histórico social (Trabajo cristalizado, que diría Carlos Marx).

El dinero sirve para bastante más que para apabullar a los otros o para proporcionar lo que se llaman placeres materiales: sirve para facilitar una de las más acuciantes exigencias de la condición humana, la exigencia de perseguir una parte de felicidad, esa misma que gira en torno a una muy realista convicción: para ser medianamente feliz debo "mascar" la utilidad social de mi propia vida y de sus raices con la Realidad. Pobre del adinerado que así no lo comprende: está condenado a la definitiva mediocridad hasta ser sorprendido por una muerte en radical soledad

Nuestro Empresario, por el contrario, es un ser para quien cuentan los demás; por que ama la vida, simpatiza con su entorno; porque no está muy seguro de merecer esa parcela de poder que da el dinero, lo utiliza como una herramienta, lo que le convierte en un trabajador más con reconocidos derechos por parte de los otros trabajadores.

Como trabajador consciente del valor y certera aplicación de su herramienta, el empresario está obligado a vigilar su cuenta de explotación: no será, pues, buen empresario quien carece de preocupación por un beneficio que no se ha de confundir, ni mucho menos, con el simple interés: el beneficio es una necesidad funcional de la empresa y el fertilizante de un futuro sin sorpresas traumáticas.

Los otros trabajadores, tus compañeros, ponen en juego diversas cosas: su tiempo, su experiencia, su fantasía, su capacidad de reflexión, sus piernas y sus brazos... valores muy entrañables suyos y que a ti te interesa resulten lo más fecundos posible: de esa fecundidad, ni más ni menos, depende el éxito de tu Empresa.

Estudia, pues, la realidad de tus compañeros y pégate a ella: te aseguro que todos y cada uno de ellos son personas y son distintos, pero todos con un particular resorte que tú no tendrás más remedio que pulsar para que, en la justa medida, sintonicen con los objetivos de tu Empresa en plan de personas y no como miembros de un rebaño. Unos y otros formaréis un dique contra el materialismo rampante de burgueses y marxistas y, solamente por ello, abriréis nuevos caminos de Libertad.

 

12.- LUCES Y SOMBRAS DE LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA

En donde, probablemente, se aprecia con más contundencia el gigantesco paso que, en muy pocos años, ha dado la ciencia aplicada es en la informática al uso de nuestra generación. Aunque recién llegado, ya insustituible soporte físico de la viabilidad de un sinnúmero de actividades humanas es el Ordenador o Computadora.

Es la más sofisticada, la más poderosa, la más limpia y la más barata de las herramientas que ha inventado el Hombre. Aunque, vulgarmente, se le llama ordenador no es, propiamente, alguien o algo que ordena: por sí mismo ni tiene conciencia ni tiene sentido de la proporción y, ni mucho menos, voluntad: mal puede, pues, ordenar. Está bien repetirlo: no es, ni más ni menos, que una herramienta al servicio del que la usa.

Pura física, el PC ó Tableta no encierra ningún misterio: apoyado en las sorprendentes propiedades de los semiconductores, eso que se llama el "hardware" (lo físico, eléctrico, electrónico y mecánico) es una muestra de la rápida evolución de la tecnología que, en no más de treinta años, ha abaratado costos e incrementado prestaciones hasta lo indecible. Paralelo ha sido el progreso en lo que se llama "software", o conjunto de órdenes y códigos (programas) que empujan, canalizan, depuran y optimizan la información en la medida de nuestras necesidades: ejemplo claro de ello son programas standard de contabilidad de sencillísimo manejo, procesadores de texto o los llamados "paquetes integrados", ideados de tal forma que, con un mínimo de estudio, facilitan al propio usuario la elaboración de programas a la medida.

Los números son el "esencial modo de acción" del Ordenador tanto que el punto de partida de cualquier grafismo es un número; exagerando un poco, podría decirse que el principio metafísico de la computadora es el ser o no ser (el pasa o no pasa que se veía tan claro en la vieja y entrañable tarjeta perforada) reflejado en la simbología del 0 y el 1, componentes del llamado sistema binario: ¿fue una premonición de la computadora lo que dictó a Pitágoras la peregrina afirmación de que los números son la esencia de todas las cosas?

Poniéndonos más a ras del suelo, hemos de concederle a la máquina informática la virtualidad de agilizar y simplificar hasta lo inimaginable cualquier cálculo, algo tan útil para establecer previsiones, medir resultados, corregir desviaciones, establecer sistemas proporcionales de remuneración.... para, en una palabra, dirigir y ello a la medida de cualquier actividad de las usuales en el mundo moderno

Por ejemplo, elaborar un Presupuesto y establecer un subsiguiente Control Presupuestario, era un lujo inasequible a la pequeña o, incluso, mediana empresa por no hablar de cualquier trabajador autónomo que cultiva una huerta y vende sus productos en el Mercado o dirige un pequeño taller; hoy, con una mínima preparación, algo así está al alcance de cualquiera, tanto que no existe razón alguna para que no lo adopten en conveniente sintonía con lo que se llaman las Redes Sociales.

La Máquina Informática no es inteligente (soberbia tontería eso de la inteligencia artificial); pero en sus miscroscópicos recovecos pueden encontrarse y de hecho se encuentran infinitas pruebas de la inteligencia del hombre quien, en definitiva, puede y debe apoyarse en el artilugio con lo voluntad de tenerle siempre en su "terreno".

Si ya se hace impensable el ejercicio de cualquier profesión liberal (e, incluso, artesanal) sin el uso de un PC o Computadora, en donde se acusa su absoluta necesidad es en el ámbito de la Empresa, de la Educación o de cualquier servicio administrativo. Aquí el campo de las prestaciones es, prácticamente, ilimitado.

Ha sido tan rápida la evolución (galopante revolución, podría ser considerada) que, diríase, a todos nos ha cogido desprevenidos. En la práctica, son mayoría los potenciales beneficiarios que, pegados a la anquilosada rutina, no aciertan a subirse al tren o, en el mejor de los casos y a duras penas, encuentran un humilde rincón en el vagón de cola.

Por contra, otros muchos (incluidos los estudiosos de la Informática)se sumen en el vértigo de tan enormes posibilidades hasta que, incapaces de digerirlas ordenada y disciplinadamente, sufren el desbordamiento de su capacidad de asimilación. La consecuencia es o tirar la toalla o estancarse en el diverttimento, que para eso también sirve la Informática. Unos y otros, por muy distintos caminos, incurren en pobreza de uso de tan poderosa herramienta..

Para sacarle buen partido a esa vertiginosa revolución en los sistemas y modos de información y gestión se impone una postura de equilibrado interés, desde tu peculiar circunstancia. Como primera medida y en certero análisis de tus actividades y proyectos, habrás de hacer una serena clasificación de tus carencias, dar un repaso a las posibilidades de tu equipo informático, interesarte por el Software o colección de programas a tu alcance y... enfrentar con optimismo un futuro en el cual una buena parte de las tediosas actividades humanas pueden ser desarrolladas por esas máquinas hoy ya al alcance de cualquiera y capaces de "erigirse en cerebro" de cualquier ingenio mecánico.

En paralelo, se han desarrollado máquinas, "brazos mecánicos" y "sensores" capaces de sustituir a los sentidos y desarrollar más rápida y eficazmente una amplia serie de duros trabajos desde mover montañas hasta dirigir un pequeño artilugio hasta millones de kilómetros: gracias al conjunto de fuerza y precisión, se pueden desalinizar las aguas del mar, administrar las lluvias, robar energía eléctrica al aire, regular calor y humedad en los invernaderos, incrementar a voluntad la producción de carne o pescado...

Son posibles realidades al servicio de la iniciativa de los más emprendedores y generosos. En este punto es de justicia recordar a Aristóteles para quien "el trabajo servil seguirá existiendo hasta que las lanzaderas y los plectros se muevan por sí solas". Ha llegado esa ocasión: son inimaginadas cotas de libertad en el desarrollo del trabajo diario; son nuevas posibilidades de acortar distancias entre las distintas formas de trabajo, entre las diversas situaciones de los hombres y también entre los mundos.

 

13.- EL DESAFÍO DE LOS NUEVOS CAMPOS DE EXPANSIÓN ECONÓMICA

En la economía de los países desarrollados, se echan en falta dos muy asequibles canales de expansión: El primero a partir de la reorientación de los recursos disponibles y potenciales en línea con la actualidad tecnológica; el segundo en base a una muy posible "marshallización" del ámbito comercial: Aplicar las fantásticas virtualidades de los semiconductores a la promoción de las Tecnologías Intermedias (de fácil y económica aplicación a la pequeña industria, a la agricultura, a la ganadería, a las piscifactorías, a los servicios) e iniciar con los países "en vías de desarrollo" una innovadora política comercial con objetivos a medio y largo plazo. (¿Qué habría sido de la moderna economía americana sin aquel "Plan Marshall", al que los más timoratos (o, groseramente, egoístas) tildaron de arriesgado y que, de hecho, se reveló como oportunísimo para promotores y beneficiarios, estos últimos totalmente arruinados por una devastadora guerra?).

Tras el estrepitoso fracaso que representa el estrangulamiento del consumo primario y subsiguiente productividad (responsabilidad muy directa para los G7 o Gurús del Mercado) las circunstancias actuales tientan la fecunda iniciativa de países que, como el nuestro, están a medio camino entre la tiranía de los grandes flujos de capital y la economía de la supervivencia. ¿Quién mejor que nosotros para el desarrollo de las energías alternativas, la explotación racional de modernos cultivos o la distribución hacia los activos y potenciales clientes de los cuatro puntos cardinales?

¿Acaso falta imaginación para convertir en "rentables consumidores" a esas cuatro quintas partes de la Humanidad que pasan hambre? ¿Puede alguien poner en duda el tirón que ello representaría para una economía a la altura del desafío de los tiempos?

Una nación como la nuestra, tanto por su estratégica situación y trayectoria histórica como por su capacidad productiva y nivel de desarrollo, puede muy bien servir de puente entre las facilidades que brinda a la Suficiencia la nueva industria y la inmensa multitud de países "en vías de desarrollo", algunos de ellos buenos vecinos con voluntad de entendimiento y otros muchos hermanados por la sangre, la lengua y la cultura.

Por lo mismo, un país industrializado que vele con realismo por su futuro, debe resistirse a entrar en esa trama de antinaturales proteccionismos, cuya positiva viabilidad económica es harto discutible. Sorteando con arte las trabas que opone ese imperialismo de la opulencia y en uso de sus derechos soberanos, debe aplicar su capacidad y entendimiento a lo que demanda una buena parte de la humanidad deshereda, lo que, por feliz reversión que demuestra la experiencia, redundará en beneficio de los españoles.

Nuevas industrias, mayor desarrollo técnico en lo específicamente español, más racionales cultivos (racionales porque se ajustarán al necesario equilibrio entre medios de explotación, recursos naturales y distribución) es lo que parece demandar a gritos nuestra "natural zona de influencia".

Para abrir o consolidar nuevos canales de expansión, los principales responsables de nuestra Economía habrán de huir de probados excesos de papanatismo tanto respecto a teorías más que desprestigiadas por la ley natural y la experiencia como a dictados de los opulentos que continúan apurando al máximo las posibilidades que para el acaparamiento les ha brindado su insolidaria trayectoria histórica. Mayor libertad y viabilidad de éxito ofrece el desarrollo de iniciativas consecuentes con la demanda de otros países menos celosos de sus privilegios.

Por supuesto que, dado el carácter de los grandes grupos de intereses cual el Mercado Común, el libre desarrollo de la iniciativa nacional no implica ruptura alguna de nuestros actuales compromisos internacionales pero sí una continua y extremada cautela ante la posibilidad de que nuestra economía siga la línea que marcan las apetencias de los más poderosos. Es un peligro que saben sortear otras naciones en una situación no tan propicia como la nuestra.

Los condicionamientos del medio económico en que nos desenvolvemos no son tan rígidos que no permitan canalizar lo más significativo de nuestra producción hacia áreas convergentes con las necesidades de los menos favorecidos por el progreso material, lo que, por venturosa ley natural, presenta para nosotros razonables perspectivas de desarrollo en todos los órdenes. El marco del Mercado Común, que aceptan como rígido algunos de nuestros poderosos economistas, no lo es tanto para países como Inglaterra, Francia, Alemania, Dinamarca....

Al menos, esa papanatesca tendencia a la homologación, que tanto preocupa a nuestros gobernantes ¿no debería incluir las estratégicas desviaciones que dicten nuestra conveniencia y la acuciante demanda de tantos millones de potenciales clientes?

 

14.- ANTE EL FRACASADO INVENTO DE NUEVOS VALORES.

Asistimos a una sistemática ridiculizaron de los valores que la libre reflexión considera en radical sintonía con la Realidad y que, con toda evidencia, han acompañado a las más productivas y generosas acciones humanas. Ello significa un gratuito enfrentamiento con la genuina realidad del HOMBRE, ser que, para avanzar hacia su plenitud, necesita la forja en el trabajo solidario y en la sublimación de sus instintos, tarea imposible sin el aliño de una fe en el sentido trascendente de la propia vida. No es una fe prendida en el vacío: su primera referencia está en la propia Naturaleza Humana, su demostración experimental es presentado por la Historia (es infinito el rosario de fracasos de cuantos hombres y sociedades han pretendido edificar algo consistente desde cualquier especie de idealismo irracional), su más contundente aval viene del claro testimonio del propio Hijo de Dios.

La ridiculización de lo que llamamos "sagrados y perennes valores" (la libertad, el trabajo solidario, la generosidad, la conciencia de las propias limitaciones...) se da de bruces con la necesidad de la proyección social de las propias facultades. Mal se puede hacer sin sentido del sacrificio y del carácter positivo de todas y de cada una de las otras vidas humanas. Obviamente, de la complementariedad entre unas y otras actividades y vocaciones, sin freno irracional para su posible desarrollo, se alimenta un Progreso, cuya meta habrá de ser la consecuente conquista de la Tierra. Son muchos los que contrapesan a los valores constructivos algo que podríamos identificar con la añoranza de la selva.

El simple animal aun no ha captado el sentido trascendente ni de la generosidad ni del sacrificio consciente y voluntario en razón del propio progreso... ¿Por qué envidiar su posición, que tal parece significar esa tan cantada añoranza de la selva?

Pero, según parece, la estudiada deshumanización (o animalización) de la vida personal, familiar y comunitaria favorece el adocenamiento general con la consiguiente oportunidad para los avispados comerciantes de voluntades: si yo te convenzo de que es progreso DECIR NO a viejos valores como la libertad responsable o el amor a la vida de los indefensos, el dejarte esclavizar por el pequeño o monstruoso bruto que llevas dentro... si elimino de tu conciencia cualquier idea de trascendencia espiritual... tu capacidad de juicio no irá más allá de lo breve e inmediato; insistiré en que las posibles decepciones no son más que ocasionales baches que jalonan el camino hacia esa abotargante y placentera utopía en que todo está permitido. Para que me consideres un genio y me aceptes como guía, necesito embotar tu razón con inquietudes de simple animal.

Pertinaz propósito de algunas aplaudidas democracias europeas es romper no pocas de las viejas ataduras morales. Para cubrir el hueco acuden a monstruosas falacias que "justifiquen" bárbaros comportamientos. Ideólogos no faltan que "mezclan churras con merinas" y confunden al Progreso con cínicas formas de matar a los que aun no han visto la luz (el aborto) o "ya la han visto demasiado" (la eutanasia o "legal" forma de eliminar a enfermos desahuciados y ancianos). Otra "expresión" de Progreso quiere verse en la ridiculización de la familia estable, del pudor o del sentido trascendente del sexo. Se configura así un nuevo catálogo de "valores" del que puede desprenderse como heroicidad adorar lo intrascendente, incurrir en cualquier exceso animal o saltarse todas las barreras naturales.

Obviamente, la razón se resiste a convalidar tales inhumanas simplificaciones; es cuando los pretendidos ideólogos, con mal disimulada hipocresía, acuden en defensa de lo antinatural esgrimiendo pretendidos derechos de tal o cual parte. Tal hipócrita actitud está en los antípodas del ejercicio de una Libertad Responsable y por lo mismo resulta seguro enemigo de un Progreso a la medida del Hombre.

Insistiendo sobre lo que, en esa línea de aberraciones, resulta más inhumano, habremos de proclamar como sagrado el derecho a la Vida de todo ser humano, incluso no nacido. Al terrible pisotón que se infringe al primer derecho de todo ser concebido dentro de la familia humana se añade un evidente atentado al Bien Común puesto que todos y cada uno de nosotros, por el simple hecho de disponer de razón y de irrepetibles virtualidades, representamos un positivo eslabón para el Progreso.

No hay, pues, ninguna razón para castrar las posibilidades de expansión de la Humanidad, cuyo desarrollo ha encontrado siempre positivo eco en la respuesta de tal o cual virtualidad de nuestro Planeta; solamente el torpe acaparamiento, la inhibición o la mala voluntad de los poderosos (vicios que se alimentan del desprecio a las más elementales gritos de la propia conciencia) es responsable de la destrucción o mal uso de los bienes que la naturaleza brinda a todos los hombres y, también, de la pervivencia de tantas calamidades y de tantas miserias que acosan a nuestra humana sensibilidad.

Sabemos ya que es mentira aquello que predicó Malthus de la progresión aritmética de los recursos naturales en paralelo con la progresión geométrica del incremento de la Población. Sabemos que la Tierra nos reserva aun muy sorprendentes pruebas de su prodigalidad, que una certera aplicación de las herramientas que facilitan el progreso técnico sitúa tal prodigalidad a la medida de las necesidades de toda la Humanidad... ¿En dónde, pues, radica el problema? En un torpe y estéril entendimiento del propio bien.

Ante una breve consideración sobre los condicionantes del progreso económico ininterrumpido, vemos ya como seria amenaza para la supervivencia de las economías más desarrolladas tanto la apática inhibición personal (visceral zanganería) que nace de la ridiculización de los valores que la historia y la experiencia de múltiples auténticos héroes ha mostrado como más positivos, como de la ignorancia de tantas posibilidades de expansión universal para las propias capacidades: ello implica justas contrapartidas que consolidarían nuestra actual posición a la par que una forma de cubrir tantas y tantas carencias de otros hombres.

En los planes de expansión de las economías nacionales debe figurar como prioridad esencial el no contravenir algo que puede entrar en el llamado equilibrio ecológico de que da sobradas pruebas la Naturaleza: según ello es discutible esa teoría tan enraizada en la sociedad de bienestar: se dice que ésta resulta seriamente amenazada sino se ponen cotos artificiales a la expansión de la Natalidad o que pone en conflicto el disfrute de la vida con el número de hijos lo que, evidentemente, se da de bruces con una elemental apreciación de nuestro entorno y, en el mejor de los casos, resulta una solemne majadería.

Habría una razón para el voluntario estrangulamiento de la futura proyección de la pareja (noble y natural consecuencia del amor) si ello facilitara una más placentera vida... ¿Quién puede afirmarlo desde la estricta racionalidad? ¿Por qué, entonces, desde las esferas del Poder, se desarrolla la cultura de la "ideal esterilidad del amor"? ¿Por qué, lo que es aun más grave, se facilita la degradación de las madres invitándolas a la pura y simple eliminación del fruto de sus entrañas?

¿Que esto nada tiene que ver con la Política? Por supuesto que sí. La cabal actitud de un gobernante depende de su escala de valores. Existen valores, repetimos, que la Realidad muestra como imprescindibles al auténtico Progreso y que constituyen un todo compacto de forma que la falta o adulteración de uno de ellos resiente la viabilidad del conjunto.

El desprecio a un derecho elemental facilita el camino al desprecio del resto de los derechos... Si ya el día a día brinda múltiples ocasiones para la ruptura del compromiso con los dictados de la propia conciencia... Ayúdame, señor gobernante, a recorrer más airosamente el camino que me corresponde. No enturbie usted con su verborrea las luces que alimentan mi libertad.

 

 

15.- RESPONSABILIDADES PERSONALES ANTE UNA DEMOCRACIA EN GESTACIÓN

Una mayor utilidad social de personas o asociaciones (empresas de cualquier estilo) depende del medio en que se desenvuelven, es decir, de su "circunstancia". Ello coloca en primer plano a la Política, imprescindible marco para el desarrollo de cualquier actividad humana.

En la reflexión política resulta obligado aceptar a la Democracia como el sistema fuera del cual no parece viable una "homologación" con Occidente. Ciertamente, con todos sus defectos, la Democracia "es el menos malo de todos los sistemas políticos posibles"; claro que hay muy distintas formas de democracia, desde la puramente formal a la "progresivamente responsabilizante".

Parece claro que uno de los enemigos de la democracia es el exceso de "corporativismo" o tendencia a diluir en el grupo la responsabilidad de la persona. Ese fenómeno del corporativismo generalizado apela, normalmente, a lo que se ha llamado y se llama "conciencia colectiva" supuesto que, en ningún caso, resulta de la suma o síntesis de lo más noble de las conciencias individuales: la conciencia colectiva (mejor, opinión pública) es, a lo sumo, un criterio mayoritario ocasional, no necesariamente reflexivo pero sí que abiertamente influenciable por la pertinente acción de los publicistas de turno. Con evidente ligereza, se suele considerar a la opinión pública irrevocable manifestación de esa supuesta "conciencia colectiva".

Al respecto, demostrado está que la "manifiesta opinión" de las personas está influenciada no menos por lo "que piensa que piensan los demás" que por su íntimo criterio. Este indiscutible fenómeno lleva a los analistas a concluir que, en múltiples ocasiones, la "opinión privada " de cada integrante de un grupo social choca frontalmente con la manifiesta "opinión pública" del mismo grupo.

La precedente observación es un simple apunte para situar a nuestra "reflexión política" en su justa dimensión en la intención de formular algunas reservas sobre tópicos y dogmatismos al uso. No es cierto que el voto de la mayoría justifique el ejercicio de un voluntarismo desaforado: en Democracia, los elegidos lo son para ejercer determinada responsabilidad de administración y gracias, simplemente, a que, en determinado momento, suficientes personas los han preferido a otros... ¿razonaron tal preferencia desde un frío y desapasionado análisis o, desde la perezosa tendencia al mimetismo, se dejaron llevar por una corriente nacida de un subterráneo interés respecto al cual el propio votante no tenía (ni, probablemente, tenga nunca) la menor idea? El elegido lo es, fundamentalmente, para servir al elector. Este último no siempre acierta, lo que, en definitiva obliga más que exculpa al elegido interesado en preferir sus subterráneos intereses.

Obviamente, cuando pensamos en Democracia nos referimos a una "democracia de hecho" (se descartan, pues, las oligarquías, las "democracias populares", las del partido único, las fundamentalistas, etc, etc... Deseable consecuencia de una "menos mala democracia" es el control del grupo dominante, corruptible en función del poder que ejerce, por parte de la mayoría de los ciudadanos, a los que el número, en cierta forma, inmuniza de la corrupción: una reserva de agua cuanto más abundante mejor conserva su pureza original, habría dicho Aristóteles. De ello se alimenta una más humana economía, el progreso material y la equidad.

Esa eventualidad, positivo fruto de algunas democracias, parece la mejor vacuna contra la tiranía, el peor de los males sociales y del que, desgraciadamente, no están libres muchas "formales" democracias (recuérdese el no tan lejano caso de la República de Weimar, la cual, "democráticamente", derivó en el fatídico III Reich).

El "preventivo" control por parte de la mayoría de ciudadanos está perennemente amenazado tanto por las técnicas de sugestión de masas, que tan diestramente manejan algunos políticos, como por los rutinarios hábitos de la "ciudad alegre y confiada". En el trasfondo de esa falta de control y consecuente atrofia del Progreso en todos los órdenes caben no pocas responsabilidades, empezando por la responsabilidad de los "tres poderes", complementarios y reguladores, cada uno de los otros dos.

Sus respectivas prerrogativas e independencia, reales y no simplemente nominales, pueden y deben traducirse en eficacia y cauce para la progresiva responsabilización del resto de ciudadanos.

En particular, la responsabilización del Poder Ejecutivo, en deseable dependencia del Poder Parlamentario o legislativo y con "beligerante respeto" a las leyes, cuya salvaguarda descansa en el Poder Judicial, debe centrarse en la administración de las cosas y el respeto a las personas, cuya libertad, dentro de los límites de la Ley, es el más positivo valor de la Sociedad.

Son muchas las tentaciones que, hacia la extralimitación, sufre un poder ejecutivo nacido de un "corporativismo" tan eficazmente servido por las listas cerradas. Claro que, para la tal corporación y sus líderes, las listas cerradas ofrecen la "ventaja" de eternizar posicionamientos y cerrar el camino a nuevos valores.

Por virtud de la matemática de las listas cerradas y de la coincidencia en el ejercicio de las respectivas funciones, el Poder Ejecutivo controla al Parlamento y no al revés: las listas abiertas dan prioridad a las capacidades y no al "aparato"; la coincidencia en el ejercicio de las respectivas funciones favorece la "continuidad" al margen de la eficacia o de la "confianza" otorgada por esa discutible mecánica impartida desde arriba, es decir, desde el posicionamiento de un poderoso "elector" presuntamente elegible.

Sugerimos que el plazo para el ejercicio del poder ejecutivo sea menor que el otorgado por la Constitución al Poder Parlamentario; nunca igual o superior.

Sin duda que tal eventualidad implica un sistema de elección o selección distinto al habitual en las democracias europeas, un tanto anquilosadas por la rutina o el mimetismo. Tambien implica una harto problemática renuncia a los privilegios de que gozan los políticos poderosos en el actual sistema.

A pesar de todas las previsibles dificultades, en aras del desarrollo de la Libertad Responsabilizante, debería abrirse un continuado cauce de reflexión que tradujera en efectiva esa insuperable teoría de los Tres Poderes los cuales, para ser realmente independientes entre sí y complementarios unos de otros, deberían emanar de la "Voluntad Popular" por caminos distintos y, ya en el ejercicio de sus respectivas responsabilidades, contar con un inequívoco Marco Constitucional capaz de neutralizar cualquier exceso de atribuciones.

 

 

16.- EL LASTRE DE UNA VIEJA Y ANQUILOSADA BUROCRACIA

El desorbitado Crecimiento de la Burocracia, que premia y alienta fidelidades, es una realidad demasiado evidente en nuestra Democracia. Cierto que el equipo gobernante debe ser compacto y responder unánimemente a las directrices de un Consejo cuya última palabra debe tener siempre el "Primer Gestor", a su vez y ésa es una irrenunciable exigencia de la Democracia, responsable ante un Parlamento. Por elemental imposición de la necesaria eficacia, ese Primer Gestor debe contar con atribuciones para nombrar a sus colaboradores, quienes, a su vez, podrán designar a los suyos dentro de un esquema con rigurosa precisión de número, funciones y nivel de responsabilidad. Pero digamos que en el segundo nivel se acaba la política para dar paso a la administración de oficio a la que cabe exigir lo mismo que en otro tipo de empresa: competencia, rigor y productividad.

Tal línea de acción habría de extenderse a las distintas administraciones públicas. Sabemos que, por virtud de las contraprestaciones a viejas y nuevas fidelidades, entre nosotros ocurre algo muy distinto: nuestras "designaciones a dedo" han superado cualquier nivel de escándalo tolerable en una Democracia. Si a eso se añaden las "nuevas necesidades administrativas" de las Comunidades Autónomas, ya tenemos el medio millón de personas que han venido a incrementar la plantilla de nuestra Burocracia (justo lo contrario de lo que se planificó en los albores de la "Descentralización Administrativa")

No está fuera de lugar el reparar en que no es solamente su prohibitivo costo el mal que nos deparan esos cientos de miles de innecesarios burócratas de ocasión endosados como una cuña en la vieja Administración Pública: es la parasitaria función que alimentan con privilegios, caprichos y torpezas.

Hasta ahora, los políticos en el Poder no han querido reconocer la fenomenal perogrullada de que el crecimiento del funcionariado acompleja las relaciones entre administrados y administradores a la par que resulta una burla de los poderosos y ya muy asequibles medios de gestión y de tratamiento de la información.

Puede, incluso, llegar a ser un "criminal despilfarro", que, por demás, no satisface a nadie: el propio funcionario debe reconocer que un presupuesto, por generoso que sea, tiene un límite, lo que quiere decir que cuantos más sean a menos tocan: pensemos en la eficacia de la gestión y que ésta sea remunerada pertinentemente (¿a cuánto tocarían de incremento en su sueldo los funcionarios realmente necesarios si, sobre el mismo presupuesto de hace diez años, la plantilla nacional global, más que incrementada en ese millón de nuevos puestos de dudosa necesidad, hubiera sido ajustada a las exigencias de una "Administración Única" y descentralizada en sintonía con las nuevas técnicas de gestión?)

Pero, la "máquina del Estado" sigue creciendo y devorando recursos en proporción inversa a su eficacia con el palmario resultado de un progresivo empobrecimiento de los súbditos y de no pocos burócratas cuyos talentos podrían tener más productiva y gratificante aplicación.

 

17.- ¿SUGESTIVO E IMPRESCINDIBLE PROYECTO DE ACCIÓN EN COMÚN?

Un razonado y realista Programa de Reconstrucción Económica y Moral puede animar el desarrollo de un "proyecto sugestivo de vida en común", "Dogma Nacional", que proclamó Ortega. No estar juntos por que así lo determina la inercia de los tiempos: Estar juntos para hacer juntos algo.

España deja de progresar cuando falla el "director de orquesta" y cada "profesor" pretende destacar según su particular sentido de la armonía. Desentona, claro está, y su afán de exclusivismo o notoriedad no sirve más que para "romper la partitura". La sagrada libertad en el corazón, al principio, durante y al final del proyecto. Y vuelco hacia un más ser no a costa de nadie o en contra de otras personas o pueblos y sí en perfecta sintonía con las exigencias de la Realidad. Aquí cabe una reserva crítica contra los mentores de una Constitución que, de hecho, abrió la espita al tonel de los particularismos regionalistas.

Aun así, es obligado reflexionar sobre las posibilidades de elaborar un sugestivo e imprescindible proyecto de acción en común sin dogmatismos ni desde el Centro ni desde la Periferia

Algo realizable, un proyecto incitador de voluntades "¿Para qué, con qué fin y bajo qué ideas ondeadas como banderas incitantes?". La unión de lo "diverso" ha de hacerse para lanzar la energía española a los cuatro vientos, para inundar el planeta de nuevas ideas y de nuevos modos de cubrir ancestrales necesidades volviendo la mirada atrás para potenciar lo más liberal y generoso, es decir, lo más positivo, de nuestra Historia en común.

La Weltpolitik de los españoles pasa por un "ambicioso afán de personalización" sin atropellos de ningún estilo, con la explotación y puestas a disposición universal las más "constructivas" peculiaridades sin complejos que no vienen al caso y dentro de un claro objetivo unitario: esto último es la pieza fundamental del Proyecto de tal forma que, cuando falla, los buenos propósitos se desvanecen en pura retórica cuando no se traducen en retrógrados particularismos de a cual más perniciosa especie: "La idea de grandes cosas por hacer engendra la unificación nacional", que dijo Ortega y que hoy puede entenderse como un genuino aporte hacia el progreso universal en todas sus dimensiones.

Para dejar atrás las regresiones del acuciante y disgregador materialismo marxista-burgués sí que vendría al caso una relectura de la Historia de España por parte de las desorientadas generaciones de la actualidad. Pero… mucho nos tememos que ello caiga en el terreno de los sueños imposibles. ..

  

 

Conclusión

LA VERDAD QUE NOS HACE LIBRES

"La Verdad os hará libres", dijo San Pablo. Esa es una VERDAD por encima de "mi verdad", de "tu verdad", de la "verdad de tal o cual celebrado maestro". Esa Verdad es la coincidente con la Realidad que a todos nos envuelve.. Las "verdades a la medida de cada uno" serán aceptables en tanto que resulten certero reflejo o directa expresión de la única verdad que nos ayuda a ser de más en más libres..

Desde la vieja "duda metódica" que abrió el camino a la masificación de voluntades (al gregarismo que anula responsabilidades con la droga materialista) se proponía y aun se sigue apuntando: ¿si la verdad no existe y todo lo que me rodea no pasa de un simple sueño?

Pues échate a dormir y olvídate del resto, cabe responder desabridamente. Porque está claro que el soporte de ese sueño no es el sueño mismo: es algo físico que posibilita las "sensaciones" en que, a su vez, se apoya la reflexión. No te pierdas, pues, en divagaciones: al menos, tú estás ahí. Y tú eres bastante más que puro pensamiento o imaginación (la "loca de la casa", que diría Santa Teresa). Sin ayuda de nadie, puesto que te bastan tus directas apreciaciones, sabes que vives y sientes, que dispones de sentidos que abrir a los dictados de la Realidad; sabes también que dentro de ti se albergan otras facultades complementarias de los sentidos: padeces de angustia o gozas de íntimas satisfacciones en que ya poco tienen que ver los sentidos.

Le buscas razón a todo ello. Obviamente, la tal razón debe responder a las exigencias de la Realidad y, cuando sientes hambre de libertad, lo más absurdo que puedes hacer es intentar escapar de la Realidad o, lo que resultaría aun más inconveniente, intentar fijar a la Realidad tus propias normas.

Pierdes el tiempo cuando, en emulación de algún "pensador" de moda, te refugias en la estéril suposición de que es tu pensamiento el padre de la realidad: a la par que ridículamente pretencioso, serás uno más de cuantos han caído en la pelea por defender lo que llaman "determinantes conclusiones de su cerebro".

La suma de mil veces una millonésima no es más que una pequeña parte de la Unidad, la hipotética suma de las coincidencias en el pensamiento de los hombres, tampoco es criterio de Verdad, que, por demás, es anterior y en nada dependiente de la perspectiva de todos los habitantes del Planeta Tierra, mínima porción de Universo.

El espíritu gregario, que tantos y tantos de nuestros compatriotas han heredado y sufren como secuela de la llamada "pasada por la izquierda", está en las antípodas del hombre que se siente HOMBRE porque reflexiona en libertad. Pero este hombre, que reflexiona en libertad, es un necio si, por su exclusivo capricho, se erige en árbitro de la verdad y de la mentira, del bien y del mal, de lo que es y de lo que no es... y, normalmente, termina combatiendo sus angustias desde la coartada y refugio que le proporciona el espíritu gregario del que pretende huir.

Si no lo fue siempre, es ya estéril y vieja la corriente "racionalista", que convertida en subjetivismo idealista o idealismo dogmático, fue y sigue siendo inspiración substancial de la Doctrina Marxista, la única que, actualmente, mantiene algo parecido a la "coherencia ideológica"!.

Recordemos cómo aquello de la "duda metódica" y la perogrullesca y clásica reflexión sobre el "cogito" al calor de la estufa en la pausa de una campaña guerrera, significó la ridícula pretensión de situarse por encima de la Realidad con el único y etéreo bagaje del "yo que piensa". Por la única virtud de tan precaria ayuda, ya era posible volar sin freno por los espacios de lo indemostrable y establecer categóricas conclusiones sin haber rozado siquiera a la Realidad.

Mil y una utopías han sido la razón de ser de tantos y tantos autoproclamados maestros. Algunas de tales utopías cobraron carácter político. Obvio es recordar el resultado: ya sin reparos, podemos reconocer que "la utopía engendra la tiranía y el terror" (Marrou)

En los precedentes capítulos hemos intentado descubrir más seguro camino hacia la ansiada Libertad y, consecuentemente, hacia una mayor Justicia Social. Lo hemos hecho desde las íntimas inquietudes y a través de los dictados de la Fe, de la Historia y de las más recientes y concluyentes aportaciones científicas. Permítasenos un breve y último repaso:

El reencuentro con la Verdad es una natural aspiración del homínido capaz de reflexionar sobre la propia reflexión". El pensamiento o facultad de pensar es un natural resultado de ese fantástico proceso de Creación Evolución que, desde el principio de los tiempos, ha cubierto sucesivas etapas que, cada día con más claridad, la Ciencia muestra magistralmente interrelacionadas y según una complejidad y complementariedad que desecha toda fortuita intervención del Azar.

Con todo el Tiempo por delante y con escrupuloso ajuste a las leyes que rigen la permanencia y perfeccionamiento de lo Grande y de lo Pequeño, toda la Obra del Universo parece responder a una muestra de Amor y a un Propósito de Enamorada Convergencia en la Eterna Plenitud.

Principal objeto de ese Amor es el ser físico que, además de reunir en sí mismo todas las perfecciones de los otros seres anteriores y coetáneos, goza de una exclusiva facultad en el ámbito de lo natural: puede colaborar reflexivamente en la Obra de la Creación Evolución. Puede y lo hará si quiere. Pero habrá de ser en realista uso de su libertad, lo que es tanto como en directa correspondencia al Amor con que es distinguido y que habrá de expresar en el trabajo diario por el bien de sus semejantes.

El para qué vive y piensa la Persona viene avalado por los dictados de la Fe, de la Historia y de las más recientes y concluyentes aportaciones de la Ciencia. Según esos avales, podemos muy bien apuntar que la Persona vive y piensa para hacer el más positivo uso social de su Libertad. .

Trabajar y Compartir son las más fecundas consecuencias de la Libertad, sin la cual carece de sentido ese especial Amor con que el Creador ha distinguido a un ser inteligente y con capacidad para trazar su propio destino.

Por la Libertad, la Persona TRABAJA y COMPARTE y, en definitiva, se hace a sí mismo. En el camino, ha contribuido a la "amorización de la Tierra" (y ¿porqué no del Universo?), tarea gratificante aunque de resultados desiguales, de pausada gestación y de difícil apreciación.

El perfeccionamiento de la vida social en la Tierra (eso que, con el maestro Teilhard, podemos llamar "amorización") ha sido, es y será obra de muchas generaciones. ¿Por qué? Porque hubo un tiempo en que ni siquiera se contaba con un claro patrón de conducta y mucho menos con la efectiva energía que en la Historia representa la Realidad de la Redención y subsiguiente Presencia Viva de Jesucristo en la Historia. Porque, incluso los Héroes de la Acción pueden fallar y, de hecho, fallan "siete veces siete".

A nivel personal, cada uno de nosotros se acerca a la Trascendente Plenitud (amplía las dimensiones de su propio Ser) en la medida que hace una mayor PROYECCIÓN SOCIAL DE SU LIBERTAD, es decir, en la medida que más intensa e incondicionalmente practica el Trabajo Solidario.

Ello nos lleva a tomar como engaño rastrero toda solución fácil que margina al propio esfuerzo y lo fía todo a una pretendida "bondad general", a los providenciales efectos de las "leyes económicas" o al mañana de una drástica revolución. Para aproximarme a LO QUE PUEDO SER y colaborar en lo que se llama un "mejor orden social" claro está que no hay otro camino que el trabajo diario en generosa sintonía con los dictados de la Realidad.

Desde el respeto a la Verdad se hace preciso asumir una específica, personal e ineludible Responsabilidad. Asumir esa Responsabilidad es tanto como desechar el materialismo y el opio de la conciencia colectiva, como vivir en Libertad proyectando las energías personales y administrando disponibilidades ocasionales en la única dirección que, para la vida de un hombre, tiene sentido: el Bien del Otro.

Antonio Fernández Benayas

27/03/2016 – Alcorcón Madrid

 

 

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